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No somos lo peor que le ha pasado al planeta, pero podríamos ser lo mejor.

¿Somos los culpables del Cambio Climático? No, pero tenemos la


responsabilidad de su aceleración. ¿Comprendemos los alcances y
posibles consecuencias negativas de estos cambios? En su gran
mayoría sí, pero seguimos trabajando. ¿Poseemos el poder para
hacer algo al respecto? Sí, es cosa de que nos organicemos bien.

El Cambio Climático existe, y es parte de la historia de nuestro


planeta desde que se enfrió lo suficiente para tener una
atmósfera. Es un conjunto constante de variables que interactúan
caóticamente unas con otras: las placas tectónicas se mueven, la
órbita de la Tierra varía, así como la intensidad de radiación solar,
las formas de vida, que van y vienen, aportan más o menos gases
de efecto Invernadero a la atmósfera. El clima ha sido una
montaña rusa de estados cambiantes durante los 4600 millones
de años de la Tierra.

Pues bien, en este escenario, ¿cuál es la influencia real de la


Robbie Barrera
civilización humana en el Cambio Climático actual? El
Otras publicaciones: Calentamiento Global no es un proceso nuevo, ha ocurrido antes.
Geológicamente hablando, de hecho, nos encontramos en una de
 “A horcajadas en la luz” o cómo la
las eras más frías del planeta (comparable al final del Carbonífero
ciencia es una cuestión de actitud.
 ¿Se puede hacer ciencia en Chile?
hace más de 225 millones de años). El problema, y lo que deseo
aclarar aquí, es que nunca lo había hecho a la velocidad que ha
tenido desde la Revolución Industrial, es decir, los últimos 150
años. De hecho, solo en los últimos 50, la temperatura ha aumentado en promedio 0,5 ºC, lo cual se ha
demostrado tiene una directa relación con el aumento en la concentración de CO2 en la atmósfera en el mismo
período (en casi 80 ppm).

Entendemos que las repercusiones del Calentamiento Global son en su mayoría catastróficas. Solo con 2º C
extra a nivel global, se reduciría el acceso al agua considerablemente (lo cual provocaría daños de la agricultura
y la alimentación), se derretirían varios glaciares menores, se dañarían irreparablemente los arrecifes de coral,
y aumentarían la frecuencia de tormentas, incendios forestales, inundaciones y olas de calor.

Deseamos proteger nuestra forma de vida a toda costa, como si fuera una zona de confort de la cual no queremos
ser removidos; irónicamente, seguimos viviendo a un ritmo que hace que dicha forma de vida, sea insostenible
para las futuras generaciones. Pero pareciera no importarnos, pareciéramos vivir en una especie de letargo-
negación, donde a pesar de saber que nuestro presente podría tener graves consecuencias en el futuro, no
hacemos mucho. Tal vez en muchos casos, la gente piensa “... esto no nos afectará directamente, ya no estaremos
ahí”.

Pero sentimos que como raza humana somos dueños del planeta y de todos sus recursos. Es bueno por un lado,
ya que nos impone la responsabilidad de velar por el ambiente, de entender cómo funciona y qué impacto
tenemos en él; por otro lado es malo, ya que tenemos una idea de superioridad por sobre las demás formas de
vida. Decir que somos los principales causantes del Calentamiento Global, alimenta ambos extremos: tenemos la
tecnología para entender lo que ocurre y cómo podemos enfrentarlo (como nunca en la historia humana); pero
también alimenta la creencia de que somos tan poderosos como raza, que ponemos en jaque a toda la vida en la
biósfera, como si fuéramos herederos de alguna de las extinciones masivas del pasado del planeta. Disminuir la
influencia del “factor antropogénico” en el calentamiento global, nos pone los pies en la tierra como especie, y
nos invita a comprender que no somos tan importantes para el ecosistema como nos gustaría creer, en un
ejercicio de humildad y también de valoración, de quiénes somos, dónde estamos y qué podemos hacer.
Porque aunque no podamos decir que
somos lo peor que le podría haber
pasado a este hermoso planeta, si
estamos llamados a ser lo
mejor. Somos culpables y
víctimas del
Calentamiento Global,
pero también podemos
ser los salvadores de la
biósfera, de la vida
como la conocemos, y
de mantener los
escenarios futuros lo
más optimistas
posibles. Gracias a
acuerdos como el de
Paris, en el 2015, se
determinó cuáles eran las
líneas que no podemos
cruzar (concentrar nuestros
esfuerzos en mantener el
aumento bajo los 2 ºC), las
medidas a mediano plazo (aporte de
los países de mayores recursos para
generar un capital de acción) y a largo
plazo (disminuir las emisiones de gases
invernadero, y apoyar a los países en ese
desarrollo mediante el capital de acción).

Y de mantener los acuerdos y el trabajo constante, los modelos más esperanzadores nos indican que en el futuro,
las cosas se mantendrían en los niveles actuales, el tiempo suficiente para que nosotros como especie, y todo
nuestro ecosistema, podamos adaptarnos adecuadamente al Cambio Climático.

Como dije anteriormente, tenemos en una mano el acceso a recursos y tecnología como nunca antes en nuestra
historia, y en la otra la responsabilidad de proteger el ambiente de daños irreparables. La pregunta no es si
podemos hacer algo al respecto, sino qué haremos al respecto.

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