La Mesa Social de Caracas, aferrada a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, sin dejar espacio alguno para las dudas y con la frente en alto, levantamos nuestra voz para respaldar con todas nuestras fuerzas a la Asamblea Nacional y a su presidente, el Joven Diputado Juan Guaidó, en el momento cuando asumen la representación legítima del Estado venezolano y establecen una hoja de ruta para la transición hacia el rescate de la democracia en Venezuela. Lo hacemos como organización de organizaciones sociales profundamente enraizadas en nuestro pueblo y siguiendo fielmente nuestra línea de ser defensores a ultranza de la democracia.
En ese sentido queremos llamar la atención de todas las
organizaciones sociales , especialmente a los Consejos Comunales, reconocidos o no por los organismos oficiales con competencia en asuntos de participación social, aun cuando hayan mantenido algún tipo de militancia o solidaridad con este régimen, para que, como repuesta a tantos olvidos y de tantas traiciones a nuestros vecindarios, asuman su responsabilidad en este momento histórico y se desliguen de la caterva de tiranos que quieren seguirnos oprimiendo, empuñando la Constitución como única arma de combate, con la finalidad suprema de rescatar nuestra democracia de una manera pacífica, democrática y electoral.
De esta manera respaldamos contundencia el grito
libertario de una sociedad asqueada del régimen corrupto, opresor e incompetente que presidió Nicolás Maduro hasta el 10 de enero de 2019, quien ahora pretende perpetuarse en el poder por encima de la Ley y de la Constitución y en contra de una mayoría determinante que se niega a reconocer cualquier elección realizada por el actual CNE, tan servil, como genuflexo y obsecuente a los designios de su régimen.
De igual manera, rechazamos categóricamente el acto de
juramentación de Nicolás Maduro, realizado el pasado miércoles 10 de enero, ante un TSJ designado fraudulentamente el 23 de Diciembre de 2015, mientras el País estaba distraído preparando la celebración de la navidad, por una Asamblea Nacional ya deslegitimada por la elección de una nueva Asamblea con las dos tercera partes de diputados opositores, que debía instalarse el siguiente 5 de enero, es decir, un par de semanas después.
Lo rechazamos, en primer lugar, porque ese Tribunal
Supremo de Justicia, no solo fue designado entre gallos y medianoche, sino que también se hizo traicionando lo dispuesto en las normas para designar los magistrados del máximo tribunal de la República, cuando se violaron los tiempos de la convocatoria, al seleccionar candidatos con antecedentes penales y sin la formación, la experiencia y la independencia política necesaria para ejercer, de una manera idónea, tan altos cargos, los cuales, sin duda alguna, fueron seleccionados con la única misión de obstaculizar el funcionamiento de la nueva Asamblea Nacional.
En segundo lugar, porque la supuesta elección del 20 de
mayo de 2018 fue solicitada al CNE por una Asamblea Nacional Constituyente, a la que el régimen atribuye unos supuestos poderes plenipotenciarios y supraconstitucionales, para que se realizaran en el primer cuatrimestre de 2018 y que, finalmente, se realizaron el 20 de mayo, es decir, siete meses antes del tiempo legalmente establecido, violando todas las normas del reglamento electoral, utilizando los recursos del Estado e imponiendo el carnet de la patria para comprar, chantajear, amenazar y amedrentar a los electores con el fin de obligarlos a votar por Nicolás Maduro. Pero, además, debemos recordar que esas elecciones se hicieron después de un intento de diálogo convocado en República Dominicana en el que el régimen se burló de la comunidad internacional, con partidos mayoritarios y candidatos presidenciales presos e inhabilitados y sin garantías claras que garantizaran el derecho a elegir de los electores, siendo denunciadas por las democracias más importantes del planeta, desconocidas por las mayorías nacionales que se negaron de participar en ese simulacro de elecciones y por los candidatos opositores más importantes de los que acudieron a esos comicios.
Sobre esa Asamblea Nacional Constituyente también hay
que decir que, al igual que este Tribunal Supremo de Justicia, carece de toda legitimidad porque su elección fue convocada sin consultar al País si deseaba que se convocara, tal como está dispuesto en la misma Constitución, además de ser electa de una manera ilegal porque solo el 50% de los diputados fueron electos mediante el sufragio universal, directo y secreto, mientras que el otro 50 % se hizo mediante un subterfugio que le garantizaba la mayoría al oficialismo.
Este pronunciamiento lo hacemos después de 20 años de
un régimen tortuoso, que utilizó los medios de la democracia para acceder al poder de una manera limpia y transparente, para después implantar un régimen totalitario y negador de los valores de esa misma democracia que le permitió tomar el poder. Régimen que se precia de haber hecho múltiples elecciones que ha ganado a fuerza de maña para convertir minorías insignificantes en mayorías aplastantes, que ha destruido una economía que marchaba gradualmente, con sus altos y sus bajos, hacia el desarrollo de nuestra nación, lo que ha provocado la estampida de una juventud capacitada y talentosa, que está huyendo de su patria para buscar oportunidades en otros pueblos, lo que, además de desintegrar nuestras familias, nos está convirtiendo en una sociedad de viejos harapientos, enfermizos y con hambre.
Pero, también hacemos este pronunciamiento porque los
venezolanos no podemos permitir que se perpetúe, de una manera vergonzosa, un régimen dictatorial que ha fabricado un espantoso nivel de hiperinflación, en el que se ha destrozado la capacidad del salario para satisfacer nuestras necesidades básicas de consumo; que ha permitido el colapso indetenible de los servicio públicos hasta obligarnos a vivir sin agua, sin electricidad, sin gas y rodeados de alimañas y basuras, en comunidades sucias y malolientes, pintarrajeadas con grotescas alusiones a las supuestas bondades de una revolución fracasada y; como si eso fuera muy poco, sufriendo la tragedia de la escasez de alimentos y medicinas que corroe el bienestar de nuestra gente, además de la pavorosa inseguridad personal que ha provocado centenares de miles de muertes violentas
Finalmente, debemos condenar el hecho delictivo cometido
por los esbirros del régimen al detener a Juan Guaidó cuando se dirigía a un Cabildo Abierto en La Guaira, lo que, aun cuando lo soltaron en pocos minutos, el delito fue cometido y se agrega al expediente que los usurpadores deberán atender cuando llegue la hora de la justicia.
Por estas razones, y muchas más, La Mesa Social de
Caracas llama a todos los líderes comunitarios del País a convocarnos para salir a la calle a respaldar la Asamblea Nacional y su Presidente Juan Guaidó el próximo 23 de enero. Que nadie se rinda.