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RESUMEN
INTRODUCCIÓN
El intercambio isotópico tiene lugar cuando el agua entra en contacto con rocas
que tienen un contenido isotópico diferente al suyo y, en consecuencia, tienden
a intercambiar sus isótopos para alcanzar el equilibrio que corresponde a las
condiciones ambientales, particularmente la temperatura, del sistema
hidrogeológico. En el ciclo hidrológico este proceso es efectivo sólo para el
oxígeno en razón de que el contenido de hidrógeno de las rocas es demasiado
pequeño para afectar la composición isotópica de las aguas subterráneas.
Debido a ello el deuterio es considerado como un trazador ambiental más
confiable que el oxígeno para determinar las zonas de recarga del agua
subterránea.
%0 = 1000
Los valores delta son aditivos y así una masa de agua resultante de la mezcla
de otras masas, tendrá un valor delta dado simplemente por el promedio
ponderado de los valores delta originales de las masas de agua antes de la
mezcla.
D=818O + 10
A escala regional esta relación puede variar debido a condiciones propias del
subconjunto de estaciones que se considere. Ello puede deberse a
que la lluvia en estos casos responde a fenómenos locales de evaporación y
condensación que producen un enriquecimiento relativo de o con respecto al D.
En zonas áridas o en períodos de estío la composición isotópica de la
precipitación es afectada por la evaporación que ocurre durante el evento mismo
de la caída de las gotas de lluvia, particularmente para las lluvias de baja
intensidad. La comparación de la composición isotópica de la precipitación con
la recta meteórica global, conocida también como Recta de Craig, permite
diferenciar las lluvias producto de la condensación de masas húmedas
procedentes del océano, de las lluvias producto de la condensación de masas
húmedas evaporadas en el interior de los continentes, que presentan un
enriquecimiento relativo de 18O y en consecuencia se ajustan a una recta 180,
D cuya pendiente es menor de 8.
Este concepto puede ser utilizado en forma directa para reconocer la incidencia
de la infiltración local en la recarga de aguas subterráneas, En zonas húmedas
planas como la costa caribe colombiana la coincidencia de los contenidos
isotópicos de la precipitación y del agua subterránea (Díaz-Granados, 1989)
lleva a la conclusión que la recarga de estos acuíferos corresponde a la
precipitación local, a diferencia de las zonas montañosas o de zonas áridas cerca
de macizos montañosos húmedos (Margaritz, in lit., Rodríguez, 1980), donde la
comparación de los rasgos isotópicos de una y otra indican que la infiltración que
da origen al agua subterránea procede, en su mayor parte, de áreas más
elevadas topográficamente. A guisa de ilustración en la figura 5 se presenta
esquemáticamente la localización y los valores 180 de los puntos de muestreo
de la precipitación local y del agua subterránea en el área urbana del municipio
de El Peñol, y del agua superficial en una cuenca vecina. La marcada diferencia
entre la composición isotópica del agua de la precipitación local y la del agua
subterránea, y la similitud de esta última con el agua de la quebrada Pozo indican
claramente que el agua subterránea en el área urbana del municipio de El Peñol
procede de la infiltración de las aguas lluvias en la cuenca vecina distante 2 Km
del punto donde fue muestreada el agua subterránea.
Figura 5. Valores de contenido de Oxigeno 18 de la precipitación local y del agua
subterránea en el área urbana del municipio de El Peñol, y del agua superficial
en una cuenca vecina.
Las aguas termales pueden ser consideradas como un caso especial de aguas
subterráneas, así el agua de las fuentes termales, a diferencia de los manantiales
corrientes, se encuentre a temperatura superior a la ambiente y presente un alto
contenido de sólidos disueltos. Al igual que otras aguas subterráneas, la
composición química e isotópica de los fluidos geotérmicos proporciona una
valiosa información sobre su origen, área de recarga y condiciones de flujo, a
más de permitir una evaluación sobre la temperatura del subsuelo.
La dificultad anotada por Terzaghi (1950) para aceptar, por parte de algunos
ingenieros, la posibilidad de flujos subterráneos en distancias de kilómetros, es
susceptible de ser obviada si se considera que dicho flujo puede proceder
principalmente no a través de la masa de suelo y roca sino a lo largo de las
discontinuidades de uno y otra y a favor del gradiente hidráulico que es del
mismo orden de magnitud del gradiente topográfico promedio entre el área de
recarga y el punto de descarga de las aguas subterráneas; como parte integral
de los conjuntos de discontinuidades debe considerarse la existencia de zonas
de fracturamiento, cuyo coeficiente de conductividad hidráulica equivale en
ocasiones al de gravas limpias, que puede concentrar y orientar el flujo de las
aguas subterráneas a distancias considerables. Una síntesis de la evolución
reciente de la conceptualización en este campo puede encontrarse en Bredoeft
et al (1982). La posibilidad física así enunciada ha sido, confirmada mediante
técnicas de hidrología isotópica, entre otros, por Arnason (1974) en Islandia,
Bortolami et aL (1973) en Italia, Margar!tz et ai. (in lit) en Chile, y Huguett (1988)
y Rodríguez (1980) en Colombia, quienes han .presentado modelos plausibles
de recarga y flujo del agua subterránea en distancias de decenas de kilómetros.
Dada la baja permeabilidad del nivel limoarcilloso del regolito que apenas
alcanza valores de 10-5 a 10-9 cm/seg, el paso a través de él tiene lugar
principalmente a lo largo de las diaclasas y fallas heredadas de la roca; el estado
de oxidación que frecuentemente puede observarse a lo largo de estas
discontinuidades en el regolito es un importante indicio de la validez de este
aserto. En épocas de precipitación excepcionalmente alta el nivel freático puede
ascender hasta esta zona, el agua subterránea ocupa entonces completamente
las discontinuidades y la masa de suelo puede quedar totalmente saturada.
Figura 13.2. Las condiciones de equilibrio pueden ser modificadas por la presión
en la base del regolito o por modificaciones naturales o antrópicas del espesor
del regolito que dan lugar a una disminución local de la resistencia de la masa
del suelo.
Figura 13.3. En las nuevas condiciones algunas zonas en la masa de suelo
quedan sometidas a esfuerzos de corte superiores a su resistencia; tiene lugar
una falla local que agrieta el terreno e inicia un proceso de falla progresiva.
CONSIDERACIONES FINALES
Es aceptado usualmente entre los especialistas que las laderas de alta pendiente
se encuentran, antes de ser intervenidas por el hombre, en condiciones de
equilibrio estacionario (Turtle, 1970), que corresponden a la situación que se
podría clasificar como potencialmente inestable a relativamente estable, con
factores de seguridad entre 1.0 y 1.5 (Sidle et al, 1985). Esta situación se traduce
en términos de manejo en una especial sensibilidad de las laderas a las
modificaciones que se introduzcan en ellas y que usualmente son evaluadas solo
superficialmente en el doble sentido del término.
REFERENCIAS
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