You are on page 1of 2

Ya era el año 33 de nuestra era, Jesús había hecho arreglos para conmemorar la pascua que se le

conocería después como la última cena. Después de haber llevado a cabo la cena Jesús les menciona
algo a los apóstoles que los deja desconcertados, les dice que se les haría tropezar. ¿Cuál fue la
reacción de estos apóstoles al escucharlo decir eso?

Leamos Marcos 14: 29. ¿Notamos inseguridad en las palabras de Pedro? No, incluso dice que los
demás podrían tropezar excepto él. Después de esto Jesús le responde a Pedro diciéndole que esa
misma noche lo repudiaría o rechazaría no solo una, sino tres veces. Leamos la respuesta de Pedro
en Marcos 29: 31. En esta ocasión Pedro va más allá y dijo que daría hasta su vida por Jesús, ¿y los
demás?, se menciona que también dijeron lo mismo.

¿Qué es lo que pasó después? Jesús y sus apóstoles fueron hasta Getsemaní donde Jesús oraría,
después de haberlo hecho y haber encontrado tres veces a sus apóstoles durmiendo en lugar de
haber estado orando tal como Jesús les dijo llegó una muchedumbre armada para arrestar a Jesús,
Jesús estaba sereno, pero los discípulos hicieron algo, hicieron lo registrado en Marcos 14: 50.
Huyeron, huyeron por temor a lo que la multitud les podría hacer, abandonando así a su maestro.
Pedro lo siguió de lejos hasta el patio del sumo sacerdote, algunos lo empiezan a reconocer por
haber estado con Jesús, es ahí cuando Pedro niega rotundamente conocerlo.

Los apóstoles estaban temiendo a los hombres. ¿Cómo es posible que los apóstoles que habían
pasado mucho tiempo con Jesús, que habían visto grandes muestras de que era el hijo de Dios, en
esos momentos estén temiendo más al hombre que a Dios, abandonando así a Jesús?

Uno de los motivos por los cuales cedieron al temor al hombre fue porque estaban demasiado
confiados de que serían fieles, tanto así que cuando Jesús les dijo que oraran ellos durmieron, no se
alimentaron espiritualmente, no fortalecieron su fe y confianza en Jehová.

¿Nosotros también podríamos caer y ceder al temor al hombre? SI. A diario pasamos por
circunstancias que ponen a prueba nuestra lealtad a Dios y nuestra valentía, tal como se muestran
en la parte baja de la página 7 de su guía de actividades. Situaciones en las que el resto nos presiona
para desobedecer las normas divinas, diciendo que sufriremos malas consecuencias si no hacemos
lo que ellos quieren. Entonces, ¿qué debemos hacer para obedecer al Jehová en lugar de temer al
Hombre?

No debemos confiarnos, por ejemplo ahora podríamos pensar en que si nos presionan para cantar
el himno tal como se ve en la imagen o para participar en alguna actividad inapropiada en nuestro
trabajo podríamos rechazar fácilmente esa presión a pesar de que nos amenacen de expulsión o de
despido, pero ¿realmente esteremos preparados para ese momento? ¿Y si nos dicen que por
desobedecer lo que los demás dicen moriremos, en una situación como la primera imagen? Nunca
pensemos que una situación de ese tipo podría pasarnos.

Después de la resurrección de Jesús los apóstoles reanudaron su ministerio a pesar de la oposición


fuerte ¿qué los ayudó a dejar de temer al hombre?

Tomaron en cuenta con mucha más seriedad las advertencias que Jesús les había hecho antes de
morir. Sabían que los odiarían a causa del mensaje divino que proclamaban y por vivir de acuerdo
como Dios quería, por eso demostraron valor y firmeza frente a la oposición.
Además confiaron plenamente en Jehová y le clamaron por ayuda.

Para no dejarnos llevar por el temor al hombre la clave está en confiar en nuestro creador. Esa
confianza se basa en conocimiento y experiencia. ¿Cómo lo logramos? Cuando estudiamos su
Palabra, la biblia, vemos prueba de sus grandes cualidades. Nos familiarizaremos con sucesos que
demuestran su confiabilidad, la seguridad de sus promesas, su amor. Luego, cuando obramos en
conformidad con ese conocimiento, haciendo lo que Jehová manda y rechazando firmemente lo que
condena, empezamos a sentir en nuestra vida su cuidado amoroso y confiabilidad. Vemos
personalmente cómo utiliza su poder para cumplir su voluntad. Aumenta nuestra confianza en él,
nuestro amor a él y nuestro deseo sincero de no desagradarle. Esa confianza tiene un fundamento
sólido, será un refugio, un escudo para no ceder al temor al hombre.

You might also like