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- Industriales y decorativos -
Pavimentos contínuos - Introducción
Un pavimento contínuo es un pavimento ejecutado todo de una pieza, exceptuando
las juntas de contracción, dilatación y perimetrales.
Cada pavimento será distinto del anterior, pues no hay dos obras iguales.
La química constructiva está tan desarrollada como para dar varias soluciones para
cada necesidad, pero no existe un sistema de pavimento que cubra todas las
necesidades. Siempre habrá algún componente que variará.
Lo primero que observaremos será el estado del soporte, que tendrá que reunir unas
características mínimas para cualquier aplicación. Deberá ser estructuralmente sólido
y firme, estar limpio y libre de polvo, grasas, aceites, lechadas de cal o cemento, etc.
La preparación del soporte será crucial, y deberá sanearse y repararse
adecuadamente el soporte antes de la aplicación.
Otro factor importante es el uso al que va destinado el pavimento, para poder elegir
el más adecuado.
Al margen de epoxis concretos con altas resistencias a la abrasión, las resinas de poliuretano presentan unas mayores
resistencias, con una facultad de absorber mayores cantidades de energía (en forma de rayado, impacto o flexión) – la
resiliencia -, antes de llegar al grado de deformación plástica irreversible. El tamaño de partícula es mucho menor, y
consiguen sellar mucho más a la agresión de determinados agentes.
Por ello, los sellados, serán generalmente en poliuretano. Una capa de poliuretano transparente, disimula perfectamente
una fuerte rayada, en el mismo momento en que se limpia. Además, aporta una calidad de profundidad porcelánica al
revestimiento, muy apreciado en los revestimientos de alta decoración. También puede ser pigmentado, que es más
habitual en los revestimientos industriales. Algunas capas de cuerpo no necesitan sellado, como el poliuretano-cemento,
que soporta choques térmicos.