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Los sueños se originan en un espíritu que no es totalmente humano, sino también que forma
parte de la Naturaleza.
Pueblos primitivos Su conciencia está en otro nivel de desarrollo. La pérdida del alma (o
psique) es un desorden común.
Es con este fondo que propone estudiar la importancia de los sueños. “Los sueños son la
fuente más frecuente y universalmente accesible para la investigación de la facultad
simbolizadora del hombre” (p. 22).
Freud utilizó la técnica de la asociación libre para descubrir el significado de los sueños, de
esta manera el inconsciente ‘traiciona’ al paciente y se revela el fondo inconsciente de sus
dolencias.
Pero Jung destaca que no es necesario utilizar un sueño como base de partida para utilizar la
asociación libre… se puede llegar al centro desde cualquier punto!
Busca ir más allá que tan solo descubrir los complejos neuróticos… los sueños y sus
imágenes simbólicas tienen un papel más importante.
No siempre las formas fálicas remiten a lo sexual. Acá el tipo tira un palazo a Freud. “Para
interpretar un sueño, sólo debería utilizarse el material que forma parte clara y visible de él.
El sueño tiene su propia limitación.” (p. 26). El método que desarrolla es como un círculo
cuyo centro es la descripción del sueño.
Parte del inconsciente consiste en pensamientos e impresiones que parece que las hemos
perdido, pero que continúan influyendo en nuestro comportamiento. Por ejemplo, el olvido no
significa que hemos ‘olvidado completamente’ una cosa, sino que fue a parar al cajón de lo
inconsciente. Y luego puede reflotarse por un estímulo lo bastante fuerte como para hacerlo
salir. Si no olvidáramos cosas, nuestra mente consciente sería un rejunte inservible de
percepciones.
Material subliminal del que pueden producirse los símbolos de los sueños Deseos,
impulsos, percepciones, pensamientos racionales e irracionales, etcétera.
“Las imágenes e ideas contenidas en los sueños posiblemente no pueden explicarse sólo en
función de la memoria. Expresan pensamientos nuevos que, hasta entonces, jamás alcanzaron
el umbral de la conciencia”. (p. 35).
Las ideas que manejamos en nuestra vida disciplinada consciente no son tan fácilmente
únivocas como parecen. Los campos semánticos que se tejen alrededor de las palabras varían
de sujeto en sujeto, y esto es debido a que una noción general es aplicada a una
individualidad. Es decir, “todo concepto de nuestra mente consciente tiene sus propias
asociaciones psíquicas” (p. 38).
Las imágenes que se nos aparecen en sueños son más ‘bizarras’ que los conceptos que
manejamos en el plano consciente. Esto es porque “en un sueño, estos conceptos pueden
expresar su significado inconsciente” (p. 38)
¿Qué corno es lo simbólico? Lo simbólico expresa una ‘cosa’ indirectamente, a través de una
metáfora.
Civilizados Primitivos
Transferimos al inconsciente las asociaciones Dota a cosas con poderes porque sigue
fantásticas de un objeto dandose cuenta de esas propiedades psíquicas
¿Por qué Jung realiza estas comparaciones? Para entender la capacidad del hombre a crear
símbolos y el papel de los sueños para expresarlos. Muchos sueños expresan asociaciones
análogas a las ideas primitivas. Freud llamaba a esto ‘remanentes arcaicos’, como
supervivencias de lejanos tiempos. Acá tenemos que Sigmund filtraba la idea de que lo
inconsciente es el mero depositario de lo consciente.
“La función esencial de los sueños es intentar restablecer nuestro equilibrio psicológico” (p.
43). El sueño compensa deficiencias de la personalidad del individuo, así como también lo
alerta sobre los peligros de su vida presente.
“El sueño es un fenómeno psíquico normal que transmite a la conciencia las reacciones o
impulsos espontáneos del inconsciente” (p. 64)
Los sueños, a veces, pueden anunciar sucesos futuros. No es por algo místico, sino porque
muchas crisis de nuestra vida quedan grabadas en el inconsciente, y caminamos hacia ellas.
Los peligros que no percibimos sí los percibe el inconsciente, que nos alerta a través de los
sueños.
“Ningún símbolo onírico puede separarse del individuo que los sueña” (p. 47).
Los símbolos se crean espontáneamente en los sueños. No es que un día vino un genio y se
puso a inventar símbolos. Pero no solo se producen en los sueños, sino que se manifiestan en
toda clase de manifestaciones psíquicas: pensamientos, sentimientos, actos, etcétera. También
hay símbolos que son colectivos, como las imágenes religiosas, que son representaciones
colectivas que vienen de edades antiguas, y que en cierta medida son invenciones
intencionadas.
Al analizar un sueño, hay que tener en cuenta la distancia que separa al analista del analizado.
Si no tenemos en cuenta el valor de la subjetividad, corremos el riesgo de aplicar
mecánicamente una técnica de interpretación, en la cual el terapeuta se erige como EL
dominador de la situación, un superhombre que está por encima de las diferencias.
Por eso propone una división de los sujetos en “extrovertidos” e “introvertidos” y mecharlo
con cuatro tipos funcionales, de manera de crear ocho tipos psicológicos.
En el estado subliminal las imágenes pierden la claridad de sus líneas, son más
incomprensibles. Los sueños están construidos con ese material, ese enmascaramiento del
sueño es tal porque así está construido el inconsciente.
Los símbolos oníricos son manifestaciones de una psique que está más allá del plano
consciente.
Jung es más flexible en cuanto a la aplicación de su método; a veces lo aplica, a veces no. No
es tan dogmático como Freud.
Al igual que el cuerpo humano moderno, la psique es un producto histórico que se remonta a
las etapas arcaicas.
Instintos Necesidades fisiológicas, que son percibidas por los sentidos. Pero también a
veces se manifiestan solo por medio de imágenes simbólicas. Estas manifestaciones son los
arquetipos.
Primero se hicieron las cosas. Luego los hombres se preguntaron por qué se hacían. Las
formas de pensamiento se establecieron antes que la capacidad de reflexión. Los hombres no
reflexionaban sobre sus símbolos; los vivían.
“Mientras los complejos personales jamás producen más que una inclinación personal, los
arquetipos crean mitos, religiones y filosofías” (p. 76). Por ejemplo el arquetipo de Horus fue
retomado por la tradición cristiana, budista, persa, griega, etcétera.
El alma humana
El hombre moderno, con toda su grandilocuencia de racionalismo, ‘peca’ por una gran falta de
introspección… que paga con un amplio despliegue de neurosis. La conciencia civilizada se
ha ido separando de sus instintos básicos, y éstos se hacen valer mediante una medida
indirecta… por ejemplo la neurosis.
“La misión de los símbolos religiosos es dar sentido a la vida del hombre” (p. 85). La
negación de una creencia es tan difícil de demostrar como su aceptación. Hay que
¿fomentarlas? ya que son útiles.
Los pioneros de la psicología daban por obvio que un sueño expresaba algo distinto de su
contenido. Pero Jung se muestra en desacuerdo… ¿hay algo en la Naturaleza que no sea lo
que es?
“La confusión surge porque el contenido de un sueño es simbólico y, por tanto, tiene más de
un significado. Los símbolos señalan en direcciones diferentes de las que abarcamos con la
mente consciente” (p. 86).
Símbolos culturales Los que se usan para crear sistemas religiosos, las ‘verdades eternas’
Se convirtieron en imágenes colectivas aceptadas por la civilización.
Los símbolos culturales generan una gran emoción en algunas personas, son un elemento
clave en la formación de la sociedad humana. ¿Pero qué pasa en la actualidad? El hombre
moderno, con su raciocinio galopante, ha abierto las puertas del inframundo, ha perdido sus
valores espirituales… hemos despojado a las cosas de su misterio, ya nada es sagrado.
Nuestro mundo se ha deshumanizado.
Si la psique fuera algo absolutamente personal, solo iría a los recuerdos infantiles perdidos…
pero los huecos en los recuerdos son síntomas de la pérdida de su psique primitiva.
“Los símbolos son intentos naturales para reconciliar y unir los opuestos dentro de la
psique” (p. 97)