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Por un Mundo más Integral e Integracionista

LO REPRIMIDO

Por Delton Santamaría

Lo que verdaderamente ha reprimido el hombre y la mujer a lo largo de


su historia, no es el sexo, el hastío, la ansiedad, sus pulsiones violentas,
su aburrimiento, su gran inseguridad, su angustia por sentirse aceptado
por un grupo, una sociedad, una pareja, un clan, una familia, un club o
un partido, sino que gran parte de todo lo reprimido por el inconsciente
es el temor a la verdad.

Lo más terriblemente reprimido ha sido la verdad, como núcleo de la


justicia y el amor. La verdad ante ese gran miedo al conocimiento que
libera, al darnos cuenta que contábamos con ojos que podían ver la luz
oscura de la indiferencia o las tinieblas de la ignorancia para salir de
tanta ceguera. En todo el proceso de la historia humana, lo más temido,
lo más osado para cualquier héroe es el principio en encontrar el
conocimiento de la luz: la verdad. Es la única certeza que hace posible
que todas las represiones, engaños, inseguridades, dudas y demás taras
estén reprimidas por el inconsciente. La mentira ha sido liberada desde
el inconsciente para esclavizar de ignorancia los actos cotidianos, y se
ha reprimido la verdad por siglos con el temor pusilánime de
amedrentar a las mentes hacia una represión inconsciente de la
sociedad. ¿Qué es lo que más se calla, se silencia, se oculta, se
tergiversa y se esconde para que la sociedad no pueda conocerla,
alcanzarla, tenerla o buscarla? La verdad es la única fuerza que hace
posible que todos nuestros puntos ciegos se vengan abajo como un
telón después de una dramática comedia donde la historia de nuestras
vidas ha sido amenazada por el mayor fraude que se ha reprimido por
no encarar la verdad de las cosas. ¿Cómo puede llamarse realidad a un
proceso histórico donde los sistemas de conocimiento, de divulgación,
de enseñanza, de lingüística, de medios de comunicación y de familia,
donde lo más reprimido es la de no enseñarnos en divulgar, promover y
demostrar verdad de las cosas y la honestidad por conocer lo
fundamental?

¿Qué oferta educativa pueden recibir las nuevas generaciones si les


hemos heredado la represiva ansiedad por mantener oculta la verdad de
las cosas? Aunque la verdad sea terrible, su fuerza puede liberarnos de
tantas represiones inconscientes. La ignorancia es brutal cuando a base
de mentiras se nos ha hecho creer que tales “refinadas” aprendizajes
sean “la realidad” del conocimiento, por no decir la fuerza manipuladora

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Por un Mundo más Integral e Integracionista

de los altos contrastes de injusticia, represión, discriminación,


marginación, exclusión, estigmatización, depresiones, incomprensiones,
de intolerancia, de falta de respeto y racismo para que sigan
prevaleciendo como anuencias mudas, cómplices y compartidas frente a
una sociedad que cree vivir espacios de realidad donde la verdad
siempre se le ha odiado, repudiado y humillado dentro de la conciencia
abierta de lo afectivo, intelectual, espiritual y moral.

Mientas la sociedad y los diferentes protagonistas como familia,


comunicólogos y pedagogos no enseñen la verdad, seguiremos
agrediendo y castigando con la muerte, la enfermedad, la pérdida de la
libertad, el aumento del hambre mundial, la pobreza, la vergüenza o el
ostracismo.

Millones de libros escritos y no escritos de testimonios de discriminación,


ultraje, violencia, rapacidad y demás canalladas del egoísmo pueden dar
pruebas de historias crueles, brutales y despiadadas de la condición
infrahumana en la que víctimas-victimarios enhebran en una larga
historia de recuerdos desdichados. Desde el mirador histórico de la
conciencia vemos que grupos minoritarios, culturas indígenas y demás
grupos han tejido una ontológica injusticia, cuyo paradigma busca poner
fin a esa rabia por aplastar, exterminar y negar el ser y el conocer la
verdad.

En un mundo donde la “escuela de los dictadores” ha sido enseñar lo


infrahumano de la humillación despiadada, donde se ha falsificado el
sentido de la existencia, donde los principios y valores parecen no
bastar para elevar la conciencia humana, habría que preguntarnos
¿dónde ha quedado y en qué se ha convertido la razón para justificar
leyes, principios y demás creencias e ideas sobre lo que es la realidad y
la verdad de las cosas?

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