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DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS

DÉCIMA. Prevalencia.
Las disposiciones procesales de esta norma respecto de cualquier actuación
judicial prevalecen sobre las normas del Código Procesal Civil.
ANÁLISIS
Esta disposición muestra la inquietud que siempre existe sobre la eventual
prevalencia de las normas del Código Procesal y su no aplicación al arbitraje,
lo que constituye un espejismo.
Debemos precisar, además, que la norma bajo comentario no prohíbe que
se recurra a los principios y normas contenidos en el Código Procesal Civil,
ya que allí sólo se habla de un tema de jerarquía y preferencia normativa
en caso exista un conflicto de leyes. De hecho, muchas instituciones propias
de los procesos ordinarios, servirán enormemente al desarrollo del
arbitraje, el cual, como ya se dijo, posee rasgos procesales innegables que
deben encontrar armonía al momento de su uso en el quehacer arbitral.
DÉCIMO PRIMERA. Vía ejecutiva.
Para efectos de la devolución de honorarios de los árbitros, tiene mérito
ejecutivo la decisión del tribunal arbitral o de la institución arbitral que
ordena la devolución de dichos honorarios, así como la resolución judicial
firme que anula el laudo por vencimiento del plazo para resolver la
controversia.
ANÁLISIS.
si el árbitro en cuestión ya hubiera cobrado todos los honorarios o más de
lo que le correspondería retener, tendría que devolver el exceso, y si no lo
hiciera voluntariamente, la parte tendría la vía ejecutiva para reclamar su
rápida devolución.
Lo mismo sucede en caso el laudo se anule por vencimiento del plazo para
resolver. En este supuesto de anulación del laudo, los árbitros también
tendrían que devolver los honorarios, en la medida en que se trataría de un
supuesto objetivo en el que los árbitros ya habrían laudado fuera de plazo
cuando no tenían competencia para seguir conociendo el proceso. En este
caso también se otorga mérito ejecutivo a esta resolución judicial.
DECIMO SEGUNDA. Acciones de garantía.
Para efectos de lo dispuesto en el inciso 2 del artículo 5º del Código Procesal
Constitucional, se entiende que el recurso de anulación del laudo es una vía
específica e idónea para proteger cualquier derecho constitucional
amenazado o vulnerado en el curso del arbitraje o en el laudo.
ANÁLISIS.
Lo señalado por esta disposición significa, de manera preliminar, que no
procede el proceso constitucional de amparo cuando ya se sigue el proceso
de anulación del laudo arbitral.
Esta norma se refiere al inciso 2 del artículo 5 del Código Procesal
Constitucional, el cual establece que: «No proceden los procesos
constitucionales: […] 2. Cuando existan vías procedimentales específicas y
realmente satisfactorias para la protección del derecho constitucional
amenazado o vulnerado, salvo cuando se trate del proceso de habeas
corpus».
La pregunta, pues, que hay que absolver aquí es si una vez seguida y/o
concluida esa vía específica, cabe o no cabe interponer una acción de
procedimiento de amparo.
En estricto, lo lógico sería que si no se ha logrado la anulación del laudo en
la vía del proceso de anulación, no debería proceder la interposición de un
recurso de amparo.
DÉCIMO TERCERA. Procedimiento pericial.
Este Decreto Legislativo será de aplicación, en lo que corresponda, a los
procedimientos periciales en que las partes designan terceras personas
para que resuelvan exclusivamente sobre cuestiones técnicas o cuestiones
de hecho. La decisión de los peritos tendrá carácter vinculante para las
partes y deberá ser observada por la autoridad judicial o tribunal arbitral
que conozca de una controversia de derecho que comprenda las cuestiones
dilucidadas por los peritos, salvo pacto en contrario.
ANÁLISIS.
Refiriendo al caso en el cual, ya sea por acuerdo de partes o por disposición
del tribunal arbitral, se disponga dentro de un proceso arbitral la realización
de una pericia. Es evidente que los resultados de la pericia no constituyen
la última palabra con respecto a la cuestión técnica porque, sin duda, la
controversia no va a ser resuelta por el perito, sino por el tribunal arbitral,
quien apreciará de acuerdo a su sano criterio y dentro del marco jurídico
aplicable o el de su conciencia, si fuere el caso el valor o los alcances de la
pericia que lleva adelante el respectivo técnico o profesional.
Lo propio ocurrirá cuando la pericia se realice dentro de un proceso judicial,
por cuanto ella solamente servirá de medio probatorio siendo, finalmente,
los tribunales del órgano jurisdiccional los que decidan la controversia, de
acuerdo a la evaluación que hagan de estos medios probatorios en su
conjunto.
En ese sentido, la Décimo Tercera Disposición Complementaria de la Ley de
Arbitraje solamente se refiere a aquellos casos en los cuales las partes
hayan deferido a un experto la resolución del problema técnico.

DÉCIMO CUARTA.- Ejecución de un laudo CIADI.


Para la ejecución del laudo expedido por un tribunal arbitral del Centro
Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) serán
de aplicación las normas que regulan el procedimiento de ejecución de
sentencias emitidas por tribunales internacionales, como si se tratare de
una sentencia firme dictada por un tribunal existente en cualquier Estado;
al amparo del Convenio sobre Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones
entre Estados y Nacionales de otros Estados, aprobado en Washington el
18 de marzo de 1965.
ANÁLISIS.
El Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones
(CIADI) es una institución que pertenece al Grupo del Banco Mundial, y
tiene como objeto propiciar la solución de disputas entre gobiernos y
nacionales de otros Estados. Así, una de sus principales funciones es dotar
a la comunidad internacional de una herramienta que permita promover y
brindar seguridad jurídica a los flujos de inversión internacionales.
Este centro se creó como consecuencia del Convenio sobre Arreglo de
Diferencias Relativas a Inversiones entre Estados y Nacionales de Otros
Estados que entró en vigor en 1966, y entre sus funciones primordiales
figura la resolución de controversias relativas a inversiones entre Estados
Contratantes y nacionales de Otros Estados Contratantes, a través de un
procedimiento de conciliación y/o arbitraje.
Cabe señalar, de la misma forma, que el CIADI realiza estudios académicos
sobre legislación de arbitraje y elabora publicaciones sobre el arreglo de
diferencias respecto de las inversiones internacionales.
Ahora bien, en el supuesto en el que un arbitraje se desarrolle bajo las
normas establecidas por el CIADI, se prescindirá de manera absoluta de la
legislación arbitral nacional y del órgano jurisdiccional del espacio
geográfico en el que se lleve a cabo el proceso.
Los diversos Tratados de Libre Comercio y los Tratados Bilaterales de
Promoción y Protección Recíproca de Inversiones (BITs), así como la
normativa constitucional vigente (a través de los denominados contratos-
ley y los convenios de estabilidad jurídica), constituyen el principal marco
legislativo para que nuestro país, eventualmente, se vea inmerso en un
proceso arbitral administrado por el CIADI.
Así, y considerando lo establecido por el artículo 53 del Convenio CIADI,
tenemos que el laudo resultará obligatorio para las partes y no podrá ser
objeto de apelación ni de cualquier otro recurso, excepto en los casos
previstos en este Convenio. Las partes lo acatarán y cumplirán en todos sus
términos, salvo en la medida en que se suspenda su ejecución, de acuerdo
con lo establecido en las correspondientes cláusulas de este Convenio.
En esa misma línea, otra norma que resulta pertinente citar es la contenida
en el artículo 54 del mismo cuerpo normativo, la cual señala que todo
Estado Contratante reconocerá al laudo dictado conforme a este Convenio
carácter obligatorio y hará ejecutar dentro de sus territorios las
obligaciones pecuniarias impuestas por el laudo, como si se tratare de una
sentencia firme dictada por un tribunal existente en dicho Estado. El Estado
Contratante que se rija por una constitución federal podrá hacer que se
ejecuten los laudos a través de sus tribunales federales y podrá disponer
que dichos tribunales reconozcan al laudo la misma eficacia que a las
sentencias firmes dictadas por los tribuna les de cualquiera de los Estados
que lo integran.

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