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CAPITULO III LOS SISTEMAS NORMATIVOS DE LAS COMUNIDADES INDIGENAS 1. Los sistemas normativos indigenas Luego de lo dicho sobre los sistemas normativos, no cabe duda de que las comunidades y pueblos indigenas disponen de, usan, estos sistemas. La observacién antropoligica, pero ahora tambien la que han realizado muchos juristas, muestra claramente que cuando de mundo indigena hablamos, estamos ante sociedades que disponen de ormas y que éstas son vistas, por los mismos pueblos, como cons: tituyendo un sistema, También se observa claramente la existencia de normas fundamentales, de auténticas constituciones, que estable~ cen como se han de crear las futuras normas, y quiénes las deben aplicar, Hasta aqui, no existe diferencia alguna con nuestros sistemas normativos Algunos estudiosos, y también algunos politicos, han pretendido que los indigenas no tienen sistemas normativos, pues sus normas no son escritas, en cuyo caso valen como castumbres, Y la costumbre, ‘como “se sabe” es una de las fuentes del derecho, y s6lo cuando el de- techo la autoriza. En ese sentido, dicen, los “usos y costumbres” de los indigenas son parte del derecho, mexicano en este caso, y sélo ‘cuando la ley lo autoriza o Se comprende facilmente el desatino de estas posiciones, cuando se advierte que no es cierto que los sistemas normativos indige- nas sean exclusivamente orales, puesto que, desde hace mucho, s€ levantan actas de las asambleas donde se producen las normas. De modo que estos sistemas hace mucho que dejaron de ser exclusiva- mente orales. Pero, por otra parte, la oralidad es una vieja conocida del derecho, puesto que en la mayor parte de la historia humana, que data de muchos cientos de miles de afios, no ha habido leyes escritas, Esto, en todo caso, es un fenémeno reciente, Pero, ademés, paises ‘muy “civilizados”, como Inglaterra, no disponen de una constitucién escrita al estilo norteamericano —estilo difundido hoy universalmente: apenas doscientos afios de antighedad. Si, en cambio, queda claro que las normas indigenas son distintas ‘que las nuestras. Tienen distinto contenido. Pero también lo tienen Jas norteamericanas que son diferentes de las nuestras. Son distintas, pues, aunque dijeran lo mismo, cada una es resultado de actos legis- lativos diferentes. Pero, ademés, no dicen lo mismo. Ciertamente prohiben robar y matar, como nuestras normas ~y todas las normas de todas las sociedades conocidas- Pero en otros aspectas, com los fit~ miliares, la propiedad, la participacién de los sujetos en los cargos pablicos, la manera de elegirlos, y muchos otros aspecto, son, cier- tamente, distintas de las nuestras. Pero esto tiltimo tampoco hace que no sean sistemas normativos, puesto que los paises arabes disponen de muchas normas distintas de las nuestras, y no por eso alguna vez alguien ha dicho que esos paises no tienen sistemas juridicos. “Ahora bien, sies cierto que, sobre todo las comunidades ~en menor ‘magnitud los pueblos- son sociedades distintas de la nuestra. Y entre las primeras dificultades teérieas, hablando de los sistemas norma- tivos indigenas, esta la de encontrar una expresién adecuada para designarlas. Esta dificultad proviene del racismo radical de los idio- mas europeos, que han sido incapaces de crear expresiones sin con- tenido semintico peyorativo. Los indigenas son sistemas normativos cuya estructura es idénti- ca a los sistemas normativos de los paises modemnos o capitalistas, Pero, se trata, tambien, de sociedades que se distinguen de las ocei- dentales 0 modernas. Y aqui comienzan los problemas, pues en nues- tra ideologia, lo que no es moderno, es atrasado, viejo, indtil, perni- 68 ‘cioso, y hasta peligroso, Sin embargo, sieltérmino “modemno” refiere un tpo de sociedad, dominada por Ia burguesfa, sin duda que las sociedades indigenas no son modernas. Muy afortunadamente, abe agregar, aunque ya no desde un punto de vista cientifico, sino de uno moral Por otra parte, estas sociedades indigenas no son “modemas”, y tampoco capitalistas ~afortunadamente, volvamos a agregar. No existen en ellas clases sociales dominantes, que funden su superio- ridad en el control de medios de produecién 0 en la propiedad privada de los mismos. ¥ mis bien se parecen a sociedades que preexistieron al mundo capitalista. En tal caso podria decirse que se trata de socie- dades precapitalistas, Lo cual nos pone, nuevamente, ante las traicio- nes del lenguaje, pues, en nuestra ideologia construida sobre la la- ‘mentable idea del progreso, todo lo “pre” es precisamente eso: lo que niega ese sagrado progreso, con el cual la sociedad capitalista esté a punto de acabar con la vida terrestre. Sin embargo, los rasgos de estas sociedades, sin duda, recuerdan inexorablemente a las descripciones de sociedades anteriores a la aparicion de la lacra capitalista, Conviene, por tanto, intentar una descripeién de estos rasgos, que, no siendo caracteristica de todos los pueblos indios, se observan en muchos de ellos. 2. Comunidades y pueblos indigenas Lo primero que es necesario distinguir, antes de intentar descrip- ciones de sistemas normativos indigenas, es la diferencia entre los que Hamaremos comunidades y pueblos indigenas. Las sociedades indigenas que han pervivido, a costa de gran resis- {encia, son muy distintas entre si. Algunas conservan fuertes rasgos 4de un pasado no eapitalista, mientras que otras tienen caracteristicas, urbanas incluso, que las hacen parecerse a nuestra sociedad més que alas otras, que lamaremos comunidades. Las comunidades son sociedades que conservan tres rasgos distin- tivos principales: la no propiedad de la tierra, la familia ampliada y la produccién para el consumo. Los pueblos indigenas son conglo- ‘merados humanos que habitan en poblaciones con rasgos urbanos, y oo que no conservan normas de no propiedad de la tierra, de familias ampliadas y/o de produccién para el consumo. Conviene aclarar que el uso particular que aqui damos a la pala- ‘bra comunidad no significa que la palabra no pueda usarse de otra ‘manera. En efecto, la palabra se usa, por ejemplo, para designar al conjunto de los condéminos de construcciones de viviendas con ‘muchas unidades habitacionales; también para designar poblaciones pequeias, barrios; o para designar sociedades primitivas que ponian “todo en comiin”. La palabra es polisémica, esto es, s¢ usa en mu- chos sentidos. Los propios pueblos indigenas se refieren a si mismo como comunidades, pero sin distinguir come nosotros lo hacemos aqui. Por otra parte, vale decir que el concepto de comunidad tiene, para nosotros, y en los limites de este libro, el cardeter de un modelo o tipo ideal, De modo que el concepto sirve para hablar de ciertas socieda- des que, en su caso, tendrin mis 0 menos los rasgos de una comut dad, sin que tengamos obligacién de pensar que toda sociedad in« xgena, para serlo, debe mantener estos rasgos caracteristicos en su totalidad 0 absolutamente. Por el contrario, debemos pensar que los ‘modelos te6ricos nunca se dan en la realidad, 0 casi nunca, Sin em- bargo, la creacién de modelos tedricos, que han usado todos los cien- tificos sociales, ha sido desde siempre titil para comprender mejor las sociedades humanas, Por lo demas, dejaremos la discusién acerca de lo que debe enten- derse por “indigena” a la Antropologia, ya que la Teoria del Dere~ ‘cho no tiene nada qué ofrecer en ese campo. Diremos, solamente, que indio" es una categoria titil para nombrar un actor social que es producto de la conquista europea.’ En efecto, antes de esto no cabe hablar de “indios", sino de sociedades de las que sabemos mas bien poco, Si se nos acepta saltar el problema de la “indigenidad”, nos que- damos con observaciones que si nos son itiles para pensar el plura- " Debe ctrse agi a Severo Martinez Peliez_ un notable istoriadorgustemaltco, eu dios del tema, en La piri del evsll, en varia efelones, como Guatemala, Univgsia Fia1971. Sole su apo ala comprenstin dl problema, veae Ciro Cardoso, "Severo Mart hed Peery el eardter dl regimen colonia, en Carlos Spat Assadousan, Medos de producidn on America Latina, Mexico, asad y Presete, 1977p. 83 ¥ 8 0 lismo normativo: las comunidades indigenas americanas, muchas de ellas, usan normas que permiten la subsistencia de estos tres rasgos: familia ampliada, ausencia de propiedad privada sobre la tierra y produccién para el consumo. Interesan estas formaciones sociales, tal vez mas que los pueblos que han dejado de usar tales normas, porque lo que interesa es comprender e! mundo normativo indfgena ‘en aquello en que, precisamente, difiere del nuestro. Y en los pue- blos indigenas, las normas son mucho mas parecidas, en contenido, alas nuestras. Mientras que en las comunidades son mucho mas dis- tintas 3. Las comunidades Lo primero que podria decirse, es que algunas de estas formacio- nes sociales que lamamos indigenas, conservan unas normas espe ciales, que obligan a los comuneros organizarse en familias amplia~ das, a no reconocer propiedad privada sobre la tierra, y a producit para su propio consumo y no para cambiar. Pero muchos grupos in- dligenas, en cambio, o bien ya no se organizan en familias ampliadas, co bien reconocen propiedad privada de la tierra, o bien producen para el comercio, y han dejado de usar las normas pertinentes. Llamare- ‘mos, como hemos dicho, a los primeros grupos comunidades y a los segundos pueblos indigenas. Conviene, antes de seguir, insistir acerca del uso de estos térmi- nos: “comunidad” y “pueblo”, Ambas palabras son polisémicas, esto ¢s, se usan en distintos contextos con distinto significado, “Comuni- dad”, obviamente de “comin”, se usa de muchas maneras. Por ejern- plo, para hablar de una comunidad de hablantes, y entonces se reficre al conjunto de individuos que usan un lenguaje comiin; para hablar de los bienes de! matrimonio, que son “mancomunados”; para ha- blar de sociedades primitivas “comunidad primitiva”; para hablar de ‘Pequctios conglomerados humanos, como poblados pequeios; pero también de la “comunidad de naciones” o “comunidad internacional”, ‘que es la manera de hablar del imperialismo norteamericano, cuan- {do quiere decir que sigan pais que ha sido destinado a ser invadido, n

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