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La Guerra del Pacífico finalizó en 1883 con la victoria de las fuerzas chilenas y la derrota de Perú y Bolivia.

El
conflicto tuvo como principal consecuencia la anexión a perpetuidad de Tarapacá y Antofagasta por parte de
Chile, que incluyó Tacna hasta 1929. Bolivia, por su parte, perdió el litoral y Perú soportó por tres años una
ocupación militar.

En este contexto miles de campesinos, mineros, ciudadanos y policías se transformaron en soldados,


embebidos en el espíritu patriótico que reinaba. Este artículo está orientado a recordar la actuación de los
policías que conformaron, hace 140 años, los batallones Bulnes y Valparaíso, resumiendo el trabajo realizado
por René Peri Fagerstrom en su texto Los Batallones Bulnes y Valparaíso.
Una vez aprobada por el Congreso la declaración de guerra a los aliados, Perú y Bolivia, el 5 de abril de 1879,
comenzaron a alistarse una serie de unidades en todo el país. En Santiago, la Municipalidad colocó a
disposición del Ejecutivo un batallón conformado por integrantes de la Guardia Municipal, liderada por el
Comandante Manuel Chacón Garay, idea que fue respalda por el Intendente Zenón Freire. Los policías
completaron su organización dos días más tarde y el 14 del mismo mes estaba estructurado el “Batallón
Bulnes”, compuesto por 500 plazas. Su nombre es un homenaje al Presidente Manuel Bulnes, vencedor de la
Batalla de Yungay. En tanto, el municipio asumió los costos de mantención y equipamiento, por todo el tiempo
de campaña.

Así, el 18 de abril frente al ex cuartel de la 3a Comisaría, ubicado en calle San Pablo, el “Batallón Bulnes”
formado al mando del Teniente Coronel José Echeverría Lazo, se dirigió al edificio de la Municipalidad para
oír misa de campaña. Concluida la ceremonia, el Capellán Fray Juan Capistrano Pacheco, bendijo el
estandarte, confeccionado gracias al aporte de comerciante español García Gine, quien donó $200 para este
efecto. En tanto, este histórico emblema hoy forma parte de la colección del Museo institucional.

Al día siguiente el “Batallón Bulnes” salió de su cuartel de calle San Isidro rumbo a Valparaíso. Junto a ellos
viajó su cantinera, Rosa Amelia Espinoza de 21 años, cuyo hermano formaba parte de los enrolados.

Con la declaración de la guerra todo el país se enfervorizó y en este contexto se gesta otro ofrecimiento, esta
vez de la Municipalidad de Valparaíso, el cual fue recibido por las autoridades. Ésta, también asumió los
costos operacionales del “Batallón Valparaíso” compuesto por 300 plazas al mando del Coronel Jacinto Niño.

Ambos batallones fueron los únicos fuera de lo que se consideraba Ejército regular, que estaban en
condiciones de marchar inmediatamente al frente, ya que contaban con armamento, uniforme e incluso banda
de músicos.

Luego de siete meses de preparación militar, en pleno desierto, producto de problemas disciplinarios, explica
Peri, se creó una policía militar, responsabilidad que recayó en estos hombres.

Participaciones destacas durante el conflicto


Ambos batallones tuvieron una participación relevante en las diferentes campañas de la guerra. Durante la
primera fase o Campaña de Tarapacá, 128 hombres del “Batallón Bulnes” prestaron apoyo en Calama;
además participó en el bombardeo, desembarco y captura de Pisagua y en Dolores cumplió la misión de
proteger la retaguardia y las comunicaciones del grueso de las tropas ubicadas en la zona.

En la Campaña de Tacna y Arica el “Batallón Valparaíso” estuvo bajo de las órdenes del General Manuel
Baquedano en la cuesta de Los Ángeles. Después de la derrota de Tacna, Bolivia se retiró del conflicto.

Finalmente, en la Campaña de Lima el “Batallón Bulnes” facilitó el ingreso a la ciudad, destacándose en las
batallas de Chorrillos y Miraflores, en tanto, en dicha ciudad fue designado Gobernador Militar el Almirante
Patricio Lynch y entre sus misiones estaba la custodia del Palacio Pizarro, sede del gobierno peruano. A fines
de noviembre de 1881 sus hombres regresaron y dos años más tarde fue desmovilizado definitivamente.
Retorno de los batallones
La batalla de Tacna dejó bastante reducido al batallón Valparaíso, lo que determinó el término de su
participación en la Guerra del Pacífico, la cual se prolongó por cerca de un año. Al regreso del “Batallón
Bulnes” a Valparaíso a bordo del buque “Copiapó”, fue recibido por el Intendente Altamirano, quien los había
despachado. Por su parte, la ciudadanía los recibió a ambos como héroes.
Tanto en Santiago como en Valparaíso la ausencia de estos hombres se hizo notar, aunque la seguridad de
ambas ciudades fue reforzada por los integrantes del cuerpo de bomberos.

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