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Cariruto 3 TAXONOMIA COGNITIVA, PSICOPATOLOGIA Y PSICOTERAPIAS COGNITIVAS, Carmelo Vézquer y Catherine Cameron El ambito de aplicacién de las terapias cognitivas se ha expandido enor- memente en los tiltimos afios. A las conocidas éreas del tratamiento de los trastornos depresivos y de ansiedad (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979), se han ido sumiando nuevas y prometedoras aproximaciones para el tratamien- to cognitivo de problemes tan dispares como los trastornos de personalidad (Beck y Freeman, y cols. 1990), trastornos de slimentacién (Fairburn y Coo- per, 1988) € incluso, mas recientemente, el tratamiento de sintomas psicéti- cos (Fowler, 1996). ‘+No obstante, en este capitulo practicamente toda la informacién que va- mos a exponer Ia articularemos en tomo ala depresion y la ansiedad, Esto es asi no sélo por set los sindromes mas comunes en la prictica clinica sino por el hecho fundamental de que 1a investigacin cognitiva experimental en psi- copatologia ha girado tradicionalmente alrededor de estos dos grandes pro- blemas y, por lo tanto, xe dispone de un bagaje informative y tedrico realmen- te grande (Mathews y Macleod, 1994), ‘En este capitulo vamos a revisar, en primer lugar, dos de los principales asuntos que se plantean como punto de partida en la psicologia clinica cogni- tiva: a) la existencia de informacién no consciente y, b) la existencia de dife- rentes niveles de significado que conlleva la informacién procesada. En se- gundo lugar, intentaremos demostrar que el empleo de una clasificacién tebrica (0 taxonomia) de la actividad cognitiva humana puede ser ttl para or- denar y comprender nuestro conocimiento de la psicopetologia y, consc- cuentemente, de las pricoterapias cognitivas y sus procesos. Por tilimo, anal zaremos la evidencia existente sobre el papel causal de las cogniciones en el cambio terapéutico. 54 MANUAL DF PSICOTERAPIAS COGNITIVAS EL rSTADO DE LAS COGNICIONES EN LA PSICOLOGIA CLINICA COGNITIVA Procesamiento consciente e inconsciente Desde los aos 60, comenzaron a irrumpiren el immbito de la psicologia bi sica y experimental conceptos como «expectativasy, «prediccionesm, «atti- buciones causaless, o «autorregulaciém», que claramente desbordaban el cons. teefido marco teérico del conductismo, basado en insuficientes esquemas explicativos de aprendizaje por contipiiidad ‘Echeburta y Del Corral, 1987) ‘Las terapias cognitivas, cuyo denominador comiin es la idea de que la con- dacta y las emociones estan mediadas cognitivamente, emengieron en tn mo- mento de insarisfaccisn con el pensamiento psicoanalitico y conductista. Des- cde anbas perspectivas se asumia que las autéoticas causes de la conducta anormal (y la normal) se hallan fuera de la conciencia, Como han expuesto ra, zonadamente Tataryn, Nadel, y Jacobs (1989), quiza la innovacién mis radi cal de la terapia cognitiva fue el teto a esa idea cominmente aceptada al pro- Boner que resulta relativamente fii! el aceeso consciente a los pensamientos y Procesos cognitivos cruciales en nuestro comportamiento y emociones. De ‘modo que, aun suponiendo que los factores que rigen muestra conducta nor- malmente no estan al alcance inmediato de nuestra conciencia, la nueva idea tupturista es que se puede acceder a ellos con técnicas de observacién adecaa- as (autorrepistros} y, si es necesario, cambiarlos con téenicas especificas Es muy importante tener en cuenta que el concepta de cogriién que se instala en las terapias cognitivas y cognitive-conductuales esté casi exclusiva mente referido a verbalizaciones conscientes 0 de ficill acceso a la conciencia, Por «cogniciém», los terapeutas cognitivos normalmente entienden «un pen. samiento especifico, tal como una interpretaci6n, ana autoinsteuccién, una suutocritica, o incluso un deseo {como el desco suicida) que tenga un content do verbal» (Beck, 1965, pag. 526), Mas tarde esta definicion se ampliatia para incluir «stcesos» no verbales como, por ejemplo, imagenes, que itrumpen en |e «corriente de conciencia» (Beck y cols, 979). Pero, como se puede apre- ciar, el énfasis se sitia en el terreno de las cogniciones conscientes, asummiendo que en el escenario de la conciencia es el mis importante en la determninacion de nuestros actos y la planificacién de nuesteas acciones (Bandura, 1986). Pero aunque no hay duda de que el epicenteo de las intervenciones en las ‘terapias cognitivas est en el manejo de pensamientos e imagenes conscientes & La mayor parte de fs clinicoscopnitivos han coincide en sefialar dos tpos de conten des copnitivos, Uns estarian mis cerca dela concienca y setian mas obacryabies lon otton se ta mds cifemente accesibles y,en genera, ls primetos se Gevivanian de estos ition slicotomia se expresa con una terminologia diferente soyn los autores: «Pesammicntosaetorsi, ficos, Supucstox subyacentes fo acitudes disfuacionalesb» (Beck, 1976), «Auoafiernycfones” Creencias insacionalesy (Elis, 1962%; «Dialogo interno/Esteucturas copniivary (Meichen- baum, 1977) UNA INFRODUCCION HISTORICA ¥ CONCEPTUAL 8 (Beck y cols. 1979: Bas y Andrés, 1994), desde la psicologia cognitiva parece claro que muchas operaciones mentales importantes tienen efecto por debajo de la concicneia (Marcel, 1983; Kihlstrom, Barnhardt y Tataryn, 1995). 1a existencia de estos dos tipos de procesamiento es incluso importante para explicar fendmenos clivicos aparencemente tan poco complicados como las fobias. Ein efecto, el caso de las fobias es paradigmético en este sentido puesto que el fobico con frecuencia no recuerda ningtin suceso traumatico particular (Sosa y Capaténs, 1995; Sandin, 995} y, a pesur de ello, existe wna in- tensa respuesta emocional, Pero no hay que apelar 4 oscuros conceptos como el dela «represisn para explicar este hecho. Como han sugerido Jacobs y Na del (198s), la existencia de experiencias traumaticas de aptendizaje temprano sobre las que no hay ningan recuerdo autabiogrifico consciente es perfecta- mente zormal dada la propia inmadurez evolutiva, hasta los 4.0 5 afios de edad, de las areas hipocdmpicas encargadas de «archivars la informacién au- tobiogrifica, En definitiva, admit la existencia de un procesamiento no cons: iente de la informacion es necesurio para poder oftecer explicaciones cienti- ficas de rouchos fenémenos normales y dela clinica ‘Aunque ha habido algiin interés por ei papel de las cogniciones nu coms- aenies en psicoterapia (Meichenbaum y Gilmore, 1984), este crucial asunto es ‘curiosamente ignorado en el ambito de la intervencién cognitiva, como puede apreciar el lector de cualquier manual de TCC* Naturalmente éste es un reto. ‘gue, basindose en modelos tesricos basados en datos empiticos, ja investiga- cidn clinica y las terapias copnitive-conductuales deberian afrontar sin mas demora (Brewin, 1989), Cédhigos proposicionales e implicacionales Otro aspecto que nos parece muy revelador de insuficiencias conceptusles es el hecho de que las teorias y terapias clinicas cognitivas se centren casi ex: clusivamente en un conocimiento de tipo proposicion! (ideas, esquemas cop, nitivos, pensamientos, imagencs...), ignorando que existen otros signifteados dela cxperiencia no aprchensibles de un modo racional o ficilmente verbal zable, El complejo modelo de los Sistemas Cognitivos Luteractivos (lmeracting Cognitive Subsystems, ICS} de Teasdale y Bernard (1993) justamente hace te- ferencia a este problema. Lo que Teasdale y sus colegas plantean es que en la representacién del co nocimiento intervienen diferentes c6digos: sensoriales (informacién acistica), intermedios (eeconocimiento de morfemas 0 lexemas), ¥ de signficado (reco nocimiento de una palabra compleca y la correspondiente activacién de pala 2 Resulta une obviedad sefalar age! que la actividad cognitivainconscientemente es un ho «ho paicologico que no Hen nada que ver con la existenca del winconsciente» psicoanaliticn. Se pueden ver alguasrelleriones al rexpecto en Penser y Brewin (1991), Kikitrom y cals. (1995),

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