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HISTORIA DE LAS VACUNAS

Dicho de forma breve, la vacunación es una medida consistente en la administración


de un preparado ‒la vacuna‒, con el objetivo de evitar la aparición de las
enfermedades, habitualmente infecciosas. causadas por el microorganismo frente
al que se vacuna. Se suele decir que la persona vacunada está inmunizada frente
a ese microorganismo concreto.

La historia de las vacunas se remonta a la antigua China, donde existen escritos del
siglo XI en los que se hace referencia a una forma primitiva de vacunación,
concretamente la conocida como "variolización". La variolización es la inoculación
del pus de la viruela para provocar esta enfermedad en una forma atenuada e
inmunizar así al paciente. Esta práctica no estaba exenta de riesgos, pues un cierto
número de vacunados contraían la viruela en una forma grave y morían. La
variolización fue introducida en Europa, concretamente en Gran Bretaña, en 1721
por Lady Mary Wortley Montagu.

Sin embargo, la primera vacuna, concretamente contra frente a la viruela, fue


descubierta por Jenner, un médico rural inglés que en 1796 llevó a cabo su
experimento de inmunización con linfa de viruela vacuna; es decir, de una forma de
viruela propia de las vacas (de ahí el nombre de vacuna). La idea se le ocurrió al
escuchar a una granjera de su pueblo decir que ella no cogería la viruela mala
porque ya había cogido la de las vacas. Esta mujer decía esto porque la viruela de
las vacas era una enfermedad que producía una erupción en sus ubres, y los
ordeñadores de las vacas podían contraer esta enfermedad, la cual les protegía
frente a la viruela de los humanos. Jenner, que era un profundo observador, estuvo
veinte años estudiando este fenómeno y la forma de desarrollar el método de
inmunización, que culminó con la creación de su vacuna.

Después de Jenner, fue Louis Pasteur el que dio un gran paso adelante en la historia
de las vacunas, al demostrar que, al administrar una forma debilitada o atenuada
del microorganismo que produce la infección se consiguen unas defensas más
puras que introduciendo un germen productor de otra enfermedad similar a la que
se quiere prevenir, como había hecho Jenner.

Pasteur desarrolló la vacuna contra el cólera de las aves y contra el carbunco


aplicando su descubrimiento sobre la atenuación.

En 1885 Pasteur administró la vacuna de la rabia a Joseph Meister, un niño de


nueve años de edad. Este experimento armó un gran revuelo y fue muy censurado
porque suponía la introducción deliberada de un microorganismo mortal en el
cuerpo humano. Naturalmente, se trataba de un microorganismo debilitado tratado
de forma conveniente en su laboratorio, y el éxito del experimento fue rotundo.

A finales del siglo XIX se registró el desarrollo de vacunas de microorganismos


muertos frente al tifus, el cólera y la peste.

El siguiente paso en el desarrollo de las vacunas fue la inactivación química


de toxinas. Así se consiguieron los primeros toxoides: tétanos y difteria.

La vacuna contra la tuberculosis se desarrolló en 1909. Otras vacunas desarrolladas


en este periodo fueron la vacuna contra la fiebre amarilla (1935) y la vacuna contra
el virus influenza A (1936).

La edad de oro de la vacunación comenzó en 1949. Después de la vacuna de la


poliomielitis, se desarrollaron vacunas frente al sarampión, la parotiditis y la rubéola.
La vacuna contra la varicela se creó en la década de los 70 en Japón.

Otra de las vacunas de microorganismos vivos introducidas en esa época fue la


vacuna antitifoidea.

Además de en el campo de las vacunas de microorganismos vivos, se avanzó en el


desarrollo de las vacunas inactivadas frente a la poliomielitis, la rabia, la encefalitis
japonesa y la hepatitis A. En 1954 se creó una vacuna contra la poliomielitis.

Durante las décadas de 1970 y 1980 se introdujeron las vacunas formuladas con
proteínas purificadas o polisacáridos capsulares, que ya no aportaban células o
microorganismos completos, sino una pequeña parte de los mismos, suficiente para
crear respuesta defensiva frente a la enfermedad. Ejemplos de ellas son la vacuna
antimeningocócica, la vacuna antineumocócica y la primera generación de vacunas
frente al Haemophilus influenzae tipo B.

Posteriormente se inició la era de las vacunas conjugadas, y más adelante el uso


de la ingeniería genética para la formulación de vacunas ADN recombinantes, como
la de la hepatitis B, autorizada en 1986.

En realidad, se puede decir que, como ocurre en otras áreas de la Medicina, la


historia de las vacunas no ha hecho más que comenzar, y se continúa investigando
para crear nuevas vacunas para viejas o nuevas enfermedades, como es el caso
del sida.

La importancia de las vacunas

Existen dos medidas en Salud Pública que han tenido un extraordinario impacto
en la salud de los ciudadanos del mundo a lo largo de los años: la potabilización
del agua y la vacunación. La potabilización todos sabemos qué es, pero nos
preguntamos ¿Qué son las vacunas?

Desde la antigüedad el hombre buscó ser resistente a las infecciones. En la


antigua India y China, la variolización es quizás la primera práctica vacunal usada
con éxito contra una determinada infección.

Consistía en transmitir el contenido de las pústulas de enfermos de viruela a


personas sanas, pero mas adelante Edwuard Jenner en 1796 fue el que utilizó la
primera vacunación frente a la viruela de una forma diferente a la variolización.

Pero la vacunología científica se formo mas tarde con Pasteur quien está
considerado el padre de la vacunología, descubriendo en el año 1880 la vacuna
frente a la rabia.

Las vacunas, de una forma sencilla diremos que son medicamentos biológicos que
aplicados a personas sanas provocan la generación de defensas (anticuerpos)
que actúan protegiéndole ante futuros contactos con los agentes infecciosos
contra los que nos vacunamos, evitando la infección o la enfermedad.
Las vacunas constituyen una de las medidas sanitarias que mayor beneficio ha
producido y sigue produciendo a la humanidad, previenen enfermedades que
antes causaban grandes epidemias, muertes y secuelas.

Las vacunas benefician tanto a las personas vacunadas como a las personas no
vacunadas y susceptibles que viven en su entorno (inmunidad de grupo).

Mediante las vacunas hemos conseguido erradicar la viruela, estamos finalizando


la erradicación de la poliomielitis en el mundo, el sarampión ha dejado de ser un
problema frecuente en nuestro medio (causa frecuente de encefalitis y minusvalías
psíquicas hace tan sólo unos años), no tenemos casos de difteria y otras
enfermedades como la tos ferina, el tétanos, la hepatitis B, las meningitis
meningocócicas...están siendo controladas.

Las vacunas se administran mediante inyección, y con menos frecuencia por vía
oral (poliomielitis, fiebre tifoidea, cólera, rotavirus). En muchos casos son
necesarias varias aplicaciones para conseguir que el efecto protector se mantenga
durante años.

Actualmente, para reducir el número de inyecciones se utilizan las vacunas


combinadas, es decir vacunas en las que en una misma inyección se juntan varias
vacunas (p.e. la vacuna Hexavalente frente a, la difteria, la tosferina, el tétanos,
Haemophilus influenzae tipo b, polio y Hepatitis B,).

El número de dosis y el intervalo de tiempo


entre cada una de ellas, es decir, la pauta vacunal, es importante de cara a lograr
una buena respuesta y una mayor eficacia vacunal.

Para facilitar la correcta aplicación de las vacunas en la infancia todos los países
tienen elaborados unos esquemas de vacunación: se llaman calendarios de
vacunaciones infantiles. En ellos se definen las vacunas, las dosis y las edades de
aplicación.

Pero las vacunaciones no finalizan en la edad pediátrica, sino que los cambios
epidemiológicos justifican en muchos casos continuarlas en la edad adulta, para
evitar la reemergencia de enfermedades que parecían ya controladas o para
reforzar su potencia inmunógena.

Aunque los niños son los que reciben la mayoría de las vacunas, los adultos
también necesitan protegerse mediante la vacunación frente a gérmenes como los
del tétanos, la difteria, el neumococo, la gripe, la rubéola...que son causa de
enfermedades también en los adultos, en muchos casos mas graves que en los
niños.

¿Tiene riesgos la vacunación?


Siempre tenemos que tener presente que “Los riesgos de la vacunación siempre
serán inferiores a sus beneficios” y que “No es mejor padecer la enfermedad que
recibir la vacuna: con la vacunación adquirimos protección ahorrándonos la
enfermedad”.

Las vacunas son medicamentos muy eficaces y seguros. Ningún avance de la


medicina ha logrado salvar tantas vidas como las vacunas, gracias a ellas las
enfermedades que se percibían como amenazas dejan de existir o bien altamente
disminuyen.

Su seguridad es muy alta y son los productos farmacéuticos a los que se les
exigen estándares de seguridad más altos: todas las vacunas que en la actualidad
se administran han demostrado claramente su eficacia y seguridad.

No obstante, es importante tener en cuenta diferentes cuestiones de cara a


minimizar el riesgo, por otra parte muy bajo, de efectos secundarios. Estas
precauciones deben tenerse en cuenta y considerarlas en la valoración del
profesional previo a cualquier vacunación.

En algunas ocasiones pueden aparecer algunas reacciones adversas como:


enrojecimiento leve y dolor en el lugar de la inyección, fiebre o dolores
musculares.

En contadas ocasiones se han presentado reacciones alérgicas fuertes a alguno


de los componentes de las vacunas.

Como ocurre con todos los medicamentos, tenemos que tener presente que existe
un riesgo muy pequeño de que ocurra algún problema grave, pero este riesgo es
siempre mucho menor que el derivado de contraer la enfermedad.

¿Qué reacciones puede producir una vacuna?


La mayoría de las reacciones que pueden producirse tras la administración de una
vacuna son leves y pasajeras.
Las reacciones más frecuentes son:

 Pérdida de apetito.

 Enrojecimiento e hinchazón en el punto donde se inyectó.


 Fiebre ligera.

Todas estas reacciones suelen desaparecer al cabo de dos o tres días. No


obstante el consejo es que si estos síntomas perduran tras la administración de
una vacuna, lo más oportuno es ponerse en contacto con su pediatra o profesional
sanitario más próximo.

En nuestro país la Agencia Española del Medicamento, examinan rigurosamente


los informes sobre eventos adversos ocurridos después de la vacunación. Estos
informes provienen generalmente de profesionales de la salud, personas que se
han vacunado, padres, fabricantes de la vacuna o terceros.

Es importante recordar que la notificación inicial de un problema no significa que la


vacuna sea la causa o haya aumentado el riesgo de que ocurriera, solo que el
caso se presentó después de la vacunación.

Si los científicos que revisan los informes observan posibles problemas después
de la vacunación, inician una investigación intensiva para determinar si el evento
sólo coincidió con la vacunación, o si la vacuna pudo haber causado el problema
La importancia de las vacunas

Existen dos medidas en Salud Pública que han tenido un extraordinario impacto
en la salud de los ciudadanos del mundo a lo largo de los años: la potabilización
del agua y la vacunación. La potabilización todos sabemos qué es, pero nos
preguntamos ¿Qué son las vacunas?

Desde la antigüedad el hombre buscó ser resistente a las infecciones. En la


antigua India y China, la valorización es quizás la primera práctica vacunal usada
con éxito contra una determinada infección.

Consistía en transmitir el contenido de las pústulas de enfermos de viruela a


personas sanas, pero mas adelante Edwuard Jenner en 1796 fue el que utilizó la
primera vacunación frente a la viruela de una forma diferente a la variolización.

Pero la vacunología científica se formo mas tarde con Pasteur quien está
considerado el padre de la vacunología, descubriendo en el año 1880 la vacuna
frente a la rabia.

Las vacunas, de una forma sencilla diremos que son medicamentos biológicos que
aplicados a personas sanas provocan la generación de defensas (anticuerpos)
que actúan protegiéndole ante futuros contactos con los agentes infecciosos
contra los que nos vacunamos, evitando la infección o la enfermedad.

Las vacunas constituyen una de las medidas sanitarias que mayor beneficio ha
producido y sigue produciendo a la humanidad, previenen enfermedades que
antes causaban grandes epidemias, muertes y secuelas.

Las vacunas benefician tanto a las personas vacunadas como a las personas no
vacunadas y susceptibles que viven en su entorno (inmunidad de grupo).

Mediante las vacunas hemos conseguido erradicar la viruela, estamos finalizando


la erradicación de la poliomielitis en el mundo, el sarampión ha dejado de ser un
problema frecuente en nuestro medio (causa frecuente de encefalitis y minusvalías
psíquicas hace tan sólo unos años), no tenemos casos de difteria y otras
enfermedades como la tos ferina, el tétanos, la hepatitis B, las meningitis
meningocócicas...están siendo controladas.

Las vacunas se administran mediante inyección, y con menos frecuencia por vía
oral (poliomielitis, fiebre tifoidea, cólera, rotavirus). En muchos casos son
necesarias varias aplicaciones para conseguir que el efecto protector se mantenga
durante años.

Actualmente, para reducir el número de inyecciones se utilizan las vacunas


combinadas, es decir vacunas en las que en una misma inyección se juntan varias
vacunas (p.e. la vacuna Hexavalente frente a, la difteria, la tosferina, el tétanos,
Haemophilus influenzae tipo b, polio y Hepatitis B,).

El número de dosis y el intervalo de tiempo entre cada una de ellas, es decir, la


pauta vacunal, es importante de cara a lograr una buena respuesta y una mayor
eficacia vacunal.

Para facilitar la correcta aplicación de las vacunas en la infancia todos los países
tienen elaborados unos esquemas de vacunación: se llaman calendarios de
vacunaciones infantiles. En ellos se definen las vacunas, las dosis y las edades de
aplicación.

Pero las vacunaciones no finalizan en la edad pediátrica, sino que los cambios
epidemiológicos justifican en muchos casos continuarlas en la edad adulta, para
evitar la reemergencia de enfermedades que parecían ya controladas o para
reforzar su potencia inmunógena.

Aunque los niños son los que reciben la mayoría de las vacunas, los adultos
también necesitan protegerse mediante la vacunación frente a gérmenes como los
del tétanos, la difteria, el neumococo, la gripe, la rubéola...que son causa de
enfermedades también en los adultos, en muchos casos mas graves que en los
niños.

¿Tiene riesgos la vacunación?


Siempre tenemos que tener presente que “Los riesgos de la vacunación siempre
serán inferiores a sus beneficios” y que “No es mejor padecer la enfermedad que
recibir la vacuna: con la vacunación adquirimos protección ahorrándonos la
enfermedad”.

Las vacunas son medicamentos muy eficaces y seguros. Ningún avance de la


medicina ha logrado salvar tantas vidas como las vacunas, gracias a ellas las
enfermedades que se percibían como amenazas dejan de existir o bien altamente
disminuyen.

Su seguridad es muy alta y son los productos farmacéuticos a los que se les
exigen estándares de seguridad más altos: todas las vacunas que en la actualidad
se administran han demostrado claramente su eficacia y seguridad.

No obstante, es importante tener en cuenta diferentes cuestiones de cara a


minimizar el riesgo, por otra parte muy bajo, de efectos secundarios. Estas
precauciones deben tenerse en cuenta y considerarlas en la valoración del
profesional previo a cualquier vacunación.

En algunas ocasiones pueden aparecer algunas reacciones adversas como:


enrojecimiento leve y dolor en el lugar de la inyección, fiebre o dolores
musculares.

En contadas ocasiones se han presentado reacciones alérgicas fuertes a alguno


de los componentes de las vacunas.

Como ocurre con todos los medicamentos, tenemos que tener presente que existe
un riesgo muy pequeño de que ocurra algún problema grave, pero este riesgo es
siempre mucho menor que el derivado de contraer la enfermedad.

¿Qué reacciones puede producir una vacuna?


La mayoría de las reacciones que pueden producirse tras la administración de una
vacuna son leves y pasajeras.
Las reacciones más frecuentes son:

 Pérdida de apetito.

 Enrojecimiento e hinchazón en el punto donde se inyectó.


 Fiebre ligera.
Todas estas reacciones suelen desaparecer al cabo de dos o tres días. No
obstante el consejo es que si estos síntomas perduran tras la administración de
una vacuna, lo más oportuno es ponerse en contacto con su pediatra o profesional
sanitario más próximo.

En nuestro país la Agencia Española del Medicamento, examinan rigurosamente


los informes sobre eventos adversos ocurridos después de la vacunación. Estos
informes provienen generalmente de profesionales de la salud, personas que se
han vacunado, padres, fabricantes de la vacuna o terceros.

Es importante recordar que la notificación inicial de un problema no significa que la


vacuna sea la causa o haya aumentado el riesgo de que ocurriera, solo que el
caso se presentó después de la vacunación.

Si los científicos que revisan los informes observan posibles problemas después
de la vacunación, inician una investigación intensiva para determinar si el evento
sólo coincidió con la vacunación, o si la vacuna pudo haber causado el problema
Conclusión

Desde que se descubrieron las vacunas en 1771 por Edward Jenner hasta la fecha las vacunas no
han perdido importancia para los humanos, pues ya han pasado a formar parte de nuestra vida
cotidiana. Cuando una persona se siente enferma o sufre de algún padecimiento necesita de
vacunas para poder curar su enfermedad, éstas no sólo curan también previenen de enfermedades
a las cuales podemos quedar expuesto y para algunas personas las vacunas les ayudan a poder
controlar ciertas enfermedades que padecen para poder brindarles así una vida más duradera.

Debemos de estar al tanto de las vacunas que no tenemos y acudir cuanto antes al centro de salud
más cercano para así contar con aquellas que necesitamos para no recaer ante algún padecimiento
y tener una mejor salud.
Anexos
bibliografia

http://www.saludemia.com/-/vacunaciones-lo-fundamental-breve-historia-de-las-vacunas

http://historiaybiografias.com/vacunas/

https://www.riojasalud.es/ciudadanos/catalogo-multimedia/vacunaciones/la-importancia-
de-las-vacunas

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