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Max Weber
Ensayos sobre
metodologia sociologica
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Amorrortujeditores Illos trabajos de la edicién alemana ya fue traducido al espafio!
con el titulo «La ciencia como vocacién».*
Estos ensayos de Weber son susceptibles de diferentes Jectu-
ras, Los temas considerados continian siendo, de uno u otro
modo, el centro de Jos debates metodoldgicos, no solo en so-
ciologia, sino en las ciencias humanas en general. Una de esas
lecturas posibles seria el estudio del pensamiento de Weber
en relacién con el materialismo histérico. Weber procura de-
limitar su método respecto del empleado por Marx, y parece
considerar cientificamente correctos los andlisis econdmicos de
este Ultimo en la medida en que aplican de manera implicita
el método de los tipos ideales.** Por otra parte, Lukdcs, en
una de sus primeras obras, ha utilizado la categoria weberiana
de «posibilidad objetiva», y autores marxistas posteriores in-
tentaron reivindicar para si el método de la «comprensidn».
Sin embargo, siguiendo él ejemplo de la tercera edicidn ale-
mana, hemos preferido presentar el texto sin notas explicati-
vas. En cambio, nos parecié oportuno incluir la «Introduccién»
redactada por Pietro Rossi para la versién italiana de los en-
sayos (11 metodo delle scienze storico-sociali, Turin, Einaudi,
1967, traducida de la segunda edicidn alemana por Pietro
Rossi, quien agreg6 también notas propias). Se trata de un
excelente trabajo, que permite encuadrar el pensamiento de
Weber en el ambiente cultural de la Alemania de comienzos
del siglo xx y dilucida exhaustivamente sus supuestos filosé-
icos.
* En M. Weber, El politico y el cientifico, Madrid: Alianza Editorial,
1961.
** Cf. a este respecto, I. Zeitlin, Ideologia y teoria sociolédgica, Bue-
nos Aires: Amorrortu editores, 1970, cap. 11.
Introduccién
Pietro Rossi
Las formulaciones metodolégicas de Max Weber encuentran
su presupuesto histérico y su término de referencia mas ade-
cuado en las discusiones y polémicas que, a partir de mediados
del siglo x1x, empefiaron a la cultura alemana en una determi-
nacién més precisa de la tarea de Jas ciencias histérico-sociales
y de la validez de sus procedimientos de investigacién. En
esas discusiones y polémicas entraba en crisis, a través de un
proceso gradual y solo en parte consciente, el programa que
la escuela histérica habia establecido en su esfuerzo por reali-
zar, en el terreno de la investigacién concreta, los presupuestos
de la concepcién roméntica. Cuestiondbase, de esta manera, el
edificio de las ciencias histérico-sociales que la escuela histérica
habia construido de acuerdo con su proyecto de proporcionar
un fundamento historiogrdfico a las disciplinas relativas al
mundo humano; al mismo tiempo, sometianse a la critica los
instrumentos elaborados por aquella escuela. Desde la econo-
mia politica hasta la investigacién socioldgica, desde las cien-
cias sociales hasta el derecho, la confrontacién entre los he-
rederos directos de la escuela histérica y aquellos que, en di-
versa medida, procuraban desvincularse de sus posiciones pro-
gramaticas, dio lugar a un prolongado debate metodoldgico
que caracterizé, durante casi medio siglo, el desarrollo de Ja
historiografia v de las disciplinas concernientes a ]a existencia
social del hombre. El origen de aquel se remonta a divergen-
cias de enfoque gue se manifestaron dentro de cada disci-
plina, a propésito de problemas especificos y de orientaciones
concretas de la investigacién: solo mds tarde se amplidé hasta
abarcar la funcién de las ciencias histdrico-sociales, transfor-
mdandose en una discusién acerca de su fundamento y su vali-
dez. La actitud polémica frente a la metodologia positivista,
respecto de la cual el desarrollo de las ciencias histérico-socia-
les de Alemania permanecié en sustancia ajeno, no impedia, sin
embargo, que la exigencia de una investigacién objetiva con-
tribuyese también, de manera indirecta, a delinear tal discu-
sin. Por esta via, el planteo programatico de la escuela his-térica no era refutado en bloque; antes bien, sufria un proceso
de correccién y de transformacién mediante el cual el edificio
de las ciencias histdrico-sociales —y la fisonomfa de cada dis-
ciplina perteneciente a él— cobraba un nuevo aspecto.
Esta crisis encontré su primera manifestacién en el campo de
la economia con la critica planteada por Menger en 1883 en
contra del historicismo econédmico. Desde los ultimos afios
de la primera mitad del siglo, los herederos de la escuela
histérica —primero Roscher, luego Hildebrandt y Knies-—
habian entrado en polémica con el modelo de anélisis elabo-
rado por la economia clasica, asignando a la investigacién cien-
tifica la tarea de determinar las tendencias de desarrollo que
rigen el funcionamiento y la sucesién de las formas histéricas
de economia. A Ja abstracta economfa claésica, fundada en la
ficcidn de un homo oeconomicus que tiende a la exclusiva sa-
tisfaccién de sus necesidades individuales, siempre idéntico en
su estructura intemporal, oponian una economia histérica di-
rigida a discernir las leyes del desarrollo econédmico, sobre la
base del estudio de la conexién orgdnica que liga los fenéme-
nos econdédmicos con los fenédmenos sociales de cualquier otro
tipo. Servianse, de tal modo, de instrumentos conceptuales de
origen romantico, persiguiendo en el mundo econémico un es-
quema de desenvolvimiento necesario de las formas histéricas
de economia como parte integrante de la vida de un pueblo,
es decir, como manifestaciones de su «espfritu» peculiar en
sus diversas épocas. Con las Untersuchungen iiber die Metho-
de der Sozialwissenschaften und der politischen Oekonomie
(Investigaciones sobre el método de las ciencias sociales y de
la economia politica), en particular, Menger atacaba el planteo
de la escuela histérica de economia, ilustrando el alcance me-
todoldgico de los esquemas formulados por la economia clasica
y tefiriendo el andlisis econémico a la elaboracién de modelos
hipotético-deductivos. Por un lado, en consecuencia, la heren-
cia de Ja escuela hist6rica se transformaba, en Schmoller y sus
discfpulos, en la exigencia de una indagacién verdaderamente
histérica de los fenémenos econdmicos; por el otro, la ciencia
econdmica, que cobraba conciencia de Ja funcién espectfica de
sus propios modelos analiticos, podia reivindicar de nuevo su
autonomfa frente a la consideracién historiogrdfica, La sintesis
entre investigacién histérica e investigacién cientifica, que Ja
escuela histérica habfa intentado remitiéndose a presupuestcs
de origen romdntico, se disociaba de tal modo para dejar sitio
a dos procedimientos, a dos direcciones del conocimiento in-
dependientes entre sf.
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La Methodenstreit (disputa metodoldgica) econdémica ilumi-
naba también, por reflejo, las cuestiones andlogas que subsis-
tian en otras disciplinas sociales; mientras tanto, el problema
de la relacidn entre estas disciplinas y la investigacién histéri-
ca se configuraba gradualmente en términos mds definidos:
aquellos con que Weber se encontraria, y a los cuales aplicarfa
su esfuerzo de solucién. En efecto, al mismo tiempo, la polé-
mica desencadenada en el terreno de la economia volvia a pre-
sentarse, en forma diversa, a propdsito de una disciplina que
por aquellos afios empezaba a adquirir autonomia y a definir
sus tareas: la sociologia. La escuela histérica, mientras cons-
trufa un edificio cientifico con fundamento histérico, no habia
abierto la posibilidad de una investigacién socioldégica auténo-
ma; antes bien, habfa procurado resolver toda ciencia social
en la obra de sistematizacién de un material histéricamente
individualizado, obra subordinada al fin de la comprensién
histérica. En cambio, el camino de la sociologia habia sido em-
prendido por el positivismo francés e inglés, frente al cual la
cultura alemana se veia constrefiida ahora a tomar posicién.
Al rechazo del método de investigacién sociolégica empleado
por Comte o Spencer —y por los estudiosos que seguian sus
huellas— debia sumarse, en consecuencia, o bien un rechazo
de la sociologia en cuanto tal, o bien un esfuerzo positivo por
definir sobre otra base el modo de consideracién que la socio-
logia puede adoptar, asf como sus relaciones con la historio-
grafia y las otras ciencias sociales. La primera solucién habria
sido la mds coherente con los presupuestos de Ja escuela his-
térica; la segunda, en cambio, fue la elegida por la cultura ale-
mana, con una critica de las consecuencias filosdficas de la
sociologia positivista, critica a la que se sumaba, sin embargo, |
el empefio por_asignar a la investigacién sociolégica otra tarea
y por cOnstruir para ella otro_aparato conceptual. De tal mo-
0, ya no era posible sostener Ja reduccidn de las ciencias so-
ciales a la filosoffa, como atin lo pretendian, en ocasiones, los
herederos de la escuela histérica: se imponia la necesidad de
diferenciar la funcién de 1a sociologia y de formular un sistema
de_categorias socioldgicas que poseyesen un uso especifico.
Aun cuando estuviese todavia vinculado con los presupuestos
ideolédgicos del Romanticismo, Tonnies se esforzaba, en Co-
munidad y sociedad, por marchar precisamente en esa direc.
cién, y echaba las bases de una distincidn que habria de re
sultar fundamental para el posterior desarrollo de la sociologia
alemana, hasta Weber y aun més alla. Una vez rechazado el
presupuesto positivista de un orden necesario de leyes sociales
: Me ~ ees
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