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VE aaPea (i temprana... iy después? Pee AERC UNC RRC} OCR RCE n UR CU) ANA MARIA KAUFMAN Santillana 2 LEGALIZAR LAS LECTURAS NO CONVENCIONALES: UNA TAREA IMPOSTERGABLE EN LA ALFABETIZACION INICIAL* “EL tiempo de la escritura es finito. Pero el tiempo de la lectura « infinito, Y asi, el significado de un libro no estd'detris de noso- fos: su cara nos mira desde el porvenir.” (CARLOS FUENTES * Cudndo se introduce “to social” en la psicogénesis de Ia es- oritura? Desde el inicio. En primer lugar, porque el objeto mismo 8 una invencidn histérico-cultural. Cualquier escriture (desde los primeros intentos histéricos hasta los contempordneos) es, desde el punto de vista material, un conjunto de marcas intencionales so- bre una superficie. Pero no cualquier conjunto de marcas consti- ftuye una escritura: som las précticas sociales de interpretacién las que las transforman en objetoc lingtisticos (con un alto valor so- cial agregado). En segundo lugar, “Io social” interviene desde el inicio, ya que esas marcas son opacas hasta que un interpretante permite, al nifio en proceso de desarrollo, atishar las complejas re- laciones entre esas marcas y wna cierta produccién lingitistica.” [EMILIA FERREIRO “Publicado en PEDAGOGIAS CONSTRUCTIVISTAS, PEDAGOGIAS ACTI- VAS Y DESARROLLO HUMANO, EOspina y L Lopez Moreno (comps), Maniza- les, Colombia, 1997. 46 Alfabetizacin temrprana.. ey después? INTRODUCCION Durante mucho tiempo se ha debatido el hecho de fa betizacin consttayera no a oma ele Hel a ef Sostenido que el nifto pequetio debe soxializarse, juger y “prepa- tarse” o “aprestarse” para iniciar su aprendizaje de la jectura, la escritura y_ las operaciones fundamentales recién al ingresar a la escuela primaria. Lamentablemente esta postura llegaba a adqui- Tir ribetes dramiticos cuando los nifios entraban a primer grado muy “aprestados” y fracasaban en su aprendizaje de la lectura y la escritura, convirtiéndose primero en repetidores y liego en de- sertores escolares condenadosal analfabetismo. Hace ya mas de dos décadas que las primeras investigaciones psicogenéticas dirigidas por Emilia Ferreiro pusieron de manifesto Jos saberes de los nifhos menores de seis afios, que constituyen un testimono ireutable acerca de que os chicos no eperan que un maestro se pare frente a ellos para comencar a aprender (Ferreiro Facey ayn hy commas pre Torin bien todos los nifios postulan y ponen a prueba sus hipstesis sobre 12 escritura, existe un desfase cronolégico importante entre los que pertenecen a sectores socioculturales diferentes, en funcién de la ma- Yor 0 menor posibilidad de contacto con ese objeto de conocimiento, A partir de 1980 varios investigadores que habjamos participa- do gn ess primers ingagaionscomenzamosa pone en pric experiencias didécticas incorporando sus aportes (Teberos 1982, Lemer 1982 Kaufman 182) nu “Pome Teberonky En nuestros paises, en los que la injusta distribuci6n de bienes materiales y culturales es tan notoria, la ausencia de situaciones alfabetizadoras escolares a edacies tempranas no hace mas que ampliar la brecha existente entre los nifios en cuyos hogares la lee fura y la escritura son actividades permanentes y aquellos de sec. tores desfavorecidos que, ademas de no vivir en un ambiente alfa- betizadoren lo referee pricicas y materiales de lect, nisi juiera cuentan con informantes idéneos en el caso de aura venta antes idneos en el caso de que surgiera Respecto de los niftos de sectores medios, la alfabetizacién en el nivel inicial se instala como una alternativa que les permite con- tinuar dentro del ambito escolar los descubrimientos que realizan fuera del mismo. Para los nifios pequeiios de sectores carenciados a Legalizar las lecturas no convencionales.. 7 se trata de una posibilidad privilegiada (en muchos casos la tinica) de acceder a las précticas sociales de la lectura y la escritura en un ambiente que proporcione un contacto fructifero con textos de ca- lidad. Por esta razén considero que negar a los nifios del nivel inicial la posibilidad escolar de acceder precozmente a disponer de insu- mos para apropiarse de la lengua escrita, en pos de defender los derechos de a infancia a jugar, puede constituir un caso lamenta- ble de carencia de sensibilidad social y de responsabilidad demo- cratica Esto no significa, de ninguna manera, que los nifios tengan la obligacién de aprender a leer y a escribir en el nivel inicial (dicho en términos especificos de las investigaciones de Ferreiro, que ha- yan llegado a formular la hipétesis alfabética), sino que tengan el derecho de ponerse en contacto con textos y puedan patticipar en situaciones didécticas que favorezcan su aprendizaje, tomando en cuenta sus saberes previos. Existe mucha bibliografia referente a c6mo escriben los nitos antes de hacerlo de manera convencional: la mayoria de los do- centes de numerosos paises conoce los tres grandes periodos que van transitando los pequefios, en el primero de los cuales escriben de maneras indiferenciadas pero guiados siempre por hipétesis, inteligentes y originales (produciendo grafismos primitivos, escri- turas sin control de cantidad, unigraficas 0 fijas), seguido por un segundo nivel en el que el nifio se obliga a diferenciar las escritu- ras que produce si éstas corresponden a diferentes palabras, lle- gando en tercera instancia a vincular las escrituras con la sonori- dad del lenguaje (perfodo en el que aparecen las escrituras silabi- cas, silabico-alfabéticas y alfabéticas) (Ferreiro 1986, Ferreiro 1991). El pasaje de estas escrituras alfabéticas a Jas ortograficas es objeto de estudio de numerosas investigaciones actualmente. El conocimiento de estos trabajos de investigacién psicogené! ‘ca nos permitié encarar proyectos y situaciones de eseritura con posibilidades de intervenciones didacticas muy especificas y fruc- tiferas, Pero también Ilevé a que, por lo general, hayamos dedica~ do mucho tiempo escolar a encarar situaciones de escritura en desmedro de las posibles experiencias de lectura. Creo que tun he- ‘cho que incidis en este fendmeno obedece, entre otras causas, a que la bibliografia acerca de la reconstrucci6n del sistema de escri-

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