You are on page 1of 6

Capítulo II

DE LOS HOMICIDIOS CALIFICADOS


O AGRAVADOS

1. CONCEPTO
La aparición de circunstancias calificativas al momento de la comisión del homicidio
han dado lugar a los homicidios calificados. Tales homicidios, se toman en algunas
legislaciones, como la mexicana, como un delito de homicidio, calificado con la
circunstancia respectiva, y en otras como un delito diferente. La estimación respectiva, parte
de la naturaleza del dolo. En la legislación mexicana se explica que la aparición de
circunstancias calificativas en el homicidio contemplan un mayor grado de intensidad del
dolo [Palacios Vargas, 1978: 31]. Para tales legislaciones existe el delito genérico y la
calificante [Palacios Vargas, 1978: 31]. Para las legislaciones que estiman que la calificante
hace aparecer un delito diferente (como la nuestra) que acepta como homicidios calificados
el asesinato y el parricidio, no existe un dolo más intenso sino un dolo diferente, tesis que
se basa en la jurisprudencia española que ha indicado, especialmente en cuanto al
asesinato, que
“no es un delito de homicidio simple agravado por una circunstancia genérica, sino
un delito específico distinto y más grave, caracterizado por circunstancias
calificativas que definen el tipo penal” [Cuello Calòn, 1971: Volumen II, 504].
Nuestra ley acepta dentro de tales delitos, el Asesinato y el Parricidio a los que nos
referimos en ese capítulo.

2. ASESINATO
El asesinato consiste en dar muerte a alguna persona en cualquiera de las circunstancias
establecidas por el artículo 132 del Código Penal, o sea: con alevosía, o precio,
recompensa, promesa o ánimo de lucro, por medio o con ocasión de inundación, incendio,
veneno, explosión, desmoronamiento, derrumbe de edificio u otro artificio que pueda
ocasionar gran estrago, con premeditación conocida, con ensañamiento, con impulso de
perversidad brutal y también para preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito o para
asegurar sus resultados o la impunidad para sí o para sus copartícipes o por no haber
obtenido el resultado que se hubiere propuesto al intentar el otro hecho punible, o con fines
terroristas o en desarrollo de actividades terroristas.
2.1. HISTORIA Y DERECHO COMPARADO
El origen de la palabra asesinato se hace remontar al tiempo de las Cruzadas, proveniente
de la palabra árabe asis (insidia) pues se llamaba asesinos a los miembros de la partida de
un príncipe del Asia Menor que se armaban y dirigían contra los cruzados. Los prácticos de
la Edad Media, aceptaron este nombre designado con él a los sicariorum o sicarios y a los
envenenadores; en España de los tiempos antiguos se encuentra la noción de asesinato
calificado por el envenenamiento. En la legislación española se usa pro primera vez la
palabra asesinato para referirse a los que dan muerte a traición, conteniéndose también el
crimen sicario. En España, en el Código Penal de 1822, se empleó la voz asesinato ya con
mayor extensión para los casos de realizarse por promesas o dones, con asechanza, o
mediante veneno o explosión.
En el Código Penal guatemalteco anterior (Decreto 2164) se indicaba:
“Es reo de asesinato el que sin estar comprendido en el artículo anterior (que se
refería al homicidio) matare a otro, concurriendo alguna de las circunstancias
siguientes: 1º. Con alevosía; 2º. Con precio o promesa remuneratoria; 3º. Con
premeditación conocida; 4º. Con ensañamiento, que aumente deliberada e
inhumanamente el dolor del ofendido; 5to. Por medio de inundación incendio, o
veneno; 6º. Causando intencionalmente incendio, o estrago o daño previsto en los
artículos 430, 431, y 439 de este Código, si de resultas de tales hechos mueren una
o más personas”.
2.2. ELEMENTOS
Básicamente en el asesinato existe el elemento que también es fundamental en el
homicidio, como es la privación de la vida de un hombre por otro, agregándose como
elemento, la existencia de las cualificantes que se encuentren en el hecho, de las señaladas
por la ley.
2.3. CALIFICATIVAS DEL ASESINATO (Cualificantes del asesinato)
2.3.1. Premeditación
Alimenta [citado por Palacios Vargas, 1978: 35] piensa que en la premeditación debe existir
sobre todo, calma de ánimo y tiempo, así que siguiendo tales ideas los elementos de la
premeditación son:
a) Tiempo más o menor largo entre la resolución y la ejecución;
b) Reflexión fría y madura de la decisión.
La premeditación aparece evidente en el llamado crimen de sicarios, pues apenas puede
concebirse que se encargue la muerte de una persona a otra mediante precio, sin que exista
la premeditación sobre tal hecho. Desde el punto de vista etimológico, incluso, es posible
hacer un comentario sobre el contenido de esta calificativa, pues el sustantivo meditación
indica juicio, análisis mental; y, el prefijo pre, se refiere a anterioridad, es decir, que la
meditación sea conocida, que aparezca evidente, la misma ley nos indica: hay
premeditación conocida cuando se demuestre los actos externos realizados revelen que la
idea del delito surgió en la mente de su autor, con anterioridad suficiente a su ejecución,
para organizarlo, deliberarlo o planearlo y que, en el tiempo que medió entre el propósito y
su realización, preparó ésta y la ejecutó fría y reflexivamente (artículo 27 inciso 3º. del
Código Penal).
Porte Petit [citado por Palacios Vargas, 1978: 32] indica que hay varios criterios para
configurar la premeditación: el cronológico, el psicológico, el ideológico, el de los motivos
determinantes y el ecléctico. El criterio cronológico, expuesto ya por Carrara, se funda en
el tiempo transcurrido entre el decidir y el hacer. Luego el criterio ideológico se funda en
que debe haber reflexión, con lo cual se necesita de cierto tiempo. El criterio psicológico se
fundamenta en la calma de ánimo, el ánimo frío. Los motivos determinantes, son los motivos
antisociales que puedan determinados en la acción. Finalmente, el criterio ecléctico se
nutre de tiempo, reflexión, calma de ánimo y motivos antisociales. En pocas palabras
podemos decir que la premeditación penal existe cuando el delito ha sido querido
mediatamente, o lo cual nos agrega Palacios [1978: 34]
“la premeditación como circunstancia de mayor peligrosidad es un dislate, pues...
puede corresponder a un sujeto peligroso o a un sujeto no peligroso”
y en esa virtud queda perfectamente determinando que las llamadas circunstancias
agravantes lo son esencialmente de la pena.
Entendemos que, por lo declarado en la propia ley, esta se basa en gran porcentaje, en la
tesis psicológica, pues se alude concretamente a la frialdad de ánimo (ver artículo citado),
si bien se acoge al motivo determinante en algunos tipos penales aisladamente, como el
caso del artículo 129 que se refiere a “motivos íntimamente ligados a su estado”.
Sin embargo, es preciso recordar los elementos ya relacionados de que habló alimenta,
que son inseparables, independientemente de la tesis adoptada, pues no es suficiente la
demostración de que el delito se efectuó después de cierto tiempo de que el agente lo
resolvió, sino que es necesario que hay existido un cálculo mental frío y reflexivo; ello
pudiera observarse por ejemplo en el caso de la persona que fuera de sí es impulsada por
la cólera que le da la agresión sexual a su hija, va en busca de un arma y regresa a matar
al violador; si existe el intervalo de tiempo entre la voluntad y la ejecución pero dentro de
ese tiempo no ha existido un examen calculado y sereno de las circunstancias, o como dice
nuestra ley, no se revele que la idea del delito surgió antes en la mente del autor, no habrá
premeditación. Ella puede conocerse objetivamente, pues es claro que sí la hay, cuando la
persona mencionada había adquirido el arma con antelación esperando el a que, por otros
actos como la vigilancia sobre el pasivo, precauciones tomadas con anterioridad para
asegurar la impunidad de su acto, revelaciones hechas a terceros, concierto anterior al
hecho con otros partícipes, etc.
2.3.2. La alevosía
El concepto de alevosía comprende varios aspectos que es necesario clarificar para llegar
a determinarlo. Así se dice [Palacios Vargas, 1978: 41, refiriendo opinión Jiménez Huerta]
que la primera forma de la alevosía comprende algo más que el aguato italiano, el guet
apens francés y el “acecho” español incluyen el ocultamiento material, realizado por
emboscada. En la legislación mexicana, al igual que la argentina y la nuestra, no se requiere
que exista premeditación para que haya alevosía. El acecho puede aprovecharse por
circunstancias emergentes, sin haberse buscado, o puede planificarse, en el primer caso
existirá alevosía, en el segundo, ésta con premeditación. La dificultad para el análisis queda
obviada, si pensamos en el caso de que el sujeto activo, al descubrir próximo a él en una
aglomeración a su enemigo, le apuñala de improviso antes de que éste descubra la
presencia material de aquel.
Elemento importante del concepto, es el riesgo que puede correr el agresor, éste es el
extremo psicológico característico de la alevosía, ya que el sujeto espere el momento o lo
aproveche, debe ser para actuar sin riesgo. Por ello dice nuestra ley (ver artículo 27 inciso
2º.), que existe cuando se comete el delito empleando medios, modos o formas, que
tiendan directa o especialmente a su ejecución, sin riesgo que proceda de la defensa que
pudiera hacer el ofendido, siendo ésta una primera forma. Así pues cuando se habla
de alevosía, se comprenden varios aspectos: el acecho, la emboscada, el ataque artero,
la insidia y la prodición. Sin embargo, la doctrina [Osorio, 1981: 49] suele dividir la
alevosía en dos grandes grupos:
a) Alevosía moral, cuando la ocultación que el delincuente hace, es de su intención
criminal, como cuando antes del ataque se finge amistad
o se disimula la enemistad (por lo cual antiguamente se denominó proditorio al
homicidio cometido a traición);
b) Alevosía material, que corresponde al ocultamiento físico, ya sea del acto o del
cuerpo.
La otra forma aceptada por nuestra ley, se refiere propiamente a circunstancias del
ofendido: se da, cuando el ofendido por sus condiciones personales o por circunstancias
en que se encuentre, no pueda prevenir, evitar el hecho o defenderse, con lo cual hay una
referencia genérica a quien se encuentre en situación de indefensión, como los casos
constantemente referidos en la doctrina pena, de dar muerte a quien se encuentra dormido,
o a un recién nacido.
2.3.3. Por precio, recompensa o promesa
Esta forma, denominada históricamente crimen inter sicarios (en el derecho Romano,
históricamente), es a la que la doctrina denominó por primera vez con la voz de asesinato.
Supone la intervención de dos personas y un objeto: la suma de dinero o efecto de valor
con que se recompensa la acción o se promete recompensar. En este acto casi no es
posible indicar la ausencia del elemento premeditación. Se señala como elemento
preponderante, el estado objetivo de indefensión de la víctima: si es difícil en sí precaverse
del enemigo que premedita la ofensa, lo es aún más de un tercero, a quien muchas veces
la víctima ni siquiera conoce.
2.3.4. Con ocasión de inundación, incendio, veneno, explosión, desmoronamiento,
derrumbe de edificio u otro artificio que pueda ocasionar gran estrago
Realmente estas formas específicas llevan intrínsecamente alguna expresión de la
alevosía, y en algunas ocasiones de premeditación, pues como dice Palacios (Palacios
Vargas, 1978: 46)
“Quien propina suficiente cantidad de veneno en los alimentos de su oponente y
éste muere al ingerirlo ¿no ha ejecutado un acto que no dio lugar a la víctima a
defenderse ni evitar el mal?”,
de donde aparece evidente, la alevosía, pero, también la premeditación, pues es indudable
la frialdad de ánimo de quien da muerte a una persona en tal forma.
2.3.5. Ensañamiento
Para los efectos penales, el ensañamiento consiste en aumentar deliberadamente los
efectos del delito, causando otros innecesarios para su realización o emplear medios que
añadan la ignomnia a la acción delictiva (artículo 27, 7º. del Código Penal). El Diccionario
de Derecho Usual nos refiere que ensañarse es “deleitarse o complacerse” el causar a la
víctima de un crimen o al enemigo ya rendido, el mayor daño y dolor posibles, aún
innecesarios para su muerte, a fin de prolongar su agonía y hacerla más cruel [Cabanelas,
1976]. En general, se refiere a todo mal físico innecesario infringido al sujeto pasivo:
“Procurar la muerte, a través de acciones sucesivas que dañan la salud del sujeto,
produciéndose dolor; prolongar la agonía –hacer quemaduras, aplicar el potro,
realizar mutilaciones, ocasionar heridas, etc.--; es lo característico de lo calificante”
(Palacios Vargas, 1978).
2.3.6. Con impulso de perversidad brutal
En este aspecto, la ley puede referirse tanto al homicidio ejecutado sin causa alguna
[Palacios Vargas, 1978: 38] como al ejecutado mediante corrupción moral o haciendo gala
de degeneración o depravación sexual. En el primer caso estamos frente al llamado por
Lombroso delincuente nato. En el segundo, estamos ante aquellos casos reveladores de
grave vicio o anormalidad en el sujeto activo (se trata de un homicidio sádico, horrible
contubernio entre la sangre y el goce sexual).
2.3.7. Para preparar, facilitar, consumar y ocultar el otro delito o para asegurar sus
resultados o la impunidad para si o para sus copartícipes o por no haber
obtenido el resultado que se hubiere propuesto al intentar el otro hecho
punible
Aquí se comprenden varias calificantes, a saber:
a) Preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito o asegurar sus resultados. En este
caso, la muerte del pasivo sirve de medio para cometer otro hecho. Ocultarlo o
asegurar sus resultados, como quien para asegurar un robo mata al pasivo;
b) También se realiza para asegurar la impunidad o la de los
copartícipes, es decir, “para no dejar huellas del hecho”; y,
c) Por no haber obtenido el resultado que se hubiere propuesto al intentar el otro hecho
punible. De tal manera que efectivamente se da un concurso de delitos, en una
misma figura, pues para cometer el hecho se da muerte, o bien para asegurarse
impunidad, o bien por no haberse obtenido el resultado propuesto de antemano.
3. PARRICIDIO
La palabra parricidio ha servido siempre para señalar ciertos delitos contra la vida humana.
En el Derecho Primitivo Romano era homicidio voluntario, limitándose a los hechos en que
la víctima era pariente del autor.
Según Cabanelas, el parricidio es la
“Muerte criminal dada al padre y por extensión, muerte punible de algún íntimo
pariente... quedando comprendidos en el concepto el matricidio, el filicidio, el
conyugicidio. También el delito se configura por la muerte dado a ascendientes o
descendientes. El fratricidio queda excluido de esa calificación. La expresión
parricidio es empleada en el Código Penal español, incluso para diferenciar ese
delito del de asesinato. Otros Código Penales entre ellos el Argentino, no aluden ni
al parricidio ni el asesinato, incluyendo aquellos hechos en la figura del homicidio
calificado” [Osorio, 1981: 545].
En nuestra legislación penal anterior, se indicaba (artículo 298) que quien diere muerte a
su padre, madre, ascendientes, descendientes, hermanos consanguíneos o a su cónyuge,
será castigado como parricida. En la legislación actual (artículo 131) ya no se comprende
en el parricidio, ni el de los hermanos, y se hace especificación en cuanto al dolo, ya que
se alude a que se conozca el vinculo. Del contenido del precepto: Quien conociendo el
vínculo matare a cualquier ascendiente, o a su cónyuge o a persona con quien hace vida
marital, podemos indicar que los elementos son los siguientes:
a) Sujeto activo. Lo será únicamente quien esté vinculado con el pasivo en la relación
a que se refiere la ley.
b) Sujeto pasivo. El ascendiente, descendiente, cónyuge o conviviente del activo,
elemento subjetivo del tipo, quien le da muerte.
c) Elemento interno. El conocimiento por el sujeto activo de la relación que le une con
el pasivo, como ascendiente, descendiente, marido o mujer, o conviviente. Se
requiere siempre un actuar dolos, y al dolo aquí referido se ha llamado dolo
duplicado en razón de que se quiere privar de la vida no a un hombre cualquiera
sino a una persona con quien se tiene un nexo, que la política criminal del Estado
se interesa en proteger con especialidad.
d) Elemento material. La materialidad del hecho es dar muerte a una persona, que
como ya vimos está calificada por el vínculo ya referido, consecuentemente:
1º. Si la muerte recae en un sujeto no cualificado por la relación a que se refiere la ley,
el resultado previsto en la ley, queda incluido dentro del homicidio.
2º. Si la relación de parentesco o de convivencia existe pero no es conocida por el activo, el resultado
es también un delito de homicidio. Hay que acotar aquí que la relación de parentesco, relacionada
como ascendencia o descendencia, no es parentesco civil propiamente dicho. Cuando esa
ascendencia o descendencia, no es parentesco civil propiamente dicho queda acreditada mediante
los atestados del Registro civil, no hay problema, pues queda acreditada legalmente. Sin embargo,
puede darse la filiación natural perfectamente aceptable en nuestra legislación, pues queda
acreditada legalmente. Sin embargo, puede darse la filiación natural perfectamente aceptable en
nuestra legislación, que como vemos no se refiere a un parentesco legal, sino a que el vinculo de
ascendencia o descendencia sea conocido por el activo, es decir, a que sepa que hay una relación
consanguínea entre ambos. También hay que hacer referencia al vínculo conyugal, que será entre
las personas unidas por matrimonio, o bien a las que simplemente convivan, sin que sea necesario
que su unión de hecho hay sido declarada.
3º. Si la relación consanguínea o de convivencia existe, pero el activo causa la muerte del pasivo
culposamente no existirá parricidio sino un homicidio culposo.

Tal como lo explicamos, el parricidio se integra con los mismo


elementos del homicidio simple, con la variante en los sujetos del delito, de tal manera que
aquí la muerte entre parientes es la que agrava la responsabilidad criminal del sujeto activo
por el respecto a la moralidad familiar que debe observarse en esas relaciones ya que son
la base de la sociedad. En los casos específicos de: Error en persona, el caso fortuito y el
delito culposo, desaparece la tipificación legal de parricidio.

You might also like