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“AÑO DEL DIALOGO Y LA RECONCILIACION NACIONAL”

FACULDAD DE CIENCIAS DE LA SALUD


ESCULA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

MONOGRAFÍA:

“MEMORIA OPERATIVA”

AUTORES:

CACÑAHUARAY CRUZ, PEDRO.

DE LA CRUZ CAÑARI, PAOLA SOFIA.

ASIGNATURA:

PSICOLOGIA COGNITIVA.

CICLO:

IV “A”.

DOCENTE:

OROZCO CORDOVA, FRANK.


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INDICE

DEDICATORIA…………………………………………………………………………….2

AGRADECIMIENTO………………………………………………………………………3

RESUMEN…………………………………………………………………………………4

ABSTRACT………………………………………………………………….……………..5

INTRODUCCION………………………………………………………………………….6

CAPÍTULO 1: MEMORIA OPERATIVA………..……………………………..…………7

1.1. EJECUTIVO CENTRAL……………………………………..…………….…7

1.2. BLUCLE FONOLOGICA…………………………...…………….................7

1.3. AGENTE VISOESPACIAL……………………………….………..…………8

1.4. MODELO MODAL DE BADDELEY Y HITCH…….....…………..............10

1.5 MODELO MODAL DE ATKINSON SHIFFRIN………………………...….11

CAPÍTULO 2: CÓMO OPERA LA MEMORIA OPERATIVA…………………………13

2.1. MECANISMOS DE MANTENIMIENTO ACTIVO……………………..…13

2.2. FUNCIÓN DE LA CORTEZA PREFRONTAL EN EL

ALMACENAMIENTO Y CONTROL………………………………………..…..15

CAPÍTULO 3: TENDENCIAS ACTUALES…………………………..……………..…17

3.1. EL BUFFER EPISÓDICO…………………………………..………………17

3.1.1. VARIABILIDAD DE UNA PERSONA A OTRA…………………19

3.1.2. FUNCIÓN DE LA DOPAMINA……………………………...……21

CONCLUSIONES………………………………………………………………….…….23

BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………………………..26
4

DEDICATORIA

A nuestro docente por su gran apoyo y motivación para la culminación de nuestros


estudios profesionales, por su apoyo ofrecido en este trabajo, por habernos
transmitido los conocimientos obtenidos y habernos llevado paso a paso en el
aprendizaje.
5

AGRADECIMIENTO

Agradecemos a todos nuestros maestros ya que ellos nos enseñaron valorar los
estudios y a superarnos cada día, también agradecemos a nuestros padres porque
ellos estuvieron en los días más difíciles de nuestra vida como estudiantes. Y
agradecemos a Dios por darnos la salud que tenemos y además un cuerpo sano y
una mente de bien Estamos seguro que nuestras metas planteadas darán fruto en
el futuro y por ende nos debemos esforzar en todo lugar sin olvidar el respeto que
engrandece a la persona.
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RESUMEN

En el presente trabajo se expone una revisión del concepto “memoria operativa”,


teniendo en cuenta dos aproximaciones principales. Por una parte la psicología
cognitiva, particularmente en el campo de la memoria y el aprendizaje; mientras que
por otra parte, se presentan algunos aspectos del aporte de las neurociencias, tanto
en lo relacionado con fenómenos clínicos como experimentales. Se hace referencia
al síndrome prefrontal desde una perspectiva histórica, se consideran igualmente
algunos estudios electrofisiológicos, de imagen funcional, así como los relacionados
con ablaciones corticales. Se presenta al final, un modelo de “circuitería” asociada
con el proceso de la memoria operativa, en el cual se consideran cinco circuitos
básicos: tanto los que se establecen entre regiones corticales, como entre estas y
estructuras subcorticales.

Palabras clave: memoria, psicología (aspectos cognitivos), generalización de la


respuesta, tiempo de reacción, corteza prefrontal.
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ABSTRACT

This paper presents a review on the concept of “Working memory” from two main
approaches. On the one hand the cognitive psychology, particularly in the learning
and memory fields, while on the other hand it is presented the perspective from
neuroscience data: clinical and experimental. It is referenced the prefrontal
syndrome from a historical point of view, additionally some electrophysiological,
functional imaging, and cortical ablations works are summarized. At the end of the
document it is also introduced, a model of the cortical circuitry concerned with
working memory processing; five circuits are considered: cortico-cortical as well as
cortico-sub cortical loops are depicted.

Key words: memory, psychology, generalization, response, reaction time, prefrontal


cortex.
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INTRODUCCION

Dentro de la psicología cognitiva actual, un constructo central es el de la “memoria


operativa”, entendida como el dispositivo o mecanismo encargado de procesar y
mantener la información relevante durante el desarrollo de las tareas cognitivas
(Baddeley y Hitch, 1974). En este sentido, pues, se concibe como una ―memoria
activa‖ o ―memoria de trabajo‖ (working memory) que jugaría un papel
determinante en el funcionamiento cognitivo general. Todos los procesos de
pensamiento implicados en las tareas simples o complejas que se realizan
habitualmente como repasar la lista de la compra, leer un libro, ver la televisión o
las funciones del trabajo diario, se llevan a cabo a partir de la manipulación y la
retención de la información necesaria dentro de esta memoria operativa (en
adelante MO) y de ahí su nombre. Su conceptualización es atribuida a Baddeley y
Hitch cuando en 1974 presentan su modelo multicomponente con el que proponen
una primera definición y elaboración teórica del constructo; pero sería injusto no
mencionar que esa terminología ya había sido utilizada por Miller, Galanter y
Pribram (1960) para referirse justamente a la parte activa‖ de la memoria. En este
primer capítulo, comenzaremos con una breve revisión histórica acerca de la
aparición y desarrollo del constructo de MO, a raíz de la reevaluación del
denominado almacén primario, temporal o a corto plazo. Continuaremos ofreciendo
una panorámica general de los modelos y concepciones teóricas más importantes
y actuales, donde otorgaremos un papel sobresaliente al modelo “multicomponente”
de Baddeley y Hitch (1974) y sus posteriores revisiones. Seguidamente, nos
centraremos en la importancia que se ha otorgado a la MO en la explicación de la
ejecución cognitiva, y en referencia tanto a las diferencias individuales en general,
como a las diferencias evolutivas en particular.
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CAPÍTULO 1: MEMORIA OPERATIVA

Las nuevas aproximaciones dentro del estudio de la memoria han podido


profundizar más dentro de la memoria a corto plazo. Estos estudios son los que se
ha encargado de definir a la memoria operativa. La memoria operativa es el sistema
de componentes interactivos que mantiene información adquirida de manera
reciente o material almacenado que ha sido reactivado para que se encuentre
disponible para un mayor procesamiento.

1.1 EJECUTIVO CENTRAL

La información almacenada en el sistema operativo pasa a su vez por otros


subsistemas. Entre ellos, el sistema ejecutivo central es el encargado coordinar,
distribuir y supervisar toda la información almacenada. Mientras que los demás
sistemas están encargados de almacenar información, el sistema ejecutivo
central cumple un rol activo y trascendental dentro del sistema cognitivo. Este
sistema es el encargado de los aspectos atencionales y estratégicos y tiene como
misión controlar, coordinar y supervisar los procesos mentales.
En otras palabras, el sistema ejecutivo central es el encargado de coordinar los
recursos y distribuirlos en diferentes almacenes según la función que se pretenda
llevar a cabo. Esto quiere decir que es un sistema activo que opera sobre los
almacenes pasivos donde se deposita la información. En base a la labor que
cumple, este sistema podría ser considerado el de mayor importancia ya que es
quien controla a los demás sistemas.

1.2 .BLUCLE FONOLOGICA

Dentro de la memoria operativa función tres subsistemas. Uno de ellos, el


ejecutivo central, cumple funciones de dirección, mientras que los otros dos cumplen
funciones de almacenamiento. Uno de esos dos sistemas es el bucle fonológico, el
encargado de almacenar información verbal. El bucle fonológico, o lazo articulatorio,
es el sistema encargado de conservar transitoriamente el material que se codifica
verbalmente. Este sistema está subordinado al sistema ejecutivo central, ya que es
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este quien le encarga el almacenamiento y la manipulación de información basada


en el lenguaje. Específicamente cumple dos funciones. Por un lado es el encargado
del almacenamiento (función pasiva) y por otro lado está encargado del
mantenimiento de dicha información verbal (función activa). Este sistema tiene una
capacidad limitada de almacenamiento de información y es susceptible a
interferencias. A su vez, el bucle fonológico está directamente vinculado con el
aprendizaje del lenguaje lectoescrito, por ello, se lo considera como el responsable
de los errores ortográficos de carácter fonológico.

1.3 AGENTE VISOESPACIAL

Dentro de la memoria operativa, la agenda visoespacial es uno de los


subsistemas de almacenamiento de información subordinados al sistema ejecutivo
central. Este sistema específicamente almacena información visual o espacial. La
agenda visoespacial es un sistema auxiliar de la memoria operativa, subordinado al
ejecutivo central, que está encargado del mantenimiento y manipulación de
elementos de carácter visual o espacial y, a su vez, de la información verbal que
haya sido codificada en forma icónica. Este sistema está especializado en la
producción y manipulación de imágenes mentales. Las investigaciones al respecto
han sugerido que la agenda visoespacial cuenta con un mecanismo de repaso
capaz de alargar la permanencia de la imagen visoespacial en la memoria de
trabajo. Al igual que el bucle fonológico, este sistema tiene una capacidad limitada
de almacenamiento de información y es susceptible a interferencias. Entre las
actividades de las que este sistema participa se encuentran la orientación espacial,
la comprensión de textos y el cálculo mental.

1.4 EL MODELO CLASICO DE MO DE BADDELEY Y HITCH

El modelo que propusieran Baddeley y Hitch en 1974, puede considerarse


aún hoy el principal modelo de MO, el cual sigue vigente gracias a las últimas
revisiones realizadas por el propio Baddeley (2000) como veremos más adelante.
Lo más reseñable de este modelo es que es el que inaugura realmente la
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concepción de la MCP esencialmente como una “memoria operativa”, ya que fueron


estos autores los que recogiendo el término, hicieron explícito cómo se debía
entender este tipo de memoria en referencia a su papel “activo” en el contexto del
funcionamiento cognitivo global; es decir, analizándola, no como “almacén”, sino
como un espacio “operacional” o de “trabajo”. Estos autores también parten del
modelo de Atkinson y Shiffrin, pero tratan de desarrollar un nuevo modelo para las
funciones de la MCP que diera mejor cuenta de los datos obtenidos hasta el
momento. Partiendo del supuesto básico del modelo modal, razonaron que si el
ACP era un almacén unitario de capacidad limitada no podía ser eficiente también
con las funciones de memoria operativa o de trabajo. De este modo, cuando el ACP
tuviera que actuar como MO y como almacén de retención de información al mismo
tiempo, era esperable desde el inicio un deterioro en su función operativa. Para
contrastar esta idea comenzaron a utilizar el conocido paradigma experimental de
la «doble tarea» en el que se presentan dos tareas simultáneas, una de
procesamiento y otra de almacenamiento. Por ejemplo, se pide a los sujetos realizar
sumas sencillas (procesamiento) mientras tratan de recordar una serie de colores
presentados simultáneamente (almacenamiento). Según el modelo modal, el
deterioro en alguna de las tareas, o en las dos, 5 mostraría que ambas requieren
para su ejecución del mismo sistema de capacidad limitada, en el que competirían
por los mismos recursos. Pero si, por el contrario, no hay repercusión en la tarea de
procesamiento, tendríamos que suponer que ambas, procesamiento y
almacenamiento, se llevan a cabo en estructuras diferentes, aunque pudieran estar
controladas por un mismo mecanismo central.

1.5 MODELO MODAL DE ATKINSON SHIFFRIN

Más allá de los enfoques puramente estructurales que se habían presentado


hasta la fecha, y de los cuales hemos dado algunas pinceladas, Atkinson y Shiffrin
(1968), proponen una explicación de la memoria a través de dos grandes
dimensiones: a) las características del sistema, estructurales y fijas de una situación
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a otra, que incluiría los almacenes básicos de memoria ya referidos (MCP y MLP);
y b) los procesos de control que el sujeto selecciona, elabora y utiliza a su voluntad,
pudiendo variar de una situación a otra. En concreto, estos autores ya se refieren a
los procedimientos de codificación, operaciones de repaso y estrategias de
búsqueda (véase la Figura 1.1). Así como ya hemos apuntado, podemos señalar
que este “modelo modal”, aunque de forma implícita, es el primero que incorpora
funciones de la memoria propiamente activas, abandonando así la concepción
pasiva relativa a almacenes donde únicamente se retenía o guardaba la
información. Por su importancia como marco descriptivo y conceptual básico que de
algún modo, aún permanece vigente, vamos a referirnos brevemente a cada uno de
estos dos planos.
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CAPITULO 2. CÓMO OPERA LA MEMORIA OPERATIVA

Hemos echado un vistazo a los compartimentos del modelo de la memoria


operativa, los cuales son los sistemas de almacenamiento y el ejecutivo central.
Gran parte de la investigación aquí analizada aporta pruebas de que estos
componentes son distintos y se pueden disociar. Los compartimentos pueden tener
otros dentro de ellos: los componentes de los sistemas de almacenamiento verbal
y visuoespacial pueden ser independientes y dentro de cada uno de estos sistemas
puede haber distintos mecanismos especializados en almacenar y reactivar los
elementos almacenados mediante ensayo mental. Ahora las preguntas conciernen
a lo que hay dentro de las cajas del modelo: ¿Qué las hace funcionar?, ¿cómo
trabajan en realidad en el cerebro esos almacenamientos y mecanismos de control?

2.1 MECANISMOS DE MANTENIMIENTOS ACTIVO.

Una forma de empezar es preguntar « ¿cuál es la naturaleza de la


representación de memoria que se almacena?» Esta pregunta ha predominado a lo
largo de la historia de la Psicología y la Neurociencia. Hoy en día hay un acuerdo
generalizado en que las representaciones de memoria a largo plazo ocurren como
factores que potencian (o debilitan) de modo relativamente permanente las
conexiones entre poblaciones neurales. Utilizando el vocabulario de los modelos de
redes neurales, podemos llamar a estos cambios memoria basada en el peso, dado
que las representaciones de memoria toman su forma de la fuerza o peso de las
conexiones neurales. Aunque las memorias basadas en el peso son estables y
duraderas, no siempre somos conscientes de ellas, debido a que reflejan un cambio
estructural en las vías neurales que sólo se revela cuando dichas vías son activadas
por un input.
Parece ser que el almacenamiento a corto plazo se basa en un mecanismo
diferente, al que podemos llamar memoria basada en la actividad, en el cual la
información se retiene como una pauta de actividad sostenida o persistente en
poblaciones neuronales específicas (O’Reilly et al., 1999). Las memorias basadas
en la actividad son más accesibles pero menos permanentes. Las señales de
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activación pueden propagarse continuamente a todas las neuronas conectadas


entre sí, pero una vez que cambia el nivel de activación, se pierde la información
que se almacenó originalmente. Pensemos en mantener un pensamiento en la
mente, como el comentario que queríamos hacer en la conversación de las
películas. Mientras que la información está en este estado, en nuestra memoria
operativa, es fácilmente accesible y así puede influir directamente en qué palabras
elegimos para hablar y en que podamos hacer nuestro comentario de un modo
fluido. ¿Pero, qué sucede si en vez de ello nuestro comentario se pierde de la
memoria operativa? En ese caso, tendríamos que recuperarla de la memoria a largo
plazo. La información posiblemente se encuentre por allí, almacenada en el cerebro
pero menos accesible, hasta que se recupera en la memoria operativa. Entretanto,
es probable que nos encontremos sin palabras, incluso si tenemos la ocasión de
intervenir en la conversación. Estas características encajan bien con las distinciones
funcionales entre una memoria operativa rápida, on line y flexible, y la memoria a
largo plazo, más lenta pero más permanente.
Mucho de lo que se ha aprendido respecto a cómo ocurre en el cerebro el
almacenamiento basado en la actividad procede de los estudios neurocientíficos
que utilizan registros neurales directos realizados en monos cuando éstos realizan
tareas de memoria operativa sencillas. Un procedimiento experimental habitual es
el de la tarea de respuesta demorada: se presenta brevemente una señal clave y,
tras una cierta demora —durante la cual supuestamente la información que contiene
la clave ha de mantenerse en el almacén a corto plazo—, se requiere una respuesta.
Muchos de estos estudios están diseñados de modo que la respuesta se manifieste
como un movimiento ocular. Se adiestra al animal mediante el sistema de
recompensa para que mantenga los ojos fijos en un punto central de una pantalla.
Una breve clave visual, tal como un punto de luz, aparece en una de las ocho
localizaciones posibles en la pantalla, mientras que el animal sigue mirando
directamente al frente. Después de un intervalo especificado, que dura entre 2 y 30
segundos, se le da al animal una señal de «adelante» para que mueva los ojos a la
localización exacta en la que apareció la luz. De nuevo, esto se logra mediante
adiestramiento, recompensando la respuesta correcta con comida o zumo. Puesto
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que la ubicación de la clave varía al azar de un ensayo a otro, el animal ha de


basarse en su memoria operativa de la ubicación de la clave para poder dar la
respuesta correcta.

2.2. FUNCION DE LA CORTEZA PREFRONTAL EN EL ALMACENAMIENTO Y

CONTROL.

Aunque la corteza prefrontal no es la única área del cerebro en la que se


observa activación sostenida durante el período de demora en tareas de memoria
operativa —diversos estudios la han observado asimismo en otras áreas, en
particular en la corteza parietal y la temporal (Fuster, 1995) —, parece ser que la
corteza prefrontal juega un papel especial en mantener, de modo activo, la
información. En el estudio en que esto se demostró más claramente, se registró la
actividad neuronal en primates no humanos tanto en la corteza temporal como en
la prefrontal durante la realización de una tarea de emparejamiento demorado (Miller
et al., 1996). En esta variante de una tarea de reconocimiento de elementos, se
presentaron elementos de distracción intercalados en el plazo comprendido entre la
presentación de un elemento y el elemento de prueba siguiente. Tanto en la corteza
temporal como en la prefrontal se apreció una activación sostenida y selectiva
durante el período de demora; sin embargo, cuando se presentaba un elemento de
distracción, la activación específica para un estímulo (es decir, responder
preferentemente a él) desaparecía en la corteza temporal pero se mantenía en la
corteza prefrontal. Este trabajo se examina con mayor detalle en el recuadro «Una
visión más detenida».
En estudios que utilizaron una variante espacial de la tarea, se advirtió la misma
pauta de actividad parietal y prefrontal: los elementos de distracción redujeron la
respuesta parietal, pero no la prefrontal (Constantinidis y Steinmetz, 1996). Se han
obtenido resultados similares en seres humanos mediante estudios con RMf (Jiang
et al., 2000). Tomados en conjunto, estos resultados sugieren que en el cerebro
debe haber regiones especializadas no sólo en cuanto al tipo de material que se
está almacenando en la memoria operativa, sino también en cuanto a los diferentes
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modos de almacenar la información. La corteza prefrontal podría estar


especializada en mantener la información durante los intervalos más largos (pero
en términos de las características de actividad sostenida de la memoria operativa)
o frente a una distracción, mientras que los sistemas temporales o los parietales
podrían tener diferentes mecanismos para mantener la información durante los
intervalos más cortos.
Además de los datos que sugieren que la corteza prefrontal interviene en mantener
la información frente a las distracciones, muchos estudios de neuroimagen en seres
humanos sugieren que también participa en funciones ejecutivas tales como la
coordinación en tareas dobles o el manejo de la información en la memoria
operativa. Por otra parte, la investigación experimental que se llevado a cabo en
pacientes con daño en el lóbulo frontal parece indicar que sufren un deterioro de las
funciones del ejecutivo central más que de la memoria operativa per se (lo cual se
estudia en el Capítulo7) (Stuss y Benson, 1986). ¿Qué dicen estos hallazgos acerca
del modelo de la memoria operativa planteado por Baddeley y Hitch, en el cual se
plantea una estricta separación de las funciones de almacenamiento y las de
control? En ese modelo, los dos sistemas de buffer, el bucle fonológico y el bloc
visuoespacial, actúan como sistemas «esclavos» que sólo mantienen la
información, y el ejecutivo central, que controla la operación de los buffers, no tiene
por sí mismo capacidad de almacenamiento. ¿Cómo podrían reconciliarse los datos
de neuroimagen con la teoría cognitiva? Una posible solución podría ser que
diferentes subregiones de la corteza prefrontal lleven a cabo las funciones de
almacenamiento y control. Y en efecto, como hemos visto, algunos estudios han
demostrado que hay regiones prefrontales que participan selectivamente en el
mantenimiento (las regiones ventrales) y en la manipulación (las regiones dorsales)
de la información. En cualquier caso, estos hallazgos parecen ser más una cuestión
de grado que una distinción definida y, además, no se han observado
sistemáticamente (Veltman et al., 2003).
Hay otra posibilidad: que la corteza prefrontal sea la región del cerebro donde se
representa y mantiene activamente la información relacionada con los objetivos de
la conducta (Braver et al., 2002; Miller y Cohen, 2001). En este modelo de
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mantenimiento de objetivos (véase la Figura 6-13), la corteza prefrontal desempeña


ambas funciones, una de almacenamiento y otra de control: mantener la información
relativa a un objetivo (almacenamiento) y una influencia de arriba a abajo que
coordina la percepción, la atención y la acción para alcanzar ese objetivo (control).
La información almacenada en la corteza prefrontal puede aportar un contexto que
ayude a interpretar situaciones ambiguas y a responder a ellas. ¿Pero, cómo podría
llevarse esto a cabo? Veamos un ejemplo.

CAPITULO 3: TENDENCIAS ACTUALES.

El modelo de Baddeley y Hitch y la idea de un «espacio operativo mental» nos han


llevado por un largo camino en la exploración de la memoria operativa. Sin embargo,
un examen detallado del papel de la corteza prefrontal, en particular el modelo del
mantenimiento de objetivos y la interacción de las funciones de almacenamiento y
control, lleva a considerar otras hipótesis. El modelo original hacía una distinción
estructural entre almacenamiento y control; si esta distinción no es estricta surgen
otras posibilidades.

3.1. EL BUFFER EPISÓDICO

Incluso los buenos modelos de la cognición necesitan una puesta al día transcurrido
algún tiempo, y Baddeley (2000) ha pulido recientemente su modelo de la memoria
operativa para dar cuenta de algunas limitaciones asociadas al modelo original de
Baddeley y Hitch. En la versión más reciente ha añadido un tercer buffer de
almacenamiento, denominado buffer episódico, al que considera como un sistema
que puede servir tanto de almacén auxiliar cuando los principales están
sobrecargados o alterados, como un lugar en el que integrar diversos tipos de
información, tales como contenidos verbales y espaciales, dentro de la memoria
operativa. Otro aspecto clave del buffer episódico es que parece ser un sitio donde
las memorias a corto plazo de información compleja, como sucesos o episodios con
dimensión temporal, se pueden almacenar (de ahí, el nombre de «episódico»).
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La inclusión del buffer episódico en el modelo de memoria operativa, aparentemente


procura una atractiva solución a muchos hallazgos peculiares que se han
acumulado a lo largo de los años, hallazgos que no pudo explicar convenientemente
la concepción original del modelo. Como ejemplo, leamos lo siguiente y después
cerremos los ojos e intentemos repetirlo en voz alta: El profesor intentó explicar un
difícil concepto de Psicología cognitiva a los estudiantes, pero no lo logró por
completo. Probablemente recordamos bastante bien casi todas las palabras.
Intentemos ahora esto: Explicar no pero logró difícil un psicología el tuvo al concepto
por completo estudiantes cognitiva al profesor el intentó. Imposible, ¿no es así? Hay
una marcada diferencia entre la frase significativa de 19 palabras y la que no tiene
ningún sentido porque las palabras están trastocadas. ¿Qué es lo que nos permite
mantener esta información en la memoria operativa cuando el número de palabras
excede ampliamente los límites de capacidad reconocidos? Una posibilidad, como
argumentaría Miller (1956), es que podemos agrupar la información en unidades
mayores y de mayor significado que las palabras individuales. ¿Pero, cómo y dónde
ocurre dicha integración? En principio, parece que podría ser en el bucle fonológico,
ya que éste mantiene la información verbal. Todavía se piensa que el bucle
fonológico utiliza un código basado en el sonido más que uno basado en el
significado. De forma similar, pacientes como P. V., que supuestamente tienen
dañado por completo el bucle fonológico, siguen mostrando el efecto de frase que
se acaba de describir. P. V. tenía una capacidad de palabras de una, pero una
capacidad de frases de cinco palabras (Vallar y Baddeley, 1984). Esto está incluso
por debajo del límite normal de 15 a 20, pero indica que podría haber sido capaz de
utilizar un sistema de almacenamiento de seguridad que sea más flexible con el tipo
de información que se está almacenando. Posiblemente, el buffer episódico juegue
precisamente ese papel.
El buffer episódico es una idea relativamente nueva, y por tanto todavía no se la ha
sometido a muchas pruebas experimentales. Por otra parte, la naturaleza mixta de
su función podría indicar que en realidad puede ser parte del ejecutivo central más
que un componente de almacenamiento. El mismo Baddeley (2003) ha indicado
algo similar, lo que sugiere que la separación de almacenamiento y control en la
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memoria operativa, defendida con tanto entusiasmo en la versión original del


modelo, se puede estar desvaneciendo en las concepciones actuales. Este enfoque
encajaría bien con la explicación del mantenimiento de objetivos.

3.1.1. VARIABILIDAD DE UNA PERSONA A OTRA.

Uno de los temas actuales en la investigación sobre la memoria operativa


es el de las diferencias individuales en cuanto a esta capacidad. Las personas
varían mucho en la capacidad de mantener elementos en la memoria
operativa, en especial en mantenerlos cuando se está en condiciones de
interferencia. Puesto que la memoria operativa parece ser tan importante para
procesos mentales tales como resolución de problemas y pensamiento, no es
de sorprender que estas diferencias individuales se asocien con superación
de exámenes universitarios y aprendizaje de nuevas y complejas capacidades
cognitivas (como la programación de ordenadores). De hecho, algunos
investigadores han sugerido que la capacidad de memoria operativa se
relaciona con la inteligencia fluida general, definida como la capacidad de
resolver problemas y razonar en situaciones nuevas (Kyllonen y Christal,
1990). En este caso, una cuestión importante es determinar con mayor
precisión cuáles son los elementos de la memoria operativa que varían y son
fundamentales para predecir el éxito cognitivo y la capacidad intelectual
general.
Una tarea estándar para evaluar la capacidad de memoria operativa, como la
que se presentó en la Figura 6-1, plantea esencialmente cuántos elementos
puede almacenar en la memoria operativa un sujeto enfrentado a una
distracción (Conway et al., 2005). Si la capacidad de la memoria operativa se
define como el número de elementos y el u2 tras el número mágico 7 refleja la
variabilidad individual, podríamos imaginar que alguien con una capacidad de
nueve elementos podría tener una gran ventaja sobre alguien con una
capacidad de cinco elementos al desarrollar tareas cognitivas complejas. Esto
es, alguien que sea capaz de mantener más información disponible en la
20

memoria operativa podría ser más eficaz, olvidar menos y depender menos
del sistema, más lento y menos flexible, de la memoria a largo plazo.
Una idea alternativa, más reciente, sugiere que lo que se evalúa en tareas
como esa quizá no sea la capacidad de almacenamiento per se, sino más bien
la capacidad de conservar activamente mantenida frente a las interferencias
la información de interés para alcanzar un objetivo (Engle, 2002). Bajo este
enfoque, una alta capacidad de memoria operativa se puede referir a la
capacidad de conservar activo incluso un solo objetivo en condiciones de alta
interferencia. Los investigadores han demostrado que esta capacidad es
distinta de la capacidad de almacenamiento a corto plazo y que esta función,
no la capacidad de almacenamiento a corto plazo, se relaciona estrechamente
con la inteligencia fluida y las capacidades cognitivas (Engle et al., 1999).
Además, dichos investigadores sugieren que esta función se lleva a cabo en
la corteza prefrontal, idea que es coherente con el papel que juega la corteza
prefrontal en el mantenimiento de la información frente a la distracción. Los
datos existentes sugieren que esta capacidad puede ser el componente de la
capacidad de la memoria operativa que varía de forma más señalada de una
persona a otra.
Dicha idea se sometió a prueba en un estudio de neuroimagen que examinó
la respuesta cerebral a información que distraía durante la ejecución de una
tarea N hacia atrás (Gray et al., 2003). Los elementos de distracción que se
utilizaron eran elementos que se habían repetido recientemente pero no eran
«objetivos» (por ejemplo, la segunda «F» en la secuencia «B-T-R-F-T-F»,
donde la tarea consistía en buscar elementos coincidentes [«parejas»] para
N%3). Se encontró que los sujetos que puntuaban alto en inteligencia fluida
tenían una respuesta de activación mayor en la corteza prefrontal durante los
ensayos de distracción, aunque no hubo diferencias fiables entre los sujetos
en cuanto a los elementos que no eran de distracción. Así pues, las personas
con una alta capacidad de memoria operativa pueden ser más capaces de
mantener muy activada la información de interés para lograr un objetivo, y lista
para utilizar cuando se necesite.
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3.1.2. FUNCION DE DOPAMINA.

Los investigadores han hallado que los pacientes que sufren ciertas
formas de enfermedades psiquiátricas o neurológicas tienen un deterioro de la
memoria operativa. Estos grupos incluyen pacientes con esquizofrenia,
enfermedad de Parkinson y enfermedad de Alzheimer. Dado el papel crucial
de la memoria operativa en la cognición, es importante desde el punto de vista
clínico determinar si puede haber algún tratamiento farmacológico que pudiera
mejorar la memoria operativa en dicha población. Resulta interesante que una
serie de estudios, tanto en animales como en seres humanos, haya sugerido
que el neurotransmisor dopamina juega un papel especialmente importante en
la memoria operativa y que los fármacos que aumentan los niveles cerebrales
de dopamina o que facilitan la acción de la dopamina pueden mejorar la
capacidad de memoria operativa (Luciana et al., 1998; Sawaguchi, 2001). A la
inversa, los fármacos que bloquean la acción de la dopamina ejercen el efecto
contrario e interfieren la memoria operativa (Sawaguhi y Goldman-Rakic,
1994).
Este trabajo, además de tener significado clínico, puede también influir en
nuestro conocimiento de cómo se efectúa normalmente la memoria operativa
en el cerebro y qué puede hacer que en ocasiones se malogre, incluso en
individuos sanos. Algunas explicaciones teóricas han sugerido que la
dopamina puede tener una importancia decisiva para ayudar a mantener la
información en curso frente a las interferencias, señalizando cuándo ha de
actualizarse la información que contiene la memoria operativa (Braver y
Cohen, 2000; Durstewitz et al., 1999; Serva-Schreiber et al., 1990). Las
investigaciones neurofisiológicas sugieren que la dopamina puede contribuir a
amplificar las señales fuertes y a atenuar las débiles (Chiodo y Berger, 1986).
Un mecanismo semejante podría ser muy útil para la memoria operativa si
asumimos que la información pertinente para una tarea transmite una señal
más fuerte que el ruido de fondo de interferencia. Asimismo, resulta sugerente
que la anatomía del sistema dopaminérgico sea tal que las células productoras
de dopamina están estrechamente conectadas con la corteza prefrontal —la
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región del cerebro que puede ser la más importante para proteger de la
distracción a la información que se mantiene—. Por lo tanto, una hipótesis
razonable es que el input dopaminérgico a la corteza prefrontal podría jugar
un papel clave al proporcionar a dicha región la capacidad de protegerse de la
interferencia. Por último, hay algunos indicios de que los niveles de dopamina
y de actividad varían extremadamente, tanto a lo largo del tiempo en un
individuo (King et al., 1984) como en una población (Fleming et al., 1995). Una
posibilidad fascinante es que la variabilidad (posiblemente, con base genética)
del sistema dopaminérgico pudiera ser la causa neural de las diferencias de
memoria operativa que se observan en diferentes personas (Kimberg et al.,
1997; Mattay et al., 2003).
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CONCLUSIONES

¿Cómo se utiliza la memoria operativa en la cognición?


La memoria operativa se puede definir como el sistema cognitivo que guarda
información pertinente para la realización de una tarea almacenada en un estado
muy activo, de modo que se puede acceder fácilmente a ella, evaluarla y modificarla
para utilizarla en las actividades cognitivas y la conducta. Una metáfora
posiblemente útil es la RAM de un ordenador. La memoria operativa impregna la
cognición diaria. No sólo se utiliza para mantener una cuestión en la mente mientras
se escucha la conversación de alguien, sino que también se utiliza en tareas tan
diversas como calcular la propina en un restaurante, cambiar de dirección al
conducir, parafrasear frases complejas y planificar un movimiento de ajedrez.
Puesto que la memoria operativa impregna de tal modo la cognición, la variabilidad
de una persona a otra en la capacidad de memoria operativa puede ser el
componente fundamental de las diferencias individuales en una amplia serie de
capacidades cognitivas.
¿Cómo surgió el enfoque moderno de la memoria operativa?
Las primeras ideas sobre la memoria operativa establecieron una estrecha relación
entre ésta y la consciencia; las investigaciones experimentales realizadas en la
década de los cincuenta y los sesenta se centraron en las características del
almacenamiento a corto plazo y su distinción del almacenamiento a largo plazo. De
estos trabajos se desprenden tres principios fundamentales: (1) las agrupaciones
de 7u2 elementos son la máxima capacidad del almacén a corto plazo (aunque más
tarde se comprobó que este número estaba sobreestimado); (2) la información
puede decaer rápidamente en el almacén a corto plazo si no se repasa
mentalmente; y (3) se puede acceder rápidamente a la información almacenada en
la memoria a corto plazo. El modelo de Atkinson y Shiffrin proporcionó una
explicación funcional del almacén a corto plazo como un depósito o una puerta de
salida necesarios que posibilita una codificación eficaz y el acceso a la memoria a
largo plazo. Sin embargo, trabajos posteriores pusieron de manifiesto que puede
haber un almacenamiento normal en la memoria a largo plazo incluso cuando el
sistema de memoria a corto plazo está afectado. El modelo de Baddeley y Hitch
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reformuló la idea de la memoria a corto plazo en el concepto moderno de memoria


operativa, el cual postula la existencia de múltiples componentes de
almacenamiento y hace hincapié en la interacción con los procesos de control.
¿Cuáles son los componentes de la memoria operativa?
El modelo de Baddeley consta de tres componentes: el bucle fonológico (que
almacena y repasa mentalmente la información verbal), el bloc visuoespacial (que
posibilita las imágenes mentales y la navegación) y el ejecutivo central (que dirige
la información a uno u otro de los buffers de almacenamiento y coordina, integra y
manipula esa información). Una serie de líneas de evidencias convergentes, que
provienen de estudios comportamentales, pacientes neuropsicológicos y datos de
neuroimagen, han sugerido que la memoria visuoespacial y la memoria operativa
verbal implican distintos buffers de almacenamiento.
Los estudios de neuroimagen han proporcionado cierto apoyo a la distinción entre
los procesos de mantenimiento y los de manipulación: la manipulación de la
información parece residir en la corteza prefrontal lateral mientras que el
mantenimiento de la información residiría principalmente en áreas ventrales.
¿Cómo «opera» la memoria operativa en el cerebro?
El mantenimiento de la información en la memoria operativa podría llevarse a cabo
mediante mecanismos de almacenamiento basados en la actividad que implican a
la corteza prefrontal. Las neuronas prefrontales muestran una actividad sostenida
elevada durante los períodos de demora en tareas de memoria operativa. Al
parecer, esta actividad prefrontal juega un papel más decisivo en situaciones donde
la información almacenada tiene que ser protegida de las fuentes de interferencia.
Estudios de neuroimagen en seres humanos han hallado actividad prefrontal
sostenida durante tareas N hacia atrás. Por otra parte, parece ser que esta actividad
aumenta en intensidad cuando aumenta el número de elementos que se han de
mantener simultáneamente. Modelos computacionales detallados han sugerido que
el mantenimiento activo en la corteza prefrontal podría surgir de la actividad de
volver a hacer circular la información entre redes locales de neuronas.
¿Cómo podrían cambiar en el futuro los enfoques de la memoria operativa?
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En la actualidad existe una amplia variedad de diferentes modelos referentes a la


estructura y los componentes de la memoria operativa. Algunos, como el modelo de
Baddeley y Hitch, se centran en el aspecto del almacenamiento, haciendo énfasis
en las distinciones entre el tipo de contenido de los almacenes (verbal, espacial) y
la función del ensayo o repaso mental en mantener activada la información. Otros
modelos, como el enfoque del mantenimiento de objetivos, se centran más en el
aspecto del control de la memoria operativa, haciendo énfasis en cómo el
mantenimiento activo de la información relacionada con los objetivos se puede
utilizar para restringir la atención, los pensamientos y la acción. El control de la
conducta tiene múltiples facetas y posiblemente implique una serie de mecanismos.
Una importante línea de investigación en el futuro será determinar la relación exacta
entre los procesos ejecutivos y la memoria operativa.
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BIBLIOGRAFÍA

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corticales. Universidad Nacional de Colombia.

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