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PAUTAS PARA LA REALIZACIÓN DEL TRABAJO PRÁCTICO
Como el aprendizaje de las materias del Grado establece la asignación de unos tiempos a los
conocimientos teóricos y otros a la realización de ejercicios prácticos, pasamos a diseñar la
práctica obligatoria. Ésta consiste, como ya se apuntado, en la redacción de unos trabajos
que trasluzcan la interpretación personal en unas 1.000 o 1.300 palabras de extensión
máxima, dirigidos por el profesor tutor del Centro Asociado o el Campus correspondiente,
en torno a tres ejercicios prácticos (comentario de texto, imagen y mapa histórico) que
aparecerán indicados en el apartado Tareas del curso virtual a comienzos del cuatrimestre
(febrero).

Cada uno de los trabajos se ha de realizar por separado y corresponden a las tres TAREAS
que aparecen en el curso virtual: TAREA 1 (comentario de texto), TAREA 2 (imagen) y TAREA
3 (mapa histórico), por tanto, la extensión de cada uno de ellos será de unas 1.300 palabras
máximo y se valorará muy positivamente si al final de la TAREA 3 se incluye un párrafo
conclusivo en el que se manifieste la opinión personal sobre el posible hilo conductor que
interrelaciona los tres trabajos propuestos, que siempre estarán interconectados.
Obviamente, la elaboración del trabajo práctico requiere una documentación previa antes
de afrontar su redacción. En el ensayo se han de reflejar las lecturas realizadas a lo largo del
semestre y en particular han de estar presentes las lecturas obligatorias, aunque se pueden
incluir referencias a otras lecturas complementarias que se hayan realizado, así como
recursos audiovisuales y en línea.
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También es importante reflejar en el escrito las reflexiones generadas por las preguntas‐
guía que acompañan al enunciado de las TAREAS en el curso virtual y que enriquecerán las
perspectivas desde las que se ha de abordar el comentario de texto, la imagen y el mapa
histórico propuestos y dar coherencia a un trabajo que no debe en modo alguno dar la
impresión de compartimentos estanco, sino mostrar la aplicación práctica de los
conocimientos teóricos y la adquisición de destrezas y competencias para articular en un
discurso personal los materiales puestos a su disposición. Este ejercicio resulta excelente
para la formación intelectual de los estudiantes a través de la producción de un texto
propio en un espacio limitado, afinando conceptos e hilando un argumento personal a
partir de lo aprendido y asimilado. Los objetivos didácticos del trabajo son los siguientes:

•Ejercitar la escritura original y la elaboración propia sobre los temas estudiados.


•Orientar la mirada de los estudiantes hacia los conceptos de mayor relevancia.
•Ayudar a establecer relaciones transversales entre los diversos aspectos del temario.
•Trabajar la comprensión de textos, descubrir la importancia de la lectura crítica de las
imágenes en clave socio‐político‐económica y desarrollar la destreza de la interpretación
de un mapa histórico.
•Potenciar la capacidad de análisis, síntesis, argumentación y redacción al afrontar la
escritura del ejercicio con la interrelación entre conceptos.
•Favorecer la evaluación continua, con una tarea que supone el 20% de la nota final.

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Dado que los tres apartados interconectados (texto, imagen y mapa), así como las
preguntas‐guía, que integran el trabajo práctico cambiarán cada año, no será posible
guardar la nota de un curso para otro, aunque el mismo es válido para la convocatoria
ordinaria (febrero) y la extraordinaria (septiembre), de modo que los no hayan superado
el examen teórico o, sencillamente, prefieran examinarse en septiembre, no han de
repetir el trabajo práctico si han obtenido como mínimo 1 punto sobre 2 en la media
ponderada de las tres TAREAS en la convocatoria de febrero. En el supuesto de que
hayan decidido presentarse a examen y realizar el trabajo práctico para septiembre,
tendrán disponible la plataforma desde el 15 de julio al 31 de agosto para subir a ella los
trabajos de las TAREAS, aunque en este caso no dispondrán de la oportunidad de recibir
el apoyo y orientación de los Profesores Tutores para su realización, ya que es período
no lectivo.
La estructura y estilo de los ensayos serán libres, dentro de los límites marcados por las
preguntas‐guía y se podrán adaptar a las directrices particulares que les señalen sus
respectivos Profesores Tutores. Tendrán una extensión orientativa de unas 1.000
palabras por cada uno (1.300 palabras son unos cinco folios aproximadamente en Arial
12 y doble espacio), importando más la calidad que la cantidad, huyendo de los refritos
y del ‘cortar y pegar’ de los párrafos de las lecturas obligatorias o recomendadas o en
línea. El espacio disponible deberá repartirse de manera equilibrada siguiendo las pautas
sugeridas por las preguntas‐guía y haciendo referencia directa a los recursos
conceptuales y empíricos contenidos en el conjunto de las lecturas.
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Reflexión y comentario general.

Para la realización de las TAREAS es conveniente guiarse por el siguiente calendario:

•Octubre – Enero: Documentación bibliográfica siguiendo las pautas de las preguntas‐guía y


confección de un esquema o borrador con las anotaciones efectuadas que permitirán
disponer de las ideas básicas a desarrollar y de los puntos fundamentales para dar una
estructura coherente a la argumentación del trabajo.
•Para facilitar la realización de esta actividad práctica se sugiere emplear las 5 horas
adjudicadas al mes de octubre a preparar todo lo concerniente al apartado del comentario
de texto que se referirá al siglo XVI, aprovechando que durante estas semanas precisamente
se han estudiado los bloques temáticos relativos a esta centuria. Las 5 horas que se
dedicarán al comentario de la imagen (ambientada en el siglo XVII) se concentrarán, por el
mismo motivo, en el mes de noviembre. Asimismo, el siglo XVIII, cuyos contenidos están
previstos para ser asimilados durante el mes de diciembre, es el marco del mapa histórico,
para cuya interpretación se invertirán las 5 horas del mes de diciembre.
•La redacción final se realizará a lo largo de las dos semanas de enero, ya que el día 15 de
este mes, como fecha tope, el trabajo debe ser colgado en la plataforma para que el
profesor‐tutor pueda tener acceso al mismo (la aplicación genera una copia automática para
el equipo docente, por lo que no se ha de mandar el trabajo por ninguna otra vía
electrónica).
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•Ahora bien, puede darse el caso de que haya alumnos que prefieran ir subiendo la Tarea I,
Tarea II y Tarea III a medida que se vayan cumplimentando o también cabe la posibilidad de
entregar las tres juntas en una misma fecha, aunque no se debe olvidar que tanto la Tarea
III (si se opta por entregarlas escalonadamente) como el conjunto de la I, II y III tienen una
fecha tope, el 15 de enero, para ser colgadas ya que ese día a las 12 de la noche se cierra la
plataforma y no se puede entregar ninguna de las Tareas fuera de plazo.
•Los Profesores Tutores dispondrán de un mes para la corrección, subiendo a la plataforma
la calificación y el comentario de feedback al estudiante (el Equipo Docente puede seguir en
tiempo real la marcha de las correcciones, comentarios y calificaciones, por lo que no se le
ha de enviar ninguna información complementaria sobre la situación del apartado TAREAS).

Aunque la estructura del trabajo vendrá dada por las preguntas‐guía propuestas, es
deseable que el ensayo incluya:

•Una referencia directa, al hilo de las preguntas, a las diversas lecturas que se han realizado
durante el curso, explicando y discutiendo su temática, exponiendo cómo están organizadas
y cuál es la perspectiva de los posibles autores a los que haga mención o los debates
historiográficos más relevantes.
•Una exposición razonada y además sintética (no se trata de enrollarse en un discurso
hueco) en torno a las problemáticas y conceptos que se despliegan en los textos.
•Una valoración crítica, personal, sobre su interés, aportaciones, puntos fuertes y débiles,
deficiencias, líneas de argumentación, potenciales desarrollos, etcétera.
•Una valoración más personal que será valorada por el riesgo que supone (relación high
gain / high risk). 6
El objetivo final del trabajo es demostrar la capacidad para abordar de una manera
sintética y personal las preguntas‐guía, de manera que éstas sólo hayan servido de
pretexto para mostrar la profundidad y extensión de las lecturas que se han efectuado y,
de paso, den pie para exponer las reflexiones personales que le merecen al estudiante.
Conviene, pues, que el alumnado se esfuerce en establecer puntos de conexión con el
conjunto del temario, de la disciplina histórica o de otras actividades y campos de interés.

Los criterios para la evaluación de este ensayo son, según se ha expresado en el cuadro
anterior (en el que también figuran las puntuaciones): nivel de elaboración, comprensión
lectora, redacción y capacidad de síntesis, articulación conceptual y aportación personal
(high gain / high risk).
Así, la pauta de excelencia en este tipo de trabajo la constituirá una redacción que:

•Sea pertinente respecto a las preguntas‐guía, susceptible de publicación, concisa y


trabajada, dotada de voz propia, con ideas bien expresadas y en diálogo con el conjunto
del material de la asignatura.
•Revele una lectura minuciosa y selectiva, guiada por problemas, con un uso extenso del
conjunto del material, incluyendo bibliografía de apoyo y observaciones propias.
•Constituya una exposición ordenada y sucinta, con economía de expresión (sin
extenderse prolijamente en un discurso huero). Que seleccione lo relevante para ponerlo
en valor, citando adecuadamente a autores prestigiosos y señalando los debates
historiográficos de interés conectados con la temática.
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•Muestre la capacidad del alumnado de articular ideas complejas siguiendo una línea
argumental, relacionando entre sí puntos de vista, a ser posible, personales, usando
ejemplos ilustrativos, definiendo los hechos y datos que analiza. O sea, que muestre la
capacidad de generar insights al aplicar conceptos de manera productiva.
•Plasme que el estudiante está capacitado para comentar con voz propia las perspectivas de
otros, aportándoles un valor añadido, incorporando observaciones y conocimientos
personales, previendo la perspectiva del lector, señalando ironías y puntos débiles mediante
la crítica, la ponderación o el humor.
Si las instrucciones se entienden satisfactoriamente y el alumnado muestra una actitud
positiva y no indolente ante la tarea propuesta, la realización de este trabajo obligatorio
puede tener un gran atractivo y ayudar a fijar y ampliar los conceptos teóricos, al tiempo que
redundará en un rendimiento altamente satisfactorio en el aspecto práctico.
Consejos prácticos para la realización de las TAREAS: Para el correcto conocimiento de la
asignatura resulta imprescindible familiarizarse con la visualización e interpretación de mapas
históricos, planos y grabados, que ilustran las diversas facetas del devenir histórico de
Hispanoamérica.

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COMENTARIO DE TEXTOS, IMÁGENES, MAPAS Y GRÁFICOS

1. Comentario de textos

La aproximación a los textos históricos es fundamental y para ello se ha considerado


oportuno facilitar un breve y claro guión de cara a la realización de un comentario de texto.
En síntesis, las pautas a considerar podrían ser las siguientes:

1. 1. Clasificación del texto

Naturaleza del texto:


Jurídico: decretos, tratados, acuerdos, capitulaciones, etc.
Histórico‐literario: memorias, autobiografías, obras literarias, etc.
Circunstancial o narrativo: discursos, declaraciones, resoluciones, informes sociales y
económicos, etc.
Historiográfico: obra de un autor o historiador.

Circunstancias espacio‐temporales:
Época referida.
Contexto histórico

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Autor:
Autor individual: breve biografía.
Autor colectivo: situación.

Destino:
Individual o colectivo.
Con carácter público o privado, personal u oficial, de ámbito nacional o internacional, etc.

1. 2. Análisis del texto

Definición y comprensión de los términos, conceptos y datos recogidos en el texto:


Definir nombres propios, términos técnicos, nombres de instituciones, etc.
Precisar las alusiones, datos y hechos a que hace referencia el texto.

Captar y perfilar el contenido ideológico del texto:


Comprensión de las ideas esenciales, de las líneas de fuerza y de la intencionalidad de la
composición.
Aclaración de la relación causa‐efecto dentro del proceso histórico mediante la vinculación
del contenido en el texto con los contemporáneos cursos de acción sobre los que se
procura incidir.
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1. 3. Comentario de texto

Texto y contexto:
Relacionar el texto con el marco histórico que le corresponde y con los debates
activados en la época.

Texto y argumento:
Ubicar el texto en su preciso momento histórico y en las coordenadas temáticas
contemporáneas.

1. 4. Consideraciones generales

Siempre se debe evitar parafrasear el texto.


Se debe evitar también el aplicar simplemente una parte de los conocimientos que se
poseen y que están más o menos relacionados con el texto. Estos conocimientos, por
supuesto, carecen de validez si pueden ser aplicados a cualquier texto indistintamente.
Debe buscarse en este sentido una vía de relación más específica.
No resulta desde luego adecuado bajo ningún concepto sustituir el análisis por un
discurso literario casi ajeno al texto.

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2. Comentario de imágenes

Frente a la documentación clásica como fuente de la historia, las últimas investigaciones


han propuesto la utilización de material iconográfico para la mejor comprensión de
determinados fenómenos históricos: propaganda, subversión, utopía, paisaje, fiesta,
operaciones militares, cultura material, vida cotidiana, mentalidades colectivas, etcétera.

La utilización de imágenes ha progresado mucho en estos últimos años. Así, por un lado, es
frecuente su uso como información complementaria a los textos: es el caso de series como
las de la Illustrated History de la Cambridge University Press. Y, por otro, también es
corriente el uso de viñetas gráficas para narrar una historia sin soporte escrito: así ha sido
empleada en las exposiciones de temática histórica y recientemente en obras en que la
historia de una nación o un periodo histórico se cuenta simplemente a partir de un número
determinado de imágenes o de pinturas.

Sin embargo, el criterio que se va a seguir en la aplicación práctica de esta asignatura está
vinculado con el desarrollo de la competencia del matriculado en la utilización de la imagen
como una prueba documental que sirve para elaborar una microhistoria. De modo que,
junto al documento escrito, el documento iconográfico pueda ser utilizado para ampliar el
conocimiento del pasado, tanto si constituye uno más de los tipos de fuentes a nuestro
alcance, como si es el único o el más expresivo de todos los que quedan a nuestra
disposición.
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2. 1. Modalidades más frecuentes

Desde tiempos recientes, posiblemente como una consecuencia de la difusión de los


medios de comunicación de masas, se ha venido enfatizando el papel de la imagen como
instrumento de descripción y análisis de la realidad histórica.

En este sentido, la imagen los siglos XVI, XVII y XVIII ha podido ser difundida de modo
masivo mediante el grabado y la estampa (por lo que se ha podido hablar de una
democratización del consumo iconográfico), pero adopta asimismo la forma de la creación
singular, que puede obedecer a una necesidad social generalizada, como ocurre con las
tallas devocionales, los retablos de las almas del purgatorio o los exvotos agradeciendo las
intercesiones celestiales. Sin embargo, estas creaciones singulares vienen representadas
sobre todo por las grandes obras de la pintura y la escultura, cuyo estudio ahora implica
cuestiones tales como el ejercicio del mecenazgo, la aparición del coleccionismo, el
diseño de programas iconográ‐ficos, la caracterización de las clientelas y el mercado
artístico y la utilización del arte por parte de los poderes políticos y religiosos con fines de
propaganda y adoctrinamiento.

Las posibilidades de utilización del material visual para determinados objetivos


historiográficos habían sido puestas de manifiesto por algunas obras pioneras, como la de
Emilio Sereni (para el análisis de las transformaciones del campo a través de las obras
pictóricas), o como la de Michel y Gaby Vovelle (que buscaban recrear las imágenes
colectivas del más allá a partir de los retablos de almas del Purgatorio). 13
El ejemplo ha cundido y Francis Haskell ha podido teorizar sobre los diversos campos
abiertos al historiador a través del estudio de las obras de arte (La Historia y sus imágenes:
el arte y la interpretación del pasado, Madrid, 1994).

También recientemente, algunos historiadores se han venido ocupando de otra utilización


del arte, del recurso a la creación cultural con fines de propaganda y de exaltación del
poder. Una obra fundamental en este terreno ha sido el estudio de Robert W. Scribner
sobre la función desempeñada por los grabados (de Durero y de Cranach, pero también de
muchos artistas menores) en la difusión de la Reforma en Alemania y que podría
extrapolarse a América en la difusión de la evangelización y el hallazgo de iconografías
singulares para explicar conceptos tan complejos como el misterio de la Santísima Trinidad
en una época de altas cotas de analfabetismo y entre individuos procedentes de otro
imaginario religioso mucho más apegado a la naturaleza. En el ámbito político, la obra que
ha servido de modelo para sustentar esta nueva corriente ha sido la dedicada por Peter
Burke (La fabricación de Luis XIV, Madrid, 1995) a la exaltación del Rey‐Sol, un programa
que fue recurrentemente empleado por los virreyes por medio de imágenes (esculturas,
pinturas, grabados), de escenarios (palacios, arquitecturas efímeras para la entrada del
virrey en la capital de la corte o para las proclamaciones y otros eventos del rey distante
como medio de hacer presente una majestad que quedaba físicamente lejana), del
mecenazgo (de las letras, las artes, las ciencias) y hasta de los meros gestos compuestos
ante el público como un método de difusión muy eficaz del discurso colonialista. En
definitiva, se trata de una utilización de la imagen como una prolongación de la historia de
la cultura, en el límite de la historia política, es decir tal vez un ensayo de historia de la
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cultura política.
La imagen igualmente puede utilizarse con provecho en la historia de la fiesta, tanto
sacra como profana, y de sus metamorfosis, como por ejemplo en los carnavales de tanto
predicamento y singularidad en el ámbito americano.

Lo mismo puede decirse de otro campo en expansión, el del estudio de la cultura


material, la vida cotidiana y la vida privada. Basta señalar sus posibilidades en el estudio
de la casa y el mobiliario, el vestido y la moda, el transporte por tierra y por mar, la
organización de las habitaciones privadas, la intimidad amorosa, el papel de la
compostura física y de la cosmética, los espacios para los espectáculos públicos (visiones
comunicéntricas de las ciudades coloniales) o los ámbitos de sociabilidad (paseos por las
alamedas, por ejemplo).

En la historia de las mentalidades, la imagen se ha utilizado profusamente. Tómense


como ejemplos el estudio de la percepción del más allá a través del análisis de los
retablos consagrados a las almas del purgatorio o a través de las representaciones de
cielos e infiernos y de ángeles y demonios (series de arcángeles apócrifos o
arcabuceros), el estudio de la sensibilidad ante la muerte (gusto por los retratos de las
monjas coronadas, el día de su profesión, muerte para el mundo, y el del tránsito a la
eternidad / matanza de los Inocentes a manos de ‘romanos’ ataviados con las corazas y
yelmos de los conquistadores), el estudio de la percepción de la belleza (lunares postizos
de las ricas criollas), el de la sensibilidad ante la suciedad y la limpieza (lecturas muy
curiosas en las series sobre las castas) o ante el espectáculo de la naturaleza (viajeros o
integrantes de las expediciones reales). 15
2. 2. Consideraciones generales para el comentario

Esta utilización del documento visual como fuente para la Historia de América Moderna
debe estar sujeta a unas normas, a unas cautelas críticas, que son comunes a la práctica
del historiador. En este sentido dejemos hablar a Peter Burke y prestemos atención a su
decálogo ("Cómo interrogar a los testimonios visuales", en Joan‐Lluís Palos y Diana Carrió‐
Invernizzi (dirs.), La historia imaginada. Construcciones visuales del pasado en la Edad
Moderna, s. l., 2008, pp. 29‐40):

1. Descubrir si una imagen dada procede de la observación directa o de otra imagen.


2º. Situar las imágenes en su propia tradición cultural, con sus convenciones o reglas de
representación.
3º. Fiarse de la profundidad del nivel de los detalles.
4º. Estudiar la recepción y la reutilización de las imágenes para mostrar sus usos en el
pasado.
5º. Ser conscientes de la posibilidad de manipulación.
6º. Tener en cuenta al mediador o mediadores.
7º. Tener dos o más imágenes mejor que una sola.
8º. Tener en cuenta el contexto o los contextos de las imágenes.
9º. No perder de vista la interacción entre la imagen y el mundo del que ésta procede.
10º. La última regla es que no hay reglas.
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Nuestro propósito es justamente el de aplicar estos criterios a la utilización del material
iconográfico (visual) como documento que nos permita un mejor conocimiento del pasado,
concretamente en el territorio de la Historia Moderna de América.

En general, la mecánica del comentario de imágenes debe ajustarse a un esquema:


Descripción de la imagen.
Explicación e interpretación de la imagen.
Reflexión y comentario general.

3. Comentario de mapas y planos

Los mapas históricos constituyen la representación gráfica de los hechos históricos y su


función esencial es fijar visualmente el proceso evolutivo del desarrollo político, social,
económico, bélico y cultural de la realidad americana y filipina durante la época colonial.

No es exagerado decir, parafraseando a Georges Duby, que la historia se escribe sobre el


suelo. No se debe pensar solamente en las batallas, en las fronteras, en lo que concierne
sólo a la historia política. Todas las huellas que los hombres del pasado han dejado sobre su
existencia se pueden localizar, de ahí que el recurso a los mapas históricos sea pues
imprescindible para lograr un acercamiento a la historia de las civilizaciones precolombinas
y al orden del espacio colonial.
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La cartografía se ha erigido en uno de los instrumentos más eficaces de la investigación
histórica y es impensable una organización mental abstracta de la realidad americana
en el espacio y en el tiempo al margen de la percepción visual de los contornos a los
que se refieren los textos.

Por tanto, los mapas históricos, a través de los signos, los trazos, el color, etc., ayudan a
fijar el espacio terrestre a fin de que el discurso sobre el pasado tome su pleno
significado. Los mapas pueden servir para afianzar una información, para situar un
hecho, para seguir la evolución de una institución, la difusión de creencias o
movimientos (importante no sólo para fijar los avances de la colonización y
posteriormente de la independencia, sino también culturas, evangelización, etc.) en
cada período o en cada región.

La consulta a los mapas históricos debe estimular la curiosidad, incitando a múltiples


confrontaciones que permitan una reflexión sobre la historia y, consecuentemente,
sobre el tiempo presente, que no se explica sin tomar en consideración la larga
evolución de la que procede. En consecuencia, se necesita de la participación activa del
alumno que consulta los mapas históricos, ya que la ordenación de hechos y su
confrontación con el marco geográfico en que han tenido lugar, así como el trazado de
las líneas maestras de sus orígenes y consecuencias no pasaría de una acumulación de
materiales informativos si su actitud es meramente pasiva.
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Los mapas son una herramienta de gran utilidad para explicar los textos y constituyen un
complemento recíproco ya que ordenan en el espacio y proporcionan una constante
confrontación (ese esfuerzo que se hace ante cada mapa para tratar de acoplar nuestra
idea actual de una geografía determinada a la idea que exige un momento dado)
proporciona, mejor que muchas palabras, la perspectiva necesaria sobre cualquier
momento, hecho, situación, época de la historia de la América colonial.

4. Comentario de gráficos

Los gráficos se refieren a cuestiones cuantificables de índole demográfica, económica o


social. Mediante la representación gráfica se pretende facilitar el sentido y significado de
unos datos para así poder a continuación exponer teorías y sacar conclusiones. De ahí que
sea importante valorar el tipo de las fuentes (padrón, registro, etc.) y la fiabilidad del
método empleado para su ejecución.

4. 1. Modalidades más frecuentes de gráficos

Ejes de coordenadas: Con este sistema se representan las magnitudes de uno o más
fenómenos de la misma índole para facilitar su comparación y análisis.

Gráficos de barras: Semejantes al caso anterior, pero recurriendo a un sistema de


representación diferente, permite mostrar secuencias, procesos o hechos precisos que se
producen en un momento determinado. 19
Pirámides de población: Se emplean para representar los elementos que caracterizan los
elementos que caracterizan y determinan el perfil de una población y posibilitan la
extracción de conclusiones de índole sociológica (referidas a edad, sexo, etc.) de un
determinado colectivo.

Representaciones en círculo: Facilitan fundamentalmente la percepción visual de los


datos. Menos atentas a la exactitud o precisión de la representación, resultan no
obstante de consulta rápida, sencilla confección y sumamente informativas sobre la
relación de proporcionalidad entre las partes.

4. 2. Consideraciones generales para el comentario

En general, la mecánica del comentario de gráficos debe ajustarse a un esquema:

Descripción del gráfico.


Tipo, forma de división de la gráfica (temporal, sectorial, etc.) y de las escalas, para pasar
a detallar las oscilaciones que marcan las posibles fases. Aquí se reconoce y expone el
sujeto representado procurando captar, en cada uno de los casos, cuestiones como la
evolución de una magnitud (sistema de coordenadas y de barras) o las singularidades de
un preciso hecho histórico en un momento dado (pirámides de población y
representaciones en círculo).
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Explicación e interpretación del gráfico.
Siempre en función del sistema utilizado, lo que en verdad interesa en todos los casos es
relacionar el fenómeno representado con la realidad histórica en que se encuadra
(sucesión de malas cosechas, epidemias, crisis de subsistencia, contacto con los
europeos, sublevaciones, etc.), marcando las posibles coyunturas en la estructura.

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