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ROBERTO DE LA.

> - ~ CARRERAS:
EL HOMBBE DE lf NA EPOCA
Y se nos aparece aquella época como un cendencia, como aquellos guerreros homé· la excentricidad. Prende fuego a la mecha
tiempo pasado que fue, efectivamente, me- ricos que antes de entrar a la batalla hacían de las normas burguesas, con sus ideas en
jor, y del que nos llega una estereotipada la enumeración de sus antepasados. Y unía defensa del amor libre y el divorcio. En
tarjeta postal de melenas airosas, corbatas a ese orgullo de casta, la prestancia física, tomo de él se levantan las barreras de una
de lazo, y empenachadas actitudes cándida· que, en los retratos de mocedad, despierta sociedad ultrajada, que presta al hermoso
mente agresivas; bohemia enwelta en humo reminiscencias de algunos cuadros de Van Luzbel una fábula pecaminosa, de hombre
de cigarros y aroma de cafés tomados hacia Dyck. Si tbien generalmente coinciden en el perverso, peligroso. Su satanismo cunde, y
las madrugadas; hora de la hipertrofia del elogio de su llamativa gallardía los testimo- su insolencia se afirma. Roberto fue, en la
adjetivo, en que se procjigaban las palabras nios de quienes le conocieron, hay versiones ciudad semicolonial, la ruptura con el 1'-"E~r
"pontífice", "joyel", "burilar", "orfebre", y que se contradicen. Pablo Minelli González común. Se sabía proscr~tc y admirado, ne-
todo se escribía con mayúscula; cuando la habla de su mirada "de un agudo verde pá· gado y obser\raáo, objeto de curiosidad y de
literatura era un privilegio de "elegidos", de !ido, casi azul" y de sus "labios grueso:.", temor. Se le seguían los pasos, se le imitaba,
"ungidos de la gloria", de "hierofantes"; y cuando aun hoy, lo primerc ;:¡·" e se advíerte se repetían sus ·frases, se anotaban sus anéc-
la sublime tontería poética aureolaba al son los ojos oscuros y pequeños, de mirar dotas, y él sabía que escandalizaba y atraía.
hombre de un nimbo celeste y maldito; le;; intenso - tal como lo subraya J. C. Sabat Le gustaba; era "su estilo". Para completar
chalecos rojos convenían e! color de las pa- Pebet en una crónica interesante, publicada Ja obra de sus ideas disolventes, se acercó
siones; la búsqueda del vocablo precioso jus- en este Suplemento (9 - III - 1952), y la boca más tarde al '·Centro Internacional de Estu·
tificaba los ocios líricos, y el altillo se con- menuda de labios finos. "Se le leía poco", dios Sociales", que funcionaba en un local de
sagró como ''turris eburnea" asumiendo su añade Minelli. "El primer libro nacional que la calle Río Negro esq. Maldonado. Se había
rango máximo en la Torre de los Panora· se vendió y se leyó de veras", escribe Oros- fundado hacia 1892 o 94, al· incendiarse la
mas de Julio Herrera y Reissig. Todo con- mán Moratorio, a propósito de "Sueño de logia "Garibaldi" de la calle Soriano, y
decía con el ampuloso estilo de una época Oriente". La evocación de don Domingo habían pasado a integrarlo la may~::id áe
en que a fuerza de engolar la voz se engo- Arena nos traza la convencional silueta que sus componentes: Leo~!d~ Áráinghi, Anto-
laba la vida, actitud humana que encubría de Roberto se conserva: ''Llegó Roberto de · nio Ve::dc.-.:~, Francisco Perri, Pas~
con oropeles enfáticos, su desconcierto ante las Carreras, alto ,elegante, muy fino, ..-a~­ Lorenzo, Francisco Frangella, Miguel Cáme-
las nuevas ideas filosóficas venidas de ultra- tido a lo poeta, con traje claro, corbata ra; el pintor Di Lorenzo, Tulio Pessani, y
mar a fines del siglo XIX. "Generación elegante de moño y gacho de anchas alas. otros; casi todos, sastres y zapateros. ¿Qué
esencialmente escéptica e individualista, sin No se separaba jamás de su elegante jun- atrajo al aristócrata hacia aquella juventud
ideales definidos ni orientaciones seguras, su quillo. . . Publicaba en EL DIA sus hermo- italiana influída por Malatesta? Sin duda.
agudo intelectualismo se resolvió en la in- sos versos. Solía enamor~ plai:ónicamente. la novedad, el fermento social, la discusión
Clara García de Zúñiga, madre de Roberto quieta delectación ecléctica del diletante"- Roben:~ ~l!abá, aámiraba y soñaba! ... " de ideas, el lado humano de la vída, qu13
de las Carreras, y bisabuela de la autora observa Zum-Felde, que señala tambi~:::, :::! En el viejo edificio de la calle 25 de Mayo, también sedujo a Florencio Sánchez, ense-
de este artículo. "escepticismo univ~!"e::.! :osüiuto" que se di- la tertulia de los literatos dio al diario un ñándole a ver problemas que plantearla en
:::~¡¡Íaba áetrás de aquel amaneramiento tinte de bohemia. "Con él, Femández y Me- sus dramas, y asimismo a Vasseur y a Bian-
D OBERTC) ~~ I'.t:.= 0J:~s es en vital, que no dej6 de ser sincero. dina, y Torrendell, se formó como un ce- chi, que se incorporaron después.
;;;-;. nuestra literatura el prototipo del "con Roberto de las Carreras se asomó al 900 náculo literario, en el que yo hacia de Ese halo de poeta maldito deslumbró a
dottiero" intelectual Se piensa en aquellos ya con la mitad cumplida de la biografía pinche" - prosigue Arena. El recuerdo del Julio Herrera y Reissig, que quiso conocer
~ñores feudales crueles y magníficos que se que de él se conoce. Había nacido en 1873, poeta se enlaza estrechamente al diario de al discutido y donjuanesco re~!<ie. Fueron
embarcaban en la aventura de las Cruzadas según unos, en 1875, según otros; esta últi· Batlle y Ordoñez, ligados por la amistad, la tan amigos com.c enemi¡cs, pues la relación
para añadir un cuartel más a su escudo y ma fecha es la más probable. Con las com: comprensión y el afecto recíprocos. Allí puso se cer::é con una agria polémica. Menor que
un peligro más a su vida, o en un príncipe pensaciones de la fortuna y el linaje, el el hombro en algún momento düícil, cosa que Roberto, Julio hall6 en éste un cicerone
renacentista que manejara el puñal y el hermoso niño rico fue creciendo entre ha· don Pepe, que tuvo la virtud eminente de avezado que le reveló la literatura francesa
veneno entre sonrisas. lagos, que no contribuyeron por cierto a la gratitud, no olvidó nunca. Allí publicó e italiana del momento, influyendo podero-
Fue escándalo en el Montevideo pueble- mejorar su indole voluntariosa ,egocéntrica Roberto sus poesías, antes de recogerlas en samente con ·el ascendiente de una cultura
rino, al que sobresaltaban sus impertinen- y original, que . tempranamente desembocó volumen; muchas todavía inéditas en libro, de autodidacto, de tipo humanista, pues do-
cias de niño terrible, susto de madres, ame- en la literatura; allí encontró una forma de deben andar dispersas en las grandes hojas minabli varias lenguas vivas y el griego y el
naza de novios y maridos, y secreto sueño holganza que convenía a su escaso sentido que más de medio siglo ha vuelto amarillas latín; ejercitó ese bagaje en el discípulo ta-
prohibido de las adolescentes. No podía sos- práctico de la vida y a los dones naturales y quebradizas. Allí publicó el texto insolente lentoso al que inició en una corriente poé-
pechar nadie, en el umbral del 900, que a de un temperamento inquieto, ardoroso e y desafiante de alguna polémica de la que tica llena de novedades y tentaciones. Ro-
aquel muchacho gall~do y espectacular le ii_naginati':'º: lndudablem~t~, comenzó por v.a hablaremos. Allí. Blixen oublic/. 1~ dm;- berto fue "e M aa!ltrn ti" l.<1 TL.,......,_ "º""º
es Da resetVaao destino melancólico. "'ª •vauauu1,;a~u1v, un romanucismo numao ae rable semblanza - "La r;velación de un alguien ha dicho, y es innegable la órbita de
De su. biografía galante y aventurera, de Musset y Byron ("Que son mis dos parientes poeta"_ ya citada. Allí fue siempre nom- su tutoría en la formación y posterior desen-
sus extravagancias y desplantes, se ha he- más cercanos"), el más apropiado para el bre querido y predilecto. y cincuenta 0 se- volvimiento del estro de Julio Herrera y
cho crónica repetidamente, y las sabidas fogoso y turbulento espírltu del adolescente. senta años más tarde, el mismo diario recoge Reissig. Una obra cumplida y genial, por par.
historias han pasado de un autor a otro sin Esa modalidad debió privar, según lo que eStas páginas que intentan apresar al cu- te de éste, arroja en penumbras la del otro,
que ninguno, desde que Zum-Felde las reu- él confiesa en los versos de "Al lector", en rioso protagonista de una existencia llena inacabada, . irregular y llena de altibajos.
nió en c'apitulo en su "Proceso intelectual un libro anterior que hemos buscado infruc- de claroscuros. Vale la pena señalar <!l Pero el personal influjo no debe desdeñarse,
tuosamente, ''Poesía" ("El libro que hice un vínculo, cuando hoy aún, para Roberto si- pues corresponde reconocer a Roberto de las
del Uruguay", añadiera datos esenciales a
lo ya dicho por éste.
No lo pretendemos, tampoco. No es fácil,
::a~u!r ":nv:::a t~n::"1:/~o~:fen~~d: guen vivos los amigos de entonces. Hace estético.
"Poesía",¡ La primera obra mía, ¡ No tra:o muy pocos días, al visitarle, se nos ocurrió
Carrd-as su lugar incuestionable de iniciador
"El dandy hermoso y llamativo de
por otra parte, porque medio siglo separa decir: "Le traigo saludos de don Pepe". Y los rizos rubios, la elegancia petulante y los
su época de la nuestra -apenM medio si· de negar que antes yo me encontraba /En- su reacción fue: "¡Ah, sí, el director de versos eróticos, debió descubrirle y revelarle
glo del que hay todavía testigos que oral- tre los que han formado en el Romanticismo EL DlAJ" el modernismo'', anóta "Lauxar". En cuanto
mente han trasmitido relatos más o menos / Y por tanto gustaba / De cantar al azul, a Ventura García Calderón, ve en Roberto
a la noche, al abismo. . . ¡ Del cielo iba a A mediados de 1895, decidió, de golpe
fidedignos, ya medio siglo que para nues- "el legítimo introductor de la nueva escuela
tra generación configura llDa perspectiva la tierra y de la tierra al delo, / Aunque ~·:e:~~ ~~i::d:!:'' ;;di~~~r :em~!!e::O;d~a~ en el Uruguay; y en sus dos hermosos libros
1
suficiente como para que la anécdota se en- esto no es en mí por cierto sorprendente, de Batlle, leemos: "Roberto de las Carreras _ de prosa poética "Saludo a una Palmera" y
vuelva de leyenda y lejan\a. I Pues tengo la locura en las alas Y vue· se embarca esta tarde en el "Victoria" rumbo "Psalmo a Venus Cavalieri", encontramos ya
lo / Desatinadamente." No engaña el to- a Europa. Va a España, a Madrid, a publi- el frenesí del tropo y de la mayúscula, esa
nillo zumbón; el poeta veinteañero disfraza car versos y tirar el florete con Athos, según fosforescencia verbal que llegaría al deli·
con su sonrisa burlona, su altanería y sus dice. Sin embargo, este viaje inesperado, rium tremens", pero también a novedades
alardes de elegante cinismo, el amargo des- precipitado como una huida, nos sorprende magistrales del vocablo y la rima, en el
=::~:: ~U: ~~:!:c~fi~e~u~o:en~: a todos sus amigos¡ y hecho ahora, cuando rrera y Reissig." espíritu desorbitado y genial de Julio He-
Y Alberto Zum-Felde reco·
este rasgo de su carácter, en un _extenso ar· sus últimas composiciones han sido un ver·
tículo publicado en EL DIA (l9. VII. 1895 ): dadera triunfo, nos parece una escapada de noce por su lado: "él (Roberto) fue quien
muchacho mimado y voluntarioso y nos da introdujo en el circulo incipiente de la Torre,
"Hay en el sarcasmo de nuestro poeta un la esperanza de una vuelta pronta. Desde el filtro de cantáridas de su sensualismo y
, singular encanto: el de lo inexplicable. No hoy, al llegarnos el correo de Europa, antes el dandysmo cínico de su acracia." Alvaro
ha sufrido aún puesto que apenas comienza de buscar' los nombres del Canciller de Ca- Armando Vasseur, en "Maestros Cantores",
a vivir: ¿de dónde le viene entonces esa privi, del Czar de Rusia, de Sagasta, de :é=iiere de este modo la posición intelectual
obsesión del dolor que hay en su alma me- Cavalloti, de Crispí _ ¡perd6"--;;;,;.ios los de Roberto: "Entonces, ni Rodó, ni Marír.
lancólica?" En efecto; todo parecía seña- Eugenia, ni ·su hermano el filósofo, Vaz Fe-
larlo como a un mimado de la suerte; nada gra~des tsunt~s s~a!~.;il; busc~~emos. co~ rreira, sabían de Reissig. El único "esteta"
j~tificaba ~ sen~miento de. infortunio. ~i8~~~~~·~I'".~ ~:;S).º quen ° amigo. que descollaba era Roberto de las Carreras,
~un no hab1~ ofend1d? con sus ideas c~rrri- · No se limitó a España el recorrido; visitó como lo prueba la prosa de "Sueño de Orien-
~tvas el ambiente y s1 acaso ~e advertía en ctros países; le deslumbró Italia; en Francia te", y las poesías humorísticas, ;onteriores a
el. alguna r.~reza, se le feste~aba com? ca- _digamos ''París"_ el refinado halló la las de Darlo, insertas en EL DIA, de Mon-
pncho de nmo grande. "A casi todos mi pee- d d · d , •tu s 1 f tevideo." ''Entonces ..:...insiste Vasseur- el
sona in5 pira ¡ Una especie de burla cari· ver a era patria e ~u esp1.r1 . e e a ~n:
maestro estilístico del altillo, que Reissig
ñosa", fe~teja ,risueño. El talento era i~d~- !i
~::e~:~:,a e;ue~~~~~~ :::r.~'L:e l~::.~ llamaba "la torre", era Roberto." Y ubica el
d~ble. Dis~rua ~e una fortuna que ru el como pondrá al fechar algunas producciones, período de influencia en el lapso que va de
mi~o .sabia. Trata abole~go. Aca~o el con- 0
"Tontovideo", 0 "La Toldería". Dícese 1897 a 1902. Téngase en cuenta que éstas
vencum~to ~e . su alcurnia, ~xphca su or· también que llegó a Turquía, mas no se ha son versiones de quienes vívieron al lado
gullosa supenondad! ~a auda~a de ~us X?º" podido confirmar el dato. Tal vez sí, pues suyo, y no siempre los más próximos saben
dales, su modo de v1v1r y $entlr tan 1mbu1do . . t d afá d óti es ser imparciales. Cuando las pasiones rever-
de prejuicios aristocráticos, aunque no le su mqu1e u y ~ e co~s ~x cas no
hubieran llegado por la vía de la legitimidad. raro que le condujera haeta tierras que en- beran no es fácil ser ecuánime. Y aquella
Insiste, recalca su estirpe linajuda, entron- ton~esti!e?resentaban un orbe fabuloso para generación que cultivó la egolatría no era la
más apta para justipreciar a sus contem -
cada con viejas familias patricias: los Gar- la ~ sia. .
• d z 1 ~· Alz d El'1 1í LoS nuevos honzontes se graban en !'\U poráneos.
eta e 7g8:re. ag~ e
1
ª1po~ 1ªVi nea sensibilidad dándole una peculiar concepción De todos modos, se deduce que Roberto
materna; os ~s. re;a~ Y os e iana de hombres y cosas. ''Fue el Viejo Mundo de las Carreras era en aquellos momentos
p<>r la_ paterna. Drra. de s1: Yo, que ost~nto _escribe el gran escritor ecuatoriano Al- iniciales del siglo, un personaje digno de
impenalmente en ~s blaso~es catorce Siglos fonso Rumazo González _ que puso en sus atención y cuidado, y que Julio Herrera y
de nobleza: el Aguda de V1ana, de alas pu- l l , • \ • • rd d 1 Reissig recibió de él un influjo notorio que
· t b'erta 1 · · · ·ó del vuelo· ( manos a 1iv-- ·· a ongma 1 a y e
Jan es, a 1 s en a 101c1ac1 n ~·. ("El Universal", Ca· super6 después por sus propios valimientos.
el Caball_o de C'..arrer~s a escape en un campo flCuando regresa, trae Al fundar en 1899 "La Revista", pide a Ro·
<izul. ba30 una lluvia de estrella :. .. yo, --~3 ais.CI"'°'° h · 1 · berto una colaboració~: iiuí e~tá, en el pri ·
G · · d z·-· aristó~ -~ _....,."2ll > acia as convenciones
generalmente el prim
· • lo precedió otro :S-
arcia .. uru~a, •
""°"!'"""'~ · - l~día exacerbada hasta mer número (20 • V~II • 1899) la "Galan-
)' '· ~ sobresalir llevado a tería" para con "La r · 4~" ~guándolo
--------

i'oesfo"
n el N9 8 (25-IV- 1900) el propio He- "Amarux" nos hace, ágilmente, el más
rrera y Reissig le exalta, elogiando "Sueño completo bosquejo bi gráfico que hemos
de Oriente", ''La nota artística más anticon- leído sobre ella, y a e remitimos a quien •
vencional dada en el pequeño teatro de le interese. (Suplemento de EL ,DIA,
nuestra literatura." Y destaca: "Roberto de 20- 11 - 1944).
las Carreras es un sibarita que sienta mal Lina llegó a nuestra ciudad, por vez pri-
en el rebaño burgués de nuestros literatos." mera, en los comienzos del siglo. Vino, la
Sin duda, el "rebaño" no podía menos que vieron, y venció. Triunfó y rindió voluntad.:!s
' mirar con ojeriza Íil singular colega que ser- a su paso. Las mujeres la envidiaron y los
vía de referencia para tan poco favorable hombres suspiraban por ella. Noche a noche,
cotejo. En el N9 10 (25 - V- 1900) Manuel .en un palco delantero, un hombre atildado
J. Sumay, y en el N9 11 (10-VI-1900) y llamativo, avasallado por la beldad, asis-
Osear Tibeti , argentinos ambos, tejen el en- tía, exaltado, a las funciones: era Robert;:,
~endido panegírico de dicho opúsculo, con de las Carreras. De ese amor unilateral na-
un estilo que busca corresponder al clima ció el poema que tanta celebridad sigue
~petioso y sensual del libro comentado, "es- arrojando sobre los dos protagonistas del
trie~ !na (sic) en copa de oro". En el N9 12 curioso idilio, a medio siglo de aquella
(25 - VI - 1900), Julio le ofrenda su poema juventud y aquella embriaguez, formalizada3
"Plenilunio", con esta sugestiva dedicatoria: para siempre en el "Psalmo a Venus Cava-
"Al sultán Roberto de las Carreras". Hasta lieri".
que un día Roberto, públicamente protesta,
Espectacular, de formato grande, osten-
porque se cree saqueado, y reclama a Julio
Herrera y Reissig la paternidad de una me- tando el título en letras áureas, en las tapas
ocre atadas con lazos de seda roja; rojas las
táfora. Se defiende, atacando también, el
gruesas bojas, impresas en tinta negra, y en
otro, y la polémica sube de tono por parte
de Roberto, que desnuda intimidades con cada página par, una foto ·original de la fa-
mosa cantante, en el apogeo de su juvenil
virulento desenfado. Esto fue por 1906; las
belleza. Y roja la llamarada pasional que
cartas de RoOerto y las de Julio pueden
galopa desordenadamente en el jadeo ator-
verse reproducidas en "Número" (enero -
junio 1950) que transcribe también el ácido bellinado del poeta. Se ha hablado siempre
de la prosa suntuosa y elástica del "Psalmo";
altercado entre Roberto y Vasseur, publi-
cado en EL DIA de 1901. Insultos, ultrajes, estamos en condiciones de afirmar que ori-
acusaciones, destemplanzas, todo saturado ginariamente, fue escrito en versos, de me-
de airada acometividad, ventilado por nues- dida arbitraria, pero reunidos en estrofas,
tra prensa de antaño, que creeríamos dema- con un ritmo deliberado; y la prosa que co-
siado pacata para dar cabida a tales des- nocemos no es sino la yuxtaposición de un
ahogos, amplía un poco nuestro conocimiento verso a continuación del otro, IÓ que ex-
de aquell,¡l sociedad montevideana, a todas plica la musicalidad y amplitud del período.
fuces tan ávida de escándalo como cualquier En el "Psalmo'', el esteta incendiado y
)iudad de nuestros días. platónico escribió con su pasión la más elo·
cuente de sus lucubraciones ,enamorado a lo
Roberto de las Carreras copió, de su pro- lejos de la actriz, a la que había conocido
pia vida, el tono de su literatura. Vivir le en Francia, y que nunca llegó a hablar con
ocupaba más tiempo que escribir. Por eso su apasionado salmista. Hubo para ella un
la totalidad de la obra publicada cuajó en ejemplar especialmente impreso y encuader-
opúsculos livianos, de pocas hojas, cuidados nado con el lujo y buen gusto más exigente,
en el detalle tipográfico con pasión de "gour- y fue otro ex9uisito, Julio Raúl Mendi-
met" intelectual. Además del ya nombrado laharsu, el portador del mismo, en un viaje
y nunca visto "Poesía", y luego "Al lector", a París. Nunca se ha sabido qué dijo de
de 1894, en 1900 edita "Sueño de Oriente'' aquel rendido admirador la Cavalieri, y aca-
- dedicado a Arturo Santa Ana - y en so haya en sus memorias alguna constancia
1902 "Amor libre'', perverso alegato donde del episodio, si llegó a aquilatar el valor
escarnece el amor matrimonial, entre son· del homenaje; era demasiado bella, y no
risas que disfrazan mal su despecho. En el vamos a exigir que además fuera inteligente Roberto de las Carreras en 1902.
fondo es una feroz venganza de su mala- "la mujer más hermosa de todos los tiem-
ventura conyugal. "Parisianas", en 1904, pos'', como la adjetivó D'Annunzio, enten-
reco11:e en 52 páginas comentarios críticos dido en la materia. Pero quizá estamos sien- Digamos también que el mórbido estilo, ·'Sus manos de siderales dulzuras han de
xpresados en una prosa rutilante y opu· do injustos con su sombra. arrebatado y erótico, del ''Psalmo", dende inspirar un ruego: ¡Tener el huérfano cora-
ta, donde mondando la fronda de las · parece oirse la culminación de una sinfonía, zón dormido en ellas!" "En ella se desan-
etáforas, pueden descubrirse bellos acier- Dos cosas conviene aclarar en tomo del atrae sobre sí las miradas de t~l modo, que grará mi ternura ... "
s. "Psalmo a Venus Cavalieri'~ ·"Yo no s.ov asunto: que Roberto no mantuvo con ella _ooca atención ~= ~~ :! :::;~~ ~~~ ~ ;ee-
1paú1 , En on a azul ... ", os tres de vtñcw persona es; y que no rue por ella mos detenidamente "En onda azul ... ", por
que le sobrevino la locura, como han dado Dora Isella RUSSELL
05, "Oración pagana", de 1906, "Don ejemplo, nos sorprenderá una ternura reman·
en decir algunos cronistas mal informados.
n" ,"La visión del arcángel" en 1908, "La
Es absolutamente falso que la pasión del
sada, donde el amor no es el hálito que- (Especial para EL DIA) .ts/12 /951-
Venus celeste", en 1909, "Suspiro a una mante y demoníaco, sinQ la ebriedad dulce
poeta por la Cavalieri resultara causante del del ensueño, con un desmayo de hombre

~
!mera" en 1914, aprisionan en ediciones (Continuará en el pT6ximo número
. amativas, su irregular mon6logo literari<.>. mal, de origen hereditario. fatigado que busca puerto para sus hastíos: con "El Atardecer de Luzbel") .
.a poemas primigemios p\lblicados en EL
A A.• se habían caracterizado por .un matiz
~-·~:~ provocativo, jugando al pesimismo,
1-v '"{elante se hará sombrío y mordaz.
-i» ~ _ ; evalecía todavía el buen talante
~ Jventud, el gusto de la humorada, la
.: Eta traviesa. "Represento un atentado I
· . ,as buena., ~lumbres'', declara ufano en
poerr.¡¡ ~1 reverente y feativo a propósito
Wl artículo del Código Civil que lo per-
udica. Es verdad que con tal poema no mo-
dificará la ley, pero él se da el gusto, a sa-
tiendas de que _molestará a algunos: "Y

.•
1
acaso a muchos les dará tristeza / Que pu· 1
blique estos versos. . . C~m certeza / l)oy 1

con ello un disgusto a mi familia." 1

En otra ocasi6n, ante ei rechazo o el



temor de la mujer · que él corteja, dice eon
••
•••
.,., nífica 81Tog&ncia: "En cuanto a tu ma·
-n ' ,_ / Será sólo cuestión de un duelo a f
. - te." Pero no falta el toque liviano, lleno ·,";
••
-1&· racia: "Espiritual, risueña, descuidada
a ece que el azar Ja hizo jugando." O el
·J}· 1 o rico de lirismo, donde deja sarcas-
•••
mos a un lado, y se muestra elegíaco y me- r ••
lancólico; como su monólogo freate al mar: i ••
"¿Df nde están las sirenM, las ondinas? /
is lfliciones, demasiado finas, / Quieren
$
••
. ' a cosa ~orprendente, / Pero a nii al· ••
ce, desAfaciadamente, / No quedan nad!f ••
que aves ~arinas." En el poema "Deso·
n" es - de lo que conocemos suyo - •..
e se le encuentra más desarmado, más·
~~" sincero; el tono de la verdad
f. IJ ••
.n.JJ : Tuve miedo: Ja sombra estaba
4
1-
f.
~Ir
'

....., ~ 1esti- ' ¿Imagen poética o presenti- ~ .l

-
l '
~" encontré con el alma dolo·
er ·· 'la tierra cruel, desconocida, I
- Et,.\
Com\- speraba! / Siempre estoy solo/
bait maldito / Hay ala<> de infinito
· • d cQY empieza porque nunca acaba/"
s _ • .: ..ice a la mujer amada? ¿Tal vez
/:'indese de nuevo en esperanzas "Mas
r,~o~""' lladt1 tarde. La existencia / · Te
· ~~"~.,te ha dado la experiencia / D~
;"~ entera! / Todo en tu corazón
a · / Y nti amor desolNlo Hl'ma
p •tttiAua primavera!''
-saPPopol~~~._..._.
op.-.oJ. d Ol!ll!'I P .. m~ ...:'~
..<Jd~oap~t:>.IOd1!1> .. -r::r
-;Mil . . . . ~. ope~ ~

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