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Durante los años treinta sucedieron una serie de eventos a favor de la introducción d ela
Escuela Nueva en nuestro país. En 1933 son aprobados nuevos programas para la
Educación Primaria. En estos programas “se encuentran en forma incipiente referencias
a principios y métodos de la escuela activa” (Rodríguez, 1988, p. 46). El método de
proyecto es introducido en los programas de estudio de Urbanidad e Higiene de 3er
Grado en adelante (Rodríguez, 1988). El taller de adiestramiento manual así como la
técnica de análisis de oficios, desarrollada por Della Vos en Moscú, fueron introducidas
en nuestro país por Luis Caballero Mejias en la Escuela Técnica de Caracas creada en
1935 (Martínez, 1999). La Escuela Experimental “José G. Artigas”, la primera Escuela
Nueva en Venezuela, fue fundada el 14 de agosto de 1938 en la ciudad de Caracas. En
esta escuela se ensayó con el método de los centros de interés (Falcón de Ovalles,
2003). A ésta la siguieron otras escuelas experimentales. En agosto de ese mismo año se
dictó el curso Valor de la Escuela Nueva y Metodología de los Centros de Interés, al
cual asistieron docentes de varias partes del país (Ministerio de Educación, 1944). Estos
eventos marcan el inicio de un movimiento de reforma con clara influencia de la
pedagogía estadounidense; la cual, como apunta Prieto Figueroa (1984) tuvo un fuerte
impacto en los países de Latinoamérica.
Marques Rodríguez (1964), al referirse a las recién creadas escuelas experimentales,
afirma que las mismas:
Del comentario anterior nos interesa resaltar tres aspectos, primero: el entusiasmo con
que fue acogida la reforma de la educación primaria a mediados de los años treinta.
Segundo, la tendencia a retratar como nefasto el estado del sistema educativo para el
momento. Y por último, el hecho que tal reforma la concibieron y dirigieron los
profesores de la misión chilena. Tenemos así que el desprecio por lo existente, el
entusiasmo por lo nuevo y la influencia extranjera se convertirán en una constante en la
historia de las reformas educativas en nuestro país.
"(...) Hizo su aparición en las aulas el célebre Cuaderno de Unidad que intentaba ser un
reflejo del trabajo globalizado que se llevaba a cabo, recurso que la mayoría de las veces
resultaba ser un mostrario de errores ortográficos y conceptuales de todo tipo, y lo más
grave, constituía el substituto de los libros y el único texto de estudio de que disponían
los alumnos." (Falcón de Ovalles, 2003, p. 47)
Como señalamos en la primera parte, las unidades de trabajo tienen su origen en las
dificultades que se encontraron en la aplicación del método de proyecto en los Estados
Unidos, en especial en la educación secundaria (Filho, 1964). Además de la influencia
estadounidense, se reconoce la del pedagogo belga Olive Decroly en esta concepción de
la planificación y de la obra de la pedagoga Clotilde Guillén de Rezzano en lo que
respecta a los procedimientos administrativos (Orta de González, 1983).
Las unidades de trabajo son:
"(...) una formulación que guarda semejanza con el proyecto, del cual toma las bases de
experiencia y acción y el principio de concentración. Difieren apenas en la formulación
y organización de los contenidos. (...) Nacieron éstas, pues, no a la manera de los
centros de interés y los proyectos como sistema aplicable en la educación primaria, sino
como instrumento didáctico de la escuela secundaria, en la cual se proponía romper el
molde artificial y lógico de disposición de la materia como especialidades separadas."
(Prieto Figueroa, 1984, p. 234)
"Antes que proponer programas que nos hubieran granjeado lucimiento personal, como
hombres bien preparados y de iniciativa, pero que en la práctica hubieran perturbado la
educación, y a los maestros y profesores en particular; hemos preferido programas en
los cuales pueda ensayarse parte de los progresos a que aspiramos y que, sobre todo, nos
den para el futuro una guía de la medida en que nuestros recursos en material humano y
en instalaciones pueden hacer posible esos progresos.
Fue por esta razón por lo que quisimos intentar en la Primaria la globalización total que
algunos muy sinceramente deseaban. Pero si la proponemos en Ciencias Sociales hasta
el 3er Grado, porque además de las razones generales que la favorecen, evita en ese
grupo de asignaturas que, por ejemplo, la Historia de Venezuela o la Moral se
conviertan en memorizaciones sin sentido y dirigidas únicamente al lucimiento del
examen." (Mijares, 1944, citado en Fernández Heres, 2003, p. 173)
En 1947, Julio Silva Flores publicó un libro titulado Guías Didácticas del Grupo Escolar
República del Ecuador, donde se presentaban detalles sobre la aplicación del método de
centros de interés en esa unidad educativa (Falcón de Ovalles, 2003).
"(...), se observa entonces una pronta y rápida difusión y aplicación en nuestro sistema
docente—Primaria—de los principios que informan la Escuela Activa o Nueva, y en
general de las corrientes y reformas pedagógicas ya tradicionales en el extranjero y
desconocidas en Venezuela, lo que determinó que se cayera en el denominado
“metodologismo y pedagogismo franco-americano”. Se introducen, con más entusiasmo
que éxito, los llamados Centros de Interés, así como se ensayan apriorísticamente los
principios pedagógicos del plan Winnetcka, el plan Dalton, Cusinet y otros. Se
conocieron por primera vez popularizándose, los nombres y obras de Claparéde,
Decroly, Kilpatrick y Dewey, entre muchos otros, lo que de paso provocó, en primer
término, un injusto aunque explicable olvido de nuestros antiguos teorizantes en materia
educativa, y , en seguida, una acelerada y a veces no digerida aplicación de principios y
metodologías docentes a nuestra realidad, sin haberse pensado previa y razonablemente
en la adecuación a la misma, con sus negativas consecuencias. (...)" (Mudarra, 1978, p.
127)