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Dicen que la imagen debe ser tomada lo más correctamente posible, ya desde el momento del

disparo. Parece lógico, ¿verdad? Pero, ¿sabes por qué? Principalmente porque cualquier retoque
posterior que realices después de la toma afectará a la calidad de la imagen que has obtenido. Si
recortas demasiado porque no has compuesto bien la escena, o si necesitas darle mucha más luz
a la imagen porque no expusiste bien o si, al contrario, la imagen tiene demasiada luz… Todos los
retoques que le quieras aplicar a una imagen “incorrecta” de origen, empeorarán tus resultados
en cuanto a nitidez y calidad de imagen.

Básicamente esto sucede porque a esas imágenes les falta información. Es decir, en una imagen
subexpuesta (demasiado oscura) o sobrexpuesta (demasiado clara) el problema principal es que
en esas zonas no se registra bien la información, por lo que cuando intentamos recuperarla a
través del retoque fotográfico, lo que hacemos es inventarla, normalmente con malos resultados
(mucho ruido y falta de nitidez) porque el programa de edición y retoque en cuestión intenta
rellenar esa falta de información con las herramientas de las que dispone. Es por eso que hay
imágenes insalvables en lo que a calidad se refiere.

Paradójicamente, es en las imágenes correctas de origen donde los retoques tienen más sentido
y más aplicación, ya que en estas imágenes el programa no necesita rellenar los huecos con falta
de información, sino que parte de una buena base para trabajar con la información suficiente. Es
en estos casos cuando obtendrás buenos resultados y podrás mejorar tus imágenes sin
prácticamente pérdida de calidad.

Aunque de retoques y posibilidades los hay a cientos, hay algunos muy básicos que pueden
ayudarte a mejorar mucho tus imágenes y que además existen en la mayoría de los programas
de edición.

El contraste es la diferencia o la distancia entre las luces y sombras de una imagen (blancos por
un lado y negros por el otro, pero también en los colores). Cuanto más distantes estén unos de
otros, más contraste decimos que tiene la imagen. La falta de contraste en una imagen pude dar
como resultado una imagen plana o sin interés. Lo ideal es que tu imagen cuente con algo de
contraste de origen. Hay tres formas de conseguir contraste de forma original en la escena en lo
que a tonos se refiere:

 Exponiendo correctamente.
 Buscando escenas con cierto contraste natural; si fotografías algo de un gris monótono tu
imagen será monótona porque ese color no encuentra otro con el que diferenciarse y
potenciarse.
 Colores complementarios (opuestos en el círculo cromático). Son los que más contrastan
de forma natural, y colocarlos juntos genera mucho contraste entre ellos.
El contraste puede hacer que una imagen algo plana, aburrida, o empastada, coja fuerza visual y
es un buen recurso a tener en cuenta a la hora de mejorar una imagen.

A la izquierda la imagen original, a la de la derecha le hemos aumentado el contraste

La saturación se refiere a la pureza del color. Cuanto más saturado esté un tono o color, más
puro, vivo e intenso decimos que es. Por el contrario, cuanto menos saturado esté un color, más
apagado o más tendencia tiene hacia el gris. De hecho, si haces la prueba y ajustas la saturación
hacia la zona negativa llegarías a una imagen basada sólo en grises.

 La saturación también depende de una correcta exposición inicial (si sobreexpones, los
colores vivos se pierden) y de que aquello que quieras fotografiar posea estos colores
vivos de origen.
La saturación es un retoque muy vistoso del que es fácil abusar, intenta mantenerte dentro de
los límites de la realidad, es decir, tu imagen debe parecer real, sobre todo cuando hay rostros
de personas en los que es muy fácil perder el tono característico de la piel y obtener un mal
resultado.
A la izquierda la imagen original, a la de la derecha le hemos aumentado la saturación

Como su nombre indica, añade más luz a la imagen. Sólo que al hacerlo de forma artificial, el
efecto no es el mismo que si corregimos la imagen directamente en la toma. En este caso, se
aclara u oscurece toda la escena, incluyendo todos los tonos que aparecen en la imagen. Eso
significa que los colores pierden contraste e intensidad.
Es por ello que cuando aplicamos este retoque, solemos necesitar reajustar a la vez el contraste
de la escena.

¿Te has fijado en que las fotos que le hiciste a la abuela en su cumpleaños han quedado todas de
color naranja? ¿Te preguntas por qué? Bien, eso es por lo que conocemos como temperatura de
color, que no es más que el color que tienen las diferentes luces. Aunque muchas de ellas puedan
pasarte inadvertidas o parecerte blancas, lo cierto es que a excepción de la luz del flash, que es
blanca, el resto tienen o pueden tener diferentes tonalidades que tiñen la imagen de ese color.
Por ejemplo, las luces de interiores suelen ser luces de tungsteno (las de las lámparas
tradicionales) que tiñen la imagen de colores cálidos anaranjados. En cambio, los fluorescentes
tienen una temperatura de color fría que tiñe la imagen de tonos verdosos.
Con la mayoría de programas de edición puedes corregir estos tonos dominantes o utilizarlos
para añadir calidez o frialdad a tus imágenes.

La nitidez aumenta el nivel de detalle de la imagen, lo que puede serte de gran utilidad para
resaltar texturas y añadir algo de fuerza y dramatismo a la imagen.
Por ejemplo, si quieres resaltar las arrugas de un rostro, o los surcos del tronco de un árbol, esta
herramienta te será de gran utilidad. Por el contrario, si quieres suavizar la textura, deberás
disminuir la nitidez.

Dile adiós a los horizontes torcidos, por favor ;-)


La mayoría de editores tienen un sistema para enderezar la imagen de forma fácil y efectiva, con
cuadrículas que te permiten posicionar la escena. No olvides que enderezar la imagen provoca
añadir un factor de recorte en la imagen, por lo que cuanto más recta esté de origen, como
siempre, mucho mejor ;-)

Vale, no somos perfectos, más de una vez se nos cuela algo indeseado en la imagen que es
fácilmente solucionable sólo recortando un poco aquí y allá. Si no eres muy purista, es una opción
tan válida como cualquier otra. Eso sí, como siempre, cuanto menos recortes y re encuadres, más
calidad tendrás en tu imagen.

Podríamos decir que hoy en día todos los programas de edición existentes incluyen por lo menos
un modo de transformar la imagen a blanco y negro. Así que ahora que todo es tan fácil (y barato)
en cuanto al acceso a programas de edición desde incluso el teléfono, no puedes dejar de trastear
un poco (o mucho) con el blanco y negro.

A la izquierda la imagen original, a la de la derecha la hemos transformado a blanco y negro.


Es posible añadir una dominante de color en la imagen, y de hecho muchos programas de edición
ofrecen esta posibilidad. El efecto, bien empleado, puede ser interesante ;-) sobre todo si quieres
añadir algo de irrealidad a la escena, jugar con lo onírico, potenciar los tonos cálidos o fríos,
etcétera.

Al inicio de este artículo hablábamos de la pérdida de información o de la no-información de las


imágenes mal expuestas, porque información en fotografía es sinónimo de calidad. Es por ello
que siempre recomendamos utilizar el formato RAW de tu cámara si dispones de él, porque es
precisamente este formato el que te permite almacenar más información y, por lo tanto, el que
mejores resultados te va a dar cuando necesites o quieras retocar una imagen.

Tienes muchos y muy diversos en calidad y precio. Aquí te sugerimos unos cuantos, tanto de pago
como gratuitos para que empieces a dar tus pinitos en edición de imágenes:

Cualquiera del pack Photoshop es completísimo y no te lo acabarás nunca, aunque Lightroom y


Elements son más intuitivos.
 Adobe Photoshop Lightroom
 Adobe Photoshop
 Adobe Photoshop Elements

 Pixlr
 PickMonkey
 Vsco Cam
 Fotor

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