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Trabajo final de la materia de Bioética

Presentado al Pbro. Tomás Vega


Por Gabriel Razo y Martín Mata
SEMINARIO DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

EL ABORTO: CRITERIOS SOBRE EL EMBRIÓN HUMANO DESDE UNA


FILOSOFÍA PERSONALISTA Y DEFENSA DE LA VIDA ANTE LA
AMBIGÜEDAD DE LA MODERNIDAD

I. VISIÓN DE CONJUNTO DESDE UNA FILOSOFÍA PERSONALISTA

Noción de Persona

Introducimos este trabajo con la noción de Persona, en dos tipológicas básica, una
que la llamamos “sustancialista” y una segunda, “funcionalista” o “empirista”.

La primera representa un desarrollo de la noción “clásica”, para la que la persona es


“una sustancia individual de naturaleza racional”, es decir, un individuo concreto, dotado
de una determinada naturaleza ontológica, que se manifiesta en una serie de capacidades,
actividades y funciones, que sin duda pueden ser consideradas como características de la
racionalidad, pero que no pueden ser reducidas a esta. Por lo tanto, un determinado
individuo concreto puede poseer la naturaleza racional, y por ello mismo ser persona, sin
manifestar ni todas, ni siempre ni en su grado máximo, las características de la
racionalidad1.

Para la noción funcionalista, la persona es un concepto definido por un cierto


conjunto de propiedades o funciones (como capacidad de reflexión, autoconciencia,
autodeterminación, comunicación intersubjetiva, representación simbólica). Lo mismo que
los demás conceptos, determina en abstracto una clase de entes que, de modo independiente
de su naturaleza ontológica, pueden ser declaradas personas, partiendo de la definición de
persona así establecida, mientras sean capaces de realizar las funciones descritas. Desde el
momento en que un ser determinado puede ejercitar las funciones a las que queda reducida
la persona en cantidades y grados diferentes, la consecuencia es que se puede ser más o
menos persona, que se puede llegar a serlo y dejar de serlo y que, mientras que es posible
que algunos seres humanos no sean personas, pueden serlo, aunque en medida reducida,
algunos animales2.

Si quisiera comprobar estas tesis, podríamos utilizar de muestras, las afirmaciones


H. T. Engelhart que dice: «Lo que caracteriza a las personas es su capacidad de ser
autoconscientes, racionales e interesadas en el mérito de la crítica y el elogio». Por esto,
1
Comité Nacional Italiano para la Bioética, Identidad y estatuto del embrión humano (22 de agosto de 1996), Presidencia
del Colegio de Ministro, Roma, 1996, p. 9. La adecuada y clara síntesis que ofrece este documento se ha sacado también
mucho de lo que sigue en este trabajo. Detalladas y puntuales son también las notas del documento, comenzando por la
primera, en la que se precisa el origen filosófico y teológico del término y de la definición clásica de persona en el ámbito
cristiano. Aparece citada su primera formulación en latín realizada por Boecio: “Persona est naturae rationalis individua
substancia” (Cf. Contra Eutiques y Nestorio, 1-3) (p.27)
2
Cf. Comité Nacional Italiano para la Bioética, Identidad y estatuto del embrión humano p. 9
«no todos los seres humanos son personas. No todos los seres humanos son
autoconscientes, racionales ni tienen la capacidad para concebir la posibilidad de la
crítica y el elogio. Los fetos, los infantes, los retrasados mentales graves y quienes se
encuentran en coma sin esperanza, constituyen ejemplos que no son personas humanas; se
debe presumir que los seres humanos son racionales cada vez que dan prueba de serlo3».

Engelhardt, declarando lícito no solo el aborto, sino también el infanticidio y


cualquier supresión de seres que son humanos, pero que no son personas; es suficiente tener
“buenas razones” para hacerlo, es decir, ventajas apreciables para quienes son personas.
Todo esto implica una distinción entre “vida humana meramente biológica y la vida
humana personal”, con la consecuencia, que para la solución de los problemas éticos,
empezando por el aborto, lo importante no es saber cuál es “el momento en que comienza
la vida humana”, sino más bien determinar cuándo, en la ontogénesis humana, los seres
humanos se convierten en personas”4.

Los comités internacionales, ha considerado que no puede acoger la concepción


funcionalista, porque de hecho vuelve a introducir, de modo subrepticio, la legitimidad de
una discriminación entre los seres humanos, basándose en la posesión de algunas
capacidades o funciones. Sigue siendo verdad que la naturaleza humana no se reduce a
ellas, y que los seres humanos serían, discriminados no sobre lo que son, sino sobre lo que
tienen o pueden hacer, siguiendo un catálogo de requisitos que no solo no está de hecho
unívocamente determinado, sino que se encuentra abierto a la arbitrariedad.

Concluimos que se reconoce que ser persona, en sentido ontológico, es la simple


consecuencia de poseer la naturaleza racional y que, por ser la racionalidad un requisito del
que goza la naturaleza humana, la simple posesión de la naturaleza humana implica que
todo individuo humano es persona, aunque determinadas características más complejas de
la naturaleza racional puedan manifestarse solo después de un adecuado proceso de
evolución, puedan encontrarse en algunos casos más o menos ampliamente impedidas por
circunstancias accidentales y en ciertos casos, incluso, atenuarse o desaparecer5.

Ética personalista

El embrión, desde el primer instante de su existencia, es decir, desde que es


concebido, es un individuo de la especie humana y también es una persona humana. Hemos
de indicar como las ciencias biológicas proporcionan los datos necesarios para responder a
la pregunta sobre el momento a partir del cual el embrión humano es un individuo de la
especie humana. Sin embargo, la pregunta sobre si ese individuo también es persona no es
competencia de la biología, sino de la filosofía.
3
Cf. H. T. ENGELHARDT JR., Manual de bioética, Mondadori, Milán 1991, pp. 126-128.
4
Cf. H. T. ENGELHARDT JR., Manual de bioética, Mondadori, Milán 1991, pp 248 ss..
5
Comité Nacional Italiano para la Bioética, Identidad y estatuto del embrión humano (22 de agosto de 1996), Presidencia
del Colegio de Ministro, Roma, 1996, p 9ss. Para ver un panorama más amplio y documento, que posee especialmente
referencia a los filósofos y bioéticos europeos ver A. Bompiani, Bioética desde el lado de los débiles, Dehoniane, Bolinia,
1994, cap IV: “Debate sobre el estatuto ontológico y jurídico del embrión” y párrafo 3º : “Debate sobre el significado
ontológico del embrión: cuestiones filosóficas” (pp.103-110). Para la literatura internacional ver el estudio de L.
Pallazzani: “Los significados del concepto de persona y las implicaciones filosóficas del actual debate bioético y
biojuridico del estatuto del embrión humano”, en Pontificia Academia por Vida pp 53-74.
a) La aportación de las ciencias biológicas: el embrión es un individuo de la especie
humana desde la concepción6.

Se trata de la genética, la bioquímica, la citología, la biología del desarrollo y la


obstetricia, y proporcionan «datos biológicos que, si son correctamente interpretados
siguiendo un método estrictamente científico, pueden contribuir a determinar cuándo un ser
humano, es decir, un organismo individual de la especie humana, comienza a existir y cómo
se desarrolla7».

De los datos esenciales sobre la formación del cigoto o embrión unicelular y sobre
el paso desde embrión unicelular a embrión de dos células, resulta con toda evidencia que,
en la fusión de los gametos, comienza a ponerse en marcha como una unidad una nueva
célula humana, dotada de una nueva y exclusiva estructura de información que constituye la
base de su desarrollo posterior. Esta información es la base de la pertenencia del cigoto a la
especie humana y de su singularidad individual o identidad, y contiene un programa
codificado completo, que le proporciona enormes potencialidades morfogenéticas, que se
realizan de modo autónomo y gradual durante el proceso epigenético rigurosamente
orientado8.

Estos datos, en los que se ha omitido la sólida fundamentación científica que los
sustenta, ya serían suficientes para afirmar que el cigoto es un individuo de la especie
humana. Se ponen en evidencia que es un proceso dotado de los caracteres de coordinación,
continuidad y gradualidad. Para nosotros es especialmente importante el carácter de
continuidad, por el que, desde la singamia en adelante, siempre es el mismo individuo
humano, que se construye autónomamente siguiendo un plan rigurosamente definido, a
pesar de pasar a través de estados que van siendo cualitativamente más complejos9.

Resulta claro que, ante una consideración desapasionada, las tres propiedades
recordadas satisfacen perfectamente los criterios esenciales establecidos por una reflexión
metabiológica para la definición de un individuo y por tanto, el embrión desde el momento
de la fusión de los gametos es un individuo humano real, no un potencial individuo
humano10.

Por eso es científicamente correcto lo que enseña el Magisterio eclesiástico: «Desde


el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una vida que no es la del padre a la
de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por su cuenta propia.
Nunca llegará a ser humano si no lo es ya desde entonces. A esta evidencia de siempre la
ciencia genética moderna proporciona preciosas confirmaciones»11. Esta doctrina sigue
siendo válida y, además, está confirmada, aunque no exista esa necesidad, por los recientes
6
La fuente principal de la exposición que se realiza a continuación es: A. SERRA - R. COLOMBO, Identidad y estatuto
del embrión humano: la contribución de la biología. pp. 106-158.
7
Cf. A. SERRA - R. COLOMBO, Identidad y estatuto del embrión humano: la contribución de la biología. pp. 107.
8
Cf. Ibid. pp. 133.
9
Cf. Ibid. pp. 145.
10
La afirmación se encuentra en un servicio-entrevista con el título Con la en el lado del embrión, publicada en «
Presencia de la Universidad Católica del Sagrado Corazón » 32 (2001) 3, p. 8 ss.
hallazgos de la biología humana, que reconoce que en el cigoto que se deriva de la
fecundación se ha constituido ya la identidad genética de un nuevo individuo humano.

a) La aportación de la filosofía: el embrión es persona humana desde la concepción.

Después de un intento de análisis de las concepciones de persona, como de la


definición de Boecio, sobre la que se basa la concepción que sostiene la bioética
personalista, podemos decir que: El ser humano “es” persona en virtud de su naturaleza
racional, no “se convierte en” persona debido al efectivo ejercicio de determinadas
funciones como son la capacidad de relacionarse, la sensibilidad, la racionalidad. Ser
persona pertenece al orden ontológico: la posesión de un estatuto sustancial personal no se
puede adquirir ni disminuir gradualmente, sino que es una condición radical. La ausencia,
entendida como no actuación o privación, de las propiedades o funciones no niega la
existencia del referente ontológico, que sigue siendo tal por naturaleza, ya que preexiste
ontológicamente a sus cualidades.

Las funciones son “de la persona”, no son “la” persona de la posesión de algunas
cualidades o de la manifestación de ciertas funciones no se “induce” la presencia de la
persona, sino que, al contrario, la persona es la condición real de la posibilidad de la
existencia y actuación de determinadas funciones. La consecuencia es que el cigoto, el
embrión, el feto, lo mismo que el recién nacido o el menor, son “ya” personas.

Es evidente que existe un desfase entre ontología y fenomenología el embrión o el


moribundo no se manifiestan en su dimensión, en su forma, en su conciencia, igual al
hombre adulto pero la manifestación incompleta no modifica su estatuto ontológico12.

Toda persona es sujeto de Derecho.

Reconocer que el embrión humano es persona es afirmar una verdad cargada de


exigencias. Se trata de algo más que un dato cognoscitivo, un saber teórico e indiferente
que no obliga a nada. La verdad de que el embrión humano es persona es fuente de eticidad
y, por ello, de obligatoriedad y de responsabilidad para la libertad 13. Por tanto se puede
establecer, como sólidamente fundada, la exigencia ética por la que para el embrión sirven,
desde su estado inicial unicelular, o cigoto, los principios morales que se fundan sobre la
dignidad de la persona humana. Con una precisión, que es evidente, pero que es oportuno
hacer explícita, al tratarse de una persona que está todavía privada de la capacidad de
ejercitar la inteligencia y la voluntad, de realizar elecciones conscientes y libres, el embrión
no puede tener ninguna obligación como sujeto. En otras palabras, el embrión solo tiene

11
Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Cuestiones del aborto, sobre el aborto procurado (18 noviembre
1974) n. 12 ss, en «EnchiridiumVaticanum» 5, n. 673 ss.
12
Cf. L. PALLAZINI, Los significados de los conceptos… en Pontificia Academia pro Vida, pp 73 ss. De la
misma autora: Es el concepto de una persona entre la bioética y el derecho, Giapichelli, Turín, 1996; El ser
humano o persona que sea posible? Algunas notas sobre un libro reciente de P. Prini y un vistazo al debate
en la bioética, en “Revista Internacional de Filosofía del Derecho” 1992, 446-471.
13
M. COZOLLI, El Embrión humano: aspecto ético y normativo, en Pontificia Academia pro Vita (o. c.), p.
242.
derechos, no deberes. Son los demás los que tienen deberes hacia el embrión, empezando
por el respeto a sus derechos.

El primero de esos derechos es, como para todo ser humano, el derecho a la vida,
pero con algunos aspectos particulares, es decir, no solo el derecho a la protección y
conservación de su vida, sino también a su desarrollo integral y esto en las condiciones y
modalidades adecuadas a su dignidad de persona. Por tanto, resulta éticamente inadmisible
no solo el aborto, cualquiera que sea el modo en que se ha provocado, sino también exponer
a graves peligros la vida o la integridad del embrión, como sucede, entre otras cosas, con el
congelamiento de los embriones conseguidos en la fecundación in vitro, la experimentación
sobre embriones con la finalidad de estudio o investigación y, más en general, cualquier
instrumentalización del embrión.

El Magisterio hace una aplicación explícita al aborto cuando afirma: «Aunque


hubiese una duda que se refiera a si el fruto de la concepción es ya una persona humana,
objetivamente es un gran pecado asumir el riesgo de un homicidio14».

Enseñanza repetida con mayor autoridad en una encíclica posterior, Evangelium


vitae: «Es tal lo que se juega que, desde el punto de vista moral, bastaría solo con la
probabilidad de encontrarse ante una persona para justificar la prohibición más neta de
cualquier intervención dirigida a suprimir al embrión humano15».

a) El estatuto Jurídico

La tutela jurídica de la vida humana en su fase inicial ha sido, desde siempre y hasta
un pasado muy reciente, pensada poniendo atención solo en lo que constituía la única
amenaza probable contra ella, el aborto. Únicamente desde hace algunos decenios, debido a
los progresos de las ciencias biológicas, el ámbito de intervención sobre el embrión ha
conocido una ampliación enorme, no solo dirigida a su supresión, sino también por la
defensa de su vida y el cuidado de su salud.

El momento crucial para reclamar mucha mayor atención al derecho de la vida


prenatal ha sido la aparición de las técnicas de fecundación in vitro. Debido a ello se ha
obtenido un número ilimitado de embriones precoces, sobre los que es posible cualquier
intervención: su transferencia al útero con limitadas esperanzas de desarrollo, su
conservación a temperaturas bajísimas, su cesión a centros de investigación y
experimentación, su destrucción.

La exigencia de asegurar al embrión también una tutela jurídica de todos los


derechos humanos, que en el plano internacional se reconocen a todos los seres humanos,
se presenta como evidente e inderogable. Esta tutela se impone con una fuerza particular
debido a que el embrión carece de cualquier posibilidad de acudir a su propia defensa. Si es
agredido no puede ni siquiera hacer oír un grito o un lamento. Por tanto se encuentra

14
Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Cuestiones del aborto, (1974) n. 15.
15
JUAN PABLO II, Encíclica Evangelium vitae sobre el valor y la inviolabilidad de la vida humana (25 marzo 1995), n.
60.
totalmente confiado al mundo de los adultos, a la sociedad humana en la que está insertado
y que tiene como estatuto original la solidaridad hacia todos sus miembros.

El hombre protege a seres o cosas con mayor o menor severidad según los propios
intereses humanos, ya sean económicos, políticos, culturales, religiosos, morales, etcétera.
El «pre-embrión» puede ser protegido, pero dicho cuidado puede ceder ante necesidades
científicas destinadas a la investigación para el descubrimiento de elementos beneficiosos
para la salud humana, como también frente a las necesidades materiales de la fecundación
artificial, destinada a satisfacer el interés humano en la procreación, o, por el contrario, el
interés humano en la no-procreación, permitiendo su destrucción. El «pre-embrión» puede
ser congelado, almacenado, manipulado, destruido, siempre que exista un fin
suficientemente fuerte que lo justifique. El «pre-embrión» es un objeto, no un sujeto, y, por
tanto, es instrumental con respecto a los fines definidos por el hombre como de una
jerarquía superior con respecto a un «algo» que, si bien se encuentra destinado a devenir en
humano, no es humano.

b) La situación actual en el mundo

Es bueno adentrarnos analizar lo que se encuentra en documentos jurídicos de


alcances internacional en nuestro tema de la tutela de la vida prenatal, por ejemplo, las
Convenciones ( “Convención de los derechos del niño”, “Convención europea de los
derechos del hombre”, “Convención europea relativa a los derechos humanos y la
biomedicina”), sino también Declaraciones, la «Declaración universal de los derechos del
hombre» y Recomendaciones de Organismos como la ONU.

Una primera observación que podemos hacer es que en muchos documentos


internacionales se sanciona una cierta protección de la vida prenatal, pero en ninguno de
ellos se reconoce al sujeto humano antes del nacimiento un derecho absoluto a la vida. En
los pocos casos raros en los que se afirma que la protección de la vida de la persona debe
existir desde su concepción, por ejemplo, en la Convención americana relativa a los
derechos del hombre16 (1969), se ha tenido el cuidado de añadir una interpretación oficial
en la que se precisa que se ha dejado a cada Estado el poder de establecer, en la legislación
interna, cuándo comienza la vida humana.

En definitiva, el estatuto jurídico del embrión nunca es definido y se deja a cada


legislador la facultad de precisar los límites y las condiciones dentro de las que se defiende
la vida humana en la fase prenatal.

Con respecto a los Estados Unidos, hay que añadir el hecho desconcertante que la
Corte Suprema ha establecido que el término “persona”, presente en la Enmienda 14 a la
Constitución, no se aplica al niño aún no nacido. Hay leyes en países que establecen que,
durante el parto, el niño se convierte en persona ante la ley solo cuando ha salido
totalmente del organismo materno y da signos, aunque sean leves, de estar vivo. Solo en ese
caso, quitarle la vida constituye un homicidio, no antes. Sobre estas peculiares

16
Convención que los Estados Unidos no han firmado.
concepciones se basa la desconcertante confirmación de la legitimidad del “aborto de
nacimiento parcial”17.

En la Convención Europeas de 1996, se ha evitado definir el estatuto jurídico del


embrión, y se ha dejado la puerta abierta a la experimentación sobre los embriones
producidos in vitro, debido a disposiciones contradictorias. Se prohíbe producir embriones
para la experimentación, pero en el tema de reproducción no se prohíbe producir embriones
excedentes que, de forma evidente, antes o después, terminan por ser en gran parte cedidos
a instituciones de investigación. Además en los países en los que la ley autoriza la
experimentación se pide, con una no bien oculta hipocresía, que se asegure a los embriones
“una protección adecuada”.

Ampliando la atención al resto del mundo podemos mencionar:


- Algunos países de América Latina tienen en su Constitución un reconocimiento del
derecho a la vida de todo ser humano desde la concepción.
- El mundo islámico profesa un respeto pleno a la vida prenatal, pero sigue
considerando que la infusión del alma y, por tanto, el comienzo de la vida humana
se realiza el día 120 desde la concepción y admite el aborto hasta todo el 4° mes de
embarazo.
- En otro gran bloque compacto, compuesto de más de mil millones de personas, la
China comunista, el aborto no solo está permitido, sino que se impone a las parejas
que tengan ya un hijo.
- La India, en abierto contraste con la cultura inspirada en el budismo, el hinduismo y
el jainismo, se ha impuesto una legislación abortista.
- En muchos países en vías de desarrollo, como nuestro México, en contraste con la
cultura tradicional, impregnada de amor y de respeto por la vida que nace, hay leyes
que autorizan el aborto, que son fruto de presiones por parte de los Países ricos
(EUA), que condicionan la concesión de ayudas a la puesta en marcha de una
política que reduzca drásticamente los nacimientos.

Después de haber visto algunas líneas de la situación general, pasemos ahora al


“deber ser” de esa tutela jurídica que hemos reconocido un poco más arriba como
evidentemente necesaria y no derogable. Se trata de localizar al menos algunos de los
principales contenidos concretos que esa tutela debe incluir.

Podemos empezar con una primera indicación de carácter general, dictada por el
hecho, que ya se ha hecho notar, de que el embrión es una persona radicalmente incapaz de
proveer para sí mismo ni siquiera la menor tutela de sus derechos. Teniendo la vista en otras
categorías de personas que se encuentran en una situación análoga, pero que ya gozan de
tutela jurídica, se puede afirmar que “hay que extender al embrión humano las protecciones
ya reconocidas a los niños y a los enfermos, a los disminuidos físicos y mentales”. No se
trata de configurar un derecho especial, sino de adecuar el derecho común a un caso
particular. Por lo tanto, de modo análogo a lo que vale para el hombre ya nacido, deberán
ser aprobados ante todo el derecho del hombre que va a nacer a la vida y a la salud y la
prohibición que debe poseer calificación penal de cualquier intervención sobre el embrión

17
Cf. J. SUAUDEAU, La vida humana y el aborto en la gestión del caos en “El suplemento”, pp 163-169
que no sea realizada por un beneficio en su conjunto del embrión mismo. Lo mismo que en
el hombre ya nacido, la vida del embrión humano debe ser reconocida como inviolable y no
instrumentalizable para ningún fin externo, ni siquiera la investigación experimental
científica o médica, ni para proporcionar células o tejidos para finalidades farmacológicas o
de trasplante, ni para la producción (donación) de otros seres humanos.

Como un segundo punto, se debe reconocer y aprobar para el concebido el derecho


de llegar a la existencia en el contexto de un auténtico vínculo de familia18.

Se trata de exigencias “sagradas”, que se apoyan en sólidas bases éticas y jurídicas,


de derecho natural y también aprobadas claramente en solemnes documentos
internacionales, pero no ayuda nada esconder las graves dificultades que obstaculizan su
recepción en el ordenamiento jurídico de los Países que, al legalizar el aborto, muestran con
claridad que no quieren reconocer al embrión ni siquiera el primero y más fundamental de
los derechos humanos, la inviolabilidad de la vida. Solo dentro de un profundo cambio
cultural puede encontrar su lugar una legislación que ratifique el reconocimiento jurídico,
también sancionado penalmente, de los derechos del embrión.

II. DEFENSA DE LA VIDA Y RECHAZO DE LOS SOFISMAS DE LA


CULTURA DE LA MUERTE

¿Qué es el aborto?

Se entiende por aborto toda expulsión del “feto”, natural o provocada, esto durante
el proceso de su vida en el vientre materno. Si esa expulsión se da en período considerado
pero antes de que el embarazo termine, se le llama parto prematuro, tanto si el feto
sobrevive como si muere. Más coloquialmente dicho, aborto es la muerte del feto por su
expulsión espontánea o provocada, mientras este se encuentre en el vientre19.

Estatutos jurídicos

El aborto espontáneo se produce por la muerte intrauterinamente, o causas diversas


que motivan la expulsión del nuevo ser, el cual muere debido a que no tiene la capacidad
para vivir en el exterior del vientre. El aborto provocado es el que se realiza matando a la
creatura dentro del vientre o que se provoca su expulsión mediante pastillas, té o algún otro
método. Cuando hablamos de aborto provocado, no en todas las ocasiones que se provoca
la expulsión del nuevo ser, éste es un hijo “no viable”. Algunas legislaciones penalizan esto
debido a que lo consideran dentro del delito de infanticidio.

La legislación en nuestro país respecto a esto nos da las siguientes normas, esto es
tomado del código penal en el Distrito Federal, puesto que no en todos los estados la
18
Cf. Centro de Bioética de la Universidad católica del Sagrado Corazón, Identidad y estatuto del embrión humano,
suplemento n 4. de 1989, de “Medicina y moral” p. 9ss.
19
http://www.aciprensa.com/aborto/index.html, el 09/12/13 a las 5:43 p.m.
cuestión del aborto está legalizada. En nuestro país, hay siete circunstancias en las que no
se considera al aborto como delito (en los estados donde está legalizado cabe aclarar),
cuando:

 El embarazo es resultado de una violación


 El aborto es provocado por accidente (aborto imprudencial)
 A juicio del médico, el embarazo pone en riesgo la vida de la mujer
 El feto tiene malformaciones genéticas (aborto embriopático)
 De continuar con el embarazo se provocaría un grave daño a la salud de la mujer
 El embarazo es producto de una inseminación artificial no deseada,
 La mujer tiene razones económicas para interrumpir el embarazo y es madre de tres
hijos20.

Incluso se está luchando porque se den mejores atenciones a la mujer que aborta
para así bajar un poco el alto índice de mortandad que esta práctica arroja.

¿Cómo actuar en base a las causales que la legislación nos presente?

Una de las causales que nos presenta la ley es el “aborto terapéutico”, el cual se
realiza cuando peligra la vida de la madre, y tratando de resguardarla se le puede practicar
un aborto, este “aborto terapéutico” es un aborto directo, puesto que mata directamente al
no nacido como un medio para salvar a la mujer. Los defensores de los derechos humanos
dicen de este aborto que es un hecho completamente inmoral, puesto que concluye en la
destrucción de un ser humano inocente21.

Por otro lado, tenemos el “aborto indirecto”, el cual no es un aborto en sí mismo,


puesto que no es provocado de una manera directa. Nos encontramos en la misma causal, la
vida de la madre y del bebe corren peligro y el medico no tiene la alternativa para salvar a
los dos, pero su intervención será siempre la de tratar de salvar a los dos, si en ese proceso
el bebe muere, no es un efecto que el medico haya querido directamente. Por tanto no hay
culpa imputable para nadie. Aquí viene entonces la prohibición para la destrucción directa
de la vida de un ser humano que está por nacer, no se trata de que el medico escoja a quien
salvar, la opción siempre será por la vida.

Otro de los causales del aborto es la violación, la concepción de un hijo no deseado


por causa de violación. Primero que nada cabe destacar que son raros los casos en los que
una persona violada queda embarazada, debido a los anticonceptivos femeninos, a los
tiempos de infertilidad a parte de la infertilidad por estrés extremo. El aborto en este caso,
no quitara ningún dolor físico a la víctima, ni psicológico. Por otro lado el fruto de este acto
es una creatura inocente, que no tiene culpa alguna de lo que paso, así que se le invita a la
víctima a tener al bebe y mediante un proceso psicológico se le ayuda a aceptar a su hijo, en
lo peor de los casos se recurre a la adopción22.

20
Código Penal del DF, capítulo V, artículo 144
21
JUAN PABLO II, Carta Gratisssimam sane, 17
22
www.culturadelamuerte.com, 09/12/12 a las 6:14 p.m.
Otro caso que se tiene es el “aborto eugenésico”, aquellos que defiende la postura de
que solo los niños sanos deben nacer, puesto que un bebe con problemas desde el vientre
materno “está destinado a toda una vida de sufrimiento”, por tanto, hay que evitarle todo
ese sufrimiento antes de que sea tarde. Pero con esta premisa ¿acaso también se nos estaría
permitido matar a los minusválidos ya nacidos?23

Hay muchísimas más causales que incluso la Organización de las Naciones Unidas
están promoviendo, como el derecho que tiene la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, la
legalidad del aborto abogando el hecho de que todo niño debe de ser deseado, las bondades
que arrojaría que esta práctica saliera de la clandestinidad, por ejemplo la baja de tasa de
mortandad en las mujeres.

Aborto y derechos humanos

Como ya se menciona anteriormente en el apartado de los estatutos jurídicos, el ser


humano desde su concepción debe ser sujeto de derechos por el solo hecho de ser persona,
de ser humano, puesto que el embrión desde que comienza su proceso de gestación es un
embrión característico de la naturaleza humana, alejémonos pues de la definición de Boecio
el cual se pregunta por la racionalidad del ser para identificarlo como persona. Pero bien,
cuales son los enfoques éticos ante esta problemática:

 Hay quienes defienden el derecho de la mujer a interrumpir el proceso vital del


cigoto o feto en cualquier punto del proceso de gestación; esto por llegar a
considerar que la mujer tiene el derecho a decidir sobre su propio cuerpo y por tanto
a la elección de la maternidad, ahora bien, si se obliga a la mujer a tener al bebe, se
estarían violentando sus derechos24. Y le ponen diversos nombres al aborto para
suavizar el concepto:

 Derecho a la libre elección


 Derecho a la libre elección del embarazo
 Derecho a la libre decisión de interrupción del embarazo
23
Por otro lado, científicamente, las pruebas prenatales no tienen seguridad del 100% para determinar malformaciones o
defectos. Por ejemplo, en el caso de la rubeola, revisando 15 estudios de importancia, se encontró que sólo el 16.5% de los
bebitos tendrían defectos. Quiere decir que el aborto por causa de la rubeola matará a 5 criaturas perfectamente sanas por
cada bebé afectado. El Dr. Paul Cameron ha demostrado ante la Academia de Psicólogos Americanos que no hay
diferencia entre las personas normales y anormales en lo que concierne a satisfacción de la vida, actitud hacia el futuro y
vulnerabilidad a la frustración. "Decir que estos niños disfrutarían menos de la vida es una opinión que carece de apoyo
empírico teórico", dice el experto. Incluso son numerosos los testimonios de los padres de niños disminuidos física o
mentalmente que manifiestan el amor y la alegría que esos hijos les han prodigado. Artículo sobre el aborto de
www.catholic.net, 19/12/12 a las 3:30 p.m.
24
Los defensores del derecho al aborto en las Naciones Unidas van en busca de un nuevo enfoque que no mencione el
aborto, promueva el derecho a la salud materna e imponga normas sobre "derechos reproductivos" en los Estados
Miembros. Al parecer, lo que motiva el cambio es la creciente confianza de los activistas y funcionarios de la ONU,
quienes creen estar a punto de conseguir el derecho internacional al aborto. Según afirmaron el Centro de Derechos
Reproductivos (CDR), Human Rights Watch, Amnistía Internacional y otros grupos, se sienten más seguros a medida que
van ganando casos, particularmente en Colombia, ya que, en 2006, la decisión del tribunal constitucional de liberalizar el
aborto en ese país se basó en la interpretación que los activistas hicieron de los tratados de la ONU. Artículo de internet:
www.culturadelamuerte.com, 09/12/13 a las 5:49 p.m.
 De poner fin al embarazo
 A disponer del propio cuerpo
 Integridad física
 Libre maternidad
 Interrupción voluntaria del embarazo25

 Otros dice, sí, que se interrumpa el embarazo, pero solo en cierto punto del proceso
de desarrollo. Amparándose en que el desarrollo del feto se da por fases, así pues el
cigoto o el embrión no son sujetos de derecho, el feto lo es, pero hasta un punto
específico de su desarrollo26.
 Finalmente están los que dicen que no se interrumpa el proceso del ser por nacer.
Punto basado en el entendido de que los que se está gestando es una vida humana;
por tal razón, la madre no tiene ningún derecho de interrumpir una vida ajena a sí
misma, aunque se geste en su vientre.

Conclusiones

Termino mi estudio con algunas premisas que Alicja Grzeskowiak pone en su


artículo “derecho al aborto”. Surgen varias preguntas con este tema tan controvertido, la
primera es ¿Cuál derecho es el que ha de respetarse, el del no nacido a la vida o el de la
madre a disponer de su propio cuerpo? ¿Acaso mientras esta en el vientre el niño es otro
órgano más del que la madre puede disponer? Ante esta temática quien se ve más afectado
es el niño, claramente, la iniciativa de la organización de las naciones unidas es que se
respete el derecho de la mujer en materia de reproducción, debido a que ella no tiene la
misma libertad que el hombre en esa materia, y solo con la posibilidad de hacer lo que le
plazca con su cuerpo ella puede alcanzar la igualdad con el hombre, de hecho, los
partidarios del aborto aseveran que incluso es discriminación hacia la mujer el negarle esta
posibilidad. Se tiene el deseo de poner no el aborto, sino la “libre decisión de la
maternidad” como uno de los derechos fundamentales de la mujer, como parte de los
derechos humanos, como si de suyo viniera escrito también en el derecho natural; esto
obviamente es una falasia. Pues el aborto o “interrupción voluntaria del embarazo” nunca
puede ser un derecho individual, puesto que los derechos de los individuos no deben de
afectar el bien de los demás, por ende, si el derecho a la libre maternidad de la mujer afecta
el derecho fundamental a la vida del niño concebido éste no puede ser considerado derecho.

El móvil de la ley y del derecho es hacer al hombre plenamente lo que es, hombre,
si esto lo aleja de ese fin como ya antes lo mencione, es una ley corrompida, un derecho
falso. Esta problemática no es un asunto de libre elección de la mujer, el estado deberá de
reconocer al concebido también como sujeto de derechos. Y el derecho más fundamental
que tiene todo hombre es el derecho a la vida. A veces el pensamiento moderno nos puede
confundir diciéndonos que el concebido no es persona por su falta de racionalidad, pero
realmente la noción de persona va mucho más allá, tienen miedo a reconocer al concebido

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Artículo el derecho al aborto, Alicja Grzeskowiak
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Además, el derecho a la interrupción del embarazo de la embarazada se puede ampliar dependiendo de circunstancias
adicionales, como la malformación del feto, violación o peligro para la vida de la madre.
como persona, puesto que haciéndolo se revelara la verdadera identidad de este pecado: el
aborto se verá tal cual es, un asesinato.

La ley debe de tener como finalidad el bien del hombre, de todos los hombres. Si falta
en la ley la afirmación del hombre y sus derechos naturales, el derecho deja de ser derecho
y se convierte en corruptio legis. La ley es la garantía de la protección y no destrucción del
hombre. El derecho al aborto tiene como finalidad la destrucción del hombre al comienzo
de su vida, del hombre más débil, que depende para existir de la persona más cercana, de su
madre. Los derechos de las mujeres no deben causar desorden moral en los derechos
humanos. No deben de negar el derecho más importante, el derecho a la vida. No existe
democracia cuando no se protege al hombre. Un estado deja de ser democrático cuando
piensa solo en el derecho de la madre y no en el del hijo, el más débil de hecho. El aborto
es ilícito en sí mismo27.

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Artículo el derecho al aborto, Alicja Grzeskowiak
BIBLIOGRAFÍA

-LIBROS -
H. T. ENGELHARDT JR., Manual de bioética, Mondadori, Milán 1991
A. SERRA - R. COLOMBO, Identidad y estatuto del embrión humano: la contribución de
la biología

- MAGISTERIO -
Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Cuestiones del aborto, sobre el aborto
procurado (18 noviembre 1974)
JUAN PABLO II, Carta Evangelium vitae
JUAN PABLO II, Carta Gratisssimam sane

- REVISTAS –
L. PALLAZINI, Los significados de los conceptos… en Pontificia Academia pro Vita
M. COZOLLI, El Embrión humano: aspecto ético y normativo, en Pontificia Academia pro
Vita
J. SUAUDEAU, La vida humana y el aborto en la gestión del caos en “El suplemento”,

-INTERNET-
www.culturadelamuerte.com
www.catholic.net

-OTROS-
Código Penal del DF, capítulo V, artículo 144
Artículo el derecho al aborto, Alicja Grzeskowiak

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