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Nombre del fallo.

Ponzetti de Balbín, Indalia contra Editorial Atlántida, S.A.

Fecha.
11/12/84

Hechos del caso.


La causa se origina en la demanda por daños y perjuicios promovida por la esposa y el hijo del doctor Ricardo Balbín,
fallecido el 9 de setiembre de 1981 contra "Editorial Atlántida S. A." propietaria de la revista "Gente y la actualidad",
Carlos Vigil y Aníbal Vigil, debido a que dicha revista, en su número 842 del 10 de setiembre de 1981, publicó en su
tapa una fotografía del doctor Balbín cuando se encontraba internado en la sala de terapia intensiva de la Clínica
Ipensa de la Ciudad de La Plata, la que ampliada con otras en el interior de la revista, provocó el sufrimiento y
mortificación de la familia del doctor Balbín y la desaprobación de esa violación a la intimidad por parte de
autoridades nacionales, provinciales, municipales, eclesiásticas y científicas. Los demandados, que reconocen la
autenticidad de los ejemplares y las fotografías publicadas en ella, admiten que la foto de tapa no ha sido del agrado
de mucha gente y alegan en su defensa el ejercicio sin fines sensacionalistas, crueles o morbosos, del derecho de
información, sosteniendo que se intentó documentar una realidad; y que la vida del doctor Balbín, como hombre
público, tiene carácter histórico, perteneciendo a la comunidad nacional, no habiendo intentado infringir reglas
morales, buenas costumbres o ética periodística.

PRIMERA INSTANCIA.
El recurrente afirma no haber excedido "el marco del legítimo y regular ejercicio de la profesión de periodista, sino
que muy por el contrario, significó un modo ¬quizá criticable pero nunca justiciable¬ de dar información gráfica de
un hecho de gran interés general" fundamentando en razones de índole periodística la publicación de la fotografía
en cuestión, por todo lo cual no pudo violar el derecho a la intimidad en los términos que prescribe el art. 1071 bis
del Cód. Civil.
Síntesis del fallo.

La presencia no autorizada ni consentida de un fotógrafo en una situación límite de carácter privado que
furtivamente toma una fotografía con la finalidad de ser nota de tapa en la revista "Gente y la actualidad" no admite
justificación y su publicación configura una violación del derecho a la intimidad por lo dispuesto en el art. 1071 bis
del Cód. Civil.

SEGUNDA INSTANCIA.

La sentencia de la sala F de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil confirmó la dictada en primera instancia,
que hizo lugar a la demanda que perseguía la reparación de los daños y perjuicios ocasionados por la violación del
derecho a la intimidad del doctor Ricardo Balbín, a raíz de la publicación de una fotografía suya cuando se
encontraba internado en una clínica, sobre la base de lo dispuesto por el art. 1071 bis del Cód. Civil.
Contra ella la demandada dedujo recurso extraordinario, que fue concedido. Sostiene la recurrente que el fallo
impugnado resulta violatorio de los arts. 14 y 32 de la Constitución Nacional.

Tribunal interviniente.
La sala F de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil.

FALLO DE LA CORTE.
La publicación de la fotografía del doctor Ricardo Balbín efectuada por la revista "Gente y la actualidad" excede el
límite legítimo y regular del derecho a la información, toda vez que la fotografía fue tomada subrepticiamente la
víspera de su muerte en la sala de terapia intensiva del sanatorio en que se encontraba internado. Esa fotografía,
lejos de atraer el interés del público, provocó sentimiento de rechazo y de ofensa a la sensibilidad de toda persona
normal. En consecuencia, la presencia no autorizada ni consentida de un fotógrafo en una situación límite de
carácter privado que furtivamente toma una fotografía con la finalidad de ser nota de tapa en la revista "Gente y la
actualidad" no admite justificación y su publicación configura una violación del derecho a la intimidad.
Por ello, se admite el recurso extraordinario y se confirma la sentencia en lo que fue materia de recurso.

Caso “Verbitsky, H. s/ hábeas corpus” (Resuelto el 3/05/05).


La Corte reconoció al Centro de Estudios Legales y Sociales legitimación colectiva para interponer un habeas corpus
correctivo y colectivo a favor de las personas detenidas en las comisarías bonaerenses y ordenó al Gobierno de la
Provincia de Buenos Aires que revirtiera las condiciones inhumanas de confinamiento existentes.

Hechos:
El Centro de Estudios Legales y Sociales interpuso un habeas corpus en representación de todas las personas
detenidas en prisiones y comisarías de la Provincia de Buenos Aires. Relató que los detenidos, incluidos mujeres y
menores, padecían condiciones de superpoblación y hacinamiento porque los calabozos estaban en un estado
deplorable de conservación e higiene.

El Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires rechazó el hábeas corpus, al considerar que debía
analizarse cada caso en concreto.

La actora interpuso recursos extraordinarios de nulidad y de inaplicabilidad de ley, que fueron declarados
inadmisibles por la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires.

Contra ese pronunciamiento interpuso un recurso extraordinario, que fue denegado y dio lugar a un recurso de
queja.
Decisión de la Corte:
La Corte consideró que la presencia de adolescentes y enfermos en establecimientos policiales y/o en comisarias
superpobladas de la Provincia de Buenos Aires era susceptible de configurar un trato cruel, inhumano o degradante
u otros análogos y generar responsabilidad del Estado Nacional, con flagrante violación a los principios generales de
las Reglas Mínimas para el tratamiento de reclusos de las Naciones Unidas.

Por este motivo, sostuvo que, dado que dicha situación ponía en peligro la vida y la integridad física del personal
penitenciario y policial y generaba condiciones indignas y altamente riesgosas de trabajo, debía instruirse a la
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires y a los demás tribunales de dicha provincia para que
hicieran cesar urgentemente el agravamiento o la detención misma. Por otra parte, reconoció legitimación al Centro
de Estudios Legales y Sociales para interponer el hábeas corpus colectivo a pesar de que la Constitución Nacional no
menciona en forma expresa el hábeas corpus como instrumento deducible en forma colectiva.
En consecuencia, fijó los estándares de protección de los derechos de los presos que los distintos poderes
provinciales deben respetar para cumplir con el mandato de la Constitución Nacional y con los pactos
internacionales de derechos humanos que tienen jerarquía constitucional.

También ordenó a la justicia provincial a verificar y remediar las condiciones indignas de detención de los presos
detenidos a su disposición así como disponer la inmediata libertad de los adolescentes y enfermos detenidos en
comisarías.

Por último, exhortó a los poderes ejecutivos y legislativos provinciales a revisar la legislación que regula la
excarcelación y la ejecución penitenciaria y a tomar como parámetro la legislación nacional en la materia.

Para asegurar una solución efectiva y sólida a esta situación, la Corte recomendó que se conformara una mesa de
diálogo en la que intervinieran las autoridades provinciales y las organizaciones de la sociedad civil y retuvo el poder
de controlar la adopción de las medidas ordenadas en el fallo.(voto de los jueces Petracchi, Maqueda, Zaffaroni,
Highton de Nolasco y Lorenzetti. El Dr. Boggiano votó en disidencia, mientras que los magistrados Fayt y Argibay
votaron en disidencia parcial).El Dr. Boggiano consideró que el hábeas corpus interpuesto a favor de la totalidad de
las personas detenidas alojadas en establecimientos policiales y comisarías bonaerenses importaba una impugnación
genérica al sistema carcelario provincial, pero que no le competía a los jueces hacer declaraciones generales o
abstractas, por lo que excedía las facultades jurisdiccionales de la Corte.

Nombre del fallo.


Campillay c/ La Razón y otros.

Fecha.
15/05/1986
Hechos del caso.

La parte actora, demanda al diario La Razón entre otros, por la publicación de una noticia errónea que involucraba
directamente al señor Campillay en una serie de delitos (de los que fue sobreseído finalmente en sede penal); en tal
publicación el actor fue calificado como integrante de una asociación delictiva dedicada al robo y al tráfico de
estupefacientes, que gastaba su botín en casinos, hipódromos y en diversiones con mujeres.
El tema central del planteo se halla configurado, al circunscribirse el artículo periodístico cuestionado a la
transcripción del comunicado de la Policía Federal núm. 65 del 25 de febrero de 1980.
Las noticias en cuestión aparecen plagadas de subjetividades e inexactitudes respecto del actor, quien es calificado
como integrante de una asociación delictiva dedicada al robo y al tráfico de estupefacientes, que gastaba su botín en
casinos, hipódromos y en diversiones con mujeres. Tal proceder de los diarios demandados, implicó un ejercicio
imprudente de su derecho de informar, toda vez que un enfoque adecuado a la seriedad que debe privar en la
misión de difundir noticias que puedan rozar la reputación de las personas.

PRIMERA INSTANCIA.

En primera instancia se condenó a los demandados a abonar un resarcimiento en concepto de daño moral, dos de
ellos dedujeron los recursos extraordinarios que, denegados, originan las quejas cuya acumulación corresponde
disponer.

Tribunal interviniente.
Corte Suprema de Justicia de la Nación.

SEGUNDA INSTANCIA.
Confirma la sentencia de segunda instancia. Se condena a los demandados a abonar un resarcimiento en concepto
de daño moral.
Dos de ellos dedujeron los recursos extraordinarios que, denegados, originan las quejas cuya acumulación
corresponde disponer.
Tribunal interviniente.
La sala E de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil

FALLO DE LA CORTE.

El hecho de que tales publicaciones se hayan limitado a transcribir prácticamente el comunicado policial respectivo -
al margen de la responsabilidad de dicha autoridad, extraña al marco del proceso- no excusa la atribuible a los
editores involucrados, toda vez que éstos hicieron "suyas" las afirmaciones contenidas en aquél, dándolas por
inexcusablemente ciertas.

Si bien ha señalado esta Corte que debe evitarse la obstrucción o entorpecimiento de la prensa libre y de sus
funciones esenciales, no puede considerarse tal la exigencia de que su ejercicio resulte compatible con el resguardo
de la dignidad individual de los ciudadanos, impidiendo la propalación de imputaciones que puedan dañarla
injustificadamente. De ahí que en tales casos resulte procedente la reparación de los daños causados.

En lo atinente a la arbitrariedad que también se imputa a lo resuelto, al admitir la procedencia de la indemnización


por daño moral, los reparos propuestos no resultan suficientes para configurarla, ya que las objeciones en ese
sentido sólo trasuntan meras discrepancias con relación al alcance de las normas de derecho común aplicadas y a la
valoración de las circunstancias de hecho debatidas en el proceso, aspectos que se encuentran al margen de esta vía
excepcional que, según conocida jurisprudencia de este tribunal, no tiene por objeto sustituir a los jueces de la causa
en la resolución de las cuestiones que les son privativas ni habilitar una tercera instancia para debatir temas no
federales.

En tales condiciones y admitida la procedencia formal del recurso, resulta inoficioso el tratamiento por este tribunal
de la supuesta "gravedad institucional" del caso examinado, a la luz de las apreciaciones genéricas formuladas en
este aspecto por una de las agraviadas, toda vez que su interés ha quedado satisfecho mediante la consideración del
fondo de la cuestión debatida.
Por ello y de conformidad con lo dictaminado en sentido concordante por el Procurador General, se declaran
procedentes los recursos extraordinarios deducidos y se confirma la sentencia apelada en lo que ha sido materia de
recurso.

Síntesis: Fallo “Morales Solá, Joaquin Miguel s/ Injurias. (CSJN-1996)”


Por LORETI, DAMIAN
Fallo que se absuelve a Joaquin Morales Sola, previamente condenado por injurias por la sala I de
la Camara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
El día 12 de noviembre de 1996 la Corte dictó resolución en votación dividida, aunque las disidencias se limitaron a
aspectos formales y no al fondo de la cuestión, respecto del recurso de queja interpuesto por Joaquín Morales Solá.
Este recurso de queja fue presentado en razón de haber sido rechazada la admisión del trámite del recurso
extraordinario por parte de la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, la que había
condenado previamente a Morales Solá por la comisión del delito de injurias en perjuicio de Dante Giadone.
Los Hechos imputados:
Brevemente señalamos que los hechos que fundamentaron la condena surgen del texto del libro "Asalto a la Ilusión"
que en su pág. 143 dice: "Los días inaugurales de la democracia fueron testigos de disparates notables entre los
civiles que llegaban al poder. Por ejemplo, un viejo amigo de Alfonsín, el abogado Dante Giadone, que se había
retirado como suboficial del Ejército, propuso al Presidente sacarle el uniforme al regimiento de Granaderos
(tradicional custodia de mandatarios) y vestirlos de civil. Alfonsín levantó la mirada y le suplicó "Por favor, piensen
en lo que dicen antes de hacerme perder el tiempo". pero la fiesta parecía interminable y
se suponía que había espacio para cualquier algarada."-
El libro fue publicado a finales de 1989, y la referencia envuelve en los hechos al ex Presidente Raúl Alfonsin y al
querellante Dante Giadone -funcionario en la administración Alfonsín en el área de Defensa- y menciona que
ocurrieron circa el mes de diciembre de 1983
Fundamentos de la condena de cámara:
La Cámara de apelaciones mencionada (sala I) entendió que no había dudas que Morales Solá conocía el carácter
ofensivo de la imputación, que debía tener dudas sobre la verdad de los que estaba escribiendo, sin perjuicio de que
el término "algarada" evoca el paso de una tropilla.
Fundamentos del fallo de la Corte Suprema:
La decisión de la Corte Suprema fue dividida: En virtud de ello analizaremos separadamente el voto de mayoría, los
de minoría y las disidencias parciales. Voto de mayoría: Dres. Nazareno, Moliné O Connor, Guillermo López. Este
voto que es el que jurídicamente resuelve la cuestión más allá de la importancia doctrinaria del conjunto. La mayoría
entiende que la interpretación sobre los alcances de la libertad de prensa y sus responsabilidades que realizó la
Cámara son correctos. Ello en tanto entendió que las invocaciones a la doctrina de la real malicia y la protección del
derecho a informar planteados por Morales Solá en su defensa no alcanzaban a justificar los términos volcados en el
libro. Por entender que no existía agravio al derecho constitucional de libertad de prensa en el fallo de condena, la
Corte rechaza parcialmente la queja.
Desde otro punto de vista, el voto de mayoría sostiene que se violó la presunción de inocencia de Morales Solá - y
consiguientemente la defensa en juicio – al presumir la sentencia que conocía la falsedad de lo que había puesto en
el libro. Sostiene la Corte que la decisión de la condena invierte la carga de la prueba en contra del periodista y ello sí
es mérito suficiente para hacer lugar a la queja. Recuerda -asimismo- que había muerto una posible fuente y testigo
del episodio y ello no podía ir en perjuicio del procesado.
Vota -entonces- la mayoría por absolver al acusado.

Partes: Ramallo, Beatriz y otros c. G.C.B.A.

Hechos:
Los actores iniciaron acción de amparo contra el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, por considerar arbitraria e
ilegal la decisión de poner fin a los programas de emergencia habitacional que los asisten. En primera instancia se
hizo lugar a la pretensión, declarándose la inconstitucionalidad de la determinación de plazos de vigencia respecto
de los planes en cuestión y se ordenó a la demandada, entre otras medidas, garantizar el derecho a la vivienda de los
actores hasta tanto cesen las causas que originaron la asistencia. La Cámara confirmó parcialmente la sentencia.

Sumarios:
1. Conforme los preceptos constitucionales que rigen el derecho a una vivienda digna -arts. 14 bis, Constitución
Nacional y 31, Constitución local- y las normas que establecen los programas de emergencia habitacional -dec.
607/97 (Adla, LVII-C, 3790)-, resulta un deber jurídico del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, respecto de las
personas o grupos familiares amparados por dichos planes, efectuar prestaciones positivas de modo que su ejercicio
sea concreto

Resumen fallo Q. C. S. Y. del 24 de abril de 2012 (cita Fallos: 335:452) – Derecho a la vivienda
CSJN “Q. C. S. Y.” del 24 de abril de 2012 (cita Fallos: 335:452)
Sumario
1 DERECHO AL ACCESO A UNA VIVIENDA DIGNA. SUBSIDIO. DISCAPACIDAD. MENORES. ESTADO DE NECESIDAD.
ASISTENCIA SOCIAL.
Cabe revocar la sentencia que dejó sin efecto la decisión que ordenó a la demandada la provisión de un subsidio que
permita a la actora y su hijo- menor discapacitado-, en “situación de calle”, abonar en forma íntegra un alojamiento
en condiciones dignas de habitabilidad, hasta tanto se acrediten nuevas circunstancias que permitan concluir que el
estado de necesidad cesó, y ordenar al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que intervenga con los equipos de
asistencia social y salud con los que cuenta para asegurar que el niño disponga de la atención y cuidado que su
discapacidad requiere y provea a la accionante del asesoramiento y la orientación necesarios para la solución de las
causas de su problemática habitacional en los términos de la resolución 1554/08 del Ministerio de Desarrollo Social
local.
2 DERECHO AL ACCESO A UNA VIVIENDA DIGNA. SUBSIDIO. DISCAPACIDAD. MENORES. ASISTENCIA SOCIAL. ESTADO
DE NECESIDAD. MEDIDAS CAUTELARES.
Cabe revocar la sentencia que dejó sin efecto la decisión que ordenó a la demandada la provisión de un subsidio que
permita a la actora y su hijo- menor discapacitado-, en “situación de calle”, abonar en forma íntegra un alojamiento
en condiciones dignas de habitabilidad, hasta tanto se acrediten nuevas circunstancias que permitan concluir que el
estado de necesidad cesó, y ordenar al Gobierno de la Ciudad de Bs As que garantice a la accionante, aun en forma
no definitiva, un alojamiento con condiciones edilicias adecuadas a la patología que presenta el niño, sin perjuicio de
contemplar su inclusión en algún programa de vivienda en curso o futuro para la solución permanente de la
situación de excepcional necesidad planteada, y hasta tanto la demandada cumpla con lo ordenado, mantener la
medida cautelar.
3 DERECHOS OPERATIVOS. ESTADO NACIONAL. FACULTADES DISCRECIONALES. CONTROL DE RAZONABILIDAD.
ASISTENCIA SOCIAL.
Los derechos fundamentales que consagran obligaciones de hacer a cargo del Estado con operatividad derivada,
están sujetos al control de razonabilidad por parte del Poder Judicial, y sin perjuicio de las decisiones políticas
discrecionales, los poderes deben atender a las garantías mínimas indispensables para que una persona sea
considerada como tal en situaciones de extrema vulnerabilidad.
4 MENORES. INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO. DERECHO A LA SALUD. JUECES. CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL
NIÑO.
Los menores, máxime en circunstancias en que se encuentra comprometida su salud y su normal desarrollo, a más
de la especial atención que requieren de quienes están directamente obligados a su cuidado, requieren también la
de los jueces y de la sociedad toda, más aún si se tiene en cuenta la consideración primordial del interés del niño que
la Convención sobre los Derechos del Niño impone a toda autoridad nacional en los asuntos concernientes a ellos.
5 DERECHO AL ACCESO A UNA VIVIENDA DIGNA. DERECHOS HUMANOS.
El acceso a la vivienda digna está íntimamente relacionado con otros derechos humanos fundamentales, dado que
un individuo que no tiene un lugar donde instalarse para pasar sus días y sus noches y debe deambular por las calles
no sólo carece de una vivienda, sino que también ve afectadas su dignidad, su integridad y su salud, a punto tal que
no está en condiciones de crear y desarrollar un proyecto de vida, tal como lo hace el resto de los habitantes. -Del
voto del juez Enrique Santiago Petracchi-.
6 DERECHO AL ACCESO A UNA VIVIENDA DIGNA. REGLAMENTACIÓN DE LOS DERECHOS. ESTADO.
El reconocimiento del derecho a una vivienda digna importa el deber concreto e inmediato del Estado de
reglamentarlo e implementarlo para garantizar su efectividad, reglamentación que debe respetar tanto la finalidad
como los límites impuestos por las normas de jerarquía superior, debiendo el Estado realizar el mayor esfuerzo
posible para lograr, en forma progresiva y dentro de sus reales capacidades y limitaciones económicas, la plena
efectividad de tal derecho a todos sus habitantes.
Resumen fallo Ercolano, Agustín c. Lanteri de Renshaw, Julieta
Fallo Completo: AQUÍ
HECHOS:
Se inició demanda sobre consignación, con fundamento en la ley 11.157 que prohibe cobrar durante dos años a
partir de su promulgación un precio de locación mayor al que se pagaba por el alquiler de casas, piezas y
departamentos el 1 de enero de 1920. La demandada tachó de inconstitucional la ley citada, por ser incompatible
con los arts. 14, 17 y 28 de la Constitución Nacional. Rechazada en las instancias ordinarias la impugnación de
constitucionalidad, se interpuso recurso extraordinario federal. La Corte Suprema de la Nación confirmó,
por mayoría, la sentencia apelada.
SUMARIOS:
1. Ni el derecho de usar y disponer de la propiedad ni ningún otro derecho reconocido por la Constitución tiene
carácter absoluto. La reglamentación o limitación del ejercicio de los derechos individuales es una necesidad
derivada de la convivencia social.
2. No es del resorte del Poder Judicial decidir del acierto de los otros poderes públicos en la elección del medio
empleado para conjurar una situación de crisis económica -en el caso, se cuestiona la reglamentación del precio de
los alquileres dispuesta por la ley 11.157 (Adla, 1920-1940, 79)-, sino que únicamente le incumbe pronunciarse
acerca de los poderes del Congreso para establecer la restricción al derecho de usar y disponer de la propiedad,
teniendo para ello en cuenta la naturaleza, las causas determinantes y la extensión de la medida
restrictiva adoptada.
3. El poder para limitar el derecho del propietario en las circunstancias excepcionales que justificaron el dictado de la
ley 11.157 (Adla, 1920-1940, 79), no importa admitir que ese poder sea omnímodo a los efectos de reglamentar el
precio de los alquileres, pues el Congreso no podría fijar un precio arbitrario que no correspondiese al valor locativo
de la habitación en condiciones normales, porque ello importaría confiscatoriedad.
4. No habiéndose acreditado en autos que el alquiler devengado el 1 de enero de 1920 por la habitación de que se
trata, no fuese razonable en el momento de la promulgación de la ley 11.157 -que prohibe cobrar un precio de
locación mayor al que se pagaba a esa fecha (Adla, 1920-1940, 79)-, y dado el corto tiempo transcurrido entre esas
dos fechas, cabe presumir que el límite fijado satisface -en el caso- las condiciones necesarias de razonabilidad y que,
por consiguiente, no ha sido vulnerada la garantía del art. 17 de la Constitución Nacional.
5. El hecho de que la sentencia apelada haya hecho aplicación retroactiva de la ley 11.157, que prohibe cobrar
durante dos años por el alquiler de casas, piezas y departamentos un precio mayor al que se pagaba por los mismos
el 1 de enero de 1920 (Adla, 1920-1940, 79), no suscita cuestión de carácter federal que pueda examinarse en el
recurso extraordinario, pues la retroactividad de las leyes en materia civil es un punto regido exclusivamente por el
derecho común y ajeno, por lo tanto, a la vía intentada.
6. Tratándose de una locación por simple convenio verbal y sin término, la aplicación de la ley 11.157 – que prohibe
cobrar durante dos años por el alquiler de casas, piezas y departamentos un precio mayor al que se pagaba por los
mismos el 1 de enero de 1920 (Adla, 1920-1940, 79)- no altera derechos adquiridos, pues no se trata de un contrato
de cumplimiento exigible en el futuro, sino de una relación de derecho precaria e inestable que no crea más
obligaciones ni más derechos que los derivados de cada período de alquiler que se fuere devengando
por reconducciones sucesivas.
7. El art. 1 de la ley 11.157, en cuanto prohibe a partir de su promulgación y durante dos años cobrar por el alquiler
de casas, piezas y departamentos un precio mayor al que se pagaba por los mismos el 1 de enero de 1920 (Adla,
1920-1940, 79), no encuadra en las garantías que para la propiedad y la libertad civil de todos los habitantes
consagra la Constitución Nacional, inspirada en el propósito de fomentar la iniciativa y la actividad individual o de
promover el bienestar general y los beneficios de la libertad, como lo consigna su Preámbulo (disidencia del doctor
Bermejo)
Resumen de Fallo Peralta
Hechos: El PE dicto un decreto de necesidad y urgencia para enfrentar una crisis económica, el cual ordenaba que la
devolución de depósitos de mas de $1000 se haría en bonos. Peralta vio afectado su derecho de propiedad con la
sanción del decreto. Interpone acción de amparo contra el Estado Nacional y el banco central, pidiendo la
inconstitucionalidad del decreto y el pago de su plazo fijo. En primera instancia se lo rechaza, en Camara se hace
lugar al amparo, y por recurso extraordinario federal la corte manifiesta que los decretos son validos siempre que se
sigan ciertas pautas.
Considerandos 37 a 47: El estado debe procurar proteger los derechos, pero para ello debe primero existir como
estado. No hay violación al art. 17 CN sino una restricción al uso que puede hacerse de la propiedad, ello para
atenuar la crisis o superarla. Los derechos no son absolutos, y están subordinados a las leyes que reglamenten su
ejercicio. El fundamento de las leyes de emergencia es poner fin o remediar las situaciones de gravedad que obligan
a intervenir en el orden patrimonial.
Requisitos para que una ley de emergencia sea valida y su sanción este justificada:
- Que exista situación de emergencia que imponga al estado el deber de amparar los intereses vitales de la
comunidad.
- Que la ley tenga como finalidad legitima, la de proteger los intereses generales de la sociedad y no a
determinados individuos.
- Que la moratoria sea razonable, acordando un alivio justificado por las circunstancias.
- Que su duración sea temporal y limitada al plazo indispensable para que desaparezcan las causas que hicieron
necesaria la moratoria.
Esta en juego el poder de policía, y el limite a este es que la propiedad privada no puede ser tomada sin declaración
de utilidad publica y previamente indemnizada. En situaciones de emergencia se reconoce que se pueden dictar
leyes que suspendan los efectos de los contratos libremente convenidos por las partes siempre que no se altere la
sustancia o espíritu de las leyes, a fin de proteger el interés publico. Solo se exige que la legislación razonable y no
desconozca garantías individuales o las restricciones que la CN contiene sobre las instituciones libres.
Hay situación de emergencia, transitoriedad, razonabilidad (ley) e interés publico. La transitoriedad no puede ser
fijada de antemano porque no se puede limitar el tiempo o conocer el mismo de una crisis económica, social o de
otra índole.

Caso “Mendoza, B. S. y otros c/ Estado Nacional y otros s/ daños y perjuicios (daños derivados de la
contaminación ambiental del Río Matanza - Riachuelo) (Resuelto el 20/06/06)

Hechos:
Los actores, en ejercicio de derechos propios y/o representación de sus hijos menores, demandan ante la Corte
Suprema, en instancia originaria, al Estado Nacional, la Provincia de Buenos Aires, el Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires y 44 empresas que desarrollan su actividad industrial en las adyacencias de la Cuenca Matanza-
Riachuelo, a fin de obtener una indemnización por los daños y perjuicios sufridos a raíz de la contaminación
ambiental de dicho río. Asimismo, acumulan a dicha acción la pretensión de que se condene a los demandados a fin
de dar término y recomponer la situación que denuncian.

Decisión de la Corte:
La Corte consideró que tenía prioridad absoluta la prevención del daño futuro, en segundo término la recomposición
de la polución ambiental ya causada y por último el resarcimiento de daños irreversibles. Declaró que la Corte era
competente en instancia originaria para atender la pretensión tendiente a recomponer el ambiente frente a la
degradación o contaminación de sus recursos y resarcir un daño de incidencia colectiva por el carácter federal de la
materia en debate. Sin embargo, afirmó que no correspondía en la competencia originaria y exclusiva de la Corte
acumular a dicha pretensión reclamos resarcitorios por lesión a derechos individuales como consecuencia indirecta
de la agresión al ambiente por no verificarse el requisito de “causa civil” establecido en el Reglamento para la
Justicia Nacional, en tanto el daño alegado era atribuible a la inactividad u omisión de los demandados en el ejercicio
del poder de policía. Por este motivo, consideró que los daños y perjuicios individuales debían ser evaluados caso
por caso por tribunales inferiores.

Entre una serie de medidas que adoptó, requirió a las empresas demandadas a que presentaran información relativa
a qué sustancias arrojan en el río, si tienen sistemas para su tratamiento y si están aseguradas para garantizar la
reparación de posibles daños. Asimismo, requirió al Estado Nacional, a la Provincia de Buenos Aires, a la ciudad de
Buenos Aires y al Consejo Federal de Medio Ambiente a que presentaran un plan integrado de saneamiento, el que
debía contener un estudio sobre el impacto ambiental que producen todas las empresas instaladas en el área
afectada y la elaboración de programas de educación e información pública sobre el tema. Finalmente, decidió
convocar a una audiencia pública para que las partes informaran en forma oral y pública el contenido de lo
solicitado. (voto de los jueces Petracchi, Highton de Nolasco, Maqueda, Lorenzetti, Argibay y Fayt - éste último hizo
su propio voto. El Dr. Zaffaroni no votó).

Segunda sentencia
Ante el incumplimiento parcial de lo receptado por la sentencia anterior, la Corte decidió emitir un nuevo
pronunciamiento sobre la cuestión, donde estableció una extensa lista de acciones obligatorias que incluyen detener
la contaminación, sanear y erradicar basurales, limpiar la ribera del río, construir desagües y cloacas, expandir la red
de agua potable, e implementar un plan sanitario de emergencia para asistir a la población afectada por
enfermedades.

Además el fallo, que se parece mucho a una ley en cuanto al formato y contenido, impuso plazos para la ejecución
de las medidas ordenadas y sanciones en caso de incumplimiento. A efectos de asegurar la participación ciudadana y
la transparencia del proceso, la Corte dispuso que el Defensor del Pueblo coordine la intervención de las ONGs
presentadas en la causa y que la Auditoria General de la Nación realice el control sobre la asignación de fondos y la
ejecución del plan de saneamiento.

El caso no está aún cerrado ya que el cumplimiento de las medidas dispuestas por la sentencia será supervisado por
un Juzgado Federal de Quilmes, y la causa seguirá en trámite ante la Corte hasta determinar la indemnización
correspondiente a los demandantes por los daños sufridos por la contaminación.

“Barragán, José Pedro y Otros c/ Autopistas Urbanas S.A.


Gustavo Cima y otros c/ amparo”. – CCA y Tributario CABA –
Sala I – 23/12/2014.
La Sala I de la Cámara Contencioso Administrativo y Tributario de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires – con el voto de los Jueces
de Cámara que la integran -resolvió:
Confirmar la sentencia de grado.

– I -El caso concreto-


El actor promovió acción de amparo por la omisión de las demandadas
en adoptar las medidas necesarias a fin de que el nivel de ruido producido por
los vehículos que transitan la Autopista “25 de mayo” (AU 1) no exceda los
límites considerados inocuos para la salud de las personas que habitan en las
proximidades, entre ellas, el actor, que vive en un inmueble lindero a la Auto–
pista.
El 3 de octubre de 2003 esta Sala confirmó la sentencia de grado y esta
bleció –en esencia–, la obligación de AUSA de presentar al Magistrado de
grado un “Estudio Técnico de Impacto Ambiental“ y un “Plan de Adecuación
Ambiental“ y dispuso que AUSA y el GCBA deberán elaborar un “Plan de Ade-
cuación de la Autopista“, “que conducía a la reducción de los ruidos ex-
cesivos emitidos tanto en el espacio público circundante, como en
las edificaciones linderas a la autopista,que deberá ser ejecutado según
surja de sus términos y controlado por el GCBA”, que debía ser aprobado
por el Juzgado.

Luego se realizaron numerosos actos tendientes a la ejecución de la sentencia.


Se celebraron Audiencias en 2006 y 2010.

Ante la denuncia de incumplimiento efectuada por la actora con rela-


ción a lo dispuesto en la sentencia definitiva, el 12 de junio de 2013, el
Juez de grado ordenó a AUSA que en el término de sesenta (60) días
presentara en autos un nuevo “Estudio Técnico de Impacto Ambiental“
y un “Plan de Adecuación Ambiental“, en los términos del artículo 40 de
la Ley Nº 123 y del decreto Nº 222/2012.

El actor impugnó el Plan presentado por AUSA por incompleto y porque no


surgía del documento presentado, que las medidas hubieran sido consensua-
das con el GCBA, tal como había requerido el Juzgado.

El 24 de junio de 2014, el Juez de Primera Instancia dictó resolución que,


hace lugar a la impugnación del actor.
En consecuencia, ordenó a AUSA y al GCBA que en el plazo máximo de ocho
(8)meses acrediten en autos haber cumplido con la decisión del 12 de junio
de 2013, bajo apercibimiento de aplicar multa diaria de $ 1.000–disponiendo
que la Agencia de Protección Ambiental deberá,trimestralmente, informar al
Tribunal acerca de los avances procedimentales que se sucedan en el marco
de lo ordenado-.
Contra esta resolución apelan Autopistas Urbanas S.A. (AUSA) y Gobier-
de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA).-
Analizado lo actuado, la Cámara confirma la resolución recurrida en
todo cuanto ha sido materia de apelación y agravio y, por ende, condena a
AUSA y el GCBA, para que en el plazo de ocho (8) meses, deberán pre-
sentar al Juzgado, la aprobación, del “Estudio Técnico de Impacto Am-
biental” y el “Plan de Adecuación“, de conformidad con las pautas estableci-
das en la desición del 12 de junio de 2013, ordenando a la “Agencia de
Protección Ambiental“ deberá-trimestralmente- informar los avances
al Tribunal.

Smith
CORRALITO Y PESIFICACION

El Caso “Smith, C. A. c/ Poder Ejecutivo Nacional o Estado Nacional s/ sumarísimo” (Resuelto el 1/02/02)

En el caso "Smith" la Corte Suprema resolvió que las normas instauradas por el corralito y la pesificación eran
inconstitucionales. En consecuencia decidieron que debían ser devueltas íntegramente al ahorrista las sumas
depositadas.

Hechos:
Smith, quien tenía dinero depositado en una sucursal del Banco de Galicia de la ciudad de Corrientes, reclamó
judicialmente para recuperar los dólares que no podía retirar en virtud del decreto 1570/01. El juez de primera
instancia, como medida cautelar, ordenó que se le restituyera el dinero. Por ello, el Banco de Galicia recurrió
directamente ante la Corte, solicitando que se revocara esa decisión.

Decisión de la Corte:
La Corte decidió que el banco debía entregar a Smith la totalidad de sus fondos. (Voto de los jueces Nazareno,
Moliné O´Connor, Fayt -por su voto- López, Vázquez).

Sintesis (Resumen) fallo Espòsito


DEBER DE INVESTIGAR Y SANCIONAR LA VIOLENCIA INSTITUCIONAL

Caso “Espósito” (Detención ilegal y muerte de W. Bulacio) (Resuelto el 23/12/2004).

En cumplimiento de lo ordenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Suprema en el caso
"Espósito" declaró imprescriptible el delito de privación ilegal y muerte de W. Bulacio.

Pregunta que resolvió la Corte:


¿debe continuar la investigación penal por la muerte de W. Bulacio?
Respuesta: Sí
Hechos del caso:
Detención y muerte de Walter Bulacio
El 19 de abril de 1991, la Policía Federal Argentina practicó una detención masiva o “razzia” de “más de ochenta
personas” en la ciudad de Buenos Aires, cerca del estadio Club Obras Sanitarias de la Nación, donde se realizaba un
concierto de música rock. Allí W. D. Bulacio, de 17 años de edad, fue detenido junto a otras personas y fue
trasladado a la Comisaría 35ª. Esta comisaría se regía por una normativa interna que dejaba en las manos del
Comisario Espósito la apreciación de labrar actuaciones sin promover consulta a ningún tribunal.
En la seccional fue golpeado por agentes policiales.

Posteriormente los detenidos fueron liberados sin que se abriera causa penal en su contra, desconociéndose los
motivos de la detención e incumpliéndose con el deber de comunicar esta detención al juez de menores y a los
familiares.

Sin embargo, W. Bulacio no recuperó su libertad. La mañana siguiente a su detención salió de la comisaría en
ambulancia. Las lesiones que tenía en su cabeza determinaron su internación y a la semana de ser arrestado, murió.
Los médicos que lo atendieron efectuaron la denuncia penal. Así en el año 1991 comenzó el proceso penal para
esclarecer su muerte y sancionar a los responsables.
Demoras injustificadas en la investigación penal:
en 1992, el Comisario M. Á. Espósito, fue procesado acusado por el delito de privación ilegal de la libertad calificada
en perjuicio de W. Bulacio, pero fue sobreseído por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional.

La querella recusó a los jueces de la Cámara y presentó un pedido de juicio político contra ellos.
En 1993, los familiares de W. Bulacio demandaron a la Policía Federal Argentina y el Comisario Espósito por
$300.000,00 (trescientos mil pesos). Este proceso se encuentra suspendido hasta que se dicte la sentencia penal, por
lo que al día de la fecha no pudieron obtener una reparación económica ante la justicia argentina.
La familia de Bulacio llevó el caso ante la Corte Suprema que revocó el sobreseimiento de Espósito porque no estaba
fundamentado ni en los hechos de la causa ni en las normas aplicables.
En 1994, Espósito fue nuevamente procesado y la investigación continuó avanzando, principalmente a instancias de
la fiscal y de la querella. Un ex oficial policial atestiguó cómo Espósito castigó físicamente a Walter.

En 1996 la fiscal y los padres de Bulacio acusaron al Comisario Espósito. En vez de contestar la acusación y que la
causa quedara lista para dictarse sentencia, a partir de ese momento y hasta el 2001, es decir, por casi cinco años, la
defensa del imputado presentó una enorme cantidad de incidentes y recursos procesales que demoraron el dictado
de la sentencia.
Esta serie de articulaciones dilatorias motivó que la querella se presentara ante la Corte Suprema de Justicia
argumentando privación de justicia.

La Corte hizo lugar al pedido y encomendó a los jueces poner fin a la paralización de la causa con motivo de estas
múltiples articulaciones a fin de respetar el derecho de la querella de obtener una sentencia (Voto de los jueces
Nazareno, Moliné O´Connor, Fayt, Boggiano, López, Vázquez, Belluscio, Petracchi y Bossert”).
Finalmente, en junio del 2001 la defensa planteó la prescripción de la acción penal que fue declarada por el juez de
primera instancia y confirmada por la Cámara de Apelaciones en noviembre de 2002. A fines del 2002, la fiscal llevó
el caso a la Corte Suprema.
Denuncia ante la Comisión Interamericana por privación de justicia:
paralelamente, en 1997, ante la demora del proceso judicial por más de seis años desde la muerte de W. Bulacio, sus
padres presentaron una denuncia ante la CIDH.

En octubre de 2000, la CIDH publicó el Informe 72/00 en el que estableció que el Estado Argentino había violado el
derecho a la vida, integridad física, libertad y protección judicial de Bulacio y recomendó que éste adoptara las
medidas necesarias para que su muerte no quedara impune. Para ello, el Estado debía realizar una investigación
completa e imparcial para determinar las circunstancias en que este joven fue detenido, agredido y muerto y
sancionar a los responsables. La CIDH también recomendó al Estado Argentino brindar una reparación económica a
los familiares.
El Estado no dio respuesta a estas recomendaciones y luego de que la CIDH llevara el caso a la Corte Interamericana,
tal como dijéramos, Espósito había sido sobreseído y la Corte Suprema de Justicia de la Nación tenía que resolver si
confirmaba o no ese sobreseimiento.
El 26 de febrero de 2003, el Estado Argentino celebró un acuerdo amistoso con la CIDH y con los familiares
de Bulacio en el que reconocía su responsabilidad por la violación a los derechos fundamentales de su hijo, causada
por un inapropiado ejercicio del deber de custodia y por una detención ilegítima y por la violación al derecho a la
protección judicial de sus familiares, en tanto pese al lapso de tiempo transcurrido no hubo se sancionó a los
responsables.
Ante la COIDH se celebraron dos audiencias públicas en las que las partes discutieron acerca de cuál debía ser la
manera de reparar estas violaciones.
En su sentencia condenatoria contra el Estado Argentino, entre otras cosas, la COIDH tuvo por probado que en la
causa judicial seguida por las lesiones, privación ilegal de la libertad y muerte de W. Bulacio habían existido una serie
de dilaciones y que ninguno de los responsables había sido sancionado. Además de ordenar una reparación
económica a los familiares, la COIDH ordenó al Estado Argentino que enjuiciara y sancionara a los responsables de la
detención, agresión y muerte de W. Bulacio y que adoptara medidas para que no se repitieran en el futuro hechos
como éste.
Específicamente, con relación a la obligación de juzgar y sancionar la detención ilegal y la muerte de Bulacio, la
COIDH remarcó que el proceso judicial tramitó durante más de 12 años sin obtener una sentencia que condenara a
los responsables. Ello porque durante más de cinco años los jueces permitieron que el abogado del imputado
Espósito dilatara y entorpeciera el juicio mediante el abuso de los recursos que la ley pone al servicio de la defensa,
olvidando su deber de conciliar su derecho de defensa con el derecho de las víctimas del delito a conocer lo sucedido
y a sancionar a los responsables.
La COIDH, con aplicación de la doctrina sentada en “Barrios Altos”, sostuvo que era inadmisible que mediante una
disposición de prescripción se buscara impedir la investigación y sanción de los responsables de las violaciones a los
derechos humanos, ya que de lo contrario los derechos reconocidos en la Convención Americana sobre Derechos
Humanos carecerían de protección efectiva.Por lo que concluyó que el Estado Argentino debía proseguir la
investigación y sancionar a los responsables.
Pues bien, como dijéramos, el caso estaba ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación desde fines de 2002 para
resolver el recurso interpuesto por la fiscal contra la decisión que sobreseyó, por prescripción, al comisario Espósito.
La fiscal que interpuso el recurso extraordinario había alegado que era arbitraria la decisión de la Cámara Criminal de
Apelaciones de sobreseer a Espósito. Esta funcionaria sostuvo que esta decisión no tenía fundamento porque no
había valorado que el plazo de prescripción se había interrumpido con cada una de sus respuestas negativas a las
excepciones planteadas por la defensa y las sucesivas resoluciones del juez que las rechazó.
El Procurador General de la Nación concordó con este criterio y remarcó que la actividad de la fiscal había estado
dirigida a remover los obstáculos procesales para que se pudiera dictar una sentencia definitiva en un caso en que,
además, se encontraba comprometida la responsabilidad internacional del estado en virtud de la sentencia de la
COIDH.
Decisión de la Corte Suprema:
de este modo, cuando la Corte Suprema decidió el caso Espósito en diciembre de 2004 tenía que resolver dos
cuestiones: la primera, si la acción penal en contra de Espósito estaba prescripta y, para el caso que lo estuviera, si
debía considerar inaplicable esta disposición de prescripción en función de la sentencia de la Corte Interamericana
(Bulacio Vs Argentina). Recordemos que las sentencias de la COIDH son obligatorias para el Estado Argentino.
Pues bien, la Corte Suprema resolvió que el juicio penal contra el comisario Espósito debía continuar porque la
acción penal no estaba prescripta (Voto de los jueces Petracchi, Zaffaroni, Belluscio, Fayt, Highton, Boggiano y
Maqueda). Si bien la Corte resolvió esta cuestión por unanimidad, hubo diferencia en cuanto a los fundamentos y a
la importancia que debía dársele a la sentencia de la COIDH.

Barrios Altos - Perú - Corte Interamericana de Derechos Humanos

Caso: Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre y otros) vs. Perú

Sentencia, Reparaciones, Interpretacion de la sentencia, Resumen(DESCAGAR)

Resumen fallo Barrios Altos - Perú.

Hechos probados.
El 3 de noviembre de 1991, aproximadamente a las 22:30 horas, seis individuos fuertemente armados irrumpieron
en el inmueble ubicado en el Jirón Huanta nº 840, Barrios Altos, Lima, cuando se estaba realizando una pollada. Los
atacantes (con sus rostros encubiertos con pasamontañas) llegaron al sitio en dos vehículos, los cuales portaban
luces y sirenas policiales, que fueron apagadas al llegar al lugar de los hechos. Obligaron a las personas a tirarse al
suelo y les dispararon indiscriminadamente por un período aproximado de dos minutos, matando a 15 personas e
hiriendo gravemente a otras cuatro, quedando una de estas últimas, permanentemente incapacitada. Luego de ello,
los atacantes huyeron. Los autores de ello fueron un grupo del Ejército denominado Grupo Colina, escuadrón de
eliminación antisubversivo. Se dijo que las víctimas eran miembros de Sendero Luminoso. Recién se inició una
investigación en el año de 1995. Pese a que el proceso se había iniciado en sede civil, el fuero militar reclamaba
competencia, pero antes de que ello fuese resuelto, se sancionó una ley de amnistía contra cualquier implicado en
violación de derechos humanos en la lucha antisubversiva, saliendo libres los que autores materiales que estaban
detenidos y siendo investigados. Una juez quiso seguir con el proceso, declarando inaplicable esta ley, pero por
móviles políticos fue alejada del caso.

Derechos demandados.
Artículo 4 (Derecho a la Vida) de la Convención Americana, en perjuicio de Placentina Marcela Chumbipuma Aguirre,
Luis Alberto Díaz Astovilca, Octavio Benigno Huamanyauri Nolazco, Luis Antonio León Borja, Filomeno León León,
Máximo León León, Lucio Quispe Huanaco, Tito Ricardo Ramírez Alberto, Teobaldo Ríos Lira, Manuel Isaías Ríos
Pérez, Javier Manuel Ríos Rojas, Alejandro Rosales Alejandro, Nelly María Rubina Arquiñigo, Odar Mender Sifuentes
Nuñez y Benedicta Yanque Churo; artículo 5 (Derecho a la Integridad Personal) de la Convención Americana, en
perjuicio de Natividad Condorcahuana Chicaña, Felipe León León, Tomás Livias Ortega y Alfonso Rodas Alvítez;
artículos 8 (Garantías Judiciales), 25 (Protección Judicial) y 13 (Libertad de Pensamiento y de Expresión) de la
Convención Americana como consecuencia de la promulgación y aplicación de las leyes de amnistía Nº 26479 y Nº
26492.

Fundamentos.
Allanamiento.El allanamiento del Estado peruano, a entender de la Corte, constituyó una contribución positiva al
desarrollo de este proceso y a la vigencia de los principios que inspiran la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.

Incompatibilidad de leyes de amnistía con la Convención


Son inadmisibles las disposiciones de amnistía, las disposiciones de prescripción y el establecimiento de excluyentes
de responsabilidad que pretendan impedir la investigación y sanción de los responsables de las violaciones graves de
los derechos humanos tales como la tortura, las ejecuciones sumarias, extralegales o arbitrarias y las desapariciones
forzadas, todas ellas prohibidas por contravenir derechos inderogables reconocidos por el Derecho Internacional de
los Derechos Humanos.

Derecho a la verdad y garantías judiciales en el Estado de Derecho.


Es incuestionable que se impidió a las víctimas sobrevivientes, sus familiares y a los familiares de las víctimas que
fallecieron, conocer la verdad acerca de los hechos ocurridos en Barrios Altos. Pese a lo anterior, en las
circunstancias del presente caso, el derecho a la verdad se encuentra subsumido en el derecho de la víctima o sus
familiares a obtener de los órganos competentes del Estado el esclarecimiento de los hechos violatorios y las
responsabilidades correspondientes, a través de la investigación y el juzgamiento exigidas.

Puntos Resolutivos.
Se admite el reconocimiento de responsabilidad internacional efectuado por el Estado por los derechos a la vida
(artículo 4), a la integridad (artículo 5). a las garantías judiciales y a la protección judicial (artículos 8 y 25). Además,
se declara que las leyes de amnistía Nº 26479 y Nº 26492 son incompatibles con la Convención Americana sobre
Derechos Humanos y, en consecuencia, carecen de efectos jurídicos, y por lo tanto, el Estado del Perú debe
investigar los hechos para determinar las personas responsables de las violaciones de los derechos humanos a los
que se ha hecho referencia en esta Sentencia, así como divulgar públicamente los resultados de dicha investigación y
sancionar a los responsables, así como disponer las reparaciones que correspondan.

Reparaciones.1. Se debe pagar US$175.000,00 a cada una de las víctimas sobrevivientes, US$175.000,00 a los
beneficiarios de las reparaciones relacionadas con cada una de las víctimas fallecidas y US$250.000,00 a los
beneficiarios de las reparaciones relacionadas con la víctima fallecida Máximo León León.

2. El Estado del Perú debe otorgar a los beneficiarios de las reparaciones los gastos de servicios de salud (en las áreas
de atención de consulta externa, procedimientos de ayuda diagnóstica, medicamentos, atención especializada,
procedimientos diagnósticos, hospitalización, intervenciones quirúrgicas, partos, rehabilitación traumatológica y
salud mental) y de educación (a través de becas, materiales y uniformes).

3. Como reparación no pecuniaria, se debe crear la figura penal del delito de ejecuciones extrajudiciales, suscribir la
Convención Internacional sobre Imprescriptibilidad de Crímenes de Lesa Humanidad, publicar la sentencia en el
diario oficial El Peruano, y erigir un monumento recordatorio y buscar a los familiares no ubicados.

Interpretación de la Sentencia.
Se pide explicación respecto a los efectos de la sentencia, y se señala que la promulgación de una ley
manifiestamente contraria a las obligaciones asumidas por un Estado parte en la Convención constituye per se una
violación de ésta y genera responsabilidad internacional del Estado. En consecuencia, la Corte considera que, dada la
naturaleza de la violación constituida por las leyes de amnistía No. 26479 y No. 26492, lo resuelto en la sentencia de
fondo en el caso Barrios Altos tiene efectos generales.

Aloeboetoe y otros - Suriname - Corte Interamericana de Derechos Humanos

Caso: Aloeboetoe y otros vs. Surinam


Hechos probados.
Los hechos ocurrieron en Atjoni, donde más de 20 cimarrones (bushnegroes), varones desarmados fueron
gravemente golpeados por soldados de dicho país, quienes sospechaban que se trataba de miembros del Comando
de la Selva. Las víctimas venían de Paramaribo rumbo a su aldea, para lo cual tenían que pasar por Atjoni.

Después de estos hechos, los militares permitieron que algunos de los cimarrones prosiguieran su viaje, pero siete
personas, entre ellas un menor de 15 años de edad, fueron arrastradas con los ojos vendados al interior de un
vehículo militar y llevadas por el camino de Tjongalangapassi rumbo a Paramaribo. A la altura del kilómetro 30, el
vehículo se detuvo y los militares ordenaron a las víctimas que salieran de él, se les dio una pala y a poca distancia
del camino se les ordenó que comenzaran a excavar. Uno de ellos, Aside, trató de escapar y dispararon contra él;
pero no lo persiguieron. Poco tiempo después los otros seis cimarrones fueron asesinados.

Derechos demandados
La Comisión solicitó que se declare la responsabilidad del Estado de Suriname por la muerte de los señores
Aloeboetoe, Daison; Aloeboetoe, Dedemanu; Aloeboetoe, Mikuwendje; Amoida, John; Voola, Richenel, alias Aside
[o] Ameikanbuka (encontrado vivo); Banai, Martin Indisie, y Tiopo, Beri, mientras se encontraban detenidos, y que
los hechos del caso constituyen una violación de los artículos 1.1, 1.2, 4.1, 5.1, 5.2, 7.1, 7.2., 7.3 y 25 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Fundamentos
En la audiencia del 2 de diciembre de 1991, el agente de Suriname reconoció la responsabilidad de su país en el caso
planteado. Ante este hecho, la Corte consideró que había cesado la controversia, con lo cual correspondía decidir
sobre las reparaciones y sobre las costas del procedimiento.

Reparaciones
La Corte decidió, por unanimidad, fijar en US$453.102 (cuatrocientos cincuenta y tres mil ciento dos dólares), o su
equivalente, el monto que el Estado de Suriname debía pagar antes del 1 de abril de 1994. Asimismo, ordenó al
Estado de Suriname que entregue a la Fundación para sus operaciones, dentro de los 30 días siguientes a su
constitución, un aporte único de US$4.000 (cuatro mil dólares) o su equivalente en moneda local al tipo de cambio
vigente en el mercado libre al momento de efectuarse el pago. Igualmente, con carácter de reparación, ordenó
reabrir la escuela situada en Gujaba y dotarla de personal docente y administrativo para que funcione
permanentemente a partir de 1994 y poner en operación en el curso de ese año el dispensario existente en ese
lugar.

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