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Leorotpo Secu F. Ideas de Valentin Letelier sobre filosofia de la educacién FE. punto de partida del pensamiento de Letelier es la distincién de tres teo- rfas que interpretan los fenémenos na- turales y sociales. Una explicacién es teolégica cuando se basa en fuerzas so- brenaturales; metafisica, si admite prin- cipios absolutos; y cientifica, si supone la existencia de leyes naturales, demos- tradas por métodos de experimentacion. Estos tres sistemas de filosofia son anta- génicos, porque la adopcién de un tipo de explicacién necesariamente excluye las otras; por ejemplo: en la Edad Media las enfermedades mentales fueron atri- buidas a la maléfica influencia de pode- res misteriosos. En contraste con esta idea, la ciencia moderna de la Psiquia- trig, ofrece una explicacién natural. La teoria teolégica dominé el pensa- miento y la ensefianza de la Edad Me- dia; los representantes de esta doctrina elaboraron un complejo sistema de ideas que explicaba racionalmente los miste- rios que sustentaban las creencias reli- giosas, utilizando el método escolastico como el instrumento para aleanzar la verdad divina. En el siglo XVI el movimiento huma- nistico, representado por pensadores ta- les como Rabelais, Montaigne, Erasmo, critieé vigorosamente el espiritu formal del escolasticismo y propuso el estudio de los clasicos comio un medio para al- canzar el ideal aumano de poseer la verdad, la belleza y la bondad. Poco a poco los centros dé cultura mAs impor- tantes de esa época, tales como las Uni- versidades, cambiaron el contenido de sus estudios y sustituyeron los libros re- ligiosos por escritos literarios y filosofi- cos de la cultura greco-latina. El latin y el griego absorbian las actividades inte- lectuales y el clasicismo concentraba sus esfuerzos en el refinamiento de la habi- lidad de “expresin”. A esto se reducia la idea de la educacién literaria, elimi- nAndose el estudio de las ciencias natu- rales, a pesar de su desarrollo cada vez mis rapido. Letelier dice: “Bajo la in- fluencia de semejante sistema, la Euro- pa se atesté de poetas, oradores, histo- tiadores y jurisconsultos, que no sabfan escribir sino en latin, que juzgaban des- honroso expresarse en una lengua que todos entendieran y cuyas obras, dice D’Alembert, no necesitan sino que se las vierta a cualquier idioma vulgar para que no sean leidas por alma vivien- te” 2 La introduccién del estudio de las ciencias en el Plan de Estudios de la es- cuela, no tenia por objeto eliminar el efecto cultural de la Teologia y la Meta- fisica en la educacién del hombre, sino al- canzar el objetivo secundario de prepa- rar para las necesidades practicas 0 uti- litarias de la vida. Una separacién profunda habia entre lo cultural y lo vocacional. Esta tradi- cién se mantiene en los tiempos actua- Jes en muchas escuelas secundarias y Universidades de Europa. La fundacién del Instituto Politécnico de Paris, como un resultado de la Revo- lucién Francesa, fué un cambio extra- ordinario respecto a la introduccién de nuevas asignaturas y al espiritu de las Universidades. Esta ‘escuela, por prime- ra vez, organiz6 su Plan de Estudios al- rededor de las ciencias fundamentales. Debido a que las ciencias que estudian al hombre tanto en su aspecto biolégico como social, sélo se han desarrollado completamente en los tiempos contem- pordneos, fué dificil que ellas alcanza- ran el prestigio tradicional de los estu- dios literarios y filosdficos. La Metaft- sica siempre ha incluido muchos de los 4 Y. Letelier: Filosofia de la Educacién, 1892; pag. 153. ee 36 problemas estudiados hoy dia por la Psicologia y Sociologia y las otras cien- cias fundamentales. De esta manera, la educacién clasica abarcé algo relativo a las ciencias, pero desprovistas del aporte de los métodos experimentales. En la medida en que las ciencias del hombre se separaron de la Metafisica, las posi- bilidades de las asignaturas cientificas en la educacién general, fueron mas efectivas. En el trabajo de la escuela actual, los tres sistemas de filosofia estan mezcla- dos en el Plan de Estudios, lo que produ- ce confusién en el planteamiento de los ideales sociales que la educacién debe aleanzar. Asi, por ejemplo, la literatura se mantiene segin ja formula del clasi- cismo; la moral 0 ensefianza religiosa, no se independizan de la teologia, y las ciencias tratan de inculcar la idea del método experimental. Con tal confusion de criterios, se anarquizan las conviccio- nes del estudiante en cuanto a ideales educativos y sociales. Surge, entonces, el problema fundamental de la filosofia de la educacién, que se puede enunciar asi: {Cual sera el principio supremo que debe dominar la accién de la escuela? En una de las secciones siguientes, rela- tiva a las funciones de las ciencias en el Plan de Estudios, nuestro autor formula la respuesta a esta pregunta. CRITICA DE LA EDUCACION CLASICA El hecho de que el Plan de Estudios tradicional no presente una idea domi- nante que unifique los valores cultura- Jes y sociales, produce consecuencias ne- gativas para la formacién de las nuevas generaciones, que deben entrar a parti- cipar en una sociedad democratica. En realidad, la Teologia, la Metafisica y las Ciencias, no son tres tipos diferen- tes de conocimientos que se complemen- ten unos con otros. Por el contrario, son tres enfoques antagénicos para organi- zar un programa educativo. En conse- cuencia, los educandos sometidos a un Plan de Estudios en que estos tres sis- temas de Filosofias se mezclan, son victi- mas de una desorientacién para adaptar- se a un nuevo orden social, tal como el preconizado por la Filosofia democrati- ca. Los individuos, producto de este ré&- ANALEs DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE gimen, pueden entrar a formar parte de dos grupos: 1° aquellos que asimilan los postulados mas reaccionarios de la edu- cacién tradicional y se identifican con las clases privilegiadas. Para éstos, el ideal supremo de una vida moral deriva de una doctrina religiosa, que se basa en una compensacién extraterrenal, o la autoperfeccién que representa el gentle- man, y en el cual se divorcian los ideales cultufales de los utilitarios, 2° El otro grupo rechaza las creencias religiosas y toda imposicién dogmatica; se muestra partidario del espiritu de tolerancia, pero es incapaz de encontrar un valor supremo que organice sus pro- pias convicciones. En consecuencla, la escuela tradicional, en la que se yuxta- ponen la Teologia, 1a Metafisica y las Ciencias, no puede proporcionar una es- cala de valores, ni tampoco lo consigue el sistema puro de educacién clasica. Con el clasicismo, citando a Letelier, “El resultado de la ensefianza era muy diverso de sus propésitos, porque, junto con formarse espiritus superficiales, se formaban espiritus indiferentes, y cuan- do se creaba el culto idolatrico de la for- ma, se descuidaba la tarea de ensefiar doctrina y arraigar convicciones” *. Para la educacién clasica, el contenido social de los estudios, tenia una impor- tancia secundaria y lo esencial era la perfeccién de la expresién literaria, Esta caracterfstica es responsable de lo inor- ganico y antisocial del Programa educa- tivo. La divulgacién de los ideales de- mocraticos y su penetracién en la orga- nizacién social, exige una educacion conseiente de las exigencias de una ac- tividad civiea que se proyecta en toda clase de cuestiones de interés pitblico. En lugar de esto, el clasicismo “da una educacién mon&rquica, ideada para san- cionar desigualdades, para amparar aris- tocracias tirénicas y para hacer respetar regimenes despéticos” *. La falta de interés por los problemas econémico-sociales de las masas del pue- blo, agrava la incapacidad de la educa- cién clasica para responder a las exigen- cias de una vida democritica. Como este sistema de educacién re- duce el estudio de las ciencias a un pe cee : Filosofia de la Educacién. santiago, Tmprenta Cervantes, 1692, pég 190. "Y, Letelier. Obra cltada, pg. 19% Ipeas DE Vatentin LETELIER SOSRE FILOSOF{A DE LA EDUCACION, 37 pel secundario, se produce la anarquia mental en la organizacién de los conoci- mientos. En lugar de un sistema unita- rio de ideas, acerca de la naturaleza y de la sociedad, el alumno recibe una abi garrada cantidad de conocimientos mi- nuciosos. Ningtin otro rasgo muestra més clara- mente el espiritu de la educacién clasica que la ensefianza de las lenguas muer- tas, tales como el latin y el griego. El objetivo de estos estudios fué el cultivo de la expresion literaria, sin considerar la contribuci6n propia de la cultura gre- co-latina. Esto mismo esta en la base de una interpretacion estrecha de la educa- cién humanistica o liberal. En realidad, el humanismo auténtico significa estu- dio de los problemas del hombre por medio de la inteligencia humana, en contraste con la preocupacién por otro mundo, dejandose guiar por la revela- cién o los libros sagrados. En la cita si- guiente, Letelier hace una fundada cri- tica de la tradicion clasica: “Es conve- niente recordar que las lenguas muertas como estudio se defienden como base de Ja instruccién general, fueron habladas hace 19 siglos, en una época en que las ciencias todavia no nacian; en que el co- mercio, las sociedades anénimas, la in- dustria, la navegaci6n, la maquinaria, se encontraban en estado de simples em- briones, y en que el choque de la meta- fisica griega, del politeismo pagano y del monoteismo evangélico, mantenia los espiritus en la indecision y las con- ciencias en la incertidumbre. ‘De consi- guiente, el espiritu contemporaneo, que es obra y fruto de la industria, de la Ciencia, de la Filosofia y de la sociedad modernas, no tiene, no puede tener for- ma adecuada de expresién en las len- guas extintas de la antigiiedad” *. La educacin cldsica presenta un pun- to de vista que es la negacién absoluta de una sociedad democratica. Sus parti- darios declaran francamente que es pro- pia sélo para un grupo selecto que pueda aprovechar de su refinada cualidad. Frente a las fuerzas sociales que estén suscitando otras oportunidades de parti- cipacion social para el hombre comin, la educacién cldsica nos presenta un ob- jetivo reaccionario que niega el nuevo orden social. UN SISTEMA INTEGRAL DE EDUCACION POSITIVA Si la Teologia y el Clasicismo no nos dan una solucién para una educacién demoeratica, ;cudles son los anteceden- tes del pensariento cientifico para cum~ plir los ideales de la funcién educativa? La respuesta de Letelier es una afirma- cién categérica y de acuerdo con esto formula la parte constructiva de su Fi- losofia. La aplicacién creciente del mé- todo cientifico a todos los aspectos de la vida practica es la razén primaria para incluir la Ciencia en el Plan de Estudios de todo tipo de escuela. Ademés, la Cien- cia da las bases para el desarrollo de cualquier proceso tecnolégico y en este caracter, es absolutamente imposible re- chazar su inclusién como una actividad predominante en el trabajo de la escue- la, Poco a poco la Ciencia también esta penetrando en la solucién de los proble- mas sociales, tales como los que se pre- sentan en sanidad, economia, educacion, etcétera. “Mientras que las filosofias tradicio- nales durante varios siglos de predomi- nio en la educacién han sido incapaces de enfrentarse con los problemas socia- les, las nuevas ciencias que todavia son consideradas con recelo en las universi- dades, estan resolviendo lenta, pero se- guramente algunos problemas mis se- ios de nuestra época”. La ciencia tiene una naturaleza doble. Una tedrica, cuyo propésito es un cuadro sistematico de leyes que expliquen el mundo fisico y social y otra practica, que se refiere a las reglas que sirven para dominar las fuerzas naturales y sociales. Esta carac- teristica esencial ofrece un planteamien- to de continuidad entre la cultura y la preparacién vocacional. De esta manera, la correlacién entre las escuelas profe- sionales y las de educacién general pue~ de y debe ser lograda. En la solucién de este problema, la ciencia muestra mejo- res atributos que la Teologia y el Clasi- cismo, para constituirse en el nucleo de una educacion integral. El reconocimiento universal de los re- sultados de la ciencia dentro de los li- mites definidos por ella misma, pone de manifiesto el contraste entre la seguri- « V. Letelier. Obra citada, pag. 214.

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