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Enfermedades toxicas

Es un estado clínico patológico que aparece por la acción de una sustancia tóxica que es
introducida en nuestro organismo.
Las vías por las que una sustancia tóxica es introducida en el cuerpo para producir una
intoxicación, son varias: la más frecuente es la vía oral, aunque también debemos recordar la
inhalación, y la vía venosa.
La causa de una intoxicación puede ser accidental, o puede ser el resultado de una tentativa de
una autolesión.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas que presenta la persona que tiene una intoxicación pueden ser muy variados, en
función sobre todo de cuál sea la sustancia tóxica causante de la intoxicación, destacando:
A nivel neurológico, la persona puede presentar síntomas leves como vértigos o inestabilidad, o
más graves como convulsiones, coma, o parálisis muscular.
A nivel respiratorio, podemos encontrar la tos, un aumento de la frecuencia respiratoria, o la falta
de aire.
A nivel cardiaco, debemos buscar una alteración de la frecuencia cardiaca, o del ritmo cardiaco, o
bien una alteración de la tensión arterial.
A nivel del tracto digestivo, una persona con una intoxicación puede padecer desde una simple
gastroenteritis, hasta una parada intestinal o insuficiencia hepática grave.
A nivel de los órganos de los sentidos, podemos encontrar una visión borrosa, o unos acúfenos.
A nivel de la piel, podemos apreciar desde una urticaria, un eritema, una descamación de la piel.
Es importante conocer cuál es la sustancia que ha producido la intoxicación, y dado que la vía
de entrada más frecuente es la oral, debemos recordar qué es lo que hemos comido o tomado
recientemente, y el tiempo transcurrido desde su ingesta.
Las formas más comunes de sustancias tóxicas y una descripción de los síntomas que ocasionan
son:
Amianto: material de construcción utilizado en hogares, escuelas, astilleros y edificios. Si bien
ya no se utiliza, el efecto de la exposición al amianto puede sentirse en forma de mesotelioma, una
enfermedad pulmonar grave, de 20 a 50 años luego de la exposición. La amiantosis es una
enfermedad no cancerígena causada por las fibras de amianto que se alojan en los pulmones. La
amiantosis puede causar dificultad para respirar, fatiga, dolor en el pecho y graves problemas
cardíacos.
Benceno: el benceno es un líquido incoloro que se encuentra en el humo del cigarrillo,
pesticidas, medicamentos, detergentes, pinturas, tintas, plásticos, pegamentos, tinturas y en otros
productos industriales. El benceno puede causar leucemia y puede expandirse en el medio
ambiente a través del agua del suelo, la lluvia y la nieve. Las víctimas más comunes son los
trabajadores que fabrican o trabajan con materiales que contienen benceno.
Monóxido de carbono: el envenenamiento por monóxido de carbono ocurre con mayor
frecuencia en hogares y vehículos y puede ser mortal. Debido a que el monóxido de carbono es
incoloro e inodoro, puede dañar o incluso matar antes de que pueda percibirse. Los efectos del
monóxido de carbono varían de persona en persona, aunque generalmente se caracterizan por
fatiga, mareos, dolores de cabeza y síntomas similares a los de la gripe. Los peligros para la salud
relacionados con el monóxido de carbono incluyen hipertensión, dolores de cabeza, confusión,
pérdida del conocimiento, isquemia miocárdica, fibrilación arterial, neumonía, edema pulmonar,
hiperglucemia, insuficiencia renal aguda, lesiones en la piel, debilitación visual y auditiva y paro
respiratorio.
Creosota: la creosota se usa más comúnmente para preservar la madera en las traviesas de los
rieles y postes de teléfono, pero también se usa en insecticidas, esporicidas, fungicidas y acaricidas.
Aquellos que trabajan en las industrias relacionadas con la preservación de la madera son los que
corren mayor riesgo, pero también corren riesgo las personas que trabajan con asfalto, brea, goma,
producción de coque, acero y producción de neumáticos. La ingestión accidental de creosota puede
causar ardor o dolor en la boca, la garganta o el estómago. La exposición a la piel puede causar
irritación en la piel, quemaduras, confusión, convulsiones, problemas renales, problemas
hepáticos, pérdida del conocimiento o muerte. La exposición prolongada puede causar
enfermedades respiratorias y cáncer.
Envenenamiento por plomo: el envenenamiento por plomo puede ser causado por la
inhalación de polvo o el consumo de pinturas a base de plomo. Los que corren mayor riesgo de
intoxicarse con plomo son los niños de 6 años de edad o menos, ya que sus cuerpos pueden
absorber el plomo con una intensidad mucho mayor que los adultos. Las fuentes comunes de
envenenamiento por plomo son las casas en mal estado o las recién renovadas que fueron
construidas antes de 1978. Los efectos del envenenamiento por plomo incluyen trastornos
nerviosos, problemas de comportamiento, lesiones cerebrales, problemas de aprendizaje,
crecimiento retrasado, pérdida de la audición, ataques, convulsiones, estado de coma o muerte.
Algunas de las enfermedades más comunes producidas por los productos químicos tóxicos
incluyen: intoxicaciones y enfermedades crónicas como las enfermedades respiratorias, dermatitis,
enfermedades del sistema nervioso y cánceres.

¿Qué debemos hacer?


Ante la sospecha de una intoxicación debemos acudir a un centro sanitario donde un médico
realizará un interrogatorio para poder determinar cuál es la sustancia tóxico, una exploración física
de la persona para determinar su estado clínico, se le harán las pruebas complementarias oportunas
como analíticas de sangre y orina para la determinación de tóxicos.
En caso de una intoxicación por ingesta de una sustancia tóxica, lo que debemos hacer es, en
espera de los servicios médicos de urgencias:
Observar la respiración y la circulación; si la persona no respira y no tiene pulso, debe iniciarse
la respiración boca a boca y en el caso de conocer las maniobras de reanimación cardiopulmonar,
deben iniciarse.
Comprobar que la persona haya ingerido algún tóxico; observar el olor de posibles sustancias
químicas o buscar algún recipiente o alimento cercano.
Llamar al centro de toxicología más cercano.
Si vomita, hay que dejar libres las vías respiratorias, para ello hay que limpiar la boca y la garganta
de la persona intoxicada con un trozo de tela. Se puede guardar el vómito por si es preciso
analizarlo para poder conocer cuál es la sustancia tóxica que ha tomado.
En caso de una intoxicación por inhalación de una sustancia tóxica, lo que debemos hacer es,
en espera de los servicios médicos de urgencias:
Alejar a la víctima del gas, y abrir las ventanas y puertas para que salgan el humo
Respirar aire fresco profundamente varias veces y luego contener la respiración al entrar al lugar.
Se aconseja colocarse un pedazo de tela mojado sobre la nariz y la boca.
NO encender fósforos o utilizar encendedores
Observar la respiración y la circulación; si la persona no respira y no tiene pulso, debe iniciarse la
respiración boca a boca y en el caso de conocer las maniobras de reanimación cardiopulmonar,
deben iniciarse.
¿Qué no debemos hacer?
Ante una persona en la que sospechamos está intoxicada:
No debemos dar le bebidas vía oral si está inconsciente
No debemos provocar el vómito, salvo que lo indique la unidad de toxicología
Bibliografía
Farres, Montserrat. (s. F). Intoxicaciones. Recuperado en:
http://www.mapfre.es/salud/es/cinformativo/intoxicaciones.shtml
ISTAS. (s. F). Enfermedades por agentes químicos. Recuperado en:
http://www.istas.net/web/index.asp?idpagina=3458
Lawconnect LLC. (2016). Agravio tóxico. Recuperado en: http://espanol.getlegal.com/legal-info-
center/danos-causados-por-sustancias-toxicas/

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