Professional Documents
Culture Documents
Bailón, Jaime
La chicha no muere ni se destruye, sólo se transforma
Iconos. Revista de Ciencias Sociales, núm. 18, enero, 2004, pp. 53-62
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
Quito, Ecuador
La chicha
ni se destruye,
no muere
sólo se transforma
Jaime Bailón1
Una vez que las promotoras o las disqueras ob- La chicha no estaba muerta…
tienen la grabación original (matriz) en sus estaba de parranda
propios estudios de grabación a un costo apro-
ximado de mil dólares, empieza el proceso de Pero toda la energía y vitalidad desplegada
copiado y distribución del material discográfi- por los actores del movimiento chichero, sur-
co. Los discos inmediatamente se distribuyen gido en las entrañas de la informalidad, no
a sus vendedores mayoristas y minoristas de iba a desaparecer con tanta facilidad. Los gru-
los mercados callejeros de Lima y provincias. pos chicha habían enfrentado un régimen de
El lanzamiento es “simultáneo” y se dejan en- exclusión mediático muy severo. La mayoría
tre 200 y 300 cds y casetes por lugar. Algunas de medios de comunicación, a pesar de la
promotoras grandes tienen sus propios pues- enorme aceptación de la chicha en los secto-
tos de venta en los mercados. Como los pro- res populares, se negaban a difundir su músi-
ductores no pagan impuestos, los precios de ca y Radio Inca no fue la excepción. Los due-
los discos son ínfimos (un dólar en promedio). ños de la radio no apostaron desinteresada-
mente por esta nueva corriente musical; los
¿Se aguó la chicha? promotores de los grupos tenían que alquilar
los espacios (una hora diaria tenía un costo
Con el efectivo control de los canales de dis- aproximado de tres mil dólares mensuales).
tribución discográfica local y una radio dedi- Mientras que los interpretes de otros géne-
cada íntegramente a propalar la “rica música”, ros musicales, la música criolla y los novel
el futuro de la chicha en las postrimerías de los rockeros nacionales se quejaban de la falta de
años 80 parecía asegurado, pero no fue así. apoyo de la radio y televisión, los chicheros se
Los interpretes y grupos saturaron el mercado fueron masificando, creando novedosas estra-
con productos de escasa calidad, la chicha no tegias para acercarse a su público. A pesar de
abandono su ritmo monocorde y una produc- la enorme arremetida de los grupos extranje-
ción musical muy elemental. Entre 1990 y ros, los chicheros sobrevivieron a través de sus
1991, las transnacionales del disco inundaron canales alternativos de difusión. Pero esto no
el mercado latinoamericano con la salsa eróti- debe engañarnos. Los chicheros nunca busca-
ca y el pop mexicano. El movimiento chiche- ron ser un grupo de resistencia o contestata-
ril empezó a languidecer, reduciendo su radio rio. Su meta era entrar al mercado y tomarlo
de acción a los migrantes andinos más pobres a cualquier precio. Comenzaron paulatina-
de la ciudad. Si bien la chicha nunca capto el mente a variar sus recursos musicales y a rea-
interés de otros públicos (los sectores medios lizar tímidas fusiones con los ritmos de moda.
y altos de las capital le tenían un absoluto re- El grupo “Guinda, puriiita calidad”, empezó
chazo), el paulatino abandono del sector mi- a jugar con los sintetizadores y sacó su cum-
bia rap. Pero la auténtica renovación del gé- Bella, todas estas bandas tienen como protago-
nero tendría otros protagonistas. nistas a mujeres jóvenes de agradable anatomía.
No podía ser de otro modo. Un ingrediente
esencial de la tecnocumbia es el baile, comple-
Del infierno... su tecnocumbia jas coreografías donde las cantantes y sus coris-
tas se mueven a un ritmo frenético, simulando
Desde la selva se estaba preparando otra arre- en algunos casos complejas danzas brasileñas
metida musical, dispuesta a sacudir a todo el (las lideresas del movimiento provienen en su
Perú. Rosa Guerra Morales, una joven nacida mayoría de zonas fronterizas con Brasil).
en Madre de Dios (localidad fronteriza con Para 1999, como si se tratara de un hechi-
Brasil), migró a la capital y se presentó a una zo amazónico, todo el país se mueve a ritmo
audición del grupo tropical Biochips. Su di- de tecnocumbia. Rossy War y sus huestes con-
rector, Tito Mauri, la escuchó y decidió con- siguieron algo que los héroes de chicha ochen-
tratarla de inmediato. Poco tiempo después tera nunca alcanzaron: penetrar en el gusto de
emprendieron giras por el interior del país. los sectores medios y altos de la población.
En estos viajes, el sonido del grupo cambia. Si bien esto es mérito de las protagonistas,
Mauri percibió el gusto por el pop mexicano existió un contexto internacional que favoreció
y quiere ensayar nuevos sonidos con sus Bio- esta aceptación. Argentina desarrolló un movi-
chips. La experiencia colectiva no duraría miento tropical que tuvo el empuje de músicos
mucho tiempo. El talento de Rosa Guerra es y productores peruanos que emigraron a ese
aplastante y Mauri decide convertirla en solis- país a principios de los 90 (huyendo de la cri-
ta y señora esposa. Allí empezó su transfor- sis económica y la caída de la chicha local).
mación. La chica selvática adoptó nueva ves- Asimismo, muchos músicos viajaron y clona-
timenta, muy parecida a los artistas patroci- ron bandas en ese país. Aparecieron grupos co-
nados por Televisa (sombrero de vaquero, mo Maravilla, Karicia, Malagata que animaron
pantaloncitos cortos y botas altas) y además las noches de bailanta en lares gauchos. La po-
un nombre “gringo”, Rossy War. Con su ape- derosa industria musical argentina exportaría
lativo de combate empezó a sitiar la capital luego sus propios cantantes chicha al Perú, pe-
por los conos (distritos populares alrededor ro acondicionados a los estándares de calidad
del casco urbano tradicional de Lima), despa- internacional -no olvidemos que la música chi-
cio, convencida que el terreno estaba ya pre- cha peruana tenía una producción artesanal,
parado. Lima no era la ciudad de los años 70 muy descuidada-. Esta retroalimentación em-
y 80, de gustos musicales excluyentes y habi- pezó a generar un gusto en sectores que no es-
tantes con marcas y territorios claramente di- cuchaban a los chicheros locales. Otro punto
ferenciados. Es otra ciudad y otro mundo, con importante es que a partir de la década del 90
identidades múltiples, que se atraviesan y tras- los purismos en el campo musical, y en la pro-
lapan todo el tiempo. Rossy War sería la ex- ducción simbólica en general, comenzaron a
presión de esa nueva realidad. Con su marido desaparecer. Vivimos la era del eclecticismo y
y director musical hicieron del cruce y la fu- la mediatización, es decir, la articulación de to-
sión de géneros y estilos su marca de fábrica. das las instituciones sociales con los medios de
comunicación. Todo el orden social se impreg-
na a niveles hiperbólicos de dispositivos ma-
Tecnocumbia una manifestación quínicos de estetización o culturalización de la
local de la tecnocultura realidad; a esto el filósofo brasileño Muniz So-
dré va denominar “tecnocultura”.
Otros grupos de la movida tropical apostaron Dentro de este campo, la identidad deja
también por los radicales cruces de la War. Ruth de señalar lo idéntico, para transformarse en
Karina, Euforia, Ada y la Nueva Pasión, Agua un concepto más bien móvil, que acompaña
dossier
procesos de transformación. El cuerpo huma- lúdico y creativo de las matrices culturales lo-
no forma parte de estos procesos. No es ca- cales y globales.
sualidad que los iconos mediáticos de los 90 Además, la tecnocumbia ha demostrado
sean la encarnación de este nuevo concepto su vitalidad y fuerza para competir con pro-
de identidad. ductos patrocinados por las grandes transna-
cionales de la música. Queda evaluar si estos
“Baudrillard designa tres modelos tecnocul- agenciamientos propuestos por el fenómeno
turales : 1) Cicciolina -los largos cabellos pla- de la tecnocumbia pueden converger y trasla-
tinados, los senos modelados, las formas parse con las propuestas de otros movimien-
ideales de una muñeca inflable, el erotismo tos sociales. Pero nuestra apuesta por la tec-
liofilizado de historieta o de ciencia ficción y,
nocumbia es incondicional: acabar con los
principalmente, la exageración en el discurso
purismos de todo cuño es un primer paso
sexual (nunca perverso, nunca libertino)... ;
contra la exclusión. Los músicos chicha y su
2) Madonna -virgen producto del aerobismo
y de una estética glacial, sin ningún encanto inmenso auditorio nos están enseñando que
o sensualidad , androide musculosa... ; 3) no existen fronteras ni límites para nuestros
Michael Jackson -mutante solitario, andrógi- deseos de ser los mismos y otros.
no y frankensteiniano, precursor de un mes-
tizaje perfecto por ser universal, la nueva ra- Bibliografía
za posrazas” (Sodré, 1998:77).
Bailón, Jaime, 1993, “Consu-mis-ma Chicha”, en
En el Perú, la prensa chicha y los artistas de la Perfiles N°3, Universidad de Lima, Perú.
tecnocumbia son los que mejor vienen articu- Bailón, Jaime, 1999, La distinción de la chicha. Aná-
lando esta nueva noción de identidad. Los lisis estético de la producción musical chicha en la
primeros utilizan imágenes de cuerpos feme- ciudad de Lima. Tesis de la Facultad de Ciencias
de la Comunicación de la Universidad de Lima.
ninos construidos con siliconas como recurso
Bolaños, César, 1995, La música nacional en los medios
para captar lectores. Las modelos preferidas
de comunicación electrónica de Lima metropolitana,
son las rubias cosméticas (pelo teñido y ojos
Facultad de Comunicaciones, Universidad de Lima.
azules con lentes de contacto). Un proceso de Fuezalida, Fernando, 1993, La cuestión del mestizaje
transformación similar ocurrió con las can- cultural y la educación en el Perú de nuestros días,
tantes de tecnocumbia: ostentan cabelleras Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima.
(rubio, rojo, rosado) y ojos de diversos colo- Hevia, Julio, 1988, El limeño como estereotipo, Uni-
res. Aquí no existe la preocupación porque el versidad de Lima, Facultad de Comunicaciones,
cambio pase desapercibido; por el contrario, Lima.
se busca que la transformación sea notoria Hevia, Julio, 2002, Lenguas y devenires en pugna. En
(un implante de senos o glúteos puede ser no- torno a la postmodernidad, Fondo de desarrollo
ticia de primera plana). Editorial de la Universidad de Lima, Perú.
Al finalizar el siglo pasado, una encuesta- Hurtado, Wilfredo, 1995a, Chicha Peruana. Música
de los nuevos migrantes, Grupo de Investigaciones
dora señaló a la Chola Chabuca, un travesti
económica, Lima.
animador imbuido de la estética tecnocum-
Hurtado, Wilfredo, 1995b, “La música chicha en los
biera, como la mujer más popular del Perú. Y
90”, en Márgenes Nº13-14, Lima.
Carlos Cacho, conductor gay de televisión, Huarac, Nilber, 1987, “Los precursores de la
fue declarado “el cuero” (hombre apuesto en chicha”, en La Tercera (suplemento “Rica Chi-
el sociolecto limeño) del año. Estos son nues- cha” del 6 de mayo), Lima.
tros iconos tecnoculturales más célebres. Sodre, Muñiz, 1998, Reiventando la cultura. La co-
Anécdotas aparte, la tecnocumbia y todos municación y sus productos, Editorial Gedisa, Bar-
los actores involucrados en esta movida vie- celona.
nen dando una lección de un adecuado diálo- Vergara, Antonio, 1992, Ike y la chicha, Editorial Ta-
go intercultural, generando un intercambio huantinsuyo, Lima.