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Magueta: RAG Jerpbnigh eete Dure se genes, 1+ edie: 1985 2 edicibn: 1998 3. edicidn: 2001 © Ediciones Akal S.A. 199982001 ‘Sector Forest, 1 28760 Tees Canes Madrid = Espans Tels 91 806 19 96 Fax: 91 808 4 Depésito legal: M-40.5 Timpreso en Materprin, SL Colmenar Viejo (Mae) PIERRE BOURDIEU {QUE SIGNIFICA HABLAR? 465448 L mL, INTRODUCCION INDICE ECONOMIA DE LOS INTERCAMBIOS LINGUISTI- COS... I. La produccién y reproduccién de ia lengua lesitima 2. La formacién de precios y la prevision de beneficios LENGUAJE Y PODER SIMBOLICO 1. Ellenguaje auiorizado: las condiciones sociales de 1a eficacia del discurso ritual Deveeseee Los rritos de institucién La fuerza de ‘a representacion Describir y prescribir: las condiciones de posibilidad y los limites de fa eficacia politica ANALISIS DE DISCURSOS . 1, Censura y formalizacion 2. Elddiscurso «importante»: algunas reflexiones socio légicas sobre «Algunas observaciones criticas en tor- no a “Leer el Capital””» 3. La retorica del cientifismo: coniribucién a un andl sis del efecto Montesquieu 105 134 152 INTRODUCCION Enel ensayo para introduciren Filosofia el concepto de magnitud negativa, Kant imagina un hombre de diez grados de avaricia que se ésfuerza en doce grados en amar a su préjimo mientras que otro, avaro de tres grados, y capaz de una intencién similar de siete grados, pro- duce una accidn generosa de cuatro grados; para concluir que él pri- mero es moralmente superior al segundo aunque, medido por el acto dos grados contra cuatro—, sea indiscutiblemente inferior. Quizd deberiamos someter a un analsis aritmético semejante los méritos para juzgar los trabajos cientificos... Las ciencias sociales, sin lugar a du- das, estin al lado del avaro de diez grados y seguramente se tendria luna apreciacién mas justa de us méritos si se supiera tomar en cuen- ta, como Kant, las fuerzas sociales sobre las que deben triunfer. Lo ue nunca es tan cierto como cuando se trata del objeto de esa disc!- plina cuyo imperio se ejerce sabre el conjunto de las ciencis sociales, esa lengua una e indivisible, fandada, segtin Saussure, en la exclusion, de toda variacion social inherente, o, segiin Chomsky, sobre el privi- legio concedido a las propiedades formales de la gramatica en detri- mento de las coerciones funcionales, Por haber emprendido, un poco antes del acmé de la moda, un trabajo académico —que’afortunadamente no lleg6 a publicarse nunca donde me apoyaba en una «lectura» metédica del curso de Linguistica general para intentar fundar una «teoria general de [a cul- turap, he sido quizas mds sensible que otros a los efectos ms visibles del dominio ejercido por esa cisciplina soberana, tratese de transcrip- ciones literales de escritosteéricos, de transmisibnes mecdnicas de con- ceptos tomados en su valor parcial o de simples imitaciones que, al disociar el opus operatum del modus operandi, conducen a reinier- pretaciones inesperadas, a veces estrafalarias. Pero esta resistencia a las modas mundanas no tiene nada que ver con una negativa que pue- da autorizar la ignorancia: siempre he crefdo que la obra de Saussu- Fe, y, posteriormente, cuando para mi resulté manifesta la insuficien- 6 cia del modelo de la palabra (y de la practica) como ejecucién, Ia de ‘Chomsky, que reconoce un determinado rango a las disposiciones ge- neradoras, plantean a la Sociologia cuestiones fundamentales. Lo qué no es dbice para que todas esas cuestiones s6lo alcancen sus maximas potencialidades a condicién de salir de lo limites inscri- tos en la propia intencidn de la lingiistica estructural como teoria pu- ra. En efecto, todo el destino de la lingifstica moderna se decide en el acto de fuerza inaugural por el cual Saussure separa la «linguistica externa de la «lingiifstica interna», y, reservando a esta tltima el tulo de linguistica, excluye de esta disciplina todas las investigaciones {que relacionan la iengua con la etnologia, excluye la historia politica de los que la hablan o incluso la geografia del ambito en que se habla, ya que no aportaria nada al conocimiento de la lengua considerada én si misma. Nacida de la autonomizacién de la lengua con relacién a sus condiciones sociales de produccién, de reproduccién y de uti zacién, la lingiistica estructural, al convertirse en la ciencia dominante en las ciencias sociales, necesariamente tenia que ejercer un efecto ideo- légico, dando apariencias de cientificidad a la naturalizacion de esos productos de la historia que son los objetos simbélicos: la transmi- sidn del modelo fonolégico fuera del campo de la lingiistica tiene por efecto generalizar al conjunto de los productos simbélicos, taxinomias de parentesco, sistemas miticos u obras de arte, esa operacién inau- gural que ha hecho de esta ciencia la mds natural de las ciencias socia- les separando el instrumento lingiiistico de sus condiciones sociales de produccién y de utilizacién. Es obvio que las diferentes ciencias estaban desigualmente predis- puesta a recibir este caballo de Troya. La relacién particular que une al etndlogo con su objeto, la neutralidad de wespectador imparcial» ‘que confiere el estatuto de observador ajeno, convertian a la etnolo- sia en victima clegida. Por supuesto, con la tradicidn de la historia del arte o de la literatura: en este caso, la importacién de un método de andlisis que implica la neutralizacién de las funciones no hacia mds ue sancionar el modo de aprehensidn de la obra de arte que desde siempre viene exigiendo el experto, es decir, la disposicién «pura» y puramente «interna» con exclusion de toda referencia «reductora» @ ‘«lo externon; asi como el oficio religioso, pero en otro ambito, la se- miologia literaria ha elevado el culto de’la obra de arte a un grado de racionalidad superior sin modificar sus funciones. Fn todo caso! Ja puesta entre paréntesis de Jo social que permite tratar la lengua u tro objeto simbélico como finalidad sin fin, ha contribuido no poco al éxito de la lingiistica estructuralista, otorgando el encanto de un juego intrascendente a los ejercicios «puros» de un andlisis puramen- te interno y formal. Por tanto, el hecho —tan cuidadosamente rechazado por los lin- uistas y sus imitadores— de que «la naturaleza social de la lengua» sea «uno de sus caracteres internos», y de que la heterogeneidad sea inseparable de ella, es algo de lo que debemos sacar todas sus conse- ‘cuencias con perfecta conciencia de los riesgos que semejante empre- 7

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