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W a n g W ei
Poem as del río W ang
T r a d u c c i ó n y e d ic i ó n d e PlLAR GONZÁLEZ ESPAÑA
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P o em as d el río W an g
P oem as del río W ang
W ang W ei
T ra d u c c ió n y e d ic ió n de
P ila r G o nzález E sp añ a
C aligrafías realizadas p o r
el m aestro Z e n g R u o jin g
T R O T T A
P L I E G O S DE O R I E N T E
lejano oriente
L O S C A P Í T U L O S I N T E R I O R E S D E Z H U A N G ZI
Zhuang Z i
EL C U E N T O D E L C O R T A D O R DE B A M B Ú
A n ó n im o
F Ü S H I K A D E N . T R A T A D O S O B R E LA P R Á C T I C A
DEL T E A T R O N Ó Y C U A T R O DRAMAS NÓ
Zeam i
Y O , EL G A T O
S ó s e k i N a tsu m e
SANZIJING. EL C L Á S I C O DE T R E S C A R A C T E R E S
Wang Y in g ]in
L O S A M A N T E S S U I C I D A S DE A M I J I M A
M onzaem on C h ik a m a tsu
V I T A S E X U A L I S ( E L A P R E N D I Z A J E DE S H I Z U )
Ogai M ori
R E L A C I Ó N DE L AS C O S A S D E L M U N D O
Zh ang Hua
E L A R T E D E LA G U E R R A
Sunzi
C U E N T O S D E L L U V I A Y DE L U N A
Ueda A k i n a r i
PARAÍSO CERCADO
Y i C h o n g ju n
M I T O L O G Í A CLÁSICA CHINA
G a b r i e l G a r c í a - JVo b l e j a s S á n c h e z - C e n d a l
PL IE G O S DE O R IE N T E
SE R IE LEJANO O R IEN TE DIRECTORAS: T a CIANA F iSA C Y K a YOKO T a KAGI
is b n : 84-8164-678-4
depósito legal: M-22.455-2004
impresión
Marfa Im presión, S. L.
CONTENIDO
Prólogo
Julio César Abad Vidal...................................................... 11
P o em as d el r ío W ang ...................................................................... 67
Bibliografía......................................................................... 203
7
El sabor de los poemas de Wang Wei es puro y distante
corno un agua límpida que se desliza a lo lejos.
J u lio C ésa r A b a d V id a l
11
buidos en cuatro versos pentasilábicos. En un texto in
tro d u cto rio , el poeta enum era una relación de 20 luga
res, los 20 puntos que le sirven para encabezar cada uno
de los poem as, para adentrarse en un cam ino de revela
ción y desprendim iento que no es com pleto. Y es que
W ang W ei, finalm ente, se recupera para poder hacer
uso de la palabra. Y pintarla.
Veinte son los pasos de este recorrido: la Vaguada de la
M uralla M eng, la Cumbre del Huazi, el Albergue del Alba-
ricoquero Veteado, el M onte de Bambúes, el Coto de Cier
vos, el Cercado de las Magnolias, la Orilla de los Cornejos,
la Vereda de las Sóforas, el Pabellón sobre el Lago, el O tero
del Sur, el Lago Yi, las Olas de Sauces, los Rápidos de la Casa
Luán, el M anantial de las Pepitas de Oro, la Playa de las Pie
dras Blancas, el Otero del N orte, el Albergue entre Bam
búes, el Talud de las Magnolias, el Parque de los Ailantos y
el Parque de los Pimenteros. En cada uno de ellos W ang Wei
detiene su mirada, su vagar, y se arrastra. Aún no plenam en
te dueño del secreto, se aventura en diversas escaramuzas
que no es capaz de concretar enteram ente. Su paso es firme
hasta que le arroba la levedad. La esencia de la colección es
la disolución. El conjunto es evanescente. La sucesión de
em plazam ientos puede obedecer a una razón que se nos
escapa. N o está claro que siga un orden temporal, no alcan
zamos a advertir las distancias, como tam poco, en la m ayo
ría de los casos, en qué dirección apunta el sendero. Cual
quier criterio de regularidad, de com prensión instrum ental,
nos desafía y nos vence.
Los poem as precisan de otra mirada. Com o heridos
por un resplandor, se tom an los ojos su tiempo para resta
blecerse. Es posible pensar que hasta entonces hayamos
perdido algún detalle significativo. Aquí nos abandona la
certeza. Es la vanidad de los saberes, de los instrum entos,
de las cosas que nos auxilian lo prim ero que se excita. La
colección se abre incitando a la conciencia de la futilidad.
La m uerte, para la religiosidad del poeta, posee la virtud
de convencernos de que todo es inútil. Aunque para ello,
12
y previam ente, uno ha de ser, o de estar, m aduro. Siente
W ang Wei que para la experiencia de el o de lo otro, uno
debe estar cierto, ocupar un espacio en el m undo: sentir la
propiedad de la conciencia. Así, el conjunto de los poemas
nace de la experiencia de la posesión de una m orada, an
teriorm ente habitada por otro poeta, Song Zhiwen, ya fa
llecido y de quien nada, consecuentem ente, se nos dice. El
convencim iento de la m uerte le embriaga de una incipien
te tristeza que no se permite que aflore. Y no lo hace por la
creencia de que ésta es inútil.
W ang Wei fue, asimismo, pintor, y muy valorado en
su tiem po. Y lo fue porque la tradición le hace la autori
dad de dos invenciones. N inguna obra salida de sus manos
se conserva. La prudencia, habida cuenta de la desapari
ción de las fuentes originales, debe llevarnos a no creer
con ceguera lo que ha hecho de W ang Wei una leyenda.
En prim er lugar, la invención de la pintura sobre rollos de
seda, en ocasiones sorprendentem ente extensos, así como
la introducción de la práctica m onocrom a en segundo lu
gar. Fuera o no W ang Wei el precursor de ambas innova
ciones, en cualquier caso hay en su utilización algo carac
terístico. La m onocrom ía, la reducción del color a una
única tinta, hace que en su pintura se advierta una rela
ción de síntesis casi escritural, marcada, según los testim o
nios de quienes conocieron los originales, por un énfasis
notable en la nitidez de los contornos de figuras y espa
cios. Poeta, W ang W ei era asimismo calígrafo, una habili
dad imprescindible para desempeñar los cargos oficiales
que desde su juventud ostentó. Como calígrafo poseía un
control estricto de la mano en la palabra y la imagen. Se
corporiza en su obra la Idea, directriz de su producción
sobre la realidad, como corresponde a quien sintetiza la
creencia en la vanidad y futilidad de las impresiones visua
les (aprendidas de la religiosidad budista), junto con el
ideario racional y pedagógico del confucianismo. La prác
tica pictórica sobre largos rollos de seda permite una abun
dancia panorám ica en la que no existe un único punto de
13
vista, una perspectiva centralizadora y hom ogénea como
la que se destila en el Q uattrocento (la tradición canónica
de la representación occidental desde el Renacimiento),
sino que, antes al contrario, la visión parece dispersarse en
m últiples direcciones, como si al ojo del espectador se le
perm itiera salir de su estatismo para em prender un vuelo
sorpresivo, libre, leve. De esta forma, su pintura se aproxi
ma al aspecto tem poral de la poesía. Lo más significativo
del caso es que una de las composiciones que se atribuyen
a W ang Wei es precisamente una pintura del género pai
sajístico que refleja los mismos parajes que alum bran los
poemas. Se trata de una reproducción del siglo x, de la
que se conservan varias copias, y que representa una vista
sobre el río W ang, de ahí su nom bre, Wangchuan tu [Cua
dro del río Wang]. Poema y pintura forman así una pareja,
com o lo hacían el libro y el mapa del relato borgiano, el
jardín aquel en el que los senderos se bifurcaban, imagen y
enigma del tiem po. Tam poco en esta obra el binom io es
pacio-tem poral es estable, y la única certeza estriba en la
existencia de un centro: la casa, el cuerpo del viajero, cen
tro de las m iradas en todas direcciones, incluso en la verti
cal, cuando el ojo deja secretamente de ver.
La pintura no auxilia a la penetración de los poemas.
Éstos, contrariam ente, resultan encerrados en un cripticis-
mo tan hermético que parecen alegrarse en su propia sole
dad, henchirse en la orgullosa dicha de su inexpugnabilidad.
Un rompecabezas de piezas semejantes del que se descono
ce el m odelo, la guía para su solución. Aunque, paradójica
mente, la escritura es de una sencilla y meridiana limpidez.
El libro que el lector sostiene ahora es fruto de años
de investigación. Pilar G onzález España ha pretendido
acercar los Poemas del río Wang al lector, y con él, a su
autor y su cultura. Acompañan a la traducción y recrea
ción de sus poemas sendas introducciones a la vida y obra
del poeta así como a cuestiones esenciales para el com ien
zo de la feliz com prensión de una cultura que viene des
pertando en nosotros un creciente y justificado interés.
14
Un som ero contexto histórico, una semblanza biográ
fica de W ang Wei, una descripción del género poético bre
ve jueju (en el que se com pone esta colección) y una dilu
cidación sintética de las dos directrices ideológicas que
guiaban al poeta, el budismo y el taoísm o, auxilian al lec
tor, que, de ese m odo, está ya en condiciones de saber en
qué punto del paisaje empieza el camino.
Los poemas de Wang Wei, que se transcriben en pin
yin, código fonético del chino actual, se enfrentan en esta
presentación bilingüe con su traducción literal. Cada una
de ellas se acompaña a continuación de una elaboración exe-
gética alum brada por un vibrante fulgor poético. La tarea
de Pilar González España es encomiable, su dificultad, ex
trema. Y es que ¿cómo es posible hablar y hacer decir en una
lengua diferente unos versos que se acogen a un espacio
paradójico, que nace para disolverse en un allende, en ese
«más allá del paisaje», como ha acertado a titular la autora?
En estos poemas ocurre lo que ocurre cuando las aguas
de un estanque se agitan con las prim eras gotas de una
lluvia que se avecina ruidosa. Las gotas al caer sobre el
lecho conm ueven a éste en una profusión de ondas con
céntricas que se rom pen unas contra otras. Esos tactos,
esas convulsiones ¿dirán algo que no sabemos leer?, ¿qué
podría significar si en ellos se encontrara alguna razón que
no pudiera ser nunca descifrada?
El cripticismo de W ang Wei es excitado por Pilar G on
zález España hasta hacer al lector partícipe de ese m ovi
m iento furtivo que el poeta abre. Por la hondura de estos
poemas que parecen luchar para no arrojarse a la turba
ción a la que tienden, y por el hecho de que hayan sido tan
radiantem ente recreados por la autora, este libro es un
hallazgo de penetración en una fabulosa literatura que
quizá pueda convencernos de la existencia de salidas del
im perio de la palidez.
15
Introducción
P ila r G o n z á le z E s p a ñ a
PRELIMINARES
17
so gdiano, An Lushan, m archó sobre las dos capitales
Chang’an (actual X i’an) y Luoyang haciéndose proclam ar
em perador. X uanzong huyó con su favorita, pero los sol
dados de su escolta se am otinaron y le exigieron la cabeza
de la concubina Yang. El em perador se vio obligado en to n
ces a ordenar a sus eunucos que cortaran la cabeza de su
am ante y se la entregaran a los soldados; después, siguió la
ruta de su exilio hasta Sichuan. Aunque esta rebelión no
duró m ucho, sus consecuencias fueron muy graves. Se per
dió el co n tro l de los p ro tectorados en los confines del
im perio (Tibet, Xinjiang, Corea); el ejército, cada vez más
independiente, nom braba a sus propios comisarios locales
sem brando por doquier la corrupción y la ilegalidad; los
em peradores se sucedían, pero, debido a las intrigas y al
poder de los eunucos, sus reinados no duraban más de cin
co años. Así, comenzó a ser sustituida la vieja aristocracia
del noroeste y las clases dirigentes de los siglos vm y ix por
ejércitos de mercenarios que sólo m iraban por sus intereses
y que llevaron el país a la ruina. A partir de entonces, se
produce un gran desgaste económico, la pérdida de terri
torios, la usurpación del poder central por parte de los eu
nucos y jefes militares y, en consecuencia, la desm em bra
ción del imperio.
El auge de la poesía en este período está ligado a di
versos factores políticos, religiosos y culturales, que fue
ron impulsados bajo el mecenazgo de los em peradores. El
hecho decisivo que marcó un antes y un después en la his
toria de la poesía china es la creación a principios del siglo
vu de los sistemas de exámenes imperiales. En un princi
pio, la clase de los funcionarios provenía de las familias de
letrados, pero, después de la creación de los exámenes,
pudieron tener acceso a ella otras clases sociales com o los
campesinos o los artesanos. Se hizo necesario entonces el
establecimiento de centros de estudio para los grupos so
ciales que no se podían perm itir el lujo de adoptar precep
tores. D ependiendo del cargo al que se aspirara, existían
varios tipos de exámenes. El más concurrido y prestigioso
18
resultó ser el exam en de cultura general que incluía el es
tudio de los clásicos y una prueba fundamental de com po
sición poética, causa directa de la popularidad de la poesía
en la época (se contabilizan más de dos mil poetas Tang
conocidos).
O tro factor decisivo para el florecimiento de la poesía
fue la aceptación y asimilación de diferentes religiones ex
tranjeras tales como el cristianismo, pero muy especial
m ente el budism o, que, habiendo penetrado ya entre los
siglos i y π d.n.e., se consolidó definitivamente bajo los
Tang, adquiriendo incluso más im portancia que la propia
religión autóctona del taoísmo. Dada su proliferación y
para contrarrestar la expansión, el taoísmo no tardó en
constituirse com o iglesia. Sin embargo, no consiguió fre
nar la m oda del fervor budista: en el siglo vm había 72
templos taoístas en la capital C hang’an frente a 91 tem
plos budistas. Además, aunque los objetivos del taoísmo
en la época se centraban especialmente en conseguir la
longevidad a través de elixires y técnicas de respiración,
no quedó libre, sin embargo, de la influencia del budismo.
T odos estos factores, que, como las piezas de ajedrez,
se distribuyeron en los puntos estratégicos del tablero, for
m aron la jugada maestra de la poesía china.
W ang W ei fue un hom bre de su tiem po. La biografía
y las peculiaridades de su estilo literario reflejan el sin
cretismo de las diversas tendencias ideológicas de su épo
ca. Su educación y ética confucianas, la fe en el budism o
heredada por vía m aterna, junto a su pasión por el chan
(en japonés, zen), así como el conocim iento de la trad i
ción taoísta, hacen de él el mejor prototipo de poeta que
sintetiza y expresa toda la variedad y riqueza cultural
que caracterizan a este período. Por ello, en las páginas
siguientes, se ofrece al lector una breve presentación que
introduce las claves culturales (ideológicas y estéticas)
que inciden en la obra de W ang W ei, y cuyo conocim ien
to, incluso de form a superficial, puede ayudar y hacer
más profunda, si cabe, la lectura de estos poemas.
19
I. LA FILOSOFÍA Y ESAS COSAS
P r in c ip io s c o s m o l ó g ic o s
Sobre el Tao
20
dojas, contrastes, e incluso de categorías numerológicas,
se puede entender su proceso de manifestación:
21
«El Tao engendra al Uno»
YIN YANG
oscuro lum inoso
frío caliente
receptivo creativo
pasivo dinámico
contracción expansión
agente espacial agente tem poral
22
Se trata de nociones que sirven para com prender de
una m anera artificial la am bigüedad del m undo, rep ar
tiéndola en fuerzas o soplos. Pero esas fuerzas, en reali
dad, van siem pre juntas, están sólidam ente imbricadas y
se entrecruzan, se atraen y se repelen, siendo su m ovi
m iento el de la alternancia.
El Dos es un enfrentam iento de opuestos que necesita
un elem ento ternario para que ambos dejen de existir com o
conflicto. Y es que toda dualidad o tensión de contrarios
no puede ser un fin en sí mismo. Exige una resolución.
23
MADERA FUEGO TIERRA METAL AGUA
Prim avera V erano Transición O toño Invierno
Este Sur C entro Oeste N orte
Verde Rojo Amarillo Blanco N egro
10.000 = 1 + 0 4 - 0 + 0 + 0 = 1
24
Por esta evidente operación m atem ática la Totalidad
(= 10.000) siempre mantiene un vínculo anagógico con
su fundam ento invisible: el Tao (= 1).
N uestro final es, pues, volver a nuestro Origen. Y en
nuestro camino, que también se llama Tao, todo se trans
form a continuam ente. Esa es la única ley. Y el final de ese
proceso es la muerte.
25
nubes se transform an en cada instante. Los colores del oto
ño son infinitos. Circularidad del tiem po, m ovim iento de
retorno del Tao:
éY el Poem a?
S o b r e e l b u d is m o chan
Principios budistas
26
nido se resume en las C uatro N obles Verdades que con
tienen los fundam entos éticos y filosóficos del budismo:
TODO ES SUFRIMIENTO
27
Debido a un complejo desarrollo y evolución, la prác
tica de esta doctrina se dividió y m ultiplicó en num erosas
sectas y escuelas que se distanciaron unas de otras en m u
chos de sus presupuestos fundamentales. El budism o, que
había entrado en China por las rutas comerciales del con
tinente a principios de la era cristiana, se fue posterior
mente implantando, gracias a la labor de traductores y m on
jes misioneros. En la época Tang ya estaba definitivam ente
consolidado.
El chan
Varios son los nom bres ligados a sus orígenes que se dis
putan su creación, aunque tradicionalm ente se la atribuye
al m onje H ongren (602-674). A partir de él se dividió en
dos escuelas: la Escuela N orte, inaugurada por el monje
Shenxiu (605P-705), y la Escuela Sur, iniciada por Shen-
hui (670-760). Este últim o dem ostró que había existido
un error en la transm isión y que fue realm ente H uineng
(638-713), y no Shenxiu, el sucesor de H ongren. El desti
no del budismo chan se decidió en dos poemas en los que
ambos lucharon por la sucesión:
28
las pasiones, es lo que ensucia el espejo y obstaculiza la
Iluminación. Así, el espíritu debe preservarse de posibles
poluciones. Las pasiones no pueden eliminarse, pero no
hay que dejar que se acumulen. Es preciso detectar los
pensam ientos erróneos, juzgarlos y aniquilarlos, utilizan
do un m étodo quietista de m editación y concentración.
H uineng rebatió esta doctrina con las siguientes p a
labras:
29
Hacia la Iluminación
30
tra de la Sabiduría T rascendente, y otros sutras más.
Aquella vez perm anecía en silencio; todos respetaban su
recogim iento, pero los discípulos, que confusamente adi
vinaban que pronto iba a abandonarles, esperaban el úl
tim o mensaje. N o obstante, Shákyam uni guardó silen
cio; tom ó una flor del ram o que acababan de ofrecerle y,
con toda calma, daba vueltas al tallo entre sus dedos. Los
discípulos, desconcertados, se m iraban unos a o tro s;
pero, de repente, uno de los más cercanos, Káshyapa,
com prendió, y respondió con una sonrisa a la sonrisa de
su M aestro.
31
Esta Iluminación nada tiene que ver con lo extraordi
nario, ni alcanzamos por ella un estado superior o trascen
dente, ya que se trata de la revelación de algo que está
siempre ahí en nosotros. Por ello, es necesaria la más pura
atención a todo lo concreto y lo cotidiano y considerar así
el carácter especial de lo que tenem os y no vemos.
Pero si el acto de la reflexión implica la separación
entre el Sujeto (que piensa) y el Objeto (pensado), el arte,
en general, es una de las vías más apropiadas para conse
guir ese estado ideal de indiferenciación, ya que se basa en
la percepción y la intuición que no delimitan ni discrimi
nan.
E ntre las características principales de la escuela chan,
se destaca una reducción del universo a lo esencial, un
fuerte anti-intelectualism o, el uso de imágenes indeterm i
nadas con una gran carga de vacío (nubes, nocturnidad,
niebla, hum o), sensación de paz, de tranquila soledad (que
no hay que confundir con el aislamiento), una cierta nos
talgia de la fugacidad de la vida, así como una percepción
m isteriosa e intensa del sentido de las cosas. Los temas en
general tratan sobre la N aturaleza y la vida cotidiana, o
sobre instantes muy concretos y aparentem ente intrans
cendentes.
El chan representa el apogeo del budismo en China y
caracteriza la libertad de espíritu de los Tang.
M ontaña y Agua
32
artista pintara los paisajes en el interior de un estudio p o r
que no necesitaba estar al aire libre para contem plarlos11.
Y es que toda la N aturaleza estaba ya contenida en su co
razón. La realidad, en estos casos, im portaba muy poco.
Tam bién en Occidente, las prim eras definiciones del
térm ino «paisaje» incluyen un concepto m ediatizado por
el arte (en este caso, un cuadro). Según el Diccionario de
Autoridades (1726) el térm ino «Paisage» (sic) viene defini
do com o «Pedazo de país en la pintura». Asimismo, una de
las acepciones del térm ino «País» es la de «pintura en que
están pintados villas, lugares, fortalezas, casas de campo y
campañas»12. Es decir, que se trataba de una m era re p re
sentación, sin existencia real (al menos en los orígenes)
fuera de la obra en la que está pintado.
Etimológicamente, el térm ino chino «paisaje» es shan-
shui, es decir, literalm ente, «Montaña-Agua», conceptos
que representan los dos polos de un paisaje, form ando una
sinécdoque que figura un Todo:
M ontaña
Agua
R e p r e s e n ta lo in e s ta b le , lo q u e flu y e; es de p o la r id a d y in
y, m o r fo ló g ic a m e n te , se a so c ia a la h o riz o n ta lid a d .
33
La M ontaña y el Agua, antes que reducirse y anularse
m utuam ente, concurren en una com plem entariedad en la
que se representan dos extrem os que se unen y se atraen
entre sí. Form an un microcosmos y, como tal, encarnan
las leyes del macrocosmos. Son las principales figuras de la
transform ación universal y entre las dos existe una rela
ción de devenir recíproco13:
34
AGUA (MAR) MONTAÑA
Im perm anencia Inm utabilidad
D inam ism o Estatismo
H orizontalidad V erticalidad
¿Y en m edio?
La N ube, p o r ejemplo. La N ube puede tom ar la form a
de la M ontaña pero, al mismo tiem po, está com puesta de
vapor de Agua. La N ube es Vacío mediador.
15. Cf. Liu Xie, The Literary M ind and the Carving o f Dragons,
trad. in. de V. Yu-chung Shih, Chinese University Press, H ong Kong,
1983, cap. 46, p. 476; en chino, W enxin diaolong, Shanghai guji chu-
banshe, Shanghai, 1985; en español, El corazón de la literatura y el cin
celado de dragones, trad, de A. Relinque, Com ares, G ranada, 1995.
35
Según la tradición confuciana y taoísta, las realidades
exteriores se conform an, organizan y manifiestan en pai
saje. Pero este paisaje está som etido constantem ente a la
Ley de la M utación: se suceden las estaciones, cambian
los colores, en invierno las aguas se congelan, en prim a
vera se deshielan, los pájaros emigran. De este m odo, un
paisaje nunca perm anece quieto: igual que el hom bre
siempre está en continua transform ación. Una sola vibra
ción, un sonido, un soplo de viento, m utan el paisaje y
provocan un despliegue de respuestas que a su vez esti
m ulan otras respuestas. Y esta cadena infinita de cambios
está som etida a la ya anteriorm ente m encionada Ley de
Resonancias (ganying), que nos perm ite establecer un sis
tema de correspondencias, basado en todo tipo de asocia
ciones:
36
susurran, silban, chillan,
sollozan, rugen, vociferan.
Unos llaman y otros son eco.
Unos son dulce brisa, otros,
huracán desaforado17.
EL POEMA
37
las (la recolección, la tala de los árboles, la caza). François
Jullien lo define como «expresión espontánea a través de
los elem entos naturales del paisaje»19. Se trata de imáge
nes naturales concretas, puesto que se encuentran num e
rosas especies particulares de árboles, plantas o insectos,
pero no hay térm inos generales que las engloben, quizá
debido a que los objetos y los nom bres particulares de las
cosas poseían un sentido mágico.
Veamos un ejemplo:
38
N aturaleza. Los com entarios fueron ya prom ovidos p o r el
propio Confucio en las Analectas:
39
desde donde la visión es tan amplia e inabarcable que el
paisaje nos arroja irremisiblemente a lo ilimitado, a la eter
nidad.
Pero todo ello puede tener también explicaciones so-
ciopolíticas. Según Paul Demiéville, no sólo los taoístas, sino
los letrados en general, necesitaban huir de la compleja ad
m inistración de los Tang; desilusionados por la corrupción
y la burocracia administrativas, abandonaban la vida públi
ca y se retiraban a las m ontañas com o erm itaños. Allí se
hacían albergar por los monjes en sus conventos o ermitas.
De ahí que la M ontaña simbolizara una'especie de an tim u n
do en el que reinaban la verdad, la pureza y la autenticidad,
convirtiéndose en un espacio sagrado, lugar paradisíaco de
reposo y calma23.
Por o tro lado, el budism o posee una filosofía de la
' N aturaleza especialm ente religiosa^/El hom bre no es una
excepción en el m undo natural, y los dioses mismos tam
poco son poderes superiores cuya acción sea incom pren
sible. Su visión de la vida, p o r tanto, es más hum ilde,
fam iliar e interior^ Buda (él mismo de origen terrestre)
no es el creador del m undo, sino el que lleva la palabra
al m undo: la V erdad^Ë ste precisam ente será el sentido
de la N aturaleza para el budism o: el encuentro con J a
V erdadA
Las' imágenes naturales ayudan a constatar el Vacío
fenoménico de la existencia y los aspectosTTusorios ¿Tela
r'éalidad. Además, la N aturaleza está im pregnada de sím
bolos religiosos. Sus lugares preferidos son los vastos es
pacios, los paisajes silenciosos que favorecen eí nirvana,
Ids lotos ab fertoTqTícf expresan la pâz"y láperféccioñ abso-
1lítasela im âgènrd^âlünà^ïïlàs^agüàsT priëtâs'Ô 'to dOTÍpo
de reflejos acuáticos, dinámicos, flotantes, que represen
tan lo ilusorio fenoménico, lo no perm anente, la vague
dad de la existencia.
40
Teniendo en cuenta la im portancia que adquirió el pai
saje en la pintura y poesía chinas, así como la confluencia
de tendencias ideológicas que afectaban al mismo, la N a
turaleza se convirtió no en simple representación, sino en
la realización de una visión del m un d o /L a N aturaleza no
era decoraoorTexterior ni marco espacial delimitado,^sino
el lugar donde el símbolo se realizaba, símbolo no reduc
tor y que, siguiendo su propia N aturaleza, irradiaba m últi
ples significaciones.
Todo ello ha dado lugar a una red de símbolos o rgáni-
cos, no estáticos, que se contagian de significado unos a
otros. Así, un árbol, por su verticalidad, se asocia a la
M ontaña; las piedras arrastradas por el agua aluden a la
interacción deflo bland o y lcTduro; los m elocotones tienen
que y p rm n la rp n r> v a rió n _ y la Inm ortalidad: el Fénix está
asociado a la excelencia y la grulla a la longevidad y aL
rétiÎO;~ëTmono p rovoca tristeza por sus gritos, el tigre in
funde valor militar; las nubes que pasan pueden significar
vida libre v errante o inconstancia24.
En la literatura china, debido a la brevedad del géne
ro más usado en la poesía Tang, el ski («poesía regular»),
dos poetas no podían permitirse una descripción exhausti
va de los elem entos naturales ni una excesiva innovación
en cuanto a la selección de los mismos. Por ello, recurrían
a este tipo de imágenes elegidas no tanto por intereses
personales com o por convención. La m anipulación de los
41
elem entos naturales ya conocidos perm itía expandir y en
riquecer el acervo tradicional, ofreciendo una nueva m i
rada sobre el paisaje.
42
y se transform a, aunque sí puede ser contem plado. En este
aspecto, y teniendo en cuenta la resistencia a objetivarse
de los fenóm enos, juega un papel prim ordial ayudarse del
ambiente o atmósfera, del qixiang («aura de representa
ción»):
26. Liu Xizai, Yigai, cit. p o r F. Jullien, op. cit., p. 262; cf. Si Kong-
tu, Ershisi shipin [Veinticuatro categorías de poesía], en la edición de
Guo Shaoyu, Sbipin zhijie [Com entarios a las venticuatro categorías de
poesía], Renm in w enxue chubanshe, Beijing, 1963; cf. tam bién S. O w en,
Readings in Chinese Literary Thought, H arvard Yenching Institute M o
nograph Series 30, 1992, p. 346.
27. W ang W ei, p or ejemplo, es capaz de falsear m otivos e imágenes
de una estación del año con los de otra estación.
28. Se trata de un fragm ento de una carta escrita p or Si Kongtu y
dirigida a Ji Pu, en la que trae a colación una frase de su amigo Dai
Rongzhou. La trascendencia y el carácter elusivo de la poesía, su inacce
sibilidad a la com prensión, constituyen una de las m ayores obsesiones de
este crítico.
43
Se puede com probar cómo, a la hora de hablar sobre
la trascendencia del paisaje poético, hay una contradic
ción esencial. Aunque se constate la existencia de un más
allá, cuando se intenta apresarlo desaparece ante nuestros
ojos. La tarea del poeta será sugerirlo, quedarse en el aquí
y ahora, dejarlo libre y suelto en el poema. Es por lo que,
desde un punto de vista metafísico, se puede interpretar la
trascendencia como la relación existente entre lo visible y
lo invisible:
E v o c a la m a n e r a e n la q u e las re a lid a d e s d e l m u n d o , a tr a
v e sa d a s p o r el V a c ío tr a s c e n d e n te q u e las a n im a , c o n s i
g u e n s e r a p r e h e n d id a s e n el s e n o de la e x p re s ió n p o é tic a ,
s o b re u n m o d o q u e n o es el d e su sim p le p re s e n c ia f e n o
m e n a l. G u a r d a n d o su c a rá c te r c o n c re to y se n sib le , la r e
p r e s e n ta c ió n e x iste ta m b ié n c o m o «soplo» (qi) o c o m o
flu jo e se n c ia l y d in á m ic o q u e , b a ñ a n d o y a n im a n d o al
c o n ju n to d e to d a s las e x is te n c ia s c o n su v ita lid a d o r ig i
n a l, tie n d e a d e s p le g a r e s p o n tá n e a m e n te to d a re a lid a d
m ás a llá de su p a r tic u la r id a d c o n tin g e n te 29.
44
Y es que el Tao en su forma negativa es inaccesible a los
sentidos y al entendim iento, sólo se puede tener acceso a él
a través de un conocim iento místico o un salto intuitivo.
Pero el Tao expresado en forma positiva, M adre de los Diez
mil Seres, es inmanente, ya que da vida al m undo y todo lo
penetra.
De la misma forma, y debido a su infinita riqueza,
cuando el poem a parece haber m uerto e ingresa nueva
m ente en su silencio, el sentido desborda lejanamente a las
palabras. Cuanto m enor es la representación, más dim en
sión de infinito evoca. Esta es la inm ediatez de lo esencial,
un fin que se convierte en origen:
El p a isaje in d u c e a la c o n c ie n c ia a u n a c o n v e rs ió n q u e lo
a b re a la tra s c e n d e n c ia , p e ro e sa tra s c e n d e n c ia al m is m o
tie m p o n o h a ce a c c e d e r a la c o n c ie n c ia a n a d a d is tin to
q u e a ese p a isa je 31.
b) L o l e j a n o {yuan) n a c e d e la a u te n tic id a d c o n te n id a ,
d e la in te n s id a d y p r o f u n d id a d q u e tie n d e a e x te r io r iz a r
se y q u e p e rm ite a lc a n z a r lo a b s o lu to e n el s e n o m ism o
d e la re p re s e n ta c ió n .
45
Ambas cualidades, la limpidez y la lejanía, son d eter
m inantes y definitorias de los poem as de W ang W ei.
Com o afirmaba este mismo crítico y repitiendo la cita que
encabeza esta obra:
Sobre su vida
32. W ang Shizheng, «Carta dirigida a W ang Jia», en op. cit., vol. I/I,
p. 35.
33. Las fechas no coinciden exactam ente — hay una diferencia de
dos años— . Según la Historia N ueva de los Tang, W ang W ei nació en el
año 701. Según la Historia Vieja de los Tang, en el año 699.
46
mas, a m editar, a conversar con su amigo Pei Di, tam bién
poeta. Afectado profundam ente por la m uerte de su m a
dre, m andó construir allí un tem plo budista e hizo venir a
algunos monjes, con los que también paseaba y conversa
ba. Se cambió de nom bre. Ahora se llamaba W ei M ojie, en
hom enaje a Vimalakírti, célebre discípulo laico de Buda,
que consiguió alcanzar la Iluminación fuera de la rigurosi
dad monástica.
Además, pintaba. Escribió por ejemplo que, para pin
tar un paisaje, la Idea debe preceder al Pincel, o que la
pintura comienza por expresar la N aturaleza y culmina la
obra de la Creación.
Para él las cosas no debían ser com pletam ente visibles,
sino que había que enmascararlas, vaciarlas. Así, en medio
de la ausencia, el que las contem plara podría soñar, imagi
nar, com pletarlas, en definitiva.
Su am or p o r la p intura fue casi superior al de la
poesía:
por eso
no puedo abandonar esa costum bre
47
Su poeta preferido fue Qu Yuan (340?-278 a.n.e.), el
gran poeta chino del exilio, inspirado en el cham anism o34.
Al final de su vida se apartó enteram ente del m undo
llevando una vida de eremita, observando un régimen es
trictam ente vegetariano, leyendo sutras y dedicándose por
com pleto a la m editación. En el mes de julio del año 761,
sabiendo que su m uerte estaba próxim a, escribió cartas
de despedida a sus herm anos y amigos aconsejándoles
convertirse al budismo. Sus restos fueron enterrados en
un lugar denom inado Parque de Ciervos en la finca del
río W ang, junto a la tum ba de su m adre35.
34. Q u Yuan, poeta del reino de Chu, fue secretario del rey Huai,
pero sus consejos no fueron escuchados; cuando el rey H uai fue hecho
prisionero, el siguiente soberano le exilió. Qu Yuan acabó arrojándose al
río M ilo. Los letrados chinos le han erigido com o sím bolo de poeta moral
y patriótico.
35. A lo largo de estas disquisiciones se ofrecerá al lector más infor
m ación biográfica. En español, se puede consultar la introducción de
A nne-H élène Suárez G irard en 99 cuartetos de Wang W ei y su círculo,
Valencia, Pre-textos, 2000.
48
tata en sus poemas, W ang Wei visitaba habitualm ente a
muchos monjes que vivían en las montañas como erm ita
ños, y con los cuales com partía comidas, paseos, charlas,
m editaciones y oraciones36.
O tra de las fuentes de m ayor recepción del budismo
consistía en.la lectura y m emorización de los sutras. W ang
Wei sentía una especial adm iración por la figura de Vi-
malakîrti, del cual tom ó su propio nom bre, Wei M ojie, y
cuyo sutra en la época fue uno de los más im portantes37.
Vimalakírti, célebre discípulo laico de Buda, era refina
do, tenía buenos propósitos y un com portam iento a la vez
libre y disciplinado, en el que se reunían lo profano y lo sa
grado. Su enseñanza transmite que la Iluminación es com
patible con el dominio de la vida corriente de los hom bres,
por lo que no hay necesidad de suprimir las causas de las pasio
nes que nos encadenan. La leyenda cuenta que un día un
grupo de boddisattvas conducido por M anjusri (el boddhi-
sattva que encarnaba la Inteligencia) fueron a visitar a Vi
malakírti. Este les propuso que com entaran algo sobre el
principio de la no dualidad38. Cada uno de ellos eligió un
par de opuestos (nacimiento/muerte, bien/mal, sujeto/obje
to, lleno/vacío) para establecer y reflexionar sobre esa iden
tidad. Al fin le tocó el turno a M anjusri, que dijo:
49
A mi entender, cuando las cosas no están ya en la región
de las palabras y los discursos, del signo y del conoci
m iento, y están más allá de las preguntas y respuestas,
hay iniciación al principio de la no dualidad.
50
Los Poemas del río W ang
51
Sin embargo, los Poemas del río Wang describen un
viaje iniciático y, como todo viaje iniciático, éste posee un
principio, un clímax y un final en el que se alcanza una
transform ación espiritual. Por ello, los poemas están dis
puestos dentro de una estructura —en cierto m odo, ocul
ta— , cuyo entram ado responde más a principios ideoló
gicos que argumentativos.
W ang Wei pintó un cuadro titulado Wang chuan tu
[Cuadro del río Wang] en forma de rollo horizontal con el
tem a del mismo paisaje, donde los poemas se correspon
den con cada escena del cuadro. A pesar de que los origi
nales de esta obra se perdieron, han quedado afortunada
m ente copias realizadas por grandes m aestros40.
Los com entaristas califican los Poemas del río Wang
como fundam entalm ente descriptivos y visuales. N o obs
tante, la visualización de los poemas de W ang Wei consis
te precisam ente en, y valga la redundancia, no poder ser
bien visualizados. Lo que se llama «visual» es, en realidad,
confusión visual, ya que nada se ve con precisión. A m e
nudo se alternan panoram as generales observados desde
una gran distancia con vistas de zoom muy focalizadas,
pero cuya claridad y nitidez se tiñen de am bigüedad y
opacidad, debido al efecto recurrente de la luz del ocaso,
las nubes o la profusión del colorido del otoño, que siem
pre obstaculizan o velan la mirada.
O tro punto en el que no consiguen ponerse de acuer
do los críticos es la concreción o abstracción de las imáge
nes de W ang Wei. Burton W atson enuncia y aclara, en
parte, estas contradicciones:
52
poem a los detalles son tan escasos que el efecto que p ro
duce es que tal particularización es anulada.41
53
Una últim a matización: el quietismo, otra palabra de
doble filo, usada demasiado a la ligera por los estudiosos.
La aparente quietud y estatismo de estos poemas esconde
todo un m undo de movimientos, de colores que m utan, de
imágenes entrecortadas que se suceden y que, muy al con
trario, invitan a pensar en el gran dinamismo de sus versos43.
Orígenes
54
gravemente en la autonom ía y plenitud del jueju con res
pecto a otras formas poéticas. Una de las tesis más decisivas
ha sido la de Fu Ruojin (1304-1343), quien, basándose en
el significado literal de jue, definió esta forma como un lüshi
(ocho versos de cinco/siete sílabas) cortado44. Desgraciada
m ente, aunque esta opinión fuera rebatida por la mayor
parte de los especialistas, ha sido general y popularm ente
aceptada tanto en China como en Occidente. W ang Fuzhi
(1619-1692) señaló al respecto que, desde ese punto de
vista, se concibe al poem a como mutilado, am putado, igual
que un cuerpo sin piernas. Pero la última palabra parece ser
la del gran crítico literario W ang Li, quien arguye que esta
teoría que considera al jueju (y al origen de su denom ina
ción) como un lüshi cortado es completam ente errónea45.
O tra opinión interesante sobre el origen del jueju es la
del corte de los versos ligados. W ang Shizhen (1634-1711)
formula la tesis de que en la Antigüedad muchos poemas
se escribían entre dos poetas, es decir, uno escribía y el
otro contestaba; en el caso concreto de los jueju, supone
55
que éstos se quedaron sin su contestación y se aislaron.
Letrados más contem poráneos, com o H ong W eifa o Luo
Genzi, conciben el jueju desde un punto de vista más sin
tético y, para explicar sus orígenes, com binan factores his
tóricos y literarios, entre los que destacan: la existencia
del jueju antes de los Tang, el influjo de las nuevas m úsi
cas de Asia central en las dinastías Sui y Tang, así como los
cambios graduales del esquema prosódico del jueju para
adaptarse a las nuevas influencias.
Rasgos distintivos
56
El paralelismo
llu v ia c o n s ta n te e n e! b o s q u e sile n c io so
h u m o q u e a sc ie n d e le n ta m e n te
se c u e c e n v e r d u ra s , se c o c in a el m ijo
p a ra los q u e c u ltiv a n las tie r ra s d e l este
e n la m o n ta ñ a m e a c o s tu m b ro a ese sile n c io
c o n te m p lo la e fím e ra flo r d e la m a ñ a n a
b a jo los p in o s
u n a c o m id a se n c illa:
a r ra n c o m a lv a s lle n a s d e ro c ío
57
y o , u n v iejo a g re ste
q u e y a te rm in ó d e d is p u ta rs e
el p u e s to de h o n o r e n los b a n q u e te s
e n to n c e s c p o r q u e esa g a v io ta
a ú n d e sc o n fía d e m í?
PREDICADO SUJETO
COMPLEMENTOS NÚCLEO COMPLEMENTOS NUCLEO
v a sto s a g u a c a m p o s v u e la n b la n c a s g a rz a s
(adj.) (sust.) (sust.) (v erb o ) (adj.) (sust.)
PREDICADO SUJETO
COMPLEMENTOS NÚCLEO COMPLEMENTOS NÚCLEO
s e c re to v e ra n o á rb o le s c a n ta n a m a rilla s o ro p é n -
(adj.) (sust.) (sust.) (v e rb o ) (adj.) d o la s
(sust.)
58
Es decir, los versos paralelos poseen un lenguaje más
indiferenciado, referido a un presente continuo o eterno,
localizado en un espacio absoluto, no concreto, y donde
los objetos se confunden con sus cualidades. En este senti
do, el yo poético desaparece o está plenam ente integrado
en el m undo. Además, el prim er verso del paralelismo se
detiene com o suspendido en el tiem po, y el segundo lo
confirma por otro lado, lo justifica. Se crea así una doble
lectura horizontal y vertical simultáneamente. Cada ele
m ento expuesto, como en una imagen reflejada, reenvía al
anterior48.
Los versos no paralelos, por el contrario, usan un len
guaje más diferenciado y concreto, en un discurso abierto
que incluye expresiones cotidianas, o referencias históri
cas, citas y alusiones; asimismo, abundan en ellos versos
tipo pregunta-respuesta, que conectan más con el lector.
El yo poético se convierte así en un yo más hum ano, sepa
rado y en conflicto con el mundo.
Esta m anera de proceder parece responder a una con
cepción dualista de la vida como la del yin/yang, pero don
de nada está separado, sino integrado en su unidad prim e
ra. Según afirma la tradición poética china, el paralelismo
resulta tan natural como un hom bre que tiene dos piernas
y dos brazos.
C ontrapunto tonal
59
tono: ma). Pero esta situación era muy diferente en la
Antigüedad, ya que otros tonos distintos a los actuales
(ping, shang, qu, ru)49 derivaron en dos grandes grupos
tonales (semejantes a la división en largas y breves de la
prosodia latina): ping (prim er y segundo tono actuales) y
ze (tercer y cuarto tono actuales). Pero esta conversión
no fue sistemática. El últim o tono, ru, ya inexistente, de
rivó en los hoy conocidos de una m anera absolutam ente
aleatoria y casual. Esto ha provocado que la reconstruc
ción tonal de los poemas de la época Tang (recuérdese
que nos referimos a los siglos vu, vm y ix d.n.e.) suela ser
más deducida que inducida50.
En cualquier caso, y de forma general, existen esque
mas fijos tonales a los que la mayoría de los poetas Tang
recurrieron. Veamos, por ejemplo, uno de ellos:
o o / « ®O
• 0/ 0 0 # R
• • / t o o
0 0 / 0 ® · R
60
pares (la rim a del prim er verso es opcional). La pausa tie
ne un fuerte efecto melódico, ya que cambia el ritm o.
En realidad, el contrapunto tonal (llano/oblicuo = es
tático/dinám ico) y las pausas internas que rom pen el ca
rácter lineal del verso son eco y resonancia de los efectos
del yin y el yang en el poema. En este sentido, el tono
llano ping se asocia al yang y el tono oblicuo ze se asocia al
yin. Y es que estos dos principios fundam entales se alter
nan y repiten cíclicamente en un esquema rítmico en el
que se inserta la concepción china del tiem po (como repe
tición y sucesión). Gracias al ritm o, la pausa interna es
como una pared sobre la que chocan las ondas rítmicas del
yin y el yang, que van dialogando la una con la otra. Esto,
que se manifiesta en el mismo verso como tensión y alter
nancia, se resuelve en un equilibrio armónico y com ple
m entario. De esta forma, lo que se viene llamando de for
ma convencional dualidad, enfrentam iento de contrarios
o bipolaridad, responde a la única forma posible de m os
trar las fuerzas antitéticas de una misma realidad.
61
Teniendo en cuenta que el paralelismo del jueju suele
situarse en general en los dos prim eros versos, esto divide
al poem a en dos grandes partes fundamentales: el prim er
dístico, que suspende abruptam ente las coordenadas espa
cio-temporales e ideales del poem a, y el segundo dístico,
que generalm ente las deshace, integrándolas en la reali
dad. Pero su condensación m áxima hace que el jueju no
tenga apenas momento y lugar, a excepción del últim o
verso, para la reinmersión en la continuidad del espacio-
tiem po. Por ello, el tercer verso juega un papel prim ordial
porque representa el giro, la transición entre lo universal
y lo particular.
Desde un punto de vista filosófico, esta form a poética
es la que m ejor expresa el pensamiento budista y taoísta
de los místicos chinos en lo referente al concepto de silen
cio y lenguaje. En primer lugar, por su extrem a concisión
muy cerca del no-decir, y en segundo lugar, por su riqueza
alusiva y su despliegue de infinitas posibilidades sem ánti
cas. Como hemos visto, cada procedim iento form al del
poem a tiene una correspondencia exacta en otros ó rd e
nes. Las fuerzas que operan en el discurso poético son
fuerzas universales, ubicuas y eternas, implicadas plena
m ente en la creación y movimiento del cosmos.
Esta correlación entre m acrocosmos y microcosmos,
contrariam ente a lo que se podría pensar, no resulta ex
traordinaria, sino que hace ingresar al poem a en las filas
de lo em inentem ente natural. Lo que ocurre en la N a tu ra
leza ocurre en el poema, y viceversa. Por ello, a los dos
principios m encionados arriba se pueden añadir otras
energías y vectores que actúan sim ultáneam ente en la p o e
sía y en la cosmología china, a saber: el eje C ielo-H om bre-
Tierra, el salto al Vacío original, la trascendencia e inm a
nencia del Tao y la ley de la M utación, entre otras. Pero
quizá todos esos ejes relaciónales y jerárquicos alrededor
de los cuales se organiza la cosmología china, y por ende
la poesía, presentan la dialéctica del dos y del tres; se re
fieren, pues, a una concepción em inentem ente dualista
62
(;yin-yang — Cielo-Tierra = vacío-lleno), pero resuelta en
una relación ternaria. Recuérdese que en poesía todo son
reglas de oposición y continuo enfrentam iento de pares a
todos los niveles; por ejemplo, el yin-yang no sólo se p re
senta en los tonos (p in g ze) sino tam bién en la rima (riman
los pares, no los impares), en la sintaxis, en el paralelismo
(oposición entre versos paralelos y no paralelos), en el léxi
co. Es decir, que a todos los niveles, el poema funciona
por binom ios que se oponen y com plem entan. Pero este
enfrentam iento necesita siempre una resolución. El dua
lismo, en realidad, es un procedim iento que m uestra, a
través del enfrentam iento y la oposición, la unidad y el
equilibrio que rige toda cosa y todo ser. Por ello, aunque
se recurra constam ente a esta bipolaridad y a fuerzas anti
téticas para explicar cualquier proceso de la existencia (en
el que se incluye lo creativo, lo hum ano, lo natural), no se
debe olvidar que aquello que lo fundam enta y aquello que
lo concluye es la más pura y simple unidad.
Todo poem a está abocado a decir lo indecible. C uan
to más breve, mayor es su densidad y profundidad. La eco
nom ía verbal está muy cerca del silencio físico y metafísi-
co. Cuantas menos palabras, m ayor es la ambigüedad, sus
posibilidades significativas se multiplican hasta el infinito.
Cuanto m enos dice el poeta, más piensa y siente el lector,
más dice el silencio.
V. A C E R C A DE LA O BRA Y LA T R A D U C C IÓ N
63
tado por añadir una traducción más o menos literal de cada
poema. Observará el lector que en dicha traducción literal
no hay una correspondencia exacta entre palabra y signifi
cado. En efecto, es habitual entre los no especialistas tradu
cir palabra por palabra como si se tratara de una especie de
lenguaje telegráfico. Esto no sólo perjudica extrem adam en
te a la percepción que pueda tener el lector occidental de la
lengua china, sino que, además, deforma completamente el
mensaje, en este caso, poético. El lector chino, al leer un
poema, va com prendiendo el significado del mismo a través
de bloques semánticos, como ocurre con cualquier otra len
gua occidental.
De esta forma, el lector puede contrastar las diferen
tes versiones existentes y atisbar la dificultad y el abismo
inevitable entre lo literal y lo literario. Por otro lado, los
poemas incluyen su transcripción, según su pronunciación
m oderna, al pinyin. Por razones tipográficas, y para hacer
más accesible el texto a todos los estudiantes de lengua
china en nuestro país, se ha optado por la utilización de
caracteres chinos simplificados y no tradicionales, como
figura en el original52.
En Occidente, existe un mito ya viejo, alim entado en
tre otros por Ezra Pound, que considero necesario aclarar.
N o es cierto que el chino sea una lengua enteram ente m o
nosilábica. Ya en el siglo vil, muchas palabras estaban for
madas p o r dos caracteres. Lo que vulgarm ente se entiende
por ideograma, y la correspondencia que se ha atribuido al
binom io palabra-idea, es enteram ente parcial. En la época
que tratam os, había algunos ideogramas, sí, pero también
fonogram as (caracteres con un elem ento fonético no signi
ficativo), pictogramas (caracteres que representan una im a
gen), entre otros. Esto quiere decir que el térm ino ideogra
m a es un térm ino erróneo para hablar de la lengua china.
Por ello, partirem os del concepto general de carácter, ele-
64
m ento mínim o significativo (una palabra puede estar fo r
m ada por dos o más caracteres)53.
Por lo demás, que perdone el lector la osadía de este
libro, pero ha sido impulsado desde mi fe (en estos tiem
pos de de-construcción) en el significado poético, y desde
mi placer en todos estos asuntos.
65
PO E M A S D EL R ÍO W A N G
W A N G W EI
PRESENTACIÓN
69
PREFACIO
71
Lo cierto es que todos ello/s son lugares caminados a
través de senderos que se irradian desde un centro fijo: su
casa de campo. Además, ésta es la única obra de W ang
Wei pensada, ordenada y cerrada por el au to r1. El punto
de partida de estas disquisiciones será, pues, el desafío de
perseguir esa unidad. Como si los Poemas del río Wang
estuvieran ensartados en un maravilloso y com pacto co
llar de 20 perlas blancas.
i M ^ »
meng cheng ao
vaguada de la muralla Meng
ΐgü
*mù ïé
yú
&
shuái
» liü
viejos árboles / algunos sauces lánguidos
* *
lái zhë
% %
fu wéi
îfÈ
shéi
los que vendrán después / ¿quiénes serán ¡>
¿ Q i'
+ h
m Λ
kóng bëi XÏ rén you
inútil compadecerse / por los antiguos dueños1
VAGUADA DE LA MURALLA M ENG
nueva casa
cerca de los muros de Meng
viejos árboles
algunos sauces mortecinos
me pregunto
75
UNA NUEVA CASA
EN EL PRESENTE
verso 1 Presente nueva casa
verso 2 Pasado que es presente viejos árboles
sauces lánguidos
DESDE EL FUTURO
verso 3 Futuro los que vendrán
verso 4 Pasado ... compadecerse por los antiguos
76
Los dos siguientes, pertenecientes al reino de lo humano,
de lo cuestionable, de lo inseguro, de lo emocional:
FUTURO
verso 1 nueva casa / a la entrada de la muralla de Meng
verso 3 los que vendrán después / ¿quiénes serán?
PASADO
verso 2 viejos árboles / algunos sauces lánguidos
verso 4 inútil compadecerse / por los antiguos dueños
77
nórm ente, una obra que pueda despegar hacia la trascenden
cia. Aunque haya una cierta estela todavía de humanidad y de
inquietud, se trata de una especie de despedida que saca al
lector del flujo temporal y dramático del tiempo y le hace
ingresar en lo atemporal, en el todo es lo mismo, en el todo es
inútil y en la neutralización del pasado con el futuro y con el
presente.
Por eso existe la distancia. El corazón se aleja, nos aleja,
bajo una mirada totalizadora y fría (¿o real?). Compadecerse
es inútil, porque el mundo, las cosas, las emociones no sir
ven, siempre cambian, son ficticias.
Y es kong:
kong bei
vacío tristeza
78
Wang Wei adquirió la casa del poeta Song Zhiwen. Aho
ra la contempla, es suya, pero su dueño anterior ya está muer
to. Quedan señales, ecos de su pasado en los árboles ya vie
jos, en la decadencia de los sauces... Ahora es Wang Wei el
dueño del lugar, pero él también morirá, y habrá otros due
ños futuros que ¿se acordarán de él?
Dice Paulina Yu que el poeta visualiza al hombre del fu
turo condoliéndose por las posesiones de los hombres de an
taño, la más importante de las cuales es seguramente la vida.
Pero esos lamentos son en vano porque lo que cualquier ser *
humano ha sido o tiene o posee es inconsecuente en términos
últimos, si miramos desde la perspectiva del largo esquema
de las cosas3.
Algo más: la tristeza es inútil, en vano.
Y es que Wang Wei quiere despedirse, despedirse del
tiempo, despedirse de sí mismo, instalarse en una nueva casa
que en realidad es vieja ya. Quiere entrar en otra dimensión
donde se crucen los tiempos y espacios. Pero todavía siente
emociones. Es simplemente el principio. Al cabo de unos
cuantos poemas más, el poeta ya no se dejará llevar por lo
inconstante e inútil de las pasiones.
Una nueva casa significa eso: una nueva vida. Cumplir lo
prometido con el propio corazón.
NOTAS
79
VU c À
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f *) z *.
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1
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hua zi gang
cumbre del Huazi
"Ü 4 * ^ 9 5
fê i niâo qù bù qióng
pájaros vuelan / van a lo ilimitado
lU Μ ¡fk
lián shan fu qiü sé
m ontañas continuadas / de nuevo los colores del otoño
± T
shàng xià
mψ
huâ zï
R
gáng
subir y bajar1 / desde la cumbre del Huazi
1 'ft ti M ®
chóu cháng qíng hé jí
sentim iento de tristeza y decepción / ¿dónde termina?
82
CUMBRE DEL HUAZI
pájaros
pájaros
en el espacio eterno
montañas
y montañas
otra vez
el otoño y sus colores
subo
bajo desde la cumbre del Huazi
83
AFUERA Y A D EN TR O D E UN CO RAZÓ N
PLANO CELESTIAL
Pájaros volando en un cielo ilimitado que se repite sin fin; o
pájaros que se repiten incansablemente.
PLANO TERRENAL
Montañas que se repiten en el Espacio (se suceden) y en el
Tiempo (vuelven otra vez colores del otoño).
PLANO HUMANO
On hombre repitiéndose (sube y baja una montaña); y un sen
timiento de tristeza y melancolía que se repite también, que
se eterniza.
ü tfc tu m m
chou chang qing he ji
84
Si se observa con atención, los tres primeros caracteres
tienen el mismo radical a la izquierda que representa el cora
zón, por lo que se convierten en palabras del mismo campo
semántico, siendo todas ellas sinónimos; además, la pronun
ciación al principio de sílaba es parecida, por lo que están
muy cerca fonológica, semántica y visualmente:
'tu t-κ ti
ch ou á\ang q ing
d esilusión d ecep ció n se n tim ie n to 2
NOTAS
85
II, 14). «[...] C ualquiera que sea la realidad que está en el exterior, puede
haber una em oción en el interior; y cualquiera que sea la em oción que se
m anifiesta en el interior, debe haber en el exterior una realidad que le
corresponde» (W ang Fuzhi, Shi guangzhuan, I, 7, cit. p o r F. Jullien,
op. cit., p. 77).
86
á
$; & ,ί 4
■ Í'
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A% K
h %& 1
X wen xing guan
albergue del albaricoquero1 veteado
X £
wén xing
m %
câi wéi
μ
liâng
albaricoquero veteado / cortado forma el dintel2
iir *
xiang máo jie wei yu
juncos3 perfumados / atados forman la techumbre
íbù
ft S 1
zhl dông lï
5
yún
no sé / si la nube entre4 el tejado5
i ft Λ ίϋ 1
qu zuo ren jian yu
va a provocar / lluvia entre los hombres
88
ALBERGUE DEL ALBARICOQUERO VETEADO
un albaricoquero veteado
partido
forma el dintel
se irá
89
ES TIEMPO YA D E SER
90
sólo debe observar esas líneas que parecen caminos-men
sajes.
Además, la descripción de la escena sigue la secuencia de
la percepción visual:
91
sé...». Y de esta forma el poema se convierte en divinamente
humano, inquietándose para siempre, haciéndose potencial,
hipotético e incumplido.
¿Por qué le interesa al poeta el destino de esa nube?, ¿por
qué le interesa al poeta dudar del destino de esa nube?, ¿por qué
ese destino sólo es imaginado en su disolución sobre el mundo
de los hombres?, ¿por qué el poema desemboca enteramente
en la posible metamorfosis de esa nube?, ¿por qué este poema
no sabe si puede llover?9.
Toda nube es amenaza de su propia disolución. Quizá
porque «las nubes que se disuelven son símbolo del sacrificio
que el sabio debe consentir, renunciando a su ser perecedero
para conquistar la eternidad»10.
NOTAS
92
confluencia entre el corazón del hom bre y el paisaje es igualm ente n a tu
ral e inintecional. Por ello, la falta de volición es una exigencia funda
m ental para alcanzar la liberación taoísta. Asimismo, el azar es un térm i
no clave para entender el pensam iento chino. El propio Yijing [Libro de
las M utaciones] cuenta con el azar en toda su estructura y com posición.
9. Un análisis más sinológico de este poem a puede encontrarse en
P. González España, «La poesía china sabe a nube»: Q uim era 224-225
(enero 2003), pp. 24-29.
10. J. Chevalier y A. G heerbrant, Diccionario de los símbolos, H e r
der, Barcelona, 1995, p. 756 (ed. orig., R obert Laffont/Iupiter, Paris,
1969).
93
& A
A ? Ό .
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Φ
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f 1 ^ 1
i ? { , t fj $
Í
{ft
A
jf tí ιΐφ
jin zhu ling
m onte1 de bambúes2
atan
Τ ίΚ
luán
s*
ying kong
f t
qü
altos bambúes3 / se reflejan en las aguas sinuosas4
® λ I ili
án rii shâng shân lú
en secreto entro / en el sendero de la m ontaña Shang5
,,,, À ^ ñ j
qiáo rén bu ké zhi
los leñadores / no lo pueden conocer (saber)
96
M O N T E DE BAMBÚES
altos bambúes
se miran
en las aguas sinuosas
verdes esmeraldas
irisean
sobre las ondas del río
y yo
secretamente oculto
97
altos bambúes
se miran
en las aguas sinuosas
verdes esmeraldas
irisean
sobre las ondas del río
98
Pero este diálogo no se establece únicamente a nivel sin
táctico, también funciona a nivel léxico porque todas las cosas
son iguales, se repiten: el ocre-rojo («altos bambúes») del pri
mer verso dialoga con el azul-verde del segundo en la misma
posición. El verbo reflejar del primer verso se refleja en el iri-
sear, titilar del segundo. La sinuosidad vacía («aguas sinuosas»)
del primer verso y cuyo misterio nos es inaccesible (a juzgar al,
menos por las posibilidades de interpretación de estos dos tér
minos) es prima hermana de las ondas sobre la superficie del
río. Estamos, pues, quietos y tensados entre dos versos iguales
repetidos e invertidos. Versos que dicen lo mismo y espejean.
y yo
secretamente oculto
penetro por un sendero
del monte Shang
99
sin órganos sensoriales. Paisaje mental desconocido para to
dos. Paisaje hacia el vacío, aspiración del hombre por conver
tirse en bambú hueco y curvo y flexible y altísimo para estar
más cerca de la verdad. Paisaje también que penetra como la
sintaxis de estos dos versos, continuada y sucesiva, en una
apenas línea de tiempo y diacronía.
Pero la ambigüedad es tal que el lector debe conocerla.
No se sabe quién entra de verdad en el camino. Podría ser tam
bién un leñador.
Por eso, el poema podría también interpretarse así, entre
infinitas traducciones:
NOTAS
100
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JV
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í í ) ¿ ' * ’
*
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1 üül
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'R
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M 9k
lu Çhai
coto1 de ciervos2
$ ill JaL Λ
kong shân bù jiàn rén
en la m ontaña solitaria / no se ve a nadie
fi fi A ® Ufó
dàn wén rén yü xiang
pero se oyen / ecos de sonidos humanos
S f λ I #
fa n jïng rù shën lin
luz que regresa3 / penetra en el bosque profundo
102
COTO DE CIERVOS
m ontaña vacía:
no se ve a nadie
la luz de la tarde
penetra en el bosque
103
LOS HERALD O S D E LA LUZ
Vacío
y/o
104
na en lo humano. Eternidad porque el eco es repetición en el
presente, del pasado y del futuro. Superposición de planos
temporales. Y lo de afuera entra.
Oído = Oquedad
Hueco por el que la luz sonora penetra
en el bosque corporal humano *
Sexualidad mística
Dioses y Hombres
Yin y Yang
Luz y Noche
Lo Abstracto de la luz y lo Concreto del musgo
105
Y en el prin cip io: los CIERVOS, q ue viv en tantos a ñ os q ue
p u ed en reco n o cer por in stin to las virtudes m ed icin a les de
las plantas, q u e notan to d o s los ru id os (ya que p o se en un
gran sen tid o acústico) y q ue, d esd e un p u n to de vista sim b ó
lico , se con sid eran herald os de la luz que guían hacia la clari
dad diurna10.
Es precisamente en el Parque de los Ciervos donde ya
cen los restos de Wang Wei. Restos quizá cubiertos por un
musgo que se ilumina todos los atardeceres desde hace tan
tos siglos.
¿Hoy también se iluminarán?
NOTAS
106
cada ser posibilita el estado de la Ilum inación, para el que tam bién es
necesario el vacío de espíritu.
8. Según Ogawa Tam aki, el sol poniente significa m uchas cosas en
la poesía Tang: el paso del tiem po, la cercanía de la m uerte, la m áxim a
belleza de las cosas en el m om ento antes de su extinción. W ang W ei,
com o m uchos hom bres Tang, era creyente del Buda Amida, y en un
him no que escribió expresó su deseo de renacer en el Paraíso occidental
de Amida. Por ello, la imagen del sol poniente en la poesía de W ang W ei
se interpreta com o un sím bolo de devoción a Am ida y al Paraíso de
O ccidente; este m om ento del ocaso se asocia tam bién con la práctica de
la m editación. Cf. Ogawa T am aki, «Ô 7» [W ang W ei], en Chügoku shijin
senshü, n.° 6, trad, de Tsuru H aruo, Iwanam i Shoten, Tokyo, 1958 (cit.
p o r B. W atson, op. cit., p. 177).
9. T odas estas ideas están en relación con el color del musgo: qing
(«verde»), palabra central del últim o verso. Para la m entalidad china sig
nifica el color de la N aturaleza (una amplia gama que va del azul al
verde) y representa la prim avera y la vida. Se corresponde, además, con
la revelación de la sabiduría, la pureza, la paz y la contem plación; cf. J.
C. C ooper, Diccionario de símbolos, Gustavo Gili, Barcelona, 2000 (ed.
orig., Tham es and H udson, London, 1978), p. 55.
10. Para el budism o, el ciervo salva a los hom bres de la desespera
ción y aplaca sus pasiones, tiene gusto p or la soledad y huye en el sentido
del viento que va con su olor. Cf. M . L. T ournier, L ’imaginaire et la
sym bolique dans la Chine ancienne, L’H arm attan, Paris, 1991, p. 86.
107
*
AA j¡ p
— - τ Κ
mu lan zhai
Ht üU & îê Μ
qiu shan lian yú zháo
m o n ta ñ a s de o to ñ o / re tie n e n lo s ú ltim o s rayos
p
fë i niâo
*zhú
Hqián
O
lü (
p ájaros v u ela n / p er sig u e n a su s c o m p a ñ e r o s
m w bí % Bj
câi cul shi fën míng
a v e c e s v erd es esm era ld a s / b rillan cla ra m en te
^ M Æ £fc 0T
xí lán wú chù süo
las b rum as d el atard ecer / n o tie n e n un lugar
110
CERCADO DE LAS MAGNOLIAS
m onte otoñal
que retiene la luz
vespertina
pájaros
en vuelo
hacia otros pájaros
centelleos
esmeraldas
111
EL LUGAR Q U E N O ESTÁ
112
Salvados todos por la ceguera de ese momento mágico y
transitorio que no nos dejará anochecer nunca.
¿Y qué decir ya del último verso? El más misterioso, el
más sencillo. El que se resiste a toda verbalización, el múlti
ple, el que genera poemas y poemas sin fin. El que nos deja
un eco que puede durar toda la vida. Un verso que es un
bucle también, un rizo de tiempo que se niega a sí mismo:
¿Qué brumas son esas que no están? ¿El poeta quiere que
las veamos o que no las veamos? Sí, el lector las ve, pero
después se las quitan, ¿adonde se han ido?, ¿con los pájaros?,
¿o es que el espacio está tan ocupado en resplandores que no
tiene hueco para las brumas de la tarde?3.
Las posibilidades de interpretación de este verso son múl
tiples:
113
Llegamos por pérdida a un lugar que no está, más allá de
toda razón especulativa. No podemos pensarlo, no podemos
verlo, pero nos situamos de repente más allá de las categorías
del espacio y del tiempo.
Gracias a esa aparente contradicción el poema nos anula,
nos neutraliza, detiene el curso del pensamiento.
Y a través del sinsentido sentido saltamos a un lugar ina-
prehensible, invisualizable, límpido y sin brumas que tampo
co están. Estamos en otro paisaje que está más allá del paisaje
y del que ya no se debe decir nada. Y es que aquello que no
puede ser contemplado ni expresado con palabras es en defi
nitiva la esencia del Tao.
NOTAS
114
I ¿7 % ή
t À 1’ (£
^ ï *,
*zhu
η &yu pan
orilla1 de los cornejos2
HE
¿ /il
s a ê i
jië shi hông qië lù
fructifica / en (frutos) rojos y verdes
A f t j &
fù rú huâ geng kai
como si de nuevo l las flores se abrieran
f il Ψ m
shân zhông tâng liú kè
ρχα -h * -*
È L l i t
zlñ Cl β rông bëi
se le ofrece esta / copa de cornejo3
116
ORILLA DE LOS CORNEJOS
dando frutos
ya rojos
ya verdes
como flores
que se abrieran más aún
117
DO S CAPAS TRANSPARENTES D E TIEMPO
118
Y allí alguien alza una copa en un brindis feliz. Toda copa
es continente y contenido. En nuestra imaginación poética la
copa ineludiblemente guarda el elixir de la Inmortalidad, sus
tancia primigenia que abre la conciencia del que la ingiere al
hecho irrefutable: somos Cosmos.
Ser inmortal es ser Todo, reingresar al orden primero, al
caos del principio, allí donde el tiempo y el espacio son me
ros huecos hueros. El taoísmo sabe que la embriaguez des
pierta, te hace lúcido como un astro repentino. Te hace libre:
espíritu sin peso, libre por fin de toda atadura5.
Y estos versos humildes se quedan en un simple gesto
potencial: ofrecen una copa por si acaso, por si viene un via
jero que permanezca en la montaña. Pero ese gesto, esas pala
bras, ese alzamiento de la copa que da la bienvenida, se han
grabado para siempre allí, en nuestros ojos. ¿Ha venido un
viajero o no? ¿Es el propio poeta el que se lo ofrece a sí mis
mo? Y la copa, ¿cuál es su contenido?, ¿es vino o son los
frutos?...
Preguntas vulgares que quizá no merecen al poen·'1.
NOTAS
119
Μ 4 * ?
\ h i\ if I
áf í? \ ?
^ Á iit
Λ ^ ? ft μ
í= f
gong
î£t m
huai mo
vereda de las sóforas1
R g
zè jin g
iyin
t
gong
I huái
oblicuo sendero / ensombrecido2 por las sóforas
μ n
me«
fi
dán
a
yíng
s
sao
habría que barrer la entrada / por si hay que recibir4
ñ
wéi
W üj ff *
you shan sëng lái
respetuosamente / al monje de las montañas
122
VEREDA DE LAS SÓFORAS
el sendero
está cubierto
por las sombras
de las sóforas
húmedo
y secreto
por doquier
el musgo verde
alguien
barre la entrada
en señal de bienvenida
por si llega
el monje de las montañas
123
VEREDA DE LAS SÓFORAS
el sendero
está cubierto
por las som bras
de las sóforas
húmedo
y secreto
por doquier
el m usgo verde
alguien
barre la entrada
en señal de bienvenida
por si llega
el monje de las montañas
123
QUIZÁ NO VENGA NUNCA
124
conclusion ni respuesta. Quizá el sendero se descubra de las
sombras para nada. Quizá no venga nunca el monje de las
montañas. Poema afortunada y maravillosamente inútil. Aun
que gracias a él, por fin la entrada está limpia y el secreto
sendero desvelado.
NOTAS
125
iís m
lin hu ting
pabellón cerca del lago
sháng
t
lái
tranquilam ente / llega sobre el lago
S $f M W ti
dâng xuan dui zün jiü
en la terraza / las copas frente a frente
128
PABELLÓN SOBRE EL LAGO
p or el lago
se va acercando desde lejos
ya en la terraza
frente a una jarra de vino
129
BRO TE, FLO R Y SEM ILLAS
130
dos mundos. En un primer momento, el huésped es un punto
blanco en la distancia. A cada segundo que pasa, se hace más
grande, al igual que su barca, pero el lago, más pequeño, se
va quedando atrás. Pintura en movimiento. Cine en color del
siglo vin4. Su amigo llega, llega hacia la felicidad.
Entonces los personajes comulgan en una magnífica te
rraza circular sobre el lago. Comulgan con vino. Se unen mís
tica y espiritualmente. Vino-puente hacia ía gran visión. Vino-
puente hacia un estado interior de libertad y desapego.
Vino-sustancia primordial de inversión hacia el origen. Vino
que nos transforma en el Todo. Esta comunión es extática.
Se describe desde afuera, no desde dentro. No hay senti
mientos, ni dramas humanos. No importa lo que uno sienta,
no hay embriaguez subjetiva. Sino lucidez absoluta, verdad:
2 personajes = 2 + el vino
2 personajes = 1 + el vino + el mundo verdadero
2 personajes + el vino = 1 + el mundo verdadero
+ el mundo de otros ojos, quizá el nuestro, que los contempla
131
nan la paz y la perfección absolutas. Pero lo más importante
es que en ella aparecen simultáneamente el brote, la flor y las
semillas, lo que sugiere la confluencia de tiempos (pasado,
presente y futuro)6.
De nuevo, desde un absoluto presente (dos hombres-dos
copas de vino) a un presente intemporal (loto), un instante
más allá del tiempo que sin embargo está más acá. Desde el
quietismo y el enfrentamiento saltamos a la apertura, desde
un compartir humano y material (el vino) saltamos a un com
partir espiritual (el loto), desde lo diferenciado (yo, tú) salta
mos a lo indiferenciado, porque para el budismo el loto re
presenta el m undo manifestado en lo indiferenciado del
agua7.
NOTAS
132
4 ffy
& ι7( *J
di ¿f
η il
: [t Vl 4 ^
* ^
* ^ A rl
1 ^ < μ I
nan cha
otero del sur
Λ · É ± ^ É *
qïng zhôu nán cha qu
ligera barca / se dirige hacia el otero del sur
i t m B P
bëi châ miao nán jí
hacia el otero del norte / hay tall extensión de agua
que es difícil llegar1
■ m
P i r i À
gé pü wáng rén jia
en la alejada orilla / se contem plan casas
τ Ρ
M 4 <
yào bu xiang shi
hay tanta lejanía / que no nos distinguimos2
134
OTERO DEL SUR
se divisan casas
hombres
en aquella remota orilla
135
¿LO S OJOS SO N M ENTIRA ?
136
miramos la distancia recorrida: todo es agua, una vasta ex
tensión de nada. Igual que la vida y su memoria. Desde allí,
nuestros ojos contemplan entonces la otra orilla, es decir, el
otro lado de las cosas.
Pero nada puede verse claramente. ¿Son casas, hombres
a lo lejos? No sé, nada puede reconocerse, ni yo a ellos, ni
ellos a mí. Los ojos son mentira, son mentira en la distancia.
¿No es verdad la limitación de nuestras percepciones senso
riales? ¿Pero no es verdad también que, si nos alejamos te
rrenalmente de la vida, podemos contemplar por fin la vi
sión global y agónica del origen?*, ¿esa visión ciega y
encegecedora? Los ojos son verdad. Si no ven es porque es
imposible ver.
A lo lejos, casas, hombres, mundos indistintos. Mundos
que no pueden dividirse ni particularizarse. Pero ellos tam
bién me miran a mí, a nosotros, y no nos reconocen.
Bucles de tiempo que ahora son bucles de espacio. Y es
que todo es lo mismo: lo visible y lo invisible, el presente y el
pasado, lo cercano y lo lejano, el esto y el aquello.
NOTAS
137
Zhuang Z i, trad, de P. González España y J. C. Pastor, T rotta, M adrid,
1998, p. 27.
5. Cf. J. Chevalier, op. cit., p. 861.
6. El gran viaje budista tam bién consiste en ir más allá del Océano
de los D olores (la vida en este m undo y el apego a esta vida). Alejarse es
desapegarse del sufrim iento, de la fe, de la arrogante visión.
138
K
i*Jj
ífc Ü
yi hu
lago Yi
ok
chui
m
xiao líng
m j® pü
jí
tocando la flauta1 / alcanzamos la extrema orilla
\y.
0ri
Ü
mu
‘ -
song
* fü
íí
jün
es la puesta de sol / y despido2 al noble señor
8J
hú
_ h
sháng
—
yl
‘
P
huí shou
sobre el lago / vuelvo la abeza3
üj W #
g mg juân
â 5
bái yún
en la m ontaña verde / se enrollan nubes blancas
140
LAGO ΥΙ
al son de la flauta
llegamos
a la otra orilla
se va el sol
le digo adiós
a mi noble amigo
la m ontaña verde
se envuelve
entre nubes blancas
141
E L E N C U E N TR O FO R TU ITO
MONTAÑA NUBE
verde blanco
tierra aire
estatismo dinamismo
inmanencia trascendencia
concreto abstracto
espacio tiempo
142
jera este acto de amor, este abrazo entre la Nube y la Montaña.
Irse es venir. Separarse es encontrarse. ¿Separarse físicamente
es encontrarse espiritualmente? Y es que la soledad del H om
bre que ha despedido a su amigo no estará nunca sola.
Mientras tanto, todo parece suspendido. En realidad, es
el poema el que detiene este paisaje lejano y fugitivo, es la
propia Naturaleza la que eterniza el azar/destino del corazón/
paisaje.
Además, las nubes, con su blancor, velan, ocultan la M on
taña. Blancas ausencias que envuelven un verde corazón. Todo
es sentimiento y, sin embargo, ni una palabra nos remite a él.
Poema quieto y sin lágrimas, sin un gesto. Tan dentro de sí
mismo, tan plegado, que se vuelca afuera, transmutándose.
¿Pero hay melancolía o alegría? ¿Azar o destino? ¿Ins
tante o eternidad?
NOTAS
143
liu lang
olas de sauces
ft ÍT S
fën háng jië qï
W shù
en hileras1 separadas / se unen bellos2 árboles
i λ m
sombras invertidas / penetran en las ondas claras
ψ #P ^ _h
¿w xwé gow sháng
no como / sobre los canales imperiales3
#
chün
Mfëng sháng
B*J ^
bié lí
viento de primavera / aflige las despedidas
146
OLAS DE SAUCES
en hileras distintas
se suceden los árboles
magníficos
147
PAISAJES PARALELOS, EQ U ID ISTA N TES
148
aguas y sus sombras penetran transparencias. Se multiplican,
se mueven entre las ondas.
Paisaje refractario e ilusorio en términos budistas. Todo
verdad o mentira. Todo verdad y mentira entrelazadas. El
amigo se ha ido pero no se ha ido. Se ha ido pero él no existe.
Se ha ido pero yo no existo. Imágenes y reflejos. Espejos.
Sombras. ¿Dónde está mi corazón?
Después, el agua ya no es espejo. Es opaca. Lo que antes
era un arroyo natural, ahora es un canal de Palacio, algo arti
ficial construido por el hombre. El espacio virgen y vacío que
antes permitía en su oquedad intercambios de sombras, trans
parencias, ahora está ocupado por el viento. Viento que hie
re, pero sobre todo aflige. Paisaje que no brilla, teñido de una
tristeza de color mate.
Paisajes paralelos y equidistantes. Comparar ¿para qué? Un
tiempo presente y un tiempo pasado. Un espacio natural y sal
vaje frente a un espacio construido, habitado. Un lugar de ocio
y oquedad frente a un lugar de ocupaciones. Un lugar donde no
existen las despedidas frente al lugar del adiós. ¿Pero por qué,
si ya estamos inmersos, si ya hemos llegado a la otra orilla,
Wang Wei nos recuerda nuestro mundo de emociones inútiles ?
¿Por qué?
NOTAS
149
£ ^
% η i -
% § M
Λ q K 1k
A f ^ (Î f
luán jia lai
torrente de la casa Luan
«
sá
m sá qiü
l'hJ
yü zhông
silbido1 (del viento)1 / entre2 la lluvia de
'ñ S
jián jián
4=\ ÍS
shé liú xie
la corriente de agua (rápido)3 / resbala (cae)
sobre las piedras4
Kb S S * i
tiào bo zi xiâng jián
olas saltan / se precipitan entre sí
ù S tic % T
bái lii jïng fù xiá
la garza blanca / se asusta, de nuevo desciende
152
RÁPIDOS DE LA CASA LUAN
otoño
lluvia
silba
silba el viento
del torrente
aguas y piedras
se precipitan
brincan
violentas
chocan
las olas
sobresaltada
153
C O R E O G R A F ÍA N A T U R A L
154
como afirman algunos? ¿Entre qué humanos? Aquí no hay
hombres, y si estuvieran, ¿dónde se encontrarían?, ¿abajo,
sobre una barca, sobre la orilla quizá, contemplando el to
rrente estrepitoso?
Cierto que Pei Di, amigo de Wang Wei, escribió un poe
ma paralelo a propósito de este lugar, que dice:
YIN YANG
aguas piedras
lluvia garza
tierra cielo
¿lector? ¿poeta?
155
NOTAS
156
f H ft f î '
\ i-
& Μ Μ.
jin xie quan
manantial de las pepitas1 de oro
B ÏX
ri yin fin
M &
xié quán
beber cada día / del manantial de las pepitas de oro
sháo
â Ψ îé £
dang qian yú sui
como poco ivivirás / más de mil años
yü jié chao yù di
insignias de plumas / homenajean al em perador de jade3
158
MANANTIAL DE LAS PEPITAS DE ORO
159
ORO PH ILO SO PHAL
160
al dominio de la Diosa Xiwangmu (Reina Madre de Occiden
te)6. Pero nos olvidamos del poema.
Beber oro es asegurarse la Inmortalidad. Ser inmortal no
es sólo vivir muchos años, es vivir con calidad espiritual, co
dearse con todas las divinidades, montar por ejemplo en el
carro de la Reina Madre de Occidente, o encontrarse con el
Emperador de Jade, la máxima autoridad.
Al final lo importante es el delirio. Así son los viajes extá
ticos taoístas, que consisten en hacer vagar el alma más allá
del mundo limitado para buscar a los dioses de otros espacios
y entrar en comunicación con ellos. El yo poético se eleva a
un plano mitológico manifestando su propia divinidad. Esta
es la primera vez que el poeta se eleva, dando rienda suelta a
su imaginación mítica y fantástica. Parece que todo ese con
trol y diálogo de tensiones, todo ese bien hacer, puede culmi
nar en un verdadero rapto de elevación y de pérdida. Y es
que Wang Wei en su intimidad respondía a un entusiasmo.
NOTAS
161
6. Esta antigua divinidad se convirtió en la diosa que concede lar
ga vida, cultivando y vigilando los m elocotones de la inm ortalidad en el
jardín del Señor de lo Alto (shangdi), situado en los m ontes Kunlun. Pero
al lado de su imagen com o diosa benigna y beneficiosa, se la representa
en las descripciones antiguas com o un m onstruo con dientes de tigre,
cola de pantera y una garza sobre la cabeza; en ocasiones aparece cabal
gando un fénix. Su culto sólo ha sobrevivido en poesía. Para una descrip
ción más detallada del personaje cf. R. M athieu, A nthologie des m ythes
et légendes de la Chine ancienne, Gallim ard, Paris, 1989.
162
£ i
S 5 i
bai shi tan
playa1 de las piedras blancas
Él ί ϊ ï
qing qian bái shí tan
aguas2 claras / en
M
lu
m
pú xiang
|/ >
kan
ÍE
ba
# · f t
jiâ zhù shuí dóng xi
la gente que vive / al este y oeste del río
m ti? m ñ y
huán sha niíng yuè xiá
lava la seda / bajo la luz de la luna
164
PLAYA DE LAS PIEDRAS BLANCAS
aguas claras
sin hondura
en el río de las piedras blancas
cañas verdes
que se inclinan
y se ofrecen
lavan la seda
bajo la luz brillante
de la luna
165
BRILLO QUE CIEGA
Primer plano: una cámara lenta navega sobre las aguas. Mira
deteniéndose en aspectos que podrían parecer irrelevantes.
Observa primero la transparencia del agua, las piedrecitas
blancas que parecen latir o soñar en el lecho del río. Piedra
lavada, redonda y perfecta, fría. Se trata del agua de las enso
ñaciones primeras, la más límpida y pura, la que da de beber
como una madre clara (agua = leche), la que quita las man
chas del espíritu.-Agua también que, fluyendo, deja ver, agua
que es medio y transparencia, que separa y une. Es precisa
mente esa capa acuosa y diáfana, en movimiento, la que per
mite distinguir dos mundos, el de afuera emergido, y el de
dentro, sumergido. Pero la atención se centra exclusivamente
en el sumergido, no por ello misterioso ni secreto: no es hon
do, es decir, no es negro, no es oculto. La realidad se transpa-
renta. Todo está a ras de agua. Parece que este verso nos da
otro mensaje: no hay que profundizar ni inmiscuirse. El se
creto verdadero está en la piel, en sus capas transparentes y
dinámicas, no hay espíritu, no hay alma ni hondonadas, ni
misterios secundarios.
Vivir en esa piel es dejar que las cosas se te ofrezcan, que
la Naturaleza, las cañas verdes, por ejemplo, se te entreguen
como si quisieran ser cogidas.
166
2) La Naturaleza se ofrece al Hombre: tendencia natural,
interrelación, entrega de las cosas.
167
Último plano: un brillo que nada deja ver. Los brillos de
muestran que la luz, en realidad, nos ciega. La noche brilla.
Lo oscuro es luz. Todos los elementos son poderosamente
irreales: la transparencia del agua, la luz fría de la luna. La
luna es espejo. La realidad del poema nos habla de la irreali
dad de la vida. Pero esa transparencia, esa aparente claridad,
es la única que hay, con lo único que hay que contar.
NOTAS
168
r ώ a; it
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; V 'l ^
4 $ ik 1% it
it
bei cha
otero del norte
4b
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±*É «
chá hú
7jC
shuí
ibbéi
el otero del norte / al norte de las aguas del lago
& zá
W i*
shú ying
*
zhü
m. lán
árboles variados / se reflejan en la balaustrada esmeralda
331
wëi
M y*
É
nán
JU
chuan
7k shuí
serpenteantes / las aguas fluyen al sur
K ΊΚ Rf #
míng mié qíng lin duan
brillan, se apagan / al final del bosque verde
O TER O DEL N O R T E
destellan y se apagan
al final del bosque verde
171
CEGUERA D E LUZ
172
diálogo de luz y oscuridad. Y en definitiva, es el tiempo el que
habla en el poema.
Según Gilbert Durand, el árbol representa la temporali
dad, el devenir dramático del tiempo:
173
como es el de la vista sin reflexión, con una ceguera inmedia
ta, brusca e iluminadora. Un destello, lo mismo que dura
nuestra vida.
NOTAS
174
(%îf i%
t
a
Ci>
f t
zhu li guan
albergue entre bambúes
m
% Φ Λ A
dú zuo you huáng li
sentado solo / en el interior de un bosque secreto
de bambués
# Ψ A f e fP f
tán qín fi cháng xiáo
toco el laúd / otra vez silbo1 largamente
i f # A
shen lín rén bu zhT
profundo bosque / los hombres no lo conocen
m ñ * « m
míng yué lái xiang zháo
luna brillante / viene a iluminar (nos iluminamos
mutuamente)
176
ALBERGUE ENTRE BAMBÚES
solo
sentado entre secretos bambúes
toco el laúd
de nuevo silbo sin parar
la luna me ilumina
contem plándola
177
¿Q U IÉN ES LA L U N A i
du zuo
(«solo/sentado»)
Llegar al vacío
vaciarse, vaciarse de ideas, sentimientos y deseos
Llegar al vacío
saltar al Universo: Iluminación
178
Precisamente el susurro de las ramas del bambú es una
señal de captación del Tao. También para el budismo, este
árbol, con sus concavidades en los entrenudos, representa al
shunyáta («vacío»). Estado efímero, pero, al fin y al cabo,
instante eterno.
Hombre y Bambú
Oscuridad
yin
Vacío
sólo un verso
pero el Tao está cerca
179
Vemos un lugar secreto y alguien escondido en su inte
rior. Ahora oímos: suena un laúd, y el hombre silba larga
mente. Pero el lugar está demasiado a la vista en el poema.
Hay que borrarlo, que hacerlo desaparecer, explicar que ese
sitio es inaccesible a los demás, porque se trata del lugar de la
más poderosa intimidad, el lugar más secreto, y que exige no
sólo buscarlo en circunstancias parecidas, sino una actitud
auténtica de encontrarse a sí mismo, de perderse. Y cada uno
de nosotros tiene un lugar así en esta vida aunque la mayoría
nunca lo conoce:
180
el sol ilumina a la luna
la luna ilumina al Hombre
el Hombre ilumina a la luna
NOTAS
181
cielo. Pero en el poem a de Q u Yuan dos am antes están separados, y uno
de ellos, el que habla y se lam enta, se encuentra en la profundidad de un
bosque de bambúes. La atm ósfera es brum osa, incluso durante el día, y a
través de los densos árboles resulta im posible ver el cielo. Según G ong
Shu, que analiza esta alusión, hay una gran diferencia entre la lam enta
ción y queja de Qu Yuan y el poem a feliz de W ang Wei. Para este últim o,
la escena de ocultam iento entre bambúes es algo querido y deseado p or
el poeta, p or lo que la imagen es serena, no angustiosa y desolada, com o
la de Qu Yuan (cf. Qu Yuan, «Jiuge» [Nueve Canciones]; cf. Gushi hai
[Enciclopedia de la poesía china], vol. 1, Shanghai guji chubanshe, Shang
hai, 1992, p. 67).
3. El bam bú, además, com o siem pre perm anece verde, simboliza
la longevidad.
4. El laúd es uno de los cuatro símbolos del letrado. Lo considera
ban el instrum ento más antiguo y su descripción confirm a ese aspecto
m ítico que le caracteriza: fabricado en m adera de W u Tong (el único
árbol en el que se posa el fénix). Se maceraba la madera durante 72 días
(cifra del año solar: 72 períodos de 5 días). Arriba, redondo com o el
cielo, abajo, llano com o la tierra. Su longitud representa los 360 días del
año. El laúd chino tiene diez calidades: expresa la alegría, el encanto, la
elegancia, la sutilidad, la tristeza, el razonam iento y la fuerza (cf. M . L.
T ournier, op. cit., p. 76).
5. Hay casos en los que el adepto conseguía estar horas sin respi
rar. Para el taoísm o la práctica de la respiración em brionaria se explica
porque cada hom bre tiene un núm ero de respiraciones contadas; cuanto
m enos respire el adepto, más vivirá. Por o tro lado, un hom bre vivo que
no respira está muy cerca de la m uerte, de la Ilum inación y de la com u
nión con el T odo.
182
V; J¡r &
: ff$
XL
xin yi wu
talud de las magnolias1
^
mu mo jú róng hua
en el extrem o de las ramas / flores de hibisco2
Ü J
shan
R έι -5 -
zhóng fl hóng è
en la m ontaña / se expanden los
m M
jián hú β wu ren
en la casa del torrente3 / paz sin ]
W t a m
jen jen kai qië luo
por todas partes / se abren
184
TALUD DE LAS MAGNOLIAS
en el hostal
tranquilo y solitario
185
ROJO VIVO
186
b) el diurno, macho, centrífugo como un sol que lanza su
brillo sobre todas las cosas con una potencia inmensa e irresis
tible. Se asocia al blanco y al oro, símbolo de la fuerza vital, del
eros libre y triunfante (este rojo centrífugo siempre invade el
espacio y es sinónimo de juventud, santidad, riqueza y amor)5.
En China el color rojo se asocia también a la primavera,
al matrimonio y al nacimiento. Es el color de la vida y de la
Inmortalidad (obtenida por el cinabrio, sulfuro rojo de mer
curio)... ¿Inmortalidad? ¿De qué nos habla Wang Wei?
Y, en estos versos, el rojo es diurno y centrífugo, porque
el poema es un grito, un estallido de vida y de fuerza que nos
ensordece, nos ciega y nos confunde. Por todas partes, un
maravilloso desorden que intercambia fruto y flor, vida y
muerte.
De nuevo, capas superpuestas de
Espacio
arriba, en las ramas = abajo, en el suelo
Tiempo
flores que se abren = flores que se caen
NOTAS
187
3. hu puede ser «hostal, casa», pero tam bién «entrada, p uerta, boca
del torrente». Esto ha dado lugar a num erosas y dispares traducciones.
4. Se refiere al nirvana budista.
5. Cf. J. Chevalier, op. cit., p. 888.
188
Z5
qi yuan
parque de los ailantos1
í
gü
A i
rèn fê i
f
ào
í li
el hom bre de la antigüedad / no era un arrogante
funcionario2
M & itt %
zi que jîng shi wù
él mismo olvidaba3 / cuidar los asuntos del mundo
où ji yl wëi guân
casualmente ocupó / un puesto irrelevante
190
PARQUE DE LOS AILANTOS
se consideraba un inútil
para los asuntos del m undo
por suerte
le dieron un puesto sin importancia
así
pudo caminar tranquilo
y libre
bajo los árboles
191
NADA QUE HACER
Por fin Wang Wei habla de él mismo, habla por boca de uno
de los más grandes personajes de la historia del pensamiento
chino. Habla en boca de Zhuang Zi, como en una parábola.
Antes de concluir el viaje espiritual de estos 20 poemas, el
poeta asienta las bases de su biografía disipando dudas histó
ricas sobre su misión en la vida y en la corte.
Zhuang Zi es uno de los personajes que más luchó por la
libertad. En anécdotas sobre su vida se hace referencia a su
rechazo a una vida de obligaciones y sumisión5. Inclinando
siempre la balanza hacia la independencia y una vida sin limi
taciones, ha sido, al mismo tiempo, criticado por esa falta de
compromiso.
Una mente confuciana mal entendida, por supuesto, no
podía compartir tales ideas. No era fácil, ni lo es ahora, com
prender al que abandona, al que se queda libre y tranquilo
bajo los árboles, en un aislamiento paradisíaco, y nos deja
humillados bajo las órdenes de la sociedad y sus inhumanas
leyes.
La mayoría de los poetas Tang vivían alternando entre la
corte y el descanso. Sus lugares habituales eran las montañas,
un cierto paréntesis de tiempo en el que el artista se cargaba
de vitalidad, de Naturaleza, se relajaba y podía; de esa forma,
escribir buenos poemas. La vuelta a la corte era un regreso
energético y efectivo. Aunque algunos de ellos se lo pensaron
mejor y se quedaron a vivir en las montañas, abandonando
(en algunos casos, obligados a abandonar) el puesto oficial de
la corte.
Wang Wei se sentía comprometido trabajando como poeta
de la corte y escribiendo, incluso, poemas en los que exaltaba al
Emperador y a sus concubinas (poemas, por cierto, bastante
alejados de estos juejus tan sentidos y libres). Pero no se puede
afirmar categóricamente que existiera una lucha interior en el
poeta entre el retiro y el compromiso. Más bien, una tensión
dialogante que, por otro lado, era arquetípica en su sociedad. Y
es que Wang Wei no dudaba. En sus versos no nos obliga a una
elección entre sociedad y retiro. Entre otras cosas, porque el
192
retiro está plenamente integrado y justificado por los antiguos
(no en vano la primera palabra del texto es gu, «antiguo»).
Wang Wei nunca fue radical. Se quedó en espacios inter
medios, respetando el justo centro, equilibrándose con fuer
zas opuestas y distintas pero que en el fondo se complemen
taban. Por ello, tampoco en la meditación llegó a estados muy
elevados del dhyana.
Pero en este poema defiende a Zhuang Zi y elige el árbol
perfecto para que podamos comprenderlo: el ailanto, de rá
pido crecimiento y que se asilvestra con facilidad, echando
brotes e hijuelos a larga distancia. Su principal aplicación es
para decoración, y requiere muy pocos cuidados.
Pocos cuidados y silvestre, como Zhuang Zi, es decir, un
cargo en el que se podía dedicar tranquilo a descuidar su ofi
cio, y a bailar contoneándose entre los árboles, como un de
mente, como un ebrio, como un niño libre.
Cuando uno ha renunciado al mundo (al mundo mal he
cho por el hombre) y sigue a su naturaleza libre y espontánea,
danza. Su cuerpo responde a la incitación de esa libertad sen
tida y contemplada. Se trata del hombre antiguo, el que nos
da tranquilidad y despreocupación, el hombre que justifica
toda Iluminación. Parece un loco que baila entre los árboles
que no necesitan cuidado. Por eso, para Wang Wei, el taoís-
mo es un modelo humano.
Sólo desde la holganza y el aburrimiento, desde el no sé
qué hacer, puede surgir lo verdadero. Y es que el tiempo y el
vacío de sus horas es la fuente de todo acto creador.
N O TA S
193
3. que significa «errar, omitir». La idea es que él mismo evitaba el
cuidado de los asuntos del m undo, no p o r orgullo sino por incompetencia.
4. posuo significa «danzar con gracia, contonearse», pero tam bién
«vagabundear, errar despreocupado y libre».
5. Hay una anécdota en relación a Zhuang Zi que ilustra perfecta
m ente esta idea: Zhuang Zi pescaba en el río Bu. El rey de Chu le envió
dos mensajeros para prevenirle diciendo: «Tengo intención de m olestarle
haciéndole que tom e el cuidado de mi reino». Zhuang Zi, la caña en la
mano, sin dirigirles una mirada, les contestó: «He oído decir que el rey de
Chu posee una tortuga mágica que m urió hace ya tres mil años. El rey la
guarda en su palacio en un cofre bien envuelta en paños. Esta tortuga
¿hubiera querido m orir para que sus huesos fueran tan honrados o hubiera
preferido seguir viviendo arrastrando su cola en la ciénaga?». Los dos m i
nistros le respondieron: «Hubiera preferido vivir y arrastrar su cola en la
ciénaga». Zhuang Zi les contestó: «Idos. Yo tam bién seguiré arrastrando
mi cola en la ciénaga». Cf. Cbuang-tzu, trad, de C. Elorduy, M onte Ávila,
Caracas, 1991, p. 123.
194
t
1 f fi T
L l 4
tt Ë
jiao yuan
parque de los pim enteros1
yú
T s
xiá yún
Φ m
zhóng jün
es deseable que descienda / el Señor de las Nubes6
196
PARQUE DE LOS PIMENTEROS
197
A S C E N D E N T E D ESC E N SO
198
El jade es una piedra benéfica y mágica, cargada de yang
por sus cualidades solares e indestructibles. Panacea que sirve
para regenerar el cuerpo. En alquimia taoísta es el embrión
del inmortal. Igual que el oro o la piedra filosofal, se forma
en la Tierra por efecto del rayo (Cielo).
Final interminable, sensorial, lleno de esencias, perfumes,
flores y licores. Parece el clímax de la ensoñación y del viaje,
momento extático, rapto taoísta, en que el Hombre ya está a
la par de las divinidades y espíritus celestiales. La mística está
muy cerca de la exaltación de la sexualidad de los rituales
chamánicos. Y es que la unión con los dioses tiene siempre
unas claras connotaciones sexuales.
Unión
cuerpos = almas
NOTAS
1. jiao puede ser «pimentero», pero tam bién «pimienta del Japón»
(Xanthoxylum piperitum).
2. gui, igualm ente, puede tratarse de dos plantas distintas (Cina
momo cassia, o el Osmanthus fragrans). Unos com entaristas se inclinan
por el canelo y otros, por la casia.
3. di parece referirse al soberano, em perador, o divinidad, Cielo.
Pero no es posible determ inar el género varón o hembra.
4. Alpinia japónica Thumb. M iq. (pollias)·, en este punto, las tra
ducciones son de lo más variado: enebro, polia, malvas, etcétera.
5. Referencia al poem a denom inado «Xiang furen» de Qu Yuan,
en el que se m encionan dos deidades, parece ser, una masculina y otra
femenina. En este poem a se describe una cita entre la Princesa y un hom
bre, m edio sacerdote, que la ama con locura. En la preparación ritual de
la sala se m enciona la pim ienta y m ultitud de flores y plantas (pim ienta
perfum ada que decora la gran sala, las vigas o colum nas son de m adera
de canelo, m agnolias por todas partes e, incluso, un tipo de jade blanco
199
sobre un tapiz) (cf.Gushihai, op. cit., p. 65; P. Demiéville, Anthologie de
la poésie chinoise classique, Gallim ard, Paris, 1962, p. 59).
6. yunzhong jun\ tam bién relacionado con uno de los nueve can
tos (jiuge) de Qu Y uan.Trata de una hechicera que invita al Señor de las
N ubes a descender. Los prim eros versos ya hablan de una preparación
ritual po r parte de la hechicera para que el Señor descienda. En esa pre
paración está el baño de purificación ritual, lavando el pelo con angéli
ca, pero, sobre todo, el uso de flores de pollia para adornar su vestido.
D espués, honra al Señor y se dirige a él con una lum inosidad que rivaliza
con la del sol y la luna, viajando en un carro de dragones con ropas
policrom adas. C uando desciende, aparece com o un am anecer entre las
nubes.
7. Este térm ino, «sabor» (wei), se utiliza dentro de la teoría trad i
cional estética china. Desde un plano metafísico, el sabor está en relación
directa con el receptor, con la resonancia inm ediata y la em oción que
provoca en el lector. Según las tradiciones confuciana y taoísta, debe ser
lo más sencillo posible, lo más cerca del sabor del T ao, es decir, casi
insípido. El taoísm o, insistiendo más aún en el carácter insípido del Tao,
ensalza el sabor del agua que produce la abolición de la conciencia indi
vidual y la integración natural en la T otalidad. Para el budism o, de acuer
do con todas estas tradiciones, en el sabor más exquisito hay adem ás un
regusto amargo.
8. Algunos estudios interpretan esta imagen com o que el néctar de
pim ienta esparcido p or la estera tom a la apariencia del jade.
200
ÚLTIMA. DISQUISICIÓN
A Taciana Fisac
201
La característica principal de todos los paisajes, su co
lumna vertebral, es la labor inexorable del tiempo, que lo
trabaja y lo modifica constantemente (el desierto no es el an
tipaisaje, sino sólo un delirio del tiempo suspendido).
Ante una escena cualquiera, nuestros ojos sufren la ilu
sión de una efímera parada que dura lo que dura un chasqui
do de dedos. En esa detención casi mágica el hombre dueño
de esos ojos puede saltar a lo invisible. Esa parada, aunque
quieta entre dos segundos de tiempo, conlleva en sí misma el
movimiento originario, consecutivo y simultáneo del tiempo.
Esa visión fija, en definitiva, se mueve. Se mueve porque
surge la emoción humana. Saber mirar es saber sentir. En
cuentro fortuito entre dos. Y es que en la verdadera contem
plación de ese paisaje se puede escuchar un diálogo misterio
so entre dos almas distintas. Y entonces brota el poema, fruto
consecuente del contacto repentino con lo Otro.
Paisaje y Hombre. Intercambio. Sujeto igual a Objeto.
Objeto igual a Sujeto.
¿Quién mira a quién? Unidad, fusión, ¿amor?
Sí, quizá de lo que se trata es de algo parecido al amor.
202
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cas, 1991.
208
INDICE
C ontenido........................................................................... 9
Introducción.
Paisaje más allá del paisaje: Pilar González España..... 17
Preliminares................................................................ 17
209
IV. Esencias poéticas: el ju e ju ......................................... 54
Orígenes ................................................................. 54
Rasgos distintivos ...................................................... 56
El paralelismo............................................................. 57
Contrapunto to n a l..................................................... 59
Presentación....................................................................... 69
Prefacio................................................................................ 71
Bibliografía......................................................................... 203
210
A*