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En la antigua Grecia, cuna del pensamiento occidental, vemos que la preocupación por
los distintos aspectos del ser humano, hacia parte de las constantes reflexiones de aquellos
hombres donde la motivación y la virtud, tomaban un protagonismo único, que en el
transcurrir del tiempo se han venido deformando o confundiendo entre lo que de verdad es
la integridad y el cumplimiento, a la hora de enfrentarnos a nuestro diario acontecer laboral.
Es cierto que, en un país como el nuestro, donde las preocupaciones laborales se ven
envueltas en una serie de peripecias personales, es casi que un imposible, ofrecer total
atención a nuestras responsabilidades, ya que el trabajador no ve en su empleo la manera de
salir adelante, sino de sobrevivir. Algo distinto de los Nipones, en quienes aplica un dicho
muy puntual: “Ellos no trabajan para vivir, sino que viven para trabajar”.
Sócrates, uno de los principales maestros de la antigüedad, creía que cada una de las
personas pueden brillar por sí mismas, es decir, que en todos reside una verdad que no hemos
descubierto y que a través del diálogo se puede vislumbrar, pues tan solo con reflexiones
profundas lograremos desentrañar dicha verdad. Según él, el hombre a puesto una verdad en
la sociedad y es que, en nuestro diario vivir, hemos optado por Parecer ser un tipo de persona
y no somos un Ser que actúe realmente frente a sus convicciones, parecemos adoptar una
máscara, para obtener un reconocimiento que a su vez es falso.
Para que las personas actuaran lógicamente, es decir, para que actuaran a partir de su Ser,
el filósofo griego utilizó un método denominado Mayéutica. Es sencillo, al momento de
analizar. Tan sólo establecía un diálogo con sus congéneres, en el cual les iba haciendo tomar
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Gómez, P. Lady Jhoanna. Asesora Universitaria de la UPB.
conciencia de cuan equivocados se encontraban frente a una serie de convicciones que nos
les permiten avanzar en el desarrollo del conocimiento verdadero. Aunque al final de los
diálogos socráticos nadie podía obtener la verdad, pues esta es casi que imposible ya que no
somos un ser perfecto, se dejaba en la atmósfera, una sensación de riqueza, pues las partes,
quedaban en una tónica de compromiso real, por continuar la búsqueda de cuanto se deseaba.
Según esto, diremos que todo proceso tiene un líder que posee la visión de la empresa y
que intenta que las partes funcionen, aunque no tiene realmente clara dicha función. Es en
este instante cuando surge la necesidad de un coach2 que impulse el proceso, estableciendo
ciertos parámetros para que el trabajo sea transversal, es decir, para que la retroalimentación
que se establezca, sea una recompensa tanto para la empresa como para el empleado, pues
recordemos que el Coaching, técnica implementada por el coach, intenta combinar la
objetividad y la subjetividad, ello es, que dicha metodología es el lugar común donde crece
la empresa y a su vez el empleado, pues lo que se busca es que las personas den lo mejor de
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Es necesario establecer la siguiente definición, para tener claridad al referirnos a ellos:
Coach: Profesional que acompaña al cliente en su desarrollo personal y profesional. El coach es como un
taxista, el cliente le dice a dónde quiere ir y el coach le acompaña hasta ese sitio. El coach escucha y observa al
cliente, y le plantea preguntas para que éste se vea a sí mismo desde otro ángulo, amplíe su mirada y descubra
nuevas posibilidades de acción. Es lo que en coaching se llama Cambio de Observador. El coach es un gentil
incomodador ya que su misión última es llevar a la acción que genere resultados. El coach no hace terapia; no
da consejos ni le dice al cliente lo que tiene que hacer.
Coachee: Es el cliente de coaching y es el protagonista del proceso de coaching, quien marca la meta a alcanzar.
sí mismas. La clave del desempeño de los equipos está en la particular dinámica de
relaciones entre sus miembros.
Ahora bien, para lograr llevar esto acabo, el coach debe de tener presente ciertos aspectos
al interior de la empresa, identificando una serie de problemáticas que impiden el proceso y
para ello, debe de seguir los siguientes pasos: Diagnóstico – Intervención – Evaluación.
A partir de estos pasos, se debe alcanzar un nuevo rumbo para la empresa, donde la meta
se establece con mucha más claridad y las partes del proceso se involucran no sólo desde sus
responsabilidades, sino desde sus subjetividades, pues recordemos que el coaching es “un
proceso de intervención, dinámico, interactivo y relacional, que facilita la evolución de los
equipos, así como la eficacia en la consecución de resultados”. Empero, la clave está en
descubrir la personalidad de la empresa, el clima laboral que se maneja y la visión que se
tiene, pues, aunque parezca un aspecto irrelevante, todo espacio posee una cultura propia,
donde los valores y las reglas del funcionamiento (Establecidas en un manual – De palabra)
son las que permiten las mejoras y el progreso. Por esto, diremos que el coach y su
metodología coaching, es la mayéutica contemporánea, pues él, tan sólo logra vislumbrar las
falencias y a través de diálogos y charlas, sumado a un gran acompañamiento (Sin jamás
direccionar) logra que el equipo descubra sus falencias y las supere, llevándolos a nuevos
senderos donde el desarrollo continuo y compromiso, son los nuevos pilares.
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA ADICIONAL