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La viticultura es una rama de la agricultura donde se trabaja las vides o las parras como se les
conoce en otros lugares, es un cultivo que a nivel mundial cubre más de 7 millones de
hectáreas específicamente en México. Estamos hablando de 32 mil hectáreas, es un cultivo
que tiene diversas vocaciones, entre las que destacan la uva de mesa, la uva pasa, la de uva
para vino, uva para brandy y uva para jugos concentrados.
En México, la viticultura data de la época de la colonia. Los españoles fueron los primeros en
traer sarmiento de lo que entonces se conocía como la madre patria. En 1983 se llegó a unas
85.000 hectáreas. Actualmente, México tiene una superficie de menos de la mitad, la
superficie de cultivo está enfocada principalmente para elaborar vinos de calidad en el sector
de vinos de mesa. En tanto que, para las variedades de consumo de fruto fresco se tiene un 40
o 50% aproximadamente, del total de la superficie nacional.
Buenas Prácticas
Labores culturales
La vid tiene tomar y transformar toda la energía solar, tiene que hacer la fotosíntesis, para
poder alimentar ese follaje y esos racimos. ¿Qué condiciones climáticas se necesita?
Se necesita veranos largos, cálidos y secos. Inviernos bien definidos con lluvia bien distribuida
o un riego bien gestionado.
Temperatura, factor muy importante, siendo que la temperatura hace que arranque la
brotación, arriba de 7 y 10 grados centígrados se consideran temperaturas activas. Debajo de 7
grados empiezan a acumular horas frío. Sin embargo, en épocas de reposo las temperaturas
arriba de los 21 grados anulan las horas frío que se van acumulando debajo de los 7 grados.
Pero una vez que la planta empieza a trabajar llega a un límite que puede ser alrededor de 35
grados como para que tenga una fotosíntesis óptima, las estomas se cierran y la temperatura
es correcta trabaja perfectamente la planta. Cuando llega a rebasar estas temperaturas
disminuye la eficiencia de la planta, disminuye su crecimiento. Temperaturas de 45 a 50 grados
pueden ocasionar quemaduras tanto de las hojas como daños a los racimos. Entonces, es muy
importante que se tome en cuenta el historial de clima, de temperaturas máximas y mínimas,
además, de los análisis de suelos y agua para elegir el sitio donde se va a establecer el viñedo.
Otro factor es el granizo, fenómeno que también con el cambio climático se ha vuelto
recurrente, impredecible como siempre, pero más ahora en un periodo amplio que va desde la
brotación hasta la cosecha. El experto en persona ha visto desastres tremendos en sus viñedos
donde plantas ya adultas de 10, 12 y 15 años han sido severamente dañadas por granizos del
tamaño de una pelota de golf y destrozan el viñedo completamente. Y el año pasado (2017) en
Zacatecas hasta murió ganado como consecuencia del impacto del granizo. Es por esto que
ahora se puede ver en muchos viñedos que son previsores mallas anti-granizo, para evitar
justamente que la cosecha sea destrozada o que sea totalmente llevado el viñedo al suelo
como consecuencia de este fenómeno meteorológico.
Hay otra enfermedad que, si necesita de lluvia, de una cantidad de agua durante un
determinado número de horas para que eclosione o brote, y se infecte, su nombre es mildio o
mildiú de la vid (Plasmopara viticola Berl. y de Toni), es muy conocida. Primero ocasiona en los
brotes un crecimiento activo muy vigoroso, se da una deformación en las puntas, se ponen de
color rosa y se retuercen como si fuera la punta de un báculo o bastón. En el resto de las hojas
lo que ocasiona en la parte del envés una nube blanca que es el hongo en sí, y por en el haz se
ve una mancha amarilla que se le conoce como mancha de aceite y son destructoras porque,
además, tanto la cenicilla como el mildio atacan los racimos también, incluso, en el caso del
mildio cuando se presenta en fases muy tempranas del desarrollo de la baya, éstas se rompen,
dejando expuesta la semilla, y se hace muy dura. Así el mildio puede destrozar completamente
el racimo que se pone de color café, a este le llaman el tache d’huile (mancha de aceite)
famoso, haciendo inviable completamente la producción de uva en esas condiciones y todo
esto es ocasionado por las condiciones de clima. Por esto, necesitamos mucho sol, pero a
temperaturas moderadas, la amplitud térmica es importante, es la que permite acumular
antocianos (compuesto natural de la uva) que sean estables, una maduración lenta y llegar a
un punto óptimo.
En el caso de las uvas para jugo, alguna vez se instaló una fábrica concentradora de jugo de uva
con variedades como uva Salvador, uva Ruby Red. La uva Salvador en la zona centro de México
(conocida también como el Bajío), específicamente en Aguas Calientes puede otorgar 2.800
unidades de color con tonos violetas y muy estables. El poco tiempo que se trabajó en la zona
de Hermosillo a diferencia del Bajío, que tenemos temperaturas cálidas en el día y unas muy
frescas en la noche, en Hermosillo las temperaturas mínimas eran cálidas generalmente en la
noche y las cálidas eran muy calientes, se obtenía tan sólo 700 a 800 unidades de color con la
variedad Ruby Red e inestable a más no poder, quiere decir que al poco tiempo los colores
púrpuras violetas viraban al color marrón, ocasionado por este desbalance de temperaturas.
Todo esto va contando a la hora de elegir el sitio de plantación, hay que observar las heladas
tempranas y las heladas tardías. Las heladas tempranas son aquellas que llegan cuando la
planta ya pasó el periodo de cosecha y sigue su proceso de senescencia de las hojas, y éstas
trasladando reservas a las partes permanentes de la vid (raíz, tronco y brazos), entonces, llega
una helada temprana y ocasiona daños en el tronco y la brotación al año siguiente, si el
viticultor no revisa antes, va a encontrar que empieza a brotar muy parejo, pero los brotes no
desarrollan. Se detienen completamente o puede que estén dañados.
Las heladas tardías, en este caso hay que tomar en cuenta cuál es el riesgo, cuál es el tiempo
promedio de la más tardía de las heladas, porque con una temperatura de grado y medio bajo
cero el cultivo se va a la basura. La planta vuelve a brotar, hay que entender que en las yemas
tenemos tres brotes. El primero que brota es el que llamamos el principal, si queda afectado
por un daño mecánico, por viento o por hielo, genera que se acaba la cosecha de dos racimos
por brote o hasta tres racimos en algunas variedades. El segundo brote tal vez venga con un
racimo o tal vez no venga, puede haber otro daño. Puede haber un tercer brote que pueda
reponer, pero lo que vamos a tener es follaje básicamente, y hay que olvidarse de la cosecha
como consecuencia de este fenómeno climático que es la helada tardía.
Rendimientos
¿Qué rendimientos podemos obtener de la uva de mesa, de uva para vino y de uva para jugo?
La uva para jugo requiere un mínimo de 18°Bx y estamos hablando de que puede rondar en
México las 30 toneladas por hectárea, siempre y cuando se tengan todas las condiciones
correctas, es decir, que la planta esté sana y sea bien gestionada en riego y fertilización, y
control de plagas y enfermedades, en el caso de la uva para mesa se habla mucho de una
cantidad 15 a 20 toneladas para la uva globo rojo, hasta 25 toneladas con un buen productor.
En la uva que se utiliza para elaborar vinos de mesa hay un amplio abanico de posibilidades,
podemos tener 13, 14, 15 a 20 toneladas por hectárea, para vinos económicos, vinos para la
barra, y manejar ya esto es a criterio o a gusto del productor desde 2 a 3 toneladas por
hectárea hasta 8, 10 o 12. Mucho tiene que ver el equilibrio que muestra la planta entre su
vigor y su capacidad de producción. Como anécdota el especialista en viticultura menciona que
quien era el director adjunto de la Château Margaux en Francia, se fue al Valle de Napa en
E.E.U.U. contratado por Francis Ford Coppola a su primera Bodega Inglenook, una de sus
etiquetas vino es Rubicon, y se quedó asustado por las cantidades tan bajas que producían, por
hectárea o por acre en el Valle de Napa. El experto en viticultura coincide en que no se trata de
que, por producir poco, 1 o 2 toneladas se va a obtener el mejor vino del mundo,
sencillamente se tiene que saber leer e interpretar a la planta, limitarla en su capacidad de
producción y en su desarrollo para obtener un balance correcto. Y de allí se podría hablar de
números de 4 o 5 toneladas mínimo por hectárea, o máximo de 6 a 8, en este rango se puede
mover. Pero es necesario insistir en que, es la planta y la gestión que se haga de ella, la que va
a indicar hasta donde se le puede llevar y sin demeritar la calidad del vino.
La vid requiere un mínimo de 400 milímetros de lluvia al año, bien distribuida en el ciclo
vegetativo, a brotación, floración... Si tenemos lluvias en floración se corre riesgos de que
corrimiento del racimo, es decir se requiere el recurso hídrico bien distribuido.
En México no tenemos las condiciones que se dan en Europa, en países como España o como
Francia o Italia, en España y Francia está prohibido el riego. Cuando la sequía les afecta fuerte,
tienen que acudir al gobierno, el cual emite un decreto autorizando el riego.
¿Qué se necesita hacer en México para poder trabajar correctamente la vid? Para generar el
crecimiento deseado, óptimo, ideal de la vid, se recurre a los riegos.
Cuando arranca la viticultura en México en los años 50 y 60 se manejaba el riego por aniego
también llamado por gravedad o por inundación. El agua se dejaba vaciar en la calle, es decir,
el espacio entre cada surco de plantación se inundaba y aquello era la locura de crecimiento,
por supuesto, y de las condiciones excesivas húmedas favorables para el desarrollo de ciertos
hongos.
Con el avance de los años y la tecnología llega el riego por goteo, que prácticamente ya es
mayoría en muchas de las regiones vitícolas, porque con esta tecnología se ahorra
aproximadamente un 50% de agua y se lleva directamente a la zona de desarrollo radicular.
Normalmente se utiliza dos goteros a la planta, pero no pegados a la planta porque se pueden
crear condiciones favorables a ciertos hongos.
Por sistema de riego por goteo se puede inyectar a la raíz: Fertilizantes, insecticidas,
fungicidas, nematicidas, con el consiguiente ahorro de mano de obra y una eficiencia muy alta
en la aplicación de los agroquímicos.
Por su lado, la tecnología de aspersión se usa básicamente para proteger de las heladas
tardías. Esto se ve mucho en el Valle de Napa, E.E.U.U., se requiere un alto gasto de agua, una
inversión muy fuerte para colocar la tubería que conduce por encima de las plantas hacia los
aspersores de agua, entonces, tiene que ser para regiones de vino premium con un precio
bastante elevado como puede ser la región de Napa.
¿Cómo se gestiona el riego de la vid? Hay que entender que no se trata únicamente de poner
el riego por goteo y pensar que ya se ahorro agua por la sola instalación. Pero esto no es así,
esta tecnología debe ir de la mano con sistemas muy básicos de medición, como lo puede ser
un tanque de medición vaporímetro Tipo A. También debe ir de la mano con viticultura de
precisión con una estación climática computarizada, sensores de humedad del terreno,
dendómetros que miden el movimiento de la savia, el diámetro del tronco, lo anterior es lo
último que hay en tecnología. Es importante al utilizar estos sistemas, tomar en cuenta la
evaporación semanal, la etapa fenológica, es decir, en qué época del año se encuentra, se
debe considerar, además, el tipo de producción: Vino, brandy, pasa, mesa, etc. Así como
preguntarse cuántas toneladas se quieren producir y dentro de toda esta gestión del riego,
también entra en juego el famoso estrés hídrico controlado, que es básicamente para aquellas
uvas que van para elaborar vinos finos de mesa, donde se pretende que la uva no tenga un
tamaño grande, sino más bien pequeño para que exista una relación entre la cáscara y el jugo
con mayor extracción, es decir, hay menos jugo, hay más superficie de cáscara con relación al
tamaño, y hay una extracción de polifenoles, de colores y aromas que llevan al cielo si está
bien manejado. Esto es una cuestión más técnica, pero es para evitar que se tengan uvas o
bayas similares a las de uva de mesa porque sería más jugo que otra cosa y no es lo que se
pretende hacer para la elaboración de vinos. Entonces, esto es básicamente es como se riega.
Hay una sola época, que a nivel personal el experto considera que no se riega, no se suelta una
gota de agua que es en diciembre, en la fase de reposo total. Pero en el caso de México que
tiene lluvias muy limitadas como la zona de Aguas Calientes, Zacatecas, el Bajío, presentan
precipitaciones medias de 450 a 500 milímetros por año y muy mal distribuidas.
El riego por goteo además de considerar la evaporación semanal debe tomar en cuenta la
cantidad de lluvia que cayó en determinada semana para descontar lo que se aporta conforme
a la etapa fenológica de la evaporación semanal, la edad en la planta también, la variedad y el
portainjerto, todos estos factores son muy importantes a la hora de gestionar el manejo del
riego.
Plagas y enfermedades
Finalmente, entre los principales virus en México, ahora hay un virus nuevo que se llama Red
Blotch, lo encontraron primero en la uva Globo rojo, y ahora se empieza a encontrar en
Cabernet Sauvignon y otras variedades. Obviamente conforme avanzan los métodos de análisis
para virus con toda la tecnología que se encuentra al alcance como la resonancia nuclear van a
aparecer más. Esto es normal en las actividades productivas, se trata de identificarlos, es difícil
combatir los virus. Los insectos se pueden combatir, las enfermedades fungosas se pueden
combatir y, sin embargo, los virus son complicados, para controlarlos lo que se tiene que hacer
es contar siempre con material certificado libre de virus e incluso libre de las enfermedades de
la madera, para que el tiempo de vida de una parra pueda llegar mínimo a 30 a 35 años, que es
el número que en Europa se considera promedio para que una parra sea rentable.
Algunas personas preguntan si hay vides centenarias, la respuesta es sí, si existen. Pero
obviamente con precios altos en el vino que paga esa baja producción.
Hay otras enfermedades como las bacterias que atacan también a las vides como los
fitoplasmas y entonces, hay que tener un conocimiento amplio de la fitopatología vitícola para
poder identificarlos y ante la duda hay que tomar una muestra de pecíolo, lámina foliar, de
brote verde, de la madera, y/o raíces, para que un laboratorio especializado analice, saque de
dudas o confirme la sospecha. Además, hay otra enfermedad por bacteria llamada Pierce, se
observó por primera vez en el Condado Anaheim de California, y ahora está presente en
México en: Baja California, Coahuila, donde han sabido convivir con ella desde hace muchos
años. Hay una sospecha de que pudiese estar en la zona del Bajío, aunque hay que tomarlo
con reserva, hay que hacer análisis en laboratorios altamente especializados, previa
visualización de los 4 síntomas: Escaldado de las hojas, maduración irregular del sarmiento, el
sarmiento está de color canela y con islas verdes, luego la caída de las hojas, que consiste en
que cae la lámina foliar pero el pecíolo se queda adherido, y el cuarto síntoma es que los
racimos no alcanzan a crecer mucho y se marchitan mucho antes del envero. Esta es una
enfermedad que curiosamente es transmitida por un insecto que lleva en su organismo la
bacteria y al alimentarse de la planta, pero a la vez inyecta la bacteria y se distribuye a través
de toda la planta, bloqueando los vasos vasculares y ocasionando un síntoma como si fuera
sequía, contra esto básicamente lo que hay que hacer es un programa integral de control de
maleza, de vegetación alrededor del viñedo, control del insecto.
Cosecha
Una vez que la planta ha llegado a madurez con sus racimos hay diversas maneras de cosechar
el fruto, la más conocida es la cosecha manual, que se hace con tijera, una persona va
cortando y lo va poniendo en la caja, y luego lo lleva a una tolva pequeña o bien a una tolva
grane dependiendo del uso al que va destinado este fruto. Hay otra manera de llevarlo a cabo,
que es con una máquina cosechadora, éstas han evolucionado a lo largo de los últimos años,
maltratan cada vez menos la cosecha y puede incluso utilizarse para la elaboración de vinos de
calidad, sobre todo que la escasez de mano de obra y lo costoso que llega a resultar ese más
conveniente recurrir a este tipo de tecnología.
La cosecha también se ha ido cambiando en el caso de las uvas para vinos finos, para cortar ya
sea en la noche o en la madrugada para quela uva esté fresca y que pueda mantenerse los
aromas, los sabores y no se vean afectados por las altas temperaturas, esto es importante
recalcarlo por que lo van a observar en Estados Unidos, Europa y en México. Ya hay compañías
y pequeños viñedos que lo están llevando a la práctica con excelentes resultados.
Las máquinas cosechadoras pueden contar incluso con bandas que pasan el producto a una
tolva, que lleva ya sea arrastrando o integrada y posteriormente llevarlo a otro transporte, que
lo hará llegar finalmente a la bodega.
En el caso del corte manual, se tienen pequeñas tolvas de 1 o 2 toneladas cada una y van
directo a la molienda a la bodega o bien en tolvas con capacidad de 5 a 10 toneladas cada una
y se lleva a la bodega, transportándolas a larga distancia, pero estos son básicamente para
elaborar concentrados o que el producto final sea brandy, pero no habrá una vinificación, sino
una destilación, en este sentido no se busca tanto ser tan exquisitos con el trato de la cosecha.