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La agresividad Hostil, que surge de la ira u su meta es dañar o perjudicar al otro o a los
otros, aquí estaría todos los asesinatos, homicidios dolosos.
La agresividad Instrumental, aquí se pretende lastimar sólo como medio para conseguir
otro fin.
La agresividad ha sido abordado por los teóricos de la psicología social entre ellos están
Klineberg (1975) y Morales (1997).
Si partimos desde el punto de vista del proceso de desarrollo psicoevolutivo del ser humano,
vamos a encontrar escenas donde este, es indefenso cuando nace, quizá es el ser más pacífico
e incapaz de sobre vivir por sí mismo, su dependencia del adulto es un hecho real, y como
este ser humano con el correr del tiempo, manifiesta conductas de resistencia, rebeldía,
agresividad etc. Entonces surge la pregunta de ¿Por qué los seres humanos que muestran
características contrarias a la conducta agresiva al momento de nacer, se convierten en
sujetos agresivos?
La respuesta habría que buscarla en los diferentes aspectos de la realidad y no así ofrecer una
respuesta única y tajante, hay quienes sugieren que la agresividad un fenómeno innato, otros
aprendido y hay quienes intentan comprenderlo desde la convergencia entre la naturaleza y la cultura.
El autor argumenta que la agresión parece cumplir la función de presentar una imagen de religión en
la sociedad. En esencia, tienden a convertir a quienes cometen actos agresión en personas marginales
o en seres antisociales, que pueden ser identificados antes de cometer dichos actos delictivos.
En otro enfoque de Bander y Allen, consideran que la agresión como una ·característica fundamental
de todos los organismos vivientes- que se expresa en la voluntad de afirmar y de poner a prueba
nuestra capacidad para hacer frente a fuerzas externas.
Desde otro punto de vista, también la situación de frustración siempre llevan a alguna forma
de respuesta agresiva, La frustración es la consecuencia de no poder llevar a cabo una
acción tal como ha sido anticipada. , y en este sentido, la agresividad sirve como un
calmante de los niveles altos de frustración.
La primera de ellas es la llamada verbal que es la que tiene como principal seña de identidad
el hecho de que se basa en que un individuo en cuestión realiza insultos a otra persona.
En segundo lugar nos encontramos con la facial que es la que manifiesta a través de gestos
que se realiza con la cara.
La tercera es la agresividad física que se traduce en lo que son patadas, arañazos y todo tipo
de golpes tanto a personas como a elementos que se encuentre en su alrededor.
Y finalmente está la cuarta, la llamada agresividad indirecta que es la que se produce sobre
objetos de la persona que se encuentra afectada.
Existen dos tipos de agresividad: la activa y la pasiva. La agresividad activa se ejecuta a
través de una conducta violenta y directa; la agresividad pasiva, en cambio, se ejercita
mediante una forma de sabotaje.
Es importante destacar que la agresividad puede originarse por factores internos o externos
a la persona. Por ejemplo, la adicción a las drogas es una causa de agresividad. Los cambios
emocionales (incluyendo la neurosis y la depresión) también aparecen como generadores de
comportamientos agresivos.
Teorías de la agresividad
Las teorías que han explicado la agresión han atravesado por distintos elementos. Por
ejemplo, el carácter intencional de la agresión, las consecuencias aversivas o negativas para
los involucrados, la diversidad de expresión del fenómeno, los procesos individuales que la
genera, los procesos sociales implicados, entre muchos otros.
En este texto hacemos una lectura de Doménech e Iñiguez (2002) y Sanmartí (2006), con la
intención de repasar cuatro de las grandes propuestas teóricas que han explicado la
agresividad.
Esta línea explica la agresividad como resultado del aprendizaje y varios factores ambientales
complejos. Se agrupan aquí una serie de trabajos que explican la agresividad como
consecuencia de un elemento externo que es el principal desencadenante. Dicho de otra
forma, antes de la agresión, hay otra experiencia, relacionada con un evento ajeno a la
persona: la frustración.
Esto último es conocido como la teoría de la frustración-agresión y explica que, tal como las
teorías instintivas lo propusieron, la agresividad es un fenómeno innato. No obstante,
depende en todo momento de si la frustración se genera, o no. A su vez la frustración es
generalmente definida como la consecuencia de no poder llevar a cabo una acción tal
como ha sido anticipada, y en este sentido, la agresividad sirve como un calmante de los
niveles altos de frustración.
3. El aprendizaje social
La base de las teorías que explican la agresividad por aprendizaje social es el conductismo.
En estas, se atribuye la causa de la agresividad a aquello que ha sido asociado ante la
presencia de un estímulo determinado, así como al refuerzo que ha venido después de la
acción que sigue a dicha asociación.
En otras palabras, la agresividad se explica bajo la clásica fórmula del condicionamiento
operante: ante un estímulo hay una respuesta (una conducta), y ante esta última, hay una
consecuencia, que según cómo se presenta puede generar la repetición de la conducta, o bien,
extinguirla. Y en este sentido, es posible tomar en cuenta qué estímulos y qué refuerzos son
los que desencadenan cierto tipo de comportamiento agresivo.
Quizá la más representativa de las teorías del aprendizaje social ha sido la de Albert
Bandura, quien desarrolló la “teoría del aprendizaje vicario”, donde propone que
aprendemos ciertos comportamientos con base a los refuerzos o castigos que vemos que
reciben las otras personas, después de llevar a cabo ciertos comportamientos.
La agresividad, entonces, podría ser consecuencia de comportamientos aprendidos por
imitación, y por haber asimilado las consecuencias observadas en las conductas ajenas.
Entre otras cosas, las teorías de Bandura han permitido separar dos procesos: por un lado, el
mecanismo por medio del cual aprendemos un comportamiento agresivo; y por otro, el
proceso por el que somos capaces, o no, de ejecutarlo. Y con esto último se hace posible
comprender por qué, o bajo qué condiciones, puede evitarse su ejecución, más allá de que ya
se ha aprendido la lógica y la función social de la agresividad.
4. Teoría psicosocial
¿Agresividad o violencia?
Más allá ser la respuesta biológica ante estímulos potencialmente riesgosos para la
sobrevivencia, la violencia pone en acto los significados socioculturales que atribuimos a
ciertos eventos comprendidos en términos de peligrosidad. En este sentido podemos pensar
que la violencia es un comportamiento que solo puede tener lugar entre los seres humanos,
mientras que la agresividad o la conducta agresiva, son respuestas que pueden tener lugar
también en otras especies.
En esta comprensión de la agresividad juegan un papel activo y relevante las emociones,
como el miedo, entendido también en términos innatos como un esquema adaptativo y un
mecanismo de sobrevivencia. Lo que nos lleva a considerar que tanto el miedo como la
agresividad pueden ser pensados más allá de ser “buenos” o “malos”.
Si es posible mirar la agresividad desde el punto de vista de los procesos por medio de los
cuales una persona se vuelve competente para la sociedad (la socialización), también
podemos poner atención a los distintos fenómenos y experiencias que son distintas, por
ejemplo, por las diferencias de clase, raza, género, condición socioeconómica,
discapacidad, etc.
En este sentido, la experiencia que provoca frustración y desencadena una conducta agresiva,
que quizá es después violenta, puede no ser desencadenante de la misma forma en mujeres o
en hombres, en niños o en adultos, en alguien de clase alta y alguien de clase baja, etc.
Es así porque no todas las personas nos hemos socializado en relación con los mismos
recursos para vivir y manifestar tanto la frustración como la agresividad de la misma manera.
Y por lamisma razón, el abordaje es también multidimensional y es importante situarlo en el
contexto relacional donde se genera.
Referencias bibliográficas:
Sanmartí, J. (2012). Claves para entender la violencia en el siglo XXI. Ludus Vitalis, XX(32):
145-160.
Sanmartí, J. (2006). ¿Qué es esa cosa llamada violencia? En Instituto de Educación de
Aguascalientes. ¿Qué es esa cosa llamada violencia?. Suplemento del Boletín Diario de
Campo. Recuperado 22 de junio de 2018. Disponible en
http://www.iea.gob.mx/ocse/archivos/ALUMNOS/27%20QUE%20ES%20LA%20VIOLE
NCIA.pdf#page=7.
Domenech, M. & Iñiguez, L. (2002). La construcción social de la violencia. Athenea Digital,
2: 1-10.