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|. De una carta de Zimmer a la madre de Héldertin, el 19 de abril de 1812: "Pero hace aproximadamente 10 dias estuvo por ta noche muy intranquilo daba vueltas en mi taller, y hhablaba en la mayor agitacién consigo mismo, me levanté y le pregunté qué le pasaba, pero me rog6 que volviera a mi cama y lo dejara solo, diciendo muy razonablemente No puedo quedarme en la cama y tengo ‘que andar, todos ustedes pueden estar tranquilos, no le haré nada a nadie, que duerma usted bien, mi cestimado Zimmer... Su espiritu postico sigue todavia mostréndose activo, asi, habiendo visto en mi casa un dibujo de un templo me dijo que yo deberia hacer uno asi de madera, le respondi que yo tengo que trabajar para ganarme el pan y que no tengo la dicha de vivir asi en filoséfica paz como él, alo cual respondié de inmediato, ay, yo soy un pobre hombre, y en el mismo minuto me escribié con lépiz el siguiente verso sobre tuna tabla Die Linien des Lebens sind Verschieden _Laslineas de la vida son divergentes ‘Wie Wege sind, und wie der Berge Grinzen. _comolo son fas senda, y los lindes de ta montaha, ‘Was Hirwir sind, kandort eln Gott erganzen Lo que somos aqul, puede compietart un Dios alls ‘Mit Harmonien und ewigem Loha und Frieden. con armonias, paz yrecompensa eterna.” 41, Delos diarios de Wilhelm Waiblinger, el 3 de julio de 1822: “una puerta abierta nos mostré una pequefia habitacién encalada en forma de anfiteatro, sin ningun ‘ornamento habitual, en la cual estaba parado un hombre con las manos metidas en unos pantalones que le egaban tan sélo a las caderas y haciendo incesantemente reverencias detante de nosotros... Hélderlin apoyo ‘su mano derecha sobre un armario que estaba junto a la puerta, dejé la izquierda metida en el bolsilo del pantalén, una camisa empapada de sudor le colgaba sobre el vientre y con sus ojos plenos de ingenio me miré, de un modo tan lastimero y digno de compasion, que un escalofrio me penetr6 hasta el tuétano. Se dirigia ahora a mi llaméndome Su Alteza Real, y sus tonos restantes eran en parte inarticulados, en parte incomprensibles y entremezciados con francés...” M. De un articulo 1G. Fischer sobre su siltima visita, en abril de 1843, es decir, pocas semanas antes de la muerte de Héldertin: “Durante mi iltima visita, pedi: “Seffor Bibliotecario, me consideraria muy dichoso, si, para despedirme, tuviera a bien obsequiarme un par de estrofas como recuerdo.’ La respuesta fue: Como Su Santidad lo ordene! ,Ha de ser sobre Grecia, la primavera, el espritu de la época?’ Los amigos susurraron: jespiritu de la poca!, y yo pedt lo mismo, ‘El hombre -hasta el momento inclinado hacia adelante- tomé entonces una posicién erguida y se paré frente 2 su pupitre, sacé de é! un pliego en folio y una pluma de ganso provista de barbas completas, y se dispuso a escribir. En mi vida olvidaré cémo se ilurind su rostro en este instante, ojos y frente resplandecian, cual si jJamés hubiera pasado por ellos una turbacién tan grave. Y ahora escribia, escandia con la mano izquierda cada linea, y al final de cada una escapaba de su pecho un “Hm!' de satisfaccién. Cuando hubo terminado, me alcanzé la hoja con una profunda reverencia, diciéndome: ‘Si Su Santidad se digna...!"

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