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FACULTAD DE EDUCACION Y HUMANIDADES

ESCUELA PROFESIONAL DE EDUCACION

TEMA : ACTIVIDAD Nº 05

CURSO : ETICA PROFESIONAL Y DEONTOLOGIA

ALUMNA : FIORELITA SUSY SALDAÑA PONTE

DOCENTE : MG. ANA MARITZA BUSTAMANTE CHÁVEZ

CODIGO : 2007141048

AÑO : 2018
EL OBJETO DE LA VOLUNTAD

1. El bien como fin y la acción que lo realiza


La razón general de fin (lo bueno en sí mismo) tiene a su vez dos modalidades
fundamentales: lo honesto y lo deleitable. Una acción o una cosa puede ser
querida en sí misma porque se presenta como objetivamente buena y digna de
ser amada (está dotada de un valor objetivamente importante), o también
puede ser querida en sí misma porque se presenta como placentera
(deleitable). El bien honesto tiene, pues, un carácter objetivo: la persona
humana se reconoce en él y lo aprueba. El bien deleitable es querido porque
causa en mí una resonancia afectiva positiva: placer, satisfacción, alegría, etc.

La voluntad puede tener también como objeto un bien que ya no es fin en su


acepción restringida, pero que se relaciona con el fin, y por eso queda dentro
del objeto de la voluntad. Este segundo tipo de bien es querido porque, en el
momento en que se obra, se presenta como ordenado (finalizado) a la
realización o consecución del fin. Es querido, pues, en virtud de otra cosa, en
virtud del fin para cuya consecución resulta idóneo.

2. La intención y la elección
Entendemos por intención un acto elícito de la voluntad que consiste en el
querer eficaz de un fin que, en su realidad fáctica, está distante de nosotros, de
modo que no resulta inmediatamente realizable o alcanzable, sino que es
querido como algo que ha de ser alcanzado a través de otras acciones.

3. La relación entre intención y elección


La distinción entre intención y elección no rompe la unidad del obrar. Es verdad que la
intención puede darse separadamente de la elección, como sucede cuando una
persona decide perseguir un fin que será alcanzado en el futuro sin pensar todavía en
los medios que empleará.
LA ESPECIFICACIÓN MORAL DE LAS ACCIONES VOLUNTARIAS

1. ¿Qué es la especificación moral de las acciones?


Para explicar qué es la especificación moral de las acciones voluntarias
podemos servirnos de algunos ejemplos. El médico se sirve de la definición y
clasificación de las diversas patologías (diabetes, tuberculosis, gastritis, etc.)
para identificar las enfermedades sobre la base de los síntomas que observa,
los precedentes de la historia clínica, etc. También el juez dispone de la
definición de las diversas violaciones de la ley (fraude, robo, falsedad en
documento público, evasión de impuestos, etc.) para juzgar los
comportamientos sobre los que debe pronunciarse, absolviendo o condenando
a su autor. De modo análogo, la Ética define las virtudes, los vicios y sus actos
propios (por ejemplo, restitución, mentira, homicidio, calumnia, limosna) a fin de
ofrecer orientaciones útiles para el comportamiento moral y para su valoración.
Cada uno de estos conceptos constituye una «especie moral» (un tipo o una
clase de acción moral), y el problema de la especificación moral es el de saber
qué aspectos de un comportamiento concreto (intención, elección, etc.)
determinan su encuadramiento bajo uno u otro de estos conceptos.

EL BIEN HUMANO
Si la Ética tiene la misión de dirigir la conducta hacia el fin último o bien supremo de la
persona humana, la adopción de un proyecto de vida concreto es la tarea central de la
existencia moral que la reflexión filosófica puede y debe iluminar. Sin embargo, sólo
una de las cinco figuras de Ética mencionadas en el capítulo II comparte la tesis que
acabamos de recordar; las otras cuatro ponen en duda o niegan decididamente que se
pueda o se deba proponer una concepción sustancial y normativa del bien humano,
con lo que la misión de la Filosofía Moral queda limitada a formular y fundamentar las
normas de justicia necesarias para la convivencia. Este hecho complica
inevitablemente nuestro estudio del bien humano, al que dedicaremos dos capítulos.
El capítulo III considerará, en primer lugar, cómo surge y cómo se plantea la pregunta
acerca del bien global de la persona humana y por qué esa pregunta es ineludible para
la Ética; en segundo lugar, examinará las razones por las que las otras figuras de Ética
estiman que ocuparse del bien humano es imposible, inútil o nocivo. La valoración de
las razones a favor y en contra nos permitirá matizar nuestro planteamiento, con objeto
de afrontar desde una perspectiva adecuada, en el capítulo IV, el estudio del contenido
del bien humano

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