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EDITORIAL TEMATICA

)
LA LEYDEL SERVICIO
En lo más profundo de cada corazón humano, existe un insaciable deseo
de felicidad. El alma avanzada desea la felicidad exactamente lo mismo que
el mundano buscador de placeres; la diferencia estriba simplemente, en
que el primero, por conocimiento y experiencia, no va en pos de la felici-
dad, pues sabe que nunca la hallará buscándola directamente, sino que la
encontrará en el servicio y el amor a los demás; mientras que el último per-
sigue el fuego fatuo de la felicidad en cada forma de placer, y no la encuentra.

El hombre nunca está satisfecho con su vida; siempre busca algo mejor.
Hasta que alcanza la sabiduría, busca ese algo en el placer, en la satisfac-
ción de los sentidos, en la riqueza, en el lujo. Todos los intentos para hallar
la felicidad conducen fina/mente a la vaciedad. No hay satisfacción ni en la
riqueza ni en todo lo que ella puede proporcionar, ni en alcanzar prosperidad
o poder en la vida. Al principio estas cosas halagan y prometen felicidad,
pero nos engañan, y vemos después que solamente son vanidad y vejación
para el espíritu.

La felicidad, sin embargo, se encuentra en el servicio. No cuando bus-


camos la felicidad en el servicio, sino cuando servimos a los demás por el
mero hecho de servir. Sólo entonces hallamos la felicidad que perdura y sa-
tisface. Uno no tiene más que prescindir de sus propias conveniencias y
realizar alguna acción bondadosa y perfectamente desinteresada para ex-
perimentar un vivo gozo de felicidad. Esto demuestra que se trata de una
ley, tan cierta como la ley de gravitación.

Debe haber un propósito en la vida, y éste debe centrarse en el mejora-


miento de la vida de los demás. Todos podemos obedecer a la ley del servi-
cio, pudiendo empezar ahora mismo, en nuestra ocupación presente, no
importa cual sea. Nos basta con ejecutar nuestro trabajo cotidiano, no como
una labor que tenemos que hacer por fuerza, para proporcionarnos un me-
dio de vida, sino como ofrenda de amor a la vida y al mundo, a fin de poner-
nos en armonía con la gran ley del servicio.

Uno siente intensa felicidad al darse cuenta diariamente de que anti-


guos hábitos van corrigiéndose, de que se fortalecen puntos débiles del
carácter, y que se está alcanzando un siempre creciente estado de libertad.

¿Qué tiene que ver todo esto con la vida práctica, cotidiana? alguien
preguntará. Muchísimo. Quienes se inicien en esta LEY DEL SERVICIO,
nunca podrán ser derrotados en las luchas de la vida. Tienen algo dentro de

/ sí mismo que nunca podrá extinguirse y que los conducirá de victoria en


victoria.

RAMON PLANA y MONTSERRAT TOMA'

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