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Artículo 2°: La imposición de cargos extra por consumos de gas debe ser aprobado en
Audiencias Públicas que garanticen la participación de consumidores, y el acceso a una
información adecuada y veraz, y la transparencia del proceso decisorio y sean tomados en
cuenta en los resolutorios.
Artículo 3°: Cualquier compensación que surja de la pérdida del valor del tipo de cambio en
el precio del gas ya abonado por las distribuidoras a las productoras, debe,
obligatoriamente, ser tratada en Audiencia Pública Deliberativa con la necesaria presencia
de funcionarios del Poder Ejecutivo Nacional, que deberán precisar el impacto del cargo
extra en el valor total que abona el Usuario Final, determinando una tarifa que deberá ser
justa y razonable, y que no podrá aplicarse a los usuarios de manera retroactiva, sino solo
para los consumos futuros.
Señor Presidente:
La reglamentación del artículo 37 de la Ley 24076 prevé en su inciso quinto que “las
variaciones del precio de adquisición del Gas serán trasladados a la tarifa final al usuario de
tal manera que no produzcan beneficios ni pérdidas al Distribuidor ni al Transportista bajo
el mecanismo, en los plazos y con la periodicidad que se establezca en la correspondiente
habilitación”.
Visto lo expuesto, debemos tener presente que el marco regulatorio pretende que
no se generen desbalances de precios entre las productoras y distribuidoras de gas
debiéndose compensar las diferencias que pudieran ocurrir. Ahora bien, lo cierto es que
siempre esa diferencia lo termina pagando el usuario final de la tarifa que es el consumidor.
No resulta correcto que el Poder Ejecutivo disponga unilateralmente que corresponde
compensar la totalidad de las diferencias, las indexe y se las facture con intereses a los
usuarios finales en 24 meses.
Vale recordar que, con fecha 18 de agosto de 2016, en los autos: "Centro de Estudios
para la Promoción de la Igualdad y la Solidaridad y otros e/ Ministerio de Energía y Minería
s/ amparo colectivo", el máximo tribunal en fallo unánime suspendió la aplicación de un
aumento tarifario de gas considerando principalmente que 1) Para toda modificación de
tarifas o imposición de nuevo cargo resulta necesaria la celebración de una audiencia
pública deliberativa y 2) la tarifa al usuario final debe ser previsible, justa y razonable.
Es importante destacar que en la audiencia pública que se realizó para fijar la tarifa
final de los usuarios para el periodo del 1 de abril al 30 de septiembre de 2018 nadie expuso,
ni siquiera la posibilidad de que la ocurrencia de una tremenda devaluación iba a impactar
directamente en la tarifa final del usuario. Por supuesto que nadie lo contempló, lo calculo
ni mucho menos efectuó un análisis de sensibilidad de esos aumentos en la capacidad de
pago de los usuarios. Es por eso que debe efectuarse una nueva audiencia pública, con la
participación de los funcionarios públicos (Que en la audiencia anterior ni siquiera
participaron) que garantice los principios fundamentales de la audiencia pública que el
citado fallo destaca, como ser:
Lejos de lo que algunos afirman, los criterios rectores fijados por la Corte para tarifas
de servicios públicos esenciales son concretos y para nada en abstracto. El Máximo Tribunal
entiende que servicios públicos son aquellos cuyas prestaciones se consideran vitales e
indispensables para el conjunto de los ciudadanos. Sostuvo que el cambio de política
económica, los cambios en el sistema energético nacional, y a la variación de los precios de
la economía, imponen al Estado una especial prudencia y rigor a la hora de la
determinación de las tarifas y de su transparencia, a fin de asegurar su certeza,
previsibilidad, gradualidad y razonabilidad, es decir una relación directa, real y sustancial
entre los medios empleados y los fines a cumplir, evitando que tales decisiones impongan
restricciones arbitrarias o desproporcionadas a los derechos de los usuarios, y de
resguardar la seguridad jurídica de los ciudadanos. De tal modo, todo reajuste tarifario
debe consagrar el derecho de los usuarios a la protección de sus "intereses económicos”
adoptando el criterio de gradualidad, expresión concreta del principio de razonabilidad. Es
misión del Estado velar por la continuidad, universalidad y accesibilidad de los servicios
públicos, ponderando la realidad económico-social concreta de los afectados por la
decisión tarifaria con especial atención a los sectores más vulnerables, y evitando, de esta
forma, el perjuicio social provocado por la exclusión de numerosos usuarios de dichos
servicios esenciales como consecuencia de una tarifa que, por su elevada cuantía, pudiera
calificarse de "confiscatoria” , en tanto detraiga de manera irrazonable una proporción
excesiva de los ingresos del grupo familiar a considerar. Por lo demás, no debe obviarse
que un cálculo tarifario desmesurado o irrazonable generará altos niveles de incobrabilidad
y terminará afectando al mentado financiamiento y, por vía de consecuencia de este círculo
vicioso, a la calidad y continuidad del servicio.
Por todo lo expuesto, es que solicitamos a nuestros pares que nos acompañen en la
sanción del presente proyecto de ley.