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ESCUEL DE POSTGRADO
FACULTAD DE ARTES
AUTOR:
Francisco Navarrete Sitja
PROFESOR GUÍA
Rodrigo Zúñiga
Santiago de Chile
2015.
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A mis padres, abuelos y ancestros.
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ÍNDICE
PORTADA……………………………………………………………………………….………….1
DEDICATORIA…………………………………………………………………….……………….2
ÍNDICE…………………………………………………………………………….………..……….3
AGRADECIMIENTOS…………………………………………………………………….……..…4
PRÓLOGO……………………………………….…………………………………….……………5
ABSTRACT………………………………………………………………………….………...…..10
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………………....11
CAPÍTULO 1: El viaje…………………………….……………………………….……………...14
CAPÍTULO 3: La calzada.……………………………………………………………………….34
CAPÍTULO 5: La camanchaca….……………………………………………………..………..44
CAPÍTULO 7: El espacio…………………………………………………………………………63
CAPÍTULO 9: Lo efímero………………………………………………….………………..……71
BIBLIOGRAFÍA.……………………………………………………………….…………………118
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES.………………………….………………………….………….129
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AGRADECIMIENTOS.
Ana Matilde Cordero, Rosa Miranda, Tania Robledo, Enrique Rivera, Daniel Reyes
León, Rodolfo Andaur, Rodrigo Zúñiga, Pablo Langlois, Amparo Prieto, Elizabeth
Collingwood-Selby, Verónica Aguilera, Pedro Alonso, Pablo Rivera, Miguel Ruiz
Stull, Valentina Serrati, Josefina Hepp, Felipe Lobos, Hélène Binet, Pilar
Cereceda, Horacio Larraín, Pablo Osses, Luis Germán Rodríguez y Felipe César
Londoño. Asimismo, agradezco al XIV Festival Internacional de la Imagen y
Universidad de Caldas (Colombia), Fundación Telefónica Venezuela, Centro del
Desierto de Atacama (CDA) de la Pontificia Universidad Católica de Chile y al
Área de Nuevos Medios del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (Chile).
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PRÓLOGO
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conservación, investigación, educación y desarrollo sustentable de sus recursos.
Igualmente, parecía interesante poder establecer un diálogo interdisciplinario con
el Centro del Desierto de Atacama CDA UC, Institución que tiene una larga
tradición en proyectos que vinculan arte y ciencia. Por ejemplo, recientemente,
fueron invitados a participar en la DOCUMENTA(13), en Kassel, Alemania. Lugar
donde se expusieron trabajos de investigación en niebla, atrapanieblas y banco de
semillas. También destacan iniciativas artísticas internacionales vinculadas a
Observatorio Paranal (Chile), Chuquicamata(Chile), Bienal de Artes Mediales
(Chile), Fundación Telefónica (Chile), AA Visiting School (UK) y Universidad de
Melbourne (Australia), entre otros.
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(España-Alemania) y yo, Francisco Navarrete (Chile). Así fue como me incorporé
a esta iniciativa de investigación y creación artística en Atacama, participación
que dio pie al desarrollo del presente texto; relato de un viaje y posteriores
reflexiones de un proceso de obra en Oasis de Niebla de Alto Patache, Desierto
de Atacama, Región de Tarapacá, Chile.
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Recientemente, en el marco del XIV Festival Internacional de la Imagen que se
realizó del 20 al 25 de abril de 2015 en Manizales - Colombia, se presentó la
publicación electrónica en el Seminario Internacional de Ecología + Media Art,
seminario en que participaron: Luis Germán Rodríguez (Venezuela), Felipe César
Londoño (Colombia), Ana Vass (Venezuela), Bruno Vianna (Brasil), Claudia
González (Chile), Julio Velazco (Colombia-Alemania), Phd Ricardo Dal Farra
(Argentina-Canadá) y yo. Asimismo, se realizó la exhibición del prototipo de obra
de cada seleccionado –en mi caso instalación inmersiva, video animación,
fotografía digital, paisaje sonoro y otros–, piezas que conformaron la exposición
central del evento, en Colombia.
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de artista a partir de la extensión de este relato, experimentación y creación de
obra, nueva experiencia en residencia y articulación de bitácora de trabajo. Los
resultados serán exhibidos, a inicios del 2016, en Fundación Bilbao Arte
Fundazioa, Museo de Arte contemporáneo MAC y en la Galería de Artes Visuales
del Centro Cultural de España (Chile), durante Diciembre 2015.
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ABSTRACT
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INTRODUCCIÓN
Así, para representar esta tensión entre paisaje desértico y pensamiento técnico,
se visitó –en marco de una beca de residencia de exploración y creación de obra
site specific, Residencia Proyecto NORTE– el Oasis de Niebla de Alto Patache,
estación experimental ubicada a 65 kilómetros al sur de la ciudad de Iquique, en
pleno Desierto de Atacama. La pertinencia de este oasis radicó en que esta
plataforma de investigación con fines de conservación medioambiental para la
protección de ecosistemas áridos y de niebla, es asediada por un fuerte polo de
desarrollo industrial emplazado en Punta Patache. De esta manera, a través de
una serie de ejercicios de observación sobre este contexto, se fueron articulando
los tópicos de este relato, las operaciones y estrategias visuales que dieron forma
al proyecto de creación que se encuentra elaborando, actualmente, el artista.
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condiciones climáticas del Desierto, se detallan locaciones y situaciones lumínicas
que se vinculan con la fotografía, en su mayoría manifestaciones contradictorias
entre la geografía del territorio y la actividad industrial. Del mismo modo, se
describen los alrededores del oasis, la biodiversidad del predio, dinámicas de
cambio y fenómenos climáticos que le son propios. De ellos, el más importante
para el artista, la niebla camanchaca.
Acto seguido, se describe y reflexiona sobre aquello que aparece una vez que la
niebla se retira de la superficie, evidenciando la importancia de las
infraestructuras que irrumpen en el paisaje del oasis. Así, cuestionando la
pertinencia de aquellas infraestructuras, se especula sobre la relación del hombre
con la producción de espacio y las diversas manifestaciones objetuales de lo
técnico. A partir de esta última reflexión, se formula la hipótesis de que las
infraestructuras técnicas están puesta al servicio de una superestructura
ideológica. De ahí que, se decide articular –poéticamente, y a través de los
objetos y mediación de los dispositivos de registro y montaje– una posible
«naturaleza» del espacio desértico.
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climáticos. Se enfatiza en la superposición, capas, repetición, palimpsestos,
ficción, y experimentaciones materiales. De esta manera, se abordan ciertas
metáforas plásticas vinculadas a las expresiones de lo ininteligible, el pasaje,
dualidad y virtualidad.
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APARATOS PARA UN TERRITORIO BLANDO
Relato de un viaje y reflexiones de un proceso de obra en Oasis de Niebla
de Alto Patache, Desierto de Atacama, Región de Tarapacá, Chile.
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1.- EL VIAJE.
“El tiempo al borde del sueño es más blando, y en los lugares blandos se retuerce
sobre sí mismo. En los lugares blandos, donde la frontera entre sueño y realidad se ha
erosionado, o aún no se ha formado... el tiempo, como una piedra en una charca, produce
ondas... Ahí es donde estamos”.
Neil Gaiman.
El día miércoles 16 de octubre del 2012, durante la mañana, partí junto a un grupo
de destacados artistas, científicos y especialistas, en un viaje con destino al
Desierto de Atacama, en el Norte de Chile. Específicamente, viajábamos hacia un
sitio llamado «Oasis de Niebla de Alto Patache» (Muñoz-Schick, Pinto, Mesa &
Moreira-Muñoz, 2010: 389-405), lugar que no conocía presencialmente hasta ese
entonces. Este oasis, predio 1114,5 hectáreas, se ubicaba a 65 km al sur de la
ciudad de Iquique, en la región de Tarapacá. Aproximadamente en las
coordenadas 20° 5' S y 70° 1' W, en el límite oeste del Desierto de Atacama.
Figura 1: Zona de Punta Patache. «Oasis de Niebla de Alto Patache. Iquique, Chile». Captura de pantalla
obtenida de Google Maps.
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La única relación que tenía hasta ese momento con aquel lugar –refugio ecológico
ubicado en la costa del «desierto más árido del mundo» (Clarke, 2006:101-114) –,
había sido algo inmaterial, especulativo y a momentos un tanto racional. Fue un
acercamiento virtual mediante Google Earth en la red, y la lectura de algunos
artículos científicos de carácter antropológico, arqueológico, climatológico y
geográfico sobre el lugar.
Figura 2: Zona de Punta Patache. «Oasis de Niebla de Alto Patache. Iquique, Chile». Captura de pantalla
obtenida de Google Maps.
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En una meseta interior, ubicada sobre la cima de una quebrada que decanta en la
planicie litoral, se encuentra el Oasis de Niebla, a 750 metros de altura sobre el
nivel del mar y frente al mayor océano de la tierra, el Océano Pacífico.
Figura 3: Zona de Punta Patache. «Oasis de Niebla de Alto Patache. Iquique, Chile». Captura de pantalla
obtenida de Google Maps.
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interesaba ahondar artísticamente en ese asunto, pues percibía una serie de
interesantes tensiones y complejidades entre paisaje, técnica y conocimiento.
Todo eso se iría articulando en la medida en que pudiera experimentar el entorno
natural y habitar el lugar desde sus diversos estratos.
Figura 4: Zona de Punta Patache. «Oasis de Niebla de Alto Patache. Iquique, Chile». Captura de pantalla
obtenida de Google Maps.
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de la ventana y me dejé mimar por una cantidad de luz asombrosa. Hasta ese
momento nunca había tenido una experiencia de tal magnitud y tenacidad de luz.
Figura 5: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital, Iquique, Chile, 2014.
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En la vía, de manera intermitente, emergían a la distancia unos cuantos letreros y
techos de latón desperdigados, que funcionaban como pantallas y proyecciones
lumínicas dispuestas al costado de la calzada. Aparecían también algunas
estructuras verticales y cubiertas metálicas a lo largo de la amplia terraza litoral
que –fuera de los márgenes y la supervivencia–, generaban una panorámica
similar a un gran espejo ardiente. Estas estructuras, abatiéndose entre la luz, los
matices dispersos en la atmósfera y los diversos reflejos sobre las superficies
naturales y estructuras sólidas, se repetían una y otra vez a lo largo del recorrido.
Las materialidades enunciaban otra forma de ser constelación.
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asociar la extensión y rigor del desierto con un grado cero del espacio y del
tiempo, propiciado por el efecto de la luz sobre aquellas superficies pedregosas
erigidas «dentro de la zona hiperárida más antigua del planeta» (Dunai, González
López & Juez-Larré, 2005: 321-324).
Figura 6: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital, Iquique, Chile, 2014.
Respecto al viaje, recuerdo muy bien las formas de la costa árida –bahías, puntas
rocosas y terrazas litorales–, la infranqueable materialidad del Farellón costero y
los altos cerros que dan forma a sus acantilados, lomas, mesetas y terrazas del
Norte Grande; muchas de ellas a más 1.000 metros de altura. Eran enormes
fragmentos orgánicos que –en comunión con la luminiscencia irradiada– emergían
como formas materialmente excitantes e hipervisibles hasta evocar la absoluta
ceguera. Esta experiencia con la luz reflejada no la he podido olvidar. No había
experimentado nunca algo así.
Una vez en la Ruta de la Sal –camino que desde la planicie litoral asciende sobre
la Cordillera de la Costa con dirección al Salar Grande; única vía para ingresar al
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Oasis de Niebla de Alto Patache– se hacían visibles, al fondo del camino, unas
extensas manchas oscuras a las orillas de todo el espacio trazado y asfaltado.
Estas especies de anomalías ennegrecidas se percibían como marcas de cenizas,
escoria, desecho u óxido producto del desprendimiento de algún material químico.
Así se iba esbozando una descarnada línea sobre el límite que fundía el alquitrán
del pavimento, la materia oscura y la superficie de tierra árida. Fragmentos de una
acción repetida sobre un suelo que por décadas ha sido objeto de actividades de
explotación industrial sin importar el impacto ambiental y ecológico. Huellas que
confirman la permanencia de un «modelo de desarrollo social y económico,
basado en la expoliación de los recursos naturales, que se va fortaleciendo con el
despliegue del nuevo paradigma económico-geográfico de la globalización
territorial» (Garcés, 2012: 104-111). Es aquí, en la región de Tarapacá, donde ha
brillado y aún brilla el eslogan de un glorioso y prometedor desarrollo regional al
amparo de la minería, las industrias trasnacionales y operaciones
macroeconómicas.
Figura 7: Vista aérea de Alto Patache. «Carretera de la Sal, Alto Patache. Iquique, Chile». Captura de Pantalla
obtenida de Google Maps.
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A la distancia, se pueden ver dos franjas paralelas de una porción inorgánica de
tierra que absorbía totalmente la luz reflejada sobre aquella meseta. Era una
especie de quemadura similar a la que aparece cuando se le enciende fuego a un
papel liso en una de sus orillas. Metáfora inequívoca de una traza que ha quedado
sobre la superficie del sitio que mueve la economía y destino de un país desde el
siglo XIX. Una imagen hecha –pensando en términos fotográficos– por el contacto
directo de formas y procedimientos, como «cuando la luz arde, penetra e invade,
manchan e incendian las mesetas de lo sensible» (Kay, 1980: 20-21).
Figura 8: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital, Iquique, Chile, 2014.
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tonos más fríos y otros más cálidos. Las manchas eran de un color negro
compacto, umbroso y opaco, se exhibían como texturas arenosas o signos
abyectos sobre el pavimento desértico.
Figura 9: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital, Oasis de Niebla de Alto
Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
2.- LA INDUSTRIA LOCAL.
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Sobre la misma superficie de apócrifa tierra baldía, se podía divisar una extensa
línea regular de espigadas torres del tendido eléctrico de alta tensión. Trazo
técnico e industrial que irrumpía drásticamente sobre el promontorio rocoso del
farellón costero y la amplia pampa cordillerana de Patache. Alterando así su
relieve natural y marcando, linealmente, el espacio dónde se emplazan los
denominados paleo-escurrimientos, antiguos fósiles de tierra cubiertos por arenas
traídas por el viento sobre la Cordillera de la Costa.
Figura 10: Zona Punta Patache. «Zona industrial frente a oasis de niebla, Patache. Iquique, Chile». Captura
de Pantalla obtenida de Google Maps.
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Las cientos de torres eléctricas y metros de cableado articulados a lo largo y
ancho de la pampa, son utilizados para alimentar energética y metabólicamente
las múltiples actividades mineras desarrolladas en la comuna de Pica por la
compañía Doña Inés de Collahuasi SCM, quien produce concentrado de cobre,
cátodos de cobre y concentrado de Molibdeno.
Figura 11: Zona Punta Patache. «Área industrial frente a oasis de niebla, Patache. Iquique, Chile». Captura
de Pantalla obtenida de Google Maps.
Esta compañía que basa su operación de extracción a tajo abierto –sistema con
altos costos geográficos, ecológicos y biológicos no solo para la zona altiplánica,
sino también para todo el trayecto de transporte y posterior embarque de material-,
obtiene la energía necesaria para sus sucesivas faenas, instalaciones industriales
y explotación de sus yacimientos –Rosario, Ujina y Huinquintipa; terrenos que
quedarán inutilizados para siempre por su alta toxicidad y bestial intervención– a
través de una termoeléctrica situada en el sector de Punta Patache, planta
emplazada ni más ni menos que en la parte inferior de la terraza litoral, frente al
Oasis de Niebla de Alto Patache.
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Figura 12: Punta Patache. “Vista aérea de termoeléctrica frente a oasis de niebla, Patache. Iquique, Chile”.
Captura de Pantalla obtenida de Google Maps.
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Lugar en que se filtran, almacenan y distribuyen los productos procesados con
destino a múltiples mercados.
Figura 13: Zona Punta Patache. «Área industrial frente a oasis de niebla, Patache. Iquique, Chile». Captura
de Pantalla obtenida de Google Maps.
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irreparables efectos que tiene la intervención, tecnología y procesos utilizados, así
como los efectos del tipo de centrales termoeléctricas y sistema portuarios que
utilizan carbón.
Figura 14: Zona Punta Patache. «Piscinas de decantación. Zona industrial frente a oasis de niebla, Patache.
Iquique, Chile». Captura de Pantalla obtenida de Google Maps.
En el caso de las termoeléctricas, cabe precisar que las emisiones que éstas
expulsan a la atmósfera tienen un alto contenido de metales pesados. Esto,
producto de la quema de hidrocarburos y carbón bituminoso, entre otras
sustancias dañinas que –a través de largas chimeneas, extensas columnas de
humo y polvo en suspensión arrastrado por las corrientes de aire– son capaces de
socavar el equilibrio de cualquier hábitat, flora y fauna a su alrededor. Lo mismo
podría ocurrir con el excesivo uso de transporte, descarga y deposición de cenizas
en vertederos para residuos semilíquidos y aguas tóxicas, producto de la
acumulación de material particulado. Con el agua filtrada de la zona industrial de
Punta Patache, se riega un bosque de pino emplazado al lado de las piscinas de
decantación.
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En este sentido, y así como se permite la instalación y funcionamiento de estos
mega proyectos y su infraestructura, parecen no importar los costos asociados a la
labor de estas industrias “de paso”. Al grupo económico y gobierno de turno le son
más atractivas las utilidades obtenidas gracias a la extracción de recursos
naturales. A cambio, y mediante la gestión de las áreas de Responsabilidad Social
Empresarial (RSE), se generan medidas “populistas”, que tienen por objetivo
“facilitar” la vida de la población circundante, así como invertir en paliar los efectos
nocivos que implican las labores mineras. Poco importa la devastación de los
procesos biológicos y ecológicos que allí conviven.
Figura 15: Zona Punta Patache. «Área industrial frente a oasis de niebla, Patache. Iquique, Chile». Captura
de Pantalla obtenida de Google Maps.
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la tierra. En realidad, en la medida que iba ingresando al desierto, sólo me era
posible divisar las costras negras emplazadas en la orilla del camino, las extensas
líneas de torres de alta tensión y unas cuantas huellas de tierra que se desviaban
y adentraban hacia los costados de la carretera asfaltada.
No fue hasta que llegué al oasis y durante la noche –desde la altura y abrupta
caída del farellón costero– que logré ver el denso, y teatralmente iluminado,
emplazamiento industrial sobre la planicie costera de Punta Patache. Se podía
apreciar la prolongada línea de humo que emanaba desde una de sus chimeneas.
De la misma forma, se podían divisar unas cuantas luces diminutas en las caletas
y asentamiento de pescadores de Chanavayita, Chanavaya y Caleta Cáñamo,
entre otros pequeños círculos brillantes e intermitentes que se desplazaban
lentamente por la lejana carretera que recorre la terraza marina.
Figura 16: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital, Oasis de Niebla de Alto
Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
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Queremos ser país y somos apenas paisaje, decía Nicanor Parra. Recuerdo que
las luces y reflectoras de la planta termoeléctrica nada tenían que ver con la
calidez de la luz natural, más parecían expresiones de poder, ubicuidad, velocidad
y totalitarismo. Gloria y dominio de una forma inorgánica emplazada frente a la
costa. Asimismo, pero de forma irrisoria, era posible divisar tenuemente en la
terraza marina –cuales proto-fotografías suspendidas y extintas en la inmensidad
de la galaxia–, el reflejo de miles de luces brillantes sobre la superficie acuosa de
las piscinas de decantación y residuos tóxicos. Siguiendo la lectura Didi-Huberman
sobre Pasolini (Didi-Huberman, 2012: 69-82), no podía dejar de asociar cómo los
reflectores de la industria sobreexponían los cuerpos a esas humildes y pequeñas
casas agrupadas en la caleta contigua a la termoeléctrica, e imponían sus
estereotipos de deseos estéticos, políticos, sociales y económicos, transformados
por la industria en mercancía.
Figura 17: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital, Oasis de Niebla de Alto
Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
Por el contrarío, recuerdo que mientras ascendíamos de día por la ruta de la sal
camino al oasis, y a pesar de la distancia, no se veían más que unas toscas y
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difusas siluetas geométricas borrosas por la vibración etérea del calor y el aire.
Vista confusa de diversas instalaciones alojadas en la tierra socavada. Se veía
como si fueran pesados cuerpos de contorno rectilíneos, perspectivas alargadas y
colores metálicos con escasas propiedades refractantes.
Figura 18: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital, Oasis de Niebla de Alto
Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
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3.- LA CALZADA.
Volviendo a la ruta para acceder al Oasis, a unos cuantos kilómetros del camino
salero antes descrito, doblamos a la derecha de la vía y tomamos una delimitada
huella de tierra que seguía el trazado de las torres de alta tensión hacia el
Suroeste. El terreno era abrupto, había bastantes huellas de vehículos por todos
lados. La senda de tierra que recorríamos serpenteaba, ascendía y descendía por
diversas lomas de pequeña escala en la parte superior y posterior del cordón
cordillerano costero. Hasta ese momento, la luz seguía siendo bastante intensa
producto de la inclinación del sol y refracción sobre la superficie, resaltando así las
densidades materiales y prolongaciones de las formas y sombras del relieve
producto de las diversas formaciones geológicas ceñidas por la luz del sol.
Figura 19: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital, detalle de infraestructura
técnica, Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
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nos llevaba hacia el Oasis de Niebla. Era la huella que indicaba el lugar exacto por
dónde pasaba el mineroducto que venía desde el altiplano Tarapaqueño. Estaba
muy por debajo de nosotros, oculto en la tierra. Recuerdo que ahí me preguntaba,
si era posible capturar algún sonido de la vibración del suelo, generado por el flujo
semilíquido al interior del mineroducto.
Figura 20: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital, detalle de infraestructura
técnica, Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
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La última parte del recorrido antes de llegar al oasis era un poco más abrupta y
sesgada. Un estrecho camino de tierra comenzaba a elevarse por encima de las
cáscaras de roca y empinadas dunas. Ya no viajábamos en medio de pequeños
contrafuertes, valles o intersticios que se formaban entre las uniones de los
diversas pampas y quebradas, sino que serpenteábamos por la cresta de cada
una de las lomas del lugar.
Figura 21: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital, detalle del camino de
ingreso, Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
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Mientras desaparecían las sombras y se atenuaban levemente los contrastes
sobre la extensa geografía del lugar, comenzó a circular en el entorno un viento
rápido y muy frío. A los minutos, caía una especie de delgada llovizna que se
hacía cada vez más densa, oscura y uniforme. El territorio se estaba transformado
en un espacio de múltiples indeterminaciones, se disolvía en «el caos de una
superficie inestable y movediza» (Steyerl, 2014: 23). De un momento a otro
estábamos inmersos en la niebla.
Figura 22: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital, detalle del camino de
ingreso, Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
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4.- EL OASIS DE NIEBLA.
El efecto atmosférico antes descrito duró al menos unos cuarenta y cinco minutos.
Para ese entonces habíamos descendido e ingresado a la meseta interior en que
comienza la Ruta Patrimonial Oasis de Niebla de Alto Patache, recorrido que
busca preservar la Biodiversidad del Oasis debido al particular clima que posee,
«desértico costero con nieblas frecuentes» (Cereceda, 2000: 51-56).
Figura 23: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital, detalle del camino de
ingreso, Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
El oasis, también conocido como Bien Nacional Protegido Oasis de Niebla Alto
Patache, es un predio otorgado en concesión gratuita a la Universidad Católica de
Chile con la finalidad de que se realicen proyectos de investigación científica,
educación ambiental, preservación y desarrollo sustentable de sus recursos
ecológicos. El lugar es administrado a través del Centro del Desierto de Atacama
CDA UC; institución y plataforma de investigación que se dedica al estudio del
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ecosistema de niebla, el análisis de los problemas ambientales producto del estrés
hídrico, el efecto de la erosión eólica, la presencia de suelos salinos y procesos
climáticos u otros que puedan afectar la biodiversidad del lugar.
Figura 24: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital, detalle líquenes
adheridos a roca, Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
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Respecto a la formación de niebla en Alto Patache, la destacada científica Paula
Mujica indica: «esta zona debe su existencia a un sistema estable de alta presión
en el océano Pacifico oriental. Acontecimiento producido por el efecto de la
corriente fría de Humboldt y la Cordillera de los Andes, esta característica impide
que los vientos alisios traigan su humedad. Por su parte, la corriente de Humboldt
crea un fenómeno de inversión térmica una vez que pasan las masas de aire
húmedo desplazadas por el viento sur, con la consiguiente formación de espesos
bancos nubosos de estratocúmulo. Bajo los 1.000 metros de altura sobre el nivel
del mar, la niebla choca con los acantilados costeros, propiciando una gran
humedad ambiental» (Mujica, 2012: 88).
Figura 25: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital, detalle de camanchaca
sobre superficie desértica, Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
Así, para que exista una zona climática como ésta, deben coincidir tres factores: la
altitud de las montañas debe ser superior a los 600m; la zona debe ser próxima a
la costa; y las montañas deben ser orientadas al Sur-Oeste (dirección principal del
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viento en el Norte de Chile). Si falta uno de esos factores la niebla no se crea.
Pocos lugares de la costa del norte de Chile responden a esas tres condiciones
básicas. Hasta ahora, el Oasis de Niebla de alto Patache es el único protegido por
la legislación regional.
Figura 26: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital, detalle de camanchaca
sobre superficie rocosa, Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
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51-56), conocí su vegetación, leí sobre las antiguas «actividades humanas en la
zona» (Larraín et al., 1998: 217-220) e investigaciones científicas que se realizan
al interior del lugar.
Figura 27: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital, detalle de camanchaca,
Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
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integrarme en aquellos cambios continuos y aleatorios que –de manera repentina
y a veces bastante extensa– eran inherentes al oasis y su entorno natural. Pues
bien, para agudizar la mirada era necesario hacerse preguntas y fundirse en el
territorio, prestando atención a los múltiples relatos esbozados por sus formas.
Figura 28: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle de manguera,
camanchaca y superficie rocosa. Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
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5.- LA CAMANCHACA.
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Había una ventaja. El territorio en el que estaba inmerso tenía que ver más con
aquellas imágenes que interpelan, porque carecen de relato; representaciones que
se hallan en lo infraordinario y hablan desde los márgenes de la representación,
siempre deslocalizadas. Es que lo común de los «no-lugares» (Augé, 1998) es que
poco y nada tienen que ver con aquello que sobrestimula y dirige al inconsciente
colectivo. ¿Será que en nuestra concepción mercantilizada de mundo
contemporáneo la naturaleza ha devenido en una especie de no-lugar?. Esto, en
tanto la naturaleza es comprendida como un espacio externo, inabarcable,
anónimo y de tránsito que, en la práctica de nuestra cotidianidad, ya no puede
definirse. Ni como espacio de identidad ni relacional. La naturaleza funciona como
un gran receptáculo industrial sin proyecto y futuro. ¿Cómo se piensan los
márgenes? ¿Hay un proyecto común para esta superficie agreste?.
Figura 29: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle camanchaca y
superficie desértica. Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
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la experiencia dispuesta a la traducción simbólica de una precariedad y alteridad
representable a través del estudio de la densidad material, transparencia,
translucidez, virtualidad y opacidad de aquello que se presenta como arquetipo de
lo efímero y pasajero en el territorio: la niebla.
Figura 30: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital b/n. Detalle camanchaca
y superficie desértica. Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
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tendría una dimensión metarreflexiva vinculada al distanciamiento del espacio
visible, objetivo y de lo real.
Recuerdo la ocasión en que realizaba una caminata hacia la parte más alta de las
lomas que dan forma a la planicie del oasis. Quería llegar a ese punto intentando
tener una vista más amplia del lugar. Pensaba que desde ahí podría acceder a
una vista panorámica más cercana a lo que se conoce popularmente como «mar
de nubes» (Osses, Barría, Farías & Cereceda, 2005: 132); el estacionamiento de
un denso manto nuboso compuesto por nubes estratocúmulo que se posaban bajo
la línea del horizonte.
Pues bien, tras mi extensa caminata y ascenso para llegar al sitio que describo,
recuerdo haber experimentado la más extrema invisibilidad del entorno. La presión
atmosférica y viento sur habían elevado y empujado hacia la costa la totalidad del
banco nuboso. Así, la camanchaca comenzó a oscilar entre una niebla tupida y
espectral; no se podía ver nada. Me encontraba a una larga distancia de la
estación experimental y sólo podía volver reconociendo unas cuantas huellas en el
camino o senderos aledaños. Ahí, el «horizonte se agitaba como un laberinto de
líneas que se desploman» (Steyerl, 2014: 16), haciendo fácil perder toda
conciencia de aquello que organiza nuestro sentido de orientación, disipar el
cuerpo y sus contornos. La niebla era irreductiblemente lo otro, era el material de
la invisibilidad y lo excesivamente táctil.
Realmente no se podía ver nada más que unas lenguas de niebla que golpeaban,
rozaban y ascendían por las superficies y contornos difusos de las lomas. Ahí, con
cámara en mano registrando ese enorme limbo de luz vaporosa y viento helado,
pensaba lo irrisoriamente distinto que era la imagen del cuadro “El viajero
contemplando un mar de nubes” de Caspar David Friedrich. Dónde yo estaba, no
era posible –ni por un segundo– erguirse ante el paisaje, no había forma de
otorgarle un orden –una dimensión– por sobre su atmósfera e invisibilidad, no era
! 47!
posible ejercer dominio ni manifestar alguna especie de jerarquía ajena a la que el
fenómeno climático y sus sucesivas capas de viento dictaminaban.
No estaba frente a la niebla, estaba inmerso en ella. Ahí, en su centro, sentí que
se anulaba cualquier exterioridad posible. A diferencia de lo que representa esa
increíble pintura de Friedrich, la naturaleza exigía existir en sí misma, más no
como una existencia dependiente del pensamiento humano. Ahí dónde yo me
encontraba, no había «victoria del espíritu» ni «distancia contemplativa» (Burke,
2005: 16) que ovacionar.
Figura 31: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle camanchaca
sobre farellón costero y dunas. Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
Las formas en las que se manifestaba la camanchaca eran bastante diversas. Por
lo general, la evanescencia e intensidad de la luz fraccionada por la masa nubosa
irrumpiendo en el paisaje terminaba siempre por igualarlo todo; llenando y
vaciando todo al mismo tiempo. Aquella masa se articulaba como una superficie
! 48!
diáfana, destinada a propiciar una realidad indeterminada como parte de una
entidad intrínseca que impone su propia calidad material. Era una geografía viva.
Es que en medio de la niebla, a una cierta distancia, se atenuaban y difuminaban
los contornos y colores de todas las cosas; se perdía la noción de perspectiva –
«culminación visual del proyecto moderno» (Concha, 2011:13-15) – y anulaba
cualquier posibilidad para decodificar restos de una eventual mediación óptica.
Ahí, las luces no se quemaban ni sobreexponían ni estallaban, pues la luz siempre
–inclusive atenuada, deslavada, transparente u opaca– conseguía ser cegadora,
«ya no necesita de la sombra» para existir (Baudrillard, 2014: 15).
Figura 32: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital b/n. Detalle camanchaca
sobre farellón costero. Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
La camanchaca, en tanto imagen translúcida, podía ser interpretada –al igual que
el desierto– como fuente inagotable de deseo por aquello que aparecerá, pero
también como falta y frustración, ya que la realidad – también lo representado– se
! 49!
difumina y huye como si estuviera condenada a desaparecer por no tener proyecto
de sí misma. El entorno me interpelaba de una manera radical; se desbordaba.
A partir de ese tipo de reflexiones fue como me convencí de que al observar los
factores físico-climáticos antes descritos y realizar estos sistemáticos registros
podría representar, operar y tensionar la visualidad del tiempo y el movimiento de
estos espacios indeterminados. Así, intentaría representar estos sitios efímeros
más allá de lo repetido y sobreimaginado de sus paisajes concebidos como
imágenes de lo inabarcable. Ya no haría más fotografías y registro de las grandes
vistas panorámicas; reduciría el encuadre y la mirada. Me había dejado de
interesar ese tipo de imágenes descriptivas y totalizadoras. Mi búsqueda se
articularia desde el concepto de locación.
Una de las cosas más curiosas que ocurrían una vez inmerso en ese espacio
ambiguo, difuso e inmaterial, es que aquellos elementos externos que podrían dar
cuenta de algún signo concreto de temporalidad desaparecían del todo. Así, esa
reconocida capacidad que posee el desierto para preservar elementos debido a su
alta salinidad y escasez de agua, pasaba –gracias a la niebla– a último plano.
! 50!
parece no haber lugar o legibilidad para un sistema del tiempo y sus estratos. No
mientras éste parezca ausentarse por no tener una imagen de sí mismo. Era algo
contradictorio, pues cuando desaparecía toda traza del tiempo y espacio producto
del fenómeno climático, la niebla hacía de ella misma, como una vibración del
tiempo hecha sensible. El paisaje era cubierto por un flujo móvil, desmaterializado,
diferido y discontinuo. El espacio –melancólico y cósmico (Buci-Gluksmann, 2006:
17-33) – se curvaba, se hacía oblicuo. Era pura plasticidad y fluidez en el
ambiente.
Figura 33: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Silueta de torre de alta
tensión. Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
Mientras caminaba y realizaba una serie de registros por el lugar, no podía dejar
de pensar en las múltiples manifestaciones de translucidez del fenómeno.
Tamizada por la bruma, la luz era capaz de anular todo proceso de
representación; toda la «fantasmagoría de la mímesis» (Cadava, 2014: 51-67). Lo
mismo ocurrirá con los ambientes acústicos subyugados a la extrema circulación
! 51!
del viento. Éste ascendía tan violentamente a ras de suelo desde el farellón
costero, que era muy difícil registrar sin que el audio se transformará es un registro
sonoro sobreexpuesto por el clima. El sonido –ondas de un cuerpo vibratorio que
se propagan en un medio elástico por la compresión y rarefacción de las
partículas– daba cuenta de una perturbación y latencia que reverberaba en todas
las direcciones de la superficie cubierta por la bruma desértica.
Figura 34: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Silueta de farellón
costero iluminado por termoeléctrica. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 52!
Esta aglomeración y superposición de las diversas calidades y capas del ruido –
siguiendo las reflexiones de Sergio Rojas respecto al sonido en espacios
intermedios– expresaban una forma de experimentar «la catástrofe del sentido por
obra de la propia conciencia que ha despertado a una arbitraría e implacable
intensidad» (Rojas, 2009: 19). Todo era parte de la misma alteridad radical del
oasis en un estado de niebla. Es que las formas del paisaje pueden –
eventualmente y como el objeto en el pensamiento precolombino–, llegar a
rebelarse. Así, de un momento a otro, podíamos estar inmersos en la territorialidad
de la camanchaca, no en el territorio. He ahí la resistencia y persistencia de su
frágil, dialéctica y arbitraria materia.
Figura 35: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital b/n. Niebla y marcas de
vehículos sobre farellón costero. Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 53!
6.- LOS OBJETOS.
Tras mi insistencia por percibir y registrar las propiedades lumínicas del territorio y
su relación con la niebla, me fui percatando de aquello que permanecía en el
instante exacto en que la camanchaca emprendía su retirada por sobre las
superficies de los cerros. La mirada estaría ahora dirigida sobre eso que prevalece
al instante y apertura de las múltiples capas nubosas. Ése sería mi acceso
ambivalente a la representación de las locaciones y delimitaciones subjetivas de
este territorio denso, no ordenado, no racional, no armónico y no simétrico.
! 54!
verticalmente desde la parte superior de algunas estructuras metálicas ubicadas
en el lugar, en dirección al suelo y hacia el interior de la superficie rocosa. Estas
tensas articulaciones resaltaban por sus líneas puras, toscas y cortantes;
materialidad que contrastaba con el cromatismo de la tierra árida y velos de luz
aplacados por la cruda matización de la niebla.
Figura 36: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle de cable de
acero y tensores. Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 55!
y a la vez cobraban cuerpo –cual «relámpago benjaminiano» (Cadava, 2014: 76-
83) – a partir de la obturación de la cámara. La apertura de la lente o aparición de
algún fragmento activo que diera cuenta de un entorno todavía desmaterializado
en las capas, exteriorizaba las formas desde lo inusitado y oscuro. Ahora bien, no
hay que olvidar que también era la cámara fotográfica la que mediaba en la
indeterminación del espacio y su evocadora marginalidad. Pues bien, no hay que
olvidar que «toda fotografía es una ficción que se presenta como verdadera»
(Fontcuberta, 2000: 15).
Figura 37: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle de cable de
acero y tensores. Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 56!
Volviendo a los registros del lugar, desarrollé imágenes digitales en las que
aparecían metros y metros de tuberías de goma emplazadas en algunos rincones
menores del oasis. Cañerías, ganchos, coplas y adaptadores a mal traer y
cubiertos por polvo. Retraté siluetas de estanques de agua y mangueras plásticas
que franqueaban parte del páramo y reptaban su declive. Nuevamente las figuras
aparecían y desaparecían producto de la precaria luz en medio de la húmeda
niebla matinal. Estos extensos y frágiles cuerpos rectilíneos posaban
camuflándose y extraviándose por los contornos de las lomas que surcaban de
manera sospechosa. Otro tipo de silencio y vibración era el que aparecía en el
segundo exacto en que comenzaba la evaporación y dispersión del cuerpo
nuboso. Todo tenía una plasticidad y extrañeza impresionante.
Figura 38: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle de manguera
sobre superficie desértica. Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
De igual manera, seguí registrando elementos que pasaban desapercibidos por su
tamaño, posición, composición y color en el ambiente. Diversos tipos de mallas
! 57!
oscuras que encontré apiladas o cubriendo algunas superficies en el entorno del
oasis; registré tubos de aluminio y planchas incrustadas en el empedrado del
terreno, manojos de alambres oxidados, perfiles de fierro, estructuras carcomidas
por el óxido, letreros de lata galvanizada con inscripciones japonesas, rejas
revestidas de un material verde-grisáceo, cordones de metal mordidos por la
salinidad del ambiente, una barrera de hierro, una pequeña torre de
comunicaciones desmantelada y cimientos de una de las torres eléctricas de alta
tensión, entre otras estructuras que aparecían incoherentes y desperdigadas por
las diferentes locaciones cercanas al oasis y estación científica.
Figura 39: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle de malla raschel
sobre superficie desértica. Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 58!
humana o bien sacudidas por los movimientos telúricos de la zona. En fin, eran
todas trazas dejadas y envueltas por los tornasolados, drapeados, pliegues y velos
naturales que conviven en el ecosistema de niebla.
Figura 40a: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle luminaria
industrial. Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
Desde el peñasco de Alto Patache, la mirada se afanaba por los valores pictóricos,
fotográficos y cinematográficos de la luz emanada desde el emplazamiento
industrial. No podía dejar de apreciar aquello que –sintetizado– aparecía y variaba
en lo negro sobre negro; gris sobre negro y blanco sobre negro. Estaba extasiado
! 59!
con los objetos y escenarios inciertos que el territorio imponía sigilosa y
vorazmente.
Figura 40b: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle infraestructura
industrial ingresando a la superficie. Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile,
2014.
Mi reflexión era la siguiente: Aquel espacio desértico no podía ser completamente
leído ni «existir en sí mismo» (Déotte, 2013: 7) sin considerar aquello que irrumpe
! 60!
material e inmaterialmente en él. En este sentido, la experiencia del viaje se
transformaba en una primera capa de aproximación casi metafísica; las extremas
condiciones climáticas del lugar, aparecían como una segunda capa empírica; la
manifestaciones de la luz, una tercera capa; la niebla, otra capa –y así
sucesivamente–, pero ¿y estos objetos qué? ¿acaso son despojos sin propósitos?
¿están ahí faltos de intencionalidad? ¿no son producto de algo premeditado? ¿no
responden acaso a necesidades materiales de los hombres?
Figura 41: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle antena y letrero
con gráfica japonesa. Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 61!
elementos tanto en la construcción banal como en la articulación estética y
contemplación del lugar.
Figura 42: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle de tubo sobre
superficie árida. Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 62!
7.- EL ESPACIO.
Figura 43: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle de cable de
acero ingresando a la superficie árida. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 63!
geográficas contemporáneas. Santos dice lo siguiente «…Es sabido que la
principal forma de relación entre el hombre y la naturaleza, o mejor, entre el
hombre y el medio, viene dada por la técnica. Las técnicas constituyen un conjunto
de medios instrumentales y sociales, con los cuales el hombre realiza su vida,
produce y al mismo tiempo crea espacio» (Santos, 2000: 27).
! 64!
vez, reconocibles e irreconocibles como piezas diseminadas de un puzzle singular.
Se presentaban como fragmentos dinámicos que –al ser articulados– revelaban y
proyectan un cierto «inconsciente estructural» (Déotte, 2013: 38) asociado a la
experiencia de paisaje, los instrumentos e imaginarios técnicos propios del
territorio y su historia local. Los objetos se disponían como parte de un eco que
reverberaba por y más allá del sitio.
Figura 44: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle de cables de
acero ingresando a la superficie árida. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 65!
La infraestructura y sistemas técnicos registrados –aparatos incrustados que
subsistían discretamente en aquel paisaje urdido ocasionalmente por la
camanchaca– permanecían ahí, inestables, totalmente desplegados y disponibles
a toda subjetividad. Así era como entregaban claves, y formulaban interrogantes
para reconocer, imaginar y alucinar respecto a una potencial ocupación del
territorio y una producción que –mítica y distópica– podría, en cualquier momento,
transformar y tensionar la experiencia de la realidad de aquel espacio.
Figura 45: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle de cable de
acero ingresando a la superficie árida. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 66!
8.- IMAGINARIO TÉCNICO.
! 67!
Figura 46: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle de tubos de
plástico atravesando la superficie árida. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
Esta estrategia, junto con los registros visuales, me permitiría proponer una nueva
metamorfosis del espacio y redefinir nuestra relación con el entorno natural. En
este contexto, la incertidumbre simbólica del Oasis de Niebla y –por extensión, del
desierto chileno–, no sólo aparecerían al alero de su peculiar geografía y clima
extremo, sino también por la irrupción de la infraestructura técnica al interior y
exterior de cada una de sus capas, discursos y superficies del territorio. Por tanto,
el imaginario de extrañeza, incertidumbre y otredad que recaía en el paisaje del
oasis, no sería más que la proyección subjetiva y simbólica de aquella irrupción
propiciada por el dominio y configuración de la mega industria que –
fantasmagóricamente y «a la velocidad de la luz» (Virilio, 1997: 1-128) – actualiza
y proyecta los deseos y prospectos de la técnica moderna.
! 68!
se confundían con el espacio, materialidad y temporalidad del lugar. El ejercicio de
registrar estas infraestructuras u objetos artificiales instalados en la costra
desértica me permitiría –reconociendo una lógica de compenetración con el
espacio y los velos de la percepción– proyectar el devenir del paisaje y fenómenos
climáticos a formas narrativas discontinuas, no resueltas y en suspensión:
Ocupaciones, fronteras, debilidades, márgenes, redes, límites, tensiones, ruinas y
utopías, entre otros; todos conceptos que permiten los argumentos de una
«confluencia dramática» (Corporación Chilena de Video [CCHV], 2014) de las
exploraciones y prácticas asociadas a este territorio incierto, en tanto se
comprende su naturaleza del espacio, «inconsciente técnico» (Déotte, 2013: 22) y
los múltiples discursos –poderes y acontecimientos– que se solapan en él. Pues
bien, siguiendo a Jonathan Crary, se podría afirmar que «la tecnología es siempre
una parte concurrente o subordinada de otras fuerzas» (Crary, 2008: 25). El Oasis,
y por extensión el desierto de Atacama, eran socavados por una ideología
ubicua.
Figura 47: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle de cables de alta
tensión atravesando la niebla. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 69!
La elección de cada uno de los objetos, sistemas, aparatos, locaciones y micro-
lugares registrados, entremezclan la lectura y exégesis de un posible pasado y
presente gracias a la indefinición propia de la imagen fotográfica digital y montaje;
«dispositivo perfecto para desestabilizar la perspectiva del observador y quebrar el
tiempo lineal» (Steyerl, 2014: 24). Pudiendo ésta, aislada de un contexto legible,
remitir a cualquier temporalidad. Este juego efímero de atemporalidades y de no-
lugares, en tanta dislocación (dis-locare: descolocar, poner fuera de lugar) sólo se
podría hacer comprensible desde aquello que propicia un enrarecimiento del lugar.
Finalmente ahí, en la parte aleatoria de las pulsiones y acontecimientos
repetitivamente registrados, es dónde niebla y objetos se pliegan y dialogan bajo
una metonimia, una contigüidad que por exceso de evidencia queda normalmente
relegada.
Figura 48: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle silueta de torre
alta tensión y niebla. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 70!
9.- LO EFÍMERO.
Figura 49: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital b/n. Detalle niebla
ingresando al farellón costero. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 71!
Buci-Gluksmann esboza un discurso en el que clasifica lo efímero como una
nueva estética, la de las fluideces. De esta manera, ella reflexiona sobre cómo
esta «conciencia de un tiempo frágil y nómada adquiere nuevos significados con la
cultura visual contemporánea» (Buci-Gluksmann, 2006: 65), afectando y
modificando las condiciones de la representación en el arte, la arquitectura y el
paisaje, entre otros.
! 72!
suspensión, luminiscencia y telepresencia en los «centros dislocados, flotantes y
límites líquidos» (Navarro, 2014: 97) de nuestra posmodernidad y ethos
postmoderno. Baudrillard dice al respecto: «Todo desaparece por exceso de
realidad» (Baudrillard, 2009: 14).
Figura 50: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle cables alta
tensión y niebla sobre lomas. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 73!
Sería algo así como establecer una reflexión de la desaparición del territorio y su
representación en tanto paisaje, a partir de la aparición y despliegue de aquello
que la hace desaparecer: las imágenes numéricas, su capacidad proyectiva y su
constante proceso de actualización.
! 74!
registradas y sus medios técnicos. Y por último, profundizar expresivamente en
aquello que se percibe –ligera, densa, artificial y espectralmente– como
ininteligible en el ambiente. Es una oportunidad para poner a prueba toda
permanencia y apariencia material, espacial y temporal del entorno en que he
estado inmerso.
Figura 51: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle torre alta tensión
y niebla sobre lomas. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 75!
10.- APARICIÓN.
Figura 52: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle escombros,
mangueras, malla y niebla sobre lomas. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 76!
elementos registrados. Sean estos fenómenos naturales, infraestructuras técnicas
o simulaciones digitales. Si bien consideraba que el espacio en el que estaba
inmerso era un gran híbrido compuesto por formas y contenidos disímiles, no fue
hasta que comencé a revisar, combinar, seleccionar, intervenir, superponer y
experimentar con el material recopilado, que me percaté del cómo sugerir y
plasmar –de forma paradójica– aquello que me hacía imaginar un posible devenir
del entorno desértico.
Figura 53: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Vista nocturna de cielo
en el Desierto de Atacama. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 77!
propuesta era que aquella incertidumbre radical estuviera dada por la apropiación
y subjetivación de los elementos que percibimos –material, espacial y
temporalmente– a través de la técnica del montaje y efectos –procedimientos y
estrategias– del simulacro. Ambos me permitirían interrogar y tensionar los medios
de expresión utilizados: video y fotografía digital en alta resolución, sonido
surround y algunos desplazamientos fotográficos hacia lo cinematográfico e
instalativo. De alguna forma, la relación entre la técnica y el paisaje, evidenciado
en la irrupción técnica del hombre en el entorno de Alto Patache, hacían de símil
en cuanto a mi relación técnica con el mismo. La cámara fotográfica, su eminente
lenguaje codificado, los micrófonos, los lentes, son al paisaje –representación
estética de la política (Peliowski & Valdés, 2015: 21) – lo que la industria ha
propuesto en el mismo, con la salvedad que mi producción corre por los caminos
del conocimiento, o de los bienes intangibles y/o simbólicos.
! 78!
fragilidad e invisibilidad del paraje, además de una particular dimensión emocional
que evocan estos espacios vulnerados y marcados por tecnificación de la
naturaleza.
Figura 54: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle de manguera que
recorre las lomas del oasis. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 79!
lo anterior, era «contraponer el registro de figuras achatadas en el plano de la
imagen con otras en profundidad de campo; figuras que lograban ensanchar el
plano o campo y lo profundizaban volviéndolo un espacio absolutamente ambiguo.
La idea era dar cuenta de una superficie de representación dónde sea muy difícil
percibir las diferencias entre un adentro y un afuera. En este sentido, lo único que
me interesaba era que el espacio hablara en términos opuestos y que todo se
percibiera envolutado, plegado y curvo, como en el quehacer pictórico y «estética
del barroco» (Snyder, 2014: 31).
Por otro lado, me propuse restringir la escala cromática de los espacios, variar las
temperaturas de color en imagen, saturar algunos planos, lograr efectos de
pasaje-pantalla, enfatizar ciertas texturas cromáticas, advertir los brillos en las
superficies registradas, dramatizar los contrastes de luz y utilizar filtros ópticos de
carácter análogo. Todo con el objetivo de sugerir una aparición ambigua e
inestable de la imagen a través de una especie de halo técnico e inmaterial
dispuesto sobre la lente y el encuadre. De esta manera, pensaba que podría dar
cuenta de aquello que se manifiesta como oblicuo a partir de la iluminación natural
y artificial en la representación fotográfica y videográfica del paisaje tarapaqueño.
! 80!
representado, independiente de la naturalidad o artificialidad de las formas. El
brillo sobre una superficie mineral o el pasaje sobre una lámina metálica, podía ser
todo y nada a la vez.
Figura 55: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle cables de alta
tensión, silueta de torre y niebla. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 81!
Durante mi recorrido presté atención y registré cada uno de los elementos que
parecían borrados en el entorno, así como aquellos que se presentaban
materialmente como inacabados producto del efecto de las nubes, tierra, polvo y
nieblas atmosféricas. Mi intensión era que la mirada se posara sobre todo aquello
que se podía vislumbrar como un “non finito”. Me impregnaba así de todo aquello
que estableciera relaciones entre movimientos y duraciones, a partir de las
transfiguraciones de las superficies producto de una materialidad pulsante y
enmascarada.
! 82!
fractal– producto de la actualización de luz en el entorno y rendimiento técnico de
los dispositivos de registro y representación.
Figura 56: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Lomas del farellón
costero y niebla. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 83!
Estas series de video y foto-secuencias serían confeccionadas a partir del registro
de movimientos fijos, continuos o discontinuos de la luz, niebla y algunos objetos
desperdigados por las diversas locaciones del oasis. En aquellas secuencias de
animación alteraría el punto de vista, profundidad de campo o enfoque del
dispositivo de registro fotográfico o bien, serían construidas –simuladas–, a partir
de la repetición de una imagen fija única a la que se le altera y varía levemente la
exposición, nitidez y tamaño del grano fotográfico digital –pixel, ruido o ISO– en la
superficie de la misma. De esta manera, una vez ordenados los fotogramas en
secuencia de video, se podría conseguir un efecto de movimiento o vibración del
“aire” (pixel) al interior de la imagen. Es un efecto que simulaba una ralentización
extrema del tiempo, un efecto de presencia y ausencia. Son suspensos durables.
Al ser cada una de las imágenes digitales producida por el código binario –por el
«pliegue y repliegue» (Deleuze, 1989: 11-21) de las mismas sobre sí– éstas se
diluyen y se vuelven código –se disuelven en el código e indexación–,
transformándose en una presencia inmaterial y fantasmagórica, tanto o más que el
! 84!
desértico e incierto territorio registrado. La falta de corporeidad de la imagen y su
puesta en escena era lo que se reiteraba en cada una de las secuencias de video
articuladas bajo esta estrategia visual. Así, el desierto, la camanchaca e
infraestructuras técnicas representadas, se volvían doblemente espectrales a
través su representación. Es que en la imagen digital ya no hay testimonio
irrefutable del negativo como fin del acto fotográfico ni tampoco hay superficie
sensible dónde las cosas puedan inscribirse por contigüidad física con su referente
(Dubois, 2008: 33-51). En la representación digital del desierto –ahí dónde la
estabilidad tambalea y hace que el modo de representación digital se abra al
espectador como una reeducación del referente (Yáñez Tapia, 2013: 25) – no hay
testimonio de una ausencia inapelable, sólo mediaciones que confeccionan y
propagan la ausencia y el vaciamiento desde una nostalgia por lo espectral. Una
vez registrado y puesto en circulación, podríamos decir que el desierto y sus
ecosistemas comienzan a desaparecer.
Figura 57: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº1, prueba de edición. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 85!
Estas estrategias –montaje, capas y yuxtaposiciones de reiteradas fotografías–,
me permitirían generar un ánimo expectante frente al relato visual elaborado a
partir del encuadre, movimiento y simulacro producido por la manipulación digital.
Es así como cada video-animación creada, existía producto de una serie de
imágenes –pixeles– que se pliegan y despliegan, tensan y destensan, contraen y
dilatan, comprimen y exploran, envuelven y desenvuelven, siempre sobre la
superficie de lo digital –ahí dónde la estabilidad tambalea–. De esta manera, a
partir de este efecto articulado por un software para la edición fotográfica, era
posible simular que las imágenes del entorno respiraran, que el entorno mismo
pareciera inhalar y exhalar aire y luz a partir de las distintas variaciones en la
superficie de la imagen numérica. Moviéndose, aparente e ininterrumpidamente,
desde la claridad a la oscuridad, de adentro hacia fuera, de arriba hacia abajo o
viceversa. El entorno y sus imágenes eran, cual pliegue dos siendo uno. Un eterno
retorno en que –re-articulado– lo inacabable e inmaterial dialoga con la matriz
digital y lo lumínico (Yáñez Tapia, 2013: 19-27).
Figura 58: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº1, prueba de edición. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 86!
Lo mismo ocurriría con el uso de sonidos que acompañaría las piezas de video.
Respecto a los sonidos utilizados para componer estas piezas audiovisuales,
utilizaría registros complementarios y no tradicionales del paisaje sonoro del
territorio que recopilé mediante microfonía de contacto entre otros medios de
registro de audio. Para esto –durante mi estancia en Alto Patache– grabé y
superpuse algunos sonidos ambientales y texturas de objetos eléctricos, metálicos
y mecánicos, dispuestos en distintos rincones de la superficie y micro locaciones
registradas. Obviamente, lo sonoro también bordeaba lo discontinuo. Buscaba –a
través de sugerentes puntos de inflexión– romper con cualquier armonía y simetría
posible a partir de las vibraciones liberadas en el ambiente. El sonido debía
manifestarse de forma excesiva y con juegos de pasajes y profundidades
extremas.
Figura 59: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº1, prueba de edición. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
Del mismo modo, uno de los efectos que más me interesaba conseguir era el
carácter hipnótico e inmersivo del oasis, dado los factores climáticos que le son
! 87!
intrínsecos. Es por esto que me interesaba, a como dé lugar, propiciar una fuerte
estilización visual de las imágenes, contemplar el uso de sonidos capturados del
entorno, combinar diferentes técnicas experimentales de animación y jugar a
desdoblar imágenes para ser recompuestas en el montaje. Sólo así se podría
tensionar la veracidad de lo representado, la inmediatez e instantaneidad medial,
«rituales de la transparencia» (Baudrillard, 2001: 25-38) e hipervelocidad de lo
digital y la forma contemplativa impuesta por aquellos dispositivos vinculados a la
visualidad y reproducción de datos.
Figura 60: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº1, prueba de edición. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 88!
pictórica en lo fotográfico y efectos cinematográficos de iluminación expresionistas
propios cine de ciencia ficción.
Figura 61: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº1, prueba de edición. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 89!
11.- PASAJES.
! 90!
precolombino parecen formar parte de un principio energético básico en el que
«todo lo creado es desdoblado a partir de dualidades» (Llamazares, 2011: 457).
Figura 62: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Vista general de la
planicie del oasis sobre el farellón costero. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile,
2014.
! 91!
En cierto modo, no puedo dejar de pensar que existe un punto de encuentro entre
mi manera de abordar el territorio en tanto desdoblo, en lo digital, su apariencia.
Esto con el fin de dar cuenta –representar– aquello que por un lado «expresa una
realidad ordinaria y por otro, una realidad no ordinaria» (Paymal & Sosa, 1993:
164) del entorno. Sin embargo, más allá de lo anterior, lo que me parece
fascinaste es la posibilidad de enlazar eso que –en el despliegue de cada una de
las representaciones– permitiría una apropiación de las maneras de concebir el
movimiento de la materia, con la finalidad de sugerir estados de inmersión ante «la
poética de las imágenes cinematográficas» (Navarro Mayorga, 2014) elaboradas,
movimientos de las superficies binarias y sonidos drone –tonos puros de larga
duración, movimientos y cambios lentos, repeticiones y superposición de capas,
en el límite entre la música y el sonido– capturados del entorno.
Figura 63: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle de siluetas y
luces vistas desde la altura del farellón. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
Cada una de las impresiones luminosas que tuve en mis sucesivos encuentros
con el territorio –superficies áridas, nieblas atmosféricas y texturas de
infraestructuras técnicas diseminadas por la superficie del oasis– se podían
relacionar con aquellas visiones e impresiones pictóricas propias de la luz, brillo y
! 92!
color que en el contexto precolombino funcionan, cual iridiscencia, como
metáforas plásticas de la dualidad. En este sentido, la manera en la que me
aproximé al entorno, y la manera en la que comprendí su paisaje, estuvo
igualmente fundada en la comprensión subjetiva de aquellos fenómenos. Es desde
ahí, desde la interpretación de las diferentes manifestaciones y ausencias propias
de la luz en las variadas superficies, dónde comienzo articular la cualidad del
desdoblamiento y oposiciones sobre espacio desértico e imaginario técnico.
Figura 64: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle de siluetas y
luces vistas desde la altura del farellón. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 93!
dípticos audiovisuales que asocian la vista de unas dunas e infraestructuras
mineras, las cuales se ven unificadas gracias a la camanchaca. Ambas
secuencias, por muy disímiles que sean, escenifican y legitiman el mismo poder
técnico y mirada proyectiva.
En ese sentido, se hace evidente que aquel efecto inmaterial tiene relación con los
lapsos de pasaje y cambio de estado vinculados al desdoblamiento chamánico. En
! 94!
ambos casos –en el desdoblamiento y superficie binaria–, es posible percibir las
palpitaciones del ambiente, sus contracciones y dilataciones producto de la
materialización y desmaterialización del espacio a partir de los rituales de las
transparencias. En el caso chamánico sería a través de los fosfenos –sensaciones
lumínicas que aparecen en el campo de la visión independiente de la luz externa–,
y, en el caso de la superficie digital, sería a través de la simulación material del
código binario. La metamorfosis se presenta en ambas seducciones. Cada uno de
los fenómenos psico-sensoriales que se producen parecerían ser los mismos en
ambos casos: sensación de movilidad aparente, transformaciones materiales,
despersonificaciones, reminiscencias y desdoblamiento del entorno.
! 95!
Si bien lo cinematográfico aparece en cada una de las obras fotográficas y video-
animaciones cuadro a cuadro que he elaborado –ya sea a través de una relación
estilística o una puesta en escena que remite a la imagen en movimiento, o por un
simulacro del movimiento producto de los efectos de las superficies binarias–, me
parece que algo inmaterial y secreto se conserva ahí. Algo que se manifiesta y
desdobla en la disposición y exposición de aquello que hace de la representación
un espacio de hipnosis y trance. De ahí mi inclinación por la simulación del
movimiento continúo del grano digital. Es que cada una de sus convulsiones e
incesantes vibraciones lumínicas –actualizaciones– me permite ir, poco a poco,
perdiéndome, ya no en aquello que entendemos como la representación de lo real
codificado en la imagen pixel, si no en aquello que aparece hiper-multiplicado,
suscitando –a partir de la repetición de fragmentos– la impresión de una acción
continua. Hablo de la superficie de la representación binaria, del ruido y aleatoria
sensibilidad digital.
Figura 65: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital. Detalle cables de acero
y tensores sobre superficie del farellón. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 96!
Si me remito a este fenómeno lumínico codificado –como heredero de aquellos
grandes dispositivos óptico-mecánicos que proyectaban un haz de luz sobre los
fotogramas de una película, o incluso, yendo más atrás, al desmantelando del
aparato– y me quedo sólo con aquellas precarias impresiones de las estrellas
(Cadava, 2014: 83-92) o de la luz natural que proyectaban largas sombras, podría
encontrar ahí una simplificación de lo hipnótico y sedante que es contenido en lo
cinematográfico. Manuel Delgado Ruiz –destacado antropólogo español– dice al
respecto: «Hubo un tiempo en que el cine no era cine, si no otras cosas, y otras
cosas indisociables por doquier al universo de la magia, el rito y las técnicas de
trance» (Delgado, 2008). Aquella reflexión ha sido para mí toda una clave, ya que
encuentra los principios de lo cinematográfico en su desplazamiento hacia lo
inmaterial, cual fábrica de signos y significados productos de su eficacia y virtudes
simbólicas.
De esta manera, al igual que la magia, el cine –aparato subjetivo con propiedades
inductoras– reemplazaría la realidad por imágenes. Para Delgado, el cine y la
magia tendrían algo más en común: integran –en su montaje y proyección– un
sistema coherente de experiencias inarticuladas, en el cual ambos ponen en
contacto lo posible con lo imposible, aproximan lo remoto, mezclan el pasado,
presente y futuro, y proponen una dualidad respecto a lo cotidiano y lo
extraordinario. Al parecer hay una virtud especial en el movimiento secreto y
materia de las imágenes cinematográficas. Éstas siempre son visiones,
apariencias, ilusiones, alucinaciones y espejismos de aquello que se representa
por las sombras. Una pregunta al respecto ¿Qué más comparten el cine y las
manifestaciones de lo mágico?
! 97!
ceremonias buscando generar movimientos y ordenamientos cósmicos, mientras
que el cine reproduce imágenes generando la ilusión –continua o discontinua– de
la imagen, el tiempo y el movimiento. Ambos, para manifestarse, replican acciones
como si fueran ritos bajo determinados acuerdos simbólicos entre espectador y
sujeto creativo. Respecto a esto, siguiendo la lectura de Delgado a partir de los
textos de Lévi-Strauss (Lévi-Strauss, 1995: 195-262), Delgado dice: «La
representación cinematográfica no sería, de este modo, más que una forma de
duplicar mecanismo propios del ritual, (…) derroche de repeticiones y
fragmentaciones que generan el mismo efecto óptico que la película
cinematográfica» (Delgado, 2009: 3).
De ahí que ambos, magia y cine –más aún el cine expandido experimental y video
arte–, funcionan descomponiendo operaciones que repiten hasta el infinito,
cubriendo intersticios y alimentando de esa forma la ilusión de que es posible
«rehacer lo discontinuo a partir de lo continuo» (Delgado, 2009: 3). Magia y cine
descomponen unidades tan pequeñas, que su rápida sucesión acaba por hacerlas
ininteligibles, generando una impresión de continuidad. Delgado dice al respecto –
siguiendo los postulados de Lévi-Strauss sobre la eficacia simbólica del ritual
(Lévi-Strauss, 1995: 211-262) –que «El destino ritual sería el mismo que el del
cine: reconstruir un orden ideal de mundo que en realidad puede percibirse
mediante un acto de puro ilusionismo» (Delgado, 1999: 61). Ahí, en esa ilusión e
insistencia, es dónde comienza a desplegarse la imagen del territorio árido y
superficies inmateriales como parte de un acto magnético, hipnótico y somnífero.
! 98!
En el espacio andino, la valoración de la naturaleza no está dada por los valores
de uso y de cambio asignados por una cultura occidental hegemónica, mas si por
su valor existencial, geográfico, ambiental y simbólico. El paradigma es otro, uno
que –al igual que la magia– hace alusión a las realidades en «forma de pasaje»
(Agacinski, 2009: 19-20) o continuo ininterrumpido producto de una visión orgánica
del universo.
Figura 66: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Fotografía digital b/n. Detalle de nubes en
vista aérea . Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014.
! 99!
12.- PARADIGMAS Y CONCLUSIÓN.
Ante todo, mi interés por registrar, representar y reflexionar una fracción del
Desierto de Atacama se vincula con la experiencia del territorio en cuanto alteridad
radical que interpela. Considerando que este territorio ha sido y sigue siendo
pensado como un espacio únicamente disponible para la expoliación de los
recursos naturales. De esta forma –y estableciendo un vínculo con el rito y la
magia (Lévi-Strauss, 1995: 195-262)–, lo único que se repite y fragmenta, pliega y
repliega, en el desierto atacameño, es una naturaleza embestida y configurada
técnicamente para el control y manipulación de sus recursos.
Figura 67: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº2, prueba de edición final. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2015.
! 100!
Este fundamento hegemónico de la cosmovisión occidental se despliega en
categorías binarias, estableciendo paradigmas en torno a la dualidad.
Figura 68: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº2, prueba de edición final. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2015.
! 101!
representable, sistematizable, fraccionable y cuantificable. Estas racionalizaciones
fueron intensamente potenciadas por el pensamiento científico. Es él quien, al
considerar la naturaleza como objeto de estudio y replegar su fundamentalismo
como verdad totalizante, hizo de ella una realidad neutra, fragmentada y
objetivable que podía ser ordenada y sometida. La naturaleza, desde los
paradigmas técnicos y de producción, se plantea como designio para el hombre,
así como el hombre se plantea como un agente con la misión de utilizar, explotar,
atacar, conquistar, subyugar, domesticar, dominar, controlar y expoliar los
ecosistemas y sus elementos naturales. Esta cadena de acontecimientos y frenesí
de sistemas abstractos asociadas al progreso y masiva industrialización, ha sido lo
que ha puesto nuestra biodiversidad en peligro desde entonces. Nuestro Desierto
de Atacama y sus complejos ecosistemas, pese a su extrema aridez, ha pasado
por cada una de las etapas enumeradas; y de eso sólo siguen quedando y
multiplicándose residuos, despojos, escorias, cenizas y expresiones de ruina
sobre aquellas superficies que hoy se promocionan publicitariamente como
inalterables, enigmáticas y marcianas.
! 102!
Figura 69: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº2, prueba de edición final. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2015.
! 103!
Figura 70: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº3, prueba de edición final. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2015.
! 104!
Figura 71: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº3, prueba de edición final. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2015.
! 105!
A partir de lo anterior, Heidegger formulará el concepto de “lo gestell” (Heidegger,
1994: 9-37) para interpretar aquello que hace que la naturaleza sea mera
proveedora de existencia y el hombre, alienado, un solicitador de existencias
dispuestas y sobreexpuestas. Lo “gestell” –lo dispuesto– sería entonces la
disponibilidad del hombre en el mundo técnico, una imposición de lo técnico en el
mundo, un modo originario de abrírsenos el mundo como fundamentalmente
disponible. Una forma de cómo las cosas se nos presentan ahí listas para ser
requeridas. Una figura del despliegue u olvido del ser en que éste se retira,
quedando sólo entes en forma de puros objetos exhortados por la técnica. Entes
en pura disponibilidad, una naturaleza reducida a recurso y aprovechamiento –
quizás ahora residuo–, en un contexto histórico y cultural de una economía de
mercado o neoliberal en la que «el mismo hombre es reducido a stock,
existencias, reservas, a material humano» (Concha, 2011: 26).
Figura 72: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº3, prueba de edición final. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2015.
! 106!
extrae, socava, destila, transforma y acumula sobre una extensa y recóndita zona
que, –cual relave– ha sido históricamente dispuesta para los más grandes y
dialécticos de los sacrificios: la desaparición –una forma de desaparición– y la
permanencia. Así, el paraje desértico chileno se ha visto configurado
paradójicamente como una ofrenda y vestigio para y de la industria, progreso,
plusvalía, mercado y –supuesto– bien común de todos nosotros, los
consumidores. En este caso la ley de conservación sería, la materia no se crea ni
destruye, sólo se transforma en mercancía o excedentes y escoria.
Figura 73: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº4, prueba de edición final. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2015.
Del mismo modo, las superficies y ásperos relieves han ido deviniendo marcas,
trazos, rastros, surcos, formas, siluetas y composiciones artificiales –en su
mayoría perforaciones– que se reiteran como figuras fractales inorgánicas
desplegadas como consecuencia del aparataje y regímenes propios de la
ocupación y explotación industrial de la región. Es que ante el despliegue del
pensamiento técnico, todo se ha fraccionado, serializado y multiplicado hacia el
infinito. Son cada vez más las trazas geométricas y cuerpos regulares que
sepultan los estratos orgánicos de todo el territorio. Los daños inferidos producto
! 107!
de la ocupación y modificación del entorno son y serán para siempre. Se trata de
una destrucción y alteración definitiva del ecosistema producto de la expansión
hegemónica del pensamiento técnico.
Esta zona de sacrificio, más que querer ser mitigada, ha sido silenciada y
despojada –vaciada de sentido propio o contextual–, en tanto pareciera no tener
valor por sí misma tras ser reducida a objeto y destinada a convertirse en
existencia; solo ente. Así, a partir de este vaciamiento de sentido del desierto –
producto de ser excluido y descontextualizado del mundo social–, se va
articulando cual objeto propicio para expoliación de sus recursos, mientras es
emparentado –debido a la tensión de lo visible y aquello otro que se transparenta
hasta el punto de no ser visto– con ciertos imaginarios de la ausencia, silencio y
vacío. Su invisibilidad y mito inhóspito, han sido el argumento por el cual se ha
permitido una devastadora explotación. La reproducción constante de una verdad
totalizadora, funciona como máscara y camuflaje perfecto para generar una
apertura por la cual los objetos técnicos puedan extirpar –invisibilizados para la
comunidad– lo que requieran del ecosistema. Al hacernos creer que en la
naturaleza desértica es equivalente al vacío, le despojamos el único valor que
interpretamos de las cosas –el valor instrumental– y lo relegamos a lo inútil e
improductivo. Ya desde ahí, poco nos importa qué pase o no pase con el territorio.
Así, al ser representado a partir de la idea de la ausencia, el desierto –al igual que
una cosa devenida en concepto (Baudrillard, 2009: 13) – comienza a
desaparecer» en el mismo momento que empieza a existir como representación
de esa ausencia. Esa es la lógica de un gran sistema cerrado.
! 108!
Figura 74: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº4, prueba de edición final. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2015.
Esta situación deja entrever cómo este espacio se concibe y dispone –a partir de
una instrumentalización, fragmentación y conceptualización económica propia de
las políticas públicas y privadas asociadas a la administración y explotación de
nuestros recursos naturales–, como mera inversión y desarrollo del ambientalismo
de libre mercado. Así, la valoración de este oasis, pese a los esfuerzos del trabajo
interdisciplinario y levantamiento de un sistema de utilización relacional del
entorno, está dada por los valores de uso y cambios asignados por el ser humano
y su pensamiento técnico. He ahí parte de su dualidad y ambigüedad.
! 109!
Figura 75: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº3, prueba de edición final. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2015.
! 110!
subjetividades del mundo, en tanto experiencia radical de aquello que hemos
relegado a lo empírico y disponible en la naturaleza. En el pensamiento técnico, el
mundo desaparece por su exceso de objetivación.
Figura 76: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº3, prueba de edición final. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2015.
! 111!
Figura 77: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº3, prueba de edición final. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2015.
En efecto, cada unos de los registros realizados buscan dar cuenta de un lugar
absolutamente distinto del mundo natural, a partir de una dislocación de ese
mundo configurado por sistemas de significación autónomos. Se trata de un
desocultar opuesto al del pensamiento técnico (Heidegger, 1994: 9-37), no desde
! 112!
la verdad categórica, sino a través de lo ininteligible. Se trata de hacer ver el
ecosistema de niebla y sus infraestructuras técnicas como parte de un fuera del
mundo, un territorio ralentizado, onírico y ficcional en que el sujeto –contemplador
y testigo– ingresa y hace posible el mundo a través del análisis y transformación
del mismo. Toda infraestructura sondeada por los dispositivos de registro, busca
eyectar la mirada ingenua ante el paisaje, ir mucho más allá, lograr distanciarle
hasta desplegar las infinitas posibilidades de su funcionamiento en contra del
sujeto y lo representado, implicar su desaparición frente a las agitaciones rituales
de la luz en las superficies pantallicas.
Figura 78: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº3, prueba de edición final. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2015.
! 113!
solapan en ella, formas e infraestructuras que contienen discursos, devienen
instrucciones, articulan nuestro cuerpo, espacio y jerarquizan la mirada. Frente a
esto, la traducción virtual del movimiento de la niebla y representación incierta del
ambiente lo desarticulan todo, dejando en evidencia ese vacío en que la
naturaleza es disminuida a código o texto –número de bits–, como síntoma una
etapa terminal de la desmaterialización de la realidad, del territorio. Su
representación no es más que «una articulación de la pérdida y lo restante»
(Soulages, 2001: 120-121). Se trata de la objetivación, división y descomposición
de la vida sobre la tierra. Es por esto que las imágenes que intento construir
pretenden dar cuenta de otro tipo de fluideces (Buci-Gluksmann, 2006: 47-51) que
no sean las impuestas por el mercado turístico, son «imágenes intermitentes»
(Didi-Huberman, 2012: 7-44), marginales, imprecisas y ambiguas, muchas de ellas
sólo material etéreo, no pretenciosas mercancías e ilusiones acerca del paisaje-
espectáculo.
! 114!
Figura 79: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº3, prueba de edición final. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2015.
! 115!
El territorio y lo que ocurre en él no nos importa, porque no lo podemos ver. Han
sido reducidos a una síntesis, una operación algorítmica y replica matemática
secreta, que exacerba aquellas distancias abismales respecto a lo que ocurre en
la extensión desértica. Insisto, ¡no nos importa, porque no lo podemos ver! Hemos
sido eclipsados por el pensamiento, ideología y materialidad técnica.
Figura 80: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando». Captura de pantalla de video animación
stop motion nº3, prueba de edición final. Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2015.
! 116!
mundo, entre otros. Así, podemos preguntarnos cómo habitar este ecosistema
desértico, y habría que preguntarse respecto al futuro precario del Desierto de
Atacama, interpelación que ha motivado el inicio de este proyecto artístico. ¿En
qué devendrá el Desierto de Atacama? ¿Un pasaje a la desolación de la
naturaleza o un replegarse hacia nuevas formas y estrategias de conocimiento y
habitabilidad? La respuesta obedecerá a si somos capaces de salir al encuentro
de la otredad, desplegarse en lo otro, comprender y experimentar lo otro; dejar de
lado el fraccionamiento del conocimiento y su racionalidad económica e
instrumental, ir más allá del dualismo y cualquier sistema cerrado de conocimiento.
El futuro –siempre incierto– dependerá de si somos capaces de reconocer la
importancia del despliegue de un urgente saber contextual, un nuevo monismo
ontológico.
! 117!
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RESEÑA DEL ARTÍSTA
! 124!
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Helene Binet, En Búsqueda de la Tercera Dimensión, Magíster en Arquitectura
MARQ UC (2013, Chile), Premio FONDART Beca Magister Artes Visuales
Universidad de Chile, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes CNCA (2012,
Chile), Premio Beca Residencia Festival Internacional de fotografía FIFV, Área de
Fotografía Consejo Nacional de la Cultura y Las Artes (2012, Chile), Beca
Workshop fotografía contemporánea por Ricardo Cases, Área de Fotografía
Consejo Nacional de la Cultura y Las Artes (2013, Chile), Beca Workshop Cristina
Lucas, Taller practicas videográficas contemporáneas, Facultad de Artes Visuales
Universidad de Chile (2013, Chile), Beca Workshop Procesos Creativos por Luis
González Palma, Festival de las Artes de Coquimbo (2013, Chile), entre otras
actividades y visionados internacionales.
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DVD BLU-RAY / MATERIAL AUDIOVISUAL
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ÍNDICE DE ILUSTRACIONES
Figura 1: Zona de Punta Patache. «Oasis de Niebla de Alto Patache. Iquique, Chile».
Captura de pantalla obtenida de Google Maps…………………………………………………………….15
Figura 2: Zona de Punta Patache. «Oasis de Niebla de Alto Patache. Iquique, Chile».
Captura de pantalla obtenida de Google Maps…………………………………………………………….16
Figura 3: Zona de Punta Patache. «Oasis de Niebla de Alto Patache. Iquique, Chile».
Captura de pantalla obtenida de Google Maps..……………………………………………………….…..17
Figura 4: Zona de Punta Patache. «Oasis de Niebla de Alto Patache. Iquique, Chile».
Captura de pantalla obtenida de Google Maps..……………………………………………………….…..18
Figura 7: Vista aérea de Alto Patache. «Carretera de la Sal, Alto Patache. Iquique, Chile».
Captura de Pantalla obtenida de Google Maps. ………..……………………………………………..….22
Figura 10: Zona Punta Patache. «Zona industrial frente a oasis de niebla, Patache. Iquique, Chile».
Captura de Pantalla obtenida de Google Maps. ………..…………………………………………...…..25
Figura 11: Zona Punta Patache. «Área industrial frente a oasis de niebla, Patache. Iquique, Chile».
Captura de Pantalla obtenida de Google Maps.……………………………………………………..…..26
Figura 12: Punta Patache. “Vista aérea termoeléctrica frente a oasis de niebla, Patache. Iquique, Chile”.
Captura de Pantalla obtenida de Google Maps.………..……………………………………………….27
Figura 13: Punta Patache. “Vista aérea termoeléctrica frente a oasis de niebla, Patache. Iquique, Chile”.
Captura de Pantalla obtenida de Google Maps.………..………………………………………….…….28
Figura 14: Punta Patache. «Piscinas de decantación. Zona industrial frente a oasis, Patache. Iquique, Chile».
Captura de Pantalla obtenida de Google Maps.………..……………………………………………….29
Figura 15: Zona Punta Patache. «Área industrial frente a oasis de niebla, Patache. Iquique, Chile».
Captura de Pantalla obtenida de Google Maps..………..…………………………………………..…..30
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Figura 17: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando».
Fotografía digital, Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014….32
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Figura 30: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando».
Fotografía digital b/n. Detalle camanchaca y superficie desértica.
Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014.…………………..….46
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Figura 42: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando».
Fotografía digital. Detalle de tubo sobre superficie árida.
Oasis de Niebla de Alto Patache, Iquique, Región de Tarapacá, Chile, 2014………………………62
! 132!
Figura 54: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando».
Fotografía digital. Detalle de manguera que recorre las lomas del oasis.
Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2014…………………………..……..79
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Figura 67: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando».
Captura de pantalla de video animación stop motion nº2, prueba de edición final.
Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2015………………….…………….100
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Figura 79: Navarrete Sitja, F. «Aparatos para un territorio blando».
Captura de pantalla de video animación stop motion nº3, prueba de edición final.
Oasis de Niebla de Alto Patache, Región de Tarapacá, Chile, 2015……….…….…………………115
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