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Ss.
Corrales Melgarejo
Proaño Cueva
Cristoval De la Cruz
EXP. Nº 274-2008
LIBRO 6 III - Pág. 97
RESOLUCIÓN Nº 34
Tarma, 28 de Diciembre
De dos mil nueve.-
I. AUTOS:
II. CONSIDERANDO
TEMA DE DECISIÓN:
II.1.- Determinar si le alcanza o no responsabilidad objetiva al emplazado, y si
así fuera establecer el monto indemnizatorio.
FUNDAMENTOS:
II.2.- En principio, el Código Civil ha colocado el principio de responsabilidad
objetiva, consagrado en su Art. 1970, al lado del principio de la responsabilidad
subjetiva, previsto en su Art. 1969 2, de esta manera para el legislador, la
responsabilidad extracontractual se encuentra dividida en dos grandes esferas
que se rigen por dos centrales principios, que conforman sus ejes, a saber: los
daños producidos mediante actividades o cosas riesgosas, están sometidos a
responsabilidad objetiva; los demás casos de daños, están regulados por la
responsabilidad subjetiva.
II.3.- Entonces, según el Art. 1970, si se produce un daño causado por una
actividades o cosa riesgosa, exista o no dolo, exista o no culpa, el causante
responde por el perjuicio causado, indemnizando a la víctima o a sus
herederos. Al respecto, nos ilustra el Tratadista Fernando de Trazegnies, a
saber: “Veamos, por ejemplo, la situación de los accidentes rutinarios de
1
Artículo 1970.- Responsabilidad por riesgo
Aquel que mediante un bien riesgoso o peligroso, o por el ejercicio de una actividad riesgosa o
peligrosa, causa un daño a otro, está obligado a repararlo.
2
Artículo 1969.- Indemnización por daño moroso y culposo
Aquel que por dolo o culpa causa un daño a otro está obligado a indemnizarlo. El descargo por
falta de dolo o culpa corresponde a su autor.
2
tránsito. Si no existiera el artículo 1970, sólo podría exigirse su reparación al
causante cuando hubiera mediado culpa. En cambio, aplicando el artículo 1970
podemos decir que conducir automóvil es una actividad “riesgosa o peligrosa”
porque genera riesgos derivados del uso de una máquina peligrosa. Es
perfectamente sabido que, a pesar de que se maneje con cuidado y prudencia
“razonables”, existen múltiples errores menores en la conducción que no se
pueden evitar todos y todo el tiempo, ni aun por el chofer más experimentado.
La mayor parte de estos errores no tienen consecuencias; pero si el azar nos
coloca enfrente otro vehículo o un peatón en ese preciso instante, podemos
causar un daño de consecuencias gravísimas dada la peligrosidad del
automóvil que se deriva de su masa y velocidad. Ahora bien, si sabemos que la
conducción de un automóvil puede producir daños graves y que a pesar de la
diligencia razonable no se puede evitar totalmente este riesgo. ¿no estamos,
entonces, frente a una actividad que genera situaciones de gran proximidad al
daño? Si la respuesta es afirmativa – y eso lo decidirá la jurisprudencia – todos
los accidentes de automóvil estarían sujetos al principio de la responsabilidad
objetiva.”; en efecto, “En general, la jurisprudencia peruana ha intentado
configurar como responsabilidad objetiva todos los daños derivados de poner
en marcha una máquina de locomoción a motor, aún para fines privados y no
de lucro.”3
II.4.- Al respecto, cabe citar la Cas. N° 583-95, a saber: “El artículo 1973 del
Código Civil está referido a la reducción de la indemnización por imprudencia
concurrente, resultando aplicable cuando existen factores contributivos al
evento. En consecuencia, cuando se ha establecido que la imprudencia de
quien ha padecido el daño ha contribuido en su producción, no resulta aplicable
en forma excluyente la norma contenida en el artículo 1969 del Código Civil,
sino que debe concordarse con lo establecido por el artículo 1973 del acotado,
que establece la reducción prudencial de la indemnización” 4. Aún cuando esta
casación se relaciona con la responsabilidad subjetiva, ello no obsta para
observar sus criterios en cuanto a la responsabilidad objetiva.
3
Fernando de Tranzegnies: “La Responsabilidad Extracontractual”. Biblioteca Para Leer el
Código Civil Vol. IV. PUC. 1988. T. I, Págs. 149,159, 160 y 169.
4
Ediciones Legales: Código Civil, concordancias jurisprudencia. Ed. Agosto 2004, Pág. 278.
3
II.5 Así también, resulta pertinente citar la Cas. 630-2004 CAJAMARCA
Publicado 30-09-05 en la página 14781 del diario oficial El Peruano, que en sus
partes pertinentes dice:
5
Artículo 1972.- Irresponsabilidad por caso fortuito o fuerza mayor
En los casos del artículo 1970, el autor no está obligado a la reparación cuando el daño fue
consecuencia de caso fortuito o fuerza mayor, de hecho determinante de tercero o de la
imprudencia de quien padece el daño.
4
participó en el evento dañoso como conductor del vehículo motorizado, con el
cual atropelló a la víctima causándole la muerte; pues, aún si fuere cierto su
afirmación respecto a que conducía a una velocidad normal, y no tuviera la
culpa en el atropello de la víctima, basta que la concausa del accidente haya
sido ocasionado por un bien riesgoso, como lo fue con su vehículo, para que le
alcance la responsabilidad de indemnizar a los herederos de la víctima.
II.8.- Ahora bien, analizando las pruebas, si nos remitimos al numeral 4 del
acápite IV del Atestado Policial de folio 5 del Exp. Penal N° 2006-45, que corre
como acompañado al presente proceso, se establece que el lugar del accidente
es en el Km. 1.520 de la Carretera Central, en el lugar denominado paradero
“lava ropa”, vale decir, aún dentro del área poblada de la ciudad de La Oroya, y
no en una carretera abierta; por otro lado, en la novena considerativa de la
apelada, se alude que la víctima conducía de modo temerario su triciclo ya que
lo hacía a su izquierda cuando las normas de tránsito expresamente prohíben
que se maneje en ese sentido, lo que no es cierto, ya que en el referido
croquis, que obra a folio 34 del expediente acompañado, no se indica la
dirección que tomaba el triciclo, por el contrario, en el atestado policial de folio
5, se indica que ambos vehículos, el del demandado y de la víctima iban en
dirección de sur a norte, de manera que, éste si conducía su triciclo por el carril
correcto.
5
lugar donde no había alumbrado público y la vía presentaba una curva, lo
aconsejable es bajar la velocidad para evitar la colisión, empero, para
esclarecer este punto, el demandado no prestó su declaración en autos, debido
a su inasistencia, tal como se corrobora en la audiencia de actuación de
pruebas de folio 87, motivo por el cual, debemos remitirnos a su declaración
instructiva prestada en el proceso penal acompañado, folio 71, en el cual
señala lo siguiente: “…en esa fecha no había alumbrado público,…”; “…
sucedió en la semicurva”; asimismo, en su manifestación policial de folio 9, y
que debemos considerarlo como declaración asimilada 7, reconoce que: “…en
esas circunstancias diviso un bulto en la oscuridad, y que al seguir mi recorrido
un vehículo no identificado que circulaba en sentido contrario, invadió mi carril
de circulación con las luces en alta, por lo que al acercarme al bulto y quedar
momentáneamente vislumbrado por las luces altas y al salir dicho vehículo de
mi carril, es en estas circunstancias que cae un cuerpo en el parabrisas
delantero…”; apréciese que el demandado en ningún momento narra que ante
tal “bulto” bajó la velocidad, es decir, temerariamente continuó su marcha en
velocidad constante, no obstante que, se evidenciaba cierto peligro, con el
referido obstáculo en la vía; de manera que, queda claro que el demandado
contribuyó con su actuar negligente, al no disminuir la velocidad de su vehículo,
en la realización del accidente.
7
Código Procesal Civil: Artículo 221.- Declaración asimilada.-
Las afirmaciones contenidas en actuaciones judiciales o escritos de las partes, se tienen como
declaración de éstas, aunque el proceso sea declarado nulo, siempre que la razón del vicio no
las afecte de manera directa.
6
la misma que también contribuyo con su actuar negligente, al no tener luces de
peligro su triciclo, por lo que en observancia del artículo 1973 del Código Civil
citado, tal imprudencia en la concausa del daño, motivará la reducción de la
indemnización demandada.
II.13.- Empero, debemos recordar que, según el Artículo 1985 del Código Civil,
la indemnización comprende las consecuencias que deriven de la acción u
omisión generadora del daño, incluyendo el lucro cesante, el daño a la persona
y el daño moral, debiendo existir una relación de causalidad adecuada entre el
hecho y el daño producido. El monto de la indemnización devenga intereses
legales desde la fecha en que se produjo el daño. Cabe agregar, el daño
emergente.
7
II.16.- En lo relativo al lucro cesante demandado, esto es, la utilidad que en
virtud del daño ha dejado de percibir la sociedad conyugal que formaba parte la
demandante, según partida de matrimonio de folio 2, como consecuencia de la
muerte de su cónyuge, si ha quedado debidamente acreditado que éste
percibía una pensión de jubilación según la Resolución de la ONP de folio 13,
y actualizada según boleta de folio 15, percibía un neto a cobrar mensualmente
de S/. 1,310.00, asimismo, era beneficiario de una renta vitalicia según boleta
de folio 15, que ascendía a un ingreso neto mensual de S/. 220.00, en total S/.
1,530.00, y a partir de su fallecimiento, sólo le correspondería a la demandante
un 50% de dicho monto, tal como lo disponen los artículo 54 del Decreto Ley
199909, y de igual modo dicho monto reducido de la pensión lo prevé el
Decreto Ley 18846.
II.17.- Pues bien, si la víctima al momento del accidente tenía 68 años de edad,
según su fecha de nacimiento que aparece en su DNI de folio 11, y la fecha en
que se produjo el accidente, el 31 de mayo de 2006, y atendiendo que la
esperanza de vida urbana promedio de los peruanos es de 74 años de edad 10,
la sociedad conyugal de la demandante, ha dejado de percibir la suma de
(1530:2) S/. 765.00, desde el mes de Junio de 2006, proyectado al 24 de junio
del año 2012, en la que el occiso habría cumplido 74 años, lo que asciende a
73 meses x 765) S/. 55,845.00, empero, teniendo en cuenta que parte de dicha
suma ha sido cubierto por el SOAT, conforme de advierte del informe de folio
95, y la víctima contribuyó al desenlace del accidente, como se ha analizado
precedentemente, prudencialmente debemos reducir el lucro cesante a la suma
de S/. 20,000.00, y que el demandado está en condiciones económicas de
pagarlo según el informe de su empleadora de folio 91.
8
III. DECISIÓN