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59 Roxana Elvridge-Thomas
DE MOLES, PULQUES, DULCES Y BISTECES:
LA COMIDA EN LA CIUDAD DE MÉXICO
DURANTE EL SIGLO XIX
71 Begoña Arteta
NUEVOS SABORES: GUSTO Y DISGUSTO
93 Cecilia Colón
LA CONSTRUCCIÓN DE LA LITERATURA NACIONAL
LITERATURA 101 Alejandro Caamaño Tomás
Diana M. Magaña Hernández
LA MUJER Y SU REFLEJO EN LA LITERATURA
BAJOMEDIEVAL ESPAÑOLA:
¿LITERATURA FEMINISTA O FEMENINA?
207 SINOPSIS
211 COLABORADORES
PRESENTACIÓN
LA VIDA COTIDIANA EN MÉXICO EN EL SIGLO XIX
CECILIA COLÓN*
C
panorama de este México decimonónico
ostumbres, tradiciones, chismes, re- en todos los aspectos: comenzamos con
gocijos, obligaciones, cotidianeidad… con los cementerios, nos seguimos hasta la
cuántas palabras podemos designar aque- cocina y terminamos con la formalidad
llo que va formando nuestro diario ir y de la literatura.
venir por una ciudad, por una sociedad El primer artículo nos lleva a un lugar
determinada, por nuestro rumbo, por al que todos llegaremos tarde o tem-
nuestra casa en un momento histórico prano: los cementerios, y como la vida,
específico. Esta situación es la que va también existe la muerte y es necesaria,
haciendo que vivamos de una forma de- pero hay que reglamentarla. “Los restos
finida, que realicemos actividades que de José María Heredia. Detrás de los hue-
se van convirtiendo en costumbre y tradi- sos perdidos o ¿la paz de los sepulcros?”
ción de un lugar, de una época. En este do- es un texto de Alejandro González Acosta
ssier hemos querido reconstruir un poco y en él nos lleva a conocer, en primera
ese acontecer habitual y cotidiano de la instancia, el triste final de los restos del
Ciudad de México del siglo XIX, así que al gran poeta cubano José María Heredia
tiempo que lo hacemos desde un punto (1803-1839), que no descansa en paz; ya
de vista más formal, también nos vamos muerto, ha seguido viajando por varios
a los pasillos, a los entresijos de esta ciu- panteones: el Santuario de Nuestra Seño-
dad para conocer los chismes que se ra de los Ángeles, Santa Paula, y después,
decían entre susurros, pero que adere- sólo Dios sabe, pues la investigación
zaban, como las cerezas de un pastel, todavía no da el dato exacto de dónde
el incesante acontecer de esta naciente reposa. Junto a estas pesquisas, González
capital independentista. Acosta nos muestra la legislación que ha-
Nuestro dossier está formado por siete bía en el México Independiente sobre
artículos que nos dan un rico y variado los panteones, nos habla de las condicio
nes que se necesitaban para ser hués-
ped de ellos y hasta del precio que se ha-
bía de pagar: ¿a perpetuidad o temporal?
* Departamento de Humanidades, UAM-A. Lo que sucedía en el más allá, sólo Dios
3
CECILIA COLÓN
lo sabe, pero en el más acá... a veces era do, a esta serie de situaciones chistosas,
más complicado morir que vivir. a veces humillantes, llevadas a la exage-
Ya dijimos que la vida cotidiana está ración por un provinciano que se vuel-
llena no sólo de lo que se hace por cos- ve como el juguete de una Ciudad que
tumbre, sino también de las habladu- es alocada, terrible, peligrosa y diabólica,
rías, de todo aquello que se dice en voz pues todo le sale mal y lo que él pensa-
baja, de lo que se oculta, de los secretos ba que sería un paseo, se convierte en
a voces y Leticia Romero Chumacero nos una pesadilla.
entrega la crónica de un delicioso chisme- La comida y la bebida es algo que
rumor que durante muchos años estuvo siempre hacemos, desde que nacemos
en la clandestinidad: el idilio entre Laura hasta que morimos, lo interesante es
Méndez y Manuel Acuña, el famoso vate cómo resolvemos estos rituales que son
de quien se aseguraba se había suicida- motivo de tertulias, cambios de opinio-
do por el rechazo de Rosario de la Peña, nes y, a veces, hasta disputas. En este
¿realmente fue por ella? Los argumentos dossier contamos con tres artículos que
de Leticia Romero en su artículo: “Laura se refieren a este tema: “De moles, pul-
Méndez y Manuel Acuña: un idilio (casi ques, dulces y bisteces: la comida en la
olvidado) en la República de las Letras” son Ciudad de México durante el siglo XIX”
contundentes: hubo un gran amor entre de Roxana Elvridge-Thomas, “Nuevos
estos dos poetas decimonónicos, Laura y sabores: gusto y disgusto” de Begoña Ar-
Manuel, que culminó con el nacimiento teta y “La serpiente-hada del deseo de
de un hijo que no terminó ni siquiera su lo imposible” de María Emilia Chávez.
primer año de vida debido a la extrema Roxana Elvridge-Thomas nos obsequia
pobreza en que estaba sumida la pareja. con un delicioso texto donde nos da una
¡De lo que nos venimos a enterar tantos panorámica de las costumbres y rituales
años después! culinarios en el México del XIX. Ella nos
Por supuesto, junto a la muerte con la habla del menú que se estilaba comer
que los mexicanos nos llevamos tan bien por aquella época y después de enterar-
y en medio de un buen chisme no podía nos de esto, surge la pregunta: ¿por qué
faltar la risa, la ironía, la burla; el manejo no estaban completamente obesos nues-
de estas tres situaciones son diferentes tros ancestros luego de saborear tal can-
en cada cultura y en cada país. Margarita tidad de comida? Adivinando esta duda,
Alegría nos da una muestra de cómo se la propia Roxana Elvridge-Thomas se la
practica esto durante el siglo XIX a través plantea y la responde. Pero no sólo
de un escritor que ha sido considera- habla de esta cuestión, de la mano del
do el primer romántico mexicano: Igna- poeta Manuel Gutiérrez Nájera, nos in-
cio Rodríguez Galván (1816-1842), sobrino troduce al cosmopolitismo del final de
del famoso Mariano Galván, el editor de ese siglo en donde la moda, el lenguaje
los no menos conocidos calendarios Gal- y la cocina logran un sincretismo sin igual
ván. A lo largo del artículo “Ignacio Ro- con Europa, admitiendo las influencias
dríguez Galván, humor y vida cotidiana francesas y estadounidenses, pues nos
en el México del siglo XIX”, Margarita Ale- acercamos al cognac, al ajenjo y al cham-
gría nos introduce a ese siglo y, sobre to- pagne, sin dejar de lado, por supuesto,
nuestro tradicional mole que en ese mo- Europa, sino también los mexicanos. En
mento se consolida como el platillo na- el artículo “La serpiente-hada del deseo
cional por excelencia. de lo imposible”, María Emilia Chávez
Por su parte, Begoña Arteta nos mues- Lara nos explica qué es y qué efectos
tra como descubren el arte culinario del provocaba el ajenjo, esa hada verde que
México decimonónico, a tres viajeros ponía tan gozosos a nuestros artistas. Ella
ilustres: Frances Erksine Inglis, mejor co- nos platica cómo nuestros escritores se
nocida como Madame Calderón de la dejaban seducir por su color verde, su
Barca, de origen escocés; Brantz Mayer, aroma, su textura, pero quizás, sobre to-
norteamericano, y Carl Bartholomaeus, do, porque la propia seducción era mis-
un británico-austríaco; todos ellos tienen teriosa. “¿Qué va a suceder cuando la
en común el formar parte de diferentes beba yo? –quizás pensaban–, ¿qué imá-
legaciones diplomáticas que vivieron una genes y metáforas va a producir en mi
buena temporada en México. En “Nuevos cerebro...?” Esas preguntas, cada artista
sabores: gusto y disgusto” y junto con Be- las tenía que responder de manera per-
goña Arteta, podemos ver sus rostros de sonal luego de un largo y delicioso trago
asombro y, a veces, de repulsión al tener de ajenjo.
que probar un platillo, frutas exóticas, Cerramos nuestro dossier con un ar-
como el mango y el zapote, o picosas sal- tículo titulado “La construcción de la li-
sas que jamás hubieran imaginado comer teratura nacional” de la pluma de Cecilia
y no hablemos del pulque, bebida de lar- Colón; ella nos habla de la cotidianeidad
ga tradición en la historia de la comida entre los intelectuales, esta tarea que
mexicana, porque la expresión de nues- no podía esperar más tiempo y que era,
tros viajeros es de horror. Sin embargo, precisamente, la construcción de nues-
luego de vivir aquí y conocer no sólo la tra literatura nacional, faena nada sen-
comida sino las costumbres e idiosincra- cilla ni fácil si nos ubicamos en las cir-
cia del mexicano, llegan a la conclusión cunstancias de ser un país que apenas
de que el descubrimiento es por demás se estaba formando, que se estaba “in-
gustoso, apetitoso e inolvidable. ventando” a sí mismo y una de las
Continuamos con un artículo sobre un primeras responsabilidades que tenían
tema que a veces no tomamos en cuenta quienes poseían más educación, lectu-
cuando hablamos de la vida cotidiana de ras y conocimiento, era el fortalecimiento
una época determinada y es la bebida. de una literatura nacional y la creación de
Todos bebemos algo cuando comemos, una conciencia nacional.
cuando tenemos sed, pero también lo Así que luego de un paseo tan variado,
hacemos cuando nos reunimos con ami- seguramente suspiraremos ante la año-
gos y buscamos, además, algo más fuerte ranza de un México que ya no existe, pe-
que nos dé chispa en el cerebro, que ro que podemos reconstruir gracias a la
nos “ilumine” al momento de la creación memoria, a la investigación y la comida
y qué mejor que saber lo que bebían y bebida que todavía, hasta el día de hoy,
muchos de los intelectuales no sólo de podemos degustar. ¡Aah, qué tiempos
aquellos, señor don Simón!
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ALEJANDRO GONZÁLEZ ACOSTA
mayo de 1839, a los treinta y cinco años, Además del lógico interés en detectar
cuatro meses y siete días de vida,4 aun- los restos de quien fue no sólo el primer
que por algún tiempo subsistió el error de gran poeta cubano, sino una importante
suponer que había fallecido en Toluca,5 presencia en México, su segunda patria,
lo cual dio origen a una pista equivocada y en su tiempo el más señalado y reco-
para detectar su tumba. Lo cierto es que nocido romántico hispanoamericano, vol-
al momento de ocurrir, su muerte pasó sin ver sobre el asunto de ellos puede servir
noticia alguna, por los graves sucesos que por otra parte para abordar uno de los
padecía México en esos días.6 temas más apasionantes y poco estudia-
dos en la historia del México del siglo
XIX: el capítulo un tanto macabro –por
4 Libro de Entierros de Feligreses del sagrario del más de una razón, como se verá– de
año de 1839, existente en el Archivo de la mis-
ma Parroquia, fojas 45, frente. Al margen: “323. sus sitios de enterramiento. He podido
El Lic. Don José María Heredia. Casado. En siete constatar en la medida que avanzaba
de mayo de mil novecientos (¿ochocientos?) esta búsqueda, la extrema complejidad
treinta y nueve, echas las ecsequias en la Igle-
sia del Santuario de N. Sra. de los Ángeles, se del tema, en el cual se funden poderosos
le dió Sepultura Ecca. en Panteón de dho. al intereses económicos y políticos dentro
cadáver del Lic. D. José María Heredia, casado de las circunstancias del convulso siglo
que fué con Da. Jacoba Yáñez, no recibió los
Sacramentos, murió hoy, Calle del Hospicio pasado en México. Así pues, aunque es-
No. 15. Dor. José María Guerrero. Es copia fiel ta búsqueda de la cual ofrezco ahora los
del original. Doy fe. Para los fines lícitos que al primeros resultados documentales, no
interesado convengan. México, D.F., Parroquia
del Sagrario Metropolitano a los once días del logre llegar a su fin propuesto (encontrar
mes de noviembre de mil novecientos treinta y los restos de Heredia, de momento), sí
siete. F.O. del Párroco. José Luis Cordero. Pbro. podrá servir al menos para los curiosos
Hay un sello gomígrafo. Sagrario Metropolita-
no de México.” (García, p. 685). que nunca faltan –por fortuna– en estos
5 Se manejó que había muerto en la Calle de asuntos de la historia, y muy especialmen-
Cocheras No. 6, el 6 de mayo del mismo año. te para aquellos interesados en la mane-
Según James Kennedy, Selections from the Poems
of J.M. Heredia. La Habana, 1844. Dato obtenido, ra y medios de enterrar a sus muertos.
según él, de Domingo del Monte, que reprodu- Es muy confusa la documentación rela-
cirá Vidal Morales. Vid. infra. cionada con los restos de Heredia; tanto,
6 Apenas una convocatoria para concurrir por la
plaza vacante debido a su fallecimiento como que hasta el paciente Pedro Santacilia,
secretario de la Segunda Sala de la Audiencia, en cubano yerno y secretario de Benito Juá-
el Diario del Gobierno, núm. 1473 (12 de mayo,
1839) y un tardío artículo necrológico en el mis-
mo órgano, No. 1596 (4 de julio, 1839), de Igna-
cio Sierra y Rosso. Aunque García señala que En El Día de Oaxaca aparece: “Interior//Mégico,
este artículo no aporta nada nuevo o interesante Mayo 8 de 1839//Necrológicas// Con profundo
sobre la vida de Heredia, sí resultó premonito- sentimiento tenemos el dolor de anunciar, que
rio: “Tal vez el tiempo asolador hará confundir el mejor poeta americano, el literato de primer
el sepulcro donde la inmortalidad y la fama api- órden D. JOSÉ MARÍA HEREDIA ha fallecido ayer
ñan coronas de laurel, que reverdecerán cada á las seis de la mañana: pronto nos ocuparémos
aurora: Mas el nombre del Cantor de Cuba mo- de publicar la biografía de nuestro desgraciado
rirá con el último de los habitantes de México” amigo, cuya alma tenga Dios Todopoderoso en
(Apud. García, p. 693). García no registró una la manción de la luz y en los alcázares de es-
nota que hallé en un periódico de provincias con trellas á donde él se elevaba con su dulcísima y
el cual colaboró ocasionalmente Heredia, y de armoniosa lira /El Iris/”. (Oaxaca, Tomo III, 26 de
la cual doy noticias, creo que por primera vez. mayo de 1839, núm. 9, p. 70).
rez, llegó a hastiarse por las consultas documento que lo compruebe, debemos
(siempre bajo el signo de la premura del suponer que así se hizo por los varios
Homenaje del Centenario ya menciona- testimonios existentes y porque no ten-
do), y recomendar que dejaran “en paz dría sentido una adulteración sobre la rea-
al pobre Heredia”.7 Ante la saludable y lización de este traslado. Aquí comienza
razonable duda, me impuse revisar nue- la odisea de los restos de Heredia. Según
vamente todo el recorrido de los investi- el creíble testimonio de un amigo del
gadores que ya anteriormente se ocupa- poeta, su monumento funerario –que se
ron del asunto, no dando nada por describe como una urna sobre pedes-
aceptado sin comprobarlo antes personal tal–10 se encontraba en 1847 en Santa
y directamente: varias estimulantes sor-
presas me procuró esta cautela y falta de
confianza. Además, pude revisar los docu- México, 1ro. de julio de 1882), que estaban en
mentos que en 1939, fecha del último dicho Panteón “a mano derecha de la entrada
intento conocido por encontrar los di- que mira al Poniente”, y cita la inscripción: “Su
cuerpo envuelve del sepulcro el velo:/Pero le
chosos restos, no estaban a disposición del hacen la ciencia, la poesía/ y la pura virtud que
público. En verdad me resultó asombrosa en su alma ardía,/ Inmortal en la tierra y en el
y gratificante, por varias razones –algu- cielo”. Y se lo atribuye a José María Lacunza,
pero confiesa ignorar dónde estaban los restos en
nas algo alejadas de mi propósito cen- ese momento (1882). Al tema de los restos tam-
tral, pero igualmente ilustrativas y prove- bién se refirieron: José Augusto Escoto (Cuba y
chosas– pues hube de revisar la evolución América. Revista ilustrada. La Habana, año VII,
núm. 7, noviembre 15, 1908), y Vidal Morales y
de la legislación mexicana y especialmente Morales (El Mundo. La Habana, 31 de octubre,
capitalina, en cuanto al rubro de panteo- 1903). Al parecer, el traslado de los restos de
nes, camposantos y cementerios. Heredia de Nuestra Señora de los Ángeles a San-
ta Paula debió ser durante de la estancia de
Después de su muerte, el 7 de mayo de Carrerá, en 1844, entre el 15 de febrero y el 2
1839 sin la menor duda, en la Calle del de mayo, o días inmediatos posteriores, por en-
Hospicio de San Nicolás núm. 15 (hoy Re- cargo de la madre de Heredia. Se fueron a Cuba
el 2 de mayo de 1844, cinco días antes de que
pública de Guatemala, núm. 100, donde se cumpliera el plazo de cinco años otorgados
una placa señala el sitio a la memoria pú- por la ley mexicana entonces vigente para exhu-
blica), José María Heredia fue inhumado mar los sepultados. Ignoro cómo pudo ocurrir
esto. Deduzco que al menos salieron para Ve-
en el Santuario de Nuestra Señora de los racruz tres días antes de esa fecha, y llegaron a
Ángeles; al clausurarse éste, encontrán- la Isla justamente el 7 de mayo de 1844, en el
dose aún su viuda e hijos en México, los quinto aniversario de la muerte de Heredia. Poco
más de un mes –hasta el 17 de junio– vivió la
restos se trasladaron en 18448 al Pan- viuda (ya iba muy enferma), y fue enterrada en
teón de Santa Paula,9 y aunque no hay un la Iglesia Parroquial de San Carlos en Matanzas.
Le sobrevivieron dos hijas (Loreto y Mercedes)
y un hijo (José de Jesús).
10 Así describe José Augusto Escoto (“Los restos de
7 García, p. 753. José María Heredia”. Cuba y América, Año VII,
8 Ese fue el último año que vivieron en México, Vol. XII, núm. 17, noviembre 15, 1903), el mo-
pues vino por ellos Rafael Carrerá –encargado numento de Santa Paula: “No era aquel monu-
para tal fin por la madre del poeta– quien los mento de descanso eterno, ni un nicho, ni una
llevó a Matanzas, donde residía doña Mercedes. bóveda, sino un pedestal de piedra pintada de
9 Según los datos ofrecidos por J. Sebastián Segura color obscuro, de un metro de altura o poco
y José Augusto Escoto (Apud. García, p. 748). más; en la parte superior se colocaba un cajón
Segura señalaba (El Nacional, núm. 311, Año II, de metal de bastante capacidad para contener
Paula, cerca del nicho de Luis Martínez •¿Fueron llevados al Panteón del
de Castro, y esto refuerza la gestión de Tepeyac, a una fosa común, como
Carrerá, tres años antes.11 supone García?
Después, en fecha nunca precisada •¿Fueron depositados en alguna cripta
del convento de Las Capuchinas?
con absoluta certidumbre, fue cerrado
•¿Los colocaron en el Panteón del
Santa Paula y se perdió la pista de los
Campo Florido?12
restos de Heredia. Existen varias hipótesis •¿Están en el Panteón de San Diego?
sobre este traslado:
Para algunas de estas preguntas he en-
•¿Fueron llevados al Panteón general de
contrado respuestas iniciales:
Dolores en el último tercio del siglo XIX,
al cerrarse definitiva y completamente
Es poco probable que fuera llevado fi-
Santa Paula?
nalmente a una fosa común del Pan-
teón del Tepeyac, como propone en-
tre otras probabilidades García, pues el
único Panteón entonces en la zona era
los restos: para cubrir la caja y que le sirviera a la
vez de adorno, tenía una urna en forma de farol, el ubicado en el mismo Cerro de Tepe-
hecha con vidrios negros para que no se viese la yac, y como era de lujo (lo sigue siendo
caja interior y como color más propio al caso en en 1997, según pude comprobar sobre
los vidrios se ponían las inscripciones con letras el mismo terreno: allí están, entre otros
doradas. Guardaba alguna semejanza con los
fanales que para el mismo objeto se usaron en ilustres, el general y “Alteza Serenísima”
otras edades, modificando lo más sencillo posible don Antonio López de Santa Anna, la
para su costo. El que compró la familia Heredia, primera esposa de don Porfirio Díaz,
no obstante, después de terminado, con los y el nieto de don Agustín de Iturbide),
derechos, le subió aquel a quinientos pesos. La
no contaba con fosa común, que era
vidriera que cubría los restos del poeta tenía en
sus cuatro costados la siguiente inscripción, que expediente sólo para gente muy pobre
la familia conserva copiada entre sus papeles, y sin familiares. La revisión documental
firmada por los señores Pomposo Fernández directa aportó además que el testimo-
de San Salvador y Juan Oraz y Guzmán, dice así: nio brindado por Isidora Ortega a su
‘El Licenciado Don José María Heredia falleció
el día 7 de mayo de 1839, de edad de 35 años. amiga, la hija del poeta, es falso, pues en
Varios de sus amigos y compañeros dedican a su 1857 aún no había sido clausurado San-
grata memoria el siguiente: //Epitafio// Su cuer- ta Paula.13
po envuelve del sepulcro el velo/ Pero le hacen
la ciencia, la poesía,/ Y la pura virtud que en su
alma ardía/ Inmortal en la tierra y en el cielo’//. Es Entre otras desdichas que le deparó la vi-
la misma inscripción que compuso D. José Ma- da y aun la muerte al pobre Heredia, es-
ría Lacunza y se grabó en la lápida que cubría el tuvo la persecución de las circunstancias
primer lugar de descanso de los restos de Here-
dia en el Panteón del Santuario de Nuestra nacionales. Le tocó morir en medio de un
Señora de los Ángeles, con la diferencia de que periodo de notable inestabilidad política
no pudiendo colocarse la lápida en el nuevo y administrativa, con gobiernos que –si
monumento de Santa Paula, se puso en letras
doradas en la vidriera que cubría la caja de los bien les iba– duraban el espacio entre un
restos, como dejamos dicho era costumbre amanecer y un ocaso. Y cuando su familia
hacerlo” (García, pp. 759-760).
11 Vid. García, p. 758. Testimonio de Juan N. Na-
varro. Escoto se equivoca al señalar que Santa
Paula fue clausurado entre 1845 y 1850 (Vid. 12 García, p. 766.
García, p. 762). 13 Ibid., p. 751.
sale hacia Cuba, al poco tiempo estalla La concurrencia fue numerosa y lucida,
el conflicto de la Reforma, que trastocó pasó por Palacio, Calles de Plateros y
todo el orden establecido hasta entonces, San Francisco y por la de Santa Isabel,
con resultados de disímil interpretación, se dirigió al Panteón de Santa Paula en
donde se pronunciaron varios discursos
significación y valoración.
y, después de sepultados los restos de
Un formidable y casi desconocido –o
Pérez y Xicoténcatl, las tropas hicieron
al menos, muy poco difundido– cronista sus descargas y la concurrencia se
de esa época fue el preclaro don José Ra- disolvió a las tres de la tarde.17
món Malo, quien en su Diario de sucesos
notables (deliciosamente anotado por el La Reforma que turbó a los vivos, tam-
padre Mariano Cuevas, S.J.), fijó para la poco permitió el reposo de los muertos.
memoria de las futuras generaciones Hombre singularmente enterado (por su
algunos hechos que tienen mucho que ver posición y contactos), y crítico (no en
con esta pesquisa. Cuando reseña el 27 vano era sobrino de Iturbide), Malo no
de septiembre de 1842 la celebración del perdonó en su Diario (no destinado a la
aniversario de la entrada triunfal del Ejér- publicación, ciertamente), el menor de-
cito Trigarante (ocurrido en 1821), desta- talle de su época. Ocupaba para eso
ca la gran pompa del suceso y agrega: una privilegiada ubicación: era hombre
“Después del paseo de la mañana, se for- cercano a muchas figuras del gobierno,
mó otro desde la Alameda al cementerio quienes admiraban calladamente a su
de Santa Paula, para conducir el pie que tío, el fusilado Libertador y Emperador de
el General Santa Anna perdió en Veracruz, México, y mantenía excelentes vínculos
cuando la invasión francesa”.14 En esas con la Iglesia, de cuya administración ar-
mismas páginas encontré la mención de chiepiscopal fue quien llevó durante
un general llamado José María Heredia,15 muchos años las cuentas con probidad y
del cual no he podido encontrar más da- puntualidad. En agosto de 1860 reseña
tos, y de otro general, José Antonio Mejía, en su Diario18 las contribuciones forzosas
cubano (secretario nada menos que del impuestas por el gobierno a las iglesias y
embajador norteamericano Poinsett, quien conventos, en cuotas de plata y oro (por
era el principal agente de los masones yor- cierto, destacan las “contribuciones” de
kinos) y que fue fusilado por Santa Anna la Colegiata de Guadalupe, la Catedral
en Acajete (Puebla).16 Malo informa que en y los Conventos de San Francisco, San
ocasión de honrarse a los veteranos muer- Agustín y La Concepción). El día 27 de
tos por los norteamericanos en 1847, el 17 ese mes, el Santuario de Nuestra Señora
de septiembre de 1848: de los Ángeles aporta 0.302.2 quintados de
plata y tres días después otros 333.3.4.
Estas cifras van combinadas con entradas
y salidas de tropas en la capital, de todo
14 José Ramón Malo, Diario de sucesos notables. 2 lo cual da noticia fiel el Diario. El día 31
tomos. Edición y notas Mariano Cuevas, S.J. Sólo
se ha publicado una vez: México, Ediciones Botas,
1940. T.I, p. 215. En adelante, sólo MALO.
15 Ibid., T. I, p. 280. Nota del 12 de junio de 1845. 17 Ibid., T. I, p. 339.
16 Ibid., T. I, p. 62. 18 Ibid., T. II, pp. 573-576.
aún para los muertos, quienes tampoco terrados en la parte principal”. El Artículo
escaparon a los agitados vaivenes de la 8 estipulaba:
vida política del país. Varios de los bienes
de la Iglesia, graciosamente confiscados, El espacio que en todos se conceda para
sirvieron para el lucro de algunas auto- la sepultura será –á perpetuidad para
ridades inescrupulosas. El 20 de octubre un individuo ó para familias– por cinco
de 1861, Malo informa que “el Ayunta- años aislada la sepultura de las demás
–por el mismo tiempo y contigua á las
miento de México ha dispuesto que las
otras, sea sobre el terreno, sea en ni-
puertas de hierro del cementerio de San chos– ó en fosa común para los casos de
Francisco sean colocadas en los costados gran mortandad. También se concede-
de la Alameda”.23 Destaca el mismo día, rán espacios para urnas, osarios y aun
como dato paralelo a mi asunto, que El para solo cenotafios.
Siglo se queja de la falta de rigor con
que son tratados los presos políticos, y Al Artículo 9 consignaba que
recuerda al gobierno y los jueces “que por
falta de justicia se estableció por el pue- Pasados los cinco años de las con-
blo de los Estados Unidos, la ley que cesiones temporales, se hará, si fuere
llaman Lynch”.24 necesario, la exhumación de los hue-
En medio de tanto y tan general de- sos que se conservarán en osario ge-
sorden, el Gobierno al menos intentó, al neral ó en las urnas de que habla el
apropiarse de los hasta entonces bienes artículo anterior, ó fuera del local y en
el punto que designen los interesados á
de la Iglesia, cubrir la acción con un cier-
quienes se entregarán, si los piden, sin
to manto de legalidad y control. El 31 de exigirles más remuneración por ello que
julio de 1860 la Secretaría de Goberna- el costo ordinario de la exhumación.
ción publica un Decreto (que reitera la Esceptuándose los casos en que los in-
Ley del 31 de julio de 1859), sobre “las pre- teresados quieran renovar por otros
venciones relativas á cementerios, cam- cinco años la conservación de la loca-
posantos y demás lugares que sirven lidad, casos en que darán nueva, pero
actualmente para sepulturas”,25 el cual menor retribución.26
termina el control eclesiástico sobre esos
sitios, que desde entonces pasaron al La reglamentación de la materia infor-
poder civil. Al final del Artículo 7 de ese maba que al 5 de septiembre de 1861
Decreto se lee: “En todos habrá un de- “quedan abiertos los panteones de Santa
partamento separado, sin ningún carácter Paula, los Ángeles, San Fernando, San
religioso, para los que no puedan ser en-
Pablo, Santa Cruz Acatlán y Campo Flo- loable empeño de las autoridades, en pri-
rido, este solo en los nichos. Las tarifas de mer lugar, para liberar el control hasta
precios de sepultura es la siguiente...”27 entonces absoluto de la Iglesia sobre los
Después de la relación de éstos, se anota enterramientos, y por otra parte, regla-
que “los precios de sepultura en el pan- mentar “modernamente” este asunto de
teón y cementerio de Santa Paula se pa- materia civil, según se comprueba en el
garán en el hospital de San Andrés; pero Arancel de Panteones publicado el 10 de
siempre previa la boleta respectiva”, y febrero de 1861.29 De hecho, esto res-
previene que “los cadáveres que hayan de ponde a una secuencia de acciones an-
inhumarse en la fosa común lo serán gra- teriores: el Decreto núm. 8047 emitido
tis aun cuando vayan en cajón, siempre por la Secretaría de Gobernación el 14
que acrediten sus deudos ante el Gober- de julio de 1879 contenía el Reglamento
nador del Distrito su insolvencia”.28 del Consejo Superior de Salubridad y en-
Ya desde unos meses antes, en el tre las obligaciones de este Consejo se
famoso Decreto emitido por la Secretaría encontraba (Artículo 5, Párrafo III): “Vi-
de Justicia sobre la “Tolerancia de cultos gilar que sean observadas las reglas de
en la República Mexicana”, aparecido el higiene en los hospitales, panteones, cuar-
día de Santa Bárbara, Patrona de los Ra- teles, hospicios, casas de corrección y de
yos (4 de diciembre de 1860), se estipula- expósitos, escuelas, talleres y demás esta-
ba en su Artículo 21: blecimientos en donde hay aglomeración
de individuos” (es revelador que el Decre-
Los Gobernadores de los Estados, to anterior se refiera a las “Prevenciones
Distrito ó Territorios cuidarán bajo su para la administración de la vacuna”). La
más estrecha responsabilidad de poner función expresada en el mismo artículo,
en práctica las leyes dadas con rela- pero en el acápite XVI, era la de “formar
ción á cementerios y panteones, y de
y publicar mensualmente la estadística
que en ningún lugar falte decorosa se-
médica de la capital, con una noticia de
pultura á los cadáveres, cualquiera que
sea la decisión de los sacerdotes ó de las enfermedades reinantes y de los datos
sus respectivas iglesias. que pudieran ilustrarla”; obviamente, el
control de los panteones era, junto con
A lo cual agregaba el Artículo 22: “Que- el de otros espacios, un asunto de interés
dan en todo vigor y fuerza las leyes que social por el peligro siempre presente de
castigan los ultrajes hechos á los cadáve- las epidemias contagiosas.
res y sus sepulcros”. El Reglamento de Panteones del Distri-
Además de la ya citada recopilación de to Federal (núm. 9819, del 15 de marzo de
Basilio José de Arrillaga, puede consultar- 1887) emitido por el entonces goberna-
se en otras obras similares disposiciones, dor don José Ceballos, señalaba la juris-
en lo que llamo la columna vertebral de dicción del gobierno distrital sobre los
la legislación mexicana del siglo XIX. Se cementerios, por encima de intereses par-
comprueba que existió inicialmente un ticulares y municipales. Éste es un docu-
mento de excepcional importancia para
27 Ibid., p. 15.
28 Ibid., p. 17. 29 Vid. Arrillaga, op. cit., p. 89.
el tema, y es la base para toda la legis- pagaban 250 y los segundos 150 pesos.
lación posterior sobre la materia; ade- El de Dolores, por diez años para los
más, significa un corte histórico de gran adultos, establecía seis clases (80, 50, 20,
valor informativo, pues señala todos 10, 4 pesos y gratis). Por el concepto de
los cementerios del Distrito Federal en perpetuidad, los adultos se dividían en
la fecha de su promulgación, y las tarifas cinco clases (250, 150, 100, 60 y 30 pe-
correspondientes a cada uno. Por eso sos), y los párvulos o restos en otras cinco
merece un análisis especial en este re- (de 150, 100, 75, 40 y 20 pesos). En el Ce-
cuento. En el Capítulo I relaciona los pan- menterio Francés existía una Tarifa Espe-
teones abiertos al público en la muni- cial para los socios: por siete años, los
cipalidad de México, entre los que se adultos pagaban 35 pesos y los párvulos
encontraban, para inhumaciones: 20; y a perpetuidad, los primeros, 160, y
los segundos, 80 pesos. La Tarifa General
I. El Tepeyac, en Guadalupe Hidalgo. cobraba por siete años 100 pesos a los
II. El de Dolores. adultos y 40 a los párvulos, y a perpetuidad
III. El Francés, en la Piedad. 320 a los primeros y 160 a los segundos.
IV. El de Guadalupe, en Guadalupe El Panteón Español también contaba
Hidalgo. con una Tarifa Especial para sus socios:
V. El Cementerio General de la Piedad. por siete años, los adultos pagaban 35 pe-
VI. El Inglés, en la Tlaxpana. sos y 20 los párvulos; a perpetuidad, los
VII. El Americano, en el mismo lugar. primeros 160, y los segundos 40 pesos.
VIII. El Español, en Tacuba. La Tarifa General era, por siete años, de
100 pesos para adultos y 40 para pár-
Y para la conservación de restos: vulos, y a perpetuidad, de 320 y 80, res-
pectivamente. El de Guadalupe, por
I. El de San Fernando. cinco años, dividía a los adultos en dos
II. El de los Ángeles. clases, de 30 y 20 pesos, y a los párvulos
III. El Pocito, de Guadalupe Hidalgo. y restos, también en dos de 15 y 10 pe-
IV. Panteón de Tacubaya. sos. A perpetuidad, la primera clase de
V. Panteón de Tlalpan. los adultos pagaba 150, y la segunda
VI. Panteón de Xochimilco. 100, mientras los párvulos y restos, 75 y
VII. Panteón de Guadalupe Hidalgo. 50 pesos. En La Piedad, por cinco años,
los adultos se dividían en cinco clases
Después de establecer que los encargados (de 50, 35, 15, 10 y 4 pesos), y los párvulos
y jueces del Registro Civil tenían la obli- o restos en otras cinco (de 25, 17.50, 7.50,
gación de exponer en su despacho la tari- 5 y 2 pesos); al parecer, no existía el
fa de los cementerios a su cargo, el Regla- servicio de perpetuidad aquí. El Panteón
mento relacionaba la de los panteones de Inglés beneficiaba a los súbditos británicos
la municipalidad de México: el del Tepe- con sepulcros a perpetuidad por 50 pesos,
yac cobraba una única clase para adul- más los derechos del registro civil, de un
tos por seis años, de 80 pesos, y para los 25%, de 12.50 pesos. Para los que no
párvulos y restos, por igual tiempo, 50 fueran súbditos ingleses, los derechos
pesos. Si era a perpetuidad, los primeros de inhumación temporal por cinco años,
incluido el derecho del Registro Civil, eran ría a volver a cubrir la fosa. El Artículo 23
de 100 pesos, y por perpetuidad, en iguales es importante:
condiciones, de 250 pesos. El Panteón
Americano, último de la lista, al parecer no Siempre que se trate de exhumar los res-
cobraba por los difuntos norteamericanos, tos cumplidos, por parte del gobierno ó
pues sólo lo hacía a quienes no eran ciu- del propietario de un panteón, sea
dadanos de Estados Unidos, 100 pesos particular o municipal, se formará pre-
viamente una relación nominal de los
por cinco años (incluido el Registro Civil),
restos que hayan de exhumarse, expre-
y 250 a perpetuidad. Según esta lista del sando la fecha en que fueron inhuma-
Reglamento y Tarifa para los Panteones dos, clase, número y lote en que se en-
del Distrito Federal, en la Municipalidad de cuentran, y fecha de su vencimiento.
México sólo existían estos cementerios en
funcionamiento para 1887. Como puede Entiendo que entre estos “restos cum-
apreciarse, ya para la fecha el Panteón plidos” se encontrarían lógicamente los
de Santa Paula se consideraba no sólo de aquellos que hubieran llegado al tér-
clausurado, sino extinguido. mino de su pensión. Los dos siguientes
Los Capítulos II y III de este Reglamen- artículos del Reglamento también son de
to versaban sobre las inhumaciones y la gran interés:
traslación de cadáveres, respectivamen-
te. El IV es el que más interesa para mi Artículo 26: Los restos cumplidos que
propósito, pues trata de las exhumacio- sean exhumados, por parte de los
nes y regulaba estrictamente la materia propietarios de los panteones, serán
después del desorden imperante en los depositados en el osario ó incinera-
años precedentes, el cual se prestó a dos convenientemente.
tantos excesos y arbitrariedades. Este Ca- Artículo 27: Los monumentos de se-
pítulo prohíbe las exhumaciones sin or- pulcros desocupados se retendrán en
den expresa del Gobernador del Distrito el cementerio durante cuatro meses,
o la autoridad judicial (Artículo 20), y en á fin de que los recojan sus dueños.
el Artículo 21 fijaba plazos de diez años Fenecido este término, quedarán á
en el Panteón de Dolores, seis en el Te- disposición del gobierno del distrito y
peyac, y de cinco en cualquier otro, pa- á beneficio del panteón.
ra que se pudieran extraer los restos (los
permisos se fijaban en 5 pesos por con- En las Disposiciones Generales de este
ceptos de derechos). Las exhumaciones Reglamento, además de recomendar la
prematuras eran controladas directamen- mesura y decoro necesarios para estos
te por el Consejo de Salubridad (con cuo- fines a los encargados de los panteones,
tas de 30 a 150 pesos por su concesión). así como su limpieza y adorno, se estipu-
Se especificaba que los entierros en cajas laba el control de las inhumaciones y las
metálicas no podrían exhumarse antes exhumaciones; estas últimas debían repor-
de 10 o 15 años, de acuerdo con el pan- tarse cada mes, en los tres días primeros
teón de que se tratara, y cuando a pesar del siguiente, al Gobierno del Distrito.
de expirar el término concedido el cadá- Después de revisar esta legislación so-
ver aún estuviera corrupto, se procede- bre la materia de los panteones, puedo
retomar la historia: el Gobierno del Distri- se conservan restos ni más noticias. Por
to Federal ordenó que el Panteón de San- otra parte, puede suponerse que en el
ta Paula –donde según testigos de vista Convento de Capuchinas también exis-
se encontraba en forma de caja sobre tió un panteón, del cual tampoco se
pedestal la segunda última morada de los cuenta hoy con restos ni pruebas mayo-
restos de Heredia, que, a fin de cuentas, al res. Hasta hace unos años el encargado
parecer, quizá fue la penúltima– se cerra- del Panteón del Tepeyac era el señor Sil-
ra el 20 de junio de 1879,30 concedió una vestre Medina González, y en el Museo de
prórroga el 5 de agosto de 1879, otra el 18 la Villa se conserva la Biblioteca Boturini
de marzo de 1881, y al parecer una últi- con numerosos datos sobre el sitio, la cual
ma el 18 de mayo de 1881. La disposición habría que revisar cuidadosamente.
señalaba que “los restos no reclamados Debo a mi buen, laboriosísimo y ge-
pasarán a los cementerios del Campo Flo- neroso amigo el licenciado Jorge Nacif
rido o del Pocito”. Según noticias docu- Mina (exdirector del Archivo Histórico del
mentales, el 17 de octubre de 1879 fueron Distrito Federal), y a su más directo co-
trasladados numerosos restos desde San- laborador, el licenciado J. Agustín Islas
ta Paula al Panteón de San Fernando.31 Moreno (exsubdirector del mismo Archi-
Horacio Sentíes, en su muy documenta- vo), un conjunto de valiosos informes re-
da obra sobre la Villa de Guadalupe,32 se- lacionados con Santa Paula. Tuvieron la
ñala que en la Capilla del Cerrito, “el pres- gentileza de enviarme copia del “Índice
bítero Juan José de Montúfar, a principios del Tomo 3568 del Acervo del Munici-
del siglo XVIII mandó construir una capilla pio de la Ciudad de México”, que con-
mayor con casa de ejercicios y un peque- tiene lo referente al Panteón de Santa
ño panteón, que se amplió por obra del Paula (junto con algunos documentos del
padre José Olarzón”.33 En la misma obra Británico), y varios interesantes datos re-
habla del Panteón del Tepeyac, funda- lacionados con este centro, donde, según
do por el canónigo don Juan María Gar- los informes examinados, estuvieron los
cía Quintana y Roda,34 y menciona que restos de Heredia antes de tomar otro aún
en la parte norte de la Capilla del Pocito incierto camino. Según estos obsequios
pudo existir un panteón,35 del cual no informativos, en el Diccionario Porrúa apa-
rece que el Panteón de Santa Paula fue
fundado por el arzobispo Haro y Peralta,
y entregado al Hospital de San Andrés.
30 Vid. García, p. 766.
31 Sin embargo, García sugiere que Santa Paula Se destinaba a los que morían sin deu-
fue clausurado al establecerse el Panteón Gene- dos. Algunas personas de representación
ral de Dolores, en el último tercio del siglo XIX por humildad también se sepultaban
(Vid. García, p. 748). Santacilia le dice a Vidal allí. En la capilla de pequeñas dimen-
Morales que “una persona respetable” le aseguró
que estaban en el Panteón de San Diego (Vid. siones se hicieron 36 sepulturas para
García, p. 754). este fin. Comenzó a funcionar en 1784
32 Vid. Horacio Sentíes, La Villa de Guadalupe: his- y tenía 260 varas de largo por 141 de
toria, estampas y leyendas. México. ancho. Se hallaba en terrenos de la
33 Ibid., p. 168.
34 Vid. ibid., p. 170.
parroquia de Santa María la Redonda.
35 Ibid., p. 187.
Entre los nobles que pidieron enterrar- ampliación, y al año siguiente se iniciaron
se allí estuvo el Conde de Regla, fun- las obras, pero éstas nunca fueron con-
dador del Monte de Piedad. En 1836 se cluidas de acuerdo con el proyecto inicial.
declaró cementerio general para toda la Dice González Obregón:
ciudad. En marzo siguiente se iniciaron
las obras. Se amplió considerablemente,
En 1867, Santa Paula ocupaba un terre-
y se le pusieron bardas más altas. Se
no de 37,500 varas cuadradas, en forma
reconstruyó la capilla con ampliación de
de paralelogramo, cuyos lados mayo-
sepulcros. Fue semidestruida en 1858,
res de Este a Oeste medían 250 varas,
por un temblor de tierra. En 1866 tenía
y los menores de Norte a Sur, 150.
la extensión de 37,500 varas cuadra-
Entonces tenía dos puertas, una al
das. Fue clausurado en los primeros años
Oriente y otra al Sur, siendo la primera
de la gobernación porfiriana, en espe-
la entrada principal. A uno y otro lado
cial al abrirse el de Dolores.36
de estas puertas se leían poesías alusi-
vas a la muerte.39
Parte del mismo obsequio fueron los
datos que Luis González Obregón ofre- Especialmente importante para mi tema
ce sobre Santa Paula en su México Viejo es la siguiente nota: “Entrando por la puer-
(1521-1821):37 da la noticia general de ta del Oriente había una calle enlosada,
que en 1736, cuando ocurre la terrible con balaustradas de cal y ladrillo, que con-
epidemia de matlazáhuatl que asoló la tenían urnas para conservar las cenizas.
Nueva España, existían 20 cementerios Esta calle conducía a la capilla”.40 Pro-
en la capital, establecidos en iglesias y bablemente por ahí se ubicó aquella urna
hospitales, y otros cinco camposantos. De con los restos de Heredia, trasladados
los que se construyeron con posteriori- desde el Panteón de Nuestra Señora de
dad a esa fecha, fue el de Santa Paula los Ángeles. González Obregón no pre-
el más notable, adscrito inicialmente al cisa la fecha de clausura del Panteón de
Hospital de San Andrés. Aunque se toma Santa Paula, y al parecer ésta fue gra-
como fecha de su fundación la de 1784 dual, pues poco a poco lo vendieron en
por don Alonso Núñez de Haro, entonces parcelas a particulares después que las
arzobispo de México, no es bendecido Leyes de Reforma desamortizaron los bie-
hasta 1786, según la noticia de la Gaceta nes hasta entonces de la Iglesia mexicana.
de México,38 cuando se sitúa bajo la ad- Entre los ilustres enterrados en Santa
ministración del cura propio de Santa Paula, menciona a Leona Vicario, así co-
María de la Redonda, en cuya jurisdic- mo a muchos de los defensores de la so-
ción se encontraba. No fue hasta 1836 beranía mexicana que se enfrentaron a
–tres años antes de la muerte de Here- la invasión norteamericana (Juan Cano,
dia– cuando se declaró Cementerio Ge- José Frontera, Juan N. Pérez y Felipe Xi-
neral a partir del 19 de noviembre, para coténcatl), e igualmente a José Eleuterio
lo cual se dispuso su remodelación y Llaca, Melchor Múzquiz, Lucas Balderas
Para el doctor Óscar Mata, zas del poeta a quien la Dirección Gene-
quien “me presentó” a Laura
ral de Bellas Artes rinde homenaje. La ur-
na que lo resguardará ha sido colocada
Pulse tu arpa otra vez el sentimiento,
desde el mediodía en el salón princi-
[…] y sálvese tu gloria del olvido. pal de la Biblioteca Nacional; contiene
restos exhumados del Cementerio de Do-
Agustín Cuenca, “La vuelta al hogar”
lores de la ciudad de México, dispuestos
para su traslado a Saltillo, Coahuila, ciu-
dad natal del vate. La mujer en cuestión es
Que tu nombre do quiera repetido,
resplandeciente en sus laureles sea
Laura Méndez Lefort, viuda de Cuenca; el
quien salve tu memoria del olvido... poeta cuyas cenizas resguardará, Manuel
Acuña Narro. El nexo entre ellos es uno
MANUEL ACUÑA, “A L AURA-EPÍSTOLA”
de los secretos mejor guardados en el
mundillo intelectual mexicano, por lo que
la inusitada presencia de la dama –sólo
I dos mujeres fueron invitadas al acto–
causa cierta curiosidad entre los artistas
S on las cinco de la tarde del 28 de oc-
tubre de 1917 y durante la siguiente me-
plásticos, escritores, periodistas y políti-
cos congregados en el ex templo de San
Agustín, sede de la Biblioteca.
dia hora, al lado de Luis González Obre- Pese a haber muerto en 1873, Acuña
gón y otros invitados ilustres, una mujer aún es famoso y su recuerdo convoca a
de sesenta y cuatro años de edad hará destacados personajes de la cultura, la di-
guardia de honor ante las célebres ceni- plomacia y la política, como Manuel Ca-
ballero, Rubén M. Campos, Antonio Caso,
Ciro B. Ceballos, Genaro Estrada, Germán
* Profesora-investigadora de tiempo completo en Gedovius, Enrique González Martínez,
la Universidad Autónoma de la Ciudad de Mé-
xico, plantel Cuautepec, y estudiante del docto- Carlos González Peña, Julio Jiménez
rado en Humanidades (línea Teoría Literaria) en Rueda, José López-Portillo y Rojas, Ra-
la Universidad Autónoma Metropolitana, uni-
dad Iztapalapa. món López Velarde, Manuel M. Ponce,
23
LETICIA ROMERO CHUMACERO
Manuel Puga y Acal, Efrén Rebolledo, Ju- tas, El Siglo XIX, El Tiempo Ilustrado y El
lio Torri, Manuel Toussaint y Jesús Urue- Universal; en impresos norteamericanos
ta.1 Tan admirado por los entusiastas de como El Internacional, La Raza Latina, Re-
la versificación romántica, como desde- vista Hispano-Americana (fundada por
ñado por los detractores de la literatura ella) y La República; así como en las pe-
ligada en el imaginario popular al Porfiria- ninsulares La España Moderna, La Ilus-
to, Acuña es evocado sobre todo como tración: Revista Hispano-Americana y
autor de una composición presuntamen- Revista de España.
te relacionada con su suicidio, el famoso También es conocida su participación
“Nocturno” dedicado a quien fuera mu- en congresos sobre educación, mutualis-
sa de muchos integrantes del panteón mo e higiene, efectuados en Estados Uni-
poético nacional, la señorita Rosario de dos y varias ciudades europeas, en repre-
la Peña y Llerena, quien a la sazón habita sentación del gobierno mexicano. Los
una casona en el sur de la ciudad, ajena personajes congregados en torno de la
a la ceremonia de ese día. improvisada capilla saben incluso que
En contraste, su contemporánea, la la venerable dama es autora del himno
señora Méndez de Cuenca, es una es- de la Liga Antialcohólica Nacional, que
critora reconocida. Ha publicado un to- escribió alguna vez una zarzuela y un
mo de cuentos, un tratado de economía libro de fábulas puesto a consideración
doméstica para niñas, cuatro semblanzas del Ministro de Instrucción Pública; que
y una buena cantidad de colaboraciones fue subdirectora de la Escuela Normal
(artículos, crónicas, editoriales, relatos bre- para Señoritas en la ciudad de Toluca,
ves, poemas, una novela) en periódicos catedrática en la Escuela Normal de la
y revistas mexicanas como Almanaque ciudad de México, integrante del Con-
de Artes y Letras, Boletín del Instituto sejo Superior de Educación, además de
Científico y Literario del Estado de México, presidenta de la Sociedad Protectora
El Correo Español, El Diario del Hogar, de la Mujer y de la Sociedad Protecto-
Flor de Lis (de Guadalajara), Gaceta del ra de Animales. Últimamente es motivo
Gobierno (Estado de México), El Imparcial, de profunda admiración su asistencia, en
La Juventud Literaria, El Mercurio (de Gua- calidad de alumna, a la Escuela de Al-
dalajara), La Mujer Mexicana (que ella tos Estudios donde un profesor la descri-
dirigió un tiempo), El Mundo de Vicente be así:
Sotres (donde tuvo a su cargo la sección
literaria), El Mundo de Rafael Reyes Spín- una señora de pelo cano que [oculta]
dola, El Mundo Ilustrado, El Nacional, casi siempre bajo el sombrero de mo-
El Parnaso Mexicano, El Partido Liberal, da; [viste], de acuerdo con las primeras
La Patria, el Periódico de las Señoras, modas del feminismo, una chaqueta
casi masculina, y se [toca] con un
El Pueblo, La Regeneración Social (de
sombrero de carrete… La apariencia
Coahuila), El Renacimiento (en su segun- de Laura Méndez [es] la de una mujer
da etapa), Revista Azul, Revista de Revis- ya emancipada.2
1 Vid. Caffarel Peralta, El verdadero Manuel Acuña, 2 Francisco Monterde, Cumbres de la poesía me-
p. 44. xicana en los siglos XIX y XX, pp. 20-21. Sobre la
Esa laboriosa señora, rigurosa guardiana en torno del trabajo creativo de Laura
de la urna con los restos de Acuña, será Méndez, en tanto que favoreció el naci-
elogiada por un periodista unos meses miento del rutilante binomio Manuel
después, cuando la sitúe entre quienes Acuña-Rosario de la Peña, legendario hoy
“llevan el cetro de la poesía femenina día. Por tanto y por lo menos en parte, la
en México”.3 recepción literaria de ambos es fruto de
Ciertamente no todos los que hacen aquellos hechos.
honores al receptáculo mortuorio cono- Así pues, se antoja preguntar qué
cen los hechos remotos que signan el aconteció y por qué fue encubierto. ¿Por
mes de octubre en el calendario emocio- qué muchos entre quienes custodiaron
nal de tan destacada mujer y la ligan con las cenizas en 1917 ignoraban el íntimo
el homenajeado: un día de octubre nació parentesco de Méndez y Acuña?, ¿por
su primer hijo y años más tarde, también qué quienes lo conocían, callaron? A con-
en ese mes, contrajo matrimonio. Esos tinuación, la crónica.
datos tienen sentido sólo para quienes
saben que el primogénito de Méndez,
nacido en 1873, era hijo de Manuel III
Acuña; y que uno de los mejores amigos
de éste, Agustín Fidencio Cuenca Coba, Laura María Luisa Elena Méndez Lefort
se casó con Méndez Lefort en 1877. Así nació el 18 de agosto de 1853 en la Ha-
pues, Laura y Manuel, dos jóvenes poetas cienda de Tamariz (Amecameca, Estado
decimonónicos, mantuvieron una rela- de México).4 A los diecinueve años vivía
ción de enorme cercanía que tras la muer- en la ciudad de México y dedicaba sus
te de él, por obra y gracia de acuerdos días a seguir cursos en el Conservatorio
tácitos y explícitos, se tornó asunto con- de Música y en la recientemente fundada
fidencial aun en medio de la fama que Escuela de Artes y Oficios para Mujeres,5
una y otro alcanzaron andado el tiempo. cuya formación era considerada como
equivalente a la de una escuela Normal
para profesoras. Vivía con su hermana ma-
II yor, Rosa, en Puente de Peredo número 3,
domicilio que reportaron al bautizar a
Lo antedicho carecería de interés para la Enrique y Arturo Beteta Méndez, sobrinos
historia literaria de no ser porque involu-
cra a escritores y porque el sonoro silen-
cio alrededor de ellos propició casi por
contagio y durante décadas, un mutismo 4 AGN, Genealogías, Archivo Parroquial de Santiago
Ayapango, Estado de México, Bautizos, libro 15,
1853-1858, registro 6 (21 de agosto de 1853),
p. 3.
5 De ello dan cuenta las cartas de Méndez a Enrique
recepción de la escritora entre sus contemporá- de Olavarría fechadas los días 25 de diciembre
neos Vid. Leticia Romero, “Laura Méndez de de 1893, 3 de enero de 1894 y 1 de mayo de
Cuenca: el canon de la vida literaria decimonó- 1897. Hay una estupenda versión digitalizada
nica mexicana”, en Relaciones, pp. 107-141. en “Españoles en México en el siglo XIX”: http://
3 S/n, “Dolores Bolio”, en Revista de Revistas, núm. www.coleccionesmexicanas.unam.mx/espanol.
414, p. 15. html (revisada en febrero de 2009).
de Laura;6 domicilio donde, además, las Sí, Laura... que tus labios de inspirada /
jóvenes organizaban tertulias literarias.7 nos repitan la queja misteriosa / que te
Sus padres, Ramón Méndez Mérida y dice la alondra enamorada; // [...] que
Elisa Clara Lefort Arias, habían criado a oigamos en tu acento la tristura / de la
paloma que se oculta y canta / desde
sus cuatro sucesores (Rosa, Laura, Beatriz
el fondo sin luz de la espesura // [...] Sí,
y Emilio) en Tlalmanalco y después en la
Laura... que tu espíritu despierte / para
capital del país. El abuelo materno era un cumplir con su misión sublime, / y que
comerciante francés, dueño de una canti- hallemos en ti a la mujer fuerte / que del
na en el teatro Principal y de otra en la oscurantismo se redime.10
lejana Azcapotzalco.8
Esa era la situación académica y El autor de dichos versos era un saltillen-
familiar de Laura en abril de 1872 cuando se de veintidós años cuya obra poética
un estudiante de medicina leyó con elogió Ignacio Manuel Altamirano en El
acento norteño ante los miembros del Renacimiento; su nombre, Manuel Acuña.
Liceo Hidalgo reunidos una noche en Durante los siguientes años se especuló
el Conservatorio, el poema “A Laura”, que aquellos versos fueron dedicados a
divulgado en las páginas de El Eco de Méndez Lefort, pero sólo en 1923 ella
Ambos Mundos cinco días atrás.9 Se tra- confirmó la hipótesis al participar en un
taba de una serie de tercetos endecasí- homenaje rendido al bardo en el cin-
labos encadenados, rematados por un cuentenario de su muerte, dando a co-
cuarteto y animados por la obvia intención nocer en Revista de Revistas una versión
de encomiar a una poeta: autógrafa del poema que había conser-
vado durante décadas.11
6 El primero fue bautizado el 28 de enero de 1871; Bien pudo ser el de 1872 el primer reco-
el segundo, el 22 de marzo de 1872. Eran hijos
“naturales” del abogado Ignacio María Beteta nocimiento público ofrecido a la escrito-
(AGN, Genealogías, Archivo Parroquial del tem- ra. Sobre esa epístola se ha comentado:
plo del Señor San José de México, Bautizos,
año 1871, acta 52, 28 de enero de 1871 y 22 de
marzo de 1872). José María Beteta y Rosa Mén- Ignoramos cuáles poemas provocaron
dez contrajeron matrimonio en 1873. Mención ese deslumbramiento [...] debieron ser
aparte merece la descendencia del sobrino ma- muy buenos para que en sus tercetos
yor de Laura, pues Enrique procreó a Ignacio [el poeta] elogie de una manera tan
María Beteta Quintana (1898-1988), general y
jefe del Estado Mayor del presidente Lázaro
desmesurada la inteligencia y el talen-
Cárdenas, además de acuarelista; y a Ramón to de la joven, al grado de augurarle el
Beteta Quintana (1901-1965), secretario de Ha- arribo a las grandes cimas.12
cienda de Miguel Alemán, embajador de México
en Italia durante el gobierno de Adolfo Ruiz
Cortines y director de los periódicos Noveda- En efecto, es claro que algo habrá leído
des y The News. Ignacio, por otra parte, fue pa- Laura a su amigo provocando elogios (de
dre de Mario Ramón Beteta Monsalve (1927- ninguna manera desmesurados, dicho sea
2004), secretario de Hacienda en el régimen
de José López-Portillo, director de PEMEX y go-
bernador del Estado de México.
7 Vid. Ignacio Miranda, “El acto heroico del Doctor 10 Acuña, Obras, pp. 69-70.
Orive”, en Revista de Revistas, p. 23. 11 Vid. “A Laura-Epístola”, en Revista de Revistas,
8 Vid. s/n, “Emilio Lefort”, en El Siglo XIX, p. 3. núm. 709, p. 34.
9 Así lo reportó la gacetilla s/n, “Liceo Hidalgo”, en 12 Marco Antonio Campos, Manuel Acuña. La des-
El Siglo XIX, p. 3. dicha fue mi Dios, p. 32.
de paso). Hasta hoy, las más antiguas yotl;16 de haber ocurrido, Méndez y Acu-
composiciones fechadas de las que se ña se habrían conocido en el ex convento
tiene noticia fidedigna son las publica- de San Jerónimo, escenario de las tertu-
das en marzo y abril de 1874 en El Siglo lias, entre 1868 y 1871. Pero Juan de Dios
XIX (“Cineraria”, “A***” y “Esperanza”).13 Peza, “historiador lírico” de la generación
Se trata de poemas con posibles referen- de 1867, jamás menciona a la escritora
cias relacionadas con la muerte de Acu- como parte del grupo; tampoco lo hicie-
ña, por lo que debe andarse con tiento a ron Cuenca, protagonista de los hechos,
la hora de contabilizarlos como conoci- ni Altamirano, padrino de los jóvenes
dos por él.14 poetas.17 Y su ausencia en los recuentos
Pero volvamos a la historia. De acuerdo no puede atribuirse a una burda exclu-
con la declaración del doctor Gregorio sión de género: la española avecindada
Orive –compañero de Acuña en la Escue- en Guadalajara, Isabel Prieto, así como
la de Medicina–, él se encargó de presen- las mexicanas Clotilde Zárate y Laureana
tar a los jóvenes en casa de las Méndez Wright, colaboraron en 1869 en el órga-
Lefort, sitio donde “se reunía un grupo de no de difusión de esa Sociedad, El Aná-
literatos”,15 lo cual explicaría la familiaridad huac (que no contiene composiciones
de Acuña con algunas versificaciones de de Méndez), y no se les escatimó reco-
la muchacha. Por cierto, se ha sospecha- nocimiento alguno. Tampoco hay noticias
do, sin pruebas, la participación de ella de Laura durante la reinstauración del
en tertulias de la Sociedad Netzahualcó- grupo, en 1872. Así, se antoja viable con-
fiar en la versión de Orive: Laura y Manuel
se conocieron en una reunión literaria
organizada en casa de ella.
13 Había que comentar que Malcolm D. McLean Al margen de eso, es imprescindible
(Contenido literario de “El Siglo Diez y Nueve”, señalar la posibilidad de que el poema
p. 199), reporta otro poema publicado por anteriormente referido no sea el único
alguien que firmó con el seudónimo “L”, igual
que Méndez; se trata de “Espinelas” (en El Siglo dedicado a la mexiquense por Acuña,
Diecinueve, 8ª época, año XXXIII, t. 66, núm. pues existen presumibles alusiones a su
10,854 (23 de octubre de 1874), p. 3). No parece relación en composiciones de 1872 como
ser de la mexiquense, pues resulta un tanto
pedestre en materia de métrica y los poemas “Gracias”, “Por eso”, “Misterio”, “Espe-
indudablemente de ella no lo son; además, la ranza”, “Resignación” y “La felicidad”; y en
voz lírica es masculina y dirige su canto a una otros, de 1873: “Porque dejaste el mundo
interlocutora. Por eso lo excluyo de este bre-
ve recuento. de dolores...”, “Adiós”, “Hojas secas” y “La
14 Pero no debe descartarse la posibilidad de que
Campos, quien propone una data más tempra-
na, haya partido de una aproximación biográfica
ficcional como la de Siempre!, “A 150 años de su
nacimiento: entrevista con Manuel Acuña (poeta
mexicano)”; ahí publica una charla con el vate
16 Cf. Pablo Mora, “Estudio preliminar. Laura
coahuilense, extrañamente presentada como un Méndez de Cuenca: escritura y destino entre
original extraído de El Monitor Republicano. No siglos (XIX-XX)”, pp. 23 y 376-377.
huelga aclarar que en ese medio jamás se publi-
17 Cf. Cuenca, “Manuel Acuña”, en El Siglo XIX;
có tal documento, que debe atribuirse a la fértil Peza, “Manuel Acuña”, en Memorias; Perales,
imaginación de Campos. Las asociaciones literarias mexicanas y Romero,
15 Miranda, op. cit., p. 23. “Tradición, no ruptura: la generación de 1867”.
Rosa vivían fuera de la casa familiar por En suma, hay elementos suficientes
lo menos desde enero de 1871, fecha en para desechar la infamia divulgada por el
que la primera fue madrina de un hijo confesor. Alguien ha llamado “historieta”
de la segunda. En segundo término es a la de Castillo y Piña y “crédulo” a
oportuno recordar que ambas habitaban éste;23 también ha calificado a Rosario de
en una casa de Puente de Peredo, calle “mitómana”.24 Al parecer, la sórdida ver-
que desembocaba en San Juan de Letrán sión debe reducirse a un simple caso de
(hoy Eje Lázaro Cárdenas) y, por ende, celotipia, pues incluso a la distancia de los
algo lejos de Santa María la Redonda. En años (la señora tenía alrededor de seten-
tercer lugar, es claro que Laura y Manuel ta y dos de edad cuando contó tales co-
se conocían por lo menos desde abril de sas al no muy discreto sacerdote), la poe-
1872 cuando el coahuilense leyó y pu- tisa era seria rival para la musa; la primera
blicó el poema dedicado a su amiga, de era una artista reconocida dentro y fue-
manera que llama la atención ese súbito ra del país, en tanto la segunda era sólo
reconocimiento de “la belleza y femini- una inspiradora cuyas viejas fotografías
dad de su compañera”. Cabe preguntarse, dificultaban adivinar las razones por las
cuando leyó los versos que le inspiraron cuales pudo rodearse de un nutrido grupo
“A Laura”, ¿no había observado que era de fieles. Por supuesto, ese insólito relato,
“joven y bonita, de buen porte”? A eso rematado por frases del tipo “la idea del
hay que sumar el testimonio de Orive, suicidio se le fijó luego de haber poseído
quien admitió haber presentado a la pa- a Laura la noche de la muerte del padre
reja en una tertulia, con lo cual se habrían de ésta, durante el velorio...”, parece
conocido y frecuentado en un contexto un desesperado intento por desviar la
muy diferente del imaginado por De la atención de quienes, como Altamirano,
Peña. Finalmente debe atenderse un da- la consideraron responsable de la inmola-
to definitivo: en 1872 el padre de Mén- ción; así, tan sentida muerte tendría un
dez Lefort aún vivía (quien había muerto origen sórdido y ajeno a ella.
en Saltillo el año anterior era el de Acu- En contraste, la historia macabra es
ña); don Ramón Méndez no asistió a la feliz germen del cuento “Monólogo del
boda de Rosa con Ignacio Beteta en ju- insumiso”, incluido en Confabulario, de
nio, pero envió su consentimiento.22 Y Juan José Arreola. Ese relato ostenta obvia
existe constancia de que todavía estuvo dedicatoria: “Homenaje a M. A.”, e inicia
en Michoacán entre agosto y octubre con la siguiente frase, casi idéntica a la
de 1875 y de que dos años después ya escrita por el confesor: “Poseí a la huérfana
no asistió a la boda civil de su segunda la noche misma en que velábamos a su
hija. Una sencilla operación matemáti- padre a la luz parpadeante de los cirios”.
ca permite descartar por incongruente
el episodio, pues Acuña murió en 1873
y el abuelo materno de su hijo, en 1876.
fue novia y, después, amante de Acu- como se verá después–, ocurrió meses
ña: por estas relaciones, vivió sola, atrás, alrededor de la fecha en que Laura
alejándose de familiares y amigos; eco- debió embarazarse. Ello se infiere del
nómicamente dependía del poeta, pau- siguiente hecho: Acuña publicó su poe-
pérrimo a la sazón. Buscando alivio,
ma “Adiós a...” en marzo, cierto, pero con
[...] se dirigió a Prieto; lo reputaba leal
una nota al calce: “México, febrero de
amigo de Acuña, quien tenía un elevado
concepto del ex ministro. Éste ofreció 1873” (cursiva mía). El examen de tal fe-
conseguirle boletos de alimentación cha a la luz del cálculo del tiempo normal
gratuita y proporcionarle otros subsi- de gestación permite, por otro lado, dis-
dios, siempre que la joven concediera cutir la posibilidad de que el drama El
sus encantos al vejete. [Ella] rechazó las pasado, fechado un año antes (mayo de
viles proposiciones.33 1872), haya tenido por origen las murmu-
raciones alrededor de Méndez y Prieto.
La innoble conducta de Fidel también La entrega por necesidad de una joven
halló eco fuera del círculo literario, a un anciano abusivo, tema de la pieza
como se constata en el colofón de una de Acuña, era común en las letras deci-
gacetilla publicada en El Siglo XIX; relativa monónicas acaso debido al escándalo
a la Escuela de Artes y Oficios para mu- moral provocado por historias como la
jeres, la nota hizo público lo citado a de ellos.
continuación: “En este establecimiento, El nacimiento del niño, por lo demás,
cuyo nuevo reglamento ha marcado un pudo menoscabar el ánimo del padre y
hasta aquí al desorden que dominó en quizá coincidió con un período de extre-
él durante la dirección de D. Guillermo ma depresión. Al respecto puede traerse
Prieto...” (cursiva del original).34 Amén de a cuento una revelación hecha por José
la anarquía denunciada y la impunidad Negrete, poeta nacido en Bélgica y co-
con que tuvo lugar, era sabida la enemis- lega de Manuel en la redacción de El
tad del ex ministro con el novio de Laura; Eco de Ambos Mundos, a quien habló de
Parra narró a sus alumnos episodios don- una mujer con la cual había engendra-
de se dejaba ver que Hilarión Frías y Soto do un hijo. Estimulado por una botella de
y Juan A. Mateos avivaron la rivalidad ajenjo según dictaba el gusto de la épo-
entre Prieto y Acuña, convenciendo al ca, confesó:
primero de que merecía mayor populari-
dad que el segundo, a quien calificaban ella también era pobre [...] Una no-
de advenedizo.35 che... Desde entonces se estableció
A pesar de lo anterior, en algún mo- entre nosotros esa relación íntima que
mento del mes de octubre nació Manuel comunica todos los deseos, todas las
Acuña Méndez. La ruptura entre los pa- dolencias, todos los temores, todas
las aspiraciones. ¡La dualidad perfecta
dres de esa criatura –quizá no definitiva,
es una trinidad! Nació un hijo, y mi ce-
rebro y mi corazón se encontraron
oprimidos por esa triple conspiración
33 Castillo Nájera, op. cit., p. 144. que tiraniza las facultades del hombre:
34 S/n, “La escuela de artes y oficios para mujeres”,
en El Siglo XIX, p. 3.
35 Vid. Castillo Nájera, op. cit., p. 17.
No obstante, a pesar del pacto de dis- amigo cercano del finado. No hay moti-
creción la escritora debió resistir durante vos para dudar de su palabra, pues la pri-
años las habladurías; así se lo confesó a mera aparición indiscutible de él en la
Olavarría dos décadas más tarde: vida de la escritora tuvo lugar en enero
de 1874, tras la muerte del primogéni-
tanto y tanto como de mí se murmura- to de Manuel (vid infra). Es interesante
ba, pues ya sabe usted que unas veces notar de paso que si la mexiquense hu-
por lo que hice y otras por lo que hu- biera asistido a las sesiones de la Socie-
biera podido hacer, siempre he tenido dad Netzahualcóyotl como alguien ha
el poco envidiable privilegio de ser traí-
sugerido, habría conocido mucho antes a
da en las peores lenguas de mis carita-
Cuenca, cofrade de Acuña igual que Aga-
tivos paisanos.49
pito y Gerardo Silva, Javier Santamaría y
Ricardo Ramírez.52
Y es que, en efecto, los rumores se di-
Pocos años después, en 1877, el ague-
fundieron durante años. En 1949, por
rrido periodista se convirtió en esposo de
ejemplo, Miguel N. Lira obtuvo con un
Méndez Lefort, legándole el apellido con
corrido de su autoría la Flor Natural en
que firmaría el grueso de su obra. Cuan-
los Juegos organizados como homenaje
do se conocieron él cumplió veintitrés
al saltillense; el texto ganador –lamenta-
años de edad (había nacido en la ciudad
ble, por cierto– incluye los siguientes
de México el 16 de noviembre de 1850),
versos: “Sufre angustias y nostalgia, / po-
y publicó el librito Ángela Peralta de Cas-
breza en la faltriquera, / y amor y celos
tera: rasgos biográficos; había hecho es-
por Laura / y Chole la lavandera. // Una
tudios en el Seminario Conciliar y en la
destila heliotropos, / la otra es lirio sin
Escuela de Jurisprudencia. También era
aroma; / la que nombra, es una alondra,
autor de poemas que preludiaban la es-
/ y la innombrada, paloma. // De una
tética que poco después sería conocida
adora infierno y gloria, de otra, su olor a
como Modernismo; más adelante, algunos
jabón; y de las dos, ternura / que arrobó
fueron dedicados a su esposa;53 es el ca-
su corazón”.50 El pacto de discreción te-
so de “17 de enero”, “La vuelta al hogar” y
nía fisuras.
el poco conocido folleto Para besarla.
VI
VII
En la redacción de uno de los diarios don-
Y precisamente en fecha apuntada en un
de coincidieron, Laura confesó a Balvino
poema de Cuenca, el 17 de enero de 1874,
Dávalos que durante una de las noches
a las cinco y cuarto de la mañana murió
del velorio de Acuña conoció al poeta y
de bronquitis aguda, a los tres meses de
periodista capitalino Agustín F. Cuenca,51
edad, el niño Manuel Acuña Méndez.
En el Registro Civil se dejó constancia de por lo menos al principio no fue así, toda
que era “«hijo natural» del finado Ma- vez que las composiciones inaugurales
nuel Acuña y doña Laura Méndez, de de ella aparecieron en el diario donde él
Amecameca [...] de veinte años, soltera”.54 trabajaba como gacetillero y encargado
El pequeño cadáver fue inhumado en el de las “Noticias Locales”: El Siglo XIX. En
modesto cementerio de Campo Florido, 1874 la distribución de ese decano del
igual que el de su padre. Laura vivía en periodismo mexicano abarcaba más de
Zuleta número 10 (hoy Venustiano Ca- doscientas poblaciones mexicanas, amén
rranza, en el Centro Histórico de la ciu- de algunas norteamericanas y París. Se
dad de México); la dirección correspon- trataba de un vehículo de abolengo libe-
día asimismo a la de quien compareció ral en materia de discusión política pues
ante el juzgado para notificar la muerte habían formado parte de la redacción plu-
del menor, Agustín Cuenca. Éste se en- mas tan destacadas como las de Altami-
cargó de hacer pública la lista de gastos rano, Bulnes, Olavarría, Payno, Peredo,
relacionados con las exequias de su ami- Prieto, Ramírez, Riva Palacio, los Sierra
go Manuel, mencionada líneas atrás; cabe y el propio Acuña, entre muchos más.57
repetir aquí uno de los datos: una frac- Por ende, el ingreso de la poetisa al ám-
ción de los capitales sirvió “para el entie- bito público tuvo lugar en condiciones
rro del hijo del señor Acuña”.55 Todo indi- ventajosas, por ocurrir en un medio de am-
ca que si bien contrajeron matrimonio plia divulgación y honda trascendencia.
tres años después, desde esas fechas El Siglo... poseía una dominical “Sec-
Méndez y Cuenca mantenían una rela- ción literaria” donde aparecieron tres
ción de enorme cercanía, acaso ahondada colaboraciones de Méndez Lefort firma-
por la compleja situación de ella, madre das con el seudónimo “L...”, de cuño
soltera sin apoyo familiar ni recursos eco- claramente autobiográfico. El 1 de marzo
nómicos, ligada a un joven suicida públi- circuló la primera, titulada “Cineraria”.
camente censurado por elegir tal muer- Se trata de una silva asonantada (AbCb
te; una muchacha sola, con aspiraciones DbEb...); con fecha al calce: “febrero
literarias y docentes, ámbitos delicados 1874”; su asunto es el dolor ante la muer-
donde una dama debía ostentar intacha- te. Al parecer se trata de su primera
ble fama pública para sobresalir. El amigo obra publicada, aunque es claro que
de Acuña debió estar al tanto de todo ello. comenzó a escribir versos desde, por lo
El general Victoriano Salado Álvarez menos, dos años atrás, lo cual se coli-
sugirió alguna vez que Cuenca coartó a su ge de los tercetos “A Laura-Epístola”
esposa la libertad de publicar,56 empero, (1872), de Acuña, donde la voz lírica se
refiere a la labor creativa de la destinata-
ria. Desde un punto de vista biográfico
54 AHRC, Juzgado Primero del Estado Civil, ra- son significativos tanto el tema como
mo Defunciones, Libro 103, acta 144, foja 75, 17 el título de la composición de Méndez
de enero de 1874. Vid. también Caffarel, op. cit.,
p. 38. pues la cineraria (es decir, la urna para
55 Caffarel, op. cit., p. 39.
56 Cf. Romero, “Laura Méndez de Cuenca: el canon
de la vida literaria decimonónica mexicana”, en
Relaciones, pp. 107-141. 57 Cf. McLean, op. cit., pp. 15-20.
guardar las cenizas de un cadáver) puede según sugiere Campos; empero, habrá
aludir a la reciente pérdida de dos perso- que insistir en que la versión más tempra-
nas muy cercanas: Manuel Acuña Narro na conocida hasta hoy es la publicada en
y su hijo, Manuel Acuña Méndez. El cariz El Siglo XIX un año después.
elegíaco del poema evoca tácitamente El 26 de abril de 1874 la poetisa publicó
esas defunciones. “Esperanza” (A M***), ocho serventesios
El 29 de marzo dio a conocer el poema endecasílabos con rima consonante
“A***”, compuesto por cuarenta y cinco (ABAB), que llevan al calce la siguiente
versos: nueve quintetos alejandrinos data: “México, 1874”. El tema esta vez es
–hemistiquios heptasílabos– con rima elegiaco: la voz lírica añora a su amado.
consonante (ABAAB).58 Más adelante la Desde luego, la dedicatoria “A M***” es
autora lo publicó en Poesías líricas meji- elocuente y lo convierte en el único tra-
canas (1878), El Parnaso Mexicano (1885) bajo de la autora dedicado con alguna
y Poetisas mexicanas (1893) con el título claridad a Manuel Acuña. Por cierto, sor-
“Adiós”, a veces escrito entre signos de prende su ausencia en antologías con-
admiración. En efecto, aquí el asunto es temporáneas. No está de más añadir que
la despedida tras una ruptura amorosa. las mencionadas son composiciones de
Como han observado ciertos críticos,59 gran finura en lo formal y de profundidad
el poema guarda clara correspondencia en el tema. Ello les valió el reconocimien-
con el “Adiós” de Acuña, pues comparten to público, según Peza y Olavarría, quie-
metro y asunto. Asimismo, se ha aventu- nes cuatro años después las encontra-
rado la hipótesis de que el poema de ella ban notables.60
fue modelo del “Nocturno (a Rosario)”, En febrero del año siguiente fundó un
arguyendo por ejemplo la similitud foné- colegio y, el día 9, publicó otra elegía,
tica y métrica entre un par de versos de ahora firmada con su nombre: “Laura
Méndez (“y entre crespones blandos y rá- Méndez”.61 Se trata de “Bañada en lágri-
fagas de aurora, / la cuna de nuestro hijo mas: a mi hijo muerto”, conjunto de trece
como una bendición”), y un par de versos sextinas endecasílabas (AAB’CCB’), de
de Acuña (“los dos una sola alma, los dos rima consonante, con la nota “México
un solo pecho, / y en medio de nosotros, 1875”. El tema es tan transparente como
mi madre como un dios!”). Claro que si su título y dedicatoria aunque es difícil
se admite el “Adiós” de ella como modelo determinar si el referente extratextual
de la famosa composición de él, tendría continúa siendo el hijo de Acuña o uno
que datarse antes de octubre de 1873, de los siete que procreó con Cuenca.62
Finalmente, el 17 de marzo publicó “In- tro siglo romántico”; fue una escritora de
fortunio: a mi madre” (no compilado en mérito y alcances propios: no una mujer-
ediciones póstumas). Con ese trabajo con- adorno capaz de inspirar, sino una mujer
cluyó un ciclo relacionado directamente capaz de crear.65 Acaso tal es la ventaja
con la juventud de la escritora; sólo fue de que su malogrado idilio juvenil ha-
retomado a veces en la columna que ya pasado inadvertido en la República de
mantuvo en El Imparcial entrado el siglo las Letras
XX. Con ese ciclo inició, por otra parte, un
corpus de seis decenas de composicio-
nes poéticas, varias de las cuales conti- ARCHIVOS CONSULTADOS
núan sin ser publicadas entre dos pastas.
AGN, Archivo General de la Nación.
Genealogías. Bautizos.
VIII AHRC, Archivo Histórico del Registro Ci-
vil. Ciudad de México. Nacimientos y
Cuando se llevó a cabo la ceremonia matrimonios.
luctuosa de 1917 referida páginas atrás,
el general Castillo Nájera observó con
minucia a la escritora, quien “permaneció BIBLIOGRAFÍA
imperturbable”.63 Otro tanto ocurrió en
1921, cuando preguntó su opinión sobre Acuña, Manuel. Obras. Poesías, teatro,
Rosario, la de Acuña, libro recientemente artículos y cartas. 4ª ed. Ed. y pról. de
publicado donde se insinuaba su recón- José Luis Martínez. México, Porrúa,
dita relación con el vate romántico; ella 1986 (Colección de Escritores Mexi-
respondió “sin inmutarse”: “tiene algún canos, 55).
interés para la historia de nuestra lite- Caffarel Peralta, Pedro. El verdadero Ma-
ratura”.64 La historia de la literatura, sin nuel Acuña. México, UNAM, 1999 (Al
embargo, le escatimaría reconocimiento siglo XIX. Ida y regreso).
durante varias décadas, cediendo a los Campos, Marco Antonio. Manuel Acuña.
albores del siglo XXI la maravillada explo- La desdicha fue mi Dios. Comp. y est.:
ración de su vida y obra. Por fortuna para MAC. México, UAM, 2001 (Cuadernos
la causa de ella, quien en la década de de la Memoria, 8).
1870 apenas iniciaba un largo y fructífero Castillo Nájera, Francisco. Manuel Acuña,
periplo, nunca se convirtió en “Laura la de México, Imprenta Universitaria, 1950.
Acuña”, ni en la “segunda musa de nues- Farías Galindo, José. “Acuña y su vida”.
Manuel Acuña a través de la crítica li-
teraria. Antología. Selec.: Eleazar López
el 26 de marzo de 1878), Alicia Rosa (nacida el
29 de abril de 1877 y muerta el 7 de marzo
de 1937), Mario (nacido hacia agosto de 1878
y fallecido el 13 de junio de 1879) y Horacio 65 Es fácil demostrar hasta dónde era consciente
(nacido el 27 de octubre de 1879 y muerto el 17 de ser una escritora profesional. Vid. Romero,
de julio de 1902). “Más que discípula y amiga. Un epistolario de
63 Castillo Nájera, op. cit., p. 144. Laura Méndez de Cuenca”, en Casa del Tiempo,
64 Ibid., p. 144. pp. 7-9.
Poesía y Poética: La tradición literaria S/n, “Liceo Hidalgo”. El Siglo XIX. 7ª época,
en Hispanoamérica. El poema entre la año XXXI, t. 54, núm. 9,975, 30 de abril
inmanencia y el mercado. BUAP, 24 de de 1872, p. 3.
octubre de 2006.
S/n, “Colegio para niñas”. El Siglo XIX. 8ª
época, año XXXIV, t. 67, núm. 10,948, INTERNET
miércoles 10 de febrero de 1875, p. 3.
S/n, “Dolores Bolio”. Revista de Revistas. Cáceres Carenzo, Raúl. “Laura Méndez: la
Año IX, núm. 414, 7 de abril de 1918, pasión y la voz”. La Colmena [Universidad
p. 15. Autónoma del Estado de México]. Núm.
S/n, “Emilio Lefort”. El Siglo XIX. Año XXXII, 40. En línea. http://www.uaemex.mx/
t. 55, núm. 10,381, 10 de junio de 1873, plin/colmena/Colmena40/Libros/Raul.
p. 3. html (diciembre de 2008).
S/n, “La escuela de artes y oficios para Méndez de Cuenca, Laura. “Cartas a
mujeres”. El Siglo XIX. 8ª época, año Enrique de Olavarría y Ferrari”. Mss. en
XXXIII, t. 56, núm. 10,664, 21 de marzo línea. Españoles en México en el siglo
de 1874, p. 3. XIX. «www.coleccionesmexicanas.unam.
mx/espanol.html» (febrero de 2009).
41
MARGARITA ALEGRÍA DE LA COLINA
una teoría que en un segundo momento anotar aquí que nació el 22 de marzo de
debían abandonar irritados y avergon- 1816 en Tizayuca, hoy estado de Hidal-
zados, debido al acoso de las refutacio- go, que, huérfano de madre, trabajó des-
nes socráticas.2 de los 11 años de edad con su tío, el li-
Voy a analizar aquí diferentes usos de brero Mariano Galván Rivera4 y que fue
la ironía en algunos textos de carácter hu- en ese ambiente donde se hizo lector,
morístico de Ignacio Rodríguez Galván y traductor y escritor, formación fortalecida
en otro francamente cómico del mismo por su asistencia a las tertulias en casa del
autor, para revisar en qué medida es el poeta Francisco Ortega.
discurso el que permite la humorada. En Lo que me interesa resaltar aquí es la
esa línea, reflexionaré en mi análisis so- vena cómica (en el sentido de su capaci-
bre algunas manifestaciones del habitus dad para exaltar la risa) de este autor a
en la literatura de este autor. quien sus contemporáneos compadecie-
ron por la vida de sufrimiento que lleva-
ba y que, según algunos, llegó incluso a
RODRÍGUEZ GALVÁN, amargarlo. Algo de eso revela la efigie tan
UN ESCRITOR ROMÁNTICO formal y de melancólica expresión que,
como una de las pocas litografías res-
Como intelectual del siglo XIX, Rodríguez catadas, se reproduce en la mayoría de
Galván se inscribió en las filas del ro- las publicaciones sobre el autor y su obra.
manticismo literario; fue asiduo lector de En dicha imagen, Rodríguez aparece
La Biblia y un hombre consciente de estar con peinado relamido, partido al lado iz-
participando en la forja de la recientemen- quierdo y pequeña melena que apenas le
te inaugurada nación mexicana; con este cubre las orejas. Su postura es un tanto
ánimo se integró a la Academia de San solemne y se refuerza con la indumenta-
Juan de Letrán en el seno de la cual se ria propia de un vate decimonónico; de
trabajó por escribir una literatura autén- hecho nos lleva a evocar la traducción que
ticamente mexicana. hiciera Eulalio María Ortega de un texto
Los datos biográficos de este autor han de Alfonso Lamartine: Sobre los destinos
sido publicados en diversas fuentes;3 baste
social con una pertenencia de clase y con un sujeto colectivo por ser socio-cultural-
gustos personales, que lo llevan a calificar histórico-político; sujetado por esos con-
como chillidos los cantos operísticos. textos en que le tocó vivir y, por tanto,
Para hacer un rápido recorrido por las soporte del sentido de aquella sociedad;
conceptualizaciones acerca de la cate- contradictorio e inconsciente; pero, co-
goría del sujeto, tomaré prestadas las pa- mo bien señala Sánchez Guevara, el su-
labras de Graciela Sánchez Guevara, es- jeto puede estar sujetado a alguna ideo-
tudiosa que ha hecho una seria revisión logía, pero también ser libre [al menos
al respecto: parcialmente, agrego yo] porque tiene
la capacidad de advertirlo; de esa ma-
El estudio de la subjetividad atraviesa nera puede ser él mismo, origen de
muchas disciplinas con diferentes en- algún sentido. Puede haber, en suma, un
foques. Benveniste (1966), en su lin- continuum dialéctico entre ambos po-
güística, aporta la categoría de sujeto los antagónicos.12
de la enunciación y sus huellas en el
En este caso nuestro autor está sujeta-
discurso y C. Kebrat Orecchioni (1980),
do por su carácter de mestizo, provincia-
propone al sujeto lingüístico como “no-
sotros exclusivo e inclusivo”, Brauns- no, de escasos recursos económicos, y de
tein (1986), en la psicología y en el escritor romántico, miembro de la Aca-
psicoanálisis, estudia el sujeto referente demia de Letrán y –en consecuencia–
y psicoanalítico; Pêcheux (1969), Al- nacionalista; admirador de la literatura
thusser (1970), Foucault (1988), Regine española de los Siglos de Oro lo que,
Robin (1973) y Haidar (1994), en la como se puede apreciar a través de su
sociología y el análisis del discurso, obra, lo pone en más de una ocasión pre-
trabajan el sujeto del discurso. Lotman juiciosamente en contra de algunas ma-
(1996), en las prácticas semiótico-dis- nifestaciones procedentes de otras co-
cursivas y en la semiótica, tiene como
rrientes y de otros países europeos.
propuesta el sujeto como auditorio;
En el contexto de la referencia que se
y Sánchez Guevara (1999) aporta la
categoría de sujeto semiótico-visual. hace a la ópera como uno de los hábitos
(1999)11 de cierto grupo de personas en la época,
el sujeto aflora en el discurso para califi-
El sujeto de la enunciación es, en el caso car de “reverencia vana” el asistir a óperas
analizado, Ignacio Rodríguez Galván; pe- italianas, y al considerar que alguna gen-
ro, desde la dimensión althusseriana y te de su tiempo asistía a ellas sólo por-
acorde también con Pêcheux, se trata de que le daba estatus, ya que mientras
decían que aquellos cantos eran divinos,
se tapaban los oídos.
el sistema de hábitos y el uso de objetos que El autor de que me ocupo, a pesar de
es el mundo de lo cotidiano que se relaciona con haber reunido en su corta vida (1816-
los niveles no cotidianos ( o especializados co- 1842) una obra de desigual calidad, llegó
mo el saber científico, jurídico y el artístico)”. Cit.
en Novelo y López, op. cit., p.8. a ser un gran poeta, lo que consiguió en
11 Graciela Sánchez Guevara, La configuración de las
identidades nacionales en dos historias oficiales:
un análisis semiótico-discursivo transdisciplina-
rio, p. 214. 12 V. Ibid., p. 216 et seq.
mo, se avino también al pensamiento de los versos anteriores harían pensar en una
Rodríguez quien como intelectual de su belleza extraordinaria; pero, de entra-
tiempo fue, asimismo, un “guardián de la da, dichas propuestas retóricas son cáno-
tradición”; esto es evidente en Profecía de nes para hacer referencia a una belleza
Guatimoc, Eva ante el cadáver de Abel y de naturaleza muy distinta, despropósi-
algunos otros poemas del autor. to que ya marca una cierta intención en
En esa línea, Rodríguez ironiza en algu- el discurso.
nas de sus obras en contra de la imita- Habla después el autor de los hábitos
ción de modas extranjerizantes que rom- de tal señorita y el texto llega a ser sar-
pían con las tradiciones mexicanas de la cástico, de ironía cruel e insultante, so-
época. Es el caso, por ejemplo, del retrato bre todo si se considera que se está
que hace de las “niñas bien” de aquel en- haciendo la descripción de aquella con
tonces en el siguiente fragmento de “La quien el destinatario virtual del poeta se
señorita”, parte de una obra inconclusa va a casar:
que el autor titulara El ángel de la guarda
y que, por cierto, estaba escribiendo el Retrataré sus costumbres
mismo año en que compuso Profecía... para que tu mente alumbres
En éste el autor hace un repaso de las y vivan en unión plácida
actividades de tal tipo de damas, que cual Venus y el cojo dios.
A las once se levanta,
visitaban a los estilistas de la “Peluque-
se viste y pone la planta
ría francesa parisiense”, y define a una sobre la alfombra riquísima
de ellas con la que “alguien” va a casar- y deja escuchar su tos.
se, como…
Es cañonazo de leva,
[…] una muchacha clásica pues al punto se le lleva
como nunca igual se vio. en dos charolas magníficas
algo de desayunar.
Las gracias la dibujaron, Ante el espejo se adorna,
los amores la formaron se mira y á veces torna;
con las reglas de Aristóteles, y canta como Semíramis,
Horacio, Vida y Bualó.20 dirigiéndose a almorzar.
21 Rodríguez Galván, op. cit., pp. 298-299 y 301. 23 Clifford Geertz, La interpretación de las culturas,
22 V. Beristáin, op. cit. p. 20.
románticos?” a lo que responde: “La ver- queños sin que te deslumbre cualquier
dad que escasean porque [el romántico] adelantamiento que logres, estos han
los consideró poco poéticos, con mayor de ser los rudimentos que te enseñarán
razón aún, porque tuvieron en rigor poca aquella ciencia que más se aprende con
la práctica que con la teórica.28
importancia en lo esencial de la vida
romántica”.27 Cita sin embargo a poetas
satíricos hispanoamericanos quienes, di- El protagonista de Tras un mal nos vienen
ce, son sombra del español Mariano José ciento es un hombre avaro quien, ya que
de Larra. Entre ellos, por cierto, no está fue invitado por una mujer amiga suya
Rodríguez Galván; Carrilla se quedó, co- de nombre Mariquita, no está dispues-
mo la mayor parte de los críticos, con la to a perder esa oportunidad de disfrutar
imagen de “El mestizo triste”. una comida gratis. Todo le sucede mien-
tras recorre la ciudad para llegar a su
destino, lo que lo lleva a la conclusión de
ANÉCDOTAS CITADINAS, que, definitivamente, “no se puede an-
COMICIDAD MALICIOSA
dar en México”. Más allá de la ironía, en
esta obrita Rodríguez llega a ser realmen-
Sin embargo, los destellos irónicos que te humorístico.
hemos podido observar en los fragmen- Gregorio Ventrículo, el poblano en
tos de la obra de este autor antes citados cuestión, hombre rico, soltero, gordo
se convierten en auténtica vena cómica y de anteojos, de unos cuarenta años,
en su comedia Tras un mal nos vienen va de paseo a la Ciudad de México y,
ciento, en la que Rodríguez, provinciano justo el domingo, está invitado a comer
que llegó a la ciudad de México a los 11 a casa de Doña Mariquita. Él y su lacayo
años de edad, pone de manifiesto los tenían en el estómago solamente el atole
pesares de un poblano que la visita. del desayuno, pues con ser Gregorio un
Otras publicaciones en la época ad- hombre adinerado procuraba ahorrar
vertían acerca de los peligros de la ciu- todo lo que podía. Ha reservado sitio
dad. Al respecto es alusiva esta carta de en su estómago para todo cuanto pueda
un hombre a su primo que fue a la capi- ingerir en el convite.
tal, publicada en la revista El Museo Yu- Nuestro personaje sale a la calle y
cateco, en 1842: empieza a caminar porque reflexiona …
“—¡Ay –¡Qué lejos está– cerca tengo la
Tú estás pues en ella [la ciudad]; esto Plaza Mayor, y un coche… Cuatro reales
es, en un mar lleno de escollos, bajíos lo menos… ¡Ay Dios mío—”29
y borrascas: no pretendo darte una Diversas peripecias le ocurren al pro-
lección de náuticas para que puedas vinciano en la ciudad, está a punto de
gobernarte en semejante piélago. Si fue- tropezar y exclama:
res cauto al hablar, si dudases de todos,
si manifestases que no deseas nada, y
si fueres moderado con grandes y pe-
28 “A un petimetre, (carta de un hombre a su primo
que fue a la capital” en El Museo Yucateco, Mé-
27 Emilio Carrilla, El romanticismo en la América rida Yucatán, p. 53.
hispánica, t. 1, p. 24. 29 Rodríguez Galván, op. cit., t. II, p. 354.
¡Por poco me rompo la cabeza! ¡Mal- a la iglesia y nada más: ¿Pero en Méxi-
ditos ricos! ¡Qué daño hacen en todas co? Con tanto holgazán y tanto …32
partes! Vea vd, el declive de esa piedra:
¿Para qué sirve? Para que pase la rueda Algunas otras situaciones embarazosas
del coche y se mate la gente honrada. Y debe enfrentar Gregorio en su camino:
además, son tan estrechas estas aceras, se encuentra a unas señoritas conocidas
que no se puede caminar aprisa… ¡Ah!
las cuales, al verlo tan atolondrado, se ríen
¡Condenada suerte!...30
de él; tropieza con una Doña Manuela,
poblana también, quien se le cuelga del
La ciudad es demasiado azarosa para un
brazo y se ofrece a acompañarlo hasta
provinciano como Gregorio. De pronto
San Cosme, sitio en que vive la mujer
choca con una mujer y se suscita el si-
que lo invitó a comer. Lo hace ir “a paso
guiente diálogo:
de tortugas”. Provinciano inexperto, es
sorprendido también por un muchacho
Mujer. ¡Qué bruto!... Pues no me sacó
con su pezuña el zapato que le ofrece unas varas:
Gregorio. ¡Qué zapato, si es chancleta
¡Mujer. Mire qué roto sinvergüenza… Muchacho. Señor, vea vd. este bastón:
¡Qué no se llevara el diablo a estas lo daré barato.
gentes!... Gregorio. No quiero.
Gregorio. ¡Jesús qué boca! Tengamos Muchacho. Se lo he de dar en menos
filosofía.31 de dos pesos.
Gregorio. Ni dado.
Muchacho. Vaya señor, ¿pues qué tan
Más adelante un jinete, por lucir ante las
malo es? (Méteselo en la cara y le da en
damas, acosa su caballo y, gritando: ¡A las narices).
un lado!, lo echa sobre Gregorio quien Gregorio. Paciencia, Dios mío, paciencia.
exclama: “¡A un lado! Y ya me atropelló, y (Apresura el paso: el muchacho lo […]
ya subió el caballo a la acera”. sigue).
El pobre hombre se bajó de la acera Muchacho. Ofrezca vd. Es caña
huyendo del caballo y dio contra los legítima.
frisones de un coche, por lo que recibió Gregorio. No uso caña: me estorba al
un latigazo “que a la sazón le dirigía el andar.
cochero”. Las quejas de nuestro perso- Muchacho. Todos los caballeros la usan.
naje no se hicieron esperar: Gregorio. Pues llévale una a Florismarte
de Hircania.
Muchacho. ¿Dónde lo encontraré?
¡Ay! ... !Ay! Me partió el brazo […] no se
Gregorio. (Iracundo). ¡En el infierno!
puede andar en México, no se puede:
Muchacho. ¿Cuánto da vd. por la caña?
hay muchos coches, muchos caballos
Gregorio. Un real.
… ¡Oh! No cabe duda, hay muchos
Muchacho. ¿Tan poco vale? Nada pesa
caballos en México … En Puebla ya se
señor, púlsela vd. (…) Dóblela vd. Y
podría, porque nadie sale a la calle, y
verá si es buena caña: parece de acero
todos son muy recogidos y puntillosos:
templado.
30 Loc. cit.
31 Loc. cit. 32 Ibid., p. 355.
ROXANA ELVRIDGE-THOMAS*
59
ROXANA ELVRIDGE-THOMAS
etiqueta. Alrededor del gusto se construye Tenemos como ejemplo los pastes de
una sociedad, una sociedad que medita. Hidalgo, los quesos de Chipilo y la bien-
Es de esta manera que vemos con- venida gustosa que se dio a la cocina
formarse a la sociedad mexicana del siglo francesa y a los “bisteces” y “rosbifes”
XIX en torno a la comida, sentada alrede- traídos por los norteamericanos.
dor de una mesa. Pero acerquémonos a los fogones del
José Juan Tablada, en La feria de la vida siglo XIX y sentémonos a las mesas de esos
está muy consciente del papel fundamen- hombres y mujeres que nos precedieron
tal que juegan la comida y sus ritos den- en el tiempo. Para ello, nos valdremos de
tro de la conformación tanto de la propia algunas obras literarias que describen con
identidad como de la nacional. Dice: fruición estos actos.
Comencemos con las rutinas diarias y
Perdonen los lectores esta digresión de preguntándonos, ¿cuántas veces se co-
goloso, perdónenla, porque lo que un mía, a qué hora y qué alimentos se con-
pueblo come, sus viandas y sus frutos sumían? Una respuesta la ofrece Guiller-
nacionales no son cosa trivial, sino im- mo Prieto, quien en Memorias de mis
portantísima… La cocina de un pueblo
tiempos (1828-1853), ofrece un retablo de
es uno de los factores más poderosos
las viandas y sus momentos. Clementina
del patriotismo. En el destierro o en la
simple ausencia de la tierra natal, recor- Díaz y de Ovando sintetiza el sentir de
dar los sabrosos manjares del terruño, es Prieto de la siguiente manera:
uno de los mayores tormentos… Créan-
melo, la nostalgia del paladar, hace su- Los mexicanos que tenían la fortuna
frir tanto como la de la naturaleza.4 de comer tres veces al día al despertar
tomaban chocolate en agua o en leche,5
Es la anterior, la confesión de un hijo de atole engalanado con tostadas y molle-
tes, bizcochos, tamalitos cernidos.
este siglo convulso, caótico y pleno, en
A las diez de la mañana almorzaban
el cual nuestro país pasó por invasiones, asado de carnero, o de pollo, rabo de
guerras, reestructuraciones, y sus habitan- mestiza, manchamanteles, adobo o es-
tes vivieron apasionadamente estos cam- tofado, alguno de los muchos moles
bios, adaptándose asombrosamente a o de las tortas del amplio saber y enten-
todos ellos. der de la cocinera y, desde luego, frijoles.6
Así como la gente se adecuó a los La comida era a la una o dos de la tar-
constantes vaivenes a los que le arrojaba de. Se componía de caldo, sopas de arroz
la historia, también lo hizo su cocina, la o de fideos, tortilla, puchero. O guisados
cual, por una parte, reforzó su identidad como pollo en almendrado, torta cua-
en torno a platillos emblemáticos como jada, patas en cuñete, o guajolotes re-
llenos y deshuesados, obras de arte de
el mole y, por otra, asimiló y adaptó a
las cocineras de la alta escuela.
sus propios gustos las tradiciones gastro-
nómicas de quienes invadieron suce-
sivamente nuestro país, así como de quie- 5 Prieto se refiere al chocolate de tres tantos: uno de
nes llegaron como inmigrantes al mismo. canela, uno de azúcar y uno de cacao desleído en
agua o leche, también acompañado de huesitos
de manteca, hojuelas o bizcochos de maíz.
4 José Juan Tablada, La feria de la vida, pp. 53-54. 6 Todo ello acompañado de un fresco pulque.
Jockey Club”, como tan bien nos lo cuenta Si alguien la alcanza, si la requiebra,
Manuel Gutiérrez Nájera en su “Duquesa ella, ligera como una cebra,
Job”, adelgazaban en un solo paseo la sigue camino del almacén;
enorme ingesta de ese día. pero, ¡ay del tuno si alarga el brazo!
¡Nadie se salva del sombrillazo
Y hablando del delicioso poema, me
que le descarga sobre la sien!
permitiré citar algunos fragmentos en
donde podemos observar esos paseos por ¡No hay en el mundo mujer más linda!
la ciudad de México, alguna alusión a la Pie de andaluza, boca de guinda,
moda de ese tiempo (el poema fue escrito sprint rociado de Veuve Clicquot,
en 1884), y algunos datos en torno a la talle de avispa, cutis de ala,
comida, la bebida y sus rituales: ojos traviesos de colegiala
como los ojos de Louise Theo.
En dulce charla de sobremesa,
mientras devoro fresa tras fresa, Ágil, nerviosa, blanca, delgada,
y abajo ronca tu perro Bob, media de seda bien restirada,
te haré el retrato de la duquesa gola de encaje, corsé de crac,
que adora a veces al duque Job. nariz pequeña, garbosa, cuca,
(…) y palpitantes sobre la nuca
Mi duquesita, la que me adora, rizos tan rubios como el coñac.
no tiene humos de gran señora: (…)
es la griseta de Paul de Kock. ¡Ah! Tú no has visto cuando se peina,
No baila Boston, y desconoce sobre sus hombros de rosa reina
de las carreras el alto goce caer los rizos en profusión.
y los placeres del five o’clock. Tú no has oído qué alegre canta,
(…) mientras sus brazos y su garganta
Si pisa alfombras, no es en su casa; de fresca espuma cubre el jabón.
si por Plateros alegre pasa
y la saluda madam Marnat, Y los domingos, ¡con qué alegría!,
no es, sin disputa, porque la vista, oye en su lecho bullir el día
sí porque a casa de otra modista ¡y hasta las nueve quieta se está!
desde temprano rápida va. ¡Cuál se acurruca la perezosa
(…) bajo la colcha color de rosa,
Desde las puertas de la Sorpresa mientras a misa la criada va!
hasta la esquina del Jockey Club,
no hay española, yanqui o francesa, (…)
ni más bonita ni más traviesa Toco; se viste; me abre; almorzamos;
que la duquesa del duque Job. con apetito los dos tomamos
un par de huevos y un buen beefsteak,
¡Cómo resuena su taconeo media botella de rico vino,
en las baldosas! ¡Con qué meneo y en coche, juntos, vamos camino
luce su talle de tentación! del pintoresco Chapultepec.11
¡Con qué airecito de aristocracia
mira a los hombres, y con qué gracia
frunce los labios —¡Mimí Pinsón!
11 Manuel Gutiérrez Nájera, Poesía Completa, pp.
200-202.
Gutiérrez Nájera nos presenta un vivo y que tuvo amplia resonancia entre otros
retrato de costumbres decimonónicas escritores tanto a su favor como en con-
en este poema. Comienza platicándonos tra. Sólo les resta el paseo de domingo:
justamente en una “dulce charla de so- a Chapultepec.
bremesa”, llegado ya el final de los pos- Vemos entonces cómo se refleja en
tres, sobre la mujer que “adora a veces”. la poesía de don Manuel la plácida vida
Vemos ya la costumbre de alargar la cotidiana de la clase media porfiriana. Al
comida “picando” frutas, bebiendo café o respecto, podemos completar las refe-
algún licor y sazonando el momento con rencias que combinan recreo y gastrono-
animadas conversaciones. Observamos mía con lo escrito por María Cristina
también, en la segunda estancia, la nueva Suárez y Farías:
costumbre, introducida desde Inglaterra,
de tomar el té a las cinco. Muchas seño- Al amparo de don Porfirio, se vivía igual-
ras de alta sociedad la habían adoptado mente una intensa vida nocturna, así,
alegremente y en estas reuniones se de- en esta época empiezan a proliferar
gustaba, por supuesto, té, acompañado Ios cafés: el de Ia Concordia, el deI
Cazador, situado en Ia esquina de Pla-
de otras infusiones, café y chocolate co-
teros y Portal de Mercaderes, el Colón,
mo bebidas; y de pastelillos varios, los el Veroly en Ias calles deI Coliseo Viejo
muy británicos sándwiches de pepino y Coliseo Nuevo, el Café deI Sur en
–mencionados juguetonamente por Wil- donde se reunían actores y bailarinas
de–, y bizcochería nacional. Desde luego, o el deI Águila de Oro, sitio elegido por
este hábito es conocido por la “duquesi- Ios que preferían Ios temas políticos y
ta”, al igual que asistir a las carreras (otra en el que eran famosos Ios “fósforos” o
actividad extranjera). “fosforitos”, hechos de café y aguardien-
Nos informa también de su paseo por la te en partes iguales. A estos lugares acu-
calle de Plateros y del alegre taconeo con día la gente, antes o después de Ia sali-
que lo hace, de la manera de coquetear da de Ia Opera o deI Teatro Principal y
a los mismos los señores invitaban a Ias
de las mujeres de la época y del doble
tiples. Por Ias tardes, los cafés estaban
uso de la sombrilla: cubre los albos ros- Ilenos de señoras, de señoritas y jóve-
tros del sol y también propina golpes a nes «Iagartijos» que echaban novio bajo
los impertinentes. Ia mirada vigilante de Ias mamás o de
Es muy interesante la manera en que Ias chaperonas. Por ellos se paseaba to-
Gutiérrez Nájera habla de la belleza de su da Ia sociedad y eran los lugares ade-
duquesa, ya que la compara con comida cuados para ver y dejarse ver, ahí se
o bebida de su entero agrado: guindas, tejían historias y se hacían y deshacían
champaña, cognac. Y por supuesto, con- honras. En los cafés se tomaba, desde
tinúa nuestra lista de vestimenta femeni- luego, café, que apenas empezaba a
na y el elaborado peinado pleno de bu- acostumbrarse, se bebían licores, así
como nieves de frutas y sorbetes de
cles con que las mujeres decimonónicas
sabores. Como Ia pastelería francesa
salían a la calle. ya había sentado sus reales, no podía
Y por último, nuevo guiño a la gastro- faltar un platón pletórico de écclaires
nomía: el almuerzo de huevos y beef-
steak, del que hablaremos más adelante
Por supuesto que estaban también los Son ojos verdes los que buscamos,
otros cafés, donde dejaban pasar las verde el tapete donde jugué,
horas vespertinas los varones, charlando verdes absintios los que apuramos,
y verde el sauce que colocamos
sobre los últimos acontecimientos po-
en tu sepulcro, pobre Musset.13
líticos, la belleza de la tiple de moda
o el último poema de algún amigo. O
Estamos ante la dulce y desmayada de-
tal vez enfrascados en algún debate de
cadencia heredada de Francia, ante la si-
ajedrez. En esos recintos, los caballeros
ma en la que sumerge a sus devotos el
eran acompañados por cafés, en efecto,
ajenjo, la otra cara de los cafés decimo-
pero principalmente por diversos licores,
nónicos de la ciudad de México.
de entre los que destacaba el ajenjo, con
Y ya que estamos en compañía de es-
su amargura y voluptuosidad muy a tono
critores e intelectuales, adentrémonos con
con el siglo. Y aquí nos lleva nuevamente
ellos en sus tertulias, las cuales estaban tam-
Gutiérrez Nájera a la vida cotidiana, mas-
bién rociadas con muy diversas bebidas y
culina, de los cafés, con el bello poema al
robustecidas con todo tipo de manjares.
ajenjo titulado “El hada verde”:
Alejandro Rivas Velásquez nos habla
de las Veladas Literarias que se celebraron
¡En tus abismos, negros y rojos,
fiebre implacable mi alma se pierde, en la ciudad de México entre noviem-
y en tus abismos miro los ojos, bre de 1867 y abril de 1868,14 y nos da
los verdes ojos del hada verde! cuenta de las comilonas en que resulta-
ba aquello, por más que buscaran la aus-
Es nuestra musa glauca y sombría, teridad. Apunta Rivas Velásquez:
la copa rompe, la lira quiebra,
y a nuestro cuello se enrosca impía Estas Veladas fueron el primer intento
como culebra! de Ignacio Manuel Altamirano por lo-
grar la concordia entre los escritores
Llega y nos dice: —¡Soy el olvido, nacionales. Aunque en realidad, aparte
yo tus dolores aliviaré! de divergencias poéticas y políticas, en
Y entre sus brazos, siempre dormido, ellas pronto comenzaron a manifestar-
yace Musset. se otro tipo de diferencias; por ejem-
plo, se fue haciendo importante el tema
¡Oh, musa verde! Tú la que flotas de los banquetes que se daban al térmi-
en nuestras vidas enardecidas, no de las reuniones, los cuales llegaron
tú la que absorbes, tú la que agotas a ser motivo de constante preocupa-
almas y vidas. ción por parte de algunos de sus miem-
bros pues, al parecer, amenazaban el ofrecidas sin tener el más mínimo inte-
sentimiento de austeridad e igualdad rés literario.
que era necesario conservar entre los Fue hasta varias reuniones después que
escritores.15 se enmendó esta situación. La Velada fue
organizada por Ignacio Ramírez y Agustín
La primera de estas Veladas fue cele- Silicio, en una casa prestada en la calle de
brada en casa del poeta Luis G. Ortiz a Gante. Alejandro Rivas Velásquez apunta
fines de 1867. En ella se leyó Los misio- sobre este encuentro:
neros de amor, comedia de Enrique
Olavarría y Ferrari. Asistieron a la misma, En otra piecesita contigua se podía ver
entre otros, José Tomás de Cuéllar, Igna- una mesa pequeña y limpia, pero no
cio Manuel Altamirano y Manuel Pere- llevaba sobre sí más que algunas grandes
do. Posteriormente, los asistentes pudie- tortas de pan blanco, algunas botellas
ron degustar diversos dulces y pasteles, de manzanilla y de cognac, y una tetera,
acompañados de vino y ponche. limones, azúcar y agua.16
La segunda de estas Veladas fue en ca-
sa de Altamirano. En ella fue más intensa Después de un par de Veladas más, Alta-
la actividad literaria, con poemas de Prie- mirano, quien las había convocado en
to y Riva Palacio y la lectura del Atoyac un principio, puso fin a esta práctica. El
de Altamirano, y de Los árboles de Cuéllar. resultado que perseguía con ellas se
En el ámbito culinario, nuestros escrito- había cumplido y los literatos mexicanos
res se volvieron a solazar con todo tipo se conocían y habían reactivado sus ac-
de vinos y licores –incluida la champaña– tividades en cuanto a la escritura. En re-
y deliciosos pasteles y dulces. lación a las jóvenes voces, se habían da-
La tercera Velada rayó en el exceso. do a conocer varias de ellas, como la de
Se llevó a cabo en casa de Agustín Lo- Justo Sierra o Juan de Dios Peza.
zano, quien no era escritor, pero sí muy Altamirano decidió cambiar el lugar de
acaudalado y ofreció a sus invitados todo reunión de las mesas a una publicación y
tipo de manjares, postres y vinos, acom- así nació la revista El Renacimiento (pu-
pañados de una orquesta que animó el blicada en 1869), la cual llegó a ser un
evento. Tanta abundancia propició las manjar para el intelecto.
críticas de muchos de los asistentes, pero Vemos de qué manera la comida, como
aún así las siguientes Veladas continua- parte de la vida cotidiana, constituyó un
ron con el tono de derroche gastronó- tema importante para la literatura y los
mico que, en verdad, contrastaba se- escritores mexicanos del siglo XIX. Algu-
veramente con la condición económica nos alimentos causaron entre ellos polé-
de muchos de los participantes. A todo mica, como los “rosbifes” y los “bisteces”,
esto, se sumó la molestia de soportar a los llegados de la mano de los norteameri-
asistentes que comenzaron a sumarse por canos. Algunos escritores e intelectuales
el sólo hecho de degustar las viandas se lamentaban de la asimilación de ali-
mentos tan bárbaros, como Payno; otros,
como ya lo vimos con Gutiérrez Nájera, sus deliciosas crónicas José Juan Tablada19
acogieron con alegría estas novedades y Guillermo Prieto.20
culinarias, e incluso estas extranjerías hi- Pero, sin duda, el platillo ante quien
cieron su aparición en diversos recetarios todos los habitantes de México se ren-
personales de la época.17 dían era el mole, símbolo de identidad
Otro elemento fundamental dentro de nacional y liga entre los distintos estratos
los cambios gastronómicos sufridos por sociales. Sabemos que el mole, en su mo-
la sociedad mexicana decimonónica fue dalidad amplia de salsa que combinaba
el auge de la cocina francesa. Ya se men- distintos chiles y especias para bañar con
cionaron los cafés afrancesados y sus go- ella carnes o vegetales, data de la época
losinas. Fueron abiertos también varios prehispánica; que sor Andrea de la Cruz,
restaurantes atendidos por auténticos monja poblana, fue la inventora “oficial”
chefs franceses que ofrecían una gran va- del guiso para dar la bienvenida al virrey
riedad de platillos cuyos sabores y nom- conde de Mancera. Pero tomó la forma
bres seducían a las clases altas mexicanas, definitiva con chocolate, guajolote y ajon-
cuyos miembros acudían a degustar y, jolí tostado hasta los diversos recetarios
sobre todo, a ser vistos en estos nuevos del siglo XIX y también su auge como la co-
recintos que simbolizaban para ellos el mida festiva en todos los niveles sociales.
lujo, la modernidad y el cosmopolitismo. Esto se demuestra con la deliciosa “Char-
Hubo incluso quienes prescindieron de las la dominguera” de Prieto-Fidel, publicada
cocineras nacionales para contratar un chef en la Revista Universal el 18 de julio de
galo para preparar los alimentos diarios. 1875, donde nos describe, precisamen-
Por supuesto que también proliferaron te, una fiesta familiar con el mole como
las fondas,18 donde tanto la clase me- centro gravitacional en el que confluyen
dia como la baja gozaban de la cocina todos los apetitos:
mexicana de enorme tradición y sincre-
tismo; así como las pulquerías donde, En el comedor ardía el entusiasmo; en
además de la espesa bebida, se podía grandes vasos de cristal que descolla-
degustar la comida típica. No debemos ban en el centro de la mesa, brindaba
olvidar a los siempre presentes vende- sus dulzuras el pulque de piña, la Isabel
dores callejeros de comida, como la ta- dormida, la chicha color de ópalo, y el
alabastrino pulque de almendra, sin que
malera, los dulceros o la hoy extinta chie-
faltasen las botellas de vino cascarrón,
ra que tanto placer causaba a la vista y al
catalán y licores.
paladar con su refrescante mercancía. De Sirviese en aquella mesa riquísimo ja-
todas estas comidas nos dan cuenta en món en vino del gusto de la concurren-
cia toda; disputábanle la primacía, en
orondas tajadas, la vaca aprensada,
fresca, con su rocío de aceite y vina-
17 Ver Rafael Castellano, La cocina romántica;
Clementina Díaz y de Ovando y Luis Mario
Schneider, Arte Culinario Mexicano, Siglo XIX, Re- 19 En La feria de la vida.
cetario; Formulario de la cocina mexicana. Pue- 20 En Memorias de mis tiempos (1828-1853) y en sus
bla, siglo XIX; entre otros. “Charlas domingueras”, publicadas en El Univer-
18 También llamadas figones. sal bajo el seudónimo de “Fidel”.
que, vino, cognac, ajenjo, champán o un Loaeza, Guadalupe. “Lo que comen los
vaso de chía y degustemos, como nues- escritores” en En gustos se comen gé-
tros antepasados, de un día de copiosa nero. Congreso Internacional Comida y
comida y, si salimos bien librados, vaya- Literatura I, Mérida, Instituto de Cultu-
mos a caminar al bosque de Chapulte- ra de Yucatán, 2003.
pec, a la calle de Plateros, o a hacer el Rivas Velásquez, Alejandro, “La frugalidad
recorrido desde las puertas de la Sorpresa en las veladas literarias”, en En gustos
hasta la esquina del Jockey Club. ¡Salud! se comen géneros. Congreso Internacio-
nal Comida y Literatura III, Mérida, Ins-
tituto de Cultura de Yucatán, 2003.
Sauir, Oscar, Presentación de En gustos se
comen géneros. Congreso Internacional
Comida y Literatura I, Mérida, Instituto
21 Cit. por Clementina Díaz y de Ovando, op. cit.,
pp. 540-541. de Cultura de Yucatán, 2003.
Souto Mantecón, Matilde. “De la cocina a Suárez y Farías, María Cristina. “El siglo XIX
la mesa”, en Historia de la vida cotidiana en la gastronomía mexicana”, en Mé-
en México, IV. Bienes y vivencias. El siglo xico en el Tiempo, Año 1, núm. 14,
XIX, México, El Colegio de México/Fon- México. Agosto-septiembre, 1996.
do de Cultura Económica, 2005. Tablada, José Juan. La feria de la vida, Mé-
xico, Ediciones Botas, 1937.
BEGOÑA ARTETA*
71
BEGOÑA ARTETA
la gastronomía nacional, con sus muy aclarar que no considero lejano lo que
variados condimentos, sabores, olores admito que para un joven puede ser un
y colores. pasado remoto–, yo misma conocí no ha-
Para nosotros es difícil imaginar lo duro ce muchos años algunas frutas como el
que, en ocasiones, pudo ser para aquellos lichi, el kiwi y el maracuyá, lo que explica
visitantes exponer su paladar a una gran que estos nombres y frutas, llegadas tarde
cantidad de productos desconocidos, que a mi vida, sigan guardando para mí su
formaban parte sustancial del alimento connotación de “exóticas”.
de los mexicanos, y del gusto o disgusto Con esta explicación que considero
que podía causarles su novedoso sabor y necesaria para mejor situarnos en el con-
aspecto. Es difícil imaginarlo, porque en texto social y cultural de la época, los in-
nuestros días la gastronomía ha adquiri- vito a recorrer algunos lugares de nuestra
do la categoría de arte culinario, que se di- geografía, con tres viajeros, ninguno de
vulga ampliamente por todos los medios: origen español, que, por distintas cir-
desde programas de televisión hasta los cunstancias, vivieron en nuestro país en
puestos de periódicos, los supermercados la década de los años cuarenta del siglo
y librerías de prestigio, que ofrecen revis- XIX, y a compartir lo que representó para
tas y libros de recetas bellamente ilus- su gusto, olfato y tacto el probar frutas,
trados y, nunca mejor dicho, para “todos bebidas, dulces y platillos en ese acto
los gustos y sabores” y también “para tan natural de comer para vivir y que tan
todos los bolsillos.” La globalización ac- fácilmente puede convertirse en algo
tual con la rapidez de los transportes, tan placentero, que raye en el ‘pecado’.
refrigeración y sobre todo, los sistemas Siendo la gastronomía regional tan rica
de comercialización, nos permite contar y variada, tuve que limitarme a elegir los
con ingredientes que antes se conseguían comentarios sobre lo que me parece lo
solamente en sus países de origen. Así, más representativo de la cocina mexi-
la cocina ha pasado de ser privativa de cana. Dejo al lector la tarea de identifi-
una cierta región a no tener fronteras, a car platillos y bebidas aún hoy vigentes,
ser compartida con otros muchos pue- las formas en que se han enriquecido o
blos, con lo que se ha extendido y en- transformado, o casi desaparecido.
riquecido uno de los grandes placeres que Los viajeros seleccionados son la es-
puede tener el ser humano, degustar la cocesa, Frances Erskine Inglis, mejor co-
comida preparada con un toque artesa- nocida por el título y apellido de su
nal al que se aúna la sensibilidad del co- marido como la Marquesa Calderón de
mensal dispuesto a gozarla. la Barca, que permaneció en México
A los jóvenes acostumbrados a este de diciembre de 1839 a enero de 1842, en
ir y venir de mercancías, tal vez les sea su calidad de esposa del primer ministro
difícil creer que en los años treinta del plenipotenciario enviado por España al
siglo veinte, una persona que viviera en reiniciarse las relaciones diplomáticas en-
Chihuahua, por ejemplo, no hubiera pro- tre ambos países. Los otros dos viajeros
bado nunca una papaya o un delicioso son Brantz Mayer, que desempeñó el
mango. Y, sin ir tan lejos en décadas –co- cargo de Secretario de la Legación norte-
mo voy a hablar de mi experiencia, debo americana de noviembre de 1841 hasta
1 Calderón de la Barca. La vida en México. Durante 3 Brantz Mayer. México lo que fue y lo que es, p.
una residencia de dos años en ese país, p. 21. 21.
2 Carl Bartholomaeus Heller. Viajes por México en 4 Heller, op. cit., p. 81.
los años 1845-1848, p. 62. 5 Ibid., p. 192.
A la señora Calderón de la Barca, sin les y las tortillas de maíz. En sus muy
el sentido científico del alemán, pero variadas combinaciones de mezclas y
sí con el del gusto bien desarrollado, las sabores encuentran estos tres productos
frutas tropicales mexicanas le parecen en todos los lugares de la geografía me-
sencillamente exquisitas; llega a decir, in- xicana que visitan. El chile o los chiles
cluso, que más que frutas son como pos- con que se elaboran las salsas –que aún
tres elaborados. Al igual que los otros dos en este nuestro siglo XXI nos gusta hacer
viajeros, es también en Veracruz donde probar a los extranjeros para que las go-
saborea por primer vez unas “deliciosas cen o las sufran–, ponían también a prue-
chirimoyas”, de las que dice son: “... ba las papilas gustativas de los visitantes
una especie de flan natural”. Entre otras del XIX, según dejan consignado.
varias frutas, también prueba granaditas, Pero son las tortillas de maíz el alimen-
plátanos y zapotes.6 Más adelante señala to que más les sorprende. Los tres coin-
que de estos últimos hay diferentes tipos ciden en señalar que constituyen la base
... “blancos y negros” y que de la misma alimenticia de las clases populares, aun-
familia son los chicozapotes. Al capulín que tampoco faltan en las casas de las
le dice la cereza mexicana, describe el familias de abolengo. Todos describen
mango, y acaba confesando que, de to- cómo se elaboran y con qué se condi-
das las frutas, ella prefiere la chirimoya, mentan, pero, quizá, lo que más les
el zapote blanco, la granadita y el man- asombra es cómo les sirven para comer
go, aunque reconoce que es cuestión de otros platillos, para ser luego también
gustos.7 En cuanto a los plátanos, llama ingeridas. Por ejemplo, Heller describe
su atención el que se encuentren en to- la choza en la que estuvo en una de sus
das partes y en grandes cantidades, y al excursiones, choza que era una casa co-
respecto comenta que son “una fruta de mo tantas otras, y en la que dice:
imponderable utilidad y base alimenticia
de los pobres habitantes de los climas …arde un fuego en torno al cual se
tropicales ...su país adoptivo les convie- revuelcan los niños pequeños, semi-
ne más que su tierra natal...” Para ella, desnudos, mientras la mujer pone
la tuna, “…es una de las frutas más re- sus ollas con frijoles o carne y muele
frescantes, que hay”.8 el maíz sobre una piedra (“metate”);
esta masa está formada con las ma-
nos en una especie de galletas re-
dondas, aplastadas y delgadas que
PÁSELE A LO SABROSO son puestas a cocer en un platón de
barro; se llaman “tortillas” y nunca
Y estando en México, cómo no iban a deben faltarles a los mexicanos, ya que
referirse a los alimentos por excelencia sustituyen el pan, a la cuchara, al cuchi-
de la comida mexicana, los tres de origen llo y al tenedor. En otro mortero de
prehispánico, como son el chile, los frijo- piedra, tallado toscamente, se majan
pimientos españoles aquí llamados
“chile” (Capsicum Nahum), para con-
6 Calderón de la Barca, op. cit., p. 33. vertirlos en una salsa de la que el
7 Ibid., p. 120. pueblo mexicano puede prescindir
8 Ibid., p. 208.
no faltaba pretexto para tenerlo en casa. la primera vez que lo prueba en su viaje
Las mismas familias acomodadas que en hacia la ciudad de México, para cambiar
cenas formales ofrecían vinos europeos, de opinión cuando más adelante le coge
servían pulque en los almuerzos campi- el gusto:
ranos, y los dueños de las ricas haciendas
animaban a sus huéspedes extranjeros a ... desde el primer sorbo deduje que
tomarlo como algo único, que no podían así como el néctar era la bebida del
dejar de probar. A los visitantes les cuesta Olimpo, (residencia de los dioses, en
bastante trabajo apreciar este elixir de los sus banquetes se bebía el néctar rojo
que los hacía inmortales) podíamos
dioses, como algunos lo siguen llamando,
conjeturar con justicia que Plutón (dios
por la repugnancia inicial que provoca, de los infiernos, dios nefasto) ha de ha-
quizá más por su olor que por el sabor y ber cultivado el maguey en sus domi-
la consistencia. Los conocedores afirman nios. El sabor y el olor, combinados, me
que hay que paladearlo, y es probable que cogieron tan de sorpresa, que me temo
Mayer lo haya hecho, pues llega a distin- que mis gestos de horror deben de ha-
guir calidades distintas en los que prueba: ber sido cruel ofensa para el digno al-
calde, quien la conceptúa como la be-
No puedo decir que su aroma sea agra- bida más deliciosa del mundo, y de
dable, aunque varía mucho según las hecho, se dice que cuando se vence la
diferentes regiones del país. En México repugnancia al principio, es después
probé uno que era delicioso, enviado muy agradable. La dificultad debe con-
de regalo desde una hacienda cerca de sistir en vencerla.15
Puebla; pero el que de ordinario se ven-
de en el mercado me sabe a limonada ¿Por qué las bebidas embriagantes tienen
agria mezclada con ácido tartárico.13 en todas las mitologías un origen divino?
El caso del pulque no será diferente al
Ningún hacendado importante envía a de los griegos clásicos. Se dice que este
Heller la bebida prehispánica de los dio- líquido blanco fue un regalo de la diosa
ses, pero se ve obligado a tomar pulque Mayehuel, quien lo depositó en el cora-
en una pequeña población, cerca de Hua- zón del maguey y le dio después su sabor
tusco, municipio de la zona central mon- al mezclarlo con su sangre. La marquesa
tañosa del estado de Veracruz, en donde hace referencia a esta antigua leyenda:
los lugareños lo consumen más que el “El maguey y su producto el pulque” di-
agua, porque la tierra rica en sodio hace ce “fueron conocidos de los indios des-
que ésta sea muy salada. Dice el biólogo de la más remota antigüedad, y es muy
que, “... al principio sólo podía tomarlo a posible que los primitivos aztecas se em-
gotas a causa de su repugnante sabor”,14 borracharan lo mismo con su octli favo-
lo que parece dar a entender que luego rito, como los modernos mexicanos lo
pasó a los sorbos y de ahí a que no le re- hacen con su amado pulque”.
sultara desagradable. Como Heller, tam- Enseguida apunta las cualidades que
bién la marquesa lo encuentra horroroso los mexicanos le exponen para animarla
a degustarlo: “... se dice que es la bebida ... cuya leche, de sabor agradable, se
más sana del mundo, y agradable en toma con frecuencia como refresco. Los
sumo grado una vez que se ha logrado caballeros y las damas van sobre todo
vencer el disgusto que produce su olor en las mañanas a los jardines para to-
mar leche de coco, pues se considera
a rancio”.16 Más adelante, en su visita a
muy saludable. Debo admitir que pron-
Teotihuacan, hacen una parada en la ha-
to me acostumbré a ello, dado que el
cienda de la señora Adalid, en donde les agua de las cisternas de la ciudad es ma-
ofrecieron un excelente almuerzo y el la, pues se guarda desde una tempora-
consabido pulque, y es aquí donde tal da de lluvias hasta la siguiente.21
parece que le empieza a gustar, pues le
“... pareció más bien refrescante, de sabor
dulce, y con una espuma cremosa, y, PERO, ¿QUÉ ES ESTO?
decididamente mucho menos malolien-
te que el que se vende en México”.17 Pá- Pero pasemos ya a las comidas “extrañas”.
ginas adelante compara las corridas de Podemos imaginar la sorpresa de Mayer
toros con esta bebida, de ambas, apunta, cuando oye hablar de los huevos de
“...al principio le tuerce uno el gesto, y mosca. Iba con unos amigos a Texcoco y
después se comienza a tomarle el gus- Teotihuacan y en la puerta de San Láza-
to”.18 Poco antes de dejar el país, visita ro, por el canal que entraba a la ciudad,
la hacienda pulquera del señor Francisco queda fascinado por la vista que tiene
Tagle en San Ángel, a la que llegan los in- desde ahí el lago, pero enseguida le asom-
dios desde el pueblo para que les llenen bran mucho más las barcas en que car-
sus jarritos con el líquido blanco, “... el gaban los peces o con las que recogían
cuál dicho sea de paso” dice “encuentro los “huevos de mosca” de los altos ca-
ahora excelente, y pienso que me sería ñaverales, que los indios plantaban en lar-
muy difícil ¡vivir sin él!”19 Sin duda, la es- gas hileras, para que en ellos anidaran los
cocesa pasó del disgusto al gusto. insectos. Luego explica que se comían
Heller menciona y describe otras be- ya desde la época prehispánica: “...estos
bidas. Habla del aguamiel, y dice gustarle huevos (llamados aguayacatl)”, dice, “eran
especialmente la “chicha”, que se elabora alimento predilecto de los indios. Desde
con los granos del elote y se produce en mucho antes de la conquista, y, guisados
forma análoga a la cerveza, y también el en forma de patés, no difieren mucho
tepache, bebida fermentada de piña y de las ovas de los peces, ni en cuanto al
azúcar, la que a pesar de su color sucio aspecto, ni en cuanto al sabor”.22
y sin transparencia, le parece un refresco La Marquesa Calderón también co-
recomendable en lugares calientes.20 Des- menta sobre estos huevos, ya que el Con-
taca lo mucho que aprecian el coco en de de la Cortina le prometió mandarle
Campeche y otros lugares del sur: una caja de estos huevos de mosquito.
Si no coincide con Mayer en el nombre,
16 Ibid., p. 70. aunque haya cierto parecido en la grafía
17 Ibid., pp. 115-116.
18 Ibid., p. 119.
19 Ibid., p. 281. 21 Ibid., p. 19.
20 Heller, op. cit., p. 63. 22 Mayer, op. cit., p. 286.
ban algunos indios sentados frente al borran las distinciones, como lo prueba
fuego, que “...comían sus tortillas o asaban el que, tanto en aquella época como aho-
tortugas e iguanas (grandes lagartijas) ra, nadie se escape de comer y saborear
acabadas de coger; me invité con ellos y un “antojito”.
encontré buen sabor especialmente a es-
te último platillo”.27 En Xiltepec, un ran-
cho de Tabasco, lo recibió el dueño ama- BANQUETES
blemente y su mujer le preparó
En las recepciones o comidas de las “ca-
...una comida sencilla a base de carne sas grandes”, como se decía entonces, se
de venado, disculpándose innumerables servía como en Europa. Así, por ejemplo,
veces por no poder ofrecer nada mejor, a la que acudieron los Calderón de la
a pesar de que yo le aseguraba que Barca cuando iban camino a la ciudad de
durante todo mi viaje no hubiera podi-
México, en la hacienda Manga de Clavo,
do desear algo mejor y que me estaba
cercana a Perote, Veracruz, propiedad del
dando un gran gusto.28
general Santa Anna, la marquesa comen-
ta: “El almuerzo fue espléndido, y consis-
Como seguía su viaje por el río en cayu-
tió en una variedad de platos españoles,
co, su anfitrión le preparó unos víveres
carne y legumbres, pescado, aves, frutas y
que eran “....un asado frío de venado y
dulces, café, vinos, etcétera, todo servido
“posole”.29
en vajilla francesa en blanco y oro”.30
Las tortillas y el pulque se califican de
También Mayer se refiere al banquete
plebeyos por ser, quizá, el alimento bási-
que ofreció el presidente Santa Anna en el
co del pueblo, que los consumía ya des-
Palacio Nacional, en el que: “los manjares
de antes de la llegada de los españoles,
eran sustanciosos (franceses e ingleses) y
sin que el que emite el juicio se detenga a
su número infinito”.31 En Real del Monte,
considerar que la mayoría de la población
Hidalgo, los diplomáticos españoles, to-
los sigue consumiendo porque su econo-
maron un delicioso desayuno:
mía no les permite acceder a otros pro-
ductos, y al hecho de que también apa-
El mejor que haya gozado en mucho
recen en la mesa de los ricos. Lo cierto tiempo –dice la señora– feliz mélange
es que en esta materia, en México se de lo inglés y lo mexicano. El mantel
albeando, el humear de la tetera, los
huevos frescos, el café, el té y las tosta-
27 Ibid., p. 209. das proporcionaban un tono ‘a l’Anglais,
28 Ibid., pp. 253-254. con una mezcla de varios y sustancio-
29 Ibid., p. 254. En la página 208, una nota explica
que el posole es una bebida que forma el ali- sos platillos ‘a lÉspagnole, junto con unos
mento principal en Tabasco y Yucatán. Se pre- frescos y deliciosos quesos de crema, a
para el maíz re-blandecido en agua con cal y todo lo cual hicimos debida y genero-
lo convierten en una masa por medio de dos sa justicia.32
piedras, después se le agrega agua y se bebe
frío. Si se le pone algo de azúcar resulta una
bebida muy alimenticia, sana y agradable y sirve
el “posole” como comida general. Este posole o 30 Ibid., p. 26.
posol no debe ser confundido con el pozole que 31 Brantz Mayer, op. cit., p. 106.
todos conocemos. 32 Calderon de la Barca, op. cit., p. 128.
No cabe duda, los sabores nos transpor- poco femenina que ella [la costumbre]
tan al “paraíso perdido” de la infancia y a sea, encuentro que no carece de gracia
nuestra tierra natal. una mujer bonita cuando fuma”.33 Y le
parece que en Puebla: “las mujeres fu-
man más, o al menos con más libertad
que en México”.34 Así, esta antigua
DESPUÉS DE UN BUEN TACO, costumbre mexicana, antecedió a lo
UN BUEN TABACO
que sería en el siglo XX la femme fatale
de Hollywood, se empezó a perder
Aprovecho el menú de estas dos comi- a principios del siglo XX, para ser hoy
das elegantes para introducir, mediante anatema su uso, sin importar el gé-
el popular dicho mexicano: “después de nero y el lugar, en aras de una salud
un buen taco, un buen tabaco”, otro te- globalizada.
ma que nos indica que en el México del
siglo XIX tampoco había distinciones ‘de
género’ en algunos aspectos: las mujeres ¡QUÉ RICO! ¿PERO SERÁ SALUDABLE?
fumaban al igual que los hombres. El que
ellas encendieran un cigarro con el ma- Relacionados también con la comida, con
yor desparpajo causa, entre los viajeros, su cantidad, mezcla y condimentación, son
a veces sorpresa, otras desagrado y, en los comentarios que la marquesa hace
ciertas ocasiones, hasta simpatía. No hay sobre los estragos que la alimentación
que olvidar que en sus países de origen causa en las mujeres de las clases aco-
fumaban sólo las mujeres de no muy modadas. Observa que su belleza decae
buena reputación. La marquesa cuenta prematuramente, sus dientes se deterio-
que, al terminar la cena en Manga de ran y engordan mucho, y como precur-
Clavo, la señora de Santa Anna pidió a sora de las modernas nutriólogas y con-
un oficial que le trajera su cigarrera –era sejeras de la salud, dice que:
ésta de oro con un diamante engarzado
en el cierre, observa la invitada–, y le …son sin duda los resultados naturales
ofreció a ella un cigarrillo, el que, desde de la falta de ejercicio y de una ali-
luego, no aceptó. La anfitriona encendió mentación disparatada. No existe nin-
gún país en el mundo en donde se
un pequeño cigarrito de papel y los ca-
consuma tal cantidad de alimentos
balleros siguieron su ejemplo.
de procedencia animal, y no hay otro
país en donde menos se necesite éste.
Un poco más adelante la señora Cal- Los consumidores no son los indios,
derón de la Barca, apunta: “el fumar cuyos medios no se lo permiten, sino
va pasando de moda entre las señoras las mejores clases sociales, que por lo
de la aristocracia, y rara vez lo hacen general comen carne tres veces al día.
en público, excepto las viejas o, por lo Añadid a esto una gran cantidad de chi-
menos, las casadas. Es cierto que entre le y de dulces en un clima del que se
la clase media, jóvenes y viejas tragan queja todo el mundo por irritante
el humo de sus cigarritos sin inmutar-
se; pero cuando una costumbre empie-
za a considerarse vulgar, es difícil que 33 Ibid., p. 79.
subsista en la próxima generación. Por 34 Ibid., p. 250.
35 Ibid., p. 74.
36 Heller, op. cit., pp. 47-48. 37 Brantz Mayer, op. cit., pp. 65-66.
“¡Carbón, señor!” El cual, según la Y éstos son los pregones de las primeras
manera como le pronuncia, suena co- horas de la mañana.
mo “¡Carbosiú!”
Más tarde empieza su pregón el Al mediodía, los limosneros comienzan
mantequillero: “¡Mantequía! ¡Mantequía a hacerse particularmente inoportunos,
de a real y di a medio! y sus lamentaciones y plegarias, y sus
“¡Cecina buena, cecina buena!”; irrumpe inacabables salmodias, se unen al acom-
el carnicero con voz ronca. pañamiento general de los demás ruidos.
“¿Hay sebo-o-o-o-o?” Esta es la pro- Entonces dominándolos, se deja oir el
longada y melancólica nota de la mujer grito de:
que compra las sobras de la cocina, y “¡Pasteles de miel!”
que se para delante de la puerta. “¡Queso y miel!”
Luego pasa el cambista, algo así como “¡Requesón y melado bueno!” (El
una india comerciante que cambia un requesón es una especie de cuajada que
efecto por otro, la cual canta: se vende como si fuera queso.)
“¡Tejocotes por venas de chile!”; una En seguida llega el dulcero, el vendedor
fruta pequeña que propone en cam- de fruta cubierta, el que vende me-
bio de pimientos picantes. No hay da- rengues, que son muy buenos, y toda
ño en ello. especie de caramelos.
Un tipo que parece buhonero ambulan- “¡Caramelos de esperma, bocadillo de
te deja oír la voz aguda y penetrante coco!”
del indio: A gritos requiere al público Y después los vendedores de billete de
que le compre agujas, alfileres, dedales, la lotería, mensajeros de la fortuna, con
botones de camisa, bolas de hilo de sus gritos:
algodón, espejitos, etcétera. Entra a la “¡El último billetito, el último que me
casa, y en seguida le rodean las mujeres, queda, por medio real!” Un anuncio
jóvenes y viejas, ofreciéndole la décima tentador para el mendigo perezoso, que
parte de lo que pide, y que después de ha encontrado que es más fácil jugar
mucho regatear, acepta. que trabajar, y que a lo mejor tiene di-
Detrás de él está el indio con las nero para comprarlo, escondido entre
tentadoras canastas de fruta; va dicien- sus harapos.
do el nombre de cada una hasta que la
A eso del atardecer se escucha el gri- que hace dos años me pareció detes-
to de: table, la encuentro ahora deliciosa.
“¡Tortillas de cuajada!”, o bien: “¡Quién ¡Qué pescado tan excelente! ¡Y que
quiere nueces!”, a los cuales, le sigue el frijoles tan incomparables! Podrá ser esto
nocturno pregón de: una nadería, pero después de todo, en
“¡Castaña asada, caliente!”, y el canto estas naderías como en cosas de mayor
cariñoso de las vendedoras de patos: alcance, cuán necesario es para el viaje-
“¡Patos, mi alma, patos calientes!” ro revisar sus juicios en diversos perío-
“¡Tamales de maíz!, etc., etc. dos, a fin de corregirlos. La primera
impresión puede ser de importancia
Y a medida que pasa la noche, se van si sólo se la toma como tal; mas si se
apagando las voces, para volver a em- le concede el valor de una opinión
pezar de nuevo, a la mañana siguiente, definitiva, ¡en cuántos errores se pue-
con igual entusiasmo.38 de incurrir!39
38 Calderón de la Barca, op. cit., pp. 47-48. 39 Calderón de la Barca, op. cit. p. 393.
Y mira del ajenjo entre el vapor miasmático Couto Castillo seguía los pasos de Ma-
Sobre del glauco líquido brillar el fuego errático
De la mirada verde de su fatal querida.
nuel Gutiérrez Nájera (1859-1895), cuan-
do, cuatro años antes, fundó la efímera
FRANCISCO M. DE OLAGUÍBEL Revista Azul (1894-1896), en la que podía
leerse a Baudelaire, Poe, Gautier, Hugo,
Wilde, Heine, D’Aurevilly. Si para los
simbolistas la idea del viaje era más bella
DE LA REVISTA AZUL A LA REVISTA MODERNA que el viaje mismo, los escritores de la
revista estaban dispuestos a soñarlo más
85
MARÍA EMILIA CHÁVEZ L ARA
mereció un tratado por parte del médico hombre ese santo anhelo de la eterna
inglés Robert Burton, quien escribía de belleza, ese ideal sublime que todo lo
ella para no ser su prisionero. La melanco- engrandece y purifica.5
lía no es un simple sentimiento de tristeza,
es una patología que Freud relacionaba Prioridad fue definir la belleza como un
con el duelo y la pérdida de la libido. Entre sentimiento estético que guía a lo infinito.
los griegos se originaba por el exceso de Lo bello sustituyó a lo verdadero.
la bilis negra y daba nombre a uno de los
cuatro temperamentos. Bajo la regencia Para nosotros, lo bello es la repre-
sentación de lo infinito en lo finito; la
de Saturno, el planeta de las desviaciones
manifestación de lo extensivo en lo in-
y las lentitudes, nacen los que no podrán
tensivo; el reflejo de lo absoluto; la re-
esquivarla: locos, iluminados, poetas, ta- velación de Dios. Para nosotros el sen-
citurnos, dubitativos y suicidas. “La me- timiento de lo bello es innato en el
lancolía hace acopio del conocimiento: hombre; es un destello de la naturale-
la meditación y la reflexión la acompa- za angélica, un ideal sublime que Dios
ñan: una cierta dulzura en la inactivi- presenta al espíritu como el término de
dad. Ser o no ser. El delito de haber nacido. sus luchas, como la realización de sus
La pregunta sin respuesta. El ritmo eróti- aspiraciones, como el bien supremo.
co sincopado”.3 Lo bello tiene que ser necesariamente
El materialismo de la época, la incom- ontológico: es lo absoluto, es Dios.[...]
[...] Si no lo sentís en vuestro espíritu,
prensión por parte de la sociedad, no
no pretendáis que nosotros os demos
pertenecer a ella y la extrema sensibili-
su definición: lo bello no se define,
dad del artista, eran las causas del mal: se siente.6
“El spleen es una enfermedad moral,
causada por el vacío que deja en el alma Sin ser en realidad decadentes –“fueron
la sociedad... De esta enfermedad están las flores del bien que preludiaron a las
libres los que tienen la fortuna de no te- verdaderas flores del mal que llegaron
ner imaginación ni sensibilidad”.4 años después”–,7 los escritores de la Re-
Contra la melancolía, la belleza. “Nada vista Azul prepararon el camino para una
es verdad más que lo bello, nada es ver- nueva publicación.
dad sin belleza”, afirmó Musset, a quien “Abrigo la esperanza de que la Revista
habrían de seguir los escritores mexica- Moderna no sea el portavoz de una secta
nos, en especial Gutiérrez Nájera. literaria exclusivista y fanática, el ‘Gato
negro’ de la neurosis artística”, había es-
En esta lucha titánica del ángel de la luz
crito Jesús Urueta (1868-1920) cuando
y el ángel de las sombras, aquellos que
sientan arder en su pecho el sagrado
Tablada anunció que pronto aparecería la
fuego del arte, deben consagrar todos
sus esfuerzos a inculcar en el espíritu del
5 Manuel Gutiérrez Nájera, “El arte y el mate-
rialismo”, en Belem Clark y Ana Laura Zavala,
3 Angelina Muñíz-Huberman, El siglo del desen- La construcción del modernismo, pp. 25.
canto, p. 40. 6 Ibid., pp. 14-15.
4 Francisco Zarco, citado por Vicente Quirarte, “La 7 Rafael Pérez Gay, prólogo a Manuel Gutiérrez
invención del dandy”. Nájera, p. LV.
a descubrir sus facciones... me gustan –cual vampiresa– los absorbe poco a po-
porque acaso yo también padezco de co hasta dejarlos sin vida. Al ser un grupo
esta vida moderna... pero ¿qué son? que buscó, entre otras cosas, explorar
[...] Revélase en toda esta literatura la la relación entre la literatura y las artes,
presencia del alcohol, la de la morfina,
se unió el dibujante Julio Ruelas, quien
la del éter.11
expresó en las artes plásticas lo que sus
compañeros en las letras.
Los modernistas buscaron la fusión de las
La mayoría de estos artistas probó
artes, en especial de música y literatura
con los llamados paraísos artificiales: el
en recuerdo de Orfeo –músico y poeta al
uso de drogas, abuso en el consumo de
mismo tiempo. Wagner ya había expresa-
bebidas alcohólicas y ajenjo –influencia
do que el más alto poema sería perfecta
de Baudelaire y el modo de vida france-
música, y la música no nombra, sugiere.
sa de mediados del siglo XIX. Señala Vi-
cente Quirarte que, en este periodo,
El propósito de la Revista Moderna, sin
embargo, no era más que el de reunir a “Beber se vuelve una ocupación no sólo
los amantes de las letras y de las bellas ética sino también estética”; y Rubén M.
artes en una reunión en la que hubiera Campos narra cómo el consumo de ajen-
intimidad y cordialidad; y logróse que jo va acabando con la vida de varios miem-
desfilaran por las veladas muchos es- bros del grupo y los llama “víctimas del
critores y artistas, músicos, pintores y bar”, y escribe:
escritores que fueron tratados por el
grupo modernista con afabilidad, por ... una vez decidido el bebedor, su gula
lo cual estrecharon los lazos de unión y se saboreaba al ver el cristal transparen-
amistad que hay siempre entre las gen- te de la fina copa de Bohemia en la
tes de pluma y las gentes que cultivan el que caía el chorro líquido del coñac,
arte musical o las artes plásticas.12 el topacio del vino de Xerez, el granate
del Cinzano, la esmeralda del Piper,
Amado Nervo, Alberto Leduc, Francisco el ópalo del absintio o el ámbar de la
M. de Olaguíbel, José Juan Tablada, Ciro cerveza. Extraían de los cubos de hielo
B. Ceballos y Bernardo Couto Castillo, las ventrudas botellas de la champa-
cada uno con estilo propio, con formas ña diademada de perlas, para preparar
únicas de percibir el mundo, a pesar de una copa helada y servirla en una crate-
ra abierta anchamente como flor.13
sus diferencias, compartieron la inspira-
ción encontrada en la unión de lo divi-
Muchos artistas bebieron de la fuente
no con lo diabólico, la creación de pa-
de inspiración que el ajenjo constituía.
raísos artificiales y sobre todo, en el
El escritor Ernest Hemmingway afirma-
personaje de la femme fatal, mujer per-
ba que el ajenjo era “una alquimia líqui-
versa que enloquece a los hombres y
da que cambia las ideas”.
un año después de la muerte de Manuel ¡Cadáveres existen que sin mí, sacudi-
Gutiérrez Nájera– vemos los espejismos dos estarían aún por alas poderosas y
creados por el encanto de la absenta: brutales, por las inflexibles alas del ne-
gro cuervo de la desventura!/ Y también,
Yo soy para ti, poeta, desheredado o cuando el inevitable momento al que a
afligido, la deseada ambrosía del olvi- cada paso nos acercamos llega, a cuán-
do –del olvido donde se hunden los tos dio mi amargura el valor para sentir
dolores./ Yo, la verde diosa de la quime- y bien acoger a la Todopoderosa!
ra, yo, quien a tu mente, hoy oscurecida
por el pesar, da los ensueños color de “¡Soy amarga, pero mi amargura endulza
rosa, los exotismos, los refinamientos los espíritus de hiel, yo doy la dulzura del
de la ilusión. Yo puedo hacerte ver no sentir, del no pensar, del no llorar.”
–como a Fausto el maravilloso espejo– Palabras que nos recuerdan los versos de
la mujer, que si tu destino fuera menos W. B. Yeats: “...la tierra de las hadas,/don-
cruel, te amaría. de nadie envejece y se ensombrece,/
donde nadie envejece y se envilece,/don-
El hada es llamada “diosa de la quimera” de nadie envejece y se llena de amargura.”
aludiendo a su poder de crear espejismos Las hadas, entre otros poderes, tienen
y hace ver al poeta que no habrá mujer el don de la licantropía. Son comunes
que lo ame. La única amante que tendrá las historias de hadas-foca, hadas-pez,
será la absenta. hadas-cisne. Pero también, aunque menos
Y continúa con las ensoñaciones: comunes, existen las hadas-serpiente. La
historia del hada Melusina, condenada
¡Yo, perla de ópalo, caigo gota a gota, por su madre a transformarse en serpien-
gota a gota con triste ritmo –algo del
te un día a la semana y que hace caer
ritmo de una campana tocando a
funerales– y al hundirme en el fondo
en desgracia a su amado, es el ejemplo
del vaso formo vapores azulados, nubes por antonomasia de la creencia en estos
azuladas de donde surgen las quime- singulares seres.
ras que la vida –duro fardo– jamás pu- La serpiente tiene una extraordinaria
do darte! importancia como animal simbólico en
casi todos los pueblos: reflejo del mal
Katharine Briggs, autoridad en el estudio en la cultura judeo-cristiana –en donde
de los territorios feéricos, ha querido también se suele hacer énfasis en su
ver en las hadas una metáfora de la aspecto seductor y se pone en relación
muerte: en el país de las hadas el tiempo con la mujer–, su veneno también puede
transcurre de manera arbitraria –pueden ser empleado como medicina.
transcurrir siglos en tan sólo un instante–; Couto logró una creación magistral
allí no hay dolor o pena, no hay hambre al escribir sobre el hada-serpiente del
ni sed. Nadie envejece. No hay muerte, ajenjo: “Del fondo de ese vaso levántanse
pues no se puede morir dos veces. Y por irguiéndose y desenrollándose la verdo-
supuesto, es la muerte lo que el fatum nos sa serpiente del deseo –la serpiente de
tiene preparado. ojos de zafiro– la serpiente del deseo
Y el hada verde, en la voz de Couto, de lo imposible...” Si las hadas –cuando
nos dice: bondadosas– cumplen nuestros más
hondos anhelos, la diosa verde represen- No hay que dejar de mencionar los
ta el deseo frustrado. carteles publicitarios que se hicieron para
En las artes plásticas finiseculares en- promocionar la absenta. Uno de los más
contramos artistas –aunque no mexica- famosos fue el del ajenjo Robette, aun-
nos– que también se dejaron seducir por que existe gran cantidad de obras de este
el hada del ajenjo: en 1859, Edouard tipo que vale la pena considerar por su
Manet pintó The Absinthe Drinker, obra valor artístico.
en la que recrea a un hombre con una co- A pesar de que los modernistas tenían
pa de ajenjo. Por su parte, Edgar Degas, conciencia del mal que consumían en
años más tarde, creó la obra L´Absinthe, una copa de ajenjo, decidieron, como
en donde observamos a una mujer con narra Rubén M. Campos, continuar con
la mirada perdida frente al licor. En 1863, la forma de vida que los paraísos artificia-
Honore Daumier creó sus Absinthe Li- les ofrecían:
thographs. Más adelante –aproximada-
mente en 1893– Henri de Tolouse-Lautrec Todos sabemos qué mal fatal llevamos
hizo lo propio. con nosotros, que nos acecha, de cuan-
Picasso fue uno de los más grandes do en cuando, piadosamente, nos da
bebedores de absenta, y al tiempo en que un aviso preventivo: lo presentimos,
lo vemos venir, lo sentimos ya en no-
Bernardo Couto moría, pintaba su prime-
sotros, en nuestros entorpecimientos
ra versión del bebedor de ajenjo. musculares, en nuestras cóleras sordas,
Se ha dicho que el ajenjo ayudó a Vi- en nuestro trágico despertar después
cent Van Gogh en su decisión de cortar- de una orgía, en nuestra amnesia que
se la oreja. Cierto o no, lo que se puede nos hace olvidar todo como si cayera
asegurar es que Van Gogh supo trasla- un telón entre el pasado y el presente,
dar –en la obra titulada Still Life with Ab- en nuestra acrimonia para los seres más
sinthe– un pensamiento de Oscar Wilde queridos, en el pavor constante porque
a las artes visuales: “Absinthe has a won- no sabemos qué peligro nos amenaza,
derful color, green. A glass of absinthe en los insomnios que ya no nos dejan
is as poetical as anything in the world. dormir como antes, en las paralizacio-
nes dolorosas de las extremidades que
What difference is there between a glass
se nos duermen y que no podemos
of absinthe and a sunset?” mover al despertar...14
Casi cuarenta años después de que
Couto escribiera su canción, Joseph Roth En la literatura mexicana, en el periodo
publicó en París La leyenda del Santo de 1887 a 1902, se han encontrado ape-
Bebedor, narración que descubre cómo nas una treintena de textos que hacen
las buenas intenciones de un hombre referencia al ajenjo. Tras su análisis pue-
son destruidas por la absenta. Junto con do sugerir tres etapas literarias:
esta novela, Roth mostró a su público un La primera surge con el poema de
autorretrato en donde se puede ver al Manuel Gutiérrez Nájera –poema en el
autor frente a la barra de algún bar con-
sumiendo el elixir verde con la siguiente
leyenda: “Así soy realmente: maligno,
borracho, pero lúcido. Joseph Roth.” 14 Ibid., p. 203.
que el autor se reconoce a sí mismo a tra- Benoit, Noel y Peter Verte. Absinthe.
vés de Musset. Esta fase fue un acerca- A Mith Always Green. París, L´Esprit
miento a Francia y a sus artistas. En ella Frappeur, 2003.
se adoptaron ideas, técnicas y herramien- Becker, Udo. Enciclopedia de los símbo-
tas estéticas provenientes de Europa, que los; México, Océano, 1997.
más tarde fueron transformadas. Brasey, Édouard. El universo feérico (cinco
Bernardo Couto Castillo fue el repre- tomos); Barcelona, Olañeta, 2000.
sentante de un segundo momento, en el Briggs, Katharine. Diccionario de las Hadas;
que el decadentismo, por medio de la España, Alejandría, Olañeta, 1992.
melancolía, buscaba nuevas formas de en- Campos, Rubén M. El bar. La vida litera.
caminarse hacia lo sublime y lo eterno. ria de México en 1900; México, Uni-
Amado Nervo cerró la era mexicana del versidad Nacional Autónoma de Mé-
ajenjo. Con él se rechazó el decadentis- xico, 1996.
mo, se rechazó la imitación. Si bien es Clark de Lara, Belem y Ana Laura Zavala
cierto que adoptaron elementos ajenos, Díaz. La construcción del modernismo;
también lo es que los modernistas crea- México, Universidad Nacional Autóno-
ron una estética propia. ma de México, 2002.
Más allá de la simple imitación de la cul- Conrad, Barnaby. Absinthe: History in
tura francesa, Couto Castillo, como mu- a bottle; Chronicle Books, California,
chos de sus contemporáneos, tuvo un de- 1997.
seo imposible: la trascendencia artística. Gutiérrez Nájera, Manuel. “Al pie de la
Se cree que comer alimentos en el escalera”, en Revista Azul, t. I, núm. 1,
país de las hadas, o bien, que sean ofre- México (6 de mayo de 1894).
cidos por una de ellas, hace que, irre- Lecouteux, Claude. Hadas, brujas y hom-
mediablemente, quien los consume sea bres lobo en la Edad Media. Historia del
capturado y hecho cautivo por estas don- doble; Barcelona, Olañeta, 1998.
cellas. Pero en ningún cuento de hadas Muñoz Fernández, Ángel. Bernardo Couto
se advierte del peligro que se corre al Castillo. Cuentos completos; México,
beber lo que el hada verde nos ofrece: Factoría Ediciones, 2001.
se camina directamente hacia la muer- Page, Michael y Robert Ingpen. Enciclo-
te cuando se prueba el néctar opalino. pedia de las cosas que nunca existieron;
Todos los personajes aquí mencionados Madrid, Anaya, 1986.
lo sabían bien, sin embargo, prefirieron Pérez Gay, Rafael. Manuel Gutiérrez Ná-
hundirse en el fascinante abismo verde jera, México, Cal y Arena, 1996.
Phillpotts, Beatrice. El mundo de las hadas;
Barcelona, Ediciones Montena, 2000.
BIBLIOGRAFÍA Quirarte, Vicente. Elogio de la calle. Bio-
grafía literaria de la Ciudad de México,
Adams, Jad. Hideous Absinthe. A history of 1850-1992; México, Ediciones Cal y
the Devil in a bottle. Madison, Wisconsin, Arena, 2001.
University of Wisconsin Press, 2004. . “La invención del dandy”. En línea
Baker, Phil. The book of Absinthe. A cultural http://w w w.cronica.com.mx/1999/
History. New York, Grove Press, 2001. oct/17/dom02.html. (Abril 11, 2005)
CECILIA COLÓN*
93
CECILIA COLÓN
letras: estaban sentando las bases de lo en una asociación4 a la que poco a poco se
que sería la literatura durante ese siglo XIX. fueron uniendo otros jóvenes que tenían
Alicia Perales agrega que: las mismas inquietudes y el mismo afán de
que este país superara la crisis en la que
La reseña histórica de las asociaciones estaba inmerso. Algunos de sus miembros
literarias de México, durante la centuria fueron, además de José María, su hermano
pasada, constituye de hecho la crónica Juan Nepomuceno Lacunza, José María
de las letras patrias. Puede aceptarse Roa Bárcena, Manuel Carpio, Francisco
tal afirmación si se tiene en cuenta que
Ortega, José Joaquín Pesado, Ignacio
los principales escritores del siglo XIX
Rodríguez Galván, Fernando Calderón,
participaron en estas agrupaciones, y
que casi no hubo escritor de esa épo- Guillermo Prieto, Andrés Quintana Roo
ca que no tuviera conexión con algu- e Ignacio Ramírez el Nigromante, entre
nas de las asociaciones literarias de su otros.
tiempo. De ahí la necesidad de desta- Al respecto, Fernando Tola de Habich
car la función que desempeñaron las agrega:
agrupaciones literarias y las activida-
des que realizaron sus miembros en el [La Academia de Letrán] es un proyec-
campo de las letras.2 to literario consciente, concreto, con-
gruente y nacional. Ellos sabían perfec-
Muchos de los escritores que pertenecie- tamente lo que estaban tratando de
ron a estas asociaciones, además de ser hacer. En este aspecto no hubo la me-
literatos, eran políticos que, preocupados nor inocencia ni la menor ingenuidad. A
por rehacer a este país que estaba en ple- partir de la Academia de Letrán ya no
es posible discutir sobre la mexicani-
na efervescencia tanto política como
dad o el españolismo de cualquier escri-
social, buscaban la manera de darle la tor mexicano: ellos son deliberadamen-
unidad y la personalidad definidas que te mexicanos.5
tanto se necesitaban.
Sin lugar a dudas, la Academia de San Los temas sobre los que escribieron
Juan de Letrán fue una de las más famosas fueron: la conquista española, la guerra
y la primera que inició esta tradición. Hija de Independencia y el mundo indígena
directa del Colegio de San Juan de Letrán, remoto,6 entre otros.
de aquí su nombre, se fundó en 1836.
Alicia Perales3 explica que al principio un
grupo de jóvenes se reunía en el cuarto del
maestro José María Lacunza para escuchar
sus disertaciones sobre literatura; estas
reuniones informales llegaron a constituirse 4 Fernando Tola de Habich, en la “Introducción”
ya mencionada, agrega lo siguiente: “Bastaba que
se juntaran cuatro gatos para leer sus poemas,
sus cuentos, sus piezas de teatro, y de inmedia-
to nombraban un presidente, un secretario y
pronunciaban discursos. Todo el siglo XIX fue de
una solemnidad formal increíble.”, p. XIII.
2 Ibid., p. 29. 5 Ibid., p. XXVI.
3 Cfr, ibid., pp. 74-81 y Fernando Tola de Habich, 6 Cfr. Carlos Illades, Nación, sociedad y utopía,
“Introducción” en El Año Nuevo de 1837, p. XII. p. 22.
Ahora bien, hubo varios escritores que Los principales exponentes de la temá-
se ocuparon de escribir sobre el pasado tica colonial fueron: Justo Sierra O’Reilly
prehispánico para rescatarlo, reinventán- (1814-1861) con La hija del judío (1848);
dolo en un marco romántico de senti- Vicente Riva Palacio (l832-1896) con
mientos, paisaje y costumbres. Este es un Monja y casada, virgen y mártir (1868) y
tema importante dentro del romanticis- Martín Garatuza (1868), entre otras; Eligio
mo, pues esta búsqueda contribuye a dar- Ancona (1836-1893) con El filibustero
le una personalidad más definida a este (1864) y Los mártires de Anáhuac (1870),
naciente país y, sobre todo, trata de abun- entre otros escritores. Ellos cristalizaron
dar en un origen al cual asirse que in- esta preocupación y ayudaron a la recons-
fluya en la identificación de los elemen- trucción de ese pasado que se necesita-
tos propios de México. ba explorar para entendernos mejor y
Otro pasado que también se reescri- que tiene que ver con un sentimiento de
bió fue el colonial: la Santa Inquisición, pertenencia, pero que también ayudó
los virreyes y todos los personajes espa- para poder hacer una crítica más fuerte
ñoles, criollos y mestizos que vivieron en y unir el pasado indígena con el presente
nuestro país y que fueron los protagonis- así como superar el colonial para darle a
tas de muchas novelas, pero la finalidad todo un solo nombre: la historia de Mé-
de hacerlo fue mostrar esa parte de la xico. Este concepto lo encierra perfecta-
historia que estos intelectuales querían mente Riva Palacio en su célebre frase: “Ni
recalcar para poder separarse de ella; ellos rencores por el pasado ni temores por el
pensaban que “reviviendo”, por medio de porvenir” para explicar que él no buscaba
la literatura, los horrores que habían co- venganza, sólo el bienestar de la nación.
metido la Santa Inquisición y el gobierno Esta identidad nacional comenzó a
colonial, sería más fácil hacerlos a un la- construirse en el siglo XIX y fue importante
do y utilizarlos para recalcar lo negativo porque ayudó al nacimiento de nuestra
que quedó atrás con la Independencia y nación actual. Lo que hoy somos: bueno
darle más valor a la libertad que empeza- y malo, se inicia aquí, ciertamente hubo
ba a respirarse en México con el nue- errores, exclusiones, pero era un inicio,
vo gobierno. un principio que nos permitiría sentirnos
orgullosos de ser mexicanos y tener una
literatura nacional con la que nos sintié-
ramos identificados, pues nos mostraría
Variedades de la civilización, tomo 1, Imprenta de
Juan N. Navarro, 1852. Al parecer fue una revista lo que somos a través de las palabras
que no duró mucho, el tomo que poseo está
conformado por relatos, poesía y varios discur-
sos “Pronunciados en la Academia de Literatura
de san Juan de Letrán y en el Liceo Hidalgo, por
Francisco Granados Maldonado, socio de estas
y otras sociedades científicas y literarias de la
república”, en ellos, el autor habla de la influen-
cia de la literatura cristiana y de los clásicos grie-
gos y romanos dentro de la literatura nacional,
utiliza un lenguaje grandilocuente y esmerado,
como se acostumbraba en aquella época, pero
presenta conceptos interesantes.
101
ALEJANDRO CAAMAÑO TOMÁS / DIANA M. MAGAÑA HERNÁNDEZ
unos adoptaron con énfasis las ideas en lo que respecta a la virtud femenina
sobre la virginidad de la mujer, como el –pero no única virtud, como veremos más
mejor y más santo estado posible (ideas adelante–, a imagen aquí de la Virgen Ma-
que provenían de los propios Padres de ría: un fervor mariano que llega a su apo-
la Iglesia, como san Jerónimo), escri- geo en la literatura, con obras de exalta-
biendo a la vez sobre las desventajas ción y alabanza a la Virgen, en autores
del matrimonio: problemas de celos, como Gonzalo de Berceo (S. XIII), y sus
problemas corporales en la mujer a causa Milagros de Santa María, o en las Cantigas
de los embarazos, con los niños, etcéte- de Santa María, de Alfonso X, también del
ra;6 otros muchos escritores eclesiásticos, siglo XIII, por citar algunos de los ejemplos
como afirma Bühler, presentaban a la más representativos.8
mujer “revolcándose literalmente entre el Sin embargo, hacia el final de la Edad
cieno o degradaban todo lo que podían Media, si bien continuaba el discurso
las virtudes y el carácter femeninos para acerca de la inferioridad natural femeni-
de este modo hacer más llevadero a los na, de su herencia de la culpa de Eva, de
jóvenes clérigos, con arreglo al principio su sumisión al esposo y de su función en
de las uvas verdes, la renuncia a la con- el matrimonio como esposa-reproduc-
vivencia con el sexo contrario”,7 con la tora-madre, la imagen femenina como
idea de que la trasgresión de Eva, y por reflejo de la Virgen María, de virgen y
extensión la de todas las mujeres, provo- madre a la vez, se fue diluyendo, lo que
ca los males que desde entonces aque- dio paso al reflejo ya comentado de la
jan al hombre y a toda la humanidad. mujer de la baja Edad Media, devaluada
Se insiste entonces, y constantemente, social e ideológicamente.
en las directrices espirituales que deben El advenimiento del Renacimiento en
regir el comportamiento femenino; éstas Europa, que tradicionalmente se expresa
ocupan un lugar destacado en la literatu- como la luz después de la oscuridad, el
ra ejemplar y se asientan en especial en despertar de la razón, etcétera, y que
la castidad como piedra de toque moral representó para el varón la libertad de
fabricar el propio destino –el indivi-
dualismo–, no tuvo el mismo alcance pa-
6 La autora M. Wade Labarge, refiriéndose a la
virginidad, en relación con la Virgen María, ra las mujeres.
escribe: “…las reformas gregorianas de los siglos Según la historiadora Joan Nelly,
XI y XII luchaban por imponer con carácter gene- “Ciertos acontecimientos que promueven
ral el celibato clerical, situación que acentuó el
retrato de las mujeres como meras seductoras y el desarrollo histórico de los varones tie-
tentadoras. Al mismo tiempo, se realzó más el nen efectos distintos e incluso opuestos
valor único de la Virgen María y su compasión y sobre ellas”.9 De hecho, el Renacimiento
preocupación maternal por todos los que busca-
ban su ayuda, por muy indignos de ella que fue-
ran. El contraste entre la mayoría de las mujeres,
hijas caídas de Eva, y la gloria de la Virgen María, 8 Es muy interesante e ilustrativo sobre la figura
que era compartida en cierta medida por todas de la Virgen el artículo de María Isabel Pérez de
las vírgenes, contribuyó a la profunda dicotomía Tudela “El espejo mariano de la feminidad en la
en la mentalidad medieval sobre las mujeres”. Edad Media española”, Anuario filosófico, Vol.
7 Op. cit., p. 51. 26, núm. 3, 1993, pp. 621-635.
Johannes Bühler, Vida y cultura en la Edad Media, 9 Su análisis, tomado del texto de Celia Amorós,
p. 252. Tiempo de feminismo, se centra en las mujeres de
casos, a las mujeres del duro trato mas- mujer y su virtud –el conjunto de virtu-
culino, pero para las de la clase baja esta des– se acercarían al papel de suma per-
situación social acentuaba aun más, si fección representado por María.
cabe, su “natural” inferioridad femenina; La nómina de virtudes de las mujeres
una situación social en la que la violencia, (aunque es necesario matizar que la so-
justificada por muchos hombres, era mo- ciedad medieval exigirá diferentes vir-
neda común; una violencia muy frecuen- tudes y habilidades en las diferentes
te en la Edad Media dentro y fuera del etapas de la vida de la mujer),14 desde la
matrimonio contra las mujeres de más literatura clásica hasta la Edad Media, es
bajo rango social, y perpetrada por varo- muy extensa: fidelidad conyugal, casti-
nes a los que la ley reconocía el derecho dad, amor filial, docilidad, silencio, ver-
de pegar a sus mujeres.13 güenza, discreción, honradez, temor de
El desarrollo de la virtud, como ideal Dios, piedad, caridad, humildad, etcéte-
necesario para las féminas medievales, es ra. Y la potenciación de dichas virtudes
sobre el que descansa el eje programáti- femeninas vendrá impulsada y contenida
co del ideario medieval, en lo que a las en una serie de tratados de carácter mo-
mujeres se refiere: con el perfecciona- ralizante y en obras de tipo sentimental,
miento de sus virtudes la mujer responde, encuadrados, los primeros, dentro de la
en último término, del perfeccionamien- prosa doctrinal o didáctica, y las segun-
to de su persona y de su papel en el das, en la poesía de los Cancioneros. Su
matrimonio, de la buena marcha de su temática es variada y en ambos grupos se
unión y de la sociedad. En definitiva, la pueden localizar obras referidas al deba-
te medieval de la defensa o ataque a las
mujeres (esta disputa sobre las mujeres
13 Curiosamente, el código de Las Siete Partidas, del
se extenderá por toda Europa y no se
siglo XIII, código castellano de leyes de la Espa- circunscribirá sólo al género didáctico-
ña medieval y cuya vigencia se extiende cerca de doctrinal) y al estado matrimonial.
500 años, recoge penas diametralmente opues-
tas para los cónyuges, en caso de adulterio, y
Efectivamente, en estos corpus de la
en las que el varón, contrariamente a lo que se literatura hispánica de los siglos XIV y
pudiera pensar, se lleva la peor parte: XV se da una abundancia de textos que
25 “Concluyendo: tenemos ya que el que locamente 26 Esta afirmación nuestra concuerda con el análisis
ama traspasa los diez mandamientos, y aun de A. D. Deyermond: “…aunque denuncie a las
comete los siete pecados mortales; demás no usa mujeres lascivas, el ataque se halla formulado, por
de cuatro virtudes cardinales que tiene de haber, otra parte, con igual severidad contra los hom-
antes las corrompe; los cinco sesos corporales bres lujuriosos”. Historia de la literatura españo-
anula…” Capítulo XXXVII, Primera parte. la: La Edad Media, p. 250.
de tiempo envejecer y encanecer, los las donas, non fundando sobre divina nin
miembros temblar, y como ya de alto humana auctoridat, mas sola ficçión.”
dije, los cinco sentidos alterar y algunos En un principio, nos encontramos a
de ellos en todo o en parte perder… un personaje narrador, representando
la voz de Rodríguez del Padrón, que es
Visto esto, la pregunta es inevitable: ¿ata- reprendido por la ninfa Cardiana –cuya
ca Martínez de Toledo al género feme- voz sale de una fuente– por sus palabras
nino porque éste se atreve a alzarse contra contra las mujeres.
el poder masculino, intentando romper La intervención de dicha ninfa, que
con una hegemonía incontestable, o lo reflejaría el pensamiento del autor, da
hace con el manido tópico medieval que pie para desarrollar el discurso en favor
atribuye a las mujeres la causa de todos de las mujeres, el cual comienza con la
los males? explicación que ofrece Cardiana sobre
Si la respuesta a la primera parte de las cuatro razones por las que debemos
la pregunta fuera afirmativa, nos encon- tener en mayor consideración a la mujer
traríamos con un caso claro de anti- que al hombre:
feminismo; sin embargo, no es así. El au-
tor arremete contra las féminas por una La primera, por ser toda razonable
tradición ya comentada en este trabajo criatura de la muger, es a saber, de la ma-
y no porque pretendan desvincularse del dre, naturalmente más amada. La se-
yugo masculino. No hay en las “mujeres gunda, por ser más çierta del mater-
de Corbacho” una aspiración reivindica- nal debdo. La terçera, por traher della
tiva, ni emancipadora; ni en el autor más parte en la generaçión. La quarta,
un ánimo hiriente contra ellas por tales por aver seido más trabajada en su
motivos, pues éstos no existen. Y, en criaçión. Et por consiguiente, segund
afectión (h)ordenada, como seas de la
consecuencia, desde la más estricta ob-
muger más amado, e más benefiçios
servancia de la definición, no podría ser ayas della resçebido más la deves amar,
esta obra considerada como antifeminista. e más por su honor que de otra perso-
Pero también es posible –y necesario– na alguna deves trabajar.
estudiar este interrogante desde el otro
lado de la visión medieval sobre la mujer: A esto le suma una plétora de motivos
la imagen femenina como reflejo de la por los que la mujer es en excelencia
Virgen María. Y, para esto, un excelente superior al hombre: “…por aver seido
ejemplo lo tenemos en Triunfo de las después de todas las cosas criada”; “…por
donas (1443),27 del gallego Juan Rodríguez quanto dentro del paraíso, en conpañía
del Padrón, que representa una exalta- de los ángeles formada, e non el onbre,
ción femenina, rayana en el paroxismo, y que fue con las bestias en el canpo
en donde las alusiones a la anterior obra damasçeno fuera del paraíso, criado.”;
pronto se dejan ver: “…maldiçiente et “…por aver seido formada de carne
vituperoso Covarcho ofensor del valor de purificada, e non del vapor de la tierra,
de la qual el onbre e los otros animales
fueron criados”, y así hasta cincuenta
27 Cfr., Juan Rodríguez del Padrón, Triunfo de las razonamientos, que ocuparán el resto de
donas, http://www.cervantesvirtual.com/.
la obra. Y en éstos hay ciertas cuestiones la muger, la qual non fue del Señor
que debemos considerar. reprehendida por aver el pomo gustado,
Primeramente, en la mayoría de las mas por lo aver al onbre ofresçido, a
quince primeras razones, la defensa de quien fuera en persona vedado.
la mujer está basada en una ofensiva con-
tra los argumentos que la atacan como En segundo lugar, el tema de la hermosura
causante de todos los males, desmontan- femenina es tratado junto a las virtudes
do, desde un principio, la culpabilidad de la honestidad y la castidad en las razo-
de Eva y, por ende, la posibilidad de nes 14 y 15 de modo amplio –de hecho,
que las “hijas caídas de Eva” tengan que son dos de las más largas de la obra–, lo
seguir soportando las consecuencias de que da fe de la importancia que tales
la “herencia materna”: virtudes tienen para la defensa de la mu-
jer.28 Pero, curiosamente, la hermosura
La segunda razón es por quanto dentro –uno de los motivos preferidos por los
del paraíso, en conpañía de los ángeles autores misóginos por su carácter de ele-
formada, e non el onbre, que fue con las mento trastornador del hombre, la fami-
bestias en el canpo damasçeno fuera del lia y la sociedad, aunque no explotado en
paraíso, criado […] La tercera, por aver la obra de Martínez de Toledo– adquiere
seido formada de carne purificada, e en las palabras de Rodríguez del Padrón
non del vapor de la tierra, de la qual el un carácter natural y de procedencia
onbre e los otros animales fueron cria- divina, lo cual contradice la argumenta-
dos. […] La VIII razón es por ser uno
ción antifemenina tradicional que atribuía
de los plazeres del paraíso. Et la novena
razón es, por que meresçió el primero
a la hermosura una naturaleza, sí natural,
onbre aver por ella la bendiçión del su pero de índole maligna:
fazedor, la qual non se lee, fasta ser la
muger criada, aver resçibido. La dézima La déçima quarta razón es por ser más
razón es por que fue el pomo de la honesta […] Nin contradize a la su ho-
sçiençia al onbre en persona vedado, e nestidat, commo algunos, en maldezir
non a la muger, commo fuesse aún por se gloriando, afirman el componer o
criar. La undéçima razón es por aver seido acresçentar con estudiosa mano la su
primeramente tentada; como la sierpe, fermosura; lo qual es ayudar a la na-
enbidiosa de la su gloria, segund dize turaleza, que se esforçó quanto pudo
Bernardo, vista su maravillosa fermosu- fazer la fermosura, e non es fazer contra
ra, la creyese ser aquella muger que ella […] ¿Et quántos son aquellos que sus
viera en la presençia divina sobre todos faziendas, por tra(h)er ropas brocadas
los ángeles se dever asentar, della sola, e de sotil oro febrería, vendieron sin-
por la su escellençia, e non del onbre, plemente, creyendo poderse dar aque-
prendiendo enbidia. La dozena razón
es por quanto el onbre peccó de cierta 28 El tratamiento de las virtudes y, en especial, de
sabiduría, sin ser engañado, e la muger éstas, es un tópico en la literatura de la época,
por engaño e por ignorançia. La déçima como también se puede ver en Corbacho: “…por
terçia razón es, por quanto el peccado cuanto honestidad y continencia no es duda ser
del primer onbre, a quien fue fecho el muy grandes y escogidas virtudes, y por contra-
rio, lujuria y delectación de carne son dos con-
mandamiento, nos causó la perpetua trarios vicios muy feos y abominables. Capítulo
et tenporal muerte, e non la culpa de VIII, Libro I.
llo que les denegó la naturaleza, la qual Teresa de Cartagena fue una monja
se llama a engaño, e todas oras dellos nacida en Burgos, en 1425, y en su segun-
reclama por diversos modos? da obra, Admiraçion operum Dey,29 rei-
vindica, a modo de defensa, la condición
La mujer de Rodríguez del Padrón re- natural de la mujer para la escritura, la
presenta esa visión mariana de dulzura y cual es inspirada por Dios:30
candidez, alejada de la perspectiva de la
mujer depravada, manirrota, deshones- …que asy en las henbras como en los
ta y alejada de la virtud del otro lado de la varones puede yspirar e fazer obras de
literatura sobre mujeres. Pero, ¿es posible, grande admiraçión e magnifiçençia a
con todos estos antecedentes, calificar loor y gloria del santo Nonbre […] Pues,
esta obra y las que defienden a la mujer ¿qué debda tan escusada es dubdar
de esta guisa –y las no tan fervorosamen- que la muger entienda algund bien e
te profemeninas– como producciones fe- sepa hazer tractados o alguna otra obra
loable e buena, aunque no sea acos-
ministas? Creemos que no.
tumbrado en el estado fimineo? Ca
La apología femenina del Triunfo de las aquel poderoso Señor soberano que dio
donas se basa en la reconocimiento de preheminençias al varón para que las aya
la mujer como ser de naturaleza superior, naturalmente e continua, bien las pue-
por sus virtudes, y no en la igualdad de de dar a la henbra graciosamente e en
derechos con el hombre. Los derechos tienpos devidos, asý como la su profun-
y deberes de los sexos no son puestos da sabiduría sabe que conviene e alo he-
a consideración por nuestro autor en cho algunas vezes, e avnque no lo aya
la obra (ni siquiera el catálogo sobre la hecho lo puede hazer. (pp. 118-119).
mujer virtuosa, que abarca las últimas seis
razones, hace mención a tales derechos Dentro del carácter apologético de la
y deberes); no discute que la mujer deba obra, lo más reseñable en Admiraçion es
equipararse al hombre y que la situación de la reivindicación intelectual –la demanda
inferioridad deba cambiar, por lo que esos del trabajo de literata para las mujeres–,31
principios básicos del feminismo tampo- pues, a decir de la autora, está la sabidu-
co parecen confirmarse en este caso. ría repartida por igual por Dios entre
Y ¿qué pasa con la contraparte fe- hombres y mujeres (“…ca la sufiçiençia
menina?, pues, sin lugar a dudas, es en la que han los varones no la an de suy[o],
obra de las autoras medievales en donde que Dios gela dio y da”, p. 116), por
se podrían calibrar estas incógnitas de un
modo más categórico. Veámoslo en los
trabajos que han sido reconocidos por la 29 Al parecer, fueron las críticas recibidas a raíz de
la publicación de su primera obra Arboleda de los
crítica, si no como feministas, sí cercanos enfermos (1450), por su condición de mujer, su
a posturas de corte feminista; y nos re- atrevimiento a escribir y por su sordera, las que
ferimos a la obra de la española Teresa la impulsaron a escribir este segundo tratado.
30 Teresa de Cartagena, Arboleda de los enfermos,
de Cartagena y de la francesa Cristina de Admiraçión operum dey, 1967.
Pizán, considerada esta última como la 31 Como señala el autor de nuestra edición:”…
creadora de los primeros esbozos de fue Teresa la primera mujer en la historia de la
Península Ibérica que escribiera en defensa del
la teoría feminista. derecho de la mujer a ser literata.” (p. 8).
esa facultad divina que la autora llama solamente loar la onipotençia e sabidu-
“bienes de gracia” y que se oponen a los ría e magnificencia de Dios… (p. 118).
bienes de naturaleza y fortuna (los que
otorgan valentía, ánimo, hermosura y Esto viene precedido por la omnipresen-
bienes materiales): “…bienes influidos o te y manida referencia bíblica del Géne-
ynespirados por especial graçia de Dios, sis, utilizada para ratificar la dependencia
o bienes de Dios que Dios da graciosa- y sumisión femenina a partir del varón:
mente a quien le place…” (p. 123). “De ser la henbra ayudadora del va-
Entonces la causa por la que los hombres rón, leémoslo en el Génesy, que después
se admiran al ver que una mujer ha escrito que Dios ovo formado <d>el onbre del
un tratado es “…por no ser acostumbra- limo de la tierra e ovo ysp[i]rado en él
do en el estado fimíneo, mas solamente espíritu de vida, dixo: “No es bueno que
en el varonil” (p. 115). sea el onbre solo; hagámosle adjutorio
En Admiraçión hay una aceptación semejante a él.” (p. 118). Por tanto, es el
explícita del reparto de tareas enco- mismo Dios, decidiendo su origen a par-
mendado por Dios a hombres y mujeres: tir del hombre, el que le confiere a la mu-
“Ca los varones con su fuerça e ánimo e jer un estatus de inferioridad, con lo cual
sufiçiençia de entendimiento conseruan la subordinación queda justificada a los
e guardan las cosas de fuera, asý en ojos de los creyentes; y de igual manera es
procurar e tratar e saber ganar los bie- aceptada por la autora.
nes de fortuna…” (p. 117), que serían pro- De modo semejante a como vimos
pias de los varones; y las que serían labores en las obras anteriores, vuelve a ser la
de mujeres: “con su yndustria e trabajo virtud el motor del espíritu o alma (“Ca
e obras domésticas e delicadas dan fuerça asý como el cuerpo biue por el espíritu,
e vigor; e sin dubda non pequeño sobsi- [el espíritu] biue por la virtud e por el
dio a los varones” (p. 118); “Ca asý como exerçiçio de obras virtuosas”, p. 136); esto
las henbras estando estando ynclusas es importante reseñarlo, si tenemos en
dentro de las puertas de su casa se exer- cuenta que será con las potencias del al-
çen en sus propios e onestos ofiçios…” ma –entendimiento, memoria y voluntad–
(p. 138). Y, lo que para el caso es más con las que Dios le debe iluminar para
ejemplificante, hay un reconocimiento acabar con su “çeguedad de entendi-
también explícito e incuestionable de la miento y con su “ynteletual tiniebla” (p.
superioridad del sexo masculino, que re- 134), que, a su vez, representa el paso
dondea la ilustración anterior: previo e indispensable para desarrollar
su labor intelectual.
Mas porque estos argumentos e quistio- Y ahora la pregunta, ¿tiene dicha rei-
nes hacen a la arrogancia mundana e vindicación intelectual entidad suficiente
vana e non aprovechan cosa a la devo- como para llevar el nombre de feminista,
ción e huyen mucho del propósito e final vista, además, la inexistencia de una rei-
entençíón mía, la qual no es, ni pliega a vindicación de derechos para las mujeres,
Dios que sea, ofender al estado superior y la declaración formal de la superiori-
e onorable de los prudentes varones, ni
dad masculina?
tanpoco fauor<r>esçer al fimineo, mas
Tampoco en este caso nos parece que ¡Ay Señor! ¿Cómo puede ser, cómo
existan fundamentos para dar a esta obra creer sin caer en el error de que tu sa-
esta denominación. Al igual que en los biduría infinita y tu perfecta bondad
casos precedentes, la ausencia de vin- hayan podido crear algo que no sea
bueno? ¿Acaso no has creado a la mu-
dicaciones –además de parte de una mu-
jer deliberadamente, dándole todas las
jer–, y de lucha por la igualdad y los de-
cualidades que se te antojaban? ¿Cómo
rechos hace alejarse a este ejemplo de los iba a ser posible que te equivocaras?
postulados feministas de un modo más (p. 65) […] ¿Si el Soberano Obrero no
manifiesto; aunque sí es cierto que nues- se avergonzó creando el cuerpo fe-
tra autora se puede incluir en la llamada menino, ¿por qué Naturaleza habría de
Querella de las mujeres, ese movimien- avergonzarse? (p. 81).
to, contra el orden simbólico medieval,32
que mantuvo un tira y afloja durante va- En medio de su lamento, aparecen Razón,
rios siglos con la contraparte masculina, Rectitud y Justicia, tres damas, que guían
por la apertura de espacios para las mu- a la desconsolada Cristina, el alter ego
jeres en una sociedad con férreos mo- de la autora, que sufre preguntándose el
delos establecidos.33 porqué de los ataques contra las muje-
El libro de Cristina de Pizán, La Ciudad res, y le proponen fundar una ciudad que
de las Damas (1405),34 considerado por poblará solamente con mujeres ilustres
muchos como el germen feminista, y meritorias: “Sólo la habitarán damas
tendría observaciones parecidas al caso ilustres y mujeres dignas” (p. 70). Para
precedente, y, aunque es una obra aleja- esto, primeramente, habrá de “limpiar”
da de la producción femenina bajome- el terreno, y, más tarde, deberá proceder
dieval española, su importancia en el a la “construcción” de la ciudad en la que
contexto medieval justificaría sobrada- las mujeres podrán defenderse de tantos
mente su incorporación a este estudio. ataques, ya que “Durante mucho tiempo
La Ciudad de las Damas es, en buena las mujeres han quedado indefensas,
medida, una gran reflexión, un producto abandonadas como un campo sin cerca,
de los llamados “espejo de príncipes”; sin que ningún campeón luche en su
un fruto de la meditación sobre ella ayuda” (p. 69).
misma y sobre las mujeres, con unos Como en el caso de la española, Pizán
pronunciamientos muy similares a los justifica el reparto de tareas entre hom-
que encontramos en la obra de Teresa bre y mujer:
de Cartagena:
Así, quiso Dios que el hombre y la mujer
le sirvan de forma distinta, que se pres-
ten mutua ayuda, cada uno a su mane-
32 Luisa Murara lo enfrenta al que llama “orden
ra. Por ello dotó a los dos sexos con la
simbólico de la madre”, que define como aquél naturaleza y cualidades necesarias para
en el que la mujer puede encontrar su libertad. cumplir con sus deberes, aunque a ve-
El orden simbólico de la madre, 1994. ces los seres humanos se equivoquen
33 A la Querella de las mujeres perteneció el sobre lo que les conviene. A los hombres
movimiento de las beguinas comentado an-
teriormente. Vid, supra, p. 3, cita 6. Dios les otorgó fuerza física y el valor
34 Cristina de Pizán, La Ciudad de las Damas, 2000. para andar por la vida y hablar sin temor;
hombres, y a ellas les basta con cumplir las En segundo lugar, somos conscientes
tareas que les han encargado.” (p. 119); con de lo arriesgado de nuestra propuesta,
la afirmación de la vulnerabilidad, flaque- al tratar de sistematizar unos resultados
za e imperfección del cuerpo femenino tan exiguos; pero nuestras pretensiones
frente al masculino (p. 92). Y, lo que es más fueron, simplemente, aportar un minúscu-
significativo, la restricción de la entrada lo análisis que pudiera arrojar más luz so-
a una parte de las féminas a su “nueva bre las cuestiones terminológicas plan-
ciudad” restaría credibilidad a su defensa teadas, antes que dogmatizar y generalizar
del conjunto del género femenino,36 pues unos postulados de un corpus tan hete-
el discurso ya visto en sus colegas varones rogéneo como éste. No obstante, aunque
de la mujer virtuosa frente a la no virtuosa nuestro estudio se pudiera ampliar a la
que deja bien sentado desde el comien- totalidad de obras del corpus femenino
zo de la obra, producto de la diatriba bajomedieval español pensamos que
medieval de la concepción mariana fren- los resultados no diferirían mucho de lo
te a la de Eva, rebajaría las posibilidades observado aquí.
a la modernidad de sus planteamientos Y por último, también sabemos que la
sobre las mujeres. En definitiva, su disi- literatura bajomedieval se puede definir
dencia tampoco alcanzaría el grado de de muchas maneras, pero nunca como
intensidad pertinente como para poder caprichosa. Es resultado de la maduración
afirmar su carácter feminista; digamos que secular de concepciones teocéntricas y
su voz se alzaría con fuerza y claridad, con pseudocientíficas, manejadas por un an-
una intensidad y franqueza no vistas has- drocentrismo recalcitrante. Pero ¿“fe-
ta el momento en una mujer, pero sin las minista” o “antifeminista”? No nos parece
intenciones de lucha y ruptura necesarias correcto. Digamos que profemenina o
para poder incluirla en dicha categoría. antifemenina. O cualquiera de las acep-
Acabado este breve vistazo a estos ciones que en ese campo semántico se
ejemplos de la producción pro y antife- acerquen a las mejores o peores con-
menina, son varias las cosas que nos sideraciones acerca de la mujer. Porque,
quedan por decir. como hemos podido observar, tiempo,
En primer lugar, este artículo, como enfoque y contenido ideológicos y obje-
dejamos claro desde un principio, es tivos separan irremediablemente las lite-
sólo una visión panorámica a un paisaje raturas y, especialmente, las mentalida-
poblado por una enorme cantidad de des del bajo Medievo y de los siglos XIX y
obras de los siglos XIV y XV, referidas a la XX; y, en segundo lugar, porque es cierto
mujer, y en las cuales las procedencias, que la mejor definición está profunda e
ideologías, estados y pretensiones de sus indivisiblemente ligada al conocimiento
autores son incluso más variados que las de la verdadera esencia de lo definido,
mismas obras. y su incorrección nos hace apartarnos y
desconocer sus intrínsecos atributos, lo
cual, en último término, puede desvir-
36 “En efecto, no hay nada que deba rehuirse tanto tuar cualquier investigación, por excelen-
en este mundo como una mujer perversa y te que ésta sea
disoluta”, dice Pizán, en la misma línea ideológi-
ca de Martínez de Toledo (p. 76).
119
LEONARDO MARTÍNEZ CARRIZALES
creción de los actos del ser humano dis- gestión da la medida, según el plan del
cernible y diferenciado con respecto de ensayo de Germán Arciniegas, del Caribe
otro, sino que apelan a esta materialidad y, por medio de éste, de toda América.
como prueba o ejemplo de valor absolu- No se trata de un procedimiento mera-
to. Al conservar unido el proceso del mente constructivo y estilístico, sino de
conocimiento con el mundo vital huma- uno intelectivo: un mecanismo analógico
no, el relato coloca su materia en un del entendimiento propio de las formas
contexto de lucha, en el escenario donde literarias, y específicamente del ensayo.
los cuerpos entran en contacto entre sí Entre todas estas vidas temerarias se alza
para hacer evidentes, y aun atrayentes pa- el pirata que, escribe nuestro autor, da
ra el lector/espectador, las fuerzas colec- como escudo de armas al Caribe “un tra-
tivas que en ellos se condensan.7 po, unas tablas y unos cuchillos”, instru-
Por ello, en más de un lugar, Arciniegas mentos de aventura y violencia con los
caracteriza los procesos desencadena- cuales se hizo “el mapa del mundo” en el
dos por el “descubrimiento” de América siglo XVI (p. 12). El pirata es el señor de los
como un drama, una epopeya, una aven- mares que, en virtud de sus navegaciones,
tura; es decir, un relato comprensible traza la figura del mundo moderno. Gra-
gracias a los actos concretos de un ser cias a semejante estatuto en las operacio-
humano. “Todo parece una epopeya. Todo nes cognitivas de nuestro autor, el pirata
una novela picaresca” (p. 11). Así ocurre se convierte en la figura de mayor densi-
con los descubridores, los conquistado- dad en su discurso.
res, los reyes, las reinas, los comercian- En consecuencia, el ensayista colom-
tes y los navegantes que integran el elen- biano no tiene como propósito ni la
co de los personajes sobre el cual se documentación ni la explicación históri-
construye el discurso de este libro. No hay ca de los piratas que han dejado su rastro
tesis en nuestro autor que no se encuen- en los puertos del Caribe; en cambio,
tre planteada en los términos de un ser Arciniegas se vale del prestigio agónico
humano que entra en colisión con otro de estos personajes –su valor, su audacia,
en un escenario claramente determina- sus aventuras, su violencia, su fuerza
do. Esta perspectiva es uno de los moti- física– para construir una figura capaz de
vos que da sustento a la figura retórica calzar el mecanismo predominantemen-
del título de la obra que atribuye la vida te narrativo de su ensayo y, al mismo
humana a esta región de América, cintura tiempo, condensar en estos apuntes bio-
del continente: Biografía del Caribe. En este gráficos los ejes de su entendimiento de
sentido, América resulta ser el conjunto de la dinámica del Caribe en un escenario
las vidas notables, destacadas y sollama- geopolítico dominado por la navegación
das por el prestigio de la aventura, cuya y el comercio trasatlántico.
Entre todas las virtudes agónicas que
convienen a la construcción del relato
7 En la idea que da pie a esta nota tomo en benefi-
cio de mis propósitos las muy estimulantes
americano de Arciniegas, destaca la
reflexiones que Walter Ong lleva a cabo a propó- violencia: “La violencia con que fueron
sito de algunas características del pensamiento y ensanchándose los horizontes empujó a
la expresión de índole oral. Consúltese su obra
Oralidad y escritura, pp. 49 y 50.
los hombres por el camino de la audacia
temeraria. No hubo peón ni caballero, pa- políticas como ideológicas que es con-
je ni rey, poeta ni fraile, que no tuvieran veniente tomar en cuenta.
algo de aventureros” (p. 11). Las peripecias
de estos aventureros son una consecuen-
cia del “descubrimiento de América” y LA CIUDADANÍA “OCCIDENTAL”
ocurren, “tanto o más que en ningún otro DEL HOMBRE DE LETRAS LATINOAMERICANO
sitio del planeta, en el mar Caribe”, cuyo
drama hace que la vida tome una nue- Un episodio primordial de la cultura lati-
va dimensión: noamericana del siglo XX se encuentra
constituido por múltiples obras literarias
se pasa de la geometría plana a la concebidas y formuladas con el propósito
geometría del espacio. De 1500 hacia de llevar a cabo un examen retrospectivo
atrás, los hombres se mueven en pe- e introspectivo de los países del área. La
queños solares, están en un corral, na- literatura ofreció a los hombres de letras
vegan en lagos. De 1500 hacia delante
la posibilidad de elaborar referentes sim-
surgen continentes y mares océanos. Es
bólicos capaces de explicar, al margen
como el paso del tercero al cuarto día en
el primer capítulo del Génesis (p. 11). de las disciplinas de estudio sancionadas
por el campo científico, la naturaleza de
En último término, América, gracias al las sociedades ya constituidas en el orden
escenario agónico del Caribe, gracias a político hacia el siglo XX, aunque obliga-
la violencia que ensancha el horizonte das a reconsiderar y, en no pocos casos,
del mundo en virtud de la temeridad de refrendar su integridad con motivo de un
hombres audaces, queda inscrita en el sistema internacional que se organizó a lo
tiempo y en el espacio de los intereses largo de la primera mitad de la centuria.
de Europa. “La historia del Caribe en En este sentido, la necesidad de expli-
el XVI hay que verla como un campo de car el pasado, la identidad y la función
batalla donde se juegan, con los dados histórica de los pueblos de América Latina
de los piratas, las coronas de los reyes de se actualiza como consecuencia de un
Europa” (p. 12). Europa se ha trasladado espacio que, lejos de tener como prioridad
de un momento a otro, en los navíos la independencia y la constitución políti-
piratas, a las costas de América. Ésta es ca del área, en principio ya conquistadas
la postulación literaria de una tesis que durante el siglo XIX, propone a las mino-
da estructura y coherencia al ensayo rías políticas y culturales de la región
Biografía del Caribe, materia de estudio la tarea de replantear las bases de los
en las siguientes páginas de este artículo. Estados nacionales en medio de alianzas
En primer lugar, dediquemos un espacio estratégicas entre países. No se trata de
al horizonte social y a los expedientes las funciones identitarias que la literatura
culturales que alimentaron una tesis de y el arte desempeñan en el marco del au-
esta naturaleza. Porque un planteamiento ge de los nacionalismos, sino de un desvío
así expresado, así estabilizado en ciertas que se impone a estas tareas ideológicas
representaciones verbales, se inscribe en durante los años más álgidos del periodo
un campo sometido a tensiones tanto de entreguerras, antesala de la confla-
gración internacional de 1939-1945. Es
ensayos referidos son obras que tienen Reyes, en las conclusiones de Última
el mar como escenario (el mar grecolati- Tule escribió lo que copio enseguida a
no de las primeras incursiones en busca manera de ejemplo de una inscripción
de la imagen cabal del planeta; el mar del espacio/tiempo que determina el
agitado por la Segunda Guerra Mundial enunciado:
(en conquistas todavía inciertas), y un mo-
vimiento en su orden expresivo que se A partir de ese instante [el correspon-
desplaza hacia el Occidente, de Europa diente al descubrimiento], entre las vi-
hacia América, de los primeros puertos cisitudes históricas, entre vacilaciones
del Mediterráneo y del Atlántico euro- y acasos […], América aparece como
el teatro para todos los intentos de
peo hacia el Caribe (el desplazamiento
la felicidad humana, para todas las
de la navegación renacentista y humanis- aventuras del bien. Y hoy, ante los de-
ta hacia el Caribe; el desplazamiento de sastres del Antiguo Mundo, América
la Europa aliada hacia América en busca cobra el valor de una esperanza.14
de auxilio). En la puesta en forma del
ensayo quedan incorporadas las huellas En una sola frase se inscribe el yo del
de la situación de enunciación en la cual autor en el hoy de los desastres del An-
se lleva a cabo la voluntad de explicar el tiguo Mundo ante el cual se ha relatado
problema americano.13 la historia de la utopía de América. La
enunciación ocurre en el eje que reúne
filosófico [la Poética de Aristóteles], su valor [de
el ayer del ideal civilizador y el hoy de
la metáfora] es ante todo cognoscitivo. De aquí la esperanza de la realización de ese ideal;
que pueda decirse que el trabajo del ensayista el ayer/Europa y el hoy/América; y el su-
es en sí mismo metafórico. Porque produce un
conocimiento, y no lo hace por la vía reflexiva,
jeto de la enunciación como mediador
por la vía del conocimiento templado, obede- de ese esquema binario. El argumento de
ciendo la normatividad del proceder científico índole paratáctica que queda cifrado en
(y su dogmatismo consiguiente), sino por la vía
de la intuición” (p. 294). Por su parte, Liliana
este esquema anuncia una demostración
Weinberg destaca, al lado de estos mecanismos anticipada; una demostración enraizada
de intelección propios del ensayo, sus instru- en el léxico, las figuras o las represen-
mentos expresivos en un complejo modelo
teórico de índole pragmático-enunciativa cuya
taciones del enunciado mismo; una de-
ley fundadora es el que piensa escribe. Consúlte- mostración característica del ensayo
se especialmente la segunda parte de Pensar el que no sólo carece de un aparato per-
ensayo, pp. 125-170.
13 Al hacer uso en la frase que da pie a esta nota
suasivo, sino también de un proceso de
de las palabras “puesta en forma”, cuyo sinóni- encadenamientos conclusivos: las tradi-
mo posible sería formalización, cito en beneficio ciones letradas de la utopía americana
de estas páginas la estrategia de lectura crítica
apenas esbozada en Carlos Altamirano, “Ideas
postuladas por la inteligencia europea
para un programa de historia intelectual”, pp.
13-24. En el pasaje que interesa a los propósitos
de nuestra discusión, Altamirano se interesa
en una serie de textos latinoamericanos que alto “su forma (su retórica, sus metáforas, sus
suelen caracterizarse como “ensayos”, “pensa- ficciones), es decir, […] todo aquello que ofrece
miento latinoamericano” o “literatura de ideas”; resistencia a las operaciones clásicas de la exé-
cualquiera que sea la propiedad de esta deno- gesis y el comentario” (pp. 16-17).
minación, el autor argentino lamenta que al 14 Alfonso Reyes, Obras completas de Alfonso Re-
abordar estos textos regularmente se pase por yes, t. XI, p. 61.
De todos los puntos del horizonte lle- 15 Alfonso Reyes, “Un mundo organizado”, Obras
gan avisos, consejos y proyectos sobre completas de Alfonso Reyes, t. XI, p. 327. Antes
la necesaria reorganización del mundo de la cita a bando, echamos mano del término
después del incendio que lo ha des- “clase literaria” que el propio Reyes usó para
caracterizar al grupo de los escritores entre los
truido en buena parte y que amenazó cuales se situaba a sí mismo ante el poder del
consumirlo todo. Nadie pone en duda Estado. A este respecto consúltese la alocución
que tengamos el deber de acudir a esta que Alfonso Reyes pronunció ante el presidente
necesidad imperiosa. El día de mañana de México Manuel Ávila Camacho en 1945
al recibir el Premio Nacional de Letras, Víctor
no debe sorprendernos en el estado de Díaz Arciniega, ed. y comp., Premio Nacional de
funesta impreparación en que la paz Ciencias y Artes (1945-1990), p. 69.
hondos de la tristeza universal se han su- figuras resultan del desplazamiento enér-
cedido en ese gran teatro del mundo…18 gico de un término que se propone co-
mo conocido o familiar en el posible
Una prueba más de la índole ensayística lector del ensayo –un lugar común que
de Biografía del Caribe consiste en la caracteriza a una comunidad de sentido
construcción de figuras analógicas del (el Mediterráneo, el “mar grecolatino”)–
discurso mediante las cuales se plantea la hacia otro término ajeno al campo del
tesis de América integrada en el escenario primero (el Caribe) que termina por co-
de la civilización europea, de acuerdo brar un significado gracias a la relación
con los principios expuestos líneas arri- planteada por el desplazamiento: el Cari-
ba. Se trata de figuras como la del Caribe be mediterráneo. Estas figuras analógicas
mediterráneo que sintetizan procesos estructuradoras de Biografía del Caribe
complejos del entendimiento de una ma- descargan la obra de una demorada de-
teria y condensan la exposición lógica mostración lógico-argumentativa y, en
mediante entimemas19 que desarrollan la consecuencia, abren el espacio para el
fuerza tensiva del aparato verbal.20 Estas despliegue de la descripción de los esce-
narios, la narración de las aventuras
de los héroes, sustento principal de la
18 Germán Arciniegas, “El Caribe, un mar con estrategia tensiva, persuasiva y emotiva
huracanes”, texto recogido en América ladina, de este ensayo. Un índice textual de es-
p. 317. te mecanismo se reconoce en la falta de
19 “Silogismo trunco, el entimema tiene una ca-
racterística notable: obliga al espectador a un riguroso aparato de lecturas eruditas
completar el orden del pensamiento. Dicho y especializadas, aun cuando éstas sean
de otro modo: es un silogismo que pide la co- aludidas como recursos de autoridad y
laboración del lector: ‘De todos los silogismos
–dice Aristóteles– ya sean refutativos o demos- estrategias de colocación del ensayo en
trativos, los más celebrados son aquellos de los tradiciones del conocimiento definidas
cuales entrevemos las conclusiones desde el y reconocibles. Así ocurre mediante epí-
principio, en tanto que no sean obvios a primera
vista –porque parte del placer que sentimos se grafes, referencias, glosas, citas y una bi-
debe a nuestra propia inteligente anticipación’.” bliografía sumaria al final del texto,
Evodio Escalante, op. cit., p. 299. organizada por capítulos. El aparato críti-
20 Enseguida, hago explícito el sentido en que
hago uso del adjetivo tensivo: “Al romperse el co disimulado bajo estas licencias propias
modelo autoritario y repetitivo de conocimiento de los textos literarios no altera los proce-
[que la autora asocia al canon de la retórica y el sos sintéticos de intelección y expresión,
latín], la concepción cerrada del mismo como
necesariamente ‘constativo’ empieza a ceder su y se conserva sin embargo para ubicar
sitio a una concepción abierta, ‘performativa’, en al autor como parte del ámbito erudito,
la cual el aspecto intencional, o, para decirlo con recurso de autoridad que textualiza la
un término de nuevo cuño, el aspecto tensivo,
resulta un componente fundamental, como no lo construcción de la identidad pública de
es menos la importancia atribuida a un destina-
tario del sentido, que ya no obedece a un modelo
de lector receptivo capaz de desentrañar signi- una ‘obra abierta’ de sentido inacabado (Eco)
ficados cerrados y fijos que sólo pueden repetir- que habrá de ser permanentemente reestabili-
se (y que obedece implícitamente a los dictados zado, completado y enriquecido a través de la
de un ‘gran inquisidor’ del sentido colocado co- tarea de múltiples lectores-intérpretes.” Liliana
mo anterior a los textos), sino al modelo de lector Weinberg, op. cit., pp. 127-128. (El hincapié
participativo que se corresponde con la idea de es mío.)
arena civilizador al contribuir con el diálo- Sir Francis Drake o las rutas del comercio
go de los pueblos mediante sus incursio- de esclavos de William y John Hawkins.
nes, al lado de “soldados de Julio César, Por ejemplo, esta perspectiva es la
mercaderes de Fenicia, filósofos, apósto- que organiza el relato de las aventuras
les, santos, hombres libres y esclavos ata- trasatlánticas de Giovanni da Verrazano
dos al remo” y “pastores [que] bajaban de quien, a pesar de ser florentino, “asalta
la campiña, a bañarse, a recoger caraco- las naves de España como pirata francés”
les” (pp. 16-17). He aquí al pirata incor- (p. 117). El primero de los piratas que
porado en el elenco de las prácticas de la reclama demoradamente la atención de
vida civil. El pirata civilizado y civilizador, Germán Arciniegas para narrar su origen,
según uno más de los traslados de senti- su formación, la naturaleza de sus ser-
do que caracterizan las figuras expresi- vicios a Francisco I y su muerte. Este es-
vas de Germán Arciniegas. Este pirata quema biográfico sirve a su autor para
que convive junto con filósofos, apósto- explicar las disputas entre los reyes más
les, santos y pastores mansos que des- poderosos de Europa hacia la primera
cienden de sus colinas a recoger caracoles mitad del siglo XVI por la primacía en el
entre los dedos del mar, páginas más mundo recientemente trazado gracias a
adelante en el libro del escritor colombia- los descubrimientos de nuevos enclaves
no se convertirá en un embajador de la económicos y nuevas rutas comerciales.
política y un agente del comercio en el “Los ojos de Francisco se vuelven al Ca-
Mar Caribe, ministro plenipotenciario de ribe.” (p. 116) Los intereses en disputa
los intereses reales de Europa en el Nuevo abandonan el macizo continental y se
Mundo, sujeto histórico que ata los hilos trasladan hacia el llamado Nuevo Mundo
de la economía política de un verdadero como una guerra por el control de los
orden internacional. El pirata, por un lado, mares y por el derecho de gozar de las
según el lugar común literario, navegante riquezas explotadas en América. “¿Qué
audaz, temerario y violento; asaltante as- derecho asiste a Carlos para ser el único
tuto; estratega perspicaz; por el otro, usufructuario de esas tierras?” (p. 116)
según el desplazamiento propuesto por En este contexto, el pirata Verrazano es
la figura literaria de Arciniegas, caballero el agente comercial y el aventurero que
de su majestad británica, empresario sirve a Francisco I para disputar a Carlos I
disciplinado, cartógrafo, hombre próspe- sus privilegios en el Nuevo Mundo me-
ro bien dispuesto en la escala social. diante el asalto en altamar de los buques
Acerca de los primeros epítetos, Arcinie- españoles que conducen a su metrópolis
gas da cuenta circunstanciada en nume- bienes materiales de todo tipo.
rosos episodios, entre los cuales cabe
destacar los asaltos de Drake al Puerto La hazaña grande de Verrazano, que
de Veracruz y a la ciudad amurallada de le hace célebre y temible, es su asalto
Cartagena; el primero por su audacia y a las naves que traen el mayor tesoro
temeridad, el segundo por la estrategia de Cortés, recogido al tomar la ciudad
de México, después de la muerte de
de ocupación. Acerca de los siguientes
Moctezuma (p. 118).
epítetos, el ensayista hace otro tanto al
narrar los vínculos de la reina Isabel con
137
OCIEL FLORES FLORES
cial con la subversión. El poeta iba más do a vivir eternamente: “ciudad que aca-
allá, traspasaba, diríamos, la lucha revo- ba de llegar y que nunca termina.”
lucionaria y me mostraba otro mundo.4
…ciudad redescubierta, invencible
El interés de unir a Efraín Huerta y a Octa- como el amor,
vio Paz en este ensayo responde a dos suave y perfecta como la palma de la
razones. La primera reside en el hecho mano,
que, como contemporáneos –ambos na- yo te comparo a una patria antigua y
cen en 1914–, hayan vivido experiencias joven,
semejantes, sobre todo en su etapa de a una patria de sabios y de poetas con el
pecho brillante de medallas;
formación y en la que publican sus pri-
[…]
meros textos. La segunda consiste en que ciudad madre del mundo donde un río
en la obra de Octavio Paz se encuentran es la balada que pasa
argumentos que permiten explicar, por como en sueños;
una parte, la naturaleza de la inclinación ciudad que acaba de llegar y que nunca
que los llevó a ambos a abrazar la causa termina.
social, y por otra, explorar los espacios
que comparten, en la poesía de este perio- Bajo un tratamiento semejante, los habi-
do, el espíritu religioso y el ideológico, en tantes de Moscú, hombres casi divinos,
este caso, el del comunismo. “sabios y poetas”,5 acumulan superlati-
El presente ensayo es una parte de un vos que los elevan por encima del géne-
trabajo de mayor aliento que tiene como ro humano:
objetivo estudiar la especificidad de la
obra de una decena de poetas ligados al He visto a los héroes por las calles,
“realismo socialista”. inmortales y humanos,
llevando de la mano a sus hijos,
sonriendo y pensando,
EL POEMA DIVINIZA AL PUEBLO victoriosos, perfectos.6
Los títulos de Huerta en el periodo en La nota más alta la alcanza en este senti-
cuestión son por demás elocuentes: do el retrato de Stalin. El autor ubica en
“Stalingrado en pie”, “Los soviéticos”, la cúspide de la nueva sociedad “al único
“URSS”. Entre ellos, “Descubrimiento de hombre que sabe lo que piensa”, el “padre”
Moscú” (1952) es sin duda el ejemplo redentor que habrá de liberar al mundo
emblemático de la corriente social. y crear la primera sociedad en armonía:
En este poema, se lee una descripción
idealizada de la nueva capital del mun- 5 Paz menciona también la paradoja de la divi-
do. Los adjetivos “invencible”, “perfecta” nización del hombre comunista: “El cristianismo
pintan a la ciudad “redescubierta” como fue la humanización de un dios; la Revolución
un paraíso terrenal, recobrado y destina- promete la divinización de los hombres.” Cf.
Hombres en su siglo, p. 151.
6 “Descubrimiento de Moscú”, en Efraín Huerta,
Poesía completa, p. 176. Los poemas citados de
Efraín Huerta son tomados de esta edición; en lo
4 Octavio Paz, Solo a dos voces, p. 39. sucesivo, se mencionará sólo la página.
misma actitud, a leer un agresivo ensayo tomara la plaqueta por una publicación
en el que analizaba la poesía de Octavio de su especialidad.23
Paz desde la perspectiva socialista, aná-
lisis que él mismo califica de “críticas Es sabido que la generación que precedió
paupérrimamente marxistas”. El futuro a la de Huerta tuvo, no obstante, excep-
“Tigre” creía entonces en “el viejo cuen- ciones a la miopía del “compromiso”.
to real-socialista y stalinista o zhdanoviano Los Contemporáneos rechazaron en su
de que se podía hacer literatura, aun de momento el arte comprometido y se con-
encargo partidista, con mensaje socialista centraron en una experiencia estética
y aliento proletario”.22 individual. También es sabido que esta
En esos tiempos iconoclastas, aun la posición motivó frecuentes agresiones
obra de mejores intenciones, pasaba por hacia “El Grupo sin Grupo”. Efraín Huerta
censura o por crítica acerba. En una no- no fue la excepción en las hostilidades,
ta de Autobiografía de un fracaso: el poe- según lo confiesa en “Una antología de
ticismo (1981), el mismo Lizalde comenta forcejeos”, de febrero de 1941: “Ata-
el aciago destino de “La sangre en gene- qué a los ‘Contemporáneos’ –lo he di-
ral” que denuncia las represiones de los cho mil veces– por su franca posición
ferrocarrileros en 1958-1959: abstencionista ante problemas que están
muy por encima de la literatura”.24
[Sus] páginas polémicas fueron de- Xavier Villaurrutia, para tomar sólo
comisadas por la policía en un asalto un ejemplo entre los poetas disidentes,
a la imprenta, aunque según decían excluyó de su actividad intelectual y
algunos compañeros, los pliegos que artística la transformación de la socie-
se habían logrado rescatar antes fueron dad. La aversión que él y el resto de los
democráticamente quemados por la Contemporáneos sintieron por el realis-
dirección del Partido comunista mexi-
mo social los condujo a rechazar el
cano, porque en la revista aparecían
colaboraciones de militantes disiden-
“compromiso”; del mismo modo, se re-
tes como José Revueltas, el que esto husaron a participar en el debate acerca
escribe y otros que fuimos expulsados de la “autenticidad nacional”, proyectos
del PCM en 1960 […] Los camaradas ambos que ocupaban en los años treinta
proletarios, contados con los dedos y cuarenta las mentes de los intelectua-
de la mano, que llegaron a leerlo, ex- les mexicanos.
presaron su consternación sincera por
el impenetrable barroquismo del tex-
to. No faltó en cambio hematólogo que 23 Ibid., p. 99. Desencantado ya, Lizalde publica-
ría varios poemas en los que satiriza las teorías
sociales de la literatura. Un ejemplo es “Para
dar pie a los impolutos” (1976): “Hubo un tiem-
22 Eduardo Lizalde, Autobiografía de un fracaso: el po dorado, / hermosos santos revolucionarios, /
poeticismo, p. 51 Lizalde escribió también algún enfebrecidos y abstemios como divinos alfanjes
poema de tinte comprometido, como “La sangre […] Luego se dieron los gloriosos asesinos
en general”, en el que exalta el sacrificio del ebrios / internacionales / de la Revolución en el
proletariado: “Hay que decir: la sangre viene a poder.”, en Eduardo Lizalde, Nueva memoria del
la ciudad / desde los duros flancos montañosos tigre (Poesía 1949-1991), p. 287.
de este obrero / nevado por los golpes…”, en 24 Efraín Huerta, “Una antología de forcejeos”, en
ibid., p. 93. Taller VII-XII, Revistas Literarias Modernas, p. 511.
Monsiváis atribuye el desinterés de es- la cual mostró una fe ciega en las promesas
tos escritores por los asuntos sociales a del proyecto comunista. Sin embargo, su
un estado de depresión espiritual que se entusiasmo se debilitaría a medida que las
habría apoderado de la población sensi- contradicciones del régimen, ocultas tras
ble de México como consecuencia del el brillo de la propaganda, se manifesta-
enfrentamiento revolucionario de 1910. ran tanto en las naciones “liberadas” por
Villaurrutia y sus contemporáneos habían el Ejército Rojo, como en la misma URSS.
vivido una época de crisis, semejante Al final de un periodo de dogmatismo,
a la que sufrieran los europeos al final de Huerta abandona el arte comprometido
la Primera Guerra Mundial, aunque en el para reencontrar el vasto horizonte de la
caso de los mexicanos no se resolvió en la poesía sin preceptiva, que había queda-
violencia contestataria de Dada, ni originó do latente en Los hombres del alba. Si aca-
la concepción de un mundo en libertad, so se insistiera en el término “contenido
como el que imaginaron los surrealistas. social” para calificar este periodo de su
obra, sería porque Huerta no abandonó
Lo que logró hacer la Revolución me- nunca su posición de testigo y de con-
xicana con la nueva generación de es- ciencia de su sociedad, de su tiempo. En
critores puestos desde la infancia a este sentido, “contenido social” sería más
comprobar la amarga realidad de esa explícito si viniera acompañado de sus-
revolución [afirma Monsiváis], fue con-
tantivos como solidaridad o fraternidad.
vencerlos de la existencia de una sensi-
En un poema de 1952, “Praga, mi no-
bilidad personal…25
via”, se percibe el inicio del desencanto
del poeta revolucionario. El tema es el
Efraín Huerta se ubica en el extremo
relato de una especie de amor que une
opuesto a Villaurrutia, pues es innegable
al poeta a una bella praguense: Lily –que
que tuvo una época real-socialista durante
en ocasiones se confunde con la ciudad
misma–. El poeta y Lily recorren Praga
25 Carlos Monsiváis, Historia de México, p. 369.
En un ensayo de juventud, Octavio Paz des- en una atmósfera de nostalgia, suscitada
cribe irónicamente a la generación de los Con- por sus viejos monumentos y por los
temporáneos como una “alba indecisa”, seña- recuerdos trágicos de su historia; atmósfe-
lando con este calificativo dos rasgos comunes
a sus miembros, rasgos que explicaban su ca- ra impregnada también de la ternura y
rácter “indefinido”. El primero, su oposición del candor de Lily “… con sus ojos / que
a las propuestas del realismo socialista que parecen ojos de santa flagelada…”
por aquella época él y los jóvenes de su edad
defendían. El segundo, su rechazo a adoptar En este poema, a pesar de que se alu-
“una actitud vital trágica” y a manifestarla en de todavía a los países del Bloque del
su obra. Estas contradicciones –según el joven Este, se da un giro radical en la temática
Paz– estarían presentes en Villaurrutia con par-
ticular énfasis. En Octavio Paz, “Razón de ser” habitualmente social. Es por ello signifi-
(1939), incluido posteriormente en Primeras Le- cativo que el poeta ponga en labios de
tras. Años más tarde, Paz rectificaría sus opi- la hermosa Lily palabras que sugieren,
niones precisando que “[Villaurrutia] sentía
una invencible desconfianza ante todas las no sin ironía, el rechazo de los checos-
teorías, los sistemas y las escuelas…” razón por lovacos hacia la ocupación soviética:
la cual habría descartado la rebelión social y
explorado dominios más individuales. En Octa-
vio Paz, Xavier Villaurrutia, Antología, pp. 16-17.
la historia; los poemas son “máquinas la transformación del mundo por medio
productoras de tiempo que continuamen- de la revolución social ocupa de manera
te regresan a su origen, máquinas anti- natural el lugar del mesianismo religioso.
históricas”.31 Por este hecho, el poema se Y cuando el poeta vive la decepción de
alejará naturalmente de la coyuntura que la empresa humana, vuelve la mirada a
parece arraigarlo al suceder cronológico fuerzas menos corruptibles: a la poesía y
para ubicarse en un nivel superior.32 a cierto avatar de la divinidad.34
En este contexto, es revelador el poema
“Un hombre solitario”, escrito a partir de
EL FONDO RELIGIOSO una nota de prensa publicada en 1966; en
él Huerta describe a un hombre que se
Existen razones para creer que son dos atreve a rendir homenaje póstumo a Stalin:
las causas que llevarían a Efraín Huerta a “…lo hizo / y al hacerlo había desafiado
abandonar su inclinación por la dogmáti- congresos, consignas, condenaciones, tor-
ca del realismo social. La primera, como turas…” Huerta subraya el heroísmo del
se ha dicho, residió en su elección del arte hombre común, anónimo –ya no el héroe
libre de restricciones. La segunda, consis- socialista– que, en un acto de piedad,
tió en ser heredero, como mexicano, rinde homenaje al antiguo dictador:
de una arraigada tradición cristiana, im-
permeable a un materialismo radical. Digo que solamente un hombre dulce-
Una constante en la poesía de Huerta mente solitario, valientemente solo, ha-
delata la contradicción que reside en la bló al través de las flores que llevaba, y
filiación del poeta con la preceptiva del que
fue él, quien el 5 de marzo de 1966
arte social: el imaginario cristiano que
atravesó
cubre de una atmósfera religiosa incluso la Plaza Roja de la ciudad de Moscú, y
aquellos textos en los que el ateísmo recordó el aniversario
debería ser tela de fondo.33 El sueño de de la muerte de José Stalin.35
Efraín Huerta sucumbió por un tiempo a mismo tiempo, la utopía del paraíso en
la desorientación que llevó a numerosos el mundo es sustituida por un objetivo
escritores a abandonar su posición de menos intelectual.56 En “Esto se llama los
testigo y crítico de la Historia que, impre- incendios”, poema de 1968, el poeta lo ex-
visible, “acumula incoherencias y con- presa con estas palabras:
trasentidos, con una suerte de humor a
un tiempo involuntario y perverso”.53 El Se necesita ser muy hombre para no ser
poeta abandona el canto de las prome- violento.
sas del comunismo y del culto a la perso- Se necesita saber musitar un versículo.
nalidad de sus próceres, a la búsqueda Hoy necesito
mucha cobardía para callarme la
del sentido de este mundo, del inmedia-
oración
to, que lo interpela con urgencia.54 De ahí
por Martin Luther King…57
que, después de la obra comprometida,
regale al lector con la expresión de ira
Efraín Huerta vuelve a la poesía ajena a
indignada de “Elegía de la policía monta-
la propaganda, a la poesía libre de dog-
da”, con el canto sublime de “Amor, patria
matismos. Finalmente, como ejercicio de
mía”, o con la pasión sensual de nuevos
la libertad y de la capacidad creadora del
“Poemas prohibidos y de amor”, poesía
hombre, la creación poética guarda en sí
que une al poeta con sus semejantes en
el poder de cambiar el mundo; el poeta
su angustia y en su dicha.55
que hace de su ejercicio un acto de fe “no
El autor de Tranza poética recupera la
distingue entre el conocimiento poético
antigua relación de solidaridad con sus
de la realidad y su transformación”.58
semejantes. No buscaría ya al hombre
perfecto del futuro, sino la imperfecta hu-
manidad presente urgida de justicia. Al
BIBLIOGRAFÍA
153
ALEJANDRA HERRERA
Dice Jorge Ruedas de la Serna que a destaca “Los Santos Reyes” porque, desde
mediados del siglo XIX las fiestas navide- mi punto de vista, da cuenta de la des-
ñas importaron de Europa una serie de treza narrativa de este autor y de su
elementos, que soslayaban la conme- intención por seguir los cánones que se
moración de las fiestas de la Natividad desprenden del mismo Cuento de Navi-
heredadas de los españoles y arraigadas dad de Dickens. Además, debo decir
a lo largo de la Colonia. Durante ésta y que en el 2004 el mismo autor publicó
en la primera mitad del siglo XIX, se trata- un lúcido ensayo titulado “El cuento de
ba de una celebración sencilla, alegre, Navidad”, que me será de gran ayuda
austera y dedicada a los niños. En la se- para sostener mi lectura de su cuento. Iré
gunda mitad del mismo siglo, llegaron a los por partes.
hogares mexicanos el árbol de Navidad, La maestría narrativa de Severino Sa-
las cenas con productos europeos y la lazar se muestra desde la primera línea
figura del viejo Noel que hacía regalos a de “Los Santos Reyes”: “Mi tío me trajo de
los niños. La significación de la Navidad regalo un lugar sagrado”, porque despier-
como una fiesta propiamente religiosa se ta en el lector una serie de preguntas:
desleía y su celebración se convertía en ¿quién cuenta?, ¿cuál es ese lugar sa-
reuniones sociales seculares, en las que grado?, ¿de qué regalo se trata?, ¿quién
la cena y el baile eran los ingredientes es el tío?, ¿qué edad tiene el narrador?
principales con toda la parafernalia que Julio Cortázar diría que el incipit revela el
implica el lujo y el derroche.2 manejo de la intensidad, uno de los ras-
La influencia europea también se dejó gos estructurales del cuento y la define
sentir en el ámbito literario. El cuento de como “[…] la eliminación de todas las
Navidad nace en el siglo XIX con Charles ideas o situaciones intermedias, de todos
Dickens, en Inglaterra, y ahí obtuvo gran los rellenos o fases de transición que la
éxito. Su gran repercusión llegó incluso novela permite e incluso exige”.3 Así, el
a México, prueba de ello es la novela, La lector ya no tiene alternativa, ha sido sa-
Navidad en las montañas de Ignacio Al- cudido por la primera frase y ya no tiene
tamirano, y otros cuentos de escritores otra salida más que continuar leyendo
mexicanos como Manuel Gutiérrez Ná- para resolver las interrogantes. Después
jera, Guillermo Prieto y José Tomás de Cué- de este arranque, Severino Salazar baja-
llar, por mencionar sólo unos nombres, rá esa intensidad para dar lugar a la ten-
entre los que también adoptaron ese sión narrativa, es decir, dosificará la in-
género durante el mismo siglo. En el ya formación y las claves que sólo cobrarán
pasado siglo XX, algunos autores fueron sentido cuando el lector termine de leer
seducidos por este género y siguieron el cuento. A veces, dice Cortázar
cultivándolo. Uno de ellos fue Severino
Salazar (Zacatecas 1947-2005), quien pu- […] la intensidad es de otro orden, y
blicó un volumen titulado Quince cuen- yo prefiero darle el nombre de tensión.
tos de Navidad (2000), entre los cuales Es una intensidad que se ejerce en la
desamparado dice a su tío lo que los como para que se levante de la tierra y
primos le han asegurado. El sacerdote se desafíe la gravedad. Es más bien digno
irrita y afirma: “El pecado más grande que de lástima. Y tan grotesco como las bote-
se puede cometer es contra la fe”.8 Des- llas que anuncia.10
pués de la desazón del Narrador y cuan-
do ya todos se han marchado, ocurre el Recordemos de dónde proviene Santa-
milagro, la revelación. Puede verse así, clós. Se trata de san Nicolás, cuyo origen
que “Los Santos Reyes” es un auténtico puede ubicarse en el siglo IV en Turquía,
cuento de Navidad. donde llegó a ser el obispo de Mira y fue
En el mismo ensayo de Salazar, éste conocido por obrar muchos milagros y
afirma que los antecedentes del cuento ayudar a los pobres, especialmente a los
de Navidad se encuentran en el Roman- niños. Cuando los musulmanes invadie-
ticismo y en la Escuela Gótica. Del primer ron Turquía, en el siglo XI, sus restos fueron
movimiento se entiende la influencia por llevados por los cristianos a Bari, Italia,
la exaltación de los sentimientos, buenos de ahí que se le conozca como san Nico-
o malos, y de la segunda, la estructura lás de Bari. Su fama de santo milagroso
de los personajes, que pueden ser: “[…] corrió por toda Europa donde ha sido
grotescos, deformes, retorcidos; y por venerado, prueba de ello es que en mu-
otro lado los bellos, sublimes hasta la chas ciudades hay un templo dedicado
incredulidad […]”9 a él. No obstante, a su figura se han
Siguiendo esta estructura, en el adherido otras entre las que destaca la
cuento de “Los Santos Reyes”, aparece de un finlandés, llamado también Ni-
un Santoclós muy peculiar. Transcribo su kolás, cuyo origen es muy antiguo, y que
descripción: hacía juguetes de madera para regalar a
los niños. Puede afirmarse que el mito
Santoclós es un invento de la coca-cola, de Santoclós está compuesto de otros
niños. Pero mírenlo bien: un viejo con personajes, pero la imagen que hoy se
ese panzón tiene un hígado crecido y las tiene de él, efectivamente, corresponde
tripas hinchadas, por lo tanto es ruidoso a una campaña publicitaria de la Coca-
y flatulento. No come, traga y bebe co- Cola Company que en 1931 pidió al
mo un cerdo. Si tiene la nariz roja, llena pintor Haddon Sundblom una versión del
de venas a punto de reventar, es porque mítico personaje, más acorde con aque-
es un borrachín empedernido, que por lla época.
algo siempre anda muerto de risa, jo,
La presencia de Santoclós en el ima-
jo, jo. ¿Díganme qué mensaje es ése?
Jo, jo, jo. Tiene la presión alta, el pobre
ginario de estos niños emigrados, puede
vejete. Los dientes se le pudrieron de explicarse, primero, por lo apuntado por
tanto tomar coca. Y, por como camina Ruedas de la Serna: la introducción de
ha de estar gotoso. Esa cosa no puede elementos europeos ya desde mediados
andar por el cielo haciéndoles regalos a del siglo XIX; y, segundo, porque dichos
los niños. No hay nada espiritual en él niños viven con sus padres en los Estados
Unidos, donde la tradición y costumbres
8 Ibid., p. 16
9 S. Salazar, “El cuento de Navidad”, p. 223. 10 Idem. “Los Santos Reyes”, p. 16.
12 Loc. cit.
11 Ibid., pp. 13, 14. 13 Ibid., p. 16.
sentía estúpido, como si el mundo cumpliendo los deseos de los niños, y to-
estuviera hueco […] Al mismo tiempo davía algo más: que a él le dejan en su casa
me sentía robado, saqueado. O enga- tapetes musulmanes para que, sin duda,
ñado; no sabía ni qué.15 los reparta a cada niño del pueblo. Co-
mo si a él le hubiesen dejado la tarea de
Y justo aquí, en medio de esta confusión, mantener la tradición en los Santos Reyes.
en la noche de Reyes ocurre el milagro. Muchos años después, el Narrador re-
Será preciso detenernos en el regalo que cuerda este momento de epifanía:
el tío trajo de Turquía. Se trata de un
tapete oriental, justo el que utilizan los Al despertar –había pasado toda la no-
musulmanes para rezar. El tío explica a che sobre mi tapete– tenía la certeza
su sobrino para qué es y cómo colocarse de que algo muy grande todavía me
en él: quedaba. Y que eso iba a ser muy difícil
perderlo o que me lo robaran.17
Me dijo: cada uno de los musulmanes […]
tiene un tapete como éste. Es auténtico Ahora bien ¿por qué los Santos Reyes y
[…] Este tapete es un espacio sagrado, no Santoclós? y al hacer esta pregunta sur-
donde nada más cabe un hombre para gen otras: ¿por qué los primos destruyen
estar solo con Dios […] Luego mi tío me la fe del Narrador en la existencia de los
enseñó cómo postrarme. Me dijo, los
Reyes?, ¿por venganza?, ¿por qué el tío
musulmanes creen que para hablarle a
no dice abiertamente al Narrador que los
Dios, uno debe tocar el piso con siete
apoyos de su cuerpo, con las palmas, las Reyes tampoco existen? Quizá no poda-
rodillas, la punta de los pies y la frente. mos saber todas las respuestas porque en
Esta actitud ante la divinidad nos llega el cuento no están todas las claves que
de la noche de los tiempos.16 las descifren; lo que sí podemos saber es
que gracias a la imaginación y fantasía el
Precisamente en ese tapete, previa una niño recupera la fe, y que Severino Sala-
paz inexplicable, el niño se hinca y luego zar ha logrado:
de hacer sus plegarias ocurre el milagro,
la magia navideña, la epifanía que todo […] ese clima propio de todo gran
cuento de Navidad debe contener. El ta- cuento, que obliga a seguir leyendo, que
pete comienza a moverse y el Narrador, aísla al lector de todo lo que lo rodea
para después, terminado el cuento, vol-
asustado al principio, se deja ir en él y al
ver a conectarlo con su circunstancia de
salir por la ventana en un vuelo fantásti- una manera nueva, enriquecida, más
co descubre lo que nunca había visto de honda o más hermosa.18
su pueblo. La noche era clara y estrellada,
todo convocaba a una serena alegría, a Y gracias a la estructura de esa atmósfera
la revelación; y desde ahí contempla na- creada por Severino Salazar se pueden in-
da menos que a los Santos Reyes, en- ferir algunas respuestas que permanecen
trando a los hogares, leyendo cartas y
D
las interesadas el derecho a ser ordenadas
entro del campo de conocimiento sacerdotalmente, particularmente en la
referido a los estudios sobre las mujeres, comunidad cristiana más numerosa y que
es menester tomar en cuenta la diversidad ejerce desde siglos una profunda influen-
de éstas para reconocer y atender sus cia en la cultura latinoamericana desde el
diferencias y particularidades. Es decir, to- inicio de la Conquista: la Iglesia Católica
mar a la mujer como objeto de estudio Apostólica y Romana –caracterizada por
implica entender que no se trata de un el reconocimiento de la autoridad del obis-
bloque monolítico sino de un mundo po de Roma, el Papa–. En adelante me
plural que es necesario delimitar para refiero a ella con las iniciales de la de-
enfocar el estudio sobre una situación en nominación breve de uso común: IC.
particular. En esta ocasión, la precisión se Aquí, no se discute la religiosidad in-
orienta a revisar el papel de la mujer en las dividual que tiene una profunda raigam-
organizaciones religiosas, particularmen- bre en la cultura humana; se expone una
te desde la óptica feminista que impulsa situación social de trato desigual cuya jus-
la toma de conciencia del trato desigual tificación histórica se ha vuelto obsoleta.
recibido en una sociedad estructurada so- Una óptica desde la sociología de la mu-
bre intereses mayoritariamente masculinos jer hace hincapié en las relaciones de
y, además, influenciada y cimentada por desigualdad entre mujeres y hombres en
preceptos religiosos que, durante siglos, una sociedad que sobrepone un género
han asignado a las mujeres un espacio sobre otro y, además, permite analizar
secundario, limitado a la obediencia del las diferentes etapas de la organización
poder masculino y contrario a sus dere- social y la discriminación que han sufrido
chos como humanas. Así, se les niega a las mujeres en los diferentes ámbitos e
instituciones sociales desde la familia
hasta la religión. Desde la perspectiva del
1 Una primera versión fue presentada como po- feminismo laico, el interés se centra en
nencia en el XII Congreso Latinoamericano so- el papel representativo que las mujeres
bre Religión y Etnicidad (Bogotá, 7 al 11 de julio
de 2008). deben tener en las diferentes órdenes
* Departamento de Humanidades, UAM-A. religiosas, particularmente para intervenir
163
ANA MARÍA PEPPINO BARALE
en las reglas de vida y conciencia que nido a la mujer como centro de sus pro-
orientan la actuación social y particular de hibiciones y controles, justificados a me-
los seguidores de esa religión particular. nudo como medidas de protección. Esto
El tema permite atender muchas aristas último puede entenderse en la época
y todas importantes, pero la limitada ex- colonial donde las mujeres de una fa-
tensión de un artículo obliga, por ejem- milia quedaban desprotegidas cuando
plo, a esbozar apenas las causas de este desaparecía la cabeza –masculina– de la
sometimiento de género en un modelo misma; donde los conventos fueron un
de sociedad que se ha estructurado para refugio, que en ciertos casos resultaron
responder primordialmente a necesida- formas de liberación del destino impuesto
des, intereses y valores de una parte de a las mujeres de contraer matrimonio con-
la misma en detrimento de la atención tra su voluntad y de aumentar el número
a la otra. Una cosmovisión parcial que de parturientas muertas. Las estructuras,
centró su forma de comprender el mun- modos y sentidos así construidos dieron
do desde y para los hombres, asignando lugar a la conformación de una sociedad
un papel pasivo y dependiente a las muje- patriarcal que cercó la libertad femenina
res. Por lo que respecta a América Latina, a lo largo de los siglos. Así, se puede en-
es importante repasar hechos históricos contrar en ese pasado el significado de un
que han establecido las bases de nuestra mundo signado por la apropiación de la
cultura actual desde que la Conquista palabra y del poder por el sector masculi-
impuso su lengua, su religión y también no de la sociedad, que fijó como cualida-
la minusvalía de las mujeres. des femeninas el silencio, la pasividad y,
Sirva ello, en primer lugar, para en- sobre todo, la obediencia.
marcar la mirada crítica y los datos es- Medievalistas europeas han ido trazan-
tadísticos sobre el hecho de que la IC si- do el origen del peso fundamental de la
gue relegando a las mujeres del aparato cuestión religiosa en el contexto español,
eclesiástico negándoles el sacramento de situación que se desplegó posteriormen-
la ordenación, acción sustentada por di- te a los territorios americanos durante la
versas comunicaciones eclesiásticas que conquista y colonización. Mientras que
se anotan más adelante, mientras que otras en Europa se iban sucediendo transfor-
comunidades cristianas, de acuerdo con maciones sociales importantes que ten-
los ejemplos que se presentan adelante, dían a desestabilizar las estructuras feu-
han iniciado un camino por la igualdad de dales, España legitimó la conquista y la
oportunidades para uno y otro género. imposición de una forma única de ex-
presión religiosa en las colonias del
nuevo mundo: la de la IC. Desde ahí, se
LA MIRADA CRÍTICA SOBRE LA HISTORIA va construyendo el orden colonial con
la imposición de modelos de comporta-
La secularización de las sociedades occi- miento y espiritualidad que respondían
dentales no ha logrado romper con la al discurso político, social y religioso del
estructura de dominación que la IC ha poder central que obligó a respetar las
impuesto en Latinoamérica y que ha te- normas establecidas, particularmente se-
veras en el caso de las mujeres porque orden del mundo y el papel asignado a
se trataba de garantizar el honor de las las mujeres. Una lucha por los derechos
familias depositarias del orden hispano. femeninos, únicamente desde el escena-
La revisión de los archivos correspon- rio secular impide reconocer la dimen-
dientes a los procesos del tribunal del sión religiosa del problema, debilitando
Santo Oficio de la Inquisición muestra la no sólo la argumentación sino el enten-
persecución de “judías, nuevas cristianas, dimiento de la sujeción misma. Las teó-
beatas, alumbradas y visionarias”,2 cuyas logas feministas latinoamericanas han
formas de vida y palabras públicas eran demostrado tener los argumentos ne-
consideradas un peligro para la suprema- cesarios para dialogar tanto con el fe-
cía del poder de la Iglesia y su orden. En minismo secular como con la Iglesia y,
el contexto de una sociedad preocupa- fundamentalmente, desde una realidad
da por el honor y construida sobre una definida por la geográfica económica
base unilateral de pensamiento y obra, que determina una visión diferente a
se desarrolla la “tradición ejemplarizante” la asumida desde una óptica teológi-
representada por el ejercicio de narrar ca feminista desde el escenario del pri-
las “vidas y virtudes de las mujeres que mer mundo.4
debían preservar el honor”; la biografía
y hagiografía colonial es el resultado de En este sentido, la teología hecha desde
un proceso restrictivo ejercido por los la óptica de la mujer, está comprome-
confesores de las monjas como forma tida con las necesidades, los intereses y
de control y donde se recreó la perfec- las expectativas de las mujeres oprimi-
das que unen sus esfuerzos a otras
ción como ejemplo de lo que debían ser
mujeres y otros hombres, en la cons-
las mujeres perfectas: “recogidas, obe- trucción de nuevas realidades sociales
dientes, moralmente impecables y devo- y eclesiales, donde sea posible la so-
tas según los cánones de la Iglesia”.3 lidaridad, la participación igualitaria y
Es así que desde la etapa colonial de la vida para todos.5
nuestra América se establecen los pa-
rámetros de la identidad femenina exal- Los motivos bíblicos-teológicos que se
tando la humildad, la obediencia, la su- argumentan para defender “la masculini-
bordinación y la capacidad de sacrificio dad del Verbo encarnado”, están siendo
como las características más preciadas revisados y objetados desde un enfoque
de la virtud perfecta. Para cambiar dicha que arguye que la exclusión de las muje-
situación, es de suma importancia una res responde a una cuestión cultural que
comprensión de los asuntos religiosos ya no tiene sentido. Por otro lado, sería
porque las tradiciones relacionadas con deseable que la apertura ecuménica post-
ellos constituyen una base para otorgar conciliar católica, vaya más allá de un
significado, crear imágenes y entender el acercamiento ritual para ir en busca de
otras razones porque en muchos de los Para una referencia estadística, repro-
censos de población no se incorpora la duzco los tres cuadros siguientes que
pregunta sobre prácticas religiosas. Ade- provienen de la misma fuente,9 con la
más, porque se parte de formas de conteo salvedad de entenderlos como un acer-
distintas: mientras que para los católicos camiento a la realidad y que para estudios
todo bautizado es miembro de por sí, puntuales sobre el tema es necesario
entre los protestantes sólo se consideran efectuar una investigación más minucio-
los que se han “unido”. Así, en un mundo sa. El cuadro 1, se refiere al número de
poblado por 6,781,583,556 millones de miembros de las mayores religiones del
habitantes,8 los tres grupos religiosos más mundo en el año 2000 comparado con
numerosos son el de la cristiandad, el islam el del año 1900, y los porcentajes de ca-
y el hinduismo; dentro del primer gru- da grupo respecto a la población mun-
po, actualmente, el catolicismo es mayoría dial total.
en el mundo y en América Latina.
fundamentada ante la inquietud crecien- como Santa Clara, Santa Teresa de Ávila y
te por la igualdad de derechos entre el Santa Catalina de Siena.
hombre y la mujer reconocidos por al-
gunas iglesias cristianas protestantes que Ni tampoco se pueden echar en olvido
permiten el acceso femenino al oficio las numerosas mujeres consagradas al
de pastores, y ante la inexistencia en el Señor en el ejercicio de la caridad o en
Nuevo Testamento de referencias a una las misiones, ni el influjo profundo de las
esposas cristianas dentro de sus familias
prohibición expresa a que el sacerdocio
y en la transmisión de la fe a sus hijos.21
pueda ser ejercido por las mujeres. La
resultante instrucción, Inter insigniores
Sin embargo, la tradición indica que la
“Declaración sobre la cuestión de la ad-
Iglesia “no ha admitido nunca que las
misión de las mujeres al sacerdocio mi-
mujeres pudiesen recibir válidamente
nisterial”, reafirmó claramente la práctica
la ordenación sacerdotal o episcopal”, y
y los fundamentos que la IC al respecto.
que “al llamar únicamente a los hombres
El papa Pablo VI aprobó esta declaración,
para la ordenación y para el ministerio
la confirmó y ordenó que se publicara el
propiamente sacerdotal, quiere perma-
15 de octubre de 1976.19
necer fiel al tipo de ministerio sacerdotal
La Inter insigniores señala en su In-
deseado por el Señor Jesucristo y mante-
troducción. Puesto que corresponde a
nido cuidadosamente por los apósto-
la mujer en la sociedad moderna y en la
les”.(6).22 Por otra parte, llama a no olvidar
Iglesia”, que entre las formas sociales que
que “el sacerdocio no forma parte de los
deben ser superadas y eliminadas por
derechos de la persona, sino que depen-
afectar a los derechos fundamentales de
de del misterio de Cristo y de la Iglesia”
la persona y “ser contrarias al plan de Dios
(38), así como que la igualdad de los
está, en primer lugar, la discriminación
bautizados no significa identidad igual,
por razón de sexo”;20 igualmente, reco-
ya que cada cuerpo diferenciado tiene
noce el papel de mujeres que no sólo
su función dentro de la Iglesia donde
fueron fundadoras de órdenes religiosas
“los papeles son diversos y no deben ser
importantes sino que se las reconoce en-
confundidos […] no dan pie a superiori-
tre los doctores de la Iglesia por sus escri-
dad de unos sobre otros ni ofrecen pretex-
tos de gran contenido espiritual, tales
to para la envidia” (39). Para concluir, la
Inter insigniores asienta que:
in the USA),23 cuenta actualmente 77 mi- en Corvallis, Oregón, donde tenía la res-
llones de fieles en el mundo, y proce- ponsabilidad especial de atender a la co-
de de la Comunión Anglicana, iglesia ofi- munidad hispana ya que habla español
cial de Inglaterra originada en 1534 cuando fluidamente. Nombrada obispa de Neva-
se desconoció la autoridad del Papa de da en 2001, destaca como líderesa del
Roma. ECUSA considera a sus obispos co- sector más liberal de su iglesia.
mo los pastores principales y como sím- Ya en 1996, Carolyn Tanner Irish (1940)
bolos principales de unidad y continuidad. fue electa obispo de la Diócesis de Utah
Esta iglesia se considera a sí misma católi- y con ello se convirtió en la cuarta mujer
ca y protestante: católica, porque conserva cabeza de diócesis episcopal y una de
los antiguos credos, sacramentos y órde- las doce en total de dicha comunidad
nes de la IC; protestante o “reformada”, religiosa. Ella es guía espiritual de cerca
porque rechazó la autoridad del Papa.24 de 6,000 feligreses en 22 congregacio-
En USA se trata de una comunidad peque- nes de Utah y una en Arizona.
ña, algo más de cinco millones entre la En ese ambiente propicio, el 10 de
cual se contó con los presidentes Franklin febrero de 2007, Isabel González (1964)
D. Roosevelt y George H. W. Bush. fue ordenada pastora en la Iglesia Epis-
Además, para este tema, es importante copal de Utah, pasando a la historia co-
señalar que ECUSA está encabezada por mo la primera hispana en alcanzar esa
una obispa presidenta25 la primera mujer posición. Originaria de Tlaltenango, es-
de la historia de la Comunión Anglica- tado de Zacatecas (México), de familia
na–, la Reverendísima Katharine Jefferts campesina, católica, con diez hermanos,
(Pensacola, Florida, 25 de marzo de 1954), tuvo pocas oportunidades para superar
que fue elegida en la Convención Gene- una escolarización de nivel primario por
ral efectuada en Columbus, Ohio (2006); el difícil acceso a los centros escolares. Su
obtuvo su doctorado en oceanografía deseo de superación la lanzó a Salinas,
en la Universidad de Oregón en 1983, California, a los 20 años con una hijita de
hija de un oficial de la Armada, ordena- seis meses, siguiendo a una hermana que
da presbítera en 1994 cuando asistía al ya estaba trabajando como jornalera en
rector de la Iglesia del Buen Samaritano los campos agrícolas. Ahí trabajó también
y luego en una planta empacadora, mien-
tras tomaba clases nocturnas para con-
seguir su diploma de educación general.
23 ECUSA está afiliada al gobierno por una ley del
Congreso aprobada el 6 de enero de 1883; la Cierto día concurrió a una iglesia episco-
Catedral Nacional de Washington, que cumple pal invitada por una amiga y ahí, ante la
funciones también de reunión nacional, es su presbítera que conducía el servicio, reno-
templo principal. Cuenta con 108 diócesis en te-
rritorio estadounidense y comprende además vó el deseo de su infancia de servir a Dios
las Islas Vírgenes, Haití, Taiwán, Colombia, la Re- y así, cuando en 1994 –casada y con tres
pública Dominicana, Ecuador, Honduras, Puerto hijos más– llega a Salt Lake City, donde
Rico, Europa y Venezuela; además mantiene una
relación extra provincial con la diócesis de Cuba. poco a poco fue escalando posiciones y
24 Iglesia Episcopal. Definición y génesis histórica. ampliando su labor a tiempo completo
En línea. en la diócesis de la Iglesia Episcopal
25 En femenino, atendiendo a mi posición en contra
del androcentrismo lingüístico. de Utah. La llegada desde México del
179
ALICIA BAZARTE MARTÍNEZ / JOSÉ ANTONIO CRUZ R ANGEL
Estos manuales cuentan con una gran Como se señaló anteriormente, estas ora-
cantidad de jaculatorias25 y algunas ora- ciones y jaculatorias se recitaban durante
ciones, inspiradas en la vida de Jesucristo, las reuniones semanales y el Hermano
desde que es concebido hasta su resu- Obediencia repartía cédulas con estas re-
rrección. Además, se agregan otras jacu- flexiones a todos los demás discípulos.27
latorias especiales: semanales, mensuales Las Santas Escuelas no se encargaron,
y para fechas litúrgicas importantes, así como las cofradías, de dar sepultura a
como para el ejercicio de la buena muer- sus discípulos, sin embargo siempre los
te durante los meses de abril, agosto y asistieron a la hora de su muerte. Para
diciembre. En el entendido de que está esto sus constituciones fueron muy pre-
por realizarse un estudio historiográfico cisas: el ejercicio de la caridad hacia los
devocional donde se resalte el contenido enfermos consistía en que el Hermano
e ideales de los autores sobre estos ma- Obediencia designaba a dos de los discí-
nuales, se transcriben algunas jaculatorias: pulos para que los cuidaran, en especial,
debían estar atentos para que recibieran
Para el mes de septiembre: los sacramentos. Dos hermanos sacerdo-
Jesús maestro enamorado, tes integrantes de la Santa Escuela de-
médico del alma vienes, bían asistir al enfermo en sus últimos mo-
en el pan sacramentado, mentos, turnándose para no dejarlo solo.
pues, enfermo, aquí me tienes
Cada mes los discípulos entregaban al
Hermano Obediencia una cédula con los
----
sacrificios, oraciones y penitencias que
Para el mes de octubre: habían ofrecido por el muerto. Cada año
los discípulos debían hacer una confe-
Jesús maestro, a defenderme sión general y, si no tenían testamento, de-
de los lobos, tu amor viene; bían hacerlo. En el último jueves de cada
pues a ti quiero acogerme, mes, los hermanos debían tomar en sus
nada mi Dios, me detiene26 manos, por tandas, una calavera y hacer
meditación sobre la muerte. Cuando un
--- discípulo fallecía, se le acompañaba en la
misa de cuerpo presente, se ayudaba con
25 “Jaculatoria. Del latín iaculari (lanzar un dardo). limosnas a la familia y se ofrecían oracio-
Breve y vigoroso movimiento del alma hacia nes para ganar indulgencias que podían
Dios en una oración interna o externa de al-
gunas palabras”, Olivier de la Brosse, Antonin- ser aplicadas a las ánimas del purgatorio.
Marie Henry, y Philippe Rouillar, Diccionario A los discípulos muertos en otra ciudad
del cristianismo. Jaculatorias deducidas de todos se les ofrecía una misa y comunión.
los puntos en las meditaciones del Manual
compuesto por el P. Tomás de Villa-Castin de La práctica de una buena vida para
la Compañía de Jesús: que el secretario de la una buena muerte quedaba establecida
Santa Escuela de Christo nuestro señor del Con- en las constituciones, pues ejercitar una
vento de N. S. P. S. Francisco de esta ciudad ha
dispuesto y a expensas de un hermano, se vida piadosa debía ser el distintivo de los
ha costeado su impresión, a quien las dedica a discípulos de las Santas Escuelas, por ello
su venerable junta de Ancianos, México, reim-
preso en la calle de San Bernardo, 1783.
26 Despertador de la vida espiritual..., p. 36. 27 Otros ejemplos en el apéndice 2.
José
Santo
Fernández
Domingo
Mora
28 Constituciones de la Santa Escuela de Cristo
Nuestro Señor..., p. 33.
29 AGN, Cultos religiosos, vol. 1, exp. 2. fs. 112-128.
La relación de estos caudales se pueden consultar
San Agustín José Toledo
en AGN, Cofradías y archicofradías, 1805: “Relación
de los caudales de las capellanías y obras pías
pertenecientes a las siguientes santas escuelas: Provincial
Jesús de Nazareno, Santa María la Redonda, Cristo La Merced Fray Manuel
Nuestro Señor, Nuestra Señora de la Merced, Mercadillo
Sagrado Corazón de Jesús, Santa Veracruz, Cristo
Nuestro Señor del Colegio de San Pedro, San
Francisco, Cristo de la Parroquia de la Soledad y
Santa María”, vol. 6, exp. 6, fs., pp. 456-486.
y de las parroquias de Santa Cruz y San Esta escuela contaba con 150 discípu-
Sebastián y, por el arzobispo Manuel Ru- los y el ejercicio del banquillo se había
bio y Salinas, ante el escribano y notario abolido “en lo material más no en lo es-
público Jerónimo Antonio Pérez Castro, piritual”, por el rubor que causaba a los
en marzo 6 de 1751.31 hermanos ser cuestionados “por sus de-
De un informe redactado el 30 de fectos y adelantamientos”.33
diciembre de 1783 sobre la Santa Escue- A la Santa Escuela ubicada en la pa-
la del convento del Espíritu Santo, se rroquia de la Santa Veracruz, por decreto
desprende que se fundó en 1730 median- del 30 de abril de 1795, dado en Tacuba-
te licencia del ordinario de 7 de octubre, ya, se le permitió aumentar el número de
fue confirmada por la Santa Sede en bre- hermanos a más de 100. Asimismo se le
ve del 13 de enero de 1785 y también por concedía ochenta días de indulgencias
el Consejo de Indias mediante real cédu- aplicables a las ánimas del purgatorio, a
la de 21 de octubre de 1795, de acuerdo cualquier persona que visitara o socorrie-
con la Ley 25, tít. 4º, lib. 1º de la Ley de ra a los enfermos y a sus familias. Los her-
Recopilación de Indias. Los hermanos manos eran individuos de distintas clases
obtuvieron traslado en 1797, siendo tes- sociales, los había artesanos, justicias,
tigos el Hermano Obediencia padre Ma- militares de plana mayor, comerciantes,
riano Quevedo, el padre Joaquín de la etcétera. A dos hermanos de la junta de
Campa y Cos, don Francisco de Espinosa ancianos se les encargaba instruirse so-
y Risal, presbíteros, diputados eclesiásti- bre los individuos, el Obediencia se cam-
cos y hermanos. biaba cada cuatro meses mediante voto
Las constituciones establecían que el secreto en escuela plena, aunque había
Celador de pretendientes, si era eclesiás- reelección, el cargo era gravoso por lo que
tico, podría ser llamado maestro de no- algunos se excusaban.34
vicios, los hermanos si quisieran efectuar La Santa Escuela de Santa María en la
cambios, tendrían que consultar al Obe- capilla de la Tercera Orden de Peniten-
diencia y las bulas santas. Los diputados cia de San Agustín, sus miembros debe-
no tendrían bienes independientes de la rían contar con el permiso de la esposa
escuela, el maestro, si fuera sacerdote, o amo, para evitar dificultades, esto ex-
se colocaría al frente, si seglar, junto a presaba el licenciado José Toledo, Obe-
las bancas de novicios. El secretario in- diencia, el 17 de agosto de 1799.35
formaría al maestro de novicios sobre los En la Santa Escuela de Santa Cruz,
que faltaran a comunidad, pues habría estaban inscritos cincuenta hermanos y
libro de asistencia de novicios. La petición se reunían en la capilla de la Tercera
de entrada se dirigiría al celador, quien Orden. En esta misma capilla había una
informaría del caso a la jerarquía.32 congregación llamada Escuela de María
Santísima, en la que las mujeres se reu-
33 Loc. cit.
31 Ibid., fs. 176-188. 34 AGN, Cultos religiosos: Santas escuelas, exp. 1 y 2,
32 AGN, Cultos religiosos: Santas escuelas, exp. 1 y 2, fs. 112-112v., 260, 121v, 261.
fs. 8-72. 35 Ibid., f. 215-217.
y calidades, con un total de 68 más tres reuniones terminaran siempre con una
miembros protectores, ya que la pobre- adoración al Santísimo Sacramento, incre-
za de la gente los hacía necesarios, éstos mentó esta devoción y poco a poco sur-
fueron don Mariano Cadena, don Ramón gió y se arraigó en la población católica
Cascano y don José María Rodallega, a los de la Ciudad de México la veneración al
que se agregaron, aunque sin constancia, Santísimo Sacramento que adquirió gran
don Nicolás Antonio del Puerto, don José fuerza a partir de las primeras décadas del
González y don Pedro Patricio Zanz: “ya siglo XIX y que continúa aún en la mayo-
que las limosnas que voluntariamente ría de los templos de la ciudad de Méxi-
ofrecen los hermanos no pasan de dos co el día jueves.
y medio o tres reales semanarios por su
pobreza, que no ha dado lugar a exigirles
contribución alguna”.42
Convento Hospital
Santa Escuela de Cristo 7 oct. 1730
del Espíritu Santo
201
JOSÉ MARTÍN HIDALGO MARTÍNEZ
203
ALBERTO RODRÍGUEZ G.
207
De moles, pulques, dulces y bisteces: gustativas de los platillos que se les
la comida en la Ciudad de México duran- ofrecían, les causaba sorpresa y “gusto o
te el siglo XIX disgusto” como se menciona en el títu-
El comer es para nosotros un factor de lo del artículo.
unidad. En torno a nuestras conductas
en la mesa se puede entender a un indivi- La serpiente-hada del deseo de
duo, una cultura o nación entera. Es así lo imposible
que el comer, algo tan básico, describe “Sea la música ante todo”, escribió Paul
cosmovisiones de toda una nación. Co- Verlaine en su “Arte poética”, y los artistas
mer y comida son acentos fecundos que mexicanos lo siguieron. Música y poesía
han permanecido a través de la heren- se convirtieron en elementos esenciales
cia y la tradición. La alimentación que se de la vida decimonónica finisecular. Si
tiene en determinado tiempo y espacio en Europa se escuchaba a Wagner y se
constituyen un reflejo y a la vez una cau- criticaba a Offenbach, en México había
sa de cómo funciona una sociedad. Es que hacer lo mismo. Si allá se leía a los
de esta manera que vemos conformarse a poetas malditos, nuestros poetas pre-
la sociedad mexicana del siglo XIX en torno tendían ser igual de nocivos.
a la comida, sentada alrededor de una Los cafés y cabarés proliferaron por
mesa. De la mano de José Juan Tablada, la Ciudad de México a imitación de la
Manuel Payno, Manuel Gutiérrez Náje- sociedad francesa. Se dice que donde hay
ra, Ignacio Manuel Atamirano y Guiller- algo francés, hay ajenjo. Si se copiaba la
mo Prieto, nos acercamos a los hábitos moda de los cafés cantantes, había que
alimenticios del siglo XIX en México y a beber también lo mismo que en Francia.
algunas costumbres que los rodeaban, El ajenjo fue una bebida fascinante,
así como a la comida y bebida que eran identificada con lo femenino y consumi-
ingeridas por nuestros antepasados. da por bohemios y dandis. El camino que
conducía a la creatividad y a la locura.
Figura en la vida de artistas, recordados
Nuevos sabores: gusto y disgusto poco en nuestros días, pero que hicie-
La cultura culinaria es parte esencial de ron una contribución al arte. Un excelen-
los pueblos, tanto que unifica a todas te pretexto para husmear en la estética
las clases sociales. Las coincidencias son y el pensamiento de fin de siglo.
muchas en torno al gusto gastronómico
de los comensales de un país cuando
se trata de sabores tradicionales que se La construcción de la literatura nacional
han heredado durante generaciones. La Durante el siglo XIX, los intelectuales
comida mexicana es tan variada como sus mexicanos, precupados por definir a Mé-
diferentes regiones, una mezcla de sabo- xico, se dan a la tarea de crear una litera-
res prehispánicos a los que se incorporó tura que exprese al mexicano y lo mexi-
la comida española. Sin embargo, durante cano. A través de asociaciones literarias
el siglo XIX a los viajeros de otras cul- comenzaron a reunirse y a producir lo
turas no acostumbrados a las especies, que ha sido llamado la literatura nacional,
productos de la tierra, y combinaciones en donde se rescata la idiosincracia del
211
Mier, Una vida de novela y La primera exposición literatura en las revistas Tema y Variaciones
de Arte Prehispánico, William Bullock. de Literatura y Fuentes Humanísticas editadas
por la UAM-Azcapotzalco. Actualmente, imparte
María Emilia Chávez Lara clases en la UAM-Azcapotzalco y en la Universi-
Es Maestra en Letras Mexicanas por la Universi- dad del Claustro de Sor Juana.
dad Autónoma de la Ciudad de México. Ac-
tualmente se desempeña como profesora e in- Leonardo Martínez Carrizales
vestigadora en la Universidad Autónoma de la Es doctor en letras por la Facultad de Filosofía
Ciudad de México y prepara una investigación y Letras de la UNAM. Actualmente se desempeña
sobre la melancolía y el sentimiento de lo subli- como profesor-investigador del Departamento
me en la literatura mexicana del siglo XIX. de Humanidades de la UAM-A, donde es inte-
grante del Cuerpo Académico y del Comité
Alejandro Caamaño Tomás del Posgrado en Historiografía. Desarrolla un
Profesor invitado en el Departamento de Hu- proyecto de investigación centrado en el estu-
manidades de la Universidad Autónoma Metro- dio de las representaciones correspondientes a
politana, Unidad Azcapotzalco. Es licenciado en la categoría del hombre de letras en el México
Filología Clásica por la Universidad de Santia- de los siglos XIX y XX. Sus libros más recientes son
go de Compostela, España, y realiza sus estu- El recurso de la tradición. Jaime Torres Bodet ante
dios de Doctorado en Filología Hispánica, en la Rubén Darío y el modernismo (UNAM, 2006), y
Universidad de A Coruña, España. Ha publicado la edición, el estudio introductorio y las notas
diversos artículos sobre literatura matrimonial de Alfonso Reyes-Enrique González Martínez, El
bajomedieval y renacentista española, y actual- tiempo de los patriarcas. Epistolario 1909-1952
mente trabaja su tesis doctoral “Mujer y hermo- (FCE, 2002). Actualmente se encuentra en pren-
sura en El carnero, de Juan Rodríguez Freyle”. sa el libro colectivo que coordinó junto con la
Mtra. Tere Quiroz, El espacio. Presencia y repre-
Diana Margarita Magaña Hernández sentación (UAM-A, 2009).
Profesora titular del Departamento de Derecho
de la Universidad Autónoma Metropolitana- Ociel Flores Flores
Azcapotzalco. Es licenciada en Derecho y ac- Profesor-investigador adscrito al Departamento
tualmente está escribiendo su tesis doctoral en de Humanidades. Doctor en Literatura General
la Universidad de A Coruña, España. Ha realiza- y Comparada, Universidad de la Sorbonne
do y publicado diversos artículos sobre la teo- Nouvelle, Paris III. Coordinador del Grupo de
ría de género, historia del feminismo y control Investigación en Lingüística Aplicada. Coordina-
social de las mujeres. dor de la Especialización en Literatura Mexicana
Forma de pago
EFECTIVO
CHEQUE CERTIFICADO A NOMBRE DE:
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA
DEPÓSITO EN CUENTA BANCARIA
(COMUNICARSE PARA PROPORCIONAR NÚMERO)
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