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TEORIA DE LA ARQUITECTURA JOSE VILLAGRAN GARCIA cuadernos de arquitectura mézico @ agosto @ 1964 CONTENIDO ric. Agradecimiento, CELESTINO GOROSTIZA . _ 4 Propésito. RUTH RIVERA M. WY aaa 6 Algo mas sobre Villagrin, RAMON VARGAS SALGUERO. . . , 9 Teoria de la Arquitectura. JOSE VILLAGRAN GARCIA | 29 Lo Util en lo Arquitecténico ies ee 33 Logica del Hacer en Arquitectura : Asis Panes Las Formas del Valor Estético en lo Arquitecténico . is EL Cardcter = Si ten El Estilo, Modernidad y Arcaismo 7 . a 85 La Proporeién en Arquitectura z 5 o La Proporcién Estética . ‘ ea ee ro Las Correeciones Opticas a la Proporcién : 15 Lo Social en Arquitectura re 135 El Arquitecto 2 : 138 Bibliografia E 443 Programa del Curso 43 Publicaciones det mismo autor : ur AGRADECIMIENTO EL. tstituto Nacionat de Bellas Artes agradece al Arg. José Villagrin Garcia la primacia de edicin de estos apuntes de Teoria de la Arquitectura y su colaboracién con el Depto. de Arquitectura en la labor de difusién de la cultura arqui- tecténica. CELESTINO GOROSTIZA Director General PROPOSITO A lo largo de sus treinta y seis anos como profesor de 1a Teoria de la Arqui- tectura en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nacional de México, el arquitecto José Villagrin Garcia ha ido conformando un cuerpo de teoria de Ja anquiuetura eayos_principios doctrinarios han, quedado manifests en nuestra arquitectura posterior a los afios veinticinco. Por esta razén, ahora sumamos a Ja coleccién de Guadernos de Arquitectura la segunda parte del cuno de Teoria del Arquitecto Villagran, estamos seguros de a dispo- siciu de arquitecos, investigadores y estudiantes, no slo un bro de texto no obstante que fue ca la intencién primera que lo hizo surgir—, ey Acids s/s artiior, una expodiiin vadas Je los dersoreron revolucionarios € iconoclastas, que en sus manos han adquirido las geniales visiones y apuntamientos de tedricos como Reynaud y Guadet, o de estéticos como Fiedler y Dessoir, a los que homogeniza mediante Ia imposicién siste- miatica de las mas actuales tesis filosoficas referentes a la teoria del conocimiento, a los valores y al arte. Si se tienen res otros niimeros de esta coleccién se_podri apreciar que son varios los derroteros por los cuales ha fluido el pensamiento del arquitecto Villagran: en el numero cuatro, anoté las razones por las cuales la arquitectura contemporinea ha caido en un formalismo a todo punto ajeno a las primarias necesidades que de ella demanda nuestra actual sociedad; en el numero siete hineé en el triple aspecto que abarca la proporcidn aplicada a la Arquitectura; yen el nimero diez ofrecié una incisiva visién sobre la arquitectura mexicana el periodo que va de 1900 @ 1962, La critica, la historia y la teoria serian esos grandes dmbitos, que no obstante ser diferentes, adquieren una coherencia que ratifica esta segunda parte de su curso, y que mucstran la intima relacién que ha existido entre su pensar y su hacer. Para el hombre entendido en su in |, teoria y ica son dos facetas posibles de distinguir sélo en el andlisis, y que de confity todas sus acciones, pero son tantos los casos que conocemos en que la una se desintegra de la otra, que no podemos menos que anotarla con firmeza cuan iamos su objetivacién porque a nuestro parecer es uno de esos datos que pintan de cuerpo entero a un individuo. Esta cohesidn que afirmamos existe en todas las actividades que realiza el arquitecto Villagrin, nos conduce de inmediato a no poder enfrentarnos a ninguna de ellas, sin echar mano de las otras, a no poder, si pretendemos ser objetivos, deslindar una y otra y sin ponerlas ademas en relacién con las cunstancias historicas precisas en que han surgido, puesto que su lal arquitecto activo, como maestro en la citedra, como tedrica que ha bases sobre las cuales es posible la arquitectura en el ite y como critico ¢ historiador, en todos los casos, es “jo, reaccién, Tigoeta que responde a las siempre cambiantes condiciones ambientales. i be ' Difundir todo hecho relacionado con la arquitectura y lo anterior, significa ¢1 todo de la cultura, ha sido por antonomasis la finalidad que ban penseguido, ARQ. RUTH RIVERA a ALGO MAS SOBRE VILLAGRAN RAMON VARGAS SALGUERO 11 Pasit dose d'un euscignement dont on ne se soucie (eutres en ponéral de" 'dégager' les brincipessiveteurs Se Srp a oterage eet rare! me teal ren ‘i wale guelorague uve” ow ‘cngautenrs fy seromt erouinement eames: “peurtire serraccon naire alors te theoricien genial qu tera de teurs exais lex elemente Bune Woctsing dati, aut bien’ aent-ile ue lew Pile vale modest: lle jnuent ter “hommes de bonne Coonld Georges Gromort Otrecer una vision de los pasos por los que ia evolucionado la Teor de le Arquitectura del Maestro Villagrin hasta alcanzar la estructura que actual- mente pose, acoando en cada momento las influencias y circunstancias, no, exclisivamente tedricas, sino materiales y primarias que Ia determinaron, fue sin duda un propésite muy ambiciow que necesriamente habla de insolucras Ta desestima de una pléyade de aspectos en que no sé puede reparar cuando lo ‘que se busea son los grandes cauces por los cuales fluyé su. pensamiento. Pero ra necesario hacerlo —y Io hicimos en nuestros Apuntes para una Biografia piblicada ‘en el nimero 4 de estos Cuadernos— al menos porque nunca antes Se habia intentado comprender esta teoria en el amplio sentido del término, ‘© sea, ponienda de relevancia las ideas provenientes de la axiologia, antro- pologia y de Ia ciencia del arte, asi como de las situaciones sociales concretas que ia han motivado ¢ impulsado, tanto como su concatenacién con las texis tedricas que al precederla le ofrecen el marco histérico sobre el que necesaria: mente hay que Entenderla dialécticamente. Por tales razones Ia ver anterior nos vimos forzados, por el planteamiento mismo a que nos constresiimos, a ver de pasada y muy por encima aspectos particulares cya riqueza e importancia fueron subsumidos dentro de esa visién de conjunto, que ldgicamente_ slo puede y debe reparar en ellos en cuanto a su relacién con ese gran conjunto que significa el todo de su teoria. Pero ahora, cuando en esta Coleecién de Cuadernos de Arquitectura se publi: a's segunda parte del curso de ‘Teoria de la Arquitectura que. Villagrén sustenta en su citedra de la Escuela Nacional de Arquitectura de la Univer Sidad Auténoma de México, y teniendo en cuenta que en ella afirma su con- Cepto acerca de que Ia arquitectura sGlo puede ser cabalmente comprendida uando se la aprecia como un conjunto integrado de valores, quisiera hacer hincapié en este aspecto particular a ta ver que medular; en ésta su compren- sion del fendmeno artistico conceptuindolo tomo un conjunta de valores, con Jas implicaciones y me atreveria a decir que actuales, que aceptan que ¢l objeto artistico se diferencia y adquiere autonomia por su objetivacién del valor estético. Los griegos no Ievaron a cabo un estudio sistemstico respecto al arte, al menos respect. a lo que actualmente entendemos como tl, diferente tajante- mente de todo lo que pueda incluirse dentro del amplio campo de las artesaniay ‘en las que ¢s plenamente conocica la finalidad asi como los medios que han de conducir a ella, y que por tal razin destierran de si todo aspecto creativo. Pero no obstante que no nos legaran como en otros campos del pensamiento ‘esis ‘que alin en Ia actualidad son motivo de discusién y ante las cuales todavia se Hace necesario tomar posicién, una idea soltada exporidicamente. perdurd,« través de Jos siglos hasta pricticamente el presente. Se entendié que lo bello, concebido como una modalidad del ser, era el aspecto diferenciador dlel arte. Muchas y muy notables obras produjo st cultura y fue debido a ello probable. ‘mente por lo que la belleza, que tanto resaltaba en todas sus diversas obras, fuera considerada como lo distintivo de Ja produccién artistica. Y el arte de otras cullturas que en mis o menos se mantuvo dentro de los lineamientos lisicos hasta mediados del siglo xm perduraré siendo considerado como una objetivacién de lo bello. A tal punto este modo de coneebir al arte adquirié farta de ciucadania que las palabras belleza y arte Megaron a ser de. hecho, sindnimos, Y al hablar de arte implicitamente se suponia estar refiriéndose a la bellera y viceversa, cuando hablibamos de belleza suponiamos referirnos al arte, Intentos hubo de incluir centro del término belleza las manifestaciones naturales en las que el hombre no habia tenido intervencién y en las cuales diversos pensadores entreveian con claridad que se daban Tas mismas cualida- des de armonia, de unidad, en suma de belleza, que en el arte propiamente dicho, Pero el problema era inmediato: si por arte considerdbamos aquel objeto. por- tador de bellera creado por el hombre era evidente que las obras naturales ho podian considerarse como obras de arte, no obstante que, como deci, su inmediata captacién evidenciaba que eran bellas. Hegel al afirrmar que la nati raleza era espiritu pero enajenado, espiritu que no se reconocia a si mismo, y jue en iiltimo término slo en el ambito del arte el espiritu tomaba conciencia Ae'at reconociéniowe en sus obras yen todo aquello. que. producia, vino. a poner Ia ditima piedra con la cual el arte se afirmaba a través de la'maniles- tacion humana de Ta belle, excluyendo por tanto, a In belleza ele los objets naturales, Tiempo atris, el arte habia sido definido en funcidn del bien ode la verdad ‘expresindo, frase atribuida a Platén, que el arte era “el esplendor de la verdad” © como definigndolo como lo hace San Agustin, eomo el “esplendor del bien’ No podemos por ¢1 momento extenddernas todo lo que fuera de desear en estas otras muchas definiciones de que tenemos no la historia desde que los griegos gestaron Ia reflexidn filoséfica, pero es importante tener en cuenta por el momento, que ademas de la confusién de valores que hacian dichas Hoetrinas entre bellera, bien y verdad, confusidn por otro lado-que la axiologia actual ha despejado cle modo tan terminante indicando que cida valor posce su esfera autonémica inconfundible con Ia de cualquier otro valor, dichas tesis se desplazaban dentro de una concepcién monista del arte, © sea, hacién- dolo depender unica y exclusivamente del valor belleza. ZoitaicwatthiNa sus diferencias con el arte clisico. La misma ion sirvid a a para negar la belleza en las obras no. producidas por el lo Hevara a 4 fat Iawalider y derecho a la categoria de ate de las manifstaciones ooh | tales. El espirity, dice Hegel, realidad altima de todo lo existente, en su. proceso de autocaptacién atraviesa por una serie de etapas que no pueden desconec- tars unas de Tas otras ya que todas cllas son momentos del desenvolvimiento ese mismo iritu, jue itu es i nece- oy raconal el arte simbdlia, que'otclsico, que el romance, Todos cls | son mis que puntos histéricos en los que el espiritu se objetive: ! ellos son portadores de ese mismo espiritu, de la idea; todos estin engara: dos entre si, superando la etapa anterior y preludiando a la posterior; todos ellos son sintesis y tesis. 7 Bee i Comprendcr a la historia, como Io hizo salvando aqui las contradicciones entre el y la inmovilidad del sistema que tanto se instancia dio lugar a una més valida dentro de la historia al arte no occidental que q de Jos momentos de desenvolvimiemto del expirtu, y en suma, como una mani: festacién artistica que demandaba explicacién conceptual. validez, pero no respondié de su calidad artistica. Este paso sustancial para corresponderi La solucién fue otra, Se consilerd que mejor que aplicar a obras tan distnt- bolas la. misma cualidad de belleza, se expliciban mejor si se destrula, la identidad sotto woee que habia prevalecido dentro de filosofia entre arte y belleza y se consideraba que lo sustancial del arte, aquello que lo distingula te de cualquier otra manifestacién, en suma, su. esencia, estribaba el valor estético, término que i triunfame a la filosofia con Baum: atten, y que prometia mayor clasticidad, mayor amplitud para la comprensién fenomeno attistico, Lo tstética, se asenta desde ehtonces es una cuatidad de os objetos -uya presencia nos hace admirarlos, que nos obliga a gustarlos sin interés ninguno en ellos. Pero ademis, y fundamental, lo estetico englobaba ala belleza que quedaba como una de las posible; manifestaciones de. lo ‘estético, pero que no era definitivamente la nica. Lo trigico, lo cémico, lo su- blime, lo ee, sou formas del valor estético que recobran también su puesto y en tal posicién de it ‘ndencia, que una obra cualquiera lia “bu pl Sosa ss eho ele nae ng Fistre con el nuevo término y con todo lo que significaba de superacin respecto @ las tesis precedentes, se lansaron todos fos “estéticos”, los cliticos ¢ hisroria. doves que ahora si entreveian con claridad que en las manifestaciones externas ng aiod a la cultura occidental existia un filén fecundo y virgen para sus jucubraciones y cotidianos descubrimientos. A partir de entonces, todas las Creaciones que con anterioridad habian repudiado, ain las propias como las got as, no 3610 eran objeto de investigacion y de revaloracién, sino que se con. yirticron en réclame para diletantes y en — fecunda para los artis- tas. Las obras mis apartacas de los ideales clasicos de belleza, como serlo cualquiera de nuestras esculturas prehispinicas eran reconocidas como artisticas, horribles tal vez, pero trigicas & dramaticas, lo que les conferia la indispensable categoria de arte. Todas eran diversas manifestaciones del valor estético que a partir cle su objetiva capacidad explicativa fue la cispide de la Sarestigacion artlaica. Una vez que se acepts, las investigaciones tomaron nuevos derroteros que trataban de clarificar cémo era que captibamos esa cualidad esencial de obras de arte; se profundiz6 igualmente en los mediante los cuales se establecia el didlogo entre el numen creador del artista y el espectador y las realizaciones culturales miis distantes fueron acogidas con beneplicito por él padre razonable que recibia a sus hijos, antes naturales, y ahora legitimos. El planteamiento del valor estético fue sin duda ninguna un paso de gigante en la comprensién del arte. La belleza quedé como una de sts posibil ¥.con igual jerarquia que las otras farmas del valor extético ¢ infinitas obras cupieron dentro de sus anchurosos margenes: la sensibilidad social se amplié, se amplié la historia e igualmente sucedié con la comprensién artistica... 10 tinico que permanecié idéntica era la ién monista dentro del arte, que no obstante haber cambiado de bandera y enarbolar al valor estético como el sumum del arte, permanecié enquistada en un solo valor. Observemos una vez mds que la semejanza término a término que existe entre la tesis filosdfica que pone al arte en funcién de la belleza y ta que lo hace de lo estético. Cierto, y ya lo hemos indicado, que el plantea- miento del valor estético como distintivo del arte signified una superacién de la concepcién tradicional, por los aspectos antes enunciados, pero én iiltimo + término, el teamiento monista permanecia inalterable. De las consecuen- cias que tal planteaenlanes produce las veremos posteriormente. Ademés, la flowofia segula,siendo, concomitantemente ta disciplina demu de 1a cual el arte adquiria cabal anilisis. La sicologia y la sociologia, ciencias tan jovenes como su hermana la estética, no obstante que cuando se orientaron las investigaciones hacia el artista creador, hacia Ja intuicién creadora y recep: tiva asi como al exlarecimiento de la cultura en ta que habian sido creadas las obras de arte creyeron Hegado su momento de emy lanza contra la estética resolviendo lo que ésta con toda su ciencia dejaba en tinieblas, lo mis me alcanzaron no fue a usurparle su objeto de investigacin, como lo - iieron, sino, y es bastante, a dejar sentadas corrientes de investigacion que hasta la fecha son sustentadas por muchos de los mas connotados investigadores y tebricos, Muy vilido que fa. flosolia afrmara que lo sustancal del arte estribara en el valor estético, pero no aclaraba cémo era captable tal valor, ni decia nada respecto a las potencias ivas del artista, que al crear una obra de arte, recreaba un mundo personal y tinico: y de aqui obtenia la sico- logia eu carta poder para confiar en que no era la flsofia la disciplina que pudiera resolver mas, que ya estaba viendo, exaban invertos de Teno en el ambito de la personali sicologia. 1, dmbito que por derecho le correspondia a la Por otro lado la corriente positivista afirmaba Ja radical importancia que cl medio tenia en las sociedades y en las personas. Hipdlito Taine, con su era: dito libro hacia ver hasta qué punto las peculiares situaciones politicas, econd- micas y culturales de los pueblos determinaban a su modo de realizar el arte, De ningun modo era ajeno al arte el momento histérico en que surge, decia til posicién sociologista, y su sensibilidad, ereacién ¥.teepeidn dependen de tales condiciones sociales, concluyendo que no era ni tica ni la sicologia, sino la socié sia la que debe ocuparse del arte y en la que éste encontrara su Gxpliccion: mais completa: El arte se dejé en segundo término para pasar a enjuiciar qué enfoque era el ue correspondia enfrentar al esclarecimiento del arte. El acento se puso en las isciplinas mismas mds que en sus particulares conclusiones y teorias y a ya consideramos que ninguna de lat dos, sicologta y socologia, iesolver ¢l problema q plantear en la pregunta: zewindo una obra es obra de arte? zqué cualidades precisa objetivar una obra para que sea con- siderada obra de arte? perviven impulsindo la investigacién y la discusiOn, que siendo ambas fructiferas se despegan del esclarecimiento bisico de las anteriores Preguntas, en Ix media y proporcién en que atienden a Ia personalidad y a la sociedad, mismas que aportando datos inmejorables para la comprensién de miiltiples problemas, dejan de lado a la obra a la obra misma, tinico dato en ¢] que aquellas preguntas pueden encontrar respuesta. Lo antes dicho no jfica de ninguna manera que desconozcamos la importancia que el Pluntcamicnto de cualquier ereacién cultural tepresentan las his: toricas en ue sme, pero ellas Yo, mis ue pueden dar es la explicacién del Fone las peculiares caracteristicas de las producciones. Pero encontrar lay razones que mueven a una accién no ¢s enfocarla valorativamente. Hay una intencionalidad en todo aquel que se pregunta del arte, En ditima 5

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