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2 El memoricidio de la Nakba: la toponimia sionista-hebrea y la desarabizacion de Palestina El silenciamiento del pasado palestine Los palestinos comparten experiencias con otros pueblos indigenas ‘a quienes los colonos y los colonizadores blancos europeos han nega- do su propia narrativa, destruido su cultura material y suprimido 0 reinventado sus historis. En The Invasion of America (1976), Francis Jennings expone las narrativas hegeménicas de los colonos blancos europeos y destaca que, durante generaciones, los historiadores escri- bieron sobre los pueblos indigenas de América desde una actitud de su- perioridad cultural que suprimié o distorsioné la historia real de estos ‘Pueblos iridigenas y sus releciones con los colonos europeos. En De- colonizing Methodologies: Research and Indigenous Peoples, la in- vvestigadora maori Linda Tuhiwai Smith (1999) asegura que el impac- 1 del colonialismo europeo sigue daiiando y destruyendo a los pueblos indigenas; que la negacién de las perspectivas indigenas de la historia ha sido decisiva a la hora de reafirmar la ideologia colonial, en parte Porque tales perspectivas ertn consideradas incorrectas o primitivas, pero sobre todo porque «cuestionaban la misién de la colonizacién y se ‘oponfan a ella» (1999, p. 29). En palabras de Smith: Bajo el colonialismo fos pueblos indigenas han luchado contra la pers- Pectiva occidental de la historia y, sin embargo, han sido cémplices de su ién. Con frecuencia hemos permitido que cuenten nuestras «historias» y las hemos escuchado una y otra vez como meros espectadotes ajenos & clas... Los mapamundis reforzaron nuestro lugar en la periferia del mun- do, aunque se nos seguia considerando parte del Imperio, Esto incluia tener ue aprender nuevos nombres para nuestras tierras, Otros simbolos de 95 ‘nuestra lesltad, como la bandera, también formaron parte integral del curi- ‘culum imperial, Nuestra orientacién del mundo ya estaba siendo redefinida ‘mientras éramos excluidos sistemsticamente de ia escritura dela historia de ruestas tiertas (1999, p. 33), En La limpieza émica de Palestina (2006), el historiador Llan Pappé desarrolla el concepto de memoricidio cultural, haciendo hincapié en Jos esfuerzos sistemiticos institucionales, politicos y militares en el Is- rael posterior a 1948 por desarabizar el territorio palestino; sus nom- bres, ecologia y emplazamientos religiosos; sus pueblos, ciudades y paisajes urbanos; y sus cementerios, huertos, olivares y campos de na- ranjos. Para Pappé hay un palimpsesto metafdrico en juego: la oblite- racién de la historia de un pueblo con el fin de que otto pueda escribir la suya; la reduceién de muchas capas a una tinica capa (2006, pp. 225- 234), Los métodos sionistas no sélo han desposeido a los palestinos de su tierra; también han intentado privarles de su vor y del conocimiento de su historia, Pese a sus rasgos distintivos y a su ideologia nacionalista, la colonizacién sionista en Palestina ha seguido la trayectoria general de los proyectos colonialistas europeos en Asia, Africa y América La- tina: apoderarse de la tierra de otros pueblos y desalojar o dominar a sus habitantes indigenas (Masalha, 2007, p. 16). Los mitos fundadores de Israel dictaron el desalojo conceptual de los palestinos antes, du- rante y después de su desalojo fisico en 1948; el invento de eufer ‘mos como «traslado» y «ausentes presentes» ya han merecido la atencién dde muchos estudiosos.' La desarabizacién de Palestina la supresién de Ia historia palestina y de Ia memoria colectiva de los palestinos a ma- nos del estado israeli no son menos violentas que la limpieza étnica de los palestinos perpetrada en 1948 y la destruccién de Ia Palestina his- tbrica: Ia eliminacién es un elemento basico de la construccién de una identidad judio-sionista-israeli hegeménica en el estado de Israel (Pap- pé, 2005, p. 287), Las reacciones palestinas al desalojo y la desposesion forzados y a 1a limpieza étnica de sus poblaciones son «discursivamente ricas, com- plejas y versétiles».” En las iltimas décadas, se han producido ~y si- guen produciéndose~ novelas, poemas, peliculas, obras de teatro, do- cumentacién etnogréfica y fotogréfica, mapas, archivos de historias rales, paginas web y un sinfin de actividades en comunidades exi das y desplazadas internamente, muchas con el objetivo de contrarres- tar las negaciones israelies y corregir las distorsiones de omisién y co 96 risién que han servido para erradicar la presencia palestina del pais. ‘Asimismo se han editado muchos libros, en Tsrael y en la Universidad ‘de Birzet, dedicados a las aldeas desalojadas y destruidas por Israel. Forman parte de una vasta literatura historica y también de ficeién en ja que las aldeas palestinas destruidas son «revitalizadas y celebrada su existenciay* The New York Times se hizo eco de la celebracién palestina del cin- cventenario de la Nakba y la protesta contra el desmembramiento de Palestina, en Jerusalén en 1988, con el siguiente titular; «Mideast Tur- soil: In Jerusalem Israeli Police in a Clash with Arabs» (Agitacin en Oriente Préximo: enfrentamiento entre polcia israeli y érabes en Jeru- salén), El periédico cit el siguiente mensaje de Mahmud Darwish, et poeta nacional palestino y el narrador mas influyente de las tltimas dé- cadas, retransmitido por la radio palestina con base en Ramallah: «He- ‘mos triunfado sobre el plan de ser expulsados de la historian.‘ En ef mismo aniversario, el eseritor palestino Salman Abu-Sittatraz6 y tribuyé un mapa que mostraba que los refugiados palestinos habian hnuido de 513 aldeas en la Palestina del Mandato. All That Remains de- talla la destruccién y el desalojo de cientos de aldeas en 1948 y por- menoriza las circunstancias de la ocupacién de cada aldea. De las 418 aldeas desalojadas que documenta Khalidi, 293 (el 70 %) fueron com- pletamente destruidas y 90 (el 22 %) destruidas en su mayor parte; 7 sobrevivieron, como Ayn Karim (al oeste de Jerusalén), pero fueron ocupadas por colonos isracies. Se han preservado meticulosamente ‘unas pocas aldeas arabes y barrios pintorescos, pero alli no viven pa- lestinos -algunos de sus antiguos residentes son refugiados det interior de Israel (Masatha, 2005)- y se las conoce como «colonias artisticas> judias (Benvenisti, 1986, p. 25). Un viajero observador todavia puede apreciar los restos de esas aldeas, pero en general sélo quedan monto- nes dispersos de ruinas y cascotes. jen de hebraizacién de La importancia de la toponimia y la pol los nombres ‘

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