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(Homenaje Postumo)
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SEGUNDA Obras | EDICiON
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Asie sr cameee |URANIA
NOVELA
SEGUNDA EDICION
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BUENOS AIRES
1925PRIMERA PARTE
LA MUSA DEL CIELO
Yo tenia diez y siete afioz. Ella se Namaba Urania.
Era acaso una joven, rubia y de ojos azules, un ensuefio
de primavera, una inocente pero curiosa hija de Eva? No, era,
sencillamente, lo mismo que en otro tiempo, una de las nueve
Musas, Ia que presidia los destinos de la Astronomia, la que
anidaba y dirigia el coro de las esferas con su celeste mirada;
era la idea angélica que se cierne sobre las bajezas terrestres,
y si bien no tenia las carnes deslumbrantes, ni el corazén cuyos
latidos se comunican a distancia, ni el tibio calor de la vida
humana, existia, no obstante, en una especie de mundo ideal y
siempre puro, siendo a pesar de ello bastante humana, por su
nombre y su forma, para producir en el alma de un adolescente
impresién viva y profunda y para hacer surgir, en esta alma, un
sentimiento indefinible de admiracién y casi de amor.
El joven cuya mano no ha tocado atin al fruto divino del
Arbol del Paraiso, aquel cuyos labios han permanecido igno»
rantes, cuyo corazén no ha hablado todavia, cuyos sentidos se
despiertan en medio de la vaguedad de aspiraciones antes des-
conocidas, ese presiente en las horas de soledad, y aun en las
de" los trabajos intelectuales con que la educacién contempo-
rénea recarga su cerebro, el culto a que habré de hacer muy
pronto sacrificios y personifica de antemano, bajo formas di+
versas, el ser encantador que flota en la atmésfera de sus en-
suefios. Entonces quiere, 0 por mejor decir, desea llegar hasta
aquel ser desconocido, pero quizds no se atreveria nunca a
efectuarlo en su candorosa admiracién, si no vinieran a hacerle
facil la empresa. Siendo Cloe ignorante, necesita que la curiosa
e indiscreta Licenién se encargue de instruir a Dafnis.
Cuando nos habla de la atraccién todavia desconocida pue