SENTARSE, GUARDAR LA COMPOSTURA Y LLORAR
ENTRE LOS ANTIGUOS NAHUAS
(EL CUERPO Y EL PROCESO DE CIVILIZACION)!
PABLO ESCALANTE
Instituto de Investigaciones Eséticas, UNAM
SENTARSE
Yerichacayoll: fray Alonso de Molina registra en su vocabulario esta voz
nahua que quiere decir “callos que se les hacen a las mujeres encima de los
pies de estar moliendo en metlatl”? No es la tinica referencia que tenemos
al uso de los pies en el proceso de trakajo entre los antiguos nahuas;
Motolinia habla con detalle de la fabricacion de navajas de obsidiana, ¢
indica de qué manera el niicleo era sostenido con los pies mientras se
realizaba la percusién con las manos.’ Tampoco es la nica referencia a las
hhuellas que el trabajo dejaba en el cuerpo: los mercaderes, que recorrian
fabulosas distancias caminando, frecuentemente padecian de agrietamien-
toy heridas en los pics Pero la lesion o marca a que se refiere el vocabulario
de Molina llama la atencién porque resulta de permanecer el cuerpo en
‘una misma postura durante mucho tiempo.
Las mujeres nahuas (asf como las otras mujeres mesoamericanas)
pasaban una buena parte de su tiempo dedicadas a tres tareas basicas: hilar,
icjer y moler en el metate. Las tres labores obligaban a la mujer a perma.
necer sentada frente a Ios instrumentos. En los casos del tejido y la
‘molicnda, las propias técnicas exigfan una determinada posicidn; invaria-
bblemente la mujer debfa plegar ls piernas y sentarse sobre sus talones. Los
empeines quedaban directamente en contacto con el piso y expuestos al
roce producido por el ir y venir del tronco y los brazos, especialmente
intenso en la accién de moler.
" Este texto es un avance de I investgacién B uerpoy el gto entre los antiguas nahues,
‘que ser presenta como tesis de doctorado en la Facultad de Filosofia y Letras de a UNAM
Molina, p. 28» (espaiolnauad),p.34€ (nseathespanel).
' Motolines, pp. 75:77. Sahagin, con menos detalle, proporciona el mismo dato, p. 572
* Sahagin, pp. 506, 593
443444 COREENCIAS, PREJUICIOSY SU EXPRESION
Los cuerpos tuvieron que suftir una adaptacién a esa postura (como
se adaptan a cualquier otra postura rutinaria) el callo es, precisamente, una
muestra de la adaptaci6n. También nos remite a la idea de la adaptacién el
hecho de que aquélla se haya convertido en una postura habitual de reposo.
Cuando los cédices de tradicién nahua representan a la mujer madura, la
dibujan sentada sobre sus piernas plegadas, y gencralmente en actitud de
conversacién. Es decir, la representan igual que cuando esté trabajando.5
Es interesante sefialar que manuscritos pictogréficos indigenas muy tar-
‘dios, como los cddices lamados Techialayan,® persisten en la representacién
de la mujer sentada sobre los talones mientras conversa con su marido.”
‘También en la escultura en piedra de la época prehispanica encontramos
abundantes ejemplos de esta préctica.
A los hombres, en cambio, nunca los veremos detrés de un telar 0 de
tun metate, sas eran labores femeninas y, como sabemos, en la sociedad
prehispénica habfa una divisin muy estricta de las tareas que correspon:
dian a cada uno de los sexos, a tal punte que relacionar a un hombre con
el metate se hacia para expresar sarcasmo.§ Conozco un solo caso en el que
aparece un hombre junto al metate: los ilustradores del Cédice Florentino
retratan a un orfebre moliendo mineral con ese instrumento; sin embargo
el hombre acomete la tarea en una posicién completamente distinta a la
‘que utiliza la mujer para moler la serail?
Los hombres tampoco se sicntan sobre sis talones cuando reposain Su
posicién habitual es sentados en cuclillas. Cualquiera que haya tenido
cierto contacto con comunidades indigenas sabe que todavia el dia de hoy
las cucillas son muy comunes entre los hombres; asf se sientan los indios.
Las fuentes del siglo xvt ya dan testimonio de ello. Cervantes de Salazar se
refiere a las cucdillas diciendo “a la manera que los indios se sientan”,!® y
refiere como una costumbre extratia que los indios son capaces de perma-
necer todo un dia sentados en cudillas.! También en las pictografias
encontramos esta postura.!2
Ahora bien, independientemente de que la diferencia en las formas
de sentarse tuvieran su origen, por lo menos parcialmente, en el proceso de
trabajo, el hecho es que tal diferencia pas6 a formar parte del repertorio
de los rasgos que distingufan a los sexos, junto al quexquémitl la trenza oa
5 Vease, por ejemplo, el Cédie Xt y el Céte Mogiabcchiane, ambos de siglo
“ Fechados por Robertson como del siglo xvi, Robertson, "Mexican manuscript", pp
190-195
? Vease, por ejemplo, el Codex Zempoata
8 Bscalante, “Insultosy saludos... p. 34,
° adie Fleventino, bro TX, pp. 31 ¥y 82.
°° Cervantes de Salazar, p. 144
Nia, p12,
"8 Véase, por ejemplo, Cir Maglibechiano, p76 vEL PROCESO DE CIVILIZAGION ENTRE LOS ANTIGUOS NAHUAS 445
la manera de hablar. La sociedad nahua tradujo sus diferencias sociales
en diferencias de conducta corporal, y asi el cuerpo reflejaba inequivoca.
mente la edad, el sexo, la riqueza y el rango. De hecho, la referencia al
cuerpo (aspecto, postura, movimientos, vestido, adorno y otros habitos)
como factor de identficacién grupal, comenzaba con la comunidad nahua,
‘en oposicién a las otras comunidades étnicas del México antiguo,
Banaarie y crvnizacion
‘Cuando los nahuas hablaban de los extranjeros no dejaban de referirse al
cuerpo, y en parte era alli donde cifraban la diferencia: alos matlatzincas
Jos lamaban quaguata, haciendo alusién a un rasgo de su apariencia que
consistia en traer una red cefiida a la cabeza como una cinta.! A los
hhuaxtecos los definfan y rechazaban como imptidicos, insistian en que no
se cubrian el cuerpo debidamente y en que eran lujuriosos;!® también
resaltaban, en su definicin de los huaxtecos, que la gente del Golfo se teifa
el pelo de colores y se limaba los dientes.!® A los yopes de Guerrero, a
quienes consideraban muy primitivos,” los pintaban desnudos, ojerosos,
con créneos anormalmente alargados.1* A los otomfes, como a los huaxte.
0s, los criticaban por ser muy aficionados a las relaciones sewales, y les
reprochaban con especial irritacién que se adornaran y pintaran el cuerpo
sin tener un motivo especial y sin seguir criterio alguno que no fuera
~decfan los nahuas— su capricho y su gusto por el adorno;!” ademas, decfan
de los otomfes que eran muy flojos, que “andaban hechos unos holgaza-
nes”, y que eran sumamente torpes, a tal punto que las mujeres “no sabian
ponerse bien las nahuas, ni el huipil”.® De Jos mazahuas afirmaban que
18 Haba diferencias en a forma de hablar ye amonestaba, por ejemplo, al hombre.
waa “palabras mujeres" Escalante "inslory dons; p. $40 ot
*«Sahagiin,p. 605.
"5 Idem, pp. 607608,
"9 Yaem pr 607.
"Ze, 608. Los informantes de Sahagir aden alos yopescon el nombre time,
que simplemente quiere der “hombres de otta aac’; pero ininediatamente alara ue
lesan tine po sex ppolca- El tri poole Gene darasconotaones peyote
(protablemente su etimologta implique concepios como torpe y destructor, Sshagin
Molin lo raducen conn “atbare! * 7 ,
"Cadi Tudela, p75
® Sahagsn, pp. 62-60. Vale la pena transribr el pasaje que se refiere al atuendo y al
adoro: “nicl ter codiciosos de dies, y ast Ins conas que les parecen bonitas y gracioeas
‘odcanls tanto que aunque no ls hayan menester ls compran: Estos dichos otaastes Coan
pie ms ran canto vein at 2s pon ing ptenecesolentea
tos sefiorsy principales lo tomaban y se lo vestan,y ponianselo tan mal yal desgaie [J
(p03).
°° dem, p. 605
Facundo Tomás, Escrito, pintado (Dialéctica entre escritura e imágenes en la conformación del pensamiento europeo). Segunda edición, corregida y aumentada Madrid, Antonio Machado Libros, 2005, Colección “La balsa de la Medusa”, 423 páginas.