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Instituto de Ciencia Procesal Penal

EL CARÁCTER DE COSA JUZGADA DE LAS RESOLUCIONES


JUDICIALES

Percy García Cavero


Profesor de Derecho penal
Universidad de Piura

I. Concepto y fundamento

La llamada cosa juzgada constituye un efecto procesal de la resolución judicial firme


que impide que lo que ya se ha resuelto sea nuevamente revisado en el mismo
proceso o en otro proceso1. Este instituto procesal se encuentra reconocido en el
artículo 139 inciso 13 de la Constitución Política del Perú, en donde se establece “la
prohibición de revivir procesos fenecidos con resolución ejecutoriada”. En
consecuencia, la cosa juzgada constituye una garantía constitucional de la
Administración de Justicia, según la cual el objeto de un proceso que ha concluido
con una resolución firme no puede ser nuevamente juzgado en el mismo proceso o
mediante uno nuevo.

El fundamento de la cosa juzgada en materia penal se encuentra esencialmente en la


seguridad jurídica que se le otorga al ciudadano de que no sufrirá una nueva
ingerencia estatal por el mismo hecho que fue objeto ya de una decisión judicial2. De
esta forma, el ciudadano resulta protegido frente a la arbitrariedad o ligereza estatal
en el ejercicio del ius puniendi, por lo que puede decirse, junto con SAN MARTÍN
CASTRO, que “el Estado sólo tiene una oportunidad para hacer valer su pretensión
sancionatoria, si la pierde, ya no puede ejercerla, así se invoquen defectos técnicos o
diferentes perspectivas jurídicas para resolver el caso”3. Como puede verse, detrás

1
Vid., en este sentido, SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, 2ª ed., Lima., 2003, p. 388.
2
Vid., así, SÁNCHEZ VELARDE, Manual de Derecho procesal penal, Lima, 2004, p. 354.
3
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 106.
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de la cosa juzgada se encuentra indudablemente el principio más general del non bis
in idem4.

II. Requisitos

Para que tenga lugar la cosa juzgada en una decisión judicial es necesario la
existencia de dos identidades: la identidad objetiva y la identidad subjetiva5. A la
primera se le conoce también con el nombre de unidad de hecho punible, según la
cual habrá cosa juzgada si los hechos objeto de la nueva apreciación judicial son los
mismos. Para la existencia de este requisito no interesa la calificación jurídica que
pudiese habérsele dado a los hechos, bastando únicamente con que sean los
mismos6. Por su parte, la identidad subjetiva, llamada también unidad de imputado,
exige que se trate del mismo sujeto al que se le hace la imputación penal, con
independencia de quién haya sido el denunciante del hecho7. Por lo tanto, no podrá
alegarse el carácter de cosa juzgada, si el nuevo juicio se hace por otros hechos o
contra una persona distinta. El carácter de cosa juzgada requiere conjuntamente la
identidad objetiva y la identidad subjetiva.

III. Los efectos de la cosa juzgada

Los diferentes efectos que produce una decisión judicial son descritos con los
conceptos de cosa juzgada formal y material8. La cosa juzgada formal impide que lo
que se ha resuelto en una resolución judicial firme sea impugnado posteriormente
dentro del mismo proceso (efecto conclusivo)9, mientras que la cosa juzgada
material trae como consecuencia que la causa decidida firmemente no sea objeto de
otro proceso judicial (efecto impeditivo)10. Como puede verse, ambas formas de

4
Resalta esta relación CASTILLO ALVA, «¿Constituye cosa juzgada el auto de no ha lugar a la apertura de
instrucción?», Diálogo con la jurisprudencia 62 (2003), p. 132.
5
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 388; SÁNCHEZ VELARDE, Manual de Derecho
procesal penal, p.354.
6
Vid., SÁNCHEZ VELARDE, Manual de Derecho procesal penal, p. 354.
7
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 389.
8
Vid., ROXIN, Derecho procesal penal, 25ª ed., (trad. Córdoba/Pastor), Buenos Aires, 2000, p. 434.
9
Vid., ROXIN, Derecho procesal penal, p. 434; SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, pp.
388, 743.
10
Vid., ROXIN, Derecho procesal penal, p. 434.
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cosa juzgada evitan que se reviva procesos fenecidos, sea prohibiendo dar vida al
mismo proceso ya concluido, sea prohibiendo incoar uno nuevo por los mismos
hechos y contra el mismo sujeto.

IV. La extensión de la cosa juzgada

En relación a la extensión de la cosa juzgada de las decisiones judiciales se distingue


entre un alcance absoluto y un alcance relativo. En el caso de la cosa juzgada formal,
el alcance absoluto significa que la resolución judicial no puede ser impugnada
dentro del mismo proceso en ninguno de sus extremos, mientras que el alcance
relativo significa que cabe una impugnación objetivamente relativa (por ejemplo, por
uno solo de varios delitos juzgados, en caso que no se apele por el resto de delitos)
o subjetivamente relativa (por ejemplo, si solo una parte renuncia a su derecho de
impugnar la decisión)11. Si se trata de la cosa juzgada de carácter material, el alcance
absoluto implica que al sujeto imputado no se le puede volver a iniciar otro proceso
por el mismo hecho, mientras que será relativa si se admite un nuevo procesamiento
a causa de nuevos medios de prueba12.

V. Las resoluciones con carácter de cosa juzgada

Del artículo 139 inciso 13 de la Constitución Política del Perú se desprende que la
cosa juzgada tiene lugar con la expedición de una resolución firme en un proceso
judicial. Si bien la propia Constitución Política amplía los efectos de la cosa juzgada
a los casos de amnistía, indulto y prescripción, es evidente que el sentido propio de
la cosa juzgada está referido a las resoluciones emanadas en un proceso regular13.
Siguiendo esta lógica, el artículo 90 del Código penal establece que nadie puede ser

11
Vid., ROXIN, Derecho procesal penal, p. 435.
12
Vid., ROXIN, Derecho procesal penal, p. 440.
13
En consecuencia, resulta incorrecto interpretar este artículo de la Constitución Política en un sentido
cerrado que impida reconocerle el carácter cosa juzgada a otros supuestos no previstos expresamente,
como lo hace CASTILLO ALVA, Diálogo con la jurisprudencia 62 (2003), p. 133. En nuestra opinión,
merece razón el planteamiento de AZABACHE CARACCIOLO, «Sobre los alcances del auto que desestima la
denuncia fiscal», Diálogo con la jurisprudencia 66 (2004), p. 47, que no le niega el carácter de cosa
juzgada a otros supuestos distintos a los expresamente contemplados en la Constitución Política (p.e. el
auto que desestima la demanda civil).
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perseguido por segunda vez en razón de un hecho punible sobre el cual se falló
definitivamente. Por su parte, el artículo 78 inciso 2 del mismo cuerpo punitivo
contempla como una causa de extinción de la acción penal la autoridad de la cosa
juzgada. Queda claro entonces el efecto que produce la cosa juzgada en las
decisiones que concluyen definitivamente un proceso, siendo más bien la cuestión
central precisar cuándo existe propiamente un fallo definitivo en el proceso. En lo
que sigue voy a ocuparme de mencionar las principales resoluciones que producen
una culminación o terminación del proceso penal y, a partir de ello, precisar si les
corresponde el carácter de cosa juzgada y el alcance del mismo.

1. La sentencia firme

El artículo 280 del Código de Procedimientos Penales establece que la sentencia


pone fin al juicio, lo cual quiere decir que cierra la instancia y decide definitivamente
sobre la imputación penal14. Si la sentencia alcanza el carácter de firme (consentida o
ejecutoriada), adquiere evidentemente la calidad de cosa juzgada, de manera que no
podrá ser impugnada en el mismo proceso o en uno nuevo15. ROXIN reconoce a la
sentencia definitiva el carácter de cosa juzgada absoluta16, lo cual implica, como ya lo
vimos, la imposibilidad de reactivar el proceso o volver a iniciar otro proceso al
mismo sujeto por el mismo hecho.

2. Los autos de sobreseimiento del proceso penal

La Constitución Política atribuye el carácter de cosa juzgada también a los casos de


sobreseimiento definitivo17. En este sentido, resulta de suma importancia precisar
cuáles son los autos o resoluciones que producen el sobreseimiento definitivo del
proceso penal. Pero de mayor importancia todavía será determinar la extensión o
alcance del carácter de cosa juzgada que podrían alcanzar estas resoluciones, es
decir, si se trata de una cosa juzgada absoluta o relativa.

14
Vid., así, SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 721.
15
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 742.
16
Vid., ROXIN, Derecho procesal penal, p. 440.
17
Vid., en este sentido, SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 742.
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A. Las excepciones

Salvo la excepción de naturaleza de juicio, los autos que declaran fundadas de


manera definitiva una excepción penal tienen el carácter de cosa juzgada18. En la
medida que el auto que declara fundada una excepción plateada en el proceso penal
pone de manifiesto un impedimento procesal insuperable, el auto de sobreseimiento
tendrá el carácter de cosa juzgada material absoluta19. En consecuencia, el auto firme
que resuelve favorablemente una excepción no puede ser nuevamente revisado en
sede judicial. Distinto es el caso de los autos que resuelven las cuestiones previas o
prejudiciales, pues en estos casos cabe reiniciar el proceso penal si se subsana el
defecto. Por lo tanto, puede decirse que, respecto de estos medios de defensa
técnico, el auto que los resuelve tiene solamente el carácter de cosa juzgada
relativa20.

B. El sobreseimiento por minoría de edad

El sobreseimiento por la comprobación de la minoría de edad del procesado


produce respecto del procesado un sobreseimiento definitivo con calidad de cosa
juzgada material absoluta, en la medida que el mismo hecho que realizó el autor
cuando era menor de edad no podrá ser objeto de otro proceso penal21. El artículo
18 del Código de Procedimientos Penales confirma esta afirmación al señalar que
acreditada la minoría de edad del procesado se cortará el procedimiento penal
respecto de éste, no pudiéndose, en consecuencia, reiniciársele un proceso penal por
el mismo hecho.

C. El auto de No Haber Mérito para Pasar a Juicio Oral

18
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 742.
19
Vid., en este sentido, ROXIN, Derecho procesal penal, p. 440.
20
Vid., igualmente, AZABACHE CARACCIOLO, Diálogo con la jurisprudencia 66 (2004), p. 45.
21
Igualmente, SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 390, citando la Ejecutoria Suprema de
26 de mayo de 1992, Exp. Nº 318-91 Huánuco.
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Siguiendo la doctrina jurisprudencial de la Corte Suprema expuesta en la Ejecutoria


Suprema de 31 de marzo de 1987, Exp. Nº 1220-86, Junín, SÁNCHEZ VELARDE
destaca el carácter de cosa juzgada del auto de No Haber Mérito para Pasar a Juicio
Oral que luego resulta confirmado por la Sala Superior en grado22. En consecuencia,
una vez confirmado el auto que desestima pasar a juicio oral, no cabe luego que el
juez penal ordene la detención de quien fuera procesado, ni mucho menos tramite la
instrucción y dicte incluso sentencia por los mismos hechos. El sobreseimiento que
produce este auto puede ser de dos clases, tal como se desprende del tenor del
artículo 221 del Código de Procedimientos Penales: provisional y definitivo. El
sobreseimiento provisional se presenta cuando se ha probado la existencia del delito,
pero no la responsabilidad del imputado. En estos casos, el efecto de la cosa juzgada
es formal y subjetivamente relativa, pues el proceso penal puede reactivarse una vez
individualizado el verdadero responsable23. El sobreseimiento definitivo se produce
cuando luego de la investigación penal no se ha comprobado la existencia del delito,
por lo que este auto de sobreseimiento definitivo adquirirá necesariamente el
carácter cosa juzgada material24.

El punto que puede resultar discutible respecto del auto de No Haber Mérito para
Pasar a Juicio Oral es el alcance del carácter de cosa juzgada material de la
resolución judicial que deniega pasar a juicio oral. Como ya lo señalamos, el alcance
de la cosa juzgada material será solamente relativo si la aparición de nuevas pruebas
sobre el hecho permite iniciar un nuevo proceso penal. Podría pensarse que en la
medida que los artículos 232 y 237 del Código de Procedimientos Penales autorizan
el ofrecimiento o la proposición de la actuación de nuevas pruebas en el juicio oral,
la cosa juzgada material del auto que declara no haber mérito para pasar un juicio
oral tendrá el carácter sólo de relativa, de manera que si nuevas pruebas corroboran
la existencia del delito y la responsabilidad del inculpado, podrá iniciársele un nuevo
proceso penal. Esta solución, sin embargo, no puede suscribirse, pues el Estado
tiene que asumir el riesgo de una defectuosa labor de investigación penal y no, más

22
Vid., SÁNCHEZ VELARDE, Manual de Derecho procesal penal, p. 354.
23
Vid., así, SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 617.
24
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 617; SÁNCHEZ VELARDE, Manual de
Derecho procesal penal, p. 547.
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bien, el ciudadano. Si un ciudadano es sometido por el Estado a una investigación


penal con todas las restricciones y efectos socialmente perjudiciales que conlleva sin
que se le encuentre responsable por el delito, no cabe dejarlo expuesto a la
indeterminación de que, en cualquier momento, podrá ser nuevamente procesado.
El Estado tiene solamente una oportunidad para hacer valer su pretensión punitiva.
Si bien puede que esta garantía implique que gente culpable quede libre de pena,
constituye una medida necesaria para evitar la arbitrariedad y la ingerencia ilimitada
del Estado. Por lo tanto, el auto que declara no haber mérito para pasar a juicio oral,
tiene el carácter de cosa juzgada material absoluta25.

D. El auto de No Ha Lugar a abrir instrucción penal

En la doctrina procesal se ha discutido sobre la cuestión de si el auto firme que


declara no haber lugar a abrir instrucción penal tiene el carácter de cosa juzgada o
no. Como argumentos en contra de reconocerle dicho carácter de cosa juzgada se
dice que esta resolución judicial no puede ser equiparada a una sentencia26, que no
es resultado de una actividad de investigación actuada en el juicio27, que se ha
expedido sin la existencia de un contradictorio28 y que, finalmente, no se ha iniciado
siquiera un proceso penal29. Todas estas objeciones carecen, sin embargo, de
fundamento. Veamos por qué.

En primer lugar, la propia Constitución Política pone de manifiesto que el carácter


de cosa juzgada no se limita a la sentencia firme, sino que incluye los casos de
sobreseimiento definitivo cuyos efectos son similares a los de la sentencia30. Como
lo pone de manifiesto con suma claridad SAN MARTÍN CASTRO, “Si el fundamento
(scl. de la resolución que deniega la apertura de instrucción) es semejante al que
puede basar una sentencia absolutoria o una resolución de otro tipo, pero que, por

25
Vid., igualmente, SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 615; CASTILLO ALVA, Diálogo
con la jurisprudencia 62 (2003), p. 136.
26
Vid., CASTILLO ALVA, Diálogo con la jurisprudencia 62 (2003), p. 135.
27
Vid., CASTILLO ALVA, Diálogo con la jurisprudencia 62 (2003), p. 135.
28
Vid., CASTILLO ALVA, Diálogo con la jurisprudencia 62 (2003), p. 135.
29
Vid., ORÉ GUARDIA, Manual de Derecho procesal penal, 2ª ed., Lima, 1999, p. 315; CASTILLO ALVA,
Diálogo con la jurisprudencia 62 (2003), p. 135.
30
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 503.
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unos u otros motivos, equivaldría a una absolución y si esa resolución pasa –o puede
pasar– por sucesivos tribunales con competencia para dictar sentencia, se darán los
requisitos para atribuir a tal resolución fuerza de cosa juzgada”. Por lo tanto, resulta
incorrecto negarle el carácter de cosa juzgada al auto de No Ha Lugar a abrir
instrucción porque no es formalmente una sentencia, pues en determinados casos
este auto realiza un juicio materialmente equivalente al que se hace en una sentencia.

En segundo lugar, resulta infundado afirmar que no ha existido una actividad


probatoria previa al auto de No Ha Lugar, pues el Fiscal Provincial tiene que realizar
una investigación preliminar que le permita reunir los indicios suficientes para
presumir la existencia de un hecho punible31. Si no se hubiese realizado esa actividad
investigadora mínima, el fiscal no habría podido denunciar penalmente al
sospechoso ante el juez. Es evidente que la actividad probatoria no se ha actuado en
un proceso penal formalmente instaurado, pero eso no significa que el fiscal no
denuncie con indicios suficientes de responsabilidad. En cualquier caso, la crítica a la
falta de una actividad investigadora solamente podrá valer para cuestionar el carácter
de cosa juzgada de los autos de No Ha Lugar a abrir instrucción que se sustentan en
un déficit de prueba, pero no para aquellos en los que se desestima el inicio de la
investigación penal por no tener el hecho denunciado relevancia penal.

En cuanto a la falta de un contradictorio, esta objeción podría ser un elemento de


juicio determinante si el auto de No Ha Lugar implicase una cierta desprotección del
investigado frente a la actividad del Ministerio Público, en el sentido de no poder
controvertir las pruebas, argumentos o posiciones de los denunciantes o del fiscal. Si
bien el régimen del contradictorio se manifiesta con mayor fuerza en el juicio oral32,
esta afirmación no implica desconocer su vigencia en las etapas previas al juicio. En
la medida que el investigado ha tenido la oportunidad de controvertir las
afirmaciones de la denuncia fiscal, habrá existido el contradictorio suficiente para
garantizar su derecho a la defensa.

31
Vid., HURTADO POZO, El Ministerio Público, Lima, 1981, p. 216; SAN MARTÍN CASTRO, Derecho
procesal penal, I, p. 469.
32
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 659.
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Por último, constituye una interpretación bastante restringida afirmar que el proceso
penal solamente se inicia con el auto de apertura de investigación33, pues si esto
fuese cierto no habría razón para exigir ya en la etapa de investigación prejudicial el
respeto de las reglas del debido proceso y las garantías procesales34. En cualquier
caso, no puede desconocerse que el auto de No Ha Lugar a abrir instrucción
constituye un juicio de valor emitido por una autoridad judicial, de manera que no
resulta del todo exacto afirmar la absoluta falta de una actuación judicial35. Para
poder evaluar la irrelevancia penal de un hecho no se requiere agotar todas las etapas
del proceso penal, sino que en muchos casos la irrelevancia penal resulta tan
evidente que puede decidirse anticipadamente sobre ello.

Si bien parece no haber mayores dudas sobre la calidad de cosa juzgada material de
un auto de No Ha Lugar a abrir instrucción penal, debe aún precisarse si la cosa
juzgada tiene el alcance de absoluta o relativa. La respuesta no es categórica en un
sentido o en otro, sino que depende de las razones por las que se decidió no abrir
instrucción. Si el auto de No Ha Lugar se sustenta únicamente en la falta de indicios
suficientes que le permitan al Juez penal abrir instrucción conforme al artículo 77
del Código de Procedimientos Penales, la cosa juzgada será relativa36. En
consecuencia, la aportación de nuevas pruebas no ofrecidas o actuadas
anteriormente que se incorporen luego al proceso podrán levantar el carácter de
cosa juzgada del auto de No Ha Lugar y motivar un proceso penal por el mismo
hecho, siempre que, claro está, el delito no haya prescrito.

La situación es, por el contrario, absolutamente distinta si el auto que decide no


abrir instrucción penal se sustenta en la falta de tipicidad o punibilidad del hecho
denunciado. En estos casos, el cuestionamiento de los presupuestos para abrir
instrucción no se sustenta en la ausencia de indicios suficientes de la comisión de un

33
Igualmente AZABACHE CARACCIOLO, Diálogo con la jurisprudencia 66 (2004), p. 48.
34
Vid., SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 471.
35
Similarmente, SÁNCHEZ VELARDE, Manual de Derecho procesal penal, p. 356.
36
Vid., similarmente, AZABACHE CARACCIOLO, Diálogo con la jurisprudencia 66 (2004), p. 45: “Un auto
que desestima la denuncia del fiscal por falta de pruebas o por error en los hechos no provoca los efectos
de la cosa juzgada y, por ende, no impide el proceso si luego se pueden completar las pruebas faltantes o
corregir el error en que se apoyó el juzgador”.
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hecho delictivo, sino en la falta de tipicidad del hecho denunciado por el fiscal. En
estos casos, la cosa juzgada adquiere un carácter absoluto37, pues en un Estado de
Derecho que se sustente en un mínimo de seguridad jurídica, no puede admitirse
una revisión permanente de los criterios de determinación jurídico-penales que se
han utilizado para la evaluación de un caso concreto. Si los jueces pudiesen cambiar
la apreciación jurídico-penal que han hecho en un caso concreto, se tiraría por la
borda los mínimos de seguridad jurídica y el sistema judicial quedaría expuesto a la
arbitrariedad y manipulación judiciales. En consecuencia, la calificación jurídico-
penal de un hecho como penalmente irrelevante en un auto de No Ha Lugar a abrir
instrucción tendrá el carácter de cosa juzgada material absoluta, por lo que no podrá
dar lugar de ninguna manera a un nuevo proceso penal por el mismo hecho 38.

3. Las resoluciones de archivo del Ministerio Público

El proceso penal puede también paralizarse por las resoluciones de archivo del
Ministerio Público, por lo que cabe preguntarse si tienen el carácter de cosa juzgada
o no. En la doctrina procesal existe un amplio consenso en no atribuir el carácter de
cosa juzgada a las resoluciones de archivo definitivo del Ministerio Público39. Se
trata, más bien, de una cosa decidida que solamente produce la imposibilidad legal
de dar inicio al proceso penal y la imposibilidad de investigar penalmente los
mismos hechos40. En la medida que no existe un pronunciamiento propiamente
judicial dentro de un proceso regular, no podrá tener los efectos de la cosa juzgada.
La persecución penal puede continuar, por lo tanto, si aparecen nuevos elementos
probatorios sobre la comisión del delito imputado41.

37
Vid., en el mismo sentido, SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, I, p. 503; AZABACHE
CARACCIOLO, Diálogo con la jurisprudencia 66 (2004), p. 46.
38
Igualmente, AZABACHE CARACCIOLO, Diálogo con la jurisprudencia 66 (2004), p. 46: “Y una
resolución que desestima la denuncia porque los hechos no son delictivos o han prescrito impide que se
replantee el mismo caso nuevamente, aunque se encuentren nuevas pruebas de lo mismo” (cursivas en el
original).
39
Vid., por todos, ROXIN, Derecho procesal penal, p. 335.
40
SÁNCHEZ VELARDE, Manual de Derecho procesal penal, p. 457.
41
Vid., SÁNCHEZ VELARDE, Manual de Derecho procesal penal, p. 457.

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