Professional Documents
Culture Documents
Un empleado mexicano de una agencia de publicidad colecciona datos para un estudio pionero
sobre el uso mediático en Latinoamérica. Durante la Segunda Guerra Mundial, la Oficina del
Coordinador de Asuntos Interamericanos del gobierno estadounidense compró radios “portátiles”
y contrató personal para que caminara con ellos por las calles de varias ciudades de México. Cuando
los agentes escucharan un radio en uso, prenderían el radio portátil hasta sintonizar la misma pro
gramación, marcarían la estación en cuestión, y gradualmente así generarían un retrato de los há
bitos radioescuchas de la población mexicana. Foto reproducida por cortesía de la National Archives
and Records Administration, Washington, D.C.
DIRECTOR DE LA DIVISIÓN COMITÉ EDITORIAL Charles Hale †
DE HISTORIA Yuri Afanasiev Universidad de Iowa
Luis Barrón Universidad de Humanidades, Matsuo Kazuyuki
DIRECTOR FUNDADOR
Moscú Universidad de Sofía, Tokio
Jean Meyer Carlos Altamirano Alan Knight
Editor de la revista Prisma Universidad de Oxford
DIRECTOR (Argentina) Seymour Lipset †
Antonio Saborit Pierre Chaunu † Universidad George Mason
Institut de France Olivier Mongin
JEFE DE REDACCIÓN Jorge Domínguez Editor de Esprit, París
David Miklos Universidad de Harvard Daniel Roche
CONSEJO DE REDACCIÓN
Enrique Florescano Collège de France
Adolfo Castañón Conaculta Stuart Schwartz
Clara García Ayluardo Josep Fontana Universidad de Yale
Luis Medina Universidad de Barcelona Rafael Segovia
Rafael Rojas Manuel Moreno El Colegio de México
Mauricio Tenorio Fraginals † David Thelen
Universidad de La Habana Universidad de Indiana
DISEÑO Y FORMACIÓN Luis González † John Womack Jr.
Natalia Rojas Nieto El Colegio de Michoacán Universidad de Harvard
.
Centro de Investigación
y Docencia Económicas,
..issn:1665-1715
Impresión: imdi
A.C., Carretera México- Suiza 23 Bis,
Toluca 3655 (km 16.5), Colonia Portales,
Lomas de Santa Fe,
.
01210, México, D.F.
Certificado de licitud
.
C.P. 03300, México, D.F.
Suscripciones:
Tel.: 57 27 98 00
de título: 11541 ext. 6091
.
y contenido: 8104.
Reserva del título
otorgada por el Indautor:
e-mail suscripciones:
publicaciones@cide.edu
e-mail redacción:
04-2000-071211550100-102 david.miklos@cide.edu Un lancero derriba a un oficial francés en la batalla del cinco
de mayo (Cortesía del Museo José Luis Bello y González de
la ciudad de Puebla).
DOSSIER
005 Carlos Bravo Regidor, Historias de la opinión pública: presentación
007 Rafael Rojas, Plumas que matan: El duelo intelectual entre Gabriel García Moreno
y Juan Montalvo en el xix ecuatoriano
37 Lauren Derby, La ciudad de los muertos: los rumores como opinión pública en Puerto
Príncipe, Haití
57 Fernando Escalante Gonzalbo, Narco-terrorismo: La fábrica de la opinión pública
TEXTOS RECOBRADOS
75 Max Weber, Reporte preliminar acerca del levantamiento propuesto sobre la
sociología de la prensa (traducción y prólogo de Álvaro Morcillo Laiz)
0 USOS DE LA HISTORIA
95 Patrick Iber, Balas de papel, ¿tigres de papel? Sobre la guerra y la creación
de opinión pública
NOTAS Y DIÁLOGOS
121 Nicholas Lemann, El futuro del periodismo
0 VENTANA AL MUNDO
129 Camila Pastor de Maria y Campos, Anatomía del ámbito público en el mundo árabe
RESEÑAS
149 Ana María Serna, De la tiranía de la opinión a la opinión del tirano
155 Iván Ramírez de Garay, Incursiones en la zona gris: totalitarismo y consenso
160 Rosario Aguilar, Ventajas y desventajas históricas de las encuestas
5
DOSSIER
6
Plumas que matan
El duelo intelectual entre Gabriel García Moreno
y Juan Montalvo en el xix ecuatoriano
Rafael Rojas
1
R. P. A. Berthe, García Moreno. Presidente de la República de Ecuador, vengador y mártir del de-
recho cristiano, París, Victor Retaux e Hijo, Libreros-Editores, 1892, t. I, p. I. Véase también el
magnífico acápite de Jean Meyer, “El Ecuador del Sagrado Corazón”, en su Historia de los cristia-
nos en América Latina, México, Jus, 1999.
2
R. P. A. Berthe, op. cit., t. II, pp. 406-407.
7
DOSSIER
3
Ibid., pp. 407-408.
4
El mito ha llegado, naturalmente, a la novela y al cine. Véase, por ejemplo, la biografía de
Francisco Salazar Alvarado, Encuentro con la historia, Quito, Maragarita Borja y Yanko Molina Edi
tores, 2005, la novela de Alicia Yánez Cossío, Sé que vienen a matarme, Quito, Paradiso Editores,
2001, y el film homónimo dirigido por Carl West.
8
DOSSIER
5
Sandra Gayol, “Duelos, honores, leyes y derechos: Argentina, 1887-1923”, Anuario IEHS,
Tandil, Argentina, núm 14, 1999, pp. 74-82; Sandra Gayol, “Honor moderno. The Significance of
Honor in Fin-de-Siecle Argentina”, Hispanic American Historical Review, 84, 3, 2004, pp. 475-497;
Sandra Gayol, Sociabilidad en Buenos Aires, hombres, honor y cafés, 1862-1910, Buenos Aires, Edicio
nes del Signo, 2000, pp. 247-260; Pablo Piccato, “Politics and the Technology of Honor: Dueling
in Turn-of-the-Century Mexico”, Journal of Social History, vol. 33, 2, Winter, 1999, pp. 331-354;
Pablo Piccato, The Tyranny of Opinion. Honor in the Construction of the Mexican Public Sphere, Durham,
Duke University Press, 2010, pp. 280-300; David S. Parker, “Law, Honor, and Impunity in
Spanish America. The Debate over Dueling, 1870-1920”, Law and History Review, vol, 19, Sum
mer, 2000, pp. 3-20.
9
DOSSIER
6
R. P. A. Berthe, op. cit., t. I, pp. 117-122. Véase también Peter V. N. Henderson, Gabriel
García Moreno and Conservative State Formation in the Andes, Austin, University of Texas Press,
2008, pp. 12-19.
7
Gabriel García Moreno, Escritos y discursos, Quito, Imprenta del Clero, 1887, t. I., pp. 261-262.
10
DOSSIER
año había sido derrocado por una revolución con la que simpatizaron
Rocafuerte, Olmedo y el propio García Moreno. Flores, quien se exilió en
Europa y llegó a conspirar con la reina regente de España, María Cristina
de Borbón, para restaurar la monarquía en Ecuador, era descrito entonces
por García Moreno como un “traidor”: “¡Infeliz!, que luchando en la ago
nía/ y entregada a las garras de la muerte,/ ve expirar al virtuoso Rocafuerte,/
y alzar al crimen el traidor puñal”.8 Por su parte, el exergo de la Avellaneda,
que García Moreno antepuso a su necrológica sobre Olmedo, provenía del
poema “A la memoria del célebre poeta cubano José María Heredia” e in
tentaba transmitir el sentimiento de orfandad que se sentía en Ecuador tras
la muerte de Olmedo:
8
Ibid., p. 288.
9
Ibid., p. 261.
11
DOSSIER
10
Ibid., p. 275.
11
José Luis Romero y Luis Alberto Romero, eds., Pensamiento conservador. 1815-1898, Cara
cas, Biblioteca Ayacucho, 1986, pp. 135-141 y 344-348.
12
DOSSIER
12
Gabriel García Moreno, op. cit., pp. 306-307.
13
Ibid., pp. 107-118 y 127-132.
14
Ibid., p. 125.
15
Ibid., pp. 179-219.
13
DOSSIER
14
DOSSIER
18
Jacobo Sánchez, Los rojos en la América del Sud y el señor Frías en París, Quito, Imprenta de F.
Bermeo por M. Vieyra, 1851, pp. 1-21.
19
Gabriel García Moreno, op. cit., p. 331.
20
Ibid., p. 8.
15
DOSSIER
16
DOSSIER
24
Ibid., p. 30.
25
Gabriel García Moreno, op. cit., t. I, pp. 179-219, t. II, pp. 1-5.
17
DOSSIER
26
R. P. A. Berthe, op. cit., pp. 224-230.
27
Peter V. N. Henderson, Gabriel García Moreno and Conservative State Formation in the Andes,
Austin, University of Texas, 2008, pp. 20-52.
28
Erika Pani, Para nacionalizar el Segundo Imperio. El imaginario político de los imperialistas,
México, El Colegio de México/Instituto Mora, 2001, pp. 69-88.
29
Edmundo O’Gorman, La supervivencia política novohispana. Reflexiones sobre el monarquismo
mexicano, México, Fundación Cultural de Condumex, 1969, pp. 43-51.
18
DOSSIER
La naciente política hacia América Latina del pontificado de Pío IX, tan
importante para los conservadores, era difícil de conciliar con la de
Napoleón III, dado el apoyo de éste a la unificación italiana, que amenaza
ba la soberanía de los Estados Pontificios. Sin embargo, los conservadores
hispanoamericanos valoraron positivamente la contención del republicanis
mo y el socialismo más radicales, que ejerció el Segundo Imperio, y sus
simpatías por una reconstrucción de la hegemonía latina y católica de las
monarquías mediterráneas en la región, que limitara la creciente influencia
norteamericana. En la elaboración de su proyecto político, en París, García
Moreno tomó en cuenta esas condiciones favorables, como puede consta
tarse en la sintonía que establecieron sus ideas con la obra del presbítero
chileno José Ignacio Víctor Eyzaguirre Portales, sobrino del estadista Diego
Portales, fundador del Colegio Pío Latinoamericano de Roma, quien fuera
nombrado por Pío IX, pronotario apostólico de la Santa Sede.
En 1858, cuando García Moreno ya estaba de vuelta en Ecuador e in
volucrado en la oposición como senador por Guayaquil al gobierno de
Francisco Robles, Eyzaguirre hizo un viaje por diversos países latinoameri
canos que dio lugar al influyente libro, en dos tomos, Los intereses católicos en
América (1858). Concebido como una introducción a la política latinoameri
cana del Vaticano, la obra del presbítero chileno buscaba presentar a Roma
un mapa de la “animosidad con que cada día perseguía (a la Iglesia en el
vasto continente de Colón) un poder empeñado en dominarla”.30 Eyza
guirre presentaba un cuadro lamentable, de anarquía e impiedad, que aso
laba 17 repúblicas con 30 millones de católicos, que debían ser rescatados
por la “Iglesia, su religión y su fe”, a las cuales “América debía todo”.31
Luego de una deslumbrante descripción del Amazonas, en la que se
reiteraba la analogía del Nilo latinoamericano, Eyzaguirre ascendía por la
geografía y la historia continental, desde la colonización de Brasil y el Río de
la Plata, hasta la independencia argentina, uruguaya y paraguaya, el régi
men rocista y las guerras civiles de mediados del siglo xix en América del
Sur.32 Siguiendo la ruta de San Martín, Eyzaguirre subía hasta el Alto Perú,
30
José Ignacio Víctor Eyzaguirre, Los intereses católicos en América, París, Librería de Garnier y
Hermanos, 1859, t. I, p. II.
31
Ibid., p. V.
32
Ibid., pp. 121-169.
19
DOSSIER
33
Ibid., pp. 327-338.
34
Ibid., pp. 459-469.
35
Ibid., t. II, pp. 1-2.
36
Ibid., p. 4.
37
Ibid., pp. 461-462.
20
DOSSIER
38
Gabriel García Moreno, op. cit, t. II, pp. 7-17 y 20-23.
39
Peter V. N. Hendersen, op. cit., pp. 62-91.
40
Gabriel García Moreno, Epistolario diplomático. 1859-1869, Quito, Ediciones Universidad
Católica, 1976, pp. XX-XI.
21
DOSSIER
41
Ana Buriano Castro, “El constitucionalismo conservador ecuatoriano: un instrumento en la
construcción de la hegemonía”, Signos Históricos, núm. 11, enero-junio, 2004, pp. 65-94.
42
http://www.efemerides.ec/1/agosto/1869.htm.
43
Idem.
44
José María Portillo Valdés, “De la monaqruía católica a la nación de los católicos”, Historia
y Politica, núm. 17, enero-junio, 2007, pp. 17-35.
22
DOSSIER
Era necesario levantar un muro de división entre los adoradores del verdadero
Dios y los de Satanás, y que por esta razón debían ser francos todos los que se
hallaban embarazados por los sofismas de la incompetencia, el miedo y la con
fusión: se trata sólo de cerrar los derechos de elegir y ser elegidos, que son los
propios de la ciudadanía. El inciso tiene por objeto que no los ejerzan los que
no profesan la religión católica; dejar de declarar las verdades de esta religión
por el temor de la persecución de un partido triunfante, es un temor vil e igno
minioso.45
Se supone que se retraerán de venir los extranjeros por no concederles los de
rechos de ciudadanía; pero todos saben que éstos no tienen otro interés que el
oro, no desean el ejercicio de la ciudadanía; gozan de los derechos de naturali
zación sin participar de los deberes; no están obligados a defender el país, ni
contribuyen para los gastos públicos.46
45
José Luis Romero y Luis Alberto Romero, eds., op. cit., p. 116.
46
Ibid., p. 117.
23
DOSSIER
LA DICTADURA PERPETUA
47
Ibid., pp. 70 y 367.
48
Oscar Efrén Reyes, Vida de Juan Montalvo, Quito, Talleres Gráficos de Educación, 1943,
pp. 129-180; Plutarco Naranjo, Juan Montalvo. Estudio biobibliográfico, Puebla, Editorial José M.
Cajica, 1970, pp. 67-81; Manuel Moreno Sánchez, ed., Montalvo, México, Secretaría de Educa
ción Pública, 1942, pp. XV-XVIII.
49
Enrique Anderson Imbert, El arte de la prosa en Juan Montalvo, México, El Colegio de
México, 1948, pp. 61-66.
24
DOSSIER
Déjeme Ud. hablar con claridad: hay en Ud. elementos de héroe y de…, sua
vicemos la palabra, tirano. Tiene Ud. valor y audacia, pero le faltan virtudes
políticas, que si no procura adquirirlas a fuerza de estudio y buen sentido,
caerá, como cae siempre la fuerza que no consiste en la popularidad. Pero
consuélese Ud. porque ellas pueden ser imitadas, y si no las recibimos de la
naturaleza, podemos recibirlas de los filósofos y sabios gobernantes. No pien
se Ud. en Rosas, ni en Monagas, ni en Santa Anna si no para detestarlos;
acuérdese de Hamilton y Jefferson para venerarlos, y será ya una virtud, un
buen augurio.50
50
Juan Montalvo, Las Catilinarias/ El Cosmopolita/ El Regenerador, Caracas, Biblioteca Ayacu
cho, 1985, p. XXII.
25
DOSSIER
Bárbaros hemos sido nosotros en Méjico; Sire: hemos olvidado que la civiliza
ción es como la verdadera religión, que no se le propaga a punta de lanza: he
mos degollado, hemos azotado, hemos violado convenios: los mejicanos han
respetado más que nosotros a sus semejantes, al hombre, al soldado, al extran
jero. Esos bárbaros no son bárbaros de ninguna manera.54
51
Gabriel García Moreno, Epistolario diplomático. 1859-1869, Quito, Ediciones Universidad
Católica, 1976, p. XXI.
52
Ibid., p. CVIII.
53
Juan Montalvo, El Cosmopolita, París, Casa Editorial Garnier y Hermanos, 1923, t. I, pp. 47-
57 y 197-207.
54
Ibid., p. 299.
26
DOSSIER
55
Ibid., p. 300.
56
Ibid., pp. 28-46, 109-117, 159-179.
57
Ibid., pp. 208-209.
58
Ibid., pp. 255-257; Jesús Reyes Heroles, El liberalismo mexicano, México, fce, 1988, t. III,
pp. 590-607.
27
DOSSIER
28
DOSSIER
62
Juan Montalvo, El Cosmopolita, t. II, pp. 203-249.
63
Ibid., pp. 250-263.
64
Ibid., pp. 287-330.
65
http://www.efemerides.ec/1/agosto/1869.htm.
29
DOSSIER
66
José Luis Romero y Luis Alberto Romero, eds., op. cit., pp. 128-129.
67
Juan Montalvo, Siete tratados, París, Casa Garnier Hermanos, 1912, t. I, pp. 276-277.
68
Ibid., t. II, p. 69.
69
Ibid., pp. 69-154.
30
DOSSIER
Yo, N.N., juro por Dios Nuestro Señor y estos Santos Evangelios desempeñar
fielmente el cargo de Presidente de la República, profesar y proteger la
Religión Católica Apostólica Romana, conservar la integridad e independencia
del Estado, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes. Si así lo hiciere,
Dios me ayude y sea en mi defensa; y si no, Él y la Patria me lo demanden.72
70
http://www.efemerides.ec/1/agosto/1869.htm.
71
Idem.
72
Idem.
73
Niccolo Machiavelli, The Discourses, Nueva York, Penguin Books, 1998, pp. 193-196; Jean
Jacques Rousseau, The Social Contract, Nueva York, Penguin Books, 1968, pp. 170-174; John Loc
ke, Two Treatises of Government, Cambridge, Cambridge University Press, 1988, pp. 159-161.
31
DOSSIER
32
DOSSIER
78
José Luis Romero y Luis Alberto Romero (eds.), op. cit., p. 126.
79
Manuel Moreno Sánchez, ed., Montalvo, México, Secretaría de Educación Pública, 1942,
pp. 23-25.
33
DOSSIER
80
Ibid., p. 24.
81
Ibid., p. 28.
34
DOSSIER
fiscaliza. El rey no era tirano, y la nación había llegado a una gran suma de pro
greso material: “a great amount of material progress”. Entre varias obras porten
tosas, una carretera cual nunca vio Roma, une las dos capitales del imperio:
otra maravilla del mundo, dicen los historiadores. Y con todo, el pueblo vivía
en la tristeza, porque no era libre, ni cabe felicidad en el seno del despotismo.82
82
Ibid., p. 29.
83
Gabriel García Moreno, Escritos y discursos, Quito, Imprenta del Clero, 1887, t. I., pp. VII y IX.
84
Ibid., pp. 223 y 253.
35
La ciudad de los muertos
Los rumores como opinión pública en
Puerto Príncipe, Haití*
Lauren Derby
* Traducción del inglés de Luis Cuesta. Este proyecto de historia oral fue financiado con una
beca para proyectos especiales de la Asociación de Estudios Latinoamericanos. Nuestro equipo
estuvo compuesto por Watson Denis, Teresa Barnet, Andrew Apter y Eddy Jérôme Lacoste. En
los próximos meses daremos a conocer el archivo completo de treinta historias orales sobre el te
rremoto, material del que he sacado los testimonios que aparecen en este ensayo. Las entrevistas
fueron realizadas en Carrefour-Feuilles, Champs de Mars, Place Jérémie y Pacot, un barrio pobre
tradicional, campos de refugiados y un vecindario de clase media. Fondos adicionales para la in
vestigación fueron aportados por las siguientes instituciones: American Council of Learned So
cieties, the Huntington Library, un cor Grant de ucla y ucla History Department. Quiero agra
decer a Georges René, Katherine Smith, Frank Polyak, Don Cosentino, Mark Schuller, Claudine
Michel, Rebecca Dirksen, Kendy Verilus, William Balan-Gaubert, Judith Bettelheim y Watson
Denis su ayuda para entender mejor el estilo de vida haitiano, y también a los estudiantes de
nuestro curso sobre historia oral en la Universidad de l’Etat d’Haiti en agosto de 2011. También
estoy en deuda con Allen Roberts y Ra’anan Boustan por sus observaciones críticas sobre mi tra
bajo, así como con Irma Mora y Abercio Alcántara por su ayuda en las tareas de investigación y la
calurosa acogida que me brindaron en Elías Piña, República Dominicana. Agradezco a Luis
Cuesta por la traducción.
1
Véase Jürgen Habermas, The Structural Transformation of the Public Sphere: An Inquiry into a
Category of Bourgeois Society, Londres, Polity Press, 1989.
2
Éste no ha sido siempre el caso. En 1802 la colonia francesa de Santo Domingo tenía una
prensa muy activa que incluía alrededor de 50 publicaciones.
37
DOSSIER
mullos o rumores).3 Como ha dicho Glen Perice, el molino del rumor forma
“una esfera pública alternativa” en Haití, que a menudo consiste en “voces
opuestas” que dan vueltas y desmenuzan las actuaciones y las motivacio
nes ocultas de los gestores estatales.4 Luise White ha subrayado también el
papel del rumor en África como vehículo de teorización crítica, pues ella
plantea que “el poder del rumor radica en las contradicciones que conlleva
y al mismo tiempo trata de explicar”.5 Y dada la ausencia de un espacio
crítico alternativo para la información, la frontera entre ésta y el rumor es
fluida y dinámica, pues “los rumores se convierten en información cuando
son tomados por verdaderos”.6 Esto es especialmente pertinente en el con
texto de la capital, Puerto Príncipe, entre los casi 300 mil refugiados que
todavía viven en campos de acogida después del devastador terremoto ocu
rrido en 2010. Diseminadas por toda la ciudad, estas comunidades forman
una importante subcultura de opinión pública. Mientras que han sido
abandonadas a su suerte por el Estado haitiano. Simultáneamente, muchas
organizaciones internacionales han concentrado sus esfuerzos en aliviar su
situación proporcionándoles servicios básicos, como atención médica, hi
giene y educación, a pesar del hecho de que estos servicios habían sido
tradicionalmente suministrados por el gobierno. Esta contradicción dentro
de la práctica gubernamental convierte el rumor en un arma poderosa para
los débiles, pues como sujetos populares tratan de que sus carencias sean
conocidas por aquellos que tienen el poder y los medios para ayudar, inclu
so si éstos son principalmente miembros de agencias internacionales de
ayuda y cooperación u organizaciones no gubernamentales extranjeras
(ong), que muchas veces no hablan su idioma y que tienen gran dificultad
para calcular sus necesidades y prioridades.
La vulnerabilidad de aquellos que han perdido sus casas, que viven a la
intemperie o en carpas en campamentos que carecen de vigilancia policial
y cuyas posesiones y cuerpos están constantemente amenazados de ser vio
3
La expresión “cadenas de transmisión” viene de Jan Vansina, Oral Tradition: A Study in
Historical Methodology, Londres, Routledge, H. M. Wright (trad.), 1969, pp. 19-46.
4
Glen Perice, “Rumors and Politics in Haiti”, Anthropological Quarterly, 70, 1 (enero, 1997), pp. 1-10.
5
Luise White, Speaking with Vampires: Rumor and History in Colonial Africa, Berkeley, Univer
sity of California Press, 2000, p. 70.
6
G. Perice, “Rumors and Politics in Haiti”, p. 3; Associated Press, “Rumors Roil Haiti Amid
Political Uncertainty”, abcnews.go.com, 29 de marzo de 2012.
38
DOSSIER
7
Haití ha sufrido oleadas sucesivas de represión política desde la década de 1990, pero la
mayoría de los moradores de los campamentos eran de la clase media y no necesariamente vícti
mas de periodos de violencia anteriores. Véase Erica Caple James, Democratic Insecurities: Violence,
Trauma and Intervention in Haiti, Berkeley, University of California Press, 2010, para un excelente
recuento de la represión de épocas anteriores y de las formas de trauma que ésta generó.
8
Véase Orlando Patterson, Slavery and Social Death: A Comparative Study, Cambridge, Harvard
University Press, 1982.
9
Erving Goffman, Behavior in Public Places: Notes on the Social Organization of Gatherings, Nue
va York, Free Press, 1963, p. 28.
10
Véase Josef Breuer y Sigmund Freund, Studies on Hysteria, Nueva York, Basic Books, 1957.
11
Véase Edwige Danticat (ed.), Haiti Noir, Nueva York, Akashic Books, 2011.
39
DOSSIER
12
Véase Jay M. Smith, Monsters of the Gévaudan: The Making of a Beast, Cambridge, Harvard
University Press, 2011; David Pratten, The Man-Leopard Murders: History and Society in Colonial
Nigeria, Edinburgo, Edinburgh University Press, 2007; Neil L. Whitehead, Dark Shamans: Kaina-
mà and the Poetics of Violence Death, Durham, Duke University Press, 2002.
40
DOSSIER
41
DOSSIER
42
DOSSIER
18
Alfred Metraux, Voodoo in Haiti, Hugo Charteris (trad.), Nueva York, Oxford, 1959, p. 250.
19
A. Metraux, Voodoo, p. 244.
20
Sobre el gède, véase Katherine Smith, “Gède Rising: Haiti in the Age of Vagabondaj”, tesis
doctoral, University of California en Los Ángeles, 2010.
43
DOSSIER
21
Mariyn Houlberg, “Magique Marasa”, en Donald Cosentino (ed.), Sacred Arts of Haitian
Vodou, Los Ángeles, Fowler Museum of Cultural History, 1995, p. 268.
22
Paul Brodwin, Pentecostalism and the Politics of Community in the Haitian Diaspora, Mil
waukee, University of Milwaukee Press, 2000.
44
DOSSIER
de clase media de Pacot, que perdió a sus cinco hijos durante el tremblement
(temblor) como tantas otras familias. No obstante, en las viviendas de varias
plantas donde residía la clase media hubo un número de víctimas sustancial
mente menor que las ocurridas en los barrios más humildes. Muchos niños
resultaron heridos y fueron trasladados a hospitales. Algunos, incluso, fue
ron atendidos en la República Dominicana, lo que provocó que a veces
transcurriera cierto tiempo para que pudieran reunirse de nuevo con sus
padres. Bastantes niños quedaron huérfanos y terminaron siendo adoptados
por vecinos. Con todo, el bien conocido problema de los niños de la calle en
Puerto Príncipe desapareció con el terremoto, pues fueron adoptados junto
con los damnificados del sismo como parte de las nuevas familias que se
fueron reorganizando en los campamentos, donde vecinos y parientes adop
taron a los huérfanos.23 Para sembrar más confusión, en los días y semanas
que siguieron a la catástrofe, misioneros estadounidenses se abalanzaron
sobre la ciudad en busca de adopciones. Muchos de estos adoptados, no
obstante, no habían perdido a sus familias. Así, por ejemplo, un grupo de
misioneros baptistas fue detenido por las autoridades cuando intentaba cru
zar la frontera hacia la República Dominicana con un grupo de niños, pues
se descubrió que tenían padres y parienes.
Cuando nosotros hablamos con Janic Homage, ella nos contó que se en
contraba trabajando en una tienda del centro de la ciudad, sobre la Grand
Rue, cuando empezó el terremoto. Presa del pánico, salió corriendo hacia su
casa para buscar a sus cinco hijos. Se sintió aterrada cuando al llegar no los
encontró, pero al poco tiempo y casi milagrosamente aparecieron cubiertos
de polvo y con la ropa hecha jirones pero sanos y salvos. Sus temores no eran
vanos, pues su hermana perdió a todos sus niños. Nos dijo que era afortuna
da de no tener bebés en el campo de refugiados pues apenas hay seguridad.
De hecho, como lo atestiguan los policías de Los Ángeles que hacen labores
de vigilancia en los campamentos, la violación es la principal causa de vio
lencia en Puerto Príncipe hoy.
El lougarou es una de las muchas formas demoniacas dentro del lado
ocultista de la magia haitiana, que incluye también el baka -una bestia hí
23
J. Christopher Kovats-Bernat, Sleeping Rough in Port-au-Prince: An Ethnography of Street Chil-
dren and Violence in Haiti, Gainesville, University of Florida Press, 2006.
45
DOSSIER
24
Charlemagne Péralte comandó a un grupo de campesinos cacos que se alzaron contra las
fuerzas de ocupación estadounidenses en 1917. Véase Philippe Thoby Marcelin y Pierre Marce
lin, The Beast of the Haitian Hills, Peter Rhose (trad.), Nueva York, Holt Rinehart & Winston, 1964.
25
Véase Maya Deren, Divine Horsemen: The Living Gods of Haiti, New Paltz, McPherson, 1953.
He tratado el fenómeno de los bacases en mi libro, The Dictator’s Seduction: Politics and the Popular
Imagination in the Era of Trujillo, Durham, Duke University Press, 2009.
46
DOSSIER
26
Karen E. Richman, Migration and Vodou, Gainesville, University of Florida Press, 2005, p. 151.
27
Véase Michael T. Taussig, The Devil and Commodity Fetishism in South America, Chapel Hill,
University of North Carolina Pres, 2010.
28
A. Métraux, Voodoo, p. 289.
29
Michael Taussig, Defacement: Public Secrecy and the Labor of the Negative, Stanford, Stanford
University Press, 1999.
30
E. C. Parsons, “Spirit Cult in Hayti”, Journal de la Société des Americanistes, 20, 20 (1928),
pp. 157-179.
47
DOSSIER
astral puede comprarse para garantizar una fuerte protección o para obte
ner objetivos lucrativos. Así, por ejemplo, las prostitutas pueden necesitar
los para protegerse del sida.31 Objeto de muchos escritos sensacionalistas
sobre Haití, el zombi es un fantasma que durante mucho tiempo ha mar
cado la mayoría de los relatos de los extranjeros sobre Haití. Se convirtió
en el foco morboso de todas las historias que los marines norteamericanos
contaban de sus experiencias en el país durante la ocupación estadouni
dense (1915-1934).32 Como el zombi es un muerto viviente, la base farma
cológica de la poción que crea al zombi se convirtió en la preocupación del
etnobotánico Wade Davis. Éste escribió dos libros al respecto y descubrió
que la tetrodotoxina, una potente neurotoxina que se encuentra principal
mente en las vísceras del pez globo, puede dejar el cuerpo en un estado de
sedación profunda hasta el punto de que puede incluso ser enterrado vi
vo.33 Pero Davis no estaba interesado en el significado social de la tradición
popular alrededor del zombi, que entre los haitianos está estrechamente li
gada al baka, puesto que la gente que se convierte en animales puede ser
calificada de zombis.34 El hechicero compra las almas de los difuntos y las
emplea en hacer dinero para otros, puesto que se convierten en un ejército
de esclavos virtuales sin sueldo que genera ganancias.
Como en el caso de los rumores alrededor del Pishtaco en los Andes
(personaje legendario de la tradición andina peruana cuya ocupación es
asaltar mujeres u hombres solitarios a los que degüella para comer su carne
en forma de chicharrones y vender la grasa), estas historias frecuentemen
te se vinculan a extranjeros con misteriosas fuentes de ingresos.35 Durante
la ocupación estadounidense en la década de 1920, en Haití se rumoraba
que la Compañía Azucarera Haitiano-Americana tenía zombis alquilados
como mano de obra y, en fecha tan reciente como el año pasado, se co
31
Katherine Smith descubrió esto durante su trabajo de campo; véase su “Gède Rising”.
32
Mary A. Renda, Taking Haiti: Military Occupation and the Culture of U.S. Imperialism, 1915-
1940, Chapel Hill: University of North Caroline Press, 2001.
33
Wade Davis, Passage of Darkness: The Ethnobiology of the Haitian Zombie, Chapel Hill, Univer
sity of North Carolina Press, 1988.
34
Erica Bourguignon, “The Persistence of Folk Belief: Some Notes on Cannibalism and
Zombis in Haiti”, Journal of American Folklore, 72, 283 (enero-marzo, 1959), p. 39.
35
Mary Weismantel, Cholas and Pishtacos: Stories of Race and Sex in the Andes, Chicago, Univer
sity of Chicago Press, 2001.
48
DOSSIER
36
W. B. Seabrook, The Magic Island, Nueva York, Harcourt, 1929.
37
E. Bourguignon, “Persistence”, p. 38.
38
El estudio clásico sobre los cuentos de pactos satánicos es el de Michael Taussig, Devil and
Commodity Fetishism in Latin America, Chapel Hill, University of North Carolina Press, 1980.
39
De este modo se rechaza la idea de una economía oculta en favor de una economia spiri
tual, como se ve en Harry G. West y Todd Sanders, Transparency and Conspiracy: Ethnographies of
Suspicion in the New World Order, Durham, Duke University Press, 2003; y Jean y John Comaroff,
“Occult Economies and the Violence of Abstraction: Notes from the South African Postcolony”,
American Ethnologist, 26, 2 (2008), pp. 279-303.
49
DOSSIER
deidades (Iwa).40 Hay una considerable bibliografía acerca del vudú haitia
no que se centra en el culto politeísta de divinidades que, con el transcurso
del tiempo, han entremezclado las identidades de santos católicos con dio
ses provenientes de la tradición africana. Los estudios hacen breves alusio
nes a estas creencias sobre criaturas cambiantes pero el tema no ha recibido
todavía una atención suficiente. Uno de los informadores de Karen
McCarthy Brown define el baka como la “encarnación del mal” y cuenta la
historia de una próspera mujer comerciante que abrió la puerta de su casa
en mitad de la noche y se encontró con un caballo que se apoyaba única
mente sobre las patas traseras como una persona y que tenía manos huma
nas.41 Alfred Metraux relata la experiencia de un viajero que se encontró
con un bebé llorando a un lado del camino; cuando lo recogió, sus piernas
empezaron a crecer y crecer alcanzando proporciones enormes hasta que
lo envolvieron completamente y se arrastraban por el suelo.42 El baka es un
monstruo que aparece cuando menos te lo esperas y que justo cuando
piensas que puedes identificarlo, se transforma en algo diferente. Caroline
Walker Bynum en su estudio sobre los niños sustituidos por otros al nacer
los clasifica en dos grupos -híbridos y metamórficos- pero la tradición del
baka parece unir ambos géneros.43
Incluso si todos son espíritus demoniacos que pueden transformarse de
manera mágica, apareciendo frecuentemente en forma de animales y cau
sando daño, parece que hay un código de género en estas formas metamór
ficas. En las historias que he recogido en mi investigación, el baka es
implícitamente masculino, mientras el lougarou tiene un molde femenino.
El baka se asocia con el ámbito de las sociedades secretas como el
Shampwel o el Bizongo, que están invariablemente compuestas por hom
bres y que muy a menudo se transforman en perros y aparecen en los cami
nos por las noches donde las mujeres no se atreven a ir. He descubierto
que la tradición del baka es relatada con más frecuencia por hombres y so
bre hombres, y que las narraciones normalmente se cuentan utilizando la
40
Deren no incluye el baka en su lista; véase también Karen McCarthy Brown, Mama Lola: A
Vodou Priestess in Brooklyn, Los Ángeles, University of California Press, 2001.
41
Brown, Mama Lola, p. 143.
42
A. Metraux, Voodoo, p. 288.
43
Caroline Walker Bynum, Metamorphosis and Identity, Nueva York, Zone Books, 2001, p. 29.
50
DOSSIER
primera persona, como si fueran cuentos heroicos donde los demonios son
derrotados, aunque otras veces revisten la forma de historias inquietantes
y de tensión.44 Los lugarou pertenecen al género femenino y pueden ad
quirir la apariencia de animales domésticos, como pavos o cerdos criados y
alimentados por mujeres en los alrededores de la casa. Sus crías suelen
venderse para comprar medicinas y para pagar las cuotas escolares de los
niños. En las historias los lugarou atacan casas y comen niños pequeños y
parecen formar parte de una categoría más amplia de relatos sobre cuerpos
femeninos renegados. Se dice, por ejemplo, que las mujeres lesbianas cau
san terremotos y que las mujeres que mueren vírgenes van a afrontar una
experiencia horrible, pues serán violadas por los gede, pícaros espíritus de
los muertos.45
Estas criaturas demoniacas provocan un terror intenso. Como Zora
Nealle Hurston recalcó enfáticamente acerca de las sociedades secretas
haitianas (cuyos miembros se cree que son criaturas cambiantes), “este fe
nómeno está fuera y no tiene nada que ver con el culto vudú. Ellos sólo se
agrupan para comer carne humana”.46 En este caso ella cita las creencias
haitianas sobre las bandas criminales todopoderosas que se ocultan envuel
tas en rumores maliciosos agrandados por su secretismo.47 Sanon Rosillien
nos dijo que había visto un lougarou con la forma de un gato grande volan
do. Todos sus vecinos salieron al oír sus gritos pero cuando se volvieron
hacia él ya había desaparecido. Emanuel Jasmine atestiguó que estos de
monios eran principalmente mujeres que se convertían en gatos y comían
niños. Él no había visto ninguno en los campos de refugiados pero nos dijo
que, una vez, en Bois Vertière, su ciudad natal, se encontraba en la calle y
vio a todo el mundo echar a correr. Usando un inquietante tono de voz co
mentó que esa gente estaba persiguiendo a un lougarou y que su persecu
44
Consúltese mi artículo, “Male Heroism, Demonic Pigs and Memories of Violence in the
Haitian-Dominican Borderlands”, ucla Center for the Study of Women Update, 10 de mayo (2010),
pp. 1-14.
45
Métraux, Voodoo in Haiti, p. 258.
46
Zora Neale Hurston, Tell My Horse: Voodoo and Life in Haiti and Jamaica, Nueva York, Pe
rennial Library, 1990, p. 208.
47
Para saber más sobre rumores y secretismo véase Paul Johnson, Secrets, Gossip and Gods: The
Transformation of Brazilian Candomblé, Nueva York, Oxford University Press, 2002; específica
mente para el caso de Guyana, véase Neil Whitehead, Dark Shamans, Kanaimà and the Poetics of
Violent Death, Durham, Duke University Press, 2001.
51
DOSSIER
ción en busca del gato que desapareció los condujo ante un hombre mayor
a quien la multitud hizo trizas a machetazos aduciendo que era el monstruo
bajo otra apariencia.
REALISMO GÓTICO
48
Luisa Passerini, “Work Ideology and Consensus under Italian Fascism”, en Robert Perks
(ed.), The Oral History Reader, Nueva York, Routledge, 1998, pp. 277 y 289.
49
David Frankfurter, Evil Incarnate: Rumors of Demonic Conspiracy and Ritual Abuse in History,
Princeton, Princeton University Press, 2006, p. 210.
52
DOSSIER
53
DOSSIER
54
DOSSIER
54
Vincent Brown, The Reapers Garden: Death and Power in the World of Atlantic Slavery, Cam
bridge, Harvard University Press, 2008, p. 66. Véase también Orlando Patterson, Slavery and So-
cial Death: A Comparative Study, Cambridge, Harvard University Press, 1982.
55
Joseph Roach, Cities of the Dead: Circum-Atlantic Performance, Nueva York, Columbia Univer
sity Press, 1996, p. 62.
56
Karl Marx citado por Walter Johnson en “On Agency”, Journal of Social History, 37, 1 (oto
ño, 2003), pp. 113-124.
57
J. Roach, Cities of the Dead, pp. 48-49.
55
Narco-terrorismo
La fábrica de la opinión pública
Fernando Escalante Gonzalbo
57
DOSSIER
es novedad tampoco que algo así se use como pretexto en la política inter
nacional. Me interesa sólo explorar un caso concreto. Me interesa ver cómo
se construye en el espacio público la verosimilitud de la amenaza. Y me
interesa, aunque sea una minucia, como ejemplificación concreta del
Teorema de Thomas: si algo es real en la imaginación de la gente, es real
en sus consecuencias.
En uno de sus últimos libros, Credit and Blame, publicado en 2008, hablaba
Charles Tilly sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001, sobre las
consecuencias que habían tenido en Estados Unidos y en el resto del mun
do. Mencionaba allí un texto suyo que había circulado en las semanas in
mediatamente posteriores, con una serie de conjeturas sobre lo que podría
suceder en adelante. Siendo quien era, no es extraño que acertase práctica
mente en todo. Llama la atención el único pronóstico fallido: decía Tilly,
en 2001, que en el futuro se formarían alianzas entre traficantes de drogas,
armas, diamantes, servicios sexuales y terroristas; y matizaba en 2008:
“Aunque no hay evidencia cierta de las conexiones entre el contrabando y
los disidentes islámicos, ninguna de las otras predicciones resultó absoluta
mente infundada”.1 Es decir que, según él, lo más probable era que esa
alianza se diese, tarde o temprano.
No aportaba ninguna prueba, desde luego, ningún dato sobre esa alian
za, cosa bastante lógica, pero lo más interesante es que tampoco ofrecía
ningún argumento que hiciese verosímil la conjetura: como si fuese algo
enteramente lógico, obvio, que no necesitara mayores explicaciones.
Llama la atención porque, si se piensa un poco, no hay ninguna afinidad
entre los traficantes de drogas y los terroristas islámicos, no hay ningún
motivo para suponer que vayan a aliarse para nada concreto.
Es indicio de algo grave. Si alguien como Charles Tilly, es decir, un
académico serio, inteligente, informado, piensa que la alianza “narco-terro
rista” es inminente, y que no necesita explicarse mucho, significa que la
idea está ya muy sólidamente anclada en el sentido común. No hay, hasta
la fecha, ninguna prueba de que ese tipo de vínculos exista o pueda existir,
1
Charles Tilly, Credit and Blame, Princeton, Princeton University Press, 2008, edición elec
trónica para Kindle, loc. 284.
58
DOSSIER
no hay ningún argumento que los haga creíbles y, sin embargo, la idea cir
cula en los medios desde hace tiempo, como cosa natural.
Sólo un ejemplo. En febrero de 2011, en audiencia del comité de se
guridad del Senado de Estados Unidos, Janet Napolitano, responsable de
seguridad interior del gobierno estadounidense, decía que entre las pre
ocupaciones mayores de su oficina estaba la posibilidad de que los terroris
tas islámicos empleasen las redes mexicanas del narcotráfico: “durante un
tiempo hemos pensado qué podría ocurrir si, digamos, Al Qaeda se une con
los zetas”; añadió un toque dramático: dijo que no podía comentar nada
más sobre el tema en una audiencia abierta.2 Es una declaración entre mu
chas de los últimos diez años. Ninguna ha aportado ningún dato mediana
mente creíble, contrastable, sobre esa alianza, pero en conjunto todas ellas
han hecho que parezca algo natural. Y en conjunto, eso es lo que me inte
resa, sirven para explicar la beligerancia con respecto al contrabando de
drogas en la frontera con México.
La idea del “narco-terrorismo” resulta muy atractiva, en términos publi
citarios, y por eso se había usado de manera más o menos imprecisa desde
fines de los años ochenta. Junta muchos miedos, de naturaleza muy dife
rente, y pinta a un enemigo formidable, que pide una violencia heroica.
Pero además, tiene dos o tres referentes concretos que la hacen creíble de
entrada, mientras no se hagan muchas preguntas.
En primer lugar, la expresión “narco-terrorismo” evoca de inmediato la
escalada de la violencia en Colombia, a fines de los años ochenta, en la gue
rra de Pablo Escobar contra el Estado colombiano, que incluyó el asesinato
de policías, políticos, del candidato presidencial Luis Carlos Galán, del mi
nistro Rodrigo Lara Bonilla, atentados con bombas en las calles de Bogotá
o en un avión de Avianca. Aquello era, en un sentido muy concreto, narco-
terrorismo. Se trataba de crear un clima de miedo, que sirviese como recur
so de presión contra el tratado de extradición entre Colombia y Estados
Unidos.3 Desde luego, es imaginable un escenario en que delincuentes
2
David Brooks, “Napolitano: preocupa a EU posible acción conjunta de narcos mexicanos y
Al Qaeda”, La Jornada, 10 de febrero de 2011.
3
Álvaro Camacho Guizado, “Cinco tesis para una sociología política del narcotráfico y la vio
lencia en Colombia”, en Gonzalo Sánchez y Ricardo Peñaranda (comps.) Pasado y presente de la
violencia en Colombia, Medellín, La Carreta/Universidad Nacional de Colombia, 2007, pp. 363 y ss.
59
DOSSIER
4
Se ha escrito mucho al respecto. Para un análisis detallado: Eduardo Pizarro Leongómez,
Una democracia asediada. Balance y perspectivas del conflicto armado en Colombia, Bogotá, Norma,
2004, pp. 131 y ss. O los textos del propio Pizarro y de Andrés López Restrepo en iepri, Nuestra
guerra sin nombre. Transformaciones del conflicto en Colombia, Bogotá, Norma/Universidad Nacional
de Colombia/iepri, 2006.
5
Según Gilles Dorronsoro, a partir de 1979 “todas las circunstancias se reunieron para hacer
de Afganistán una gran región productora [de heroína]: el aumento de precios internacionales, la
existencia de laboratorios de refinación y contrabandistas internacionales en Pakistán, y la ausen
cia de control en el campo afgano”. Gilles Dorronsoro, Revolution Unending. Afghanistan, 1979 to the
Present, Nueva York, Columbia University Press, 2005, p. 135.
60
DOSSIER
ginan Janet Napolitano y Charles Tilly. Por otra parte, si algún grupo
terrorista -islámico o no islámico, da lo mismo- quisiera financiarse con el
dinero de la droga que pasa de México a Estados Unidos, se convertiría
automáticamente en competencia de los contrabandistas mexicanos. Por
donde se mire, la alianza es altamente improbable. Y eso hace mucho más
interesante el hecho de que la idea aparezca con tanta frecuencia, con tanta
naturalidad.
No es verosímil, no es muy lógica, no parece probable y no ha podido
probarse de ningún modo esa alianza entre los “narcos” mexicanos y el
terrorismo islámico. No hay nada que haga verosímil el vínculo. Desde
luego, nada que convierta esa posibilidad en una preocupación mayor, en
la agenda de seguridad. Y sin embargo, la idea está en los reportes del fbi,
en los documentos del Congreso, en los informes de la oficina de segu
ridad interior de Estados Unidos, desde 2001, es decir, desde que el te
rrorismo islámico se convirtió en la prioridad absoluta del sistema de
inteligencia y seguridad de Estados Unidos. Y basta para que la frontera
sea asunto de la máxima importancia, y la lucha contra los contrabandistas
mexicanos.
Sirve de ejemplo un informe de la División Federal de Investigación de
la Biblioteca del Congreso, de 2003. Es un documento de cincuenta pági
nas, con un panorama de organizaciones criminales, grupos de contraban
distas, grupos guerrilleros y terroristas.6 Entre los hallazgos que se subrayan
de entrada: “declaraciones de altos funcionarios mexicanos, antes y des
pués de los atentados del 11 de septiembre de 2001 indican que una o más
organizaciones extremistas islámicas han buscado establecerse en Mé
xico”.7 Lo que hay como referencia es efectivamente una serie de decla
raciones: del embajador de México ante la onu, Adolfo Aguilar Zínser, que
dijo que “hay casos de organizaciones terroristas” que buscan refugio en
México, pero que “nada indica que hayan establecido contacto con organi
zaciones mexicanas”; del director del cisen, Eduardo Medina Mora, que
dijo que “no había razones para pensar que hubiese presencia de Al-Qaeda
6
Federal Research Division, Library of Congress [Ramón J. Miró, Glenn E. Curtis], Organi-
zed Crime and Terrorist Activity in Mexico, 1999-2002, Washington, Library of Congress, 2003.
7
Ibid., p.v.
61
DOSSIER
8
Ibid., pp. 43-44.
62
DOSSIER
a la vez, uno puede imaginarse lo fácil que sería introducir a dos o tres terroristas,
con sus armas de destrucción masiva a través del río, sin que se les detectase”.9
9
US Congress. The Majority Staff of the House Committee on Homeland Security, Subcom
mittee on Investigations, Michael T. Macul, Chairman, A Line in the Sand. Confronting the Threat of
the Southwest Border, Washington, US Congress, 2006, p. 30. El informe dice también que “obser
vadores” consideran que es “posible” la presencia de Hezbollah en el norte del país, por las impor
tantes comunidades libanesa y palestina en la ciudad de Monterrey”. A pie de página se citan dos
artículos de la prensa mexicana sobre el número de hablantes de árabe en el país. Nada más.
10
Agnes Gereben Schaefer, Benjamin Bahney y K. Jack Riley, Security in Mexico. Implications
for U.S. Policy Options, Santa Monica, Rand Corporation, 2009, p. xviii.
11
“Narcos y terroristas sí podrían aliarse: fbi”, en El Universal, 12 de febrero de 2011.
12
Bob Killebrew y Jennifer Bernal, Crime Wars. Gangs, Cartels and US National Security, Wash
ington, Center for a New American Security, 2010, p. 8.
63
DOSSIER
13
Willliam J. Clinton, discurso ante la Asamblea General de la onu, 22 de octubre de 1995,
cit. por Michael Woodiwiss, “Transnational Organized Crime. The Strange Career of an Ameri
can Concept”, en Margaret Beare (ed.), Critical Reflections on Transnational Organized Crime, Money
Laundering and Corruption, Toronto, University of Toronto Press, 2005, p. 28.
14
Es bastante conocido. No deja de tener interés el testimonio de Melvin Goodman, en au
diencia del Senado para la confirmación del nombramiento de Robert Gates como director de la
cia. Literalmente, Goodman testificó que Gates, como director adjunto de la cia, “llamó a un
analista de alto rango para decirle que Bill Casey [director entonces de la cia] quería un memoran
dum que vinculase a traficantes de drogas con terroristas internacionales. Este analista revisó la
evidencia y no pudo llegar a esas conclusiones”. Según Goodman, Gates reiteró la instrucción
–necesitaba ese memo–. Y como el analista no aceptó elaborarlo, reasignó el encargo. Peter Dale
64
DOSSIER
Scott y Jonathan Marshall, Cocaine Politics. Drugs, Armies and the cia in Central America, Berkeley,
The University of California Press, 1998, p. xix.
15
Es la redacción del periódico La Razón, a partir del cable de Notimex, el 11 de octubre de
2011. En la nota del diario Milenio, ese mismo día: Arbabsiar “ofreció 1.5 millones de dólares a
integrantes de Los Zetas”. El titular en la página electrónica de la BBC: “Iran Agents ‘Planned’
US Terror Attacks”, http://www.bbc.co.uk/news/world-us-canada-15266992 .
65
DOSSIER
que el anuncio de un atentado tiene efectos muy parecidos a los del aten
tado, sin ningún costo. Arcadi Espada: “La publicación de los planes de los
terroristas es una forma realmente barata de terrorismo”.16
No tiene sentido hacer un juicio de intención. Pero todo el montaje
parece preparado para dar verosimilitud a la hipótesis del narco-terrorismo
islamista mexicano. Y en todo caso, tiene esa consecuencia.
Obviamente, el episodio repercutió sobre todo en la relación de Estados
Unidos con Irán, aunque la relación entre las autoridades iraníes y Massoud
Arbabsiar era bastante dudosa.17 Pero me interesa por ahora el modo en que
se estableció el vínculo narco-terrorista. En su declaración judicial Arbabsiar
explicó que por sus negocios “conocía a mucha gente que viajaba entre los
dos países, y que él creía que algunos eran narcotraficantes”; y dijo que su
primo le sugirió “buscar a alguien que estuviese en el negocio de las dro
gas, porque la gente en ese negocio está dispuesta a cometer crímenes a
cambio de dinero”.18 Es decir que la idea de que los contrabandistas mexi
canos podrían asociarse con terroristas islámicos para perpetrar atentados
en Estados Unidos es una ocurrencia de los presuntos conspiradores ira
níes, alimentada por un empleado del gobierno estadounidense.
Para el presidente del Subcomité sobre Terrorismo del Comité de
Asuntos Exteriores del Congreso estadounidense, Ed Royce, el episodio
sólo confirma algo sabido, sin duda ninguna. En sus palabras, en audiencia
pública del Subcomité, el 12 de octubre de 2011: que la Guardia Revo
lucionaria de Irán conciba un complot así “no debería ser una sorpresa”,
porque “claramente, esa fuerza letal se siente cómoda navegando por las
redes criminales en expansión al sur de la frontera”; por otra parte, “los
vínculos entre Hezbolah y los cárteles mexicanos de la droga se han forta
lecido, y es lógico: los cárteles de la droga adquieren el conocimiento sobre
contrabando y explosivos de Hezbolah, y Hezbolah consigue tener presen
16
Arcadi Espada, Diarios, Madrid, Espasa Calpe/Booket, 2003, p. 242.
17
Según su declaración, Arbabsiar habló sobre el atentado con su primo, Gholam Shakuri,
miembro de la Guardia de la Revolución, y éste le dijo que sus superiores estaban al tanto de
todo.
18
Está en el texto del acta de acusación, presentada ante el juez Michael Dolinger, firmada el
11 de octubre de 2011. Puede verse en http://i2.cdn.turner.com/cnn/2011/images/10/11/com
plaint.amended.pdf [consultado el 2 de noviembre de 2011].
66
DOSSIER
67
DOSSIER
20
Enhanced Border Security Act, Bill Text/112th Congress (2011-2012)/H.R.3401.IH, http://
thomas.loc.gov/cgi-bin/query/z?c112:H.R.+3401: [consultado el 15 de marzo de 2012].
21
Roger Bartra, Territorios del terror y la otredad, Valencia, Pre-Textos, 2007, p. 17.
22
Se refiere Bartra concretamente al terrorismo, y dice: “Desde luego, no se trata de grupos
marginales inocuos, pero es indudable que su poder simbólico e imaginario es enormemente
mayor que su fuerza táctica. Ese poder imaginario genera una especie de halo que es estimulado,
ampliado y manipulado por los gobiernos establecidos con el fin de aumentar la cohesión de la
sociedad y su legitimidad”, Bartra, Ibid., p. 18.
23
Véase David H. Bennet, The Party of Fear. The American Far Right from Nativism to the Militia
Movement, Nueva York, Vintage Books, 1995.
68
DOSSIER
24
Richard Hofstadter, The Paranoid Style in American Politics and Other Essays, Cambridge,
Harvard University Press, 1996 [1964], p. 3 y passim.
25
Edward A. Shils, The Torment of Secrecy. The Background and Consequences of American Security
Policies, Chicago, Elephant Paperbacks, 1996 [1956], pp. 77 y ss.
26
Para Goldwater había, centralmente, un problema de legalidad, de aplicación de la ley, que
sobre todo requería fortalecer la columna vertebral de la moral. Ver Hofstadter, op. cit., p. 123.
27
Roger Lane, “On the Social Meaning of Homicide Trends in America”, en Ted Robert
Gurr, Violence in America. The History of Crime, Londres, Sage Publications, 1989, pp. 56 y ss.
69
DOSSIER
pública cada vez mayor de las víctimas del delito, como sujeto que merece
consideración especial para legislar, para juzgar, para sentenciar, y que con
tribuye a dar un contenido emotivo particularmente intenso al problema
del crimen, y también un cambio de actitud en la élite política, que tiende
a ver el delito sobre todo como un problema moral, que amerita castigo.28
Desde luego, hay que contar también con el fin de la Guerra Fría. La
política exterior de Estados Unidos, como potencia hegemónica, se articu
la mediante la identificación de una amenaza global que sirve para justificar
intervenciones de diversas clases, y para contrarrestar las inclinaciones ais
lacionistas de la opinión estadounidense. En los años noventa, “el crimen
organizado” tomó el relevo de la Unión Soviética y el comunismo interna
cional como la mayor amenaza para la seguridad y el modo de vida de
Occidente.29 Amerita sin duda un estudio serio, pero el hecho es que la dé
cada de los noventa, en que hubo una disminución general de los índices
delictivos en todo el mundo occidental, incluyendo a México, vio dispararse
la preocupación por el crimen en casi todas partes.
Los atentados de septiembre de 2001 provocaron un cambio dramático
en el orden de prioridades de la política exterior de Estados Unidos. El
horizonte es la “guerra global contra el terrorismo”. El enemigo típico ya
no es, desde entonces, ni un comunista soviético, ni un revolucionario lati
noamericano, sino un musulmán fanático más o menos camuflado, que aca
so vive en Europa, incluso en Estados Unidos, pero tiene su base de
operaciones en algún país de Oriente Medio o Asia central. El resultado de
la nueva orientación ha sido una serie de operaciones militares, y una refor
ma de la legislación estadounidense que hubiese sido inimaginable, fuera
de un escenario dominado por el terror.30
28
“Según Nixon, ‘la solución al problema del crimen no está en cuadruplicar los fondos para
ninguna guerra del gobierno contra la pobreza, sino en tener más arrestos’. La plataforma de 1968
del partido republicano coincidía con Nixon en esa crítica de la ‘permisividad’ liberal: ‘Debemos
restablecer el principio de que los hombres son responsables de lo que hacen, y los criminales son
responsables de sus crímenes’.” Katherine Beckett, Making Crime Pay: Law and Order in Contem-
porary American Politics, Oxford, Oxford University Press, 1999, ebook, edición electrónica para
Kindle, loc. 426.
29
Un ejemplo, si hace falta, de esa nueva importancia: la Convención de Naciones Unidas
contra el Crimen Organizado Transnacional, publicada el 15 de noviembre de 2000.
30
No entro en los detalles porque no hace falta, para mi propósito en este texto, pero la revo
lución legal de los gobiernos del presidente George W. Bush merece atención. Una crónica del
70
DOSSIER
proceso, en Jane Mayer, The Dark Side. The Inside Story of How The War on Terror Turned into a War
on American Ideals, Nueva York, Doubleday, 2008.
31
Una historia de los usos políticos del miedo, en particular en Estados Unidos, está en Corey
Robin, Fear. History of a Political Idea, Oxford, Oxford University Press, 2004.
32
“La única dimensión del terrorismo que es genuinamente ‘nueva’ es la manera en que se
conceptualiza”, Frank Furedi, Invitation to Terror. The Expanding Empire of the Unknown, Nueva
York, Continuum Books, 2007, p. 44.
71
DOSSIER
33
Véase Josiah McC. Heyman, “State Escalation of Force: A Vietnam/US-Mexico Border Ana
logy”, en Josiah McC. Heyman, States and Illegal Practices, Nueva York, Berg, 1999, p. 285 y ss.
72
DOSSIER
34
Melvin A. Goodman, Failure of Intelligence: The Decline and Fall of the cia, Toronto, Rowman
& Littlefield Publishers, 2008 [edición electrónica formato kindle]. Aparte de otras referencias,
está dedicado a eso íntegramente el capítulo quinto: “Los riesgos de la politización”.
35
Ibid., loc. 2088-2100.
73
DOSSIER
74
Reporte preliminar acerca
del levantamiento propuesto
sobre la sociología de la prensa
Max Weber
75
TEXTOS RECOBRADOS
76
TEXTOS RECOBRADOS
77
TEXTOS RECOBRADOS
78
TEXTOS RECOBRADOS
79
TEXTOS RECOBRADOS
80
TEXTOS RECOBRADOS
81
TEXTOS RECOBRADOS
BIBLIOGRAFÍA
Aguilar Villanueva, Luis F. 1981. “Max Weber: la política después de las ilusio
nes”. Nexos 38: 3-11.
Deutscher Soziologentag. 1911. Verhandlungen des Deutschen Soziologentages :
Reden, Vorträge u. Debatten. 1, Vom 19. - 22. Oktober 1910 in Frankfurt a.M.
Deutsche Gesellschaft für Soziologie: Schriften 1. Tubingia: J. C. B. Mohr
(Paul Siebeck).
Groth, Otto. 1915. “Die politische Presse Württembergs”. Stuttgart: Scheufele.
Hennis, Wilhelm. 1996. “Max Webers Vorbericht Uber Eine Vorgeschlagene
Erhebung Uber Die Soziologie Des Zeitungswesens”. Jarbuch Politisches
Denken.
Käsler, Dirk. 1979. Einführung in das Studium Max Webers. Múnich: Beck.
Kutsch, Arnulf. 1998. “Max Webers Anregung zur empirischen Journalismus
forschung. Die ‘Zeitungs-Enquete’ und eine Redakteurs-Umfrage.”
Publizistik 33: 5-29.
Radkau, Joachim. 2005. Max Weber: die Leidenschaft des Denkens. Múnich:
Hanser.
______. 2011. Max Weber la pasión del pensamiento. México: fce.
Weber, Marianne. 1925. Max Weber, Ein Lebensbild. Tubingia: J.C.B. Mohr
(Paul Siebeck).
Weber, Max. 1913. “Rechenschaftsbericht über die abgelaufenen beiden
Jahre”. En Verhandlungen des Deutschen Soziologentages: Reden, Vorträge u.
Debatten. 2, Vom 20-22. Oktober 1912 in Berlin., 75-79. Tubingia: Mohr.
______. 1988. “Rede auf dem ersten Deutschen Soziologentage in Frankfurt
1910”. En Gesammelte Aufsätze zur Soziologie und Sozialpolitik, Marianne
Weber (ed.), 431-449. Tubingia: Mohr.
______. 1992. “Informa a la Sociedad Alemana de Sociología”. Revista Española
de Investigaciones Sociológicas (58): 189-207.
82
TEXTOS RECOBRADOS
83
TEXTOS RECOBRADOS
A. Negocio de la prensa
I. Propietarios de los diarios, desarrollos en las últimas décadas para un nú
mero de grandes periódicos y para algunas zonas típicas. Fuente: registro
mercantil. Influencia de los propietarios, de los tenedores de grandes parti
cipaciones y de los donantes sobre la “orientación” del diario y límites de
la misma. Por ejemplo, garantías especiales creadas frente a éstos para ase
gurar la “orientación” del periódico. Compra de diarios con la finalidad de
cambiar su “orientación” y aceptación de tales hechos por la clientela.
84
TEXTOS RECOBRADOS
para lo demás deben bastar bien que mal cálculos expost y estimaciones
para los tipos principales de periódico de gente especializada que se orien
te bien en el negocio. Y ello puesto que aquí lo más esencial no es la preci
sión de la cifra individual sino la comparación del significado relativo de las
partidas específicas: el presente frente al pasado, el país en relación con el
extranjero y entre los tipos individuales de diario. Se debe poner el énfasis
principal en los desplazamientos que estén teniendo lugar y en las tenden
cias de desarrollo. Entran en consideración:
85
TEXTOS RECOBRADOS
86
TEXTOS RECOBRADOS
87
TEXTOS RECOBRADOS
periódicos de las ganancias de los anuncios para el precio del diario y para
su singularidad. (Presuntos y reales riesgos para la integridad del conteni
do, por un lado; por el otro, posibilitación de una mejor calidad de noticias
y del resto del contenido interno.) Relación entre anuncio y texto (pago
por palabras, anuncios encubiertos, formas de los mismos). Intentos de los
anunciantes (los grandes y -ocasionalmente- las uniones profesionales)
de ganar influencia en la redacción del diario y en la crítica artística y de
otro tipo o de excluir los anuncios de la competencia.
1
El término remendería se refiere a las empresas que se dedican a pequeñas labores de pa
pel, como los sobres, papel con membrete o tarjetas de visita. El término no está aceptado por la
rae ni se encuentra en el María Moliner, pero ambos recogen “remiendo” como un término pro
pio de las artes gráficas que significa obra de poca entidad. [Nota del traductor.]
88
TEXTOS RECOBRADOS
89
TEXTOS RECOBRADOS
B. La tendencia de un diario
I. La producción de la tendencia de un diario. Colectivismo e individualismo
en la creación del contenido del diario. El anonimato en los periódicos; sus
motivos comerciales (p. ej. contraposición en la prensa por suscripción y por
venta individual), políticos (p. ej. mayor o menor elasticidad de la organiza
ción del partido político como condición de la misma), sociales (p. ej. la aspi
ración de salvaguardar la tradición y el prestigio del diario como tal y
mantenimiento de las relaciones de poder entre el capital del diario y el perio
dismo) y cultural (p. ej. mayor o menor autoridad entre el público de lo impre
so, según el modo de su formación política, especialmente de las palabras que
se imprimen como anónimas y aparecen como producto colectivo). Sus efec
tos en los periodistas, en el fomento o la inhibición de la educación de la opi
nión pública, y en la importancia política y civilizacional de la prensa como tal.
90
TEXTOS RECOBRADOS
91
TEXTOS RECOBRADOS
92
TEXTOS RECOBRADOS
93
TEXTOS RECOBRADOS
Sin embargo, estas son cosas que no sólo requieren medios considera
bles sino también de una paciencia notable, tanto de los trabajadores a los
que se les encargan como de la asociación que otorga el encargo y de sus
donantes, como del público que exige resultados. Y, obviamente, que el
éxito del trabajo presupone la cooperación más benevolente y confiada de
los señores editores de diarios, y de otros interesados en la prensa, y de los
periodistas, cuyos representantes elegidos de acuerdo con lo anterior deben
ser contactados en cuanto los medios materiales se hayan asegurado provisio
nalmente con la petición de que acepten ser incluidos en el comité y de que
nombren a personas apropiadas para colaborar. Cabe esperar que muestren
confianza en la empresa en la medida en que se convenzan de que al expe
rimento de este levantamiento han llevado sólo intereses orientados a de
terminar hechos estrictamente objetivos, completamente alejados, por el
contrario, de impulsos políticos (en el sentido más amplio) o “moralizantes”
(igualmente en el sentido más amplio). Si después se unen prestigiosos eru
ditos, familiarizados con las prácticas de la prensa, cuya imparcialidad, cono
cimiento de la materia e independencia frente a vínculos partidistas sean
conocidas, entonces podemos seguramente confiar en tener éxito.
94
Balas de papel, ¿tigres de papel?
Sobre la guerra y la creación
de opinión pública*
Patrick Iber
95
USOS DE LA HISTORIA
2
Kenneth Osgood y Andrew K. Frank, Selling War in a Media Age: The Presidency and Public
Opinion in the American Century, Gainesville, University Press of Florida, 2010.
96
USOS DE LA HISTORIA
3
Walter Lippmann, Drift and Mastery: An Attempt to Diagnose the Current Unrest, Madison, Uni
versity of Wisconsin Press, 1985, p. 52.
4
Alan Axelrod, Selling the Great War: The Making of American Propaganda, Nueva York, Palgra
ve Macmillan, 2009.
97
USOS DE LA HISTORIA
98
USOS DE LA HISTORIA
99
USOS DE LA HISTORIA
5
Los datos de Google Ngrams, programa que analiza la frecuencia del uso de palabras y fra
ses, muestran que “opinión pública” fue más usado durante el siglo xx, alrededor de 1920. Esto,
desde luego, se refiere únicamente al lenguaje escrito. Disponible en línea en: http://books.goo
gle.com/ngrams/graph?content=public+opinion&year_start=1900&yearend=2000&corpus=0&s
moothing=3 [consultado el 24 de enero de 2012].
100
USOS DE LA HISTORIA
101
USOS DE LA HISTORIA
on Public Information that Carried the Gospel of Americanism to Every Corner of the Globe, Nueva York,
Harper & Brothers, 1920.
9
W. Lippmann, Public Opinion, p. 31.
10
K. Osgood y F. Andrew K., Selling War in a Media Age, pp. 54-55, 62-63.
11
Una buena introducción a esta complicada literatura está en Henry E. Brady y Richard
Johnston (eds.), Capturing Campaign Effects, Ann Arbor, University of Michigan Press, 2006.
12
Hugo García, The Truth about Spain!: Mobilizing British Public Opinion, 1936-1939, Brighton,
Sussex Academic Press, 2010.
102
USOS DE LA HISTORIA
13
Dominic Tierney, FDR and the Spanish Civil War: Neutrality and Commitment in the Struggle
that Divided America (American Encounters/Global Interactions), Durham, Duke University
Press, 2007.
103
USOS DE LA HISTORIA
104
USOS DE LA HISTORIA
105
USOS DE LA HISTORIA
14
José Luis Ortiz Garza, Ideas en tormenta: la opinión pública en México y la Segunda Guerra,
Naucalpan, Ediciones Ruz, 2007; Monica Rankin, ¡México, la patria!: Propaganda and Production
during World War II, Lincoln, University of Nebraska Press, 2009; James T. Sparrow, Warfare
State: World War II Americans and the Age of Big Government, Oxford, Oxford University Press, 2011.
Ideas en tormenta ya fue reseñado de manera excepcional por Pedro Cobo Pulido en Istor 33 (vera
no 2008), pp. 160-163.
106
USOS DE LA HISTORIA
107
USOS DE LA HISTORIA
15
Documento 170, mayo de 1940, en “Informes confidenciales encuadernados en inglés, ori
ginales III (1940-1942)”, documentos de Eduardo Villaseñor, Archivo de El Colegio de México.
108
USOS DE LA HISTORIA
109
USOS DE LA HISTORIA
110
USOS DE LA HISTORIA
111
USOS DE LA HISTORIA
112
USOS DE LA HISTORIA
113
USOS DE LA HISTORIA
19
Laura Belmonte, Selling the American Way: U.S. Propaganda and the Cold War, Filadelfia,
University of Pennsylvania Press, 2008.
114
USOS DE LA HISTORIA
115
USOS DE LA HISTORIA
20
William Benton a J. William Fulbright, 29 de marzo de 1965, documentos de William Ben
ton, caja 391, expediente 2, University of Chicago Special Collections Research Center.
116
USOS DE LA HISTORIA
21
Thomas W. Braden, “I’m glad the cia is ‘Immoral’”, Saturday Evening Post, 240 (1967), p. 10.
117
USOS DE LA HISTORIA
en muchas ciudades del mundo, donde los extranjeros podían entrar y uti
lizar los libros para aprender sobre Estados Unidos. (Los catálogos a domi
cilio eran uno de los artículos más populares: en ocasiones, la gente los
hojeaba impresionada de la prosperidad que suponían.) En la cúspide de la
demagogia del macarthismo, el propio McCarthy acusó a estas bibliotecas
de tener libros escritos por comunistas y “compañeros de viaje”. El secreta
rio de Estado Dulles ordenó cooperar con las investigaciones de McCarthy
y estuvo de acuerdo con que dichos libros no deberían estar en los estantes.
Pero, ¿quién contaba como un “compañero de viaje”? Ante la ausencia de
criterios, algunos bibliotecarios apanicados retiraron material de sus libreros;
incluso quemaron algunos libros. Henry David Thoreau, el reconocido
compañero de viaje de la inexistente Unión Soviética durante siglo xix, fue
uno de los autores prohibidos, como lo fueron Ernest Hemmingway y Mark
Twain. El presidente Eisenhower, hablando frente a los estudiantes de
Dartmouth College, los exhortó a no unirse “a los quemadores de libros”, lo
cual parecía distanciarlo de McCarthy, pero en privado ordenó mantener
la prohibición de libros “persuasivos hacia el comunismo”. A pesar de que
el número de libros que en efecto se quemaron fue mínimo, el episodio
recordó a tal grado las acciones nazis que parecía decir más sobre la cultura
política estadounidense que todos los libros que quedaron en los estantes
de las bibliotecas.
¿Adónde llegamos con todo esto? Quizás debamos terminar en donde em
pezamos, con la premisa que inspiró al menos algunos de los libros aquí rese
ñados: que el manejo de la guerra en Irak por parte del gobierno de Bush fue
una obra maestra de propaganda que requería una explicación. La premisa,
en realidad, es falsa. Un análisis cuidadoso de la información de la opinión
pública revela que durante el periodo de campaña del gobierno a favor de la
guerra, el apoyo a la invasión de hecho disminuyó. El falso vínculo entre
Saddam Hussein y los ataques del 11 de septiembre tampoco era simplemen
te el resultado de la propaganda gubernamental y mediática. Inmediatamente
después de los ataques, una mayoría abrumadora de estadounidenses culpa
ba a Hussein, antes de los esfuerzos del gobierno para canalizar a la opinión
en esa dirección. El porcentaje de estadounidenses que creyeron esta fic
ción disminuyó lentamente a partir de octubre de 2001. Es posible que
hubiera disminuido mucho más rápido si Bush no hubiera hecho tanto por
118
USOS DE LA HISTORIA
enturbiar las aguas, pero sigue siendo cierto que el gobierno de Bush no logró
crear una opinión falsa: en el mejor de los casos, apoyó una que ya existía.22
Más allá de esto, el apoyo público a la guerra demostró ser efímero.
Cuando quedó claro que la invasión estadounidense en Irak no encontraría
las prometidas armas de destrucción masiva, y la pérdida de vidas y recursos
aumentó, nuevas opiniones comenzaron a emerger. Para 2006, alrededor de
un tercio de los estadounidenses creían que el gobierno de Bush era al menos
parcialmente responsable de los ataques del 11 de septiembre. También lo
creían muchos en otros países. Encuestas de 2008 muestran que 30 por cien
to de los mexicanos culpaban a Estados Unidos de los ataques, como lo ha
cían 36 por ciento de los turcos y 23 por ciento de los alemanes. En Egipto,
43 por ciento culpaba a Israel.23 Estos números no son compatibles con el re
trato de un gobierno particularmente hábil en el arte de la persuasión, mo
viendo los hilos que controlan la opinión pública en Estados Unidos y el
mundo. Un funcionario de relaciones con los medios en el Departamento de
Estado renunció en 2007, diciendo que estaba harto de tratar de convencer
a los otros de que Estados Unidos “no debería ser juzgado por nuestras ac
ciones sino sólo por nuestras palabras”.24 El gobierno de Bush se propuso
convencer a sus ciudadanos y al mundo de una cosa, y terminó por conven
cerlos de algo completamente diferente: de su propia mendacidad.
Esto no quiere decir, desde luego, que las campañas de propaganda
siempre fracasen o resulten contraproducentes; simplemente que, como
toda la comunicación humana, son bastante complicadas. Tengo para mí
que uno de los mensajes más importantes de estos libros no es sólo sobre el
poder de la propaganda para mover a la acción, sino que la acción es, de al
guna manera, la forma más importante de propaganda. La historia social de
Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial que propone Sparrow
22
Gary C. Jacobson, A Divider, not a Uniter: George W. Bush and the American People, Nueva
York, Pearson Longman, 2007, pp. 127, 132; Scott L. Althaus y Devon M. Largio, “When Osama
Became Saddam: Origins and Consequences of the Change in America’s Public Enemy #1”, PS:
Political Science & Politics (2004), pp. 795-799.
23
“Who was behind 9/11?”, 10 de septiembre de 2008, http://www.worldpublicopinion.org/
pipa/pdf/sep08/WPO_911_Sep08_quaire.pdf [consultado el 7 de septiembre de 2011].
24
Fred Kaplan, “Bush’s Failed Campaign to Rebrand America”, 30 de mayo de 2007, http://
www.slate.com/articles/news_and_politics/war_stories/2007/05/bushs_failed_campaign_to_re
brand_america.html [consultado el 23 de enero de 2012].
119
USOS DE LA HISTORIA
120
El futuro del periodismo*
Entrevista con Nicholas Lemann
*
Traducción del inglés de Carlos Bravo Regidor. Esta entrevista fue publicada originalmente
en diciembre de 2011 en el portal electrónico Journalist’s Resource, un proyecto conjunto del Joan
Shorenstein Center on the Press, Politics and Public Policy de la Universidad de Harvard, la
Carnegie Corporation of New York y la John S. and James L. Knight Foundation.
121
NOTAS Y DIÁLOGOS
teo una historia para The New Yorker. La que hice el verano pasado
(2011) fue sobre Brasil. Traté de poner en práctica en mi propio perio
dismo las cosas que he tratado de poner en práctica en Columbia. Así,
lo primero que hice fue lo que los académicos llaman una “revisión de
la literatura”: en parte haciendo lecturas, en parte reuniéndome con
especialistas en la materia, en fin, tratando de familiarizarme con el
tema.
Muchos periodistas se sienten bastante cómodos revisando la litera
tura -aunque no usamos el término “revisión de la literatura”- cuando
se trata de trabajos periodísticos, pero no de investigación académica.
Aunque uno puede hacerlo con algo de entrenamiento, incluso dentro
del ciclo noticioso cotidiano. Romper esa barrera y mostrar a los perio
distas cómo recurrir a, entender y usar con rapidez un acervo de investiga
ción académica es realmente útil para comprender contextos. Su valor
va significativamente más allá de la ahora ya vieja idea de ir a la morgue
del periódico a buscar recortes. Así fue como me entrenaron cuando era
joven: ibas a la morgue, sacabas algunos recortes y llamabas, tal cual, a
un experto. Eso es diferente de revisar la literatura, de averiguar quié
nes son las voces más importantes y de leer su trabajo en su forma aca
démica original, sin miedo. Y luego, entonces, sentarte a discutir con
ellos en lugar de simplemente llamarlos a ciegas y decir “necesito una
declaración”. Eso es lo que hago ahora, lo que trato de enseñar a mis es
tudiantes a hacer. Y lo hacen. Cambia y enriquece la manera en que
trabajamos.
¿Y qué ganan los periodistas en activo con ello? ¿Cuál es el valor adicional real
para su producto?
Hay una frase de Tom Patterson que me gusta mucho: “periodismo
basado en el conocimiento”. Muchos cursos en las escuelas de periodismo
no implican lecturas sino lo que llaman aprendizaje a través de la experien
cia. Y muchos que sí implican lecturas sólo se limitan a trabajos periodísti
cos. Lo que he tratado de hacer, al menos en mis propios cursos -y algunos
de mis colegas también lo hacen- es de verdad introducir trabajos no pe
riodísticos en los cursos para periodistas, buscando en la literatura académi
ca cosas que puedan ser relevantes. Por ejemplo, al enseñar un curso sobre
122
NOTAS Y DIÁLOGOS
123
NOTAS Y DIÁLOGOS
¿Cuáles son las habilidades básicas que un periodista necesita para poder aprove-
char la literatura académica?
Yo creo que son tres. La primera es algún tipo básico de instrucción es
tadística. Mucha de la literatura académica contiene al menos algo de esta
dística. El curso que enseño en el otoño, “Evidencia e inferencia”, es
básicamente un curso metodológico para enseñar a los periodistas lo que
estoy diciendo. Incluye seis clases con una especialista en bioestadística
que los lleva de la mano a través de lo básico: no cómo hacer estadísticas
sino cómo leer estadísticas. Que entiendan qué es una correlación, qué es
una regresión, qué es una desviación estándar y cosas así. Es muy útil. Si no
tienes esa habilidad estás perdido.
La segunda es una especie de sociología del conocimiento sobre cómo
se produce la investigación académica y lo que se supone que significa en
el mundo, lo que su autor está tratando de hacer, cómo está financiada y
cómo la gente que hace investigación se relaciona con otras personas.
Mucho de esto es un tanto ajeno para los periodistas, pero conocerlo puede
ayudarlos a descifrarlo y entenderlo.
La tercera habilidad que agregaría es un conocimiento básico sobre mé
todo científico y el proceso mental que subyace a la mayor parte de la in
vestigación académica; cuestiones como, por ejemplo, cómo probar una
124
NOTAS Y DIÁLOGOS
Usted ha hecho un montón de reportaje político a profundidad. ¿Cómo cree que los
reporteros políticos podrían profundizar y hacer un periodismo más informado?
¿En qué deberían detenerse a pensar un poco más?
Antes que cualquier otra cosa está la crítica, que ya es un lugar común
pero no por eso es menos cierta, de que cubrimos la política como si fuera
una carrera de caballos, como se cubren los deportes. La cobertura de los
respectivos candidatos y lo que sus campañas hacen ocupa mucho espacio.
Así, ocurre que nos enfocamos demasiado en la política electoral y muy
poco en las políticas públicas. Escasean los trabajos que expliquen detalla
damente qué diferencia puede haber en que uno u otro candidato sea elec
to. Algo ha mejorado la prensa en este tema durante los últimos años, pero
todavía es un problema.
La prensa se fija mucho en las estrategias mediáticas y muy poco en la
organización a ras de piso, en la política “de cabotaje”. Sobre los grupos de
interés hay una cobertura tremendamente menor. También hay una especie
de moralismo en el periodismo político: donde hay los buenos y los malos,
que los candidatos ponen a prueba su carácter, que son sorprendidos ha
ciendo cosas malas o son inocentes. Hay una tendencia a no entender las
125
NOTAS Y DIÁLOGOS
fuerzas más amplias -a suscribir una cierta “teoría del gran hombre”- y a
no pensar la política como la piensan normalmente los politólogos: como
un ámbito en el que hay intereses en contienda tratando de imponerse so
bre el resto de la sociedad, de forma pacífica o violenta. Los grupos de inte
rés son vistos como actores ilegítimos. Llegar a acuerdos es menospreciado.
La legislación es menospreciada. La cobertura política se concentra dema
siado en el poder ejecutivo y no lo suficiente en el legislativo.
Tampoco se hacen muchos análisis costo-beneficio. Un buen ejemplo
es la primavera árabe, en la que la mayor parte de la cobertura periodística
-al igual que en Irak- estaba centrada en personalidades. Es el equiva
lente a la cobertura de una carrera de caballos, en el sentido de que, bueno,
“si tal o cual es el dictador de un país y es el malo de la historia, cuando lo
derroquemos gobernarán los buenos de la historia”. Hay una cierta lógica
narrativa. Hubo gran regocijo de que tipos como Gaddafi o Mubarak pu
dieran abandonar el poder, pero no hubo mucho análisis sobre, si eso efec
tivamente sucedía, lo que vendría después: sobre si las cosas mejorarían o
empeorarían, sobre cuáles serían los elementos en pugna. Hay una tenden
cia a pensar las cosas -o los países- sólo en términos de individuos, a no
percatarse de que cualquier acción engendra inevitablemente buenas y
malas consecuencias, no sólo buenas.
126
NOTAS Y DIÁLOGOS
didatos sobre temas distintos de los del sound byte del día o de los que siempre
les preguntan en los debates. Cualquier tema que esté fuera de la burbuja. El
discurso de las campañas tiende a desarrollarse dentro de un espacio muy limi
tado. Por ejemplo, esta semana lo único que nos importó fue el salto de
Gingrich en las encuestas y lo que puede significar para Romney. Siempre hay
un montón de cosas de las que no se habla.
127
Anatomía del ámbito público
en el mundo árabe
Camila Pastor de Maria y Campos
E l ámbito público en el mundo árabe hoy día está compuesto, como seña
la Lynch (2006: 22), por
docenas de estaciones satelitales en competencia, prensa independiente, me
dios oficiales apoyados por el Estado y sitios noticiosos en línea. Abarca redes
islámicas y mezquitas, ong y organizaciones transnacionales, así como figuras
públicas prominentes e intelectuales. Incluye una vasta diáspora árabe que es
cada vez más capaz de mantener contacto e interactuar activamente con la
política en el mundo árabe por medio de tecnologías de la información y la
comunicación… el nuevo público árabe está de hecho compuesto por múlti
ples públicos que se traslapan y que deben ser definidos no de manera territo
rial sino en referencia a una identidad compartida y un conjunto común de
debates políticos y preocupaciones. Irónicamente, quizás, el mundo árabe ha
logrado algo con lo cual los entusiastas de Europa sólo pueden soñar: un ámbi
to público transnacional unido por una lengua común y una agenda noticiosa
compartida.
129
VENTANA AL MUNDO
130
VENTANA AL MUNDO
131
VENTANA AL MUNDO
132
VENTANA AL MUNDO
133
VENTANA AL MUNDO
1
James Gelvin y Rashid Khalidi son algunos de los historiadores revisionistas que más se han
ocupado de los nacionalismos árabes.
134
VENTANA AL MUNDO
135
VENTANA AL MUNDO
136
VENTANA AL MUNDO
137
VENTANA AL MUNDO
138
VENTANA AL MUNDO
139
VENTANA AL MUNDO
Los censores pueden todavía restringir lo que se dice en la prensa y las transmisio
nes mediáticas, pero estos medios han perdido la exclusividad que alguna vez tu
vieron. La educación masiva y la disponibilidad de medios alternativos han
alterado irrevocablemente cómo es leído y escuchado el discurso “con autoridad”.
Los esfuerzos estatales por controlar un medio -la prensa, los medios au
diovisuales, aun la música- llevan sólo a la proliferación de otros medios de
comunicación y fomentan, así sea sin advertirlo, una “sociedad civil” disiden
te… Los periódicos, dependientes de sus prensas, de impresos de importación
y redes de distribución formal, son fáciles de controlar. Los “pequeños me
dios” -casetes, fotocopias, publicaciones de escritorio y el correo electrónico-
no lo son. Tales tecnologías, combinadas con el público más amplio creado por
la educación masiva, crean una tendencia irreversible hacia un mercado más
libre en ideas religiosas, políticas y sociales y propician un pluralismo al que
con frecuencia se resisten, y entienden mal, tanto las autoridades estatales
como las religiosas. Estas nuevas tecnologías retan a aquellos que buscan de
marcar, de manera autoritativa, las fronteras entre lo lícito y lo ilícito.
Era más fácil controlar la palabra pública con tecnologías anteriores
(Eickelman y Anderson 2003: 34).
Las coyunturas políticas y los debates que propician han sido tan importantes
como los medios y las condiciones sociales de su consumo para la evolución
del ámbito público árabe. Como señala Lynch, el trauma político de la Guerra
del Golfo en 1992 y las dificultades con que enfrentó al orden árabe abrieron
nuevos espacios de debate público. En un primer momento la discusión se
llevó a cabo en la prensa, medio en el que las élites intelectuales podían plan
tear cuestionamientos sin salirse de parámetros aceptables para las autorida
des y con una influencia muy limitada sobre las políticas de Estado.
140
VENTANA AL MUNDO
LA ERA DE AL-JAZEERA
141
VENTANA AL MUNDO
142
VENTANA AL MUNDO
143
VENTANA AL MUNDO
tanto positivos como negativos en una narrativa árabe común, tratando las pro
testas que pedían cambio político en Egipto junto con manifestaciones masi
vas en contra de la ocupación siria de Líbano y las elecciones en Irak y el
descontento en Arabia Saudita, el nuevo público árabe ha hecho imposible
que ningún Estado árabe se sustraiga a estas demandas. Mientras que este
nuevo público árabe no puede sustituir a la democracia electoral, está hacien
do algo que en muchos sentidos es más importante: construyendo las bases
para una política plural más liberal anclada en una esfera pública crítica y vo
cal. (Lynch 2006: 2-3).
REFERENCIAS
144
VENTANA AL MUNDO
145
VENTANA AL MUNDO
146
VENTANA AL MUNDO
______. 1999. State Interests and Public Spheres: The International politics of
Jordan’s identity. New York, Columbia University Press.
Mahmood, Saba. 2005. Politics of Piety: the Islamic Revival and the Feminist Subject.
Princeton. Princeton University Press.
Makdisi, U. S. 2000. The Culture of Sectarianism: Community, History, and Violence
in Nineteenth-Century Ottoman Lebanon. Berkeley. University of California
Press.
Miles, H. 2005. Al-Jazeera: The Inside Story of the Arab News Channel that is
Challenging the West. Nueva York. Grove Press.
Norton, A. R. 1995. Civil Society in the Middle East. Leideny Nueva York, Brill.
Norton, A. R. y l.-D. Markaz al-Urdun al-Jadid. 1996. Mustaqbal al-mujtama ‘al-
madani fi al-Sharq al-Awsat. ‘Amán, al-Mamlakah al-Urduniyah al-Hashimi
yah, Markaz al-Urdun al-Jadid lil-Dirasat.
Pastor de Maria y Campos, C. 2012. “Revueltas y revoluciones en el Medio
Oriente Moderno: 1830-2011”. En L. Mesa. Delmonte (ed.). El pueblo quie-
re que caiga el régimen. Protestas sociales y conflictos en África del Norte y en Medio
Oriente. México. El Colegio de México.
Provence, Michael. 2005. The great Syrian Revolt and the Rise of Arab Nationalism.
Austin. University of Texas Press.
Seib, P. 2007. New Media and the New Middle East. Basingstoke. Palgrave
Macmillan.
Singerman, D. 1995. Avenues of Participation: Family, Politics, and Networks in
Urban Quarters of Cairo. Princeton. Princeton University Press.
Thompson, Elizabeth. 2000. Colonial Citizens: Republican Rights, Paternal
Privilege, and Gender in French Syria and Lebanon. Nueva York. Columbia
University Press.
Watenpaugh, Keith David. 2006. Being Modern in the Middle East: Revolution,
Nationalism, Colonialism, and the Arab Middle Class. Princeton. Princeton
University Press.
147
Reseñas
Con esta muy vigente solicitud, Pablo Piccato concluye su trabajo sobre el honor, la
opinión, la esfera pública y el periodismo en la segunda mitad del siglo xix. Nada
hay más placentero para un lector interesado en la historia que un libro que aporta
claves interpretativas con las cuales uno logra transportarse a la médula de la exis
tencia de los seres humanos de otros tiempos. Esto ha logrado Pablo Piccato al su
mergirnos en este relato, casi novelesco, que desmenuza con detalle el significado
de la opresión tiránica de la opinión pública sobre los hombres y mujeres que vivie
ron y sufrieron en aquella sociedad decimonónica vigilante, aquella esfera pública
que era un mercado de reputaciones. Para los expertos, Piccato aporta una investi
gación exhaustiva en fuentes hemerográficas, judiciales y literarias que se enfoca
en los hombres públicos de la generación que vivió la República Restaurada y el
Porfiriato, pero adopta también una perspectiva de género al mostrar las múltiples
formas en que los ciudadanos atacan y defienden el honor y su valor social.
1
Pablo Piccato, The Tyranny of Opinion. Honor in the Construction of the Public Sphere, Durham,
Duke University Press, 2010, p. 262.
149
RESEÑAS
2
Ibid., p. 18.
3
Ibid., p. 28.
150
RESEÑAS
retos que enfrentaron los hombres públicos del siglo xix al legislar sobre la libertad
de prensa. La opinión pública mexicana estaba formada por las opiniones de ciuda
danos falibles y la tiranía tendía a reprimir la opinión. El problema central era crear
reglas para la discusión en la esfera pública. Los liberales decimonónicos resolvie
ron que mientras el Estado debía garantizar la libertad de opinión a través de la
prensa, también tenía que construir instituciones efectivas para contener la libertad
de los periodistas cuando ésta incurriera en faltas como la calumnia, la injuria o la
difamación que dañaban a las personas. Cualquier lesión al honor era preocupante
porque el perjuicio podía afectar tanto a nivel individual como colectivo. Por lo
tanto, la primera regla diseñada para moldear el debate fue mantener la vida priva
da alejada de la discusión pública.
En este análisis destaca el papel de los jurados de imprenta como eje de la par
ticipación de una ciudadanía urbana en los juicios sobre delitos de prensa que im
plicaban daños contra el honor, es decir, aquellos casos de atropellos a la reputación
a través de injurias, calumnias y difamación. Los jurados de imprenta implicaban
una democratización de los procesos judiciales que implicaban los delitos de im
prenta, porque los propios ciudadanos dictaban los fallos. Esto se tradujo en un es
cudo de protección para los periodistas. La sociedad, los vecinos de las ciudades,
tenían la responsabilidad de discernir cuándo había sido dañada una reputación.
Piccato subraya el éxito del jurado de imprenta para proteger a los periodistas y
vincular las redes sociales con la protección republicana a la libertad de expresión. El
jurado adjudica al honor un lugar predominante en la opinión publica y crea un mar
co institucional para que los ciudadanos, quienes deliberaban libremente, represen
taran a la opinión pública en toda su diversidad y propensión al conflicto personal.
La larga saga legislativa, que con afán arqueológico reconstruye Piccato, termina en
el Porfiriato con la abolición de los jurados de imprenta. A partir de ese momento,
la reputación se convirtió en un bien objetivo con valor económico medible. El
4
Ibid., p. 62.
151
RESEÑAS
honor moderno se concibió como un derecho individual que sería protegido por el
Estado con la legislación penal. Con esta transformación, el régimen porfiriano in
ventaba una de las herramientas más útiles para imponer la censura y acosar a los
periodistas independientes.
La reforma constitucional de 1882 transforma la esfera pública mexicana por
que se conjuga con otros cambios legislativos relacionados con los crímenes contra
el honor. La legislación criminal y de prensa se centraría desde entonces en el cri
men de difamación y los jueces aplicaron el código penal para las ofensas contra el
honor, particularmente en el caso de que las víctimas fueran funcionarios. Inventa
ron la “doctrina psicológica” (la decisión para tipificar y castigar un acto como un
crimen ocurría sólo en la mente del juez y no estaba sujeta, por ende, a que la dis
cutieran otros). Semejante discreción psicológica era necesaria para permitir a los
jueces hacer una interpretación contextualizada y precisa de la evidencia que los
jurados de imprenta habían realizado desde 1868.
Al domar de esta manera a la opinión, los periodistas fueron perseguidos de una
manera más sistemática, aunque menos sangrienta. Esto fue posible no sólo porque
Díaz silenciara a la opinión pública sino porque en lo relativo al honor, sus contempo
ráneos prefirieron la tiranía de Díaz antes que la tiranía de la opinión. La transforma
ción del honor en un bien jurídico definido y objetivo con valor material -concluye
Piccato-, creó un conjunto de reglas duraderas para el discurso público y la contrac
ción de la esfera pública.5 La abolición del jurado de imprenta permitió la protección
de la reputación de los oficiales públicos y la criminalización del discurso opositor.
La otra cara de la moneda que examina Piccato es la ética de los periodistas en
la República Restaurada y el Porfiriato temprano. Los periodistas se presentan a sí
mismos como representantes de la opinión pública, aun cuando ésta juzgaba cons
tantemente sus propias reputaciones. El honor era el capital social de los hombres
públicos y el prestigio cultural del periodista en lo que Piccato llama el mercado de
las reputaciones. A través de la prensa, particularmente en la capital, dieron voz a
los juicios de la opinión pública, no sólo relacionados con asuntos de interés común
sino con las cualidades de otros hombres públicos. Los periodistas no tenían dere
cho a la honra como parte de un estatus heredado porque no pertenecían a la élite
y casi todos fueron ascendiendo socialmente. Tampoco accedían al honor por sus
logros militares, porque casi todos eran civiles. Aquello que les permitió alcanzar el
honor como un derecho fue su capacidad en el manejo de la palabra escrita. Para
hacer esto, se enfrascaron en peligrosos debates públicos y personales. Los contem
5
Ibid., p. 158.
152
RESEÑAS
6
Ibid., p. 105.
7
El episodio que se conoce como “deuda inglesa” se había estudiado con la estrecha inter
pretación del creciente fortalecimiento de Porfirio Díaz frente al debilitamiento de Manuel Gon
zález. Sin embargo, Piccato lo reinterpreta tomando en cuenta la conexión entre los grupos popu
lares y la élite. En 1884, los debates parlamentarios y la protesta popular forzaron a Manuel
González a retirar la propuesta de renegociar la deuda con Gran Bretaña lo que provocó que caye
ra el precio de los bonos mexicanos y condujo al Estado a una severa crisis.
153
RESEÑAS
154
RESEÑAS
Todos los textos que integran Popular Opinion in Totalitarian Regimes. Fascism, Na-
zism, Communism8 tienen un mismo punto de partida. Es la pregunta acerca de las
percepciones y actitudes sociales bajo los regímenes totalitarios y, en particular,
sobre el grado de aceptación o rechazo de que eran objeto. La pregunta no es nue
va, por supuesto, pero la mayoría de los autores reflexiona a partir de la luz que
arrojan fuentes a las que sólo muy recientemente han podido acceder los historia
dores. Desde reportes de agencias de seguridad e informes rendidos por las oficinas
provinciales de los partidos, hasta diarios personales y quejas ciudadanas, encontra
mos en este libro fuentes tan diversas como las perspectivas de los autores.
Retomando la expresión de Ian Kershaw en su Popular Opinion and Political
Dissent in the Third Reich, de 1983, el editor Paul Corner nos advierte, ya desde la
introducción, del carácter impresionista de la obra, que se debe sobre todo a las di
ficultades de interpretación de los documentos disponibles. Por ejemplo, no se
puede esperar que los reportes de las agencias de seguridad reflejen opiniones más
o menos generalizadas en su tiempo, en parte porque es factible que pusieran én
fasis en las opiniones negativas, que eran las que más preocupaban a los gobiernos
totalitarios. En parte, también, esos informes nos llegan ya tamizados por la difícil
8
Paul Corner (ed.), Popular Opinion in Totalitarian Regimes. Fascism, Nazism, Communism,
Nueva York, Oxford University Press, 2009, 234 pp.
155
RESEÑAS
situación en que a menudo se encontraban sus autores: se les exigía a estos funcio
narios que transmitieran con fidelidad las percepciones negativas hacia el régimen,
ahí donde las hubiera, pero tampoco podían permitirse parecer derrotistas, a riesgo
de ser acusados de traición. En cambio, cuando hay en los documentos apreciacio
nes favorables, resulta muy difícil distinguir las que son auténticas de las motivadas
por el temor y la coerción.
Hay que advertir, pues, que cierto sentimiento de frustración será inevitable
para quien espere de este libro respuestas mínimamente precisas. No encontrará el
lector resultados de encuestas, porcentajes ni las danzas de cifras a las que hoy esta
mos habituados. Ahora bien, el solo hecho de que haya fuentes, por precarias que
sean, demuestra que para los regímenes totalitarios era importante conocer qué
pensaba la gente, lo que no es de extrañar considerando que parte central de sus
programas era la creación de un “hombre nuevo”, no burgués. Paradójicamente, la
supresión de las instituciones que en las democracias liberales sirven como canales
de expresión de la “opinión pública” -las elecciones libres, una prensa plural, los
parlamentos, las encuestas- dejaba a estos gobiernos desprovistos de fuentes de
información relativamente confiables.
Estas limitaciones no obstan para que la obra ofrezca un panorama revelador del
asunto que aborda. En ella el lector encontrará una mirada que busca trascender los
estereotipos con los cuales ha solido discutirse la cuestión del consenso en los tota
litarismos. No es poca cosa. Todas las colaboraciones parten de una crítica de la que
podríamos llamar la interpretación liberal clásica del totalitarismo, producto de la
Guerra Fría. En esta visión, nazismo, fascismo y comunismo aparecen como una
misma cosa, como regímenes basados por completo en la fuerza, en los que el Esta
do se impone de manera absoluta sobre unos súbditos del todo pasivos e inermes,
sobre una sociedad diezmada, a un paso de la extinción.
Las perspectivas son tan diversas como las fuentes empleadas, pero todos los
autores coinciden en que, si bien nunca existió el consenso absoluto, acaso ni si
quiera mayoritario que los totalitarismos pretendían, tampoco puede decirse que
fuesen experimentados como fuerzas puramente coercitivas. A decir de Ian Ker
shaw, ni siquiera en el caso del totalitarismo puede sostenerse la visión de un Estado
que se impone de manera absoluta sobre la sociedad. Tan minoritaria era la acepta
ción fanática de estos regímenes, como raro su rechazo absoluto. Lo que hay es una
amplia “zona gris” de individuos intentando, permanentemente, adaptarse a las
nuevas reglas de los sistemas políticos totalitarios. Y en este espectro que se extien
de entre el consenso y el disenso absolutos, cabe toda una serie de actitudes y es
trategias de adaptación: la conformidad y la indiferencia, la crítica atenuada, la
156
RESEÑAS
aceptación con matices o la colaboración sin ellos, y hasta ciertas formas cotidianas
de resistencia -sutiles, casi gestuales, subcutáneas.
Es decir, a los enfoques verticales (arriba-abajo), Popular Opinion opone una vi
sión que quiere ubicar la experiencia de los individuos en el centro del análisis. No
se habla, pues, de una opinión más o menos unitaria o predominante, sino de una
diversidad de experiencias del totalitarismo y, en efecto, el resultado es variopinto
y cambiante: según el totalitarismo de que se trate, según el periodo histórico, el
sector de la población y su ubicación geográfica y generacional.
Ian Kershaw, por ejemplo, señala cómo en la Alemania nazi, pese a las incon
formidades que pudiera haber con respecto a aspectos concretos, hasta 1941 podía
hablarse de un consenso relativamente amplio -no necesariamente fervoroso-
hacia las ideas y políticas del régimen. A partir de 1941, la progresiva radicalización
de las soluciones a la “cuestión judía” y el inicio de la debacle bélica, al afectar los
intereses económicos y el afán de orden y seguridad de amplios sectores de la po
blación, debilitaron la base de apoyo nazi. Ahora bien, en uno de los capítulos más
sugerentes y mejor logrados, Otto Dov Kulka ofrece una interpretación tan nove
dosa como escalofriante de la “solución a la cuestión judía”. Las Leyes de Núrem
berg de 1935 y la “noche de los cristales rotos” pudieron haber sido medidas oficia
les para contener y encauzar, por vías estatales, la violencia antisemita que se
difundía en varias localidades y que preocupaba crecientemente a las autoridades
provinciales, encargadas de mantener el orden público. Kulka documenta cómo en
diversas provincias, entre abril y septiembre de 1935 y entre mayo y octubre de
1938, se registraron diversos episodios de violencia espontánea, “que tenía el carác
ter de pogrom”. Hay aquí una inversión radical de los términos. No estamos, como
se supone a menudo, ante un escenario en el que una minoría antijudía, radical y
fanática, se impone con la complicidad de una mayoría silenciosa, indiferente.
Kulka sugiere que la participación social no fue pasiva, por el contrario, la violencia
popular fue un factor de presión crucial que contribuyó a que la cúpula nazi tomara
las decisiones que llevaron, eventualmente, a una política de exterminio.
Otros autores analizan la forma como diversos factores hacían que la experien
cia del totalitarismo fuera radicalmente diferente entre distintos sectores de la so
ciedad. Mary Fulbrook estudia cómo las percepciones hacia el nazismo cambiaban
tan radicalmente de una generación a otra, como diferentes eran sus experiencias
del régimen. La autora observa que, paradójicamente, la segunda generación de
jóvenes nacidos bajo el régimen de Hitler -entre mediados de la década de 1920 e
inicios de la de 1930 (la “generación de 1929”)-, constituyó el grupo políticamente
más prominente de la República Democrática Alemana: fueron los principales
157
RESEÑAS
158
RESEÑAS
159
RESEÑAS
Rosario Aguilar
9
Roberto Cordero (ed.), La sociedad de la opinión. Reflexiones sobre encuestas y cambio político en
democracia, Santiago, Ediciones Universidad Diego Portales, 2009.
160
RESEÑAS
nión pública basados en encuestas para entender los factores que afectan el com
portamiento político de los chilenos.
En la sección sobre el desarrollo de las encuestas en América Latina, Aguiar hace
un esbozo de la historia de las encuestas en la región. Como menciona Aguiar, la in
dustria de encuestas en Latinoamérica es muy rica y variada y apenas hay estudios
sobre su desarrollo histórico en estos países. Al lector que le interese complementar
el análisis de Aguiar e incluir el caso mexicano puede consultar el trabajo publicado
por Parás y Basáñez (2011). Para los interesados en conocer la transmisión de ideas
entre escuelas y países es recomendable leer los capítulos de Mora y Araujo sobre el
caso argentino y el de Cordera sobre al caso chileno. Los autores hablan principal
mente sobre las relaciones entre los académicos radicados en Estados Unidos que
estaban desarrollando encuestas académicas en ese país (por ejemplo, Paul Lazars
feld y Leslie Kish) con académicos argentinos y chilenos que se entrenaron en ese
país en la primera mitad del siglo xx. En el caso argentino, se refieren a Gino Germa
ni y José E. Miguens, mientras que en el chileno a Eduardo Hamuy. Los autores ha
cen un buen trabajo al rastrear el viaje de las ideas de Estados Unidos al Cono Sur.
Tanto en Argentina como en Chile el desarrollo de las encuestas se ve truncado por
el arribo de dictaduras militares en ambos países. Los autores señalan acertadamente
que si bien se seguían haciendo encuestas, éstas no eran del dominio público sino que
se hacían para el gobierno militar. De esta manera, se muestra la vinculación entre los
estudios de encuestas y la democracia. Dentro de regímenes democráticos la infor
mación fluye a través de los medios de comunicación, mientras que en regímenes
autoritarios la información queda concentrada en los polos de poder gubernamental.
La segunda sección del libro cuenta con tres capítulos que tratan sobre la in
fluencia de las encuestas en las decisiones gubernamentales (Aguilera y Fuentes),
el efecto de la evaluación presidencial sobre las preferencias electorales (Navia) y
las encuestas como medios para predecir el comportamiento electoral de los chile
nos (López y Figueroa). Como en el caso mexicano, Aguilera y Fuentes hablan
sobre la gran influencia que tienen las encuestas en las decisiones del gobierno.
Los autores argumentan que al debilitarse el sistema de partidos chileno la repre
sentación de las demandas ciudadanas se hace más bien a través de las encuestas.
Si bien gobernar a través de encuestas parecería benéfico, Aguilera y Fuentes
mencionan que el propio gobierno puede crear la opinión pública que apoye sus
políticas al diseñar las preguntas y decidir qué se preguntará a la ciudadanía. Por
su parte, Navia menciona que el gobierno puede dejar de tomar decisiones impor
tantes para el país porque no son populares. Cabe señalar que muchas políticas
que pueden cambiar a la sociedad pueden ser impopulares al principio, por ejem
161
RESEÑAS
162
RESEÑAS
Por el otro, los críticos argumentan que el aumento en las cifras refleja un verdade
ro aumento en los actos delictivos. La autora muestra el aumento de la inseguridad
a lo largo del tiempo como una de las principales preocupaciones entre los chilenos.
Finalmente, Marín y Cordero abordan la relación entre los medios, la opinión pú
blica y la democracia. Los autores mencionan que los medios han tenido una in
fluencia positiva en la democracia chilena, al ampliar tanto el debate político como
los temas que se pueden entender como públicos. Asimismo, los medios han in
cluido a actores previamente excluidos del proceso político formal. Una constante
en todos estos trabajos es el llamado a mayor claridad por parte de los encuestado
res. Varios autores se quejan de que no se publica la ficha técnica que describe el
método seguido por los encuestadores para llevar a cabo su estudio. Al no contar
con esta información, el lector tiene que confiar en que la encuesta fue debidamen
te elaborada sin saber el rango de error de los datos que se presentan. En este sen
tido, es también responsabilidad de los medios demandar que los encuestadores
publiquen toda la información requerida para confiar en que el estudio que publi
can cumple con los estándares mínimos para su desarrollo.
En conclusión, La sociedad de la opinión cubre una amplia gama de estudios his
tóricos, comparados y de comportamiento político sobre la influencia y desarrollo
de las encuestas de opinión desde la segunda mitad del siglo xx. Este libro represen
ta una importante contribución al estudio de las ventajas y desventajas del uso de
encuestas por gobiernos tanto democráticos como autoritarios, del comportamiento
político de los ciudadanos en nuevas democracias, así como de la necesidad de una
mayor transparencia por parte de las casas encuestadoras para asegurarnos de la le
gitimidad de los estudios que han realizado.
BIBLIOGRAFÍA
Blumer, Herbert. 1948. “Public Opinion and Public Opinion Polling”. American
Sociological Review. 13 (5): 542-549.
Converse, Philip E. 1987. Changing Conceptions of Public Opinion in the Political
Process. The Public Opinion Quarterly. 51: S12-S24.
Parás, Pablo, y Miguel Basáñez. 2011. “Polling and Pollsters as Agents of Change:
An Historical Account of Public Opinion Research in Mexico from 1938 to
2010”. En The Oxford Handbook of Mexican Politics, Roderic Ai Camp. (ed.).
Nueva York. Oxford University Press.
Zaller, John. 1992. The Nature and Origins of Mass Opinion. Nueva York. Cambridge
University Press.
163
Colaboradores
Esta edición de Istor fue coordinada por Carlos Bravo Regidor, maestro en historia y candi
dato a doctor por la Universidad de Chicago y profesor e investigador visitante de la Divi
sión de Estudios Políticos del cide. Nuestro Dossier está compuesto por las colaboraciones
de Lauren Derby, profesora e investigadora en el Departamento de Historia de la Universi
dad de California en Los Ángeles, cuyo libro The Dictator’s Seduction: Politics and the Popular
Imagination in the Era of Trujillo (Duke University Press, 2009) fue reconocido con el pre
mio Bolton-Johnson del Council on Latin American History de la American Historial Asso
ciation; Fernando Escalante Gonzalbo, sociólogo, profesor en El Colegio de México, y autor
de Ciudadanos imaginarios (El Colegio de México, 1992), La mirada de dios (Paidós, 2000) y
A la sombra de los libros (El Colegio de México, 2007), entre otros; y Rafael Rojas, profesor e
investigador de la División de Historia del cide, cuyo libro más reciente es La máquina del
olvido. Mito, historia y poder en Cuba (Taurus, 2012). La presentación y traducción de Max
Weber en nuestros Textos recobrados corrió a cargo de Álvaro Morcillo Laiz, profesor e inves
tigador en la División de Estudios Internacionales del cide, y coeditor, junto con Adolfo
Castañón, de José Medina Echavarría. Correspondencia (Fondo de Cultura Económica, 2010)
y autor de Contentious Regions in the European Union: Nationalist Parties and the Coordination
of European Policies in Federal Member States (Nomos Verlagsgesellschaft, 2009). El ensayo
bibliográfico de Usos de la historia es de Patrick Iber, doctor en historia por la Universidad
de Chicago e investigador posdoctoral en el Departamento de Historia de Stanford Univer
sity, colaborador del Chicago Review, Nexos y Letras Libres. En Notas y diálogos se entrevista a
Nicholas Lemann, decano de la Graduate School of Journalism de la Universidad de Co
lumbia, colaborador de The New Yorker, The New York Times, The New York Review of Books,
The New Republic y Slate; es autor, entre otros libros, de Redemption: The Last Battle of the Civil
War (Farrar, Straus and Giroux, 2006), The Big Test: The Secret History of American Meritocracy
(Farrar, Straus and Giroux, 1999) y The Promised Land: The Great Black Migration and How it
Changed America (Vintage, 1991). La Ventana al mundo pertenece a Camila Pastor, doctora
en antropología cultural por la Universidad de California en Los Ángeles y profesora e in
165
COLABORADORES
166
REVISTA DE HISTORIA INTERNACIONAL
Año xiii, número 50, otoño de 2012
Zaragoza
y el 5 de mayo de 1862
Zaragoza y el 5 de mayo de 1862
169
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
170
Ignacio Zaragoza: estratega militar
Luis Maldonado Venegas
1
Telegramas Oficiales relativos a la mencionada batalla, dirigidos a la Secretaría de Guerra
por los generales Ignacio Zaragoza, Ignacio Mejía y Santiago Tapia, con la relación nominal de los
generales, jefes y oficiales que concurrieron a la batalla en los cerros de Guadalupe y Loreto el 5
de mayo de 1862, autorización de la Secretaría de Guerra, en Rafael Echenique (comp.), Batalla
del 5 de mayo de 1862 en Puebla, México, Eusebio Sánchez Editor, 1894, p. 9.
171
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
mantener a toda costa sus posiciones y los segundos debían vigilar al ene
migo o en todo caso apoyar a los primeros. Con las tropas ya fogueadas,
Zaragoza formó los siguientes agrupamientos: la Segunda División, al man
do del general Negrete, con 1 200 efectivos, tenía por objetivo la defensa a
muerte de los cerros de Guadalupe y Loreto. Dicha división, que se apoya
ría en los fuertes, estaba conformada por los batallones Fijo de Morelia,
Tiradores de Morelia, 6º Batallón de Puebla, Cazadores de Morelia, 2º
Batallón de Puebla y 6º de Nacionales de Puebla (zacapoaxtlas). Brigada de
México, al mando del general Berriozábal, integrada por 1 082 hombres de
los batallones Fijo de Veracruz, 1º y 3º Ligeros de Toluca; estaría situada en
columna para actuar a órdenes del Mando, al pie del cerro de Guadalupe.
Brigada de San Luis, al mando del coronel Francisco Lamadrid, con mil
hombres, integrada por los batallones Reforma, Rifleros y Zapadores, se
colocaría en columna en el barrio de Xonaca, ligándose a la izquierda con
las tropas del general Berriozábal y a su derecha con las del general Díaz.
Actuaría a órdenes de Mando. Brigada Oaxaca, al mando del general
Porfirio Díaz, con 1 020 hombres, integrada por los batallones Patria,
Morelos, Guerrero y el resto del 1º y 2º de Oaxaca. Cien hombres se coloca
rían en columna para actuar sobre el enemigo en la plazuela de Román.
Brigada de Caballería al mando del general Antonio Álvarez, integrada por
550 hombres y formada por los carabineros a caballo de Pachuca y los es
cuadrones Lanceros de Toluca y de Oaxaca. Constituirían la extrema dere
cha del dispositivo, situándose en la ladrillera de Azcárate. Agrupamiento
para la guarnición de la plaza, al mando del general Santiago Tapia, con
efectivos integrados por civiles y reclutas, quienes tenían por misión la de
fensa de la ciudad propiamente dicha. El día 4 de mayo, Ignacio Zaragoza
reunió a los comandantes de sus unidades subordinadas y los exhortó a una
lucha tenaz, que debía poner en alto el nombre de la patria ante el extran
jero. Al mismo tiempo, giró instrucciones de prepararse para la batalla, or
denando que se aceleraran los trabajos de defensa en los cerros Guadalupe
y Loreto, así como en el perímetro de la ciudad de Puebla. A su vez, toma
ba las siguientes medidas para el control de la población civil:
1. La ciudad de Puebla era puesta en estado de sitio.
2. Las autoridades municipales y judiciales seguían en funciones hasta
que se realizara el ataque.
172
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
2
Agustín Yáñez (supervisor), A cien años del 5 de mayo de 1862, México, Secretaría de Hacienda
y Crédito Público, 1962, p. 123.
173
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
174
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
ejército galo formó tres columnas de ataque. La primera, compuesta por dos
batallones del Regimiento de Zuavos, apoyada por diez piezas de artillería
bajo el mando de los comandantes Cousin y Morand, quienes marcharían
en dirección paralela al fuerte de Guadalupe para que, una vez colocados en
su altura, se lanzaran al asalto sobre el fuerte. La segunda columna, com
puesta por el Batallón de Fusileros Marinos, tenía que seguir a la primera
para constituir su flanco derecho, protegiendo el ataque de los zuavos. La
tercera columna quedó integrada por un batallón del Tercer Regimiento de
Marina, que debía seguir al Batallón Morand, para apoyar su ataque. La ca
ballería francesa recibió la misión de cuidar los flancos y la retaguardia del
ataque. En la reserva estaba el 99º Regimiento de Infantería, un batallón
del Tercer Regimiento de Infantería Marina y el Batallón de Cazadores de
Vincennes. La ambulancia se encontraba en la hacienda de Rementería. A
las 11:45 el general Negrete, al ver que el enemigo se dirigía sobre su
posición, ordenó al general Rojo que con los batallones Fijo de Morelia,
Tiradores de Morelia y 6º de Puebla, ocupara el terreno que existe entre los
dos fuertes para tapar el paso al enemigo. Al mismo tiempo, el 6º Batallón
de Nacionales de Puebla (zacapoaxtlas) se adelantaba a la posición, esta
bleciendo una línea de tiradores que recibió el ataque francés, para ensegui
da replegarse sobre las posiciones de los fuertes haciendo fuego. Telegrama:
“Puebla, mayo 5 de 1862 —Recibido en México a las 12 y 28 minutos del
día. —E.S. Ministro de la Guerra. —Son las 12 del día y se ha roto el fuego
de cañón por ambas partes —Ignacio Zaragoza”.3
El ataque dio inicio. El general Rojo estableció su línea y al mismo tiem
po arribó la brigada del general Berriozábal. La Brigada Rojo se colocó hacia
el fuerte de Loreto, y entre ésta y el fuerte de Guadalupe, la Brigada
Berriozábal. Los franceses atacaron en línea recta sobre el fuerte de
Guadalupe y el terreno que mediaba entre ambos fuertes. Su artillería
apoyó el ataque. Las columnas avanzaban sobre el quebrado terreno sin
que el fuego mexicano pudiera hacerles daño, pero al llegar a la explanada
de los cerros, las columnas de ataque fueron batidas con gran eficacia por la
artillería mexicana, hasta que chocaron con el 6º Batallón de Nacionales
de Puebla, el cual se replegó ordenadamente. Cuando los zacapoaxtlas pe
3
R. Echenique, op. cit., p. 11.
175
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
176
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
México triunfa
Puebla 5 de mayo de 1862
A las 7 horas 3 minutos de la noche
Señor Presidente:
Ciudadano Ministro de Guerra México:
Después de un movimiento retrógrado que emprendí desde las Cumbres
de Acultzingo, llegué a esta ciudad el día 3 del presente, según tuve el ho
nor de dar parte a usted. El enemigo me siguió a distancia de una jornada
pequeña y, habiendo dejado a retaguardia de aquél a la 2a. Brigada de
Caballería, compuesta de poco más de 300 hombres, para que en lo posible
le hostilizara, me situé, como llevo dicho, en Puebla. En el acto di mis ór
denes para poner en un regular estado de defensa los cerros de Guadalupe
y Loreto, haciendo activar la fortificación de la plaza, que hasta entonces
estaba descuidada. Al amanecer del día 4 ordené al distinguido general
ciudadano Miguel Negrete, que con la 2a. división de su mando, compues
ta de 1 200 hombres, lista para combatir y a su mando, ocupara los expresa
4
Jorge L.Tamayo, Ignacio Zaragoza. Correspondencia y documentos, Puebla-México, Consejo
Editorial del Gobierno del Estado de Puebla, Centro de Investigación Jorge L. Tamayo, A. C.,
1979, p. 128.
177
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
dos cerros de Loreto y Guadalupe, los cuales fueron artillados con dos
baterías de batalla y montaña. El mismo día 4 hice formar de las brigadas
Berriozábal, Díaz y Lamadrid tres columnas de ataque, compuestas la pri
mera de 1 082 hombres, la segunda de mil y la última de 1 020, toda infan
tería y, además, una columna de caballería con 550 caballos, que mandaba
el ciudadano general Antonio Álvarez, designando para su dotación una
batería de batalla. Estas fuerzas estuvieron formadas en la plaza de San
José hasta las 12 del día, a cuya hora se acuartelaron. El enemigo pernoctó
en Amozoc. A las cinco de la mañana del memorable día 5 de mayo aque
llas fuerzas marchaban a la línea de batalla que había yo determinado y que
verá usted marcada en el croquis adjunto; ordené al ciudadano comandante
general de artillería, coronel Zeferino Rodríguez, que la artillería sobrante
la colocara en la fortificación de la plaza, poniéndola a disposición del ciuda
dano comandante militar y del estado, general Santiago Tapia. A las diez de
la mañana se avistó al enemigo y, después del tiempo muy preciso para
acampar, desprendió sus columnas de ataque, una hacia el cerro de Gua
dalupe compuesta como de 4 000 hombres, con dos baterías y otra pequeña
de mil amagando nuestro frente. Este ataque que no había previsto, aunque
conocía la audacia del ejército francés, me hizo cambiar mi plan de manio
bras y formar el de defensa, mandando en consecuencia que la Brigada
Berriozábal, a paso veloz, reforzara a Loreto y Guadalupe y que el cuerpo de
carabineros a caballo fuera a ocupar la izquierda de aquéllos para que carga
ra en el momento oportuno. Poco después mandé al Batallón Reforma de la
Brigada Lamadrid para auxiliar los cerros, que a cada momento se compro
metían más en su resistencia. Al Batallón de Zapadores, de la misma briga
da, le ordené marcharse a ocupar un barrio que está casi a la falda del cerro y
que llegó tan oportunamente que evitó la subida a una columna que por allí
se dirigía al mismo cerro, trabando combates casi personales.
Tres cargas bruscas efectuaron los franceses y en las tres fueron rechaza
das, con valor y dignidad. La caballería situada a la izquierda de Loreto,
aprovechando la primera oportunidad, carga bizarramente, lo que les evitó
reorganizarse para nueva carga. Cuando el combate del cerro estaba más
empeñado, tenía lugar otro no menos reñido en la llanura de la derecha que
formaba mi frente. El ciudadano general Díaz, con dos cuerpos de su briga
da, uno de la de Lamadrid con dos piezas de batalla y el resto de la de
178
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
5
Ibid., pp. 129-131.
179
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
6
R. Echenique, op. cit., p. 14.
180
Una sola tumba
Pedro Ángel Palou Pérez
181
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
más pensó morir lejos de las balas del campo de batalla y en combate, nun
ca en un lecho de enfermo. Allí sufrió el contagio fatal.
Al regreso del Palmar traía “un fuerte dolor de cabeza, el cuerpo que
brantado, los ojos enrojecidos y temperaturas altas”. Lo atribuyó al chapa
rrón que lo sorprendió en el camino y comentó: “mañana, después de
descansar, estaré bien”.
En julio, antes de sentirse mal, el gobierno le hizo saber que, en caso de
enfermedad o de retirarse, debía entregar el mando del Ejército de Oriente
al general Jesús González Ortega.
Día tres de septiembre: “Hallándome gravemente enfermo, en cumpli
miento de la Suprema Revolución relativa al próximo pasado julio, he en
tregado el mando de este Cuerpo de Ejército al C. General Jesús González
Ortega, mandado darlo a conocer por la orden general del día, y hoy mismo
marcho para Puebla con objeto de atender mi curación”, expediente 8805
Archivo Militar sedena.
Este fue, sin duda, el último documento que escribió Zaragoza y que
demuestra, de alguna manera, lo mal que se sentía.
Fue llevado a la población de Acatzingo, donde los médicos Burgeccioni
y Orozco diagnosticaron tifo como su grave padecimiento.
Se acordó, entre sus cercanos colaboradores, trasladarlo a Puebla para su
mejor atención por lo alarmante de la enfermedad.
El día cuatro, ya en la Angelópolis, si bien delicado, nadie pensaba en su
muerte. Pareció mejorar pero al día siguiente, a las seis de la mañana, em
pezó a delirar. Pidió sus arreos y su caballo. “Pero no Tagarno, que me tira”.
Seguramente se refería a Telégrafo, lamentando tener cama por seis días
como le anunciaron los médicos Petricioli, Orellana y Orozco.
Quería recorrer campamentos, insistía en montar sus caballos, dio órde
nes a Negrete y Berriozábal por sus apellidos.
Para el día siete su madre María de Jesús Seguín y una hermana a quie
nes no conoció lo acompañaban.
Se pidió al presidente Juárez, tras empeorar, enviara a su médico Juan
N. Navarro quien, después de auscultarlo, dijo que no había visto una fie
bre tan alta y que acabaría con el pundonoroso militar en 24 horas. Zaragoza
volvió a delirar creyéndose prisionero de los franceses, se incrementó la
presencia de poblanos en el portón de la casa para preguntar por el estado
182
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
del militar y los generales, jefes y oficiales del Ejército de Oriente, de paso
en Puebla, se hicieron presentes.
Ocho de septiembre: el doctor Juan N. Navarro telegrafía al secretario
de Guerra y Marina: “Son las diez y diez minutos. Acaba de morir el gene
ral Zaragoza. Voy a proceder a inyectarlo”.
Ansiedad de vida, triunfos e imágenes militares envolvieron su agitada
mente. Muere con gesto victorioso en los labios.
Su única deserción en su impecable hoja de servicios, la inevitable, la
muerte.
Muere a los 33 años, cinco meses y 15 días, a la hora justa “no le queda
ría tiempo sino para la gloria”.
Muere en la casona marcada con el número ocho de la calle de la
Santísima, posteriormente primera de Reforma 126 y siempre de Zaragoza,
destruida lamentablemente para dar paso a un edificio bancario y actual
mente inmueble de la Tesorería Municipal que, al menos, lleva su nombre.
En lo militar, Ignacio Zaragoza escaló los más altos grados en sólo una dé
cada: de Guardia Nacional en 1852, a secretario de Guerra y Marina en 1861
con 32 años, pasando por el mestizo de la frontera, el chinaco de la Reforma,
miliciano de la patria, soldado republicano federalista, liberal y juarista.
Se marchó de la carrera como llegó: con las manos limpias, sin ventajas.
Por eso sintetizó la esperanza de aquel México que tanto le dolía a Ignacio
y por el que luchó en su defensa e integración plena.
La noticia de su muerte conmocionó al país. Los diputados del Congreso
General acordaron declararlo Benemérito de la Patria en grado heroico y
concederle el grado de general de división. La ciudad de Puebla se llamaría,
en adelante, Puebla de Zaragoza. Acordaron pedir al Ayuntamiento capita
lino que la calle de la Acequia, donde vivía, se llamara de Zaragoza y que se
levantara en Guadalupe un monumento que recordara al héroe.
La anterior proposición fue aceptada de inmediato por el presidente
Juárez (ver decretos en el Apéndice de este texto).
HONORES EN LA ANGELÓPOLIS
183
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
184
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
en una caja de madera forrada de terciopelo negro con cintas de oro, dentro de
la cual hay otra de metal de zinc, encontrándose a un cadáver que al momento
fue reconocido como el del general Zaragoza, el cual se conserva íntegro sin
mutilación alguna, vestido con un uniforme azul, botonadura de metal con
águila y dos letras, chaleco negro de terciopelo, gorra militar bordada de oro,
anteojos con armazones de oro notándose el vidrio correspondiente al ojo de
recho roto.
185
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
186
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
187
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
REFLEXIÓN FINAL
188
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
APÉNDICES
SE DECRETAN HONRAS FÚNEBRES EN MEMORIA DEL GENERAL
ZARAGOZA
189
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
190
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
191
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
192
La institucionalización de la batalla
del 5 de mayo como celebración
del supremo gobierno, 1862-1868
Fernando G. Castrillo Dávila
193
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
1
R. Roeder, Juárez y su México, t. II, p. 325.
194
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Puebla2 era el paso obligado, ahí debían los franceses de librar su primer
obstáculo. Sin embargo, tuvo lugar una bien organizada defensa en los
fuertes de Loreto y Guadalupe, comandada por el general Ignacio
Zaragoza, jefe del Ejército de Oriente. Las tropas republicanas vencieron
al ejército francés, que se replegó hacia el oriente de la ciudad.
La cobertura de la victoria sobre los franceses quedó patente en las pri
meras planas de los diarios de la capital,3 muchos de los cuales eran dirigi
dos por destacados liberales o incluso miembros de alguna corporación
gubernamental. La prensa, antes de ser un órgano informativo, era un es
pacio de discusión y de propaganda. Si bien existían diarios con diferentes
tendencias e ideologías, en buena medida puede decirse que el discurso de
los periódicos más influyentes de la ciudad era el discurso del Estado; por
ejemplo, en El Siglo Diez y Nueve escribieron Francisco Zarco, José María
Iglesias, Guillermo Prieto y Melchor Ocampo, entre otros.
Por su parte, el supremo gobierno difundió la noticia ordenando al
Ayuntamiento que mandara imprimir panfletos4 en los que se incluía un
fragmento del famosísimo telegrama que Zaragoza mandó al ministro de
Guerra en el cual ostentaba la victoria diciendo que “las armas nacionales
se habían cubierto de gloria”. En un principio, la idea del gobierno era que
se adoptara una actitud festiva y se comprendiera el resultado de la con
tienda como el triunfo de toda la nación mexicana -y no sólo de los libera
les- contra el ejército invasor francés (cuando sobra decir que la invasión
se daba en el contexto de una guerra civil).
Los festejos de la victoria se extendieron por diferentes partes de la
República, dotados tanto de orientación estatal como de espontaneidad
civil. Pero muy pronto el Ejecutivo quiso que el recuerdo aún fresco de la
batalla de Puebla pasara de ser un simple y pasajero factor de asombro en
la población a convertirse en un hito central del discurso liberal. Si no se
aprovechaba esa buena oportunidad para elevar el sentido patriótico de la
población, quizá no habría ninguna otra. El 5 de mayo, si se administraba
con rigor e inteligencia, bien podía ser el detonador de un patriotismo que
2
Puebla según Zaragoza era una plaza complicada, en repetidas ocasiones fue blanco de sus
reproches y quejas al considerarla conservadora y fundamentalmente egoísta.
3
El Constitucional y El siglo XIX, 6 de mayo de 1862.
4
ahdf, Ayuntamiento, Historia: Guerra contra Francia, vol. 2269, exp. 5.
195
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
5
I. Zaragoza, Correspondencia, p. 148.
196
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
No está de más comentar que, tanto las disposiciones del supremo go
bierno como los acuerdos tomados en el Congreso de la Unión en ésta y
otras materias, fueron publicados sistemáticamente, además de en la pren
sa, en panfletos que se distribuyeron por la ciudad de México. La intención
clara (que no es exclusiva del periodo) de legislar y dar a conocer lo que se
legisla, especialmente en temas relacionados con cultura política y la cons
trucción de héroes, queda patente en las diferentes secciones del Fondo
del Ayuntamiento del Archivo Histórico del Distrito Federal.
El reconocimiento mencionado fue entendido por muchos como el
nombramiento de Zaragoza y los demás oficiales y jefes como beneméritos
de la nación, incluso José María Vigil así lo comenta.6 Sin embargo, la ver
dad es que tendrían que pasar aún algunos meses para que dicho reconoci
miento se le diera únicamente a Ignacio Zaragoza, como parte de los
rituales posteriores a su muerte. Ser nombrado benemérito era el máximo
honor que la nación podía otorgar a un ciudadano, por designio del
Congreso mexicano, órgano legislativo que tuvo una participación decisiva
en la fortificación de la memoria en torno al 5 de mayo desde el ámbito de
la legitimación.
Poniendo atención a la sugerencia que el mismo Zaragoza le hizo al
presidente Juárez en carta fechada de 9 de mayo de 1862, se determinó
que en lugar de dar ascensos y gratificaciones económicas a los defensores
de la plaza de Puebla se otorgaran medallas, objetos que serían suficientes
para cubrir “la ambición militar” de los participantes. El Congreso publicó
un decreto con fecha del 19 de mayo del mismo año en el que se estipu
laba que todos los soldados que estuvieron presentes en aquella jorna-
da serían merecedores de una medalla de honor. También se mandó hacer
una medalla para los que combatieron en la batalla de las cumbres de
Acultzingo.
El gobierno nacional se organizó y, en coordinación con el Ayuntamiento,
planeó una serie de actos que pudieran servir como marco a la visita del ge
neral Ignacio Zaragoza, quien llegó a la ciudad de México el día 19 con el fin
de recibir el reconocimiento por parte del Congreso en nombre suyo y de sus
hombres. Por iniciativa del mismo órgano legislativo se acordó se le diera a
6
J. M. Vigil, México a través de los siglos, p. 69.
197
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Zaragoza una espada de honor, la cual fue entregada en una ceremonia públi
ca presidida por el presidente Juárez y sus ministros. A este acto protocolario
asistieron las autoridades del gobierno del Distrito Federal así como del
Ayuntamiento de la ciudad; también acudieron personalidades como Jesús
Terán, Manuel Doblado y Miguel Blanco.7
Asimismo, la noche del martes 20, en el Teatro Nacional, tuvo lugar una
“función extraordinaria” con motivo de la celebración del triunfo de
Zaragoza, que podemos definir como una ceremonia cívica acompañada de
una representación teatral. Los fondos recaudados serían canalizados a los
hospitales militares de la campaña. Se contó con la participación de Juan A.
Mateos, quien años más tarde publicaría una importante obra literaria basa
da en el periodo y que haría llamar El sol de mayo,8 aludiendo a la batalla
rememorada. También estuvo ahí Guillermo Prieto, fiel intérprete de la
voluntad del Estado.
Al día siguiente tuvo lugar una ceremonia oficial en honor a Zaragoza,
de la cual se tienen muy pocos datos. Juan A. Mateos leyó una composición
poética de su autoría, que fue puesta en circulación por los periódicos de la
ciudad9 al día siguiente. La función cohesionante del recuerdo del 5 de
mayo estaba siendo planteada:
7
F. Barrueto, Ignacio Zaragoza, p. 297.
8
J. A. Mateos, El sol de mayo.
9
El siglo XIX y El constitucional, 21 de mayo de 1862.
10
Las élites eran las que estaban construyendo la nación tanto en sentido político-jurídico
como a nivel identitario; lo hacían frente a la inmensa mayoría de la población nacional que no
tenía un contacto directo con los problemas que implicaba la construcción de una “nación imagi
nada” para utilizar el concepto de B. Anderson.
198
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
11
I. Zaragoza, Correspondencia, pp. 296 y 297.
199
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
12
A excepción de dos importantes, aceptar rápidamente su renuncia (que sí lo hizo finalmen
te meses más tarde), y brindarle el apoyo económico a lo largo de la campaña que Zaragoza no se
cansó de suplicarle de forma sistemática. Todos estos asuntos pueden verificarse por medio de su
extensa correspondencia.
13
ahdf, Ayuntamiento, Funerales, vol. 1108, exp. 20.
200
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
201
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
17
Debemos comentar que calles como Independencia, Melchor Ocampo, Leandro Valle,
Xicoténcatl o el Callejón del 57 fueron abiertas sobre los conventos, es decir, no existían antes de
la Reforma.
202
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Si hacemos caso a las fuentes veremos que no era muy común que Juárez
diera discursos cívicos en conmemoraciones o rituales de este carácter. Al
parecer su intervención respondió a la necesidad de llamar a defender no
sólo la patria sino la sombra del triunfo ganado bajo la dirección de Ignacio
Zaragoza siete meses atrás. Crónicas comentan que, después de haberse
efectuado la ceremonia de la entrega de medallas, la gente espontánea
mente se dirigió a los cerros de Loreto y Guadalupe. Ahí se explicaron,
entre algunos de los testigos, la forma en la que se había desarrollado la
jornada y se contaron historias y anécdotas heroicas.18
Comenzó 1863 y la resistencia se mantuvo alerta, pero el enemigo fijó su
atención preocupantemente en Puebla, objetivo indispensable si se quería
tomar la ciudad de México. Tras la muerte de Zaragoza, el encargado para
defender la plaza fue el general Jesús González Ortega, quien debía resistir
el embate de un ejército francés que ya no parecía dejar nada a la suerte. La
situación se fue volviendo cada vez más desventajosa para las huestes libe
rales hasta el punto en que Puebla se declaró en estado de sitio el 16 de
marzo. Ante esta constante amenaza, llegó el mes de la conmemoración.
Para el primer aniversario de la batalla de Puebla, el supremo gobierno
dispuso que se realizara una celebración en todos los territorios que estuvie
ran en condiciones de hacerlo. Para la celebración en la ciudad de México
se destinaron 220.50 pesos para que el Ayuntamiento de la ciudad efectuara
las diligencias necesarias de la conmemoración. Se iluminó el edificio del
Ayuntamiento con farolas de aceite, también se mando hacer “un retrato de
buen tamaño con la imagen del general don Ignacio Zaragoza”.
Florencio M. Castrillo fue el encargado de dar lectura a un discurso cívi
co en la Alameda de la ciudad en el cual dijo: “¡En los momentos tal vez,
en que nuestros hermanos combaten; en el instante acaso en el que la ba
18
J. A. Mateos, El sol de mayo, p. 242.
203
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
19
Muchos de los representantes del gobierno republicano, así como los periódicos liberales
dejan de utilizar el nombre de Puebla y comienzan a nombrarla simplemente Zaragoza, ratifican
do así la presencia del 5 de mayo en la identificación con la ciudad.
20
J. González Ortega, Parte general, pp. 128 y 129.
204
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
205
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
206
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
24
Como lo comenta Brian Hamnett, el mayor problema que tendría que enfrentar Juárez a lo
largo de su vida, por encima de conservadores, franceses e imperialistas, eran los gobernadores de
los estados, en este caso Vidaurri.
25
J. M. Iglesias, Revistas Históricas, t. 2, p. 286.
207
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
26
I. Ramírez, México en pos de la libertad, p. 101.
208
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
que ha de producir el incendio que devore a los tiranos y a los traidores que
profanan nuestra tierra”.27
Quien nuevamente mantenía la percepción de una comunidad nacional
que celebraba el 5 de mayo era José María Iglesias. En su Revista del 31 de
mayo de 1865 (exactamente un año después de haber descrito las celebra
ciones espontáneas de la población de la ciudad de México) comentó: “En
todos los lugares libres de la dominación extranjera se ha celebrado con
júbilo el aniversario del 5 de mayo. Monterrey y Saltillo se han destacado
por el esmero con el que se cuidó de dar mayor realce a tan patriótica so
lemnidad. Ella se perpetuará en nuestro país como un recuerdo indeleble
del primer triunfo alcanzado sobre las huestes francesas”.28
Viendo a Iglesias siendo parte de un gabinete que se encontraba todo
el tiempo huyendo, abandonando ciudades y estableciéndose en poblacio
nes por meses y, a veces, por escasas semanas, cabe la cuestión de cómo se
hacía referencia al 5 de mayo en medio de esta situación. ¿Tenía sentido
seguir conmemorando una victoria obtenida sobre un ejército que poste
riormente había tomado el control de la mitad del país? El discurso de los
republicanos sobre los beneficios prácticos del 5 de mayo se centraba fun
damentalmente en el retraso de un año en el avance del enemigo en los
estados de la República.29 Esto haría pensar, consecuentemente, que
siempre aceptaron la inevitabilidad del dominio (cuando menos territorial)
que el ejército francés efectuaría en México, lo que a su vez traería como
consecuencia la propia salida de la capital del supremo gobierno. Ya hemos
mencionado cómo, desde nuestra óptica, la victoria del 5 de mayo en
Puebla posibilitó la salida organizada de Juárez hacia el norte un año más
tarde. Sin embargo, esta no fue una explicación que haya privilegiado José
María Iglesias.
Anualmente el espíritu conmemorativo del 5 de mayo seguía vivo a tra
vés de la difusión que Iglesias le daba en sus Revistas; no obstante, la publi
cación de éstas se vio interrumpida por las complicaciones propias de la
campaña desde enero a julio de 1866. Después de esto, únicamente salie
ron dos números más. Por lo tanto, con los límites que reconoce esta inves
27
Supremo Gobierno, Compendio de leyes, t. II, p. 133.
28
J. M. Iglesias, Revistas Históricas, p. 272.
29
Idem.
209
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
30
El Diario del Imperio, tomado de J. M. Vigil, “La Reforma”, México a travéz de los siglos, p. 295.
210
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
EL 5 DE MAYO DE 1868
31
El 5 de mayo, p. 31.
211
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
se ha de formar en el pórtico del Teatro Nacional, frente a las calles del Cinco
de Mayo. En este salón se pronunciará un discurso cívico por el C. regidor José
M. del Castillo Velasco, y dirá una poesía análoga el joven poeta Justo Sierra;
leyéndose después del discurso el parte de la victoria dado por el general
Zaragoza.32
En las plazuelas de Santo Domingo, San Fernando, San José y San Pablo habrá
funciones de acróbatas y volatines.
Al concluir la tarde terminarán estas diversiones, y una salva de artillería
saludará de nuevo el pabellón nacional.
A las siete y media de la noche se encenderán unos brillantes fuegos piro
técnicos, los unos obra de un inteligente mexicano, que presentará unos de
nueva invención, y los otros de unos guanajuatenses. Los de éstos serán los
primeros que se enciendan, y todos estarán situados frente á la Diputación que
se adornará é iluminará profusamente.33
32
ahdf, Festividades 5 de mayo, vol. 1062, exp. 3.
33
Idem.
212
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
CONCLUSIONES
213
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
214
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
FUENTES
Prensa:
El siglo XIX, 6 y 21 de mayo de 1862
El Constitucional, 6 y 21 de mayo de 1862
El Monitor Republicano, 11 de septiembre de 1862
34
Estamos pensando en personajes que fueron o serían abiertos opositores a Juárez como Je
sús González Ortega o Porfirio Díaz.
215
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
216
El estado de sitio y la resistencia
republicana en Puebla del 5 de enero
al 9 de mayo de 1862
Humberto Morales Moreno
1
Muy recientemente ha salido a la luz pública el muy sugerente libro de Israel Arroyo García,
La arquitectura del Estado Mexicano: formas de gobierno, representación política y ciudadanía, 1821-1857.
buap/mora, México, 2011. De alguna forma sugiere que el monarquismo gaditano sucumbe en el
republicanismo de 1824 para dejar un hilo conductor del monarquismo mexicano, revigorizado en
1842. Afirmamos que éste se desfigura por completo ya en la restauración republicana de 1867.
217
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
218
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
LA ZARAGOZA DE MÉXICO
6
Claire Fredj y Manuel Charpy, Lettres du Mexique, Nicolas Phillipe, París, 2003.
7
A. Gouttman, La Guerre de Crimée, pp. 10-11.
219
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
bando que resistía la plaza. Según refiere Zaragoza, este ataque inesperado
lo tomó por sorpresa, lo que le hizo cambiar de estrategia, mandando la
Brigada Berriozábal a que reforzara Loreto y Guadalupe, y que el cuerpo
de carabineros a caballo se alineara a la izquierda de dicha brigada para que
pudieran atacar en el momento oportuno. Da cuenta también del desem
peño del general Porfirio Díaz “con dos cuerpos de su brigada, uno de la de
Lamadrid, con dos piezas de batalla y el resto de la de Álvarez, resistiendo
el frente enemigo, rechazándolo hacia la hacienda de San José Rementería
donde se preparaba para defenderse”.
Zaragoza detalla muy bien los ataques: “Ambas fuerzas beligerantes estu
vieron á la vista hasta las siete de la noche que emprendieron los contrarios su
retirada á su campamento de la Hacienda de los Álamos, verificándolo poco
después la nuestra á su línea”.
La dureza del combate quedó manifiesta en la forma en que se pasaron
toda la noche recogiendo “muchos muertos y heridos del enemigo”, tarea
que duró también gran parte del día siguiente y sin poder asegurar el
número de bajas por parte de las fuerzas enemigas, Zaragoza afirma que
pasó de mil hombres entre muertos y heridos, y tan sólo unos ocho o diez
prisioneros.
8
Archivo General Municipal, Expedientes, vol. 372, foja 350 f. y véase el ensayo de María de
la Cruz Ríos Yanes, “El Archivo General Municipal de Puebla en el Sesquicentenario de la Bata
lla del 5 de mayo de 1862”, en La Curul, Revista del H. Congreso del Estado de Puebla, núm. 10,
nueva época, julio-octubre, 2011.
220
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
2
Archivo General del Estado de Puebla.
1. Fondo Registro Civil. Actas de defunción del año 1862.
2. Fondo Hospital de San Pedro. Registro de nacidos y defunciones del año 1862. Detalle.
221
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Entre la frase “las armas del supremo gobierno” de la tarde del 5 de mayo
y “las armas nacionales” del parte del 9 de mayo, podría alegarse una dife
rencia conceptual importante en las arengas de Zaragoza. Testigo firme del
nacimiento de la nacionalidad mexicana en esta guerra, Zaragoza hermanó,
quizá sin proponérselo, al supremo gobierno al que servía con lealtad, con
la nación, pues en el fragor de esta intervención se asomaba la cabeza de
una guerra civil inacabada entre “liberales y conservadores”.
Al finalizar la batalla, los franceses contabilizaban 476 muertos y 345
heridos. El Ejército de Oriente perdió 83 hombres, cerca de 250 heridos y
12 desaparecidos. El día 6, ya con los refuerzos de Guanajuato en los forti
nes, el general Zaragoza esperaba un nuevo ataque de Lorencez, pero éste,
el 8, formó sus trenes y se retiró hasta San Agustín del Palmar, siendo “sa
ludado” por la artillería republicana y la Banda de Guerra de los
Carabineros, quienes tocaron “Escape”.
El 5 de septiembre del mismo año, el general Ignacio Zaragoza contrajo
fiebre tifoidea, falleciendo el 8 de septiembre de 1862 y dejando vacío el
liderazgo de las fuerzas armadas de México, hasta que el general Jesús
González Ortega asumió el mando del glorioso Ejército de Oriente.
En toda esta narración, que se ha repetido durante 150 años, no parece
9
Telegrama citado en Jorge L. Tamayo, Cartas y Documentos del General Ignacio Zaragoza, fce,
México, 2006.
222
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
pero esta miseria de estos pueblos tan egoístas cuando no exhaustos de recur
sos, me lo impiden. […] No me parece por demás advertir a U. que por este
suelo existen gruesas partidas de reaccionarios y que el orgullo francés ha sido
herido profundamente y por lo mismo, importa mucho que esta ciudad execra
ble que no he incendiado porque existen en ella criaturas inocentes, quede de
pronto bien resguardada y que se mande fortificar en regla, sin pérdida de
tiempo y sin omitir gastos, para que no nos volvamos a ver en otro caso tan difí
cil como el que acabamos de pasar.
Para las 2:45 de la tarde de ese 9 de mayo comenzaron a llegar los recursos
solicitados a Puebla. Valió la pena la queja, pero ahora, a 150 años de dis
tancia, los habitantes de Puebla en aquellos terribles días merecen una
excusa histórica a la exageración que, de las palabras de Zaragoza, han abu
sado los panegiristas del blanco y negro, del binomio liberales y conserva
dores, que extrañamente han ocultado que muchos de los “reaccionarios”
de los que hablaba el egregio general habían jugado por la república hasta
el gabinete juarista de 1860, y defeccionaron después con el Imperio. Y
muchos otros, habiendo sido “reaccionarios”, como el general Negrete, ter
minaron siendo los héroes del 5 de mayo y del sitio de 1863. El ministro de
Guerra Miguel Blanco, a quien Zaragoza le mandaba sus partes de guerra y
buena parte de sus quejas, terminó trabajando para el Imperio. Prisionero
en la República, terminó en libertad… O’Horan, el inmortal de Atlixco el
4 de mayo, no tuvo tanta suerte cuando se volvió “reaccionario”. Fue fusi
lado en 1867 al caer la ciudad de México.
223
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Pero no era para menos. Después del desastre de la colecturía de los diez
mos de San Andrés11 un mes antes, era poco probable que Zaragoza contara
con el auxilio voluntario de la población. La retirada del 28 de abril en
Acultzingo fue la que obligó a nuestro general en jefe a replegar las fuerzas
defensoras en la ciudad de Puebla y los fuertes. Las deserciones y la indis
ciplina estaban a la orden del día.
En Amozoc, el 2 de mayo, en carta al presidente Juárez:
[…] Por esta parte noto en los pueblos la frialdad y apatía, debido quizá a los
largos sufrimientos que han tenido en nuestras luchas civiles, que los veo poco
animados hasta en los deseos […].12
10
Véase Jorge L. Tamayo, Ignacio Zaragoza. Correspondencia y Documentos. Consejo Editorial
del Gobierno del Estado de Puebla, México, 1979, p. 113. (Esta edición es la más completa so
bre los documentos y cartas del general Zaragoza, que Jorge L. Tamayo preparó para el Gobier
no de Puebla al celebrarse el 150 aniversario del natalicio del general Zaragoza y la nueva inhu
mación de los restos de su esposa, doña Rafaela Padilla. La Redición del fce de 2006, de la
edición original del autor de 1962, no conserva los documentos adicionales que contiene la edi
ción poblana.
11
Para todo lo relativo a la colecturía de los diezmos de San Andrés, del 6 de marzo de 1862,
véase Victoriano D. Báez, Episodios históricos de la guerra de la Intervención y el Segundo Imperio.
México, edición facsimilar, 1992.
12
J. L. Tamayo, Ignacio Zaragoza.
224
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
225
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
ria financiera y hambre. Si a estos factores se agregan las presiones de los mo
narquistas, quienes al no poder avanzar con Lorencez sobre Puebla
recurrieron al oro para sustituir al “plomo y al hierro”, intentando doblar a
Negrete y O’Horan para el partido de Márquez y Cobos, el drama estaba
completo.
En esta línea de reflexión, el primer documento que nos interesa considerar nos
indica que ya desde principios del año de 1862 se percibe la amenaza a la que
está expuesta la ciudad de Puebla, por lo que se emite un decreto el 5 de enero
del mismo año en el que el presidente Benito Juárez declara al estado de Puebla
en estado de sitio. Por lo que “la autoridad militar nombrada por el Gobierno
General, reasumirá desde luego los mandos políticos, civil y militar”. Dicho
decreto se dirige al C. Manuel Doblado, ministro de Relaciones y Gobernación,
y se hace público en el estado de Puebla a través de José María González
Mendoza, general de brigada y comandante militar de las fuerzas del estado.15
Con este documento quedó claro que la capital del estado entró en estado de
sitio y la población, que tenía pocos años de salir de otro sitio y bombardeo
por la guerra de Reforma, no estaba en condiciones materiales de soportar el
peso de los preparativos de la guerra de intervención si no se le ayudaba a
paliar la hambruna generalizada. Ya el 10 de enero se lanzó la convocatoria
para surtir a las tropas de la guarnición de toda clase de pertrechos. El proble
ma era la falta de pago a los fabricantes y comerciantes de la plaza.
Con el examen de las actas de cabildo del Ayuntamiento entre enero y
mayo de 1862,16 podemos constatar que la penuria financiera de la pobla
ción, la carestía de “los efectos de primera necesidad” y la incertidumbre
de los introductores de víveres, que fueron literalmente levantados para
ingresar a las filas del ejército, provocaron una inflación de precios terrible.
15
agm, Leyes y decretos, vol. 23, foja 106 f. También María de la Cruz Ríos, “El Archivo
General...”
16
Quiero agradecer a mi equipo de investigación formado por los alumnos del Colegio de
Historia de la buap: Álvaro Maravilla y María Andrea Valeria Aguirre por su ayuda en los fondos
del Archivo Municipal en este periodo.
226
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
227
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
9 de abril 1862 129 27fv 28fv Puebla en contra Don Benito Juárez
29fv del establecimiento Don Francisco Almonte
de una monarquía Ciudadanos Regidores
2 de mayo 1862 129 30f 31v 32f Aprobación de Regidores: Ortuño, Torres,
proposiciones Rojas, Río, Quintana,
relativas a la Rodríguez, Gutiérrez,
conducta de los Vargas, Contreras y
ciudadanos Manzano
C. Muñoz alcalde 2º
14 de mayo 1862 129 32f 33f Invitar a los Regidores: Ortuño, Rojas,
ciudadanos a tomar Río, Quintana, Rodríguez,
las armas y no Vargas, Contreras y
desertar Manzano. C. Alcalde 2°
interino
228
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
8 de agosto 1862 129 75f 76v Formación del Alcalde 4°. Concejales:
77vf Batallón del Díaz, Ortuño, Torres,
Municipio de Muñoz, Rojas, Río,
Puebla Rodríguez, Gutiérrez,
Ramírez, Contreras y
Traslosheros
C. Alcalde 1° Tamborell
17 de sept. 1862 129 100v 101fv Inscripción del C. Jefe Político Mariano
102fv benemérito Carranza
ciudadano general Ciudadanos concejales:
Ignacio Zaragoza. Aspiroz, Gutiérrez,
Rodríguez, Manzano,
López, Campos, Martínez,
Domínguez, Zamacona,
Arrioja y Romo y síndico
menor antiguo Lic. Villalba
23 de sept. 1862 129 108f 110v Retrato del general Ciudadanos concejales
111fv Ignacio Zaragoza Aspiroz, Gutiérrez,
Rodríguez, Manzano,
López, Campos, Ríos,
Martínez, Domínguez,
Zamacona, Arrioja y Romo
229
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
ma, […] y el resultado de un derecho ejercido con legalidad por un pueblo que
el mundo entero ha reconocido como independiente y libre.
2º El desconocimiento de esta suprema autoridad importa una rebelión y una
traición a la patria.
3º El cuerpo municipal de Puebla repele enérgicamente toda idea de estable
cer en México una monarquía.
4º El mismo rechaza con todo el vigor necesario la proclamación del traidor
don Juan N. Almonte como jefe de la nación para entrar en arreglo con las
potencias aliadas.18
230
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
231
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
[…] viene el jefe del ejecutivo, que no se hagan por la tesorería municipal más
pagos, que los que tengo establecidos por la ley. Dígolo a Ud. en contestación,
transcríbolo a Ud. para que sirviéndose poner lo expuesto en conocimiento de
la corporación municipal resuelva lo que estime oportuno; aceptando entre
tanto las consideraciones de mi aprecio.
Independencia y Libertad. Puebla, junio 14 de 1862. Firma Mariano
Carranza. C. secretario del Ayuntamiento de esta capital.20
232
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
1862
Octubre 29.409.80 pesos
Noviembre 12.833.33
Diciembre 43.383.32
Foja 4 vuelta.
1863
Enero 97.366.17
Febrero 17.727.42
Marzo 09.104.12
21
Para el parte de guerra completo del sitio de 1863 véase el texto clave del general Jesús
González Ortega, Parte general que da al Supremo Gobierno de la Nación respecto de la defensa de la
plaza de Zaragoza, México, 1871.
233
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Nota. En esto no están incluidos treinta y cinco mil pesos en plata que se faci
litaron en varias partidas.
En compensación se piden:
Se puso para los comisionados en manos del C. Lic. Joaquín Cardozo la si
guiente comunicación.
3° Secretaría del H. Ayuntamiento de esta capital, en cabildo ordinario de 29
del que la patriótica corporación municipal acordó fuese […]
Foja 5 frente.
[…] de su seno una comisión compuesta de los CC. Ramón Alvarez, José Ma.
E. y Bandini y Srio. Bernardo M. del Callejo cerca del C. Presidente de la
República. La comisión lleva el expediente que basa la solicitud. Para que la
234
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
comisión tenga apoyo en tus trabajos y estos sean fructuosos, se acordó a no
ción del C. Callejo se recomendase la cooperación de por esclarecidos hijos del
estado siendo Ud. uno de ellos: y como la corporación no duda de los filantrópi
cos sentimientos que anima a Ud. en bien de su país natal, no duda tampoco
de que interpondrá para el fin propuesto sus dignos respetos, anticipándose
este Ayuntamiento a donde las gracias que tan interesante servicio. Protesto a
Ud. mi singular apoyo y respeto. Libertad y Constitución. Puebla de Zaragoza.
28 de octubre de 1867. José Ma. Furlong, Bernardo Ma. del Callejo Srio. C.
Lic. Joaquín Cardozo. México.
Solicitud
C. Presidente.
Foja 5 vuelta.
Los que transcribieron a nombre de la corporación municipal de Puebla como
lo acredita la credencial que adjuntamos ante Ud. después de ofrecerle nues
tros más cumplidos respetos, decimos a consecuencia de la serie fatal de des
gracias de que ha sido sangriento teatro aquella hermosa capital y de los
muchos sacrificios que hizo para coadyuvar a la defensa de la nación en la últi
ma guerra con el extranjero, la corporación quedó tan exhausta de fondos, tan
miserable en sus propios que se puede decir que carece de lo precisamente
necesario para subvenir a sus más imperiosas necesidades mirando con dolor
profundo el decaimiento de todos los institutos benéficos, máximo el de ins
trucción primaria base de la prosperidad pública y de las instituciones republi
canas que felizmente nos rigen. Por como se ve por la cuenta que se adjunta, el
municipio se desprendió de todos sus recursos a favor de tan santa causa. Por lo
que en vista de tan espantosa penuria y teniendo en cuenta los sentimientos
humanitarios que por el bien de todos los pueblos de la República animan a
Ud. a su digno gabinete, venimos en pedirle los lotes que solicitamos listados
en esa misma cuenta, que en alguna manera llenarán el vacío que existe en las
arcas municipales cuyos lotes ni son útiles al supremo gobierno ni redunda a
gran provecho de la capital del estado. La corporación a quien indignamente
representamos suplica por nuestro medio se le concedan los recursos que pedi
mos. Lo que por ser justo expresamos se provea de conformidad en lo que […]
235
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Foja 6 frente
[…] recibiremos merecer. México noviembre seis de mil ochocientos sesenta y
siete. C. Presidente Ramón M. Álvarez, José Ma. E. y Bandini, Bernardo M.
del Callejo.
A esta solicitud recayó el acuerdo que según la nota oficial que original se nos
remitió y presentemos a la letra dice: Secretaria del Estado del Despacho de
Hacienda y Crédito Público sección 7ª. He dado cuenta al C. Presidente de la
República, con la solicitud de Ud. fecha seis del que sigue, pidiendo los con
ventos de San Gerónimo y Colegio de Jesús María, convento de Santa Teresa,
de Santa Mónica, de Santa Rosa, de la Concepción, de Capuchinos, de San
Antonio y atrio de Santo Domingo y lotes de San Agustín y de La Soledad en
la ciudad de Puebla, y en atención a los fundamentos que Uds. exponen, se ha
servido acordar con esta fecha se cedan al Ayuntamiento de esa misma ciudad
los conventos de San Gerónimo con el colegio que le es anexo, Santa Teresa y
la Concepción, los lotes de San Agustín y el atrio de Santo Domingo, bajo el
concepto de que en caso necesario se aplicaría […]
Foja 6 Vuelta.
[…] el importe de esta cesión al pago en la parte correspondiente de lo que el
erario debe a dicha corporación, formándose al efecto para la Jefatura de
Hacienda de Puebla, la liquidación de lo que valgan los conventos y lotes cedi
dos, según los datos que obren ya en esa oficina y los demás que tenga necesi
dad de proporciones y lo comunico a Uds. como resultado de su citada
solicitud. Reforma y Libertad. México. Noviembre 20 de 1867. Por el C. mi
nistro J. Correa CC. José Ma. E. y Bandini. Ramón M. Álvarez y Bernardo M.
del Callejo, representantes del Ayuntamiento de Puebla. Presentes.
Habiendo la comisión cumplido con su fin y anhelando por el bien del mu
nicipio, tubo presente la imperiosa necesidad de la continuación de la obra de
la penitenciaria y al efecto la citada comisión gestionó del ministerio de
Fomento en auxilio que sirva de base al objetivo predicho, como aparece de los
siguientes documentos.
C. ministro de Fomento.
Los que suscribimos a nombre de la corporación municipal de Puebla, ante
Ud. como mejor procedan respectivamente decimos: que el Ayuntamiento de
aquella capital animado por las ideas de humanidad y de progreso que le carac
teriza, acordó en el último cabildo celebrado, tomar gran empeño en la […]
Foja 7 frente.
[…] reparación de la obra de la penitenciaria en la referida ciudad, que al efec
236
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
to la comisión que partía de su seno cerca del gobierno general, para obtener
de él protección a benéficas empresas, se dirigiese al Ministerio de Fomento
cuya cartera está en las diestras manos de Ud. a fin de que el Ayuntamiento a
que nos referimos obtuviere algunos recursos que sirvieran a las operaciones
propuestas. Encarecer a ese ilustrado ministerio, el bien que reporta no sólo al
estado de Pueblas sino a toda la República, del plantel de una penitenciaria,
fuera ofender la cultura y patriotismo de tan respetable órgano del gobierno.
Referir con extensión o por análisis la historia y vicisitudes de esa obra, ni nos
es fácil del momento y esto aplazaría por lo pronto un trabajo que cuanto antes
debe continuarse de una manera incesante para que aunque sea lentamente
produzca el fruto apetecido […] a reserva de remitir con oportunidad todos los
datos que nos fuera posible y el exacto presupuesto respectivo, teniendo a
cuenta el civismo de Ud. la bondadosa acogida que se ha dignado dispensar a la
comisión y demás que nos auguran el feliz despacho de nuestras justas preten
siones, venimos en suplicarle tenga a ben asignar a la obra de que se trata los
recursos que al gobierno general le fuera posible concedernos como alguna
asignación periódica cuyos fondos estarán a cargo y bajo la vigilancia municipal
para que sirviendo de base y estimulo en las nuevas operaciones, despierte en
el estado tan benéfica influencia, el deseo de dar cima a un proyecto […]
Foja 7 vuelta
[…] que honra a la capital de Zaragoza y que es tan digno de las ideas republi
canas y filantrópicas del siglo en que vivimos, lo que siendo en forma a justicia,
esperamos se provea de conformidad. México. Noviembre 19 de 1867. Ramón
M. Álvarez, J. M. E .y B, B. M. C.22
22
Véase agm. Serie de Expedientes. Vol. 275. Exp. Suplementos 1867-1870. Foja 3 frente.
Memorándum. Octubre 25 de 1867. De la comisión municipal. 1867. Núm. 142.
237
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS
238
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
239
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
23
No se incluyen las obras que están referenciadas en las notas de pie de página.
240
Los soldados polacos en la Intervención
Francesa en México
Krzysztof Smolana
241
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
El siglo xix es uno de los más trágicos en la historia de Polonia, que perdió
su existencia independiente como Estado después del tercer reparto eje
cutado por Rusia, Prusia y Austria en 1795. La élite política polaca encon
tró refugio en Francia en lo que, posteriormente, se conocería como la
“Gran Emigración”. En el país, ocupado y repartido entre los ocupantes,
con regularidad estallaban sublevaciones cuyo objetivo era recuperar la
independencia. Después del fin de la época napoleónica, los sucesivos
levantamientos ocurrieron en 1831 y 1846, para recordar los más importan
tes. Cada uno concluía con una nueva ola de refugiados políticos, princi
palmente militares. Los políticos polacos buscaban apoyo para su causa,
sobre todo, en los salones de París.
Es posible que se toparan allí con los refugiados conservadores mexicanos.
Unos y otros gestionaban que Napoleón III respaldara sus esfuerzos, tanto
en los asuntos mexicanos como en los polacos. Se puede decir que las histo
rias de Polonia y de México se cruzaron por primera vez de manera directa.
En el momento en que las tropas españolas, inglesas y francesas desem
barcaban en Veracruz, en las tierras polacas se preparaban para la siguiente
insurrección nacional contra los ocupantes de dicho territorio. Había gran
des esperanzas de conseguir el apoyo de Francia. Muchos polacos estuvie
ron dispuestos a apoyar al emperador francés en sus distintos proyectos
para convencerlo de ofrecer ayuda.
La insurrección estalló en enero de 1863 y, desgraciadamente, tras un
año y medio de duras luchas, no pudo alcanzar la victoria. Los patriotas
polacos, empujados por las tropas rusas del territorio del reparto ruso, llena
ban cada vez más los campamentos para internados y las prisiones en
Austria, o bien llegaban a Francia buscando refugio. La causa polaca y los
polacos llegaron a ser únicamente objeto de la política internacional.
Podríamos preguntarnos qué hubiera pasado si Napoleón III hubiera
decidido enviar sus tropas para ayudar a Polonia y no al otro lado del océa
no para conquistar México, podríamos imaginar que hoy el mundo sería
diferente. Pero al no ser yo especialista en historia alternativa, me quedaré
con lo que realmente aconteció.
242
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Los polacos llegaron a México desde el inicio del siglo xix. Con frecuencia
eran antiguos soldados, participantes de las guerras napoleónicas. Gente
como Carlos Beneski de Beaufort, quien ofreció sus servicios a Agustín de
Iturbide y a Santa Anna y perdió la vida en 1836, durante la guerra de
Texas.1 No es el sitio para divagar más sobre él.
Algunos llegaron en barcos a Veracruz, otros por tierra, aunque no eran
viajes planificados y México, generalmente, era un destino casual. Eran, so
bre todo, inmigrantes forzados, como los participantes de los levantamientos
nacionales. Muchos de ellos llegaron a Estados Unidos buscando libertad y
buenas condiciones de vida. No todos tuvieron éxito. Los descontentos em
prendías otras búsquedas, mirando con esperanza a México. Uno de ellos,
Lubomir Gadon, escribió que en 1832 “más de diez compatriotas impulsa
dos por la miseria partieron hacia México y, por el camino, en la provincia de
Texas, según se decía, fueron asesinados por los indios salvajes”.2 Es difícil
encontrar hoy una confirmación de tal desarrollo de los sucesos, no obstante,
son muy probables, tanto más que Texas, en años anteriores, llegó a ser un
lugar de estadía de los llegados de Polonia.3 Menciono algunos nombres: J.
´
Jaroszewski, Mierzwinski, T. Piotrowski, Sikorski.4 Quizás uno de ellos haya
sido también Grzegorz Chładkowski, quien iba a perder la vida en Texas,
aunque no se sabe por qué permanecía allí.5
.
1
En Polonia se publicó su biografía, véase Langrod Witold Lucjan, O niespokojnym zyciu i
smutnej ´smierci Karola Beneskiego, Cracovia, 1981, Wydawnictwo Literackie, p. 226.
2
Lubomir Gadon, Wielka emigracja po powstaniu listopadowym, París, s.f., 2a ed., p. 504.
3
En 1917 en la localidad de Champ d’Asile, entre los seguidores de Napoleón del general
Charles Lallemand había unos cuantos polacos. Es una curiosidad en este contexto que la aldea
agrícola polaca más antigua, Panna Maria, surgió precisamente en Texas a pocos días de la adhe
sión oficial de ese territorio a Estados Unidos. No se han encontrado huellas de ningunos pobla
dores polacos anterior. Véase Lindsay Baker T., “Wczesna historia osady Panna Maria w Teksa
sie”, Przeglad Polonijny, R. IV, 1978, z.1, p. 5-18.
4
Tadeusz Łepkowski, “Z dziejów kontaktów polsko-meksykanskich ´ en los siglos xix y xx”,
Etnografia Polska, t. 14, 1970, p. 78.
5
Almanach Historique au Souvenir de l’emigration polonaise par le comte de Tadeusz Kros
nowski, París, 1847, p. 562.
243
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
6
Es posible que haya sido él quien escribía desde Tampico en 1835 sobre “costumbres,
hábitos y carácter de los habitantes de América, aquí mencionaré sólo que nunca experimenté
tantas emociones agradables, maravillosas y grandiosas como bajo aquel cielo dulce, en aquel
clima divino, aquí el hombre conoce… aprende a sentir, a pensar. Aquí el lejano de prejuicios
encontrará la verdadera libertad…” ver Archivo del Museo de los Czartoryski en Cracovia, sign.
5550.
7
Adolph Krosnowski, Almanach historique ou souvenir de l’emigration polonaise par…, París
1837-8, pp. 15, 26, 135, 146, 366 y 367. Siguiendo a B. M. Długoszewski se menciona que se ins
taló también en los años treinta del siglo xix el boticario Silawa, aunque la información no está
confirmada, véase T. Łepkowski, “Z dziejów kontaktów polsko-meksykanskich ´ w xix i xx w.”.
Etnografia Polska, t. 14, 1970, p. 77.
8
Algunos autores consideran a Gałezowski como alemán, véase Brigida von Mentz, Verena
Radkau, Beatriz Scharrer, Guillermo Turner, Los pioneros del imperialismo alemán en México, Méxi
co, 1982, p. 454.
9
T. Łepkowski, “Z dziejów kontaktów polsko-meksykanskich ´ w xix i xx w.”. Etnografia
Polska, t. 14; 1970, p. 78-79.
10
T. Łepkowski, “Z dziejów kontaktów polsko-meksykanskich ´ w xix i xx w.”. Etnografia
Polska, t. 14, 1970, pp. 78-79.
244
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
245
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
17
T. Łepkowski, Polska –Meksyk 1918-1939, Breslan, 1980, p. 30.
18
Alfred Windischgrätz (1787-1862), duque y mariscal austriaco, comandaba tropas austriacas
que aplastaron la Revolución Húngara en 1849.
19
Seweryn Lusakowski, Pamietnik Seweryna Łusakowskiego, Varsovia, 1953, pp. 128-129.
20
Desempeñaba su función en los años 1850-1852.
246
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
247
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
22
R. Bielecki, Polacy w Legii Cudzoziemskiej, 1831-1879, Varsovia-Lodz, pp. 5-9.
23
Ibid., pp. 5-10.
248
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Es curioso que de los 143 polacos, casi una cuarta parte desertó o por lo
menos se alejó y nunca más volvió a la tropa. Desgraciadamente no tene
mos, por lo menos hasta ahora, información sobre los motivos de la fuga,
en qué grado era efecto de la situación interna de las tropas y en qué me
dida resultado del deseo de unirse a las tropas mexicanas para mantener la
independencia de México. No obstante, sin importar los motivos, el jura
mento militar y el contrato fueron incumplidos por un alto porcentaje de
los polacos que servían en la Legión, lo cual vale la pena recordar.
Otra formación, desde nuestro punto de vista la más importante, fue el
ya mencionado Cuerpo de Voluntario Austríaco-Belga. Su nacimiento se
remonta a septiembre de 1863, pero el reclutamiento empezó realmente
en junio de 1864, cuando ya se sabía que Maximiliano de Habsburgo iba a
México para aceptar la corona imperial. En las principales ciudades de la
monarquía fueron abiertas oficinas de reclutamiento. El sitio de la concen
tración de tropas era Liubliana. Desde allí, vía Trieste, iban a navegar rum
bo a México. Entre los que se presentaron a las filas del Cuerpo y fueron a
México (7 400 personas), los polacos constituyen poco más de once por
ciento; la mayoría fueron checos y moravos que, según los cálculos del pro
fesor Mariusz Kulczykowski, constituían 32.7 por ciento. Los austriacos
eran 21.9 por ciento y los húngaros 12.7 por ciento.24 Según informó el ofi
cial del Cuerpo, conde Stanisław Wodzicki, en México a todos se les llama
ba “austriacos”.
La comandancia estuvo gestionada por alemanes y la instrucción militar
por austriacos. Pese al exitoso reclutamiento, desde nuestro punto de vista
parecen interesantes las intensas operaciones propagandísticas austriacas en
los campamentos de los insurgentes de 1863, internados en Olomuniec,
Königsgrätz, Iglava y Teltsch. Los motivos eran indudablemente políticos:
los reclutamientos creaban una oportunidad para resolver la tensión que
sentían las autoridades austriacas por el creciente número de internados. Tal
concentración de insurgentes, sabiendo al mismo tiempo que en Galitzia
operaba la conspiración polaca y existía una posibilidad potencial de estalli
do de una insurrección antiaustriaca, obligó a las autoridades de Viena a ac
24
M. Kulczykowski, Polacy z cesarzem Maksymilianem w Meksyku (1864-1867), en: Austria-Pol
ska. 1000 lat kontaktow, Studia Austro-polonica 5., p. 154
249
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
250
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
251
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
25
Ibid., p. 162.
252
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
26
Véase Dirección General de Archivo e Historia de la Secretaría de la Defensa Nacional de
México, sign. XI/III/4-7179.
27
Smolana Krzysztof, “Subikurski Edward v Adam (1826-1901)”, Polski Slownik Biograficzny,
t. 45, pp. 229-230.
28
T. Łepkowski “Z dziejów kontaktów polsko-meksykanskich ´ w xix i xx w.”. Etnografia
Polska, t. 14, 1970, p. 85.
29
T. Łepkowski “Z dziejów kontaktów polsko-meksykanskich ´ w xix i xx w.”. Etnografia
Polska, t. 14, 1970, p. 85
30
José Luis García Valero, Ildefonso Dávila del Bosque, Marcel A. Derbez. Los franceses en
´
Saltillo y el noreste de México 1684-1923, Saltillo, 1992, p. 78. Tabaczynski permaneció allí hasta el
final de la ocupación francesa que duró hasta 1866.
253
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Aún queda otro grupo de polacos por analizar: aquellos que lucharon al
lado de Benito Juárez. Eran los voluntarios llegados de Estados Unidos
después del fin de la guerra de secesión. Algunas estimaciones hablan de
varias centenas de hombres, pero esto parece exagerado.
Se tienen datos más “precisos” de unos cuantos. Un ejemplo es Jan -co
nocido como John- Sobieski, quien pasó del ejército estadounidense a las
filas mexicanas. Sirvió con el grado de coronel en el Estado Mayor del gene
ral Mariano Escobedo, quien conquistó la última fortaleza de Maximiliano
en Querétaro.32 Según una leyenda repetida entre los polacos residentes en
México, Sobieski dirigió el pelotón de ejecución que fusiló a Maximiliano.
Lo último es sólo una leyenda, aunque es posible que hubiera sido testigo
de aquel suceso.
Aquel 19 de junio de 1867 estuvo presente durante la ejecución otro
polaco: un soldado de la guardia de la emperatriz Carlota, Jan Smolka.
Fue uno de los que regresó a su país natal, donde murió en 1930 a la edad
de 90 años.33
Otros, probablemente voluntarios de Estados Unidos, eran los oficiales
mayores Szmidt y Pytlakowski.34
Vale la pena, me parece, considerar el perfil de los voluntarios. Es difí
cil, según creo, considerarlos condotieros, porque las tropas liberales no
estaban bien pagadas: prácticamente lucharon sin soldada. Eran volunta
31 ´
T. Łepkowski, “Polonia meksykanska”, ´
en: Dzieje Polonii w Ameryce Łacinskiej, Breslan,
1983, p. 85-86.
32
T. Łepkowski, op. cit., pp. 77-78.
33
Idem.
34 ´
T. Łepkowski, “Z dziejów kontaktów polsko-meksykanskich w xix i xx w.”. Etnografia
Polska, t. 14, 1970, p. 86.
254
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
rios, por lo que podemos suponer que, aparte de aventureros, hubo quie
nes sentían la defensa de la independencia, en ese caso de México, tan
cercana como la defensa de otros valores por los que habían luchado du
rante la guerra de secesión.
Queda aún una cuestión que testimonia el interés de los polacos por la
Intervención Francesa en México. Los insurgentes de la Sublevación de
Enero de 1863, particularmente de raíces republicanas, que estuvieron en
Francia y en desacuerdo con la política de Napoleón III. Ellos querían
crear su propia formación militar que luchara por la defensa del México
independiente. Sobre ese asunto se conservó apenas un documento, guar
dado en la colección de manuscritos de la Biblioteca Nacional. Se trata del
manuscrito del proyecto de formar una legión polaca que iba a luchar al
lado de Benito Juárez. Se atribuye la autoría al general Hauke-Bosak.35 El
texto está dirigido a un general mexicano, cuyo nombre y apellido se des
conocen. La existencia del proyecto comprueba que hubo discusiones, por
lo menos en los círculos de inmigrantes “rojos”, sobre el problema de la
intervención en México.
35
Dicho manuscrito se encuentra en la Biblioteca Nacional. Sección de Manuscritos.
255
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
256
La topografía del progreso
La repercusión del proyecto urbanístico del Segundo
Imperio en el México finisecular
Nizza Santiago Burgoa
1
El ejemplo del dictador Santa Anna es muy claro, pues éste sí dejó testimonio de sus haza
ñas a través de obras artísticas como retratos y monumentos. La plaza del nuevo mercado de El
Volador, obra de Lorenzo de la Hidalga (hoy desaparecido) fue ornada con una estatua conmemo
rativa en 1844, que desaparecería al poco tiempo durante los conflictos civiles.
257
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
2
Para delimitar la cronología en relación con las rupturas en el panorama político y cultural de
México hemos decidido denominar el final del siglo xix hasta 1910.
258
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Fig. 1. Plano general de la ciudad de México, 1866. Litografía, 61 x 85 cm. © Col. Orozco y
Berra, Distrito Federal. Varilla oybdf03 / Inv. 951-oyb-725-A.
259
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
La tarea del Imperio será llevar a cabo aquel edificio cuyos santos e in
quebrantables fundamentos han sido puestos por este noble pueblo en
los días gloriosos de la Independencia, coronar aquella obra que comen
zaba sobre campos sangrientos, después de ardientes luchas, debe traer
nos ahora, bajo la protección del todopoderoso los frutos razonados de
una prosperidad duradera. ¡Mexicanos! Dios os ha dado la fuerza y los
elementos para conseguir este fin, adoptémoslos con celo y perseveran
cia para el bien y progreso de nuestro hermoso país.5
4
Françoise Dasques, Annick Lempérière y Chantal Cramoussel han estudiado y analizado
con detalle la presencia francesa en México a finales del siglo xix, así como los trasfondos del in
tercambio cultural entre ambas naciones. Desde las correspondencias artísticas hasta los aspectos
económicos del flujo migratorio galo en el país, sus estudios nos permiten insertar a México den
tro de un movimiento ideológico internacional. En sus respectivas publicaciones, los nexos con lo
“extranjero” y sobre todo con lo francés durante el periodo, revelan más de la búsqueda de para
digmas republicanos que de una mera fascinación por lo europeo.
5
“Alocución de S. M. contestando a las felicitaciones de las autoridades de México”, 12 de
junio de 1864. hhsta-kmvm, K34, Fol. 34-35.
260
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
261
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Fig. 2. Luis Espinosa, Plano de la ciudad de México, levantado de orden del Ministerio de Fo-
mento, 1867. Litografía, 80 x 107 cm. © Col. Orozco y Berra, Distrito Federal. Varilla oyb-
df01 / Inv. 681-oyb-725-C.
9
Guillermo Lloyd, ingeniero en jefe de la compañía del ferrocarril México-Veracruz fue asi
mismo el empresario a cargo del programa de urbanización. Organizador de las compañías de
agua, luz y gas que debían prestar servicios públicos (cf. Acevedo 1995: 145).
10
Ministerio de Gobernación, Ayuntamiento de México, s/f. hhsta-akmvm, K14, n° 2. Fol.
339-340.
262
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
263
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Por otra parte, no se menciona como coautor al ingeniero coronel Rosenzweig, con quien colabo
raba en esos años. Esta omisión, más el hecho de que su nombre aparece por primera vez en 1949,
en un artículo del diario Excélsior, redactado por Salvador Urbina Bolland, entonces presidente de
la Suprema Corte de Justicia, nos hace pensar que nadie se atrevió a verificar el fundamento de
dicha atribución.
16
Muchos de los colaboradores de arquitectos e ingenieros del círculo imperial, algunos do
centes de la Escuela de San Carlos, fueron restituidos en sus cargos tras la caída del Imperio.
17
En otro documento encontramos la lista de aquellos edificios públicos: 1. Escuela Politéc
nica; 2. Universidad; 3. Hotel Inválidos; 4. Escuela Militar; 5. Hospital Militar; 6. Cuartel de In
fantería y Artillería; 7. Cuartel de Caballería; 8. Arsenal; 9. Museo y Jardín Botánico; 10. Coliseo;
12. Gimnasio (escuela de natación); 13. Casa de moneda; 14. Hotel Iturbide; 15. Escuela de Agri
cultura; 16. Museo Nacional; 17. Palacio de la Industria; 18. Orfanatorio; 19. Hospital Civil; 20.
Casa de Asilo (para ancianos).
264
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
cuatro hileras de árboles, con sus respectivos bancos de hierro, fuentes con sus
irrigatorios para poder irrigar toda la calzada con la presión de la maquina hi
dráulica general… En el centro de la calzada habrá una glorieta con la fuente
monumental de Cristóbal Colón (véanse los dibujos del Sr. Rodríguez)…18
18
hhsta-akmvm, K 16, Fol. 696-697.
19
Tras el derrumbamiento del Segundo Imperio y después del fusilamiento de Maximiliano
en junio de 1867, la nueva calzada (también conocida como Calzada del Emperador) recibió el
nombre de Paseo Degollado, mismo que conservó hasta 1872.
20
Acerca del monumento a Cristóbal Colón cabe mencionar que éste fue solicitado en un
primer momento a Ramón Rodríguez Arangoiti (1832-1884), para luego ser confiado al escultor
francés Charles Cordier (1827-1905) en 1875. Inaugurado en 1877, tras haber sido expuesto en
París, se conforma de una sólida base en mármol rojo, en cuyas esquinas se sientan cuatro monjes
evangelizadores.
265
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Entre los muchos testimonios que he recibido desde que pisé las playas de
Veracruz, del amor y respeto que me profesan mis compatriotas, lo mismo que
a la emperatriz, otro nuevo nos ha conmovido al saber que habrá dispuesto
erigir un arco de mármol dedicado a la emperatriz, a la entrada de la hermosa
Avenida de la Piedad, la que llevará el nombre de “Paseo de la Emperatriz
Carlota”;24 y esa noticia ha aumentado vivamente, si es posible, nuestra firme
21
Véase nota 6.
22
hhsta, akmvm, K9, Fol. 40-43.
23
hhsta, akmvm, K34, Fol. 36-37.
24
El Paseo de la Emperatriz Carlota ha sido frecuentemente confundido con el Paseo del
Emperador (entonces en construcción), hoy Paseo de la Reforma.
266
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Fig. 3. Plano general de la ciudad de México, 1880. Litografía, 65 x 88 cm. © Col. Orozco y
Berra, Distrito Federal. Varilla oybdf03 / Inv. 949-oyb-725-A.
decisión de ser más que nunca mejicanos. Considerando por lo mismo cuan
grato será para nuestros conciudadanos y cuanto apreciarán los verdaderos pa
triotas que se eleve en el centro de la Plaza Mayor un monumento que perpe
túe el recuerdo siempre dulce de la Independencia Mejicana, deseo en unión
de la emperatriz que con los mármoles destinados al arco que se quería cons
truir en su honor, se levante aquel monumento consagrado a la Independencia
de la Patria, debiendo llevar hacia la base las estatuas de los principales héroes,
como Hidalgo, Morelos, Iturbide, y además los nombres de otros caudillos de
esa gloriosa época, con letras de bronce dorado y rematando todo en una gran
estatua que represente dignamente a la Nación. Para complacerme a mí mis
mo tocándome el resorte más sensible de mi corazón, quiero colocar solamen
te la primera piedra de ese monumento el 16 de septiembre próximo. Y en tal
concepto, os encargo mi querido ministro, que por la Secretaría correspon
diente se convoque pronto a los ingenieros y artistas para que presenten sus
proyectos relativos a fin de que se lleve a cabo este pensamiento que tanto
deseo ver ya realizado.
267
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Después de una selección que causó revuelo entre los miembros que par
ticiparon en la elaboración de dicho proyecto, al haberse publicado una
convocatoria que al final no se tomó en cuenta, el arquitecto designado para
su ejecución fue Ramón Rodríguez Arangoiti.28 El modelo del monumento
25
Insisto en decir “emperadores” y no imperio, pues los imperialistas mexicanos eran ante
todo conservadores y, por la misma razón, el programa de monumentos no correspondía precisa
mente con sus propias miras ni con las esperanzas que éstos depositaban en el Imperio. Al contra
rio, el pensamiento liberal de los emperadores y la materialización de símbolos antagónicos al
conservadurismo, deja entrever desde entonces una serie de choques ideológicos que van a con
tribuir al dramático desenlace del Segundo Imperio.
26
En Diario del Imperio, hhsta, akmvm, K16, Fol. 80.
27
Es decir 41.79 metros. Cf. 1 vara = 0.83587 metros.
28
Rodríguez Arangoiti no tomó parte en aquella convocatoria, sino que fue designado direc
tamente por orden imperial.
268
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
fue concluido al año siguiente.29 Sin embargo, debido al abrupto final del
Imperio, no se pudo llevar a cabo.30 La obra que realizará Antonio Rivas
Mercado,31 con ayuda del escultor Enrique Alciati, entre 1902 y 1910,32 re
toma parte de esta iconografía (a excepción de la figura de Iturbide) y el
basamento cuadrangular. No obstante, los héroes que han de figurar en
cada esquina son José María Morelos, Francisco Xavier Mina, Nicolás
Bravo y Vicente Guerrero. En cuanto a la representación de Hidalgo -que
sigue presente en la parte oriente del monumento, pero esta vez rodeado
de las alegorías de la Historia y la Patria- cabe mencionar su sacralización
en el panorama simbólico del Segundo Imperio.
En efecto, uno de los primeros actos públicos de Maximiliano, en 1864,
fue el discurso que pronunció en el pueblo de Dolores el 15 de septiembre,
en honor del cura Hidalgo.33 Aquel acto simbólico vino a consolidar la ima
gen de Hidalgo como padre de la Independencia en México34 y, tras diver
sas búsquedas que darán lugar a la personificación del héroe patriota,35 su
representación será confiada al escultor Núñez.36
29
El Pájaro Verde, México, jueves 10 de mayo de 1866, Tomo IV, núm. 111, p. 3, col. 2.
30
Entre otros asuntos la falta de fondos impidió que se diera continuidad al proyecto tras la
derrota de Maximiliano. Una vez estabilizado el gobierno de Porfirio Díaz, resurgió la cuestión
del monumento a la Independencia y precisamente en 1886 se convocó a su realización. La com
pañía estadounidense Cluzz & Schultze, que había sido acreedora para su ejecución, abortó el
proyecto después de que el gobierno mexicano hubiese decidido posponer los trabajos.
31
Antonio Rivas Mercado (1853-1827), como muchos arquitectos y artistas activos durante el
Porfiriato, realizó sus estudios en Europa, primero en Inglaterra y luego en Bellas Artes de París,
allí obtuvo su diploma en 1878.
32
El monumento a la Independencia se fija por decreto el 13 de mayo de 1891. La nomina
ción de Antonio Rivas Mercado para la realización de la obra ocurre en 1900, pero la primera pie
dra se coloca el 2 de enero de 1902.
33
Este acto provoca una violenta reacción en el sector eclesiástico más influyente del país, pues
la inesperada simpatía del nuevo emperador por el “canalla” de Hidalgo, es una afrenta “inmoral”
a la Iglesia. Cf. Carta de los obispos Pelagio A. José María y Clemente al cardenal Antonelli, secre
tario de Estado de El Vaticano, el 28 de septiembre de 1864. Citado en (Orozco 2005: 13-14).
34
hhsta, akmvm, K12, Fasc. 7, II, n° 21, Fol. 103.
35
Curiosamente, las imágenes que circulan tanto de los caudillos de la Independencia como
del pueblo mexicano, son el fruto de la visión extranjera, de los viajeros exploradores y de artistas
que circulan en México a lo largo del siglo xix. En el caso específico de la imagen de Hidalgo,
desaparecido medio siglo antes de la llegada de Maximiliano a México, el registro que inspira su
representación moderna es la litografía de Claudio Linati (italiano), publicada por El Iris en 1826.
Fiorenzo Galli (italiano) y José María Heredia (cubano) fijaran asimismo las efigies de otros cau
dillos de la Independencia en la misma publicación.
36
Carta del 8 de octubre de 1865. hhsta, akmvm, K36, Fol. 44.
269
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Fig. 4. Vista de la Plaza del Caballito y del Paseo de la Reforma con los Indios Verdes, ca.
1900. Tarjeta Postal.
37
El 10 de diciembre de 1865.
38
Antonio Escandón había formado parte de la Comisión Mexicana que se presentó en Mira
mar a ofrecer la corona al entonces archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo, el 3 de oc
tubre de 1863.
39
En una base de tres cuerpos, la estatua de Colón debía coronar un conjunto de esculturas
alegóricas que representaban, en primer lugar el río Bravo, el Grijalba, el Mezcala y el Santiago y
en segundo lugar las alegorías de la Fuerza, la Victoria, la Paz y la Historia. Por último, las inscrip
ciones del ultimo cuerpo debían ser: descubrimiento y conquista, independencia y reforma; final
mente, apoteosis de la paz.
40
En el proyecto de 1871 se reemplazan las alegorías de los ríos por las de los mares que deli
mitan el territorio mexicano: Golfo de México, Atlántico, Pacífico y Mar de Cortés. Por otra parte,
270
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
el resto de las alegorías fue reemplazado por las figuras de personajes ilustres de la Nueva España,
a saber: Pedro de Gante, fray Bartolomé de las Casas, fray Juan de Torquemada y fray Bartolomé
de Olmedo (Romero Álvarez 2000: 71).
41
Quien recibe la solicitud en 1873.
42
Hoy desaparecida. Actual cruce del Paseo de la Reforma con la Avenida Morelos.
43
Proyecto de decreto relativo a la emancipación de los indios (agn, Segundo Imperio, Caja
10, Expediente 62); Ley del trabajo y liberación de los peones, noviembre de 1865; Instrucción
acerca de la manera de tratar a los indios y sus derechos sobre la tierra, 3 de diciembre de 1865
(agn, Segundo Imperio, Caja 27, Expediente 77A).
271
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Comisión Científica Francesa del Segundo Imperio tuvo parte en ese pro
ceso de reevaluación de lo indígena y en el de la patrimonialización de los
monumentos arqueológicos nacionales. El pabellón de México, en el mar
co de la Exposición de París de 1867, da muestra clara del resurgimiento
del patrimonio prehispánico, con la maqueta del templo de Quetzalcóatl,
en Xochicalco, realizada por el aventurero Léon-Eugène Méhedin (1828-
1905) (Gutiérrez Viñuales 2003: 1.1).
En el contexto cultural esto tendrá grandes repercusiones, pues el mo
vimiento de reintegración de lo indígena en el panorama estético del últi
mo tercio del siglo xix encontrará cierto apogeo, sobre todo en la esfera
académica. Durante el Porfiriato vemos la afirmación de nuevas figuras pa
trióticas como la de Cuauhtémoc y su inserción en el programa iconográfico
institucional.
Una década después de la derrota imperial, en febrero de 1877, Porfirio
Díaz comisiona a su secretario de Fomento, Vicente Riva Palacio, para la
ejecución de un amplio proyecto de ornamentación del Paseo de la
Reforma. En él han de representarse “ejemplos vivos e importantes” de
la historia nacional, siendo los héroes y patriotas los nuevos educadores
cívicos de la ciudad (Romero Álvarez 2000: 78). Aquel programa incluye
un monumento a Cuauhtémoc, cuya base arquitectónica es realizada por
el ingeniero Francisco M. Jiménez, la estatua del héroe por Miguel
Noreña, los relieves por Gabriel Guerra y las esculturas por Epitacio Calvo
y Luis Paredes. En tiempos del Segundo Imperio, uno de los ejecutores
del monumento a Cuauhtémoc, Miguel Noreña, formaba parte de la co
misión imperial que determinaría el lenguaje estético y de ornato del
Imperio. En un acta del 26 de junio de 1866, esa misma comisión estable
cía que las construcciones habían de ser “de tipo moderno, aplicando el
estilo griego”. Mientras que las propuestas de los miembros mexicanos de
la comisión se apegaban entonces al lenguaje neoclásico en boga, el pri
mer registro de un estilo neoprehispánico en arquitectura surge durante
dicha reunión, curiosamente por proposición del arquitecto austriaco Carl
Gangolf Kayser, quien toma en cuenta la estética azteca para asociarla con
elementos clásicos.44
44
hhsta, akmvm, K16, Fol. 717-718.
272
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
273
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
tanta la presión de la población que las rechazaba, que en 1901 fueron des
terradas al canal de la Viga.”48 (Zárate Toscano 2003: 422)
Esto habla mucho de la fragmentación social que prevalecía en México
durante esos años. La estructura colectiva se seguía adhiriendo a un secta
rismo racial arrastrado desde tiempos coloniales y, por tal razón, la integra
ción del símbolo autóctono en la topografía moderna no se haría de manera
inmediata ni auténtica.
los ridículos y antiestéticos muñecotes colocados a la entrada del Paseo de la Reforma. Los turis
tas que visitan esta capital creen que esos adefesios son obra de los primitivos pobladores del
Anáhuac y que nuestro Ayuntamiento los conserva allí como reliquias arqueológicas. Así opinan
los que nos juzgan favorablemente. En cuanto a los que sepan que son obras contemporáneas nos
calificarán seguro de salvajes”. El Monitor Republicano, México, 2 de abril de 1893. Citado en (Gu
tiérrez Viñuales 2003: 1.2)
48
En la actualidad los Indios Verdes se encuentran en la salida a la carretera de Pachuca, en
Insurgentes Norte.
274
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
49
Porfirio Díaz toma el poder el 5 de mayo de 1877 y uno de los problemas a los cuales se
confronta su gobierno es precisamente el pago de la deuda externa, la célebre “deuda america
na”. J. P. Buxò sostiene que, con el paso de los años, ésta hizo irreversible la dependencia econó
mica de México.
50
En efecto los tres grandes vectores de la política porfiriana son el pasado prehispánico, los
recursos naturales y los progresos. (Tortolero Villaseñor 2008: 69)
51
En este propósito, el atraso viene a asociarse al periodo de la colonización española y aquella
reconciliación con el indigenismo no será una constante más que en el orden de las ideas. Al no en
contrar grandes triunfos por parte de la filiación indígena y al nutrir una profunda aversión por la his
panidad bárbara, enemiga del progreso, México encontrará en el modelo francés revolucionario una
paternidad cuando menos ideológica. // El comentario es acerca de la obra México a través de los siglos.
275
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
das.52 Este proyecto, como muchos otros del periodo, choca con una
situación financiera delicada. El país era un “mosaico de contradicciones”:
la economía raquítica daba tropiezos mientras se daba impulso a la retahíla
de industrias, ferrocarriles, bancos y reformas infraestructurales. El desarro
llo en el campo agricultor se sostenía gracias a un sistema arbitrario de ex
plotación y de endeudamiento del trabajador. Instituciones como la tienda
de raya aseguraban la permanencia de este último en las propiedades, por
obligación de contribución financiera. En ese marco, la otra parte de la so
ciedad, la élite mexicana, se enfoca en elevarse al nivel del occidente, soste
niendo su situación privilegiada sobre la base de una masa analfabeta
(Tortolero Villaseñor 2008: 94). No es de sorprender que los dispendios del
gobierno con motivo de su “modernización” sean motivo de múltiples con
testaciones y a pesar de la represión del régimen, pululan los periódicos sa
tíricos que atacan las ideas disparatadas del gobierno. (Buxò 2004: 96)
En lo referente al campo constructor, el París de Napoleón III y la
Viena de Francisco José (hermano de Maximiliano), capitales imperiales
por excelencia, siguen persistiendo como modelos del buen gusto y de la
modernidad.53 Porfirio Díaz se esmera en hacer desarrollar la infraestructu
ra y en su plan vemos reaparecer los objetivos del maximilianato: desagües,
calzadas, líneas de ferrocarriles, telégrafos, alumbrado.
Para lograr forjarla, el país invierte importantes fondos en la formación de
sus arquitectos, ingenieros y artistas, enviándolos a Europa o haciendo traer
“grandes maestros” al país, aunque esto sólo permanece en el ideal. En efec
to, muchos de los artistas extranjeros que trabajan en los proyectos del régi
men lo harán a distancia. Es el caso del proyecto del Palacio Legislativo, que
concibe el francés Émile Bernard, tras haber ganado el concurso internacional
de 1896.54
52
Londres (1851), Filadelfia (1876), París (1878)… Cabe mencionar que tras el incidente de
la invasión francesa, México retoma sus relaciones diplomáticas con Francia a partir de 1879, por
lo cual no puede participar en la Exposición Universal de París de 1878. Esto lo lleva a concebir
su propia exposición al año siguiente, la cual no se realizará.
53
Ya en su plan Maximiliano había precisado la “necesidad” de introducir un sistema de
empedrado como el de París o de Milán y una ley de expropiación “como la de París y Viena”. Cf.
hhsta, akmvm, K16, Fol. 678-682.
54
Projet de concours pour la construction d’un palais pour le corps législatif, 1896 (Farge
1896: 17).
276
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
En cuanto a las vitrinas del poder, las cuales siguen siendo el Castillo de
Chapultepec y el Paseo de la Reforma, las realizaciones para su embellecimien
to no rompen con las previsiones imperiales. Ambas obras, impulsadas bajo el
signo de Haussmann, son un ejemplo perfecto de lo que hemos estado dicien
do: el Castillo de Chapultepec se decora bajo la influencia del estilo del
Segundo Imperio y el Paseo de la Reforma se amplía. Si bien no se establecen
aquí sus edificios administrativos, sí se prolonga el trazo en donde se extenderá
el polo económico y comercial del país: bancos, oficinas prestigiosas y almace
nes, zonas residenciales, etc. Sin embargo, la influencia europea es más de ín
dole cosmética y arquitectónica que urbanística. Cierto es que surgen nuevas
avenidas para “desembocar en el nuevo espacio arquitectónico”, como la 5 de
Mayo, pero también es indudable que algunas mejoras van orientadas hacia un
mejor ejercicio controlador del régimen. Al respecto, Annick Lempérière hace
bien en interrogarse acerca de la influencia de la red telegráfica en la preven
ción de los disturbios (ya inminentes) en la provincia y sobre el alcance de la
información proveniente de Europa (Lempérière 1998: 44).
Por otra parte, en el programa monumental de Porfirio Díaz vemos mani
fiesta su rivalidad con Juárez,55 al volcar sus esfuerzos en la gesta de 1810
para evocar el triunfo del liberalismo. La figura de Miguel Hidalgo y Costilla,
suficientemente remota como para opacar la del presidente Díaz, es exalta
da en el Monumento de la Independencia que vendrá a coronar el Paseo
de la Reforma el 16 de septiembre de 1810.
55
Juárez tendrá cabida en el programa monumental porfiriano, aunque su monumento será
colocado en la Alameda. Relegado a una plaza menos significativa, su figura no se inserta en aque
lla línea del progreso que constituye el Paseo de la Reforma.
56
El Mundo, 22 de septiembre de 1895. Citado en (Martínez Assad 2005: 17).
277
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
la presión del tiempo, los trabajos se aceleran, sobre todo, a partir de 1887.57
Dos años mas tarde, en 1889, las festividades del propio centenario de la
Revolución Francesa en París darán a México la medida del festejo. Los
símbolos que clausuran el ciclo independiente son una asociación de la
cultura propia reevaluada y, de forma irrevocable, de la del invasor del
Segundo Imperio. La columna de la independencia retoma elementos de
la de Bastille y el ceremonial de las fiestas se asemeja al modelo de
Napoleón III. Al final, la inspiración se explicita: ¿no se asemeja el retrato
ecuestre de Porfirio Díaz a aquel que Beaucé realiza en 1865 para el empe
rador Maximiliano? La actitud revanchista del régimen porfiriano da lugar
a una reinvención del espacio urbano y a una escenificación que resulta tan
patriótica para los unos, como cursi para los otros (los franceses en particu
lar). La voz nítida del régimen -“proclamar a todo el mundo que en
México hay hombres que tienen fe en el porvenir y que somos capaces de
hacer algo tan grande como cualquier otro país” (Buxò 2004: 96)- recae, no
obstante, sobre el pilar anquilosado de la desigualdad.
CONCLUSIONES
57
Zarate Toscano señala que entre 1887 y 1889 se colocan 36 esculturas conmemorativas en
el Paseo de la Reforma.
278
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
tran en la línea de lo aparente. Cierto es que las fiestas del centenario sellan
la memoria finisecular de manera grandiosa, pero lo grande disimula aspec
tos menos románticos y honorables. La topografía del progreso se constru
ye también a la sombra de quienes no se benefician de aquella victoria
independentista: los indígenas. Tal es la incomodidad de su presencia en
el panorama de la modernidad, que no sólo se les aleja de la traza de la
Reforma: en vísperas del centenario se les prohíbe la circulación durante
los días del festejo. La revalorización de lo autóctono, no cabe duda, queda
ba inscrita en el marco de lo impracticable.
BIBLIOGRAFÍA
279
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
280
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
ACERVOS CONSULTADOS
(Abreviaturas)
agn: Archivo General de la Nación, México.
akmvm: Archiv Kaiser Maximilian von Mexiko (Fondo conservado en: hhsta).
hhsta: Haus-, Hof- und Staatsarchiv, Viena.
bnf: Bibliothèque Nationale de France, París.
281
1867: Los parisinos descubren
el México antiguo*
Christiane Demeulenaere-Douyère
283
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
3
La exposición universal de París se lleva a cabo en el Champ de Mars, del primero de abril
al 31 de octubre de 1867; recibe dos veces más visitantes que la precedente exposición universal
realizada en París, en 1855.
4
F. Ducuing, “El templo de Xochicalco”, en F. Ducuing, L’Exposition universelle de 1867
illustrée, publicación internacional autorizada por la Comisión Imperial..., París, E. Dentu, 3a en
trega, [1867], pp. 46-47.
5
Para una descripción general de la exposición universal de 1867, véanse Kaempfen, “Pro
menade à l’exposition”, en Paris-Guide par les principaux écrivains et artistes de France, reedición,
París, La Découverte / Maspero, 1983, pp. 221-244, y F. Ducuing, L’exposition universelle de 1867
illustrée... op. cit. Para un análisis detallado, remitimos a la tesis de Édouard Vasseur, “L’Exposition
universelle de 1867 à Paris. Aperçu d’un phénomène de mode sous le Second Empire”, París,
Université de Paris IV-Sorbonne, 2005 (inédito), y los artículos publicados por él, en particular
“Pourquoi organiser des expositions universelles? Le ‘succès’ de l’exposition universelle de
1867”, Histoire, économie et société, époques moderne et contemporaine, 2005, 4, pp. 573-594, así como la
obra en alemán de Volker Barth, Mensch vs. Welt. Die Pariser Weltaussellung von 1867, Darmstadt,
Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 2007.
6
Christiane Demeulenaere-Douyère (dir.), Exotiques expositions... Les expositions universelles et
les cultures extra-européennes. France, 1855-1937, París, Somogy Éditions d’Art / Archives Nationa
les, 2010.
284
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Fig. 1. Parque de la exposición universal de 1867 en París, vista parcial [se aprecia en el
centro la pirámide de Xochicalco]. Plano grabado. Archivos Nacionales, F/12/11884/1/
pieza 1 (Cliché de M. Plouvier).
7
Sobre Léon Méhédin, Frédéric Gerber, Christian Nicaise y François Robichon, Une aventu-
re du Second Empire: Léon Méhédin, 1828-1905, Ruan, Bibliothèque municiaple de Rouen, 1992; y,
antes de 1864, Claire Bustarret, “Autobiographie photographique de Léon Méhédin”, La Recher-
che photographique, núm. 1, octubre de 1988, pp. 7-18, apoyado en el álbum de Méhédin titulado
Souvenirs, redactado en 1864 y conservado en la Biblioteca Municipal de Ruan.
285
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
8
El daguerrotipo es presentado oficialmente en la tribuna de la Academia de las Ciencias
en París por uno de sus secretarios permanentes, François Arago, por vez primera, el 7 de enero
de 1839.
9
Langlois fue alumno de los pintores Girodet, Géricault y Horace Vernet, y descubrió la fo
tografía con Maxime Du Camp, a quien conoció durante un viaje a Egipto, en 1849.
10
Sebastopol cayó en septiembre de 1855.
286
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
287
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
premiers photographes. Étude des différentes techniques et du matériel utilisés de 1839 à 1869”,
tesina de dea en historia de las técnicas, éhess, 2001.
16
Procedimiento puesto a punto por Pierre-Victorien Lottin, conocido como Victor Lottin de
Laval (1810-1903), novelista, arqueólogo, pintor orientalista y autor del Manuel complet de lottino-
plastique. L’art du moulage de la sculpture en bas-relief et en creux mis à la portée de tout le monde… París,
Dusacq, 1857. http://www.bmlisieux.com/normandie/lottinop.html [consultado el 10 de junio de
2011]. La técnica de la lottinoplastia, a base de papel impregnado de gelatina, de gluten y de di
versas materias grasas, consiste en realizar moldes que permiten sacar una gran cantidad de repro
ducciones de precisión; para los viajeros presenta numerosas ventajas en relación con los moldes
de yeso, pesados y frágiles para transportar. Sigue usándose en la actualidad.
17
an, F/17/2913, correspondencia de Luppé al ministro de Instrucción Pública y nota relativa
a las recomendaciones del mariscal Vaillant, del barón Gros, de Longpérier, de Viollet-le-Duc y
de César Daly; Biblioteca Municipal de Ruan, 16617, álbum Souvenirs, pl. 31, certificado de Hen
ri Labrouste, s. f., publicado en Gerber, Nicaise y Robichon, Un aventurier du Seconde Empire..., op.
cit. p. 91.
18
Se sabe, por lo demás, que se le asignan cuatro ayudantes, Beaud, Gillon, Thiboust y Car
bonnière.
288
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
19
an, F/17/2913, informe de Méhédin al ministro de la Instrucción Pública, 28 de marzo de
1865.
20
Armelle Le Goff y Nadia Prévost Urkidi, Homme de guerre, homme de science? Le colonel Dou
trelaine au Mexique. Édition critique de ses dépêches (1864-1867), París, Éditions du Comité des Tra
vaux Historiques et Scientifiques, 2011, p. 169, comunicado núm. 42, 2 de julio de 1865.
21
Le Goff y Prévost Urkidi, Homme de guerre, homme de science? Le colonel Doutrelaine…, op. cit.,
p. 244, comunicado núm. 68, 8 de noviembre de 1865; ibid., p. 337, respuesta de Victor Duruy a
los comunicados núm. 88 a 90, 13 de abril de 1866.
22
Ibid., p. 303, comunicado núm. 88, 6 de marzo de 1866.
23
an, F/17/2913, carta de Méhédin al ministro de la Instrucción Pública, 6 de agosto de 1866.
24
Los vaciados realizados por Méhédin han desaparecido, pero sus anotaciones (dibujos y
fotografías) se encuentran hoy en la Biblioteca Municipal de Ruan.
25
an, F/17/2913, carta de Méhédin, 10 de julio de 1882. Los comunicados de Doutrelaine
registran numerosos envíos de cajas con los trabajos realizados por Méhédin; Le Goff y Prévost
Urkidi, Homme de guerre, homme de science? Le colonel Doutrelaine…, op. cit., pp. 337 y 362-363.
26
Ibid., p. 423, carta de Duruy a Doutrelaine, 12 de diciembre de 1866.
289
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Verá usted que no es posible, y que nos saldríamos por completo de nuestras
atribuciones si quisiéramos intervenir de cualquier manera en la decisión de
qué productos mexicanos tendrían que figurar en el palacio que se está cons
truyendo en el Champ de Mars. El comité mexicano nos mandaría a paseo y,
por una vez, tendría razón.29
27
Se trata de la tercera exposición universal organizada en el mundo, luego de la exposición
internacional de Londres, en 1851.
28
an, F/17/2914/2, carta de Le Play al ministro de Instrucción Pública, 23 de noviembre de 1865.
29
Ibid., carta del mariscal Vaillant al coronel Doutrelaine, 6 de febrero de 1866, copia.
290
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
de dicha Comisión, de sus trabajos, etcétera, que sólo había recibido al se
ñor abate Brasseur de Bourbourg30 como invitado privado, como científico,
pero de ninguna manera como miembro de la Comisión Científica”.
Entonces se pone en manos del delegado oficial de la Comisión Científica
de México y comandante del equipo expedicionario francés, el coronel
Doutrelaine,31 para arreglar este asunto directamente con los miembros del
comité de la exposición en México, ofreciéndoles sus servicios y eventual
mente su mediación, pero siempre de manera oficiosa y prudente.
En abril de 1866, Doutrelaine se aventura a proponer la idea de que la
Comisión Científica participe activamente para “engrosar un poco la parte
de México y darle incluso enorme interés, sobre todo a los ojos del medio
artístico y científico”, y sugiere que “se reproduzcan para la exposición los
moldes del señor Méhédin, estatuas, bajorrelieves y sobre todo el monu
mento de Xochicalco, que es, al parecer, una maravilla”.32
Unos meses después, en noviembre de 1866, una comisión “para la expo
sición científica de México” se reúne en el Ministerio de Instrucción Pública,
presidida por el mariscal Vaillant. Incluye a personalidades ilustres: el direc
tor de la Escuela de Minas, Charles Combes,33 el director del Muséum
d’Histoire Naturelle, Henri Milne-Edwards,34 Adrien de Longpérier,35 con
servador de antigüedades del Museo del Louvre y miembro del Imperial,
30
Charles Étienne Brasseur de Bourbourg (1814-1874); respecto de este americanista, Nadia
Prévost-Urkidi, “Brasseur de Bourbourg et l’émergence de l’américanisme scientifique en Fran
ce au xix e siècle”, tesis de doctorado dirigida por Michel Bertrand, Universidad de Tolosa II,
2007 (publicación en preparación).
31
Louis Toussaint Simon Doutrelaine (1820-1881), jefe del Estado Mayor del cuerpo de in
genieros expedicionarios de México de 1863 a 1867, presidente de la Comisión Científica, Lite
raria y Artística de México establecida por el general Bazaine en México, y miembro, a partir de
junio de 1864, de la Comisión Científica de México en París, Le Goff y Prévost Urkidi, Homme de
guerre, homme de science? Le colonel Doutrelaine…, op. cit., pp. 18-20.
32
Ibid., pp. 331-334, carta de Doutrelaine al mariscal Vaillant, 8 de abril de 1866.
33
Charles Combes (1801-1872), inspector general de minas, profesor y director de la Escuela
de Minas, elegido miembro de la Academia de Ciencias (sección de mecánica) en 1847.
34
Henri Milne-Edwards (1800-1885), profesor de zoología y director del Muséum d’Histoire
Naturelle, elegido miembro de la Academia de Ciencias (sección de anatomía y zoología) en 1838.
35
Adrien Prévost de Longpérier (1816-1882), responsable de antigüedades clásicas en el Mu
seo del Louvre, se acercó también a las artes de América y a la prehistoria, participó particular
mente en la creación del museo de Saint-Germain-en Laye; en 1866, es conservador del Museo
Mexicano del Louvre y miembro de la Comisión Científica de México.
291
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Fig. 2. Pabellón proyectado para México por Jean-Charles Alphand, elevación de la facha
da. Dibujo a color. Archivos Nacionales F/17/2914/2 (cliché de M. Plouvier).
36
Charles Sainte-Claire-Deville (1814-1876), profesor de historia natural en el Colegio de
Francia, elegido miembro de la Academia de Ciencias (sección de mineralogía) en 1857.
37
an, F/17/2914/2, nota de Bellaguet, del 27 de diciembre de 1866, y minuta de la sesión de la
Comisión para la Exposición de México del 5 de enero de 1867.
292
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
38
Ibid., “Nota sobre los medios que se utilizarán para lograr hacer la exposición científica con
los datos y las observaciones disponibles”, de la mano de Léon Méhédin, s.f. [¿enero de 1867?].
39
Ibid, nota del 6 de enero de 1867.
293
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
40
Ibid., en esta nota, Méhédin habla “de los reducidos medios empleados por el mariscal”.
41
Ibid., “Exposición de los objetos recolectados durante la exploración científica de México”,
nota s. f.
42
Ibid., “Nota sobre los medios que se utilizarán para lograr hacer la exposición científica con
los datos y las observaciones disponibles”, de la mano de Léon Méhédin, s.f. [¿enero de 1867?].
294
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
43
Idem.
44
Ibid., carta de Léon Méhédin al ministro de Instrucción Pública, s. f., acompañada de la
copia de la nota redactada por él y dirigida al mariscal Vaillant.
45
an, F/17/2913, expediente Méhédin.
46
Adolphe Boucard (1839-1905), naturalista y ornitólogo en México, corresponsal de la Comi
sión Científica de México.
295
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Sin embargo, a pesar de tales vicisitudes, los visitantes van a poder descu
brir en el Champ de Mars, durante toda la exposición universal, la famosa
pirámide de Xochicalco (figura 3). En efecto, Léon Méhédin decide reto
47
Auguste Dollfus (1840-1869), ingeniero geólogo, explorador de la Comisión Científica de
México para la geología y la paleontología.
48
Eugène de Montserrat (? - ?), ingeniero de minas y geólogo, explorador de la Comisión
Científica de México para la geología y la paleontología.
49
Paul Pavie (c. 1837- ?), explorador de la Comisión Científica de México adjunto de Dollfus
y de Montserrat como asistente geólogo.
50
Edmond Guillemin-Tarayre (1832-1920), ingeniero de minas, explorador de la Comisión
Científica de México.
51
Auguste Daubrée (1814-1896), geólogo, inspector general de minas, profesor de geología
en el Muséum d’Histoire Naturelle, miembro de la Academia de Ciencias, elegido en 1860.
52
an, F/17/2914/2.
53
Ducuing, “El templo de Xochicalco”, op. cit., pp. 46-47.
54
Christiane Demeulenaere-Douyère, “Le Mexique s’expose à Paris: Xochicalco, Léon
Méhédin et l’exposition universelle de 1867”, Histoire(s) de l’Amérique latine, 3, 2009, pp. 1-16
(www.hisal.org); Christiane Demeulenaere-Douyère, “Entre archéologie savante et divertisse
ment grand public: la représentation du Mexique ancien dans les expositions universelles pari
siennes (1867 et 1889)”, Histoire(s) de l’Amérique latine, próximo a publicarse.
296
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
mar por su cuenta, asumiendo los gastos, el proyecto del monumento aban
donado por la Comisión Científica de México.
Desde el 31 de enero de 1867, se pone en contacto con Le Play con el
“objeto de conseguir el emplazamiento que, en el jardín de la exposición
universal, estaba reservado para la Comisión Científica de México y que
dicha comisión acaba de abandonar, con la finalidad de establecer ahí, por
su cuenta, la copia de un monumento de la antigüedad azteca, con una ga
lería que incluyera todos los trabajos realizados [por él] desde hace quince
años de [sus] expediciones. Esta exposición llevaría por título Misiones
Artísticas y Científicas de Léon Méhédin”.55
55
an, F/12/3123, carta de Méhédin a Le Play, 31 de enero de 1867.
297
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
56
Él mismo estima el costo de la construcción en 50 000 francos, pero quizás al final resultó
ser superior, ibid., carta Méhédin a Le Play, 20 de agosto de 1867.
57
Idem.
58
Finalmente, el público podrá visitar el interior de la pirámide mediante un pago de 50 cén
timos. Al respecto, un conflicto muy intenso hace que Méhédin se enfrente a los organizadores de
la exposición; su protesta particular es en contra de la obligación de otorgar la gratuidad de la visi
ta a los titulares de una tarjeta de abono semanal, cuyo número creciente lo obligó a establecer el
derecho de visita en 25, y luego en 50 céntimos para los demás visitantes, lo que no le permitió
hacer frente a sus gastos. an, F/12/3123, carta de Méhédin a Le Play, 11 de agosto de 1867.
298
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Este monumento, tal como está reproducido con sus formas severas y primi
tivas, con sus caras cubiertas de bajorrelieves jeroglíficos, no es un edificio de
fantasía, sino la restitución fiel de un monumento que se encuentra a aproxi
madamente 25 leguas al sureste de México, y que ya ha sido descrito vaga
mente por el padre Alzate, por los señores Humboldt, Nebel, el coronel
Dupaix, etc., antes de que el señor Léon Méhédin, el científico e ingenioso
explorador, nos lo hubiese restituido mediante el moldeado, tal como lo ve
mos en el Champ de Mars. [...] A pesar de que el piso superior estaba casi
destruido cuando se descubrió, pudo hacerse la impronta piedra por piedra y
reconstituirse así sin ninguna posibilidad de error, gracias a los restos encon
trados intactos y en gran cantidad en las excavaciones realizadas en los es
combros.60
Presentado como la “restitución fiel” del templo de Xochicalco, este mo
numento está “inspirado” más exactamente en la Pirámide de la Serpiente
Emplumada de la fortaleza de Xochicalco, conocida por su cancha ritual
de juego de pelota. Méhédin conoce bien el sitio por haber trabajado ahí
durante su estancia en México, y los “vaciados” que ahí realizó le permi
ten restituir bastante fielmente la forma general del edificio y de la deco
ración de las fachadas exteriores. Sin embargo, a pesar de las afirmaciones
de los periodistas, está lejos de ser una reconstitución absolutamente es
crupulosa del templo original. Como ocurre a menudo cuando se trata de
reconstitución arquitectural en las exposiciones universales, Méhédin se
tomó libertades respecto de la autenticidad arqueológica.
Así, en relación con el monumento original, la reproducción del Champ
de Mars presenta varias modificaciones esenciales. En primer lugar, la pen
diente de la gran escalinata, muy abrupta en el monumento original, se
suavizó para facilitar la entrada del público, y las dos serpientes que enmar
can la escalinata se colocaron al revés. Por otra parte, la terraza en la que se
59
Ibid., carta de Méhédin a Le Play, 20 de agosto de 1867.
60
Ducuing, “El templo de Xochicalco”, op. cit.
299
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
300
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
están pintados sobre la tela misma, en otros, están recortados y cosidos so
bre los lienzos que les sirven de soporte (figura 5).61
El monumento mismo se presenta en una escenografía orientada a ha
cer de él un vínculo entre el México antiguo y su actualidad. Méhédin no
limita sus ambiciones únicamente a la arqueología; cerca de la pirámide
instala, en un intento de reconstitución etnográfica, una estatua de yeso
pintado, de tamaño natural, realizada por el escultor Émile Soldi (1846-
1906), que representa a “la mujer azteca”:62
La estatua de una mujer mexicana [...] pone ante los ojos de los visitantes un
cuadro de aquellos tiempos lejanos. Está recostada a orillas de una fuente, me
ciendo a su hijo dormido en una cuna elevada. Al lado de la mujer antigua es
tán los hombres del México moderno, que cuidan el museo en su vistoso traje
regional, sarape al hombro y pantalón bordado, abierto en la parte de abajo.63
Así como, a unos pasos de ahí, el templo “de Hathor” expone para el públi
co occidental riquezas de la arqueología egipcia venidas en línea recta del
museo del Bulaq,64 la pirámide de Xochicalco es también un museo en el
que Léon Méhédin presenta ciertas piezas arqueológicas que hoy son em
blemáticas del arte prehispánico mexicano. Según él, ahí muestra “aproxi
madamente la cuarta parte de los trabajos que trajo de [su] misión” en
México.65 De cualquier manera, para algunos, no se trata de objetos origi
nales, sino de moldes de yeso hechos a partir de los “vaciados” que llevó a
cabo en 1865 en México.
61
El Museo de Historia Natural de Ruan conserva un conjunto de lienzos que se usaron para
decorar el molde de la pirámide de Xochicalco; detalle en Gerber, Nicaise y Robichon, Un aven-
turier du Second Empire…, op. cit., p. 198.
62
Estatua que hoy forma parte de las colecciones del Museo de Historia Natural de Ruan.
63
Ducuing, “El templo de Xochicalco”, op. cit.
64
Auguste Mariette, Description du parc égyptien de l’exposition universelle de 1867. París, Dentu,
1867, y Jean-Marcel Humbert, L’Égypte à Paris, París, Action Artistique de la Ville de Paris, 1998,
pp. 124-132. Respecto del papel de las exposiciones universales en la vulgarización de los descu
brimientos arqueológicos recientes, Demeulenaere-Douyère, “Entre archéologie savante et di
vertissement grand public: la représentation du Mexique ancien dans les expositions universelles
parisiennes (1867 et 1889)”, op. cit.
65
an, F/17/2913, carta de Méhédin al ministro de Instrucción Pública, 29 de mayo de 1867.
301
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
66
El molde de la Piedra del Sol expuesto en 1867 se llevó en 1883 al Museo de Etnografía del
Trocadero; figura hoy en las colecciones del Museo del Quai Branly (referencia 71.1882.64.3),
Marie-France Fauvet-Berthelot y Leonardo López Luján, “La Piedra del Sol, ¿en París?”, Ar-
queologia Mexicana, núm. 107, 2011, pp. 16-21. Véase también el catálogo en línea de las coleccio
nes del Museo del Quai Branly que presenta varios moldes de Léon Méhédin.
67
Ducuing, “El templo de Xochicalco”, op. cit.
68
Michel Graulich, “La Piedra del Sol”, en José Alicina Franch, Miguel León-Portilla y
Eduardo Matos Moctezuma, Azteca. Mexica. Las culturas del México antiguo, Madrid, Lunwerg Edi
tores, 1992, pp. 291-295; Leonardo López Luján, “‘El adiós y triste queja del gran Calendario Az
teca’. El incesante peregrinar de la Piedra del Sol”. Arqueología Mexicana, núm. 91, 2008, pp. 78-83.
69
Este molde, que se aprecia en una fotografía de las galerías del Museo del Hombre tomada
en 1931, parece haber desaparecido; agradezco mucho a Marianne Montiel haberme dado a cono
cer este documento así como los resultados de sus propias investigaciones.
70
Alicina Franch, León-Portilla y Matos Moctezuma, Azteca. Mexica. Las culturas del México
antiguo, op. cit., pp. 359-360; José Genis, “El monolito de la Coatlicue”, Trabajadores, núm. 58,
enero de 2007, pp. 49-51.
302
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
71
Léon Méhédin, Divinité mythique de la mort, à laquelle on offrait les victimes humaines par plu-
sieurs milliers à la foi dans les rites religieux de l’antiquité mexicaine (extrait d’un rapport à S. Exc. M. le
ministre de l’Instruction Publique, en date de Mexico, 15 mai 1865), París, Imprenta de A. Lainé y J.
Havard [1867].
72
Museo del Quai Branly, 71.1882.64.1.
73
Esta es la posición asumida por Gerber, Nicaise y Robichon, Un aventurier du Second Empi-
re…, op. cit., pp. 59 y 63.
74
El molde de la Cruz de las Serpientes lleva la referencia 71.1882.64.6 en el Museo del Quai
Branly. Sobre los moldes de Méhédin conservados en este museo, véase Marianne Montiel, “Les
moulages américains du xixe siècle. Histoire et devenir d’une collection”, tesina presentada bajo
la dirección de Sarah Frioux-Salgas. París, École du Louvre, mayo de 2011, 2 vol.
303
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Estos templos temibles de los que todos los narradores hablan con terror [...]
no estaban representados en nuestra imaginación con ninguna forma tangible,
75
Humboldt, Vues des Cordillères…, particularmente il. IX y pp. 37-41.
76
Fauvet-Berthelot y López Luján, “La Piedra del Sol, ¿en París?”, op. cit., p. 17. El Egyptian
Hall era una especie de museo privado, ubicado en un edificio de estilo egipcio (de ahí su nom
bre), en Piccadilly; su propietario, William Bullock, exponía diversas curiosidades “exóticas”.
77
an, F/17/2913, carta de Méhédin al ministro de Instrucción Pública, 29 de mayo de 1867.
78
Decreto del 14 de agosto de 1867, an, LH/1817/20
304
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
305
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
meulenaere-Douyère y Liliane Pérez (dir.), Les expositions universelles à Paris au xixe siècle. Techni-
ques. Publics. Patrimoines, París, cnrs-Éditions, en prensa.
82
Villa Emilia, http://www.patrimoine-de-france.org/oeuvres/richesses-47-14397-
102317-M84947-250653.html; esta casa fue demolida en 1948.
83
Temiendo este resultado, Méhédin había tratado, en vano, de ceder sus moldes, a precio
de costo, al gobierno para el Museo del Louvre, Gerber, Nicaise y Robichon, Un aventurier du
Second Empire…, op. cit., p. 63. Su propiedad de Meudon sufre graves daños durante los dos sitios
de París en 1871.
84
an, F/17/2913, nota del 10 de abril de 1873 que es la continuación de una nota-inventario de
Méhédin fechada el 30 de enero de 1873.
85
Ernest Théodore o Théodore Jules Ernest Hamy (1842-1908), médico, antropólogo y etnó
logo, organizador del Museo de Misiones Etnográficas durante la exposición universal de 1878,
fundador del Museo Etnográfico del Trocadero y cofundador de la Sociedad de Americanistas de
París; Nelia Dias, Le Musée d’Ethnographie du Trocadéro (1878-1908). Anthropologie et muséologie en
France, París, Éditions du cnrs, 1991.
306
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
86
an, F/17/2991/A, y Museo del Quai Branly, París, expediente de obra 71.1882.64.
87
an, F/17/2991/A, “Rapport sommaire sur les collections de M. Méhédin”, por Hamy, 21 de
marzo de 1883.
88
Ibid., carta de Hamy del 18 de junio de 1892.
307
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
monumentos de los que realizó improntas, sus medidas, sus dibujos, etc., es el
único capaz de sacar provecho de un pequeño número de estas impresiones.89
89
Ibid., Hamy, “Rapport sommaire sur les collections de M. Méhédin”, 21 de marzo de1883.
90
an, F/17/2913 y F/17/2991/A; y Pascal Riviale, Un siècle d’archéologie française au Pérou (1821-
1914), París, L’Harmattan, 1996, pp. 259-260.
91
an, F/17/2991/A, carta de Hamy, 31 de enero de 1892.
92
Ibid., informe de Saint-Arroman al ministro de la Instrucción Pública, 30 de noviembre de
1892.
308
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
93
Ibid., carta de Hamy, 31 de enero de 1892.
94
Museo del Quai Branly, París, expediente de obra 71.1882.64, carta de Méhédin al ministro
de Instrucción Pública, 10 de noviembre de 1891.
95
Ibid., carta del ministro de Instrucción Pública a Hamy, 11 de abril de 1892.
96
En 1878, la protesta de miembros de la colonia peruana de París contra el “Palacio Inca”,
que representa a su país en la exposición universal, muestra los límites de la búsqueda de lo pin
toresco, Pascal Riviale, “Entre exotisme et pragmatisme: l’Amérique Latine dans les premières
expositions universelles en France (1855-1889)”, en Demeulenaere-Douyère (dir.), Exotiques ex-
positions… Les expositions universelles et les cultures extra-européennes… op. cit., pp. 72-74.
309
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
310
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Sea como sea y tal como está, el templo de Xochicalco está hecho para llamar la
atención de los científicos y los curiosos. Es algo diferente a todo lo que cono
cemos; y permanece en la memoria como un espectáculo extraño y sorpren
dente, y como la revelación de un mundo desaparecido.101
BIOBIBLIOGRAFÍA
101
Ducuing, “El templo de Xochicalco”, op. cit.
311
Por una historia de las relaciones
intelectuales franco-mexicanas
Los archivos de la Comisión de Exploración Científica
de México: 1864-1867*
Armelle Le Goff
313
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
no son más que las premisas de los tesoros que reserva para ella… Cuando
nuestros soldados abandonen esas tierras, dejando tras ellos gloriosos recuer
dos, nuestros científicos terminarán de conquistarla para la ciencia.
314
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
315
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
En primer lugar, las cajas contienen expedientes relacionados con los tra
bajos preparatorios de la Comisión, diferentes redacciones del decreto y el
mandato relativos a su constitución, a la selección y al nombramiento de
sus miembros, de los “viajeros” científicos y de los corresponsales de la
Comisión de México. La Comisión estaba compuesta por veintiséis miem
bros, personalidades políticas o científicos, que se reunían en comisión cen
316
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
317
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
LA CONTABILIDAD
318
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
1
Elipsis de Muséum d’Histoire Naturelle. El Muséum, en París, es un organismo y centro de
investigación y enseñanza compuesto por diversos establecimientos (laboratorios, museos y zooló
gicos). (N. del T.)
319
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Los “viajeros” deben adaptarse sin cesar a los imprevistos, lo que en oca
siones los obliga a cambiar sus planes. Así, en una carta enviada desde la
ciudad de México, el 26 de marzo de 1865, Auguste Dollfus confía:
320
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Hay en el ejército francés oficiales que, sin ser científicos, tienen ciertos gus
tos, ciertas aptitudes y ciertos conocimientos que los vuelven casi especialis
tas. Algunos de ellos se han hecho de colecciones de aves, de reptiles, de
lepidópteros, de coleópteros, de minerales, etc., y para reunir esas colecciones
que serían muy curiosas en Francia, se pusieron en contacto con indígenas,
mestizos o indios, que se han acostumbrado a estas investigaciones. Por otra
parte, entre los mexicanos hay hombres enormemente sobresalientes en todas
las ramas de la ciencia, y nos brindarán su colaboración; porque la comisión
será franco-mexicana. Si no estamos en condiciones de realizar trabajos cien
tíficos, al menos nos bastará realizar algunas observaciones sencillas, reunir
materiales de toda naturaleza, y eso ya es mucho. Si al final llega aquí una co
misión de verdaderos científicos, al menos ya les habremos preparado el cami
no, y su tarea será más fácil; sólo tendrá que coordinar, dirigir y profundizar
nuestros trabajos siguiendo algunas indicaciones sobre el plan de organización
de la futura comisión.
321
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
322
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Este acervo constituye, pues, una fuente única respecto a otro aspecto de
las relaciones franco-mexicanas durante la intervención militar.
323
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
324
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
325
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Algunas veces, tuve que asumir ciertas funciones para suplir el silencio de la
Comisión, y agradecía a unos y otros diciendo que lo hacía en su representación;
pero el apoyo que deseaba yo dar de esta manera habría sido mucho más podero
so si hubiera emanado directamente de la Comisión. El doctor Fégueux y el se
ñor Hugo Finck desde hace mucho no me encomiendan ya ningún trabajo;
quizá se deba a que no han recibido todavía, que yo sepa, respuesta alguna de la
Comisión a sus envíos precedentes. ¿No está un poco en su derecho el señor
farmacéutico Dauzats a esperar alguna palabra halagadora de la Comisión por sus
informes relativos al gusano de seda del fresal? ¿Y el señor farmacéutico Lambert
por sus estudios sobre las aguas? e tutti quanti? -Sería justo y útil que todos aque
llos que dirigen alguna misiva a la Comisión, reciban por ello algún agradeci
miento, más o menos elogioso, según su mérito: sería un estímulo para ellos y
para los demás; sería el mejor medio de activar a nuestros colaboradores y de au
mentar su número, actualmente insuficiente. Yo desearía tener muchos, pues la
cantidad puede aquí suplir en parte la calidad: efectivamente, basta con que se
envíen observaciones a la Comisión y materiales de estudio, a falta de deduccio
nes y de estudios perfectos, la Comisión hará el resto. En cuanto a los “viajeros”,
merecen mucho más, y no estoy exagerando al decir que los admiro…
326
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Los archivos de la Comisión Científica pueden dar pistas para realizar una
investigación sobre el destino de los materiales traídos desde México. Todo
un trabajo de identificación de los materiales y manuscritos provenientes de
esta expedición científica o copias de manuscritos que se usaron en los traba
jos científicos de los “viajeros” está pendiente. Los artículos 11, 12 y 13 del
reglamento de la Comisión preveían, efectivamente, que todos los objetos
recabados sea por los “viajeros”, sea por los corresponsales que reciben un
subsidio, sea por las personas encargadas de misiones temporales, así como
manuscritos, dibujos y fotografías y moldes, pertenecían al Estado. Era lo
mismo para los resultados que publicaba el gobierno por su cuenta, dado que
los “viajeros” estaban autorizados a publicar sólo artículos sucintos. Además,
la Comisión presidía la distribución de las colecciones a los establecimientos
públicos y centralizaba todos los materiales científicos que debían publicarse.
El 9 de marzo de 1865, la Comisión aceptó la oferta hecha por Quatrefages,
profesor en el Muséum, de confiar al Muséum d’Histoire Naturelle y al
Colegio de Francia los diferentes objetos que mandaron los “viajeros” hasta
su regreso. A partir de abril de 1867, la Comisión dejó de reunirse, pero algu
nos miembros continuaron encontrándose en petit comité para preparar las
publicaciones; se lanzaron buenos deseos en cuanto a la suerte de las colec
ciones. Para las colecciones botánicas, en los archivos se encuentra el rastro
de una nota que aprobó el ministro el 23 de mayo de 1867: se sugiere que no
todas las plantas sean conservadas en el Muséum, sino que aquellas repre
sentadas por más de una decena de muestras se distribuyan entre varios
grandes establecimientos científicos franceses y extranjeros. En lo que res
pecta a las colecciones geológicas y mineralógicas provenientes de México,
un proyecto de repartición entre el Muséum, la Escuela de Minas y el
Colegio de Francia es presentado al ministro el 5 de diciembre de 1867.
¿Hubo tiempo para darle seguimiento a estas decisiones después de que
Victor Duruy dejó el Ministerio el 17 de julio de 1869? Los años siguientes
vieron la derrota militar francesa, la caída del Imperio, la invasión prusiana y
la insurrección de la Comuna. Numerosas colecciones mexicanas habían sido
enviadas al Muséum d’Histoire Naturelle de París, pero este fue bombardea
do en varias ocasiones por los prusianos a principios de enero de 1871. En el
327
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
2
En español en el original. (N. del T.)
328
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
329
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
330
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
331
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
332
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
Al señor Romero no le satisfizo leer que sus notas estadísticas sobre Coalcomán
forman “un folleto circunstancial” en el que “exagera las ventajas que esta parte
del territorio mexicano puede ofrecer a la colonización, sin decir ni una palabra
sobre los inconvenientes del clima y su insalubridad”. Y que sus informes sobre
Michoacán son una obra “poco atractiva”, a pesar de que sus mapas, “sin ser por
completo irreprochables, no dejan de tener cierto interés”. Comprenderán, asi
mismo, que el señor García Icazbalceta, quien dedica gran parte de su tiempo y
de su fortuna a la investigación y a la publicación de manuscritos valiosos para la
historia de su país, debió de haberse sentido, y se sintió, contrariado por la se
quedad con la que se presentó el análisis de su Colección de documentos y que el
señor Orozco debió de haber notado, y notó, no con menor disgusto, que el se
ñor Aubin se había dedicado, casi exclusivamente, a señalar las debilidades de
su muy meritoria obra sobre la geografía de las lenguas mexicanas.
333
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
CONCLUSIONES
334
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
335
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
336
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
337
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
338
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
339
ZARAGOZA Y EL 5 DE MAYO DE 1862
340
INVESTIGACIÓN E IDEAS es una colección del cide integrada por obras
inéditas, de alto rigor metodológico y que representan una aportación significa
tiva a la generación de conocimiento. Están dirigidas principalmente a la comu
nidad académica y científica, así como a estudiantes especializados y tomadores
de decisión que requieren información de punta de cada disciplina.
www.cide.edu
PUNTOS DE VENTA
COLECCIÓN COMPLETA
Casa Refugio Citlaltépetl y Sala Margolín, México, D.F.
EN EL INTERIOR DE LA REPÚBLICA
Ganco de Xalapa, librería de la Universidad Autónoma de
Aguascalientes, librería de la Universidad Autónoma de Chiapas, librerías
del fce de Monterrey y Guadalajara, librerías Educal de Campeche,
Carrillo Puerto, Chetumal, Cuernavaca, Mérida, Morelia, Nuevo Laredo,
Oaxaca, Puebla, Querétaro, Salamanca,Taxco, Villahermosa, Xalapa,
Zacatecas y Zapopan.
COYUNTURA
Y ENSAYO es una colección ideada por el cide para difundir
e lementos académicos e integrarlos a la discusión y la comprensión de temas, retos y
dilemas actuales, así como para dar sugerencias de políticas, diseño e implementación
de soluciones en problemáticas específicas. Estos títulos buscan estrechar el vínculo
entre los proyectos de investigación sobre temas de coyuntura e impacto realizados en
el Centro con el público informado y los tomadores de decisiones.
año xiii, número 50, otoño de 2012, se ter
minó de imprimir en el mes de agosto de
2012 en los talleres de Impresión y Diseño,
Suiza 23 Bis, Colonia Portales, C.P. 03300,
México, D.F. En su formación se utilizaron
tipos Caslon 540 Roman de 11 y 8 puntos.
El tiro fue de 1200 ejemplares.