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Lircay, capital de la provincia de Angaraes

Es la capital de la provincia y el distrito con mayor extensión, con alturas mayores a los 4 mil metros
de altitud. La capital distrital se encuentra en un valle, a 3,500 metros de altitud. Cerca de la
población confluyen los ríos Opamayo y Sicra, conformando el río Lircay, que sigue su curso hacia el
norte hasta desembocar en el Mantaro.

La zona combina actividades agrícolas en la parte baja con actividades pecuarias (ovejas, alpacas y
vicuñas) en la parte alta. Pero lo que ha dado peculiaridad a esta ciudad, desde su fundación en
1572 es la minería, actividad que ha sido llevada a cabo hasta la actualidad, sobre todo en la zona
minera de Julcani, distante unos 30 km. de la ciudad. Desde épocas antiguas ha habido mineros
locales que eran al mismo tiempo pequeños agricultores. En efecto, la minería y la agricultura han
sido actividades complementarias en la zona y lo sigue siendo.

Es el distrito donde se nota el mayor nivel de urbanización y diversificación económica.


Prácticamente, Lircay es una “ciudad intermedia”, donde se ha concentrado buena parte del
conjunto de la población de la provincia de Angaraes, cuyos distritos rurales han visto estancada y
en algunos casos incluso disminuida su población.

En 1876 Lircay tenía aún la categoría de pueblo, y contaba con 1,118 habitantes. En esos años
Acobamba era la capital de la provincia de Angaraes; y había una gran rivalidad entre ambas
ciudades. En 1979 Lircay fue designada capital de provincia despojando a Acobamba de ese puesto,
lo cual generó un gran resentimiento de los acobambinos, cosa que derivó en la posterior separación
de Acobamba en una provincia autónoma, en 1943.

Lircay siguió creciendo: en 1961 contaba con 13,271 habitantes, población que creció en los años
siguientes. Pero fue en la década de 1980 al 200 que la ciudad experimentó un rápido crecimiento:
en 1981 tenía 16,318 habitantes que en 2007 pasaron a ser 24,614. Este crecimiento obedeció a
diversos a factores: en primer lugar las mayores oportunidades de empleo urbano y sobre todo, la
migración interna debido a la presencia de terrorismo en los distritos de la zona este de la provincia
de Angaraes. En Efecto, en la década de 1990 surgió un nuevo barrio en la ciudad, el de Bellavista,
ocupado por los nuevos migrantes.

El barrio más antiguo de la ciudad es el llamado Pueblo Viejo, que presenta la típica organización de
los pueblos españoles, con plaza cuadrada y calles en damero. Las casas eran grandes, con paredes
de adobe y techos de teja, comúnmente de dos plantas y con balcones de madera. El crecimiento
de la población a mediados del siglo XIX obligó a la construcción de otro barrio, denominado Pueblo
Nuevo; allí se instalaron también algunas pequeñas oficinas de labranza de minerales. Solo a fines
del siglo XX se construyó un nuevo barrio, el de Bellavista, donde se fue nucleando la población
migrante desde el interior de la provincia. Se podría decir que Lircay por más tiempo conservó rasgos
de su origen colonial, cosa que se evidencia en las fotos históricas tomadas en la primera mitad del
siglo XX y que han sido reunidas por Hugo Soldevilla. En esta misma página web presentamos las
imágenes más significativas reunidas por este fotógrafo originario de Lircay.

La ciudad de Lircay por mucho tiempo ha sido expresión de una dualidad social: descendientes de
españoles y mestizos, por un lado; y población indígena de otro lado, que si bien era mayoría solo
en el campo, estaba presente también en las ciudades, a veces con barrios propios. Esto se daba
también en las localidades de Julcamarca, Acobamba, Huayllay Grande y Congalla.

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La dualidad en la estructura social de la ciudad se expresaba también en la esfera de la cultura. Junto
a las costumbres y pautas de comportamiento introducidas por los españoles, como las corridas de
toros y las festividades en relación al calendario religioso, dentro de las cuales destacaba el carnaval,
que adquirió un carácter peculiar y con presencia de población indígena, que le daba su propio
carácter tradicional andino. Lo mismo sucedía con festividades como las del Señor de Huayllay, a
solo 10 kilómetros de Lircay.

A lo largo del siglo XX la dualidad social se redujo y se diluyó. El componente indígena local se
incorporó al ámbito urbano, hasta desplazar al componente mestizo que antes era predominante.
En realidad, éste ha sido el cambio más importante que se dio en el siglo XX, no solo en Lircay, sino
en toda la provincia de Angaraes. Desde la década de 1990, luego de la pacificación de la provincia,
se ha dado un fuerte impulso a movimientos políticos locales, que han surgido en base a elementos
de rescate de la cultura tradicional, apelando a la antigua identidad “Anqara”, nombre como se
conoce al antiguo señorío pre inca que estuvo presente en la zona.

Conectividad

Lircay se conecta con las ciudades de Huancavelica y Huancayo por la carretera nacional PE-26B,
que actualmente está siendo ampliada y asfaltada, previéndose la culminación de esta obra en 2017.
En 2013 el tiempo de viaje desde Lircay a Huancavelica era de aproximadamente 3 horas, y 6 horas
a Huancayo. Con el asfaltado de la carretera la duración del viaje a Huancavelica se reduce a casi la
mitad.

Desde Lircay salen también trochas carrozables hacia los otros distritos de la provincia; hacia el este
la carretera que conduce a Seclla y Julcamarca conduce hasta Huanta y Ayacucho. Hacia el sur, hay
caminos que llevan hacia la costa, cruzando la cordillera, hasta la localidad de Licata y de ahí existe
una conexión con la carretera Los Libertadores que conduce hasta pisco. La novedad al respecto es
que en 2016 ha sud0 asfaltada la carretera que desde Lircay va a Julcamarca y pasa a Ayacucho. Si
bien es un asfaltado “económico”, es decir con capa delgada y angosta, se trata de una mejora
notable en la conectividad de la provincia. Al respecto véase la sección acerca de las mejoras en la
conectividad en Angaraes y Acobamba, en esta misma página web.

El tráfico de camiones y vehículos es frecuente e intenso. Empresas de buses realizan viajes diarios
a la capital departamental de Huancavelica. También existen comités de autos colectivos y hasta
minibuses que traslada población hacia Pisco.

Actividades económicas

La zona se distingue por la presencia de actividades mineras, debido al complejo de minas de Julcani,
que actualmente se encuentra en Ccochaccasa, pero que tradicionalmente ha sido el eje económico
de Lircay y en cierto modo explica la ubicación de esta localidad, que desde su rigen ha combinado
minería y actividades agrícolas. Otras minas, como la mina Mimosa y Recuperada se ubican en el
distrito de Lircay, siendo importantes fuentes de ingreso para los comuneros que optan trabajar en
sus operaciones.

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Actualmente Lircay es el centro administrativo y económico de la provincia. Su feria dominical es el
centro de atracción de numerosos comerciantes que provienen de Huancavelica y Huancayo.

La semi ruralidad de los alrededores de la ciudad

En los numerosos caseríos de los alrededores de Lircay se ha constituido una población semi rural,
a tal punto que se han conformado numerosos Centros Poblados que cuentan con su propia
Municipalidad. Solo en la comunidad campesina de Carhuapata, una de las mayores del distrito,
existen 5 Centros Poblados, con sus respectivas Municipalidades de Centro Poblado

En el distrito de Lircay existen 17 comunidades campesinas, según el Directorio de COFOPRI


realizado en 2009. Aquí se ha dado un proceso, similar al resto de la provincia, de aumento
considerable del número de comunidades en la década de 1990. En Efecto, de las 17 comunidades
existentes en este distrito, solo 4 son anteriores al año 1964: la más antigua es San Juan de Dios,
reconocida en 1939; le sigue Huayllay Chico, reconocida en 1943; Carhuapata, en 1954; estas dos
últimas comunidades son en realidad desprendimientos de la comunidad de Huayllay Grande. La
comunidad más antigua en cuarto lugar es Allato, reconocida en 1964.

Las otras 13 comunidades de Lircay han sido fundadas desde la década de 1980, en algunos casos
como consecuencia de la adjudicación de terrenos afectados por la reforma agraria, como es el caso
de la comunidad de Ocopa; en otros casos se ha tratado del desprendimiento de anexos de
comunidades que han querido tener autonomía organizativa. Este fenómeno es indicio de una alta
densificación de la institucionalidad de las localidades rurales de toda la provincia de Angaraes.

Las actividades agrícolas de Lircay son poco dinámicas, debido a la relativamente poca disponibilidad
de terrenos cultivables. Prácticamente todas las parcelas son de secano, además se practica una
agricultura poco intensiva. Hay también actividades pecuarias, en la parte alta, con crianza de
alpacas y vicuñas.

A pesar del poco dinamismo de la agricultura local, Lircay es una ciudad bastante dinámica, debido
sobre todo a las actividades comerciales y agrícolas. Hay que destacar que buena parte de la
población rural de los alrededores de la ciudad es al mismo tiempo trabaja en actividades mineras.
Este último aspecto ha sido una característica constante de Lircay, desde sus orígenes. Se puede
decir que el distrito tiene vocación minera y ganadera, más que agrícola.

La coexistencia de la minería con las actividades agropecuarias tradicionales es algo que destaca en
este distrito. Esto es algo que se ha dado desde siempre, pues el empleo en las minas ha sido algo
bastante requerido por la población rural. Desde este punto de vista, Lircay es la prueba de la
posibilidad de coexistencia entre la minería y las actividades agropecuarias en la sierra peruana.

Invitamos a ver la galería fotográfica sobre el Lircay antiguo, en esta página web.

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