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Cómo mantener el griego vivo

18 MAYO, 2018 | Matthew Leighton


BIBLIA & TEOLOGÍA

Si has estudiado el griego bíblico en el seminario o por tu propia cuenta,


seguramente has invertido mucho tiempo y esfuerzo para llegar al nivel que
tienes ahora. Has trabajado con algún libro de texto, has memorizado
vocabulario y formas, has aprendido las reglas básicas de la sintaxis, has
traducido y analizado varios textos. Sería una lástima perder el fruto de todo
este trabajo.

Pero eso es justo lo que pasará, a menos que hagas algo al respecto.

Si no sigues estudiando, en cuestión de meses el griego te parecerá lejano, y en


un par de años apenas lo podrás usar. El griego no es como aprender a andar en
bicicleta. Si se deja a un lado, se olvida.[1]

Es más, además de simplemente conservar el griego en la memoria, hay un reto


más importante. Un profesor mío en el seminario decía que aprender bien el
griego es un proyecto de 10 años. Creo que para la mayoría de nosotros eso es
verdad. Un año o dos de estudio serio del griego te permite alcanzar un buen
nivel, pero hay mucho más terreno por alcanzar: más vocabulario, más agilidad
con la morfología, mayor dominio de las sutilezas de la sintaxis, y mejor
entendimiento lingüístico.

Si no sigues estudiando, en cuestión de meses el


griego te parecerá lejano, y en un par de años
apenas lo podrás usar.
Todo esto requiere una labor continua. A continuación compartiré algunas
sugerencias prácticas que espero te ayuden a mantener y seguir mejorando tu
dominio del griego bíblico.[2]

REPASA EL GRIEGO UN POCO CADA DÍA

El dominio del griego es como el dominio de un instrumento musical. Por un


lado, si lo dejas mucho tiempo, pierdes destreza. Muchas personas que
aprendieron a tocar el piano de pequeños no pueden tocar nada de mayores
porque no han seguido practicando. ¡Que este no sea tu caso con el griego! Por
otro lado, al igual que un instrumento musical, es mucho mejor practicar un
poco cada día que dos horas un día a la semana. Debemos desarrollar el hábito
de leer y estudiar el griego un poco cada día.

¿Cómo hacerlo? Tengo dos sugerencias. La primera, y la más evidente, te animo


a usar el griego en tu ministerio. ¡Trabaja siempre desde el griego! Cuando
prediques o enseñes el Nuevo Testamento (NT), toma tiempo para estudiar los
pasajes en el original. Busca palabras que no conoces en el diccionario, consulta
temas gramaticales, y analiza la estructura sintáctica. Aprovecha cada
oportunidad de usar el griego en tu práctica ministerial. Puede parecer difícil al
principio, pero te irás acostumbrando.

Aparte del uso del griego en el ministerio, también te animo a leer un poco de
griego cada día. Ten esta lectura con menos detenimiento que el que empleas
al estudiar un pasaje en preparación para un sermón. Recomiendo incorporar
en tu tiempo devocional unos 10 minutos de lectura en griego. Puedes empezar
por textos más fáciles, como los evangelios de Marcos y Juan.

Si la lectura del texto griego del Nuevo


Testamento se convierte en un hábito, acabará
siendo placentero y asimilarás el idioma con más
facilidad
Sumergiéndote constantemente en el texto de esta forma, en cuestión de unos
meses o un año notarás un progreso significativo en tu capacidad de manejar
este idioma. Es una forma más intuitiva de aprendizaje, en la cual no te detienes
tanto para pensar en las formas y demás, aunque este tipo de análisis está
implícito. Si la lectura del texto griego del NT se convierte en un hábito, acabará
siendo placentero y asimilarás el idioma con más facilidad.[3]

REPASA EL VOCABULARIO, LA MORFOLOGÍA, Y LA SINTAXIS

Lo siento. He llegado a la conclusión de que es necesario repasar el vocabulario,


los paradigmas, y los detalles del sintaxis del griego koiné durante toda la vida.
Personalmente, voy incorporando definiciones y paradigmas en mi memoria,
pero después de poco tiempo se esfuman. ¡La única solución es incorporar esta
información una y otra vez!

Esto no es muy divertido, pero es necesario ya que es imposible leer bien el


griego sin conocer el significado de las palabras, sus formas, y las funciones
sintácticas.

Aquí algunas recomendaciones prácticas de cómo incorporar el repaso.

Repasando el vocabulario
Lo mejor que puedes hacer es crear una lista del vocabulario que quieres
aprender. Hay herramientas informáticas que te pueden ayudar a hacerlo (por
ejemplo, el programa Anki).[4]

También te recomiendo fijar una meta numérica de palabras que quieres


memorizar. Por ejemplo, hay 313 palabras que aparecen 50 veces o más en el
NT. Sabiendo estas, conocerás un 80% de las acepciones del NT. Es decir, para
poder reconocer 8 de cada 10 palabras del griego del NT, ¡solo tendrás que
memorizar 313 palabras! No está mal, ¿verdad? Si quieres ir más allá, otra meta
sería memorizar todas las palabras que aparecen 30 veces o más en el NT.

Recomiendo además el uso de pistas en tu mente para aprender las palabras.


Por ejemplo, puedes facilitar la memorización del vocabulario apoyándote en
los cognados en castellano (p. ej., semáforo te ayuda a recordar σημεῖον [señal]
y φέρω [llevar]). Lo importante es encontrar algo que te sirva como gancho para
las palabras difíciles. También va bien aprender las palabras al revés, es decir,
del castellano al griego.

Aprovecha tus momentos libres durante el día para trabajar el vocabulario.

Repasando la morfología
Creo que los paradigmas son la parte menos divertida del aprendizaje del griego
bíblico. Seguramente no sería necesario repasarlos si pudiéramos hablar el
griego koiné y así aprender las formas de manera intuitiva. Pero como no es
posible, tenemos que practicar los paradigmas deliberadamente.

¿Con qué frecuencia debes repasar los paradigmas? Yo intento programar una
hora una vez al mes para hacerlo. Te recomiendo crear tu propio cuadro con
todos los paradigmas principales y, con el tiempo, intentar memorizarlo
todo.[5] También recomiendo repasarlos por escrito y en voz alta.

Repasando la sintaxis
El libro Gramática griega de Wallace y Steffen tiene una prestación muy buena:
el Índice de las Escrituras y otra literatura.[6] Este índice no solamente te permite
ver si el libro tiene algún comentario sobre un versículo concreto que estás
estudiando, sino que además te ayuda a repasar la sintaxis del griego bíblico.

Cuando estudio detenidamente algún pasaje del NT, siempre intento consultar
este índice para ver si los versículos que estoy considerando reciben algún
comentario en el libro. Si es así, leo los comentarios pertinentes. Los
comentarios me ayudan de dos maneras: me esclarecen cuestiones de
interpretación del pasaje en cuestión, y me permiten repasar la sintaxis del
idioma de forma continua.

El estudio del griego es como ir al gimnasio: si no


haces los ejercicios correctamente y no dejas que
tus músculos trabajen, tu cuerpo no se
fortalecerá.
HABLA Y ESCRIBE EN GRIEGO

Algo que me ha ayudado a variar mi estudio del griego y a avanzar en su


dominio ha sido usar otros sentidos aparte de la vista. Pronunciar el vocabulario
en voz alta facilita la memorización. ¡Ten en cuenta que es importante
pronunciar las palabras de la misma manera cada vez! En mis lecturas, leo el
texto griego en voz alta. También me ayuda escuchar la pronunciación de otros.

Hay buenos recursos en la web que proporcionan lecturas de pasajes en voz


alta, incluso de libros bíblicos enteros.[7] También va bien escribir el griego: el
vocabulario y los paradigmas, incluso párrafos del NT. Por ejemplo, puedes
escribir a mano el texto de tu próxima predicación.

HAZ UN BUEN USO DE LOS APOYOS


Debemos agradecer a Dios por la multitud de herramientas a nuestra
disposición para el estudio del texto griego del NT. Nunca en la historia ha
habido tantas facilidades como ahora. No obstante, estas herramientas
conllevan ciertos peligros que debemos considerar si queremos mantener y
mejorar nuestro dominio del idioma.

Usa las herramientas informáticas, pero con cuidado


Las herramientas informáticas son una ayuda invaluable para la exégesis.
Podemos ahorrar mucho tiempo buscando en ellas el análisis de palabras,
definiciones, y más. No obstante, la rapidez de estas herramientas puede
perjudicar nuestro progreso en el griego. ¿Por qué? Porque tenerlo todo a la
mano crea la gran tentación de no luchar nosotros mismos con el análisis de las
formas o el recordar las palabras que aprendemos.

Un ejemplo: cuando leemos en nuestro idioma materno y nos topamos con una
palabra que no entendemos, ¿qué es lo que solemos hacer? Antes de acudir al
diccionario, normalmente leemos un poco más e intentamos deducir el
significado de la palabra desde el contexto. En realidad, ¡esta es la mejor
manera de aprender el vocabulario de cualquier idioma! Pasa lo mismo con la
morfología griega.

En tu estudio del texto griego, analiza el pasaje lo más que puedas sin la ayuda
de las herramientas. Haz lo mismo durante los 10 minutos al día de lectura
devocional. ¡Deja que tu cerebro trabaje! ¿Cuántas veces has pasado al
ordenador para ver el análisis de una palabra y al ver la respuesta has pensado:
“¡Ya lo sabía!”? Cada vez que ocurre esto, has perdido una oportunidad de
solidificar tu conocimiento de algún detalle del griego.

¿Qué de las Biblias interlineales?


Constantine Campbell dice que debemos “quemar nuestros interlineales”. Nos
aconseja usar un interlineal solo “si no sabes mucho griego y no tienes la
intención de dominarlo”.[8]Su postura puede parecer extrema, pero creo que
tiene razón.

El interlineal te incita constantemente a hacer


trampas, y lo cierto es que así no progresarás en
tu manejo del griego porque tu cerebro no
trabajará
Personalmente, no veo el motivo por el cual debes tener un interlineal. Si no
sabes griego, el interlineal es un peligro porque te puede dar la impresión de
que sí lo entiendes y que los estás usando, cuando en realidad no sabes casi
nada de este idioma.

Incluso si sabes algo de griego, el interlineal sigue siendo un peligro –aun más
que las herramientas informáticas– porque tienes toda la traducción allí y, en
vez de luchar con el griego y preguntarte dónde está el sujeto, el verbo, o cuáles
son los complementos, acabas entendiendo la frase desde el castellano.

El interlineal te incita constantemente a hacer trampas, y lo cierto es que así no


progresarás en tu manejo del griego porque tu cerebro no trabajará. En este
sentido, el estudio del griego es como ir al gimnasio: si no haces los ejercicios
correctamente y no dejas que tus músculos trabajen, tu cuerpo no se
fortalecerá.

¡A PRACTICAR!

Los futbolistas nunca dejan de ejercitar sus habilidades básicas del dominio del
balón, incluso cuando llegan a ser profesionales. Mientras más arraigadas
tengan esas habilidades, serán más acertados en el momento oportuno durante
el partido.

Lo mismo sucede con el griego bíblico. El griego tiene que llegar a formar parte
de nuestras vidas. Su uso tiene que tornarse habitual y natural. Recuérdate a ti
mismo con frecuencia de su utilidad e importancia para el ministerio. Cuando
dediques tiempo a estudiar el griego, no te engañes pensando que podrías ser
más productivo haciendo muchas otras cosas. A largo plazo dará fruto y
manejarás el griego con una destreza que no hubieras alcanzado de otra
manera.

[1] ¡Aunque nunca se pierde del todo! Incluso si has descuidado tu griego durante mucho tiempo, volver a recuperarlo
siempre es más fácil que aprenderlo por primera vez. Si quieres retomar el griego, las sugerencias en este artículo te
pueden ayudar a ti también.
[2] Tomo por sentado que estás motivado a mantener y mejorar tu griego bíblico. Si te falta motivación, te recomiendo el

excelente artículo de J. G. Machen., «El ministro y su Nuevo Testamento griego» (disponible en internet en inglés).
[3] Una herramienta para la lectura de este tipo es The UBS Greek New Testament: A Reader’s Edition. Esta versión tiene
ayudas a pie de página para vocabulario y formas difíciles de reconocer. El problema con este recurso para el lector
hispano-parlante es que las ayudas que facilita en las notas a pie de página están en inglés. En su lugar, se puede leer el
texto griego con alguna versión en castellano a lado para consultarla. No obstante, ver mis comentarios abajo sobre los
peligros de las herramientas informáticas y los interlineales. Otra herramienta excelente es A Reader’s Greek New
Testament: Third Edition.
[4] Para más información sobre el uso de Anki para el estudio del griego bíblico, incluyendo un conjunto de tarjetas

electrónicas que he preparado, ver http://www.recursosleighton.com/vocabulario.html.


[5] Una buena guía para el estudio de los paradigmas es W. D. Mounce, Biblical Greek: Get an A Study Guide (Grand

Rapids: Zondervan, 2005).


[6] D. B. Wallace y D. S. Steffen, Gramática griega: Sintaxis del Nuevo Testamento (Miami: Vida, 2011). El índice comienza

en la página 584.
[7] Se puede escuchar, por ejemplo, las lecturas del NT hechas por David Field, que se encuentran en la siguiente página

web: http://www.davidpfield.com/audio-gnt/AudioGNT.htm
[8] Citas de Constantine R. Campbell, Keep Your Greek: Strategies for Busy People (Grand Rapids: Zondervan, 2010). El

ejemplo del gimnasio al final de esta sección en el artículo también viene de este libro.

IMAGEN: LIGHTSTOCK.
Matthew Leighton (MDiv, ThD) es profesor y decano de estudiantes en la Facultad de Teología
Internacional IBSTE, cerca de Barcelona. También es anciano en la Església Evangèlica de Vilassar
de Mar. Él y su esposa, Núria, tienen cinco hijos.

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