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I. Concepto y fundamento
1
Vid., en este sentido, SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, 2ª ed., Lima., 2003, p. 388.
2
Vid., así, SÁNCHEZ VELARDE, Manual de Derecho procesal penal, Lima, 2004, p. 354.
3
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 106.
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de la cosa juzgada se encuentra indudablemente el principio más general del non bis
in idem4.
II. Requisitos
Para que tenga lugar la cosa juzgada en una decisión judicial es necesario la
existencia de dos identidades: la identidad objetiva y la identidad subjetiva5. A la
primera se le conoce también con el nombre de unidad de hecho punible, según la
cual habrá cosa juzgada si los hechos objeto de la nueva apreciación judicial son los
mismos. Para la existencia de este requisito no interesa la calificación jurídica que
pudiese habérsele dado a los hechos, bastando únicamente con que sean los
mismos6. Por su parte, la identidad subjetiva, llamada también unidad de imputado,
exige que se trate del mismo sujeto al que se le hace la imputación penal, con
independencia de quién haya sido el denunciante del hecho7. Por lo tanto, no podrá
alegarse el carácter de cosa juzgada, si el nuevo juicio se hace por otros hechos o
contra una persona distinta. El carácter de cosa juzgada requiere conjuntamente la
identidad objetiva y la identidad subjetiva.
Los diferentes efectos que produce una decisión judicial son descritos con los
conceptos de cosa juzgada formal y material8. La cosa juzgada formal impide que lo
que se ha resuelto en una resolución judicial firme sea impugnado posteriormente
dentro del mismo proceso (efecto conclusivo)9, mientras que la cosa juzgada
material trae como consecuencia que la causa decidida firmemente no sea objeto de
otro proceso judicial (efecto impeditivo)10. Como puede verse, ambas formas de
4
Resalta esta relación CASTILLO ALVA, «¿Constituye cosa juzgada el auto de no ha lugar a la apertura de
instrucción?», Diálogo con la jurisprudencia 62 (2003), p. 132.
5
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 388; SÁNCHEZ VELARDE, Manual de Derecho
procesal penal, p.354.
6
Vid., SÁNCHEZ VELARDE, Manual de Derecho procesal penal, p. 354.
7
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 389.
8
Vid., ROXIN, Derecho procesal penal, 25ª ed., (trad. Córdoba/Pastor), Buenos Aires, 2000, p. 434.
9
Vid., ROXIN, Derecho procesal penal, p. 434; SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, pp.
388, 743.
10
Vid., ROXIN, Derecho procesal penal, p. 434.
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cosa juzgada evitan que se reviva procesos fenecidos, sea prohibiendo dar vida al
mismo proceso ya concluido, sea prohibiendo incoar uno nuevo por los mismos
hechos y contra el mismo sujeto.
Del artículo 139 inciso 13 de la Constitución Política del Perú se desprende que la
cosa juzgada tiene lugar con la expedición de una resolución firme en un proceso
judicial. Si bien la propia Constitución Política amplía los efectos de la cosa juzgada
a los casos de amnistía, indulto y prescripción, es evidente que el sentido propio de
la cosa juzgada está referido a las resoluciones emanadas en un proceso regular13.
Siguiendo esta lógica, el artículo 90 del Código penal establece que nadie puede ser
11
Vid., ROXIN, Derecho procesal penal, p. 435.
12
Vid., ROXIN, Derecho procesal penal, p. 440.
13
En consecuencia, resulta incorrecto interpretar este artículo de la Constitución Política en un sentido
cerrado que impida reconocerle el carácter cosa juzgada a otros supuestos no previstos expresamente,
como lo hace CASTILLO ALVA, Diálogo con la jurisprudencia 62 (2003), p. 133. En nuestra opinión,
merece razón el planteamiento de AZABACHE CARACCIOLO, «Sobre los alcances del auto que desestima la
denuncia fiscal», Diálogo con la jurisprudencia 66 (2004), p. 47, que no le niega el carácter de cosa
juzgada a otros supuestos distintos a los expresamente contemplados en la Constitución Política (p.e. el
auto que desestima la demanda civil).
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perseguido por segunda vez en razón de un hecho punible sobre el cual se falló
definitivamente. Por su parte, el artículo 78 inciso 2 del mismo cuerpo punitivo
contempla como una causa de extinción de la acción penal la autoridad de la cosa
juzgada. Queda claro entonces el efecto que produce la cosa juzgada en las
decisiones que concluyen definitivamente un proceso, siendo más bien la cuestión
central precisar cuándo existe propiamente un fallo definitivo en el proceso. En lo
que sigue voy a ocuparme de mencionar las principales resoluciones que producen
una culminación o terminación del proceso penal y, a partir de ello, precisar si les
corresponde el carácter de cosa juzgada y el alcance del mismo.
1. La sentencia firme
14
Vid., así, SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 721.
15
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 742.
16
Vid., ROXIN, Derecho procesal penal, p. 440.
17
Vid., en este sentido, SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 742.
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A. Las excepciones
18
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 742.
19
Vid., en este sentido, ROXIN, Derecho procesal penal, p. 440.
20
Vid., igualmente, AZABACHE CARACCIOLO, Diálogo con la jurisprudencia 66 (2004), p. 45.
21
Igualmente, SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 390, citando la Ejecutoria Suprema de
26 de mayo de 1992, Exp. Nº 318-91 Huánuco.
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El punto que puede resultar discutible respecto del auto de No Haber Mérito para
Pasar a Juicio Oral es el alcance del carácter de cosa juzgada material de la
resolución judicial que deniega pasar a juicio oral. Como ya lo señalamos, el alcance
de la cosa juzgada material será solamente relativo si la aparición de nuevas pruebas
sobre el hecho permite iniciar un nuevo proceso penal. Podría pensarse que en la
medida que los artículos 232 y 237 del Código de Procedimientos Penales autorizan
el ofrecimiento o la proposición de la actuación de nuevas pruebas en el juicio oral,
la cosa juzgada material del auto que declara no haber mérito para pasar un juicio
oral tendrá el carácter sólo de relativa, de manera que si nuevas pruebas corroboran
la existencia del delito y la responsabilidad del inculpado, podrá iniciársele un nuevo
proceso penal. Esta solución, sin embargo, no puede suscribirse, pues el Estado
tiene que asumir el riesgo de una defectuosa labor de investigación penal y no, más
22
Vid., SÁNCHEZ VELARDE, Manual de Derecho procesal penal, p. 354.
23
Vid., así, SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 617.
24
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 617; SÁNCHEZ VELARDE, Manual de
Derecho procesal penal, p. 547.
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25
Vid., igualmente, SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 615; CASTILLO ALVA, Diálogo
con la jurisprudencia 62 (2003), p. 136.
26
Vid., CASTILLO ALVA, Diálogo con la jurisprudencia 62 (2003), p. 135.
27
Vid., CASTILLO ALVA, Diálogo con la jurisprudencia 62 (2003), p. 135.
28
Vid., CASTILLO ALVA, Diálogo con la jurisprudencia 62 (2003), p. 135.
29
Vid., ORÉ GUARDIA, Manual de Derecho procesal penal, 2ª ed., Lima, 1999, p. 315; CASTILLO ALVA,
Diálogo con la jurisprudencia 62 (2003), p. 135.
30
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 503.
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unos u otros motivos, equivaldría a una absolución y si esa resolución pasa –o puede
pasar– por sucesivos tribunales con competencia para dictar sentencia, se darán los
requisitos para atribuir a tal resolución fuerza de cosa juzgada”. Por lo tanto, resulta
incorrecto negarle el carácter de cosa juzgada al auto de No Ha Lugar a abrir
instrucción porque no es formalmente una sentencia, pues en determinados casos
este auto realiza un juicio materialmente equivalente al que se hace en una sentencia.
31
Vid., HURTADO POZO, El Ministerio Público, Lima, 1981, p. 216; SAN MARTÍN CASTRO, Derecho
procesal penal, I, p. 469.
32
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 659.
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Por último, constituye una interpretación bastante restringida afirmar que el proceso
penal solamente se inicia con el auto de apertura de investigación33, pues si esto
fuese cierto no habría razón para exigir ya en la etapa de investigación prejudicial el
respeto de las reglas del debido proceso y las garantías procesales34. En cualquier
caso, no puede desconocerse que el auto de No Ha Lugar a abrir instrucción
constituye un juicio de valor emitido por una autoridad judicial, de manera que no
resulta del todo exacto afirmar la absoluta falta de una actuación judicial35. Para
poder evaluar la irrelevancia penal de un hecho no se requiere agotar todas las etapas
del proceso penal, sino que en muchos casos la irrelevancia penal resulta tan
evidente que puede decidirse anticipadamente sobre ello.
Si bien parece no haber mayores dudas sobre la calidad de cosa juzgada material de
un auto de No Ha Lugar a abrir instrucción penal, debe aún precisarse si la cosa
juzgada tiene el alcance de absoluta o relativa. La respuesta no es categórica en un
sentido o en otro, sino que depende de las razones por las que se decidió no abrir
instrucción. Si el auto de No Ha Lugar se sustenta únicamente en la falta de indicios
suficientes que le permitan al Juez penal abrir instrucción conforme al artículo 77
del Código de Procedimientos Penales, la cosa juzgada será relativa36. En
consecuencia, la aportación de nuevas pruebas no ofrecidas o actuadas
anteriormente que se incorporen luego al proceso podrán levantar el carácter de
cosa juzgada del auto de No Ha Lugar y motivar un proceso penal por el mismo
hecho, siempre que, claro está, el delito no haya prescrito.
33
Igualmente AZABACHE CARACCIOLO, Diálogo con la jurisprudencia 66 (2004), p. 48.
34
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 471.
35
Similarmente, SÁNCHEZ VELARDE, Manual de Derecho procesal penal, p. 356.
36
Vid., similarmente, AZABACHE CARACCIOLO, Diálogo con la jurisprudencia 66 (2004), p. 45: “Un auto
que desestima la denuncia del fiscal por falta de pruebas o por error en los hechos no provoca los efectos
de la cosa juzgada y, por ende, no impide el proceso si luego se pueden completar las pruebas faltantes o
corregir el error en que se apoyó el juzgador”.
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hecho delictivo, sino en la falta de tipicidad del hecho denunciado por el fiscal. En
estos casos, la cosa juzgada adquiere un carácter absoluto37, pues en un Estado de
Derecho que se sustente en un mínimo de seguridad jurídica, no puede admitirse
una revisión permanente de los criterios de determinación jurídico-penales que se
han utilizado para la evaluación de un caso concreto. Si los jueces pudiesen cambiar
la apreciación jurídico-penal que han hecho en un caso concreto, se tiraría por la
borda los mínimos de seguridad jurídica y el sistema judicial quedaría expuesto a la
arbitrariedad y manipulación judiciales. En consecuencia, la calificación jurídico-
penal de un hecho como penalmente irrelevante en un auto de No Ha Lugar a abrir
instrucción tendrá el carácter de cosa juzgada material absoluta, por lo que no podrá
dar lugar de ninguna manera a un nuevo proceso penal por el mismo hecho 38.
El proceso penal puede también paralizarse por las resoluciones de archivo del
Ministerio Público, por lo que cabe preguntarse si tienen el carácter de cosa juzgada
o no. En la doctrina procesal existe un amplio consenso en no atribuir el carácter de
cosa juzgada a las resoluciones de archivo definitivo del Ministerio Público39. Se
trata, más bien, de una cosa decidida que solamente produce la imposibilidad legal
de dar inicio al proceso penal y la imposibilidad de investigar penalmente los
mismos hechos40. En la medida que no existe un pronunciamiento propiamente
judicial dentro de un proceso regular, no podrá tener los efectos de la cosa juzgada.
La persecución penal puede continuar, por lo tanto, si aparecen nuevos elementos
probatorios sobre la comisión del delito imputado41.
37
Vid., en el mismo sentido, SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 503; AZABACHE
CARACCIOLO, Diálogo con la jurisprudencia 66 (2004), p. 46.
38
Igualmente, AZABACHE CARACCIOLO, Diálogo con la jurisprudencia 66 (2004), p. 46: “Y una
resolución que desestima la denuncia porque los hechos no son delictivos o han prescrito impide que se
replantee el mismo caso nuevamente, aunque se encuentren nuevas pruebas de lo mismo” (cursivas en el
original).
39
Vid., por todos, ROXIN, Derecho procesal penal, p. 335.
40
SÁNCHEZ VELARDE, Manual de Derecho procesal penal, p. 457.
41
Vid., SÁNCHEZ VELARDE, Manual de Derecho procesal penal, p. 457.