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Sobre la personalidad jurídica privada en el nuevo Código Civil y Comercial

(Ley 26.994)
Por Efraín Hugo Richard
El nuevo Código Civil y Comercial argentino introduce novedades en torno a la personalidad
jurídica. Formalizaremos un breve comentario y algunas periféricas apostillas.

La unificación ha regulado la persona jurídica a partir del art. 141 del Código Civil y Comercial
(CCC) vigente desde el 1° de agosto del corriente año, receptando los criterios tradicionales de la
doctrina, y los aportes que a la teoría de la personalidad agregó el estudio y desarrollo de la
legislación y jurisprudencia sobre sociedades comerciales.

El CCC distingue entre personas jurídidas públicas y privadas en el art. 145, y sobre estas últimas
centraremos nuestro comentario. Es donde se ejercita la autonomía de la voluntad para elegir una
organización jurídica adecuada a las necesidades de los constituyentes.
La personalidad jurídica conceptualiza un centro de imputación diferenciado de sus miembros (art.
143), con capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones (art. 141); generando un
patrimonio, prenda común de los acreedores de esa nueva persona, que no pueden agredir los
acreedores individuales de sus miembros.

1. LA REGULACION.

¿Cuándo se reconoce la personalidad jurídica? Primero debemos tener en claro que estamos
frente a un ente apto de adquirir personalidad. Conforme a ello el CCC regula:
“Título II. Persona jurídica. CAPITULO 1. Parte General. SECCIÓN 1ª. Personalidad composición.

ARTICULO 141. Definición. Son personas jurídicas todos los entes a los cuales el ordenamiento
jurídico les confiere aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones para el cumplimiento de
su objeto y los fines de su creación”.
Se refuerza la tesis que el ordenamiento jurídico es el que impone la personalidad[1]: sólo la tienen
los patrimonios separados a los que alguna norma les atribuya la calidad de persona jurídica. No
basta que el sistema impositivo les atribuya responsabilidad por deuda ajena, como acaece con los
contratos asociativos –que no tienen personalidad-[2].

“ARTICULO 142. Comienzo de la existencia. La existencia de la persona jurídica privada comienza


desde su constitución (…).”
Tema central, desde lo práctico, es determinar el momento desde el que se reconoce la imputación
diferenciada erga omnes: ¿la elección del medio de constitución, el negocio de constitución
suscripto por sus miembros, el tipo de persona jurídica elegida, la inscripción y/o la mera
actuación?[3]. Esta norma define una cuestión problemática disponiendo que la existencia de esas
personas jurídicas lo es desde su constitución, aspecto que no puede ser llevado al extremo de
oposición a terceros cuando el tipo de organización exija recaudos especiales de publicidad. Es
decisión del legislador reconocer la existencia de la persona jurídica privada desde su constitución,
pero desde cuando se generan los efectos de limitar la responsabilidad de los miembros, es otro
aspecto.
La situación acaece cuando el tipo elegido de persona jurídica, por ejemplo una sociedad de
responsabilidad limitada, impone su inscripción en el Registro, y recién entonces se producirán la
totalidad de los efectos de la figura elegida por los constituyentes. Cuando esta inscripción acaezca
no será necesaria otra prueba, pero antes de ello quien quiera promover una acción contra la
persona jurídica constituida pero sin cumplir trámites de publicidad, deberá acreditar que contrató
con la misma o su existencia en caso de una obligación extracontractual. Será un problema de
prueba.
La publicidad de hecho o de derecho, y las formalidades legales dan seguridad a los integrantes de
la persona jurídica y, particularmente, a terceros. A éstos por cuanto sus créditos se garantizan con
el patrimonio afectado (imputado). A los miembros por cuanto determinan grados de
responsabilidad (tipicidad de primer y segundo grado en el tipo elegido para organizarse),
marcando el grado de estanqueidad patrimonial respecto de los miembros de no resultar
satisfechas las obligaciones de terceros.
De no haberse cumplido con los requisitos de publicidad del nuevo ente que exija la norma,
estaremos frente a un centro imputativo de limitados efectos internos o con terceros vinculados,
que es apto para alcanzar la personalidad cuando se cumplan esos requisitos y recién allí generar
efectos erga omnes.
Quizá la cuestión probatoria se resuelva no con la merca constitución, sino con la actuación
externa como persona jurídica, vinculando al tercero con un patrimonio, lo que impondrá su
inscripción en la AFIP y la obtención de la CUIT.

Sobre la imputación y responsabilidad norma el “ARTÍCULO 143. Personalidad diferenciada. La


persona jurídica tiene una personalidad distinta de la de sus miembros. – Los miembros no
responden por las obligaciones de la persona jurídica, excepto en los supuestos que expresamente
se prevén en este título y lo que disponga la ley especial”.
Es el efecto de la división patrimonial, de la generación de un nuevo patrimonio. Se plasma el
efecto fundamental del reconocimiento de la existencia de una persona jurídica privada: quien
reclame a la misma debe intentar satisfacer el daño del patrimonio de la persona jurídica. Sólo
excepcionalmente podrán reclamarse a los miembros que la constituyeron, que pueden tener que
responder conforme al tipo de persona jurídica que han constituido, lo que se advierte fácilmente
en el caso de sociedades donde la elección va desde tipos con responsabilidad de sus miembros
hasta otros que relativizan y condicionan cualquier reclamo de responsabilidad. Se generan centros
diversos sobre el que los acreedores de la persona jurídica podrán pretender excluir a los
acreedores individuales de los miembros. El concurso preventivo o quiebra de esa persona jurídica
generará una masa invulnerable, ya que los acreedores personales de los titulares de
participaciones en la concursada o fallida no podrán pretender derechos sobre esos bienes.

Para centrar el comentario nos referimos a:“SECCIÓN 2ª. Clasificación.


ARTICULO 145. Clases. Las personas jurídicas son públicas o privadas.
ARTICULO 148. Personas jurídicas privadas. Son personas jurídicas privadas: a) las sociedades;
b) las asociaciones civiles, c) las simples asociaciones, d) las fundaciones, e) las iglesias,
confesiones, comunidades o entidades religiosas; f) las mutuales; g) las cooperativas; h) el
consorcio de propiedad horizontal, i) toda otra contemplada en disposiciones de este Código o en
otras leyes y cuyo carácter de tal se establece o resulta de su finalidad y normas de
funcionamiento.
Se advierte el efecto omnicomprensivo ante la continua aparición de nuevas manifestaciones de
centros de imputación personificados. Al elenco del art. 33 CC se agregan las simples
asociaciones, las iglesias, confesiones, comunidades o entidades religiosas, las mutuales, las
cooperativas y toda otra contemplada en este Código o en otras leyes y cuyo carácter de tal se
establece o resulta de su finalidad y normas de funcionamiento. Nos permitimos apuntar que la
calidad de persona jurídica deberá ser expresa y no presumida de su finalidad y normas de
funcionamiento. A ello se agrega el consorcio de Propiedad Horizontal.

“ARTICULO 149. Participación del Estado. La participación del Estado en personas jurídicas
privadas no modifica el carácter de éstas. Sin embargo, la ley o el estatuto pueden prever
derechos y obligaciones diferenciados, considerando el interés público comprometido en dicha
participación.”
No hace sino reconocer lo que hoy resulta de las normas de la sociedad con participación estatal o
de las sociedades resultantes de las privatizaciones del año 90 que contenían ciertas previsiones
sobre el rol del Estado, que paradójicamente no fueron usadas para asegurar el normal
funcionamiento de esas sociedades[4], o el fenómeno de las participaciones de ANSES –al
eliminarse la privatización de los fondos de retiro- que generó no pocos conflictos en torno a
asientos en el directorio o reparto de utilidades.
Esta previsión luego podría conectarse a situaciones de crisis de personas jurídicas privadas y
deudas con el Estado para facilitar la reorganización.

“ARTICULO 150. Leyes aplicables. Las personas jurídica privadas que se constituyen en la
República, se rigen: a) Por las normas imperativas de la ley especial o, en su defecto, de este
Código; b) por las normas del acto constitutivo con sus modificaciones y de los reglamentos,
prevaleciendo las primeras en caso de divergencia; c) por las normas supletorias de leyes
especiales, o en su defecto, por las de este Título. - Las personas jurídicas privadas que se
constituyen en el extranjero se rigen por lo dispuesto en la ley general de sociedades.
Dos referencias importantísimas. Lo primero es que reconoce expresamente el contenido de
normas imperativas en la ley especial, anticipando nuestro criterio que son todas aquellas –incluso
en este régimen general- que tutelan los derechos de terceros, de la propia sociedad y de los
socios, frente a acciones de administradores o mayorías permanentes u ocasionales. En tal sentido
las que aseguran la representación orgánica y la consistencia patrimonial o imponen la liquidación
in bonis, o sea con activo suficiente para satisfacer el pasivo –que es la función de garantía del
capital social-[5].
Y por otra parte hacer notar la imposición a todas las personas jurídicas que se constituyan en el
extranjero a cumplir las normas de publicidad que les exige la ley de sociedades[6], poniéndolas
correctamente en igualdad de condiciones con las sociedades constituidas en nuestro país, para
operar, ser demandadas o actoras en juicios.

II – APOSTILLAS.

*Un tema que nuevamente ha quedado marginado es el tratamiento del acto o negocio colegial
colectivo, o de mayorías legitimadas. Su análisis se ha formalizado, y así continuará, a partir de la
asamblea de sociedades. Un aspecto de ello se refiere en el art. 177 CCC, generando un derecho
de minoría respecto al tratamiento de la responsabilidad de los administradores de las
asociaciones civiles, si un 10% de asociados se opone a su aprobación, “…quienes se opusieron
pueden ejercer la acción social de responsabilidad prevista para las sociedades en la ley especial”.
Y congruente con ello dispone que “Se aplican supletoriamente las disposiciones de las
sociedades comerciales en lo pertinente” (art. 186). Estas dos remisiones a un cuerpo legislativo
que es complementario del CCCo, son muestra hasta de la relativa generalización de normas
societarias expandidas a todas las personas jurídicas privadas.
Si se ha regulado la imposibilidad de adoptar resoluciones por mayoría en el art. 161 CCC, y
también se exige la forma de adopción de decisiones para las asociaciones y otras personas
jurídicas, incluso para la funcionalidad de los contratos asociativos, aquella es la única norma
general sobre el acto colegial colectivo.
*La eliminación de la distinción entre sociedades civiles y comerciales se concreta. La distinción
sólo era necesaria para determinar el carácter de una sociedad de hecho y de las normas
aplicables. Tanto las sociedades típicas comerciales como las sociedades civiles podían tener
indistintamente objeto comercial y civil[7].
Ello es congruente con la eliminación de los “actos de comercio”, sólo hay ahora actos jurídicos.

*Es fundamental delimitar las relaciones personificadas de las simplemente asociativas. La Ley
General de Sociedades concentra todas las sociedades y los llamados contratos asociativos, tres
de los cuales integraban la ley de sociedadaes comerciales, son derivadas al CCC.
El nuevo Código Civil y Comercial Argentino (CCC) regula nuevas formas de negocios en
participación. En primer lugar se regulan todas las sociedades en la que se llama Ley General de
Sociedades, que regula incluso la sociedad hoy llamada civil. En segundo lugar se trasladan de la
ley de sociedades comerciales al CCC todas las figuras contractuales, agrupándolas en el Capítulo
16 como “Contratos asociativos”, señalando el art. Inicial 1442 que “no se le aplican las normas
sobre la sociedad, no son, ni por medio de ellos se constituyen, personas jurídivas, sociedades ni
sujetos de derecho”, y conforme su primer párrafo se aplican a “todo contrato de colaboración, de
organización o participación, con comunidad de fin, que no sea sociedad”.
En el viejo régimen ya sosteníamos que una sociedad comercial podía tener objeto actos civiles, y
una sociedad civil actos de comercio, sólo existía necesidad de determinación de la actividad al
referirse a la sociedad de hecho.
Se elimina así de la ley de sociedades tanto la mal llamada sociedad accidental como los conratos
de colaboración empresaria, agrupación de colaboración y la unión transitoria de empresas, que no
son sociedades ni personas jurídicas –art. 1442 CCC-. En el art.3 inc.b) de la Ley aprobatoria del
Código Civil y Comercial de la Nación se derogan las normas de la indebidamente llamada
sociedad accidental o en participación (Secc. IX, Cap. II Ley 19.550, arts. 361 a 366),
consolidándose en un régimen unificado y contractual de negocios de colaboración con comunidad
de fines estructurado en el CCC..
El reconocimiento del carácter de “sociedad” como persona jurídica impone referirse a dos criterios
de “sociedad”.
Una concepción genérica es tanto mayor cuanto menos requisitos se exigen para configurar la
relación societaria, los que -en esa concepción amplia que engloba a la sociedad anómala o
sociedad en participación- podrían concretarse como:
l. fin, finalidad u objeto común o autónomo,
2. actividad negocial u origen negocial, no legislativo[8].
El nudo funcional, o de fin común, o carácter común de la relación aparece como fundamental[9].
Ese fin común no es sólo el medio o sociedad, sino la actividad funcional y el resultado: “la
participación en el beneficio a alcanzar con determinado negocio”[10].
Se deja así la advertencia que el uso de la palabra “sociedad” abarca, normativa o
doctrinariamente, supuestos no personificados.
Contrasta la concepción de sociedad en sentido lato con el criterio estricto de sociedad, que podría
caracterizarse por los siguientes elementos:

l. la manifestación externa,
2. la constitución de un patrimonio común o autónomo,
3. la durabilidad,
4. el carácter económico, además de común, del fin, para distinguirla de la asociación.
5. actividad u origen negocial.
6. organización o forma organizada,
7. reconocimiento legal de personalidad,
8. que se agregan, obviamente, al fin u objeto común.

* En el tapete, como persona jurídica, la sociedad constituida por un único socio ante el Proyecto
de Ley General de Sociedades surgido de unificación de los Códigos Civil y Comercial. Mientras la
subcomisión avalada luego por la Comisión la introducía con un amplio marco de utilización en la
vida diaria, el CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN ARGENTINA lo limita, en forma tal
que se avizora su utilización únicamente para los casos de la “filial” nacional o local de sociedades
de envergadura, con una curiosa regulación de la sociedad devenida de un único socio.
Es que ¿A favor de quién se instituye la personalidad? No siempre se tiene en cuenta que la
operatoria de una sociedad, con su personalidad jurídica, no sólo beneficia al que constituye el
nuevo ente, sino fundamentalmente a los terceros que se vinculan a la misma –en cuanto la
generación de la personalidad se haya formalizado por las vías de adecuada publicidad para evitar
la sorpresa de terceros (acreedores individuales de los socios que son subordinados)-. Y este es
punto central de la teoría de la personalidad jurídica.
Es advertible que frente a un empresario que desenvuelve varias actividades, es conveniente su
separación en beneficio de los acreedores, para que cada uno pueda asumir con responsabilidad
el otorgamiento del crédito y asuma las consecuencias –favorables o desfavorables- del
desenvolvimiento de la actividad.
La aceptación normativa de la división patrimonial generada por una declaración unilateral de
voluntad de escisión de su propio patrimonio, es la regulación de la empresa.
Justificando la sociedad de un único socio, Yadarola expresó: “El concepto inspirador de esta
doctrina no es ya el clásico, diría, de la sociedad-contrato, sino –me parece- el de patrimonio-
empresa; el problema se desplaza así del terreno subjetivo al patrimonio, objetivo; el substrato de
la sociedad no lo constituye una colectividad de sujetos humanos sino una masa de bienes
organizada en empresa económica”[11]. Siguiendo un par de páginas después “Una vez puestos
en funcionamiento... hecha la organización de la empresa,... –la pluralidad de socios- queda
reducido a la categoría de un elemento puramente formal, mientras que la personalidad jurídica se
presenta como una realidad viva y actuante; esta organización ha superado el mero contrato y se
ha convertido en sujeto de derecho”.
*Se incorporó al nuevo CCC un inciso que dice que es causal de disolución el agotamiento de los
bienes destinados a sostenerla (Art.163) más un art.167 in fine que no parece tan claro hasta que
se lo articula con las restantes normas.
“Parágrafo 3°. Disolución. Liquidación.
ARTICULO 163. Causales. La persona jurídica se disuelve por:
(…) c) la consecución del objeto para el cual la persona jurídica se formó, o la imposibilidad
sobreviniente de cumplirlo;( …) i) el agotamiento de los bienes destinados a sostenerla”.
Estas disposiciones específicas sobre disolución se establecen como una forma de resguardar los
intereses de terceros, mediante la protección del patrimonio de la sociedad como elemento real
para satisfacer los pasivos. Sólo reproducidos las previsiones legales que, como las
societarias, protegen a los terceros intentando evitar que la actividad de la persona jurídica pueda
provocar daño, manteniendo su consistencia patrimonial.
Esto es congruente con las actuales disposiciones sobre disolución de sociedades de pérdida del
capital social o imposibilidad patrimonial sobreviniente de cumplir el objeto. Si bien a las
sociedades, y en general a las personas jurídicas privadas, se accede por una decisión voluntaria,
la ley –y ahora CCC, reforzando el actual art. 48. 3. C.C. “Por la conclusión de los bienes
destinados a sostenerla”- adopta medidas para evitar el daño por el uso del instrumento técnico
organizativo. Las personas jurídicas deben liquidarse antes de entrar en insolvencia.
Es coherente sobre ello el art. 167 CCC en su segundo párrafo “La liquidación consiste en el
cumplimiento de las obligaciones pendientes con los bienes del activo del patrimonio de la persona
jurídica o su producido en dinero”, y el último párrafo “En caso de infracción responden ilimitada y
solidariamente sus administradores y aquellos miembros que, conociendo o debiendo conocer la
situación y contando con el poder de decisión necesario para ponerle fin, omiten adoptar las
medidas necesarias al efecto”. Se observa entonces que, la responsabilidad de administradores o
miembros se genera si el patrimonio es insuficiente para satisfacer las obligaciones, en identidad
con el art. 99 LS, aunque más acotado[12].
A su vez el art. 100 LGS, modificado con un agregado, dispone “Las causales de disolución podrán
ser removidas mediando decisión del órgano de gobierno y eliminación de la causa que le dio
origen, si existe viabilidad económica y social de la subsistencia de la actividad de la sociedad. La
resolución deberá adoptarse antes de cancelarse la inscripción, sin perjuicio de terceros y de las
responsabilidades asumidas”.
Superando los dogmatismos en torno a su naturaleza, relativizando las concepciones históricas en
una nueva formulación de la ficción jurídica, que absorbe al realismo, poniendo el acento en la
técnica de organización que asume cada legislación dejándola disponible a la autonomía privada
conforme tipos elegibles. El centro de las apostillas es la personalidad de esos tipos hasta
cumplirse la totalidad de los requisitos exigidos para generar efectos erga omnes[13].
La conceptualización sobre la persona jurídica es tema que requiere la adecuada comprensión de
las relaciones de organización asociativas como género propio de la cooperación y colaboración y,
dentro de ellas la tipicidad de la figura jurídica catalogada como persona jurídica.
La cuestión central sigue estando alrededor de las manifestaciones jurídicas que permiten predicar
la existencia de un centro de imputación diferenciado, con simplificación de relaciones,
determinando cuándo hay personalidad y los rasgos que la definen, con el objetivo de atender al
marco normativo de cada país[14]. Se parte del concepto de sujeto de derecho que es aquel a
quien la ley reconoce aptitud para ser titular de relaciones jurídicas, sean individuales o colectivos,
como técnica legal de simplificarlas.
El pensamiento se inclina hacia el reconocimiento normativo, y la diferenciación gira en torno a la
necesidad o no de considerar la preexistencia de un dato extranormativo para configurar la persona
jurídica y la consiguiente atribución de personalidad. Ello implica una decisión de técnica jurídica y
concreción legislativa. Nos hemos ocupado[15] sobre la personalidad como categoría normativa,
mediante la cual se articula un centro de imputación con capacidad jurídica.
La personalidad es una cualidad jurídica –una ficción legal[16]-, que requiere un sustrato real[17] –
previsto por la norma-, pues ninguna cualidad puede existir por sí misma, sino como atributo o
carácter de alguna cosa o sustancia. Lo real aquí es el sustrato: una escisión patrimonial derivada
de una persona física o jurídica por su decisión de organización conforme un ente personificado
por ley.
Deriva lo anticipado en que el sistema jurídico ha sido construido a través de normas para el acto
jurídico bilateral. Dentro de ese sistema aparecieron desestructurada y aluvionalmente normas
tendientes a dar soluciones a las relaciones de organización[18], reconociendo efectos a la
declaración unilateral de voluntad, a las modificaciones a las relaciones patrimoniales y de la
propiedad, a través de peculios, dominio imperfecto, y más contemporáneamente otras
modalidades de organización como la sociedad, fundaciones, patrimonios especiales y de
afectación, leasing, empresa, fideicomiso, fondos, de los que la realidad da cuenta todos los
días[19].
La existencia de patrimonios personificados requiere de una ley que autorice su constitución en
función de un determinado fin[20]. Como con otros recursos técnicos, los efectos respecto de
terceros se plasman en cuanto se han cumplido las formas o registros previstos[21].
El ente personificado por la ley está a disposición de la autonomía de la voluntad, que elige la
estructura conveniente a su empresa y cumpliendo los recaudos legales hacerla oponible a todos
los terceros, acreedores individuales de los miembros y de los terceros que se vinculen con el
nuevo centro imputativo.
Tema central, desde lo práctico, es determinar el momento desde que se reconoce la imputación
diferenciada erga omnes: ¿la elección del medio, la inscripción y/o la mera actuación? El CCC
señala la “constitución”. Pero el nacimiento (reconocimiento) y desaparición de un centro de
imputación (particularmente de una persona jurídica) se vincula a la realidad. Y la misma son las
relaciones jurídicas imputables a un conjunto de bienes o patrimonio separado (activas y pasivas).
O sea cuando ese centro es reconocido como diferenciado por y para terceros, y no se vinculan
con los miembros sino con ese centro.
La publicidad de hecho o de derecho, y las formalidades legales dan seguridad a miembros y,
particularmente, a terceros. A éstos por cuanto sus créditos se garantizan con el patrimonio
afectado (imputado). A los miembros por cuanto determinan grados de responsabilidad (tipicidad de
primer y segundo grado en el tipo elegido para organizarse), marcando el grado de estanqueidad
patrimonial respecto de los socios de no resultar satisfechas las obligaciones de terceros.
*El abuso en esos casos, como también en la sociedad con biplurilateralidad constitutiva y
funcional, permite aplicar el sistema de la llamada “inoponibilidad de la personalidad júrídica” –que
en forma alguna afecta a la persona jurídica-, permitiendo imputar o responsabilizar a los
abusadores (socios o controlantes). La personalidad jurídica subsiste salvo supuestos de sociedad
ficticia o confusión patrimonial absoluta que impondría liquidación y responsabilidad. El instituto
sólo altera las reglas de imputación y/o de responsabilidad. Imputación cuando se trata de soslayar
el cumplimiento de una obligación, y responsabilidad cuando se trate de reparar un daño[22]. La
desestimación en sentido estricto implica el desconocimiento del principio de división (separación o
escisión) patrimonial entre la sociedad y los socios o los terceros controlantes, pero normalmente
es usado en sentido lato, eliminando las limitaciones de responsabilidad de los socios fijados por el
tipo societario o de imputabilidad por las formas societarias. En este sentido se usa en el derecho
americano la expresión disregard of the legal entity[23]. La expresión “descorrer el velo”, usado en
el informe es superadora.
En la doctrina de EEUU se cuestiona la teoría del disregard por su imprecisión y se plantea si no es
una modalidad de responsabilizar, llegando a sostener que no existen elementos esenciales
diferenciadores entre esa teoría y de la presunción de responsabilidad por la enterprise theory.
Consideramos que el abuso de técnicas personificadas comporta un sistema de responsabilidad o
imputación propio de las relaciones de organización.
Se trata, frente al uso antifuncional de una sociedad persona jurídica, de revisar las diferentes
modalidades de evitar la frustración de derechos de terceros, socios o acreedores (de la sociedad
o de los socios), distinguiendo entre las técnicas de imputación aditiva o de responsabilidad de
integrantes de órganos y de controlantes, socios o no, además de la posible responsabilidad de
todos los socios.
La temática se afronta ahora genéricamente para todas las personas jurídicas en el “ARTICULO
144 CCC. Inoponibilidad de la personalidad jurídica.
La actuación que esté destinada a la consecución de fines ajenos a la persona jurídica, constituya
un recurso para violar la ley, el orden público o la buena fe o para frustrar derechos de cualquier
persona, se imputa a quienes a título de socios, asociados, miembros o controlantes directos o
indirectos la hicieron posible quienes responderán solidaria e ilimitadamente por los perjuicios
causados”.
Hemos analizado la diferencia entre imputar directamente la acción y responsabilizar a controlantes
por el uso abusivo de la técnica personificante[24]
La llamada inoponibilidad de la personalidad se desprende así, como generalización de la
formulación especial del art. 54 in fine de la ley de sociedades comerciales argentina (LSC)
mantenida en la ley general de sociedades (LGS) que regirá desde el 1° de agosto de 2015.
Cabe apuntar, en torno de la inoponibilidad, que la noción de desestimación se puede corresponder
a una modalidad o factor de atribución de responsabilidad a quien no la tiene por el negocio causal
o constitutivo de la persona jurídica, pero al mismo tiempo no sólo implica la responsabilidad por
los daños causados, sino –más importante aún– la imputabilidad del acto en forma aditiva, o en
otras formas de imputación. Ello no implica desimputar a la sociedad, sino adicionar la
imputación al controlante, socio o no, o a la sociedad, si se intentara imputar a un tercero. 
La declaración de inoponibilidad no afecta la normal y futura actuación del ente societario[25]. Por
el contrario, sólo afecta, terminantemente, el acto o relación jurídica particular, que por
extrasocietaria o fraudulenta haya ocasionado un perjuicio –impidiendo un acto o generando un
daño-, respecto de la cual, quien la hubiera hecho posible no podrán ocultarse tras el velo de la
personalidad. No estamos frente a un supuesto de nulidad -dijimos- que a su vez importe la
extinción de la sociedad, salvo que, como consecuencia de la declaración de inoponibilidad, se
afecte de manera insalvable el capital social, incurriendo el ente en una causal de disolución, con
efectos para el futuro. En definitiva se prescinde de la personalidad, y se imputa directamente el
hecho, acto o situación jurídica a la persona de los socios o controlantes que hicieron posible el
desvío. Hay una nueva imputación de la relación jurídica de que se trata, subsistiendo, en lo
demás, la normativa societaria.
Siempre quedarán pendientes aspectos de imputabilidad por el uso desviado de los centros
personificados o patrimonializados y las relaciones de organización –o de empresa-, que imponen
una visión diferente de la responsabilidad y la imputación, que hace conveniente gestar una
doctrina que vaya más allá de la mera extensión de responsabilidad.
Siempre todo es perfectible, pero el CCC brinda un avance en la integración de la teoría de la
personalidad jurídica, enmarcada dentro de las relaciones de organización que se van
incorporando al sistema jurídico nacional[26].

[1] RICHARD, Efraín Hugo – MUIÑO, Orlando Manuel. Derecho Societario, Ed. Astrea, Bs.As.,
1997, p. 36. “La personificación jurídica es un medio técnico-jurídico de simplificación de relaciones
jurídicas, que el legislador dispone conforme la política legislativa que se imponga para autorizar
que los particulares conciban el nacimiento de nuevos sujetos de derecho conforme lo autorice la
legislación”. En idéntico sentido SUAREZ ANZORENA, Carlos, “Personalidad de las sociedades”,
en ZALDÍVAR Enrique y otros. “Cuadernos de Derecho Societario”, T. I, Ed. Macchi, Bs.As., 1973,
p. 130. “…la persona societaria constituye un medio jurídico-cultural que el derecho posibilita a los
efectos de la mejor organización de los fines humanos que reputa lícitos”.
[2] Nto. “Contratos Asociativos” en Proyecto de Código Civil y Comercial Comentado, AAVV,
Dirección Julio Rivera, Ed.Abeledo Perrot, Buenos Aires 2012.
[3] “LA PERSONALIDAD JURÍDICA, EN EL DERECHO ESPAÑOL” en Libro del VII Congreso de
Academias Jurídicas y Sociales de Iberoamérica y Filipinas, A Coruña, España, Ed. Real Academia
Gallega de Jurisprudencia y Legislación, A Coruña España 2012, p.75 III.4.1.- Nacimiento de la
personalidad jurídica de las sociedades mercantiles. Uno de los problemas clásicos y más
importantes -por su trascendencia práctica-, suscitados en torno a la personificación de las
sociedades mercantiles, es el de cuándo y cómo surge esa personalidad; es decir: de qué manera
y a partir de qué momento, la previsión legal genérica por la que se reconoce - rectius, se concede-
personalidad jurídica a una sociedad, en abstracto, se materializa concretamente, en la adquisición
específica, por una sociedad (...), de la personalidad jurídica, que el Ordenamiento le permite
adquirir.
[4] En las privatizaciones de los 90, específicamente en el caso Aerolíneas Argentinas S.A. fue
usada la técnica del apalancamiento financiero, haciendo asumir a la sociedad las obligaciones del
grupo mayoritario generadas con la privatización. El caso fallado por nuestr Corte en “Provincia de
Chubut c/ Refinerías Carboníferas Patagónicas es paradigmático y puede verse en nto.
“INOPONIBILIDAD DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA: IMPUTABILIDAD Y RESPONSABILIDAD”,
en Revista de Derecho Privado y Comunitario, Ed. Rubinzal Culzoni, Santa Fe 2009, nº 2008 – 3
pág. 191 a 246.
[5] Nto. “La función de garantía del capital social frente a la agenda concursal –estudio
comparativo-“ en Libro homenaje al profesor Emilio Beltrán, edición del Instituto Iberoamericano de
Derecho Concursal, Cartagena de Indias, Colombia, octubre 2014, pág. 279.
[6] Nto. “NOTAS EN TORNO A PERSONALIDAD JURÍDICA” en Libro del VII Congreso de
Academias Jurídicas y Sociales de Iberoamérica y Filipinas, A Coruña, España, Ed. Real Academia
Gallega de Jurisprudencia y Legislación, A Coruña Espala 2012, pág. 407.
[7] En similar sentido el Código Civil de Felipinas dispone: 1. The Philippine Civil Code has
abolished the distinction between civil and commercial partnerships. Consequently, all partnerships
are now governed by the Civil Code (Articles 1767 to 1867). [For this reason, Article 1670 of the
Spanish Code was not reproduced in ours].
2. A partnership has a distinct juridical personality and may sue and be sued as such. (Articles 44
and 45 and 1768).
Being a consensual contract a partnership is perfected by mere consent and, thus, its personality
arises from the perfection of the contract, except in cases falling under Articles 1771 and 1773.
“Art. 1771. A partnership may be constituted in any form, except where immovable property or real
rights are contributed thereto, in which case a public instrument shall be necessary.
Art. 1773. A contract of partnership is void, whenever immovable property is contributed thereto, if
an inventory of said property is not made, signed by the parties, and attached to the public
instrument.”
3. The partnership referred to in Article 1775 is, exceptionally, not granted separate juridical
personality and are considered as mere co-ownerships, which have no separate juridical personality
and are governed by another set of codal articles. (Articles 484 – 501).

[8] Nto.Sociedad y contratos asociativos Ed. Zavalía, Buenos Aires 1989,. pág. 124. Se
corresponden estos criterios a aquellos que denominan como sociedad a lo que el mismo Vélez
Sársfield ya descartaba en su nota referida y transcripta al art. 1648 C.C.A. (Código Civil argentino
vigente hasta el 31 de diciembre de 2015).
[9] FERNÁNDEZ de la GÁNDARA,Luis La atipicidad en derecho de sociedades, Ed. Pórtico,
Zaragoza; p. 298 y ss., específicamente p. 304...El tema de la identidad causal del acto constitutivo
de sociedad pone en juego, en primer término, el problema de la validez dogmática del fin común
como medio de individualización de los fenómenos asociativos en sentido amplio y, dentro de
éstos, del contrato de sociedad.
13. Nto. Organización Asociativa, Ed. Zavalía, Buenos Aires.
[11] YADAROLA, Mauricio Sociedades Comerciales en tomo II de Homenaje a Yadarola, pág. 349,
específicamente pág. 354, reproduciendo el prólogo a la edición argentina de la obra de Roberto
Goldschmidt Problemas jurídicos de la sociedad anónima
[12] Nto. “EL ART. 99 LEY 19.550 Y CAUSALES DE DISOLUCIÓN DE SOCIEDADES (De cómo
evitar responsabilidad ante la insolvencia societaria)”en Revista de Derecho Comercial y de las
Obligaciones (RDCO) 2013-A- pág. 663, año 46, Ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires 2013.
[13] “LA PERSONALIDAD JURÍDICA, EN EL DERECHO ESPAÑOL”, ya citado, en las notas de
pág. 10) una vez que se hace distinción entre el concepto “Persona” y el concepto “Personalidad”;
una vez que se advierte que se “es” Persona, pero que se “tiene” Personalidad, gran parte del
problema queda solucionado. Ver también en el mismo libro nto. “NOTAS EN TORNO A
PERSONALIDAD JURÍDICA” en Libro del VII Congreso de Academias Jurídicas y Sociales de
Iberoamérica y Filipinas, A Coruña, España, Ed. Real Academia Gallega de Jurisprudencia y
Legislación, A Coruña España 2012, pág. 407.
[14] JUNYENT BAS, Francisco Alberto – RICHARD, Efraín Hugo “Acerca de la persona jurídica. A
propósito de los debates sobre su conceptualización y otros aspectos derivados de ello”, en libro
colectivo “Homenaje a los Congresos Nacionales de Derecho Civil (1927 – 1937 – 1961 – 1969),
Edición Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba (4 tomos) tomo 1 pág.
455, Córdoba 2009, y ”ARISTAS SOBRE LA INOPONIBILIDAD DE LA PERSONALIDAD
SOCIETARIA (y la responsabilidad de administradores societarios)” en “Temas de Derecho
societario vivo” de AAVV, Ed. Fundación para la Investigación y Desarrollo de las Ciencias
Jurídicas, Bs. Aires 2007, pág. 105 y ss..
[15] RICHARD, Efraín Hugo “PERSONA JURIDICA Y TIPICIDAD. Ponencia a las Jornadas
Nacionales sobre la Unificación de las Obligaciones Civiles y Comerciales, Buenos Aires 1986,
“Persona jurídica, empresa, sociedad y contratos asociativos en la unificación del derecho privado”
en “1a. Conferencia Internacional sobre la unificación del derecho privado argentino”, San Miguel
de Tucumán 1987, “PERSONALIDAD DE LAS SOCIEDADES CIVILES Y COMERCIALES,
TIPICIDAD E INOPONIBILIDAD DE LA PERSONALIDAD JURIDICA COMO EXTENSION DE LA
RESPONSABILIDAD DE SOCIOS O CONTROLANTES, EN EL DERECHO ARGENTINO, en Rev.
de Derecho Mercantil, Nos. 193-194, Madrid 1989, “PERSONALIDAD JURIDICA Y CONCEPTO
DE SOCIEDAD” y “la contraposicion contractual entre persona juridica Y persona fisica del
proyecto de unificacion, comunicaciones a las III Jornadas de Derecho Civil y Comercial de La
Pampa, Abril de 1991, a la Comisión I sobre PERSONALIDAD JURIDICA;“LA PERSONA
JURIDICA EN LA EVOLUCION CONTEMPORANEA en Separata de Anales de Academia Nacional
de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, t.XXV Pág. 81 y ss., “LA PERSONALIDAD JURIDICA
EN LAS SOCIEDADES COMERCIALES ponencia a las XII Jornadas Nacionales de Derecho Civil,
Bariloche 1989
[16] “LA PERSONALIDAD JURÍDICA, EN EL DERECHO ESPAÑOL”, ya citado , p.27 “…tampoco
se puede sostener que la Persona Jurídica sea una simple ficción. O mejor dicho, y para ser más
precisos- que sea una simple ficción “verbal”. Ciertamente, la Persona Jurídica es una ficción, pero
se trata de una verdadera ficción “jurídica”[16], y no un mero “flatus vocis”; no se trata de un simple
mudar las palabras, para describir un mismo fenómeno. Muy por el contrario, si una Ficción jurídica
ficción jurídica es la noción que designa el procedimiento de la técnica jurídica mediante el cual,
por ministerio de la Ley, “se toma por verdadero algo que no existe o que podría existir, pero se
desconoce, para fundamentar en él un derecho, que deja de ser ficción para conformar una
realidad jurídica”, entonces no cabe la menor duda de que esto es lo que sucede con la Persona
Jurídica; con la personalidad jurídica de Derecho privado, de las sociedades y fundaciones
mercantiles,…y -sobre todo- dotado de una propia aptitud para ser centro de imputación de
relaciones jurídicas. - …
[17] Como lo expresa la exposición de motivos adhiriendo a la tesis de la realidad jurídica "Se
declara expresamente la calidad de sujeto de derecho que la sociedad reviste, si bien se precisa
que ella guarda el alcance fijado en la ley. En este particular se adopta la mas evolucionada
posición en punto a la personalidad jurídica y, de este modo, la sociedad resulta así no sólo una
regulación del derecho constitucional de asociarse con fines útiles y una forma de ejercer
libremente una actividad económica, sino que constituye una realidad jurídica, esto es ni una
ficción de la ley, reñida con la titularidad de un patrimonio y demás atributos propios de la
personalidad como el domicilio, el nombre, la capacidad, ni una realidad física, en pugna con una
ciencia de valores. Realidad jurídica que la ley reconoce como medio técnico para que todo grupo
de individuo pueda realizar el fin lícito que se propone... Lo expresado justifica el mantenimiento
del precepto aún ante el nuevo texto del art. 39 del Código Civil...”.
[18] “LA PERSONALIDAD JURÍDICA, EN EL DERECHO ESPAÑOL”, ya citado p. 19 La
personalidad de las sociedades …constituye…la técnica de que se vale el Ordenamiento para dar
respuesta al fenómeno de los operadores económicos colectivos o patrimonial-institucionales, en
su ciclo de presencia en el mercado.
[19] RICHARD, Efraín Hugo La responsabilidad en el contrato de leasing y fideicomiso, publicado
en AAVV “Responsabilidad por daños en el tercer milenio – Homenaje al Profesor Doctor Atilio
Aníbal Alterini, 1997, Ed. Abeledo Perrot, pág. 561, directores Alberto Bueres y Aída Kemelmajer de
Carlucci. Y nuestros libros “Organización Asociativa”, Ed. Zavalía; “Las relaciones de Organización
– El sistema jurídico del Derecho Privado” (2ª ed.), “Relaciones de organización – Sistema
societario” y “Relaciones de Organización – Sistema de contratos de colaboración”, editados por la
Academia.
[20] No ingresamos en el tema de la causa que guía a los constituyentes, pero entendemos que
ella es la elección del tipo personificado para afrontar determinada empresa (objeto-actividad).
[21] “LA PERSONALIDAD JURÍDICA, EN EL DERECHO ESPAÑOL”, ya citadop.34De ahí que,
debido a una ficción legal, basada en la presencia de un sustrato material, se finja una persona en
forma de organización. - Este planteamiento podría, tal vez, enraizar en las nuevas concepciones
acerca de la eficacia del Contrato; en efecto: el Contrato, en general -y el de constitución de una
sociedad no puede constituir una excepción-, es susceptible de ser considerado en términos de
una global "situación contractual"; perspectiva que no carece de trascendencia para el Derecho, y
desde la cual es posible conjugar dos ideas, tan aparentemente contradictorias, como la del
"principio de relatividad del Contrato" y la del "principio de oponibilidad absoluta de la situación
contractual", que ni siquiera los terceros no contratantes, pueden válidamente desconocer ni
lesionar [21]. Y, en este sentido, la oponibilidad absoluta de un contrato que crea una organización
destinada a actuar en el tráfico y a crear relaciones jurídicas con terceros, podría muy bien consistir
en el reconocimiento de lapersonalidada la organización creada.
[22] RICHARD, E.H. Inoponibilidad de la persona jurídica. Imputabilidad y Responsabilidad,en
Revista de Derecho Privado y Comunitario, Ed. Rubinzal Culzoni, Santa Fe 2009, nº 2008 – 3
págs. 191 a 246.
[23] Court of Appeal for the Fifth Circuit, con fecha 29 de enero de 1990 sostuvo que el recurso de
la personalidad jurídica no puede ser superado para afirmar la responsabilidad de la sociedad
controlante en relación a los costos relativos a la bonificación de un área en la que actúa una
sociedad totalmente controlada.... A criterio de la corte el superamiento del recurso de la
personalidad jurídica debe ser limitado a la situación en la que la forma de la sociedad
PERSONIFICADA es usada como una función preordenada a un fin fraudulento o al efecto de no
incurrir en responsabilidad personal (cfr. Corporate Veil Cannot Be pierced To impose Superfund
Liability On Parent, in Securities Regulation y Law Reports, vol. 22, 2 febbraio 1990, p. 158 y ss.).
[24] Nto. ya citado “INOPONIBILIDAD DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA: IMPUTABILIDAD Y
RESPONSABILIDAD”, en Revista de Derecho Privado y Comunitario, Ed. Rubinzal Culzoni, Santa
Fe 2009, nº 2008 – 3 pág. 191 a 246.
[25] Es importante determinar que los efectos de la nulidad no son distintos sobre el negocio
constitutivo que los de la teoría general (nulidad absoluta con efectos ex tunc), pues sólo con
relación al ente personificado obra como causal de disolución, apuntando así a lo limitado de las
expresiones “desestimación de la personalidad jurídica”.  Y también se comprenderá, con el
criterio unicista en torno de la personalidad y sus diferencias con sistemas continentales, que la
desestimación o la inoponibilidad de la personalidad en nuestro derecho sólo se refieren a vicios
del negocio constitutivo (afectación a la legítima o a la sociedad conyugal) que, en el mejor de los
casos, pueden actuar –cuando existen– para afectar ese negocio, pero sin alterar la relación ente
personificado-terceros de buena fe, que se regirá por los principios generales y, en el peor de los
casos, operando como causal de disolución o de escisión –resolución parcial o disminución
voluntaria de capital social–. En otros supuestos, esa inoponibilidad de la personalidad
jurídica e imputación directa por el uso abusivo del medio técnico que señala el art. 54, parte
última, de la LSC, determina una imputación aditiva al controlante socio o no socio, implicando una
imputación –en casos extensión de responsabilidad-, que no altera la imputabilidad a la sociedad
que luego pueda reclamar los daños causados por aquél.
[26] Nto. “LAS RELACIONES DE ORGANIZACIÓN Y EL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL”, en El
Dial 2014.

Citar: elDial DC1EAE


Publicado el: 13/03/2015
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