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SALVADOR GINER

HISTORIA DEL
PENSAMIENTO
SOCIAL

EDITORIAL ARIEL, S. A.
LA ILUSTRACIÓN 289

dad iniciada por el Renacimiento 2 en todos los terrenos, tanto en


el arte —el neoclásico— como en la filosofía —materialismo,
deísmo— como en cualquier otra esfera. Empero, esa continuación
lleva a nuevos planteamientos. Por ejemplo, la veneración por la
autoridad de los clásicos sufre una fuerte quiebra, con la conse-
cuencia de que la capacidad de la crítica libre de las instituciones
sociales contemporáneas se verá incrementada.
Como decimos, en el terreno político la época es la del absolu-
CAPÍTULO IX tismo —no despotismo— ilustrado. Frente al absolutismo clásico
o tradicional, el del siglo x v m se caracteriza, sobre todo en cier-
LA ILUSTRACIÓN tos países como Francia, Prusia, Inglaterra y también España,
por: 1) una reducción considerable de la inhumanidad en el trato
de los gobernados, 2) un gran fomento de la educación popular
§ 1. ILUSTRACIÓN Y ABSOLUTISMO ILUSTRADO. — Bajo el apogeo del (sobre todo si se compara con los tiempos anteriores), 3) un desa-
absolutismo moderno surgen las primeras teorías democráticas rrollo del proceso de igualización de los subditos frente a la ley,
de la cosa pública. Spinoza es un ejemplo. La Revolución inglesa, 4) la afirmación cada vez más intensa de la libertad religiosa, 5) la
dulcificación del derecho penal y la limitación de la tortura
y sobre todo la consolidación definitiva de sus logros tras 1688,
judicial. 3 Cada uno de estos rasgos se verá representado de modos
otro. A principios del siglo XVIII se establece un compromiso entre diversos en el presente capítulo, según los autores, las escuelas
los soberanos y las nuevas corrientes que piden un gobierno si no o los grupos de los que vayamos dando fe. Sin embargo, es de
popular, por lo menos de algún modo dedicado al pueblo. Ese rigor subrayar que, por sí mismas, las características enumeradas,
compromiso produce 'o que se ha llamado «absolutismo ilustra- más representan la filosofía social ulterior a la del absolutismo
do», u n gobierno paternalista, fomentador de la riqueza nacional ilustrado que a éste mismo; los monarcas del XVIII —con la excep-
y más tolerante de la libre circulación de las ideas. Pero la nueva ción inglesa— lo son en toda la extensión de la palabra y pretenden
fórmula política, a pesar de su éxito inicial era demasiado con- gobernar, como dice el tópico, para el pueblo, pero sin él. Es
tradictoria para poder durar mucho. Por eso el siglo XVIII pre- más, los príncipes de esa época ven incrementado su poder por
sencia la Revolución americana y sufre el embate de la francesa. el socavamiento progresivo de la estructura feudal, por ellos mis-
Para que todo esto ocurra ha tenido que producirse un cam- mos fomentado; las corrientes humanitarias dan un valor moral-
bio de mentalidad, que es lo que Paul Hazard ha llamado «la mente más constructivo a su poder, pero éste aumenta hasta el
crisis de la conciencia europea». 1 Esa crisis estaba ya pre- máximo; la máquina de un estado cada vez menos vinculado al
parada por las obras de Descartes, Hobbes, Spinoza, Leibniz, pueblo por sufragio o tradición legitimadora va creciendo y exten-
así como por el crecimiento de la ciencia experimental en diéndose a todos los confines de los reinos.
general y por el proceso de secularización y aburguesamiento que La intensa labor de los científicos y racionalistas renacentistas
alcanza a varias capas sociales. Antes de que llegue a estas últimas y del siglo x v n se deja sentir plenamente a lo largo de todo el
hay unos lustros escasos en que el cambio de actitud se hace XVIII. Esto es cierto en dos sentidos, en lo que respecta a la
patente en el seno de grupos relativamente numerosos, más que creencia en el progreso del género humano y en el que se refiere
en escritores solitarios. Esos grupos se organizan en academias, a la confianza en la razón. Ambos son el haz y el envés de la
institutos, laboratorios, salones, cortes, y relegan la universidad a misma cosa, la fe en las capacidades morales e intelectuales del
un momentáneo segundo plano. La nueva actitud que caracteriza hombre. Así, en lo que afecta al progreso, los hombres de la
a todos ellos es la de un racionalismo que podríamos llamar Ilustración —nombre que recibe este período— comienzan a pen-
militante, basado en una gran confianza en las facultades de la sar que la sociedad puede ser cambiada de acuerdo con los prin-
mente humana. En realidad lo que ocurre —después de la larga cipios universales de la razón, y que puede por lo tanto ser mejo-
época de las luchas de religión— es una continuación de la activi- rada indefinidamente. Según ellos la historia toda es un ejemplo
del avance progresivo de la condición humana. Este hecho mental
es quizás el más importante de todos los acaecidos en la historia
1. La crise de la conscience européenne. Paul Hazard. París, 1935. Sin embargo,
otros autores han puesto de relieve la continuidad de esta época con el 2. Ibid., pp. 290 y sig. Para un estudio de las contradicciones internas del
pasado y hasta la afinidad existente entre la Edad de Voltaire y la de santo espíritu de la Ilustración y sus ccnsecuencias posteriores, M. Horkheimer y
Tomás de Aquino, ambas a la busca de un orden armónico, cf. Cari Becker, T. W. Adorno, Dialektik der Aufklarung, Nueva York, 1944.
The Heavenly City of the Eighteenth Century Philosophers, Universidad de 3. Estos caracteres son indicados por Marcel Prélot, Cours d'histoire des
Yale, 1932. ideen politiques, Notas de curso. París, 1957-1958, p p . 186-187.
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de las ideas de la Época de las Luces (como también se le llama). gua son significativos y su presentación somera nos hará retro-
Le dedicaremos la atención que pide acto seguido. Por otra parte, traernos momentáneamente a épocas anteriores de la filosofía
la confianza en la razón puede verse en la gran actividad cientí- social occidental.
fica que presencia el siglo x v m y, muy significativamente, en los A pesar de la fertilidad de los griegos en el terreno social, la
intentos de aplicar los criterios de las ciencias naturales a todas idea del progreso les era ajena. En su lugar, y reiteradamente, se
las zonas del saber teórico o técnico: dogmas religiosos, supers- ha indicado la boga de la creencia en una Edad de Oro y de una
ticiones, psicología de las pasiones, construcciones militares y ci- subsiguiente degeneración paulatina de la raza humana. Junto a
viles. Además, el racionalismo del siglo x v m entiende la razón ella vimos también una concepción cíclica, representada ejemplar-
como una facultad que crece con la experiencia. En el siglo ante- mente por Polibio, que excluía del mismo modo toda idea de
rior la razón era la vía hacia los primeros principios y su modo progreso constante. El griego, por boca de Sófocles entre otros,
solía ser deductivo. La Ilustración es la época de la inducción y admira al hombre como dominador de la naturaleza y descubridor
en especial de la descripción. La filosofía social recibirá un gran incesante. Pero ni siquiera el mito prometeico llega a implicar
impulso del espíritu observador y clasificador de los ilustrados. progreso. La idea de progreso quedaba excluida por la de moira,
Los ilustrados no sabrán avanzar si no es rodeados por el mundo mal traducida por hado o fatalidad. La moira, desde Homero
de los fenómenos comprobados u observables; la especulación hasta los últimos estoicos, significaba un orden fijo del universo, y
tiende a concebirse siempre con mediciones y pruebas previas o entrañaba una filosofía de aceptación y resignación a ese orden.
correlativas. Cada período histórico tiene unos criterios para la Fue precisamente un estoico, como vimos, Séneca, el único que
verdad; entre los de la Ilustración descuella el viejo principio de insinuó un esquema de progreso, pero no una verdadera teoría.
nihil est in intellectu quod antea non fuerit in sensu. Mas no toda Quienes más se acercaron a una actitud que pudiera llamarse
la filosofía del siglo x v m es sensualista, aunque sí es cierto que progresista fueron los epicúreos, que no en vano habían adoptado
el materialismo sensualista sea una de las concepciones predo- la concepción de Demócrito. Los epicúreos rechazaron la doctrina
minantes. En realidad la Época de las Luces testimonia una multi- de la Edad de Oro y la degeneración subsiguiente. El mundo esta-
plicación de escuelas filosóficas como no se había visto desde la ba formado por átomos, sin que en ello interviniera Dios. Los
Grecia clásica. hombres habían comenzado siendo bestias y habían alcanzado
penosamente su estado de civilización, sin design o providencial
§ 2. Los ORÍGENES DE LA IDEA DEL PROGRESO. — Según ha puesto alguno, mediante el uso de su entendimiento y ie su ingenio.
de relieve Bury, la idea del progreso humano Lucrecio vio lúcidamente que la historia de la 1 imanidad era
también la historia de sus inventos y conquistas. Sin embargo
es una teoría que entraña una síntesis del pasado y una profecía del los epicúreos no esperaban que continuara el procesa de mejora,
futuro. Está basada en una interpretación de la historia que entiende y creían que su filosofía era la cumbre del saber.
que los hombres avanzan lentamente... en una dirección definida y de- El historicismo de los Padres de la Iglesia y de san Agustín
seable, e infiere que ese progreso continuará indefinidamente. Supone abrió nuevas perspectivas. La historia tenía un movimiento provi-
que... en último término, se gozará de una condición de felicidad gene-
ral, la cual justificará el proceso entero de la civilización, pues, en otro dencial cuyo propósito era que una pequeña proporción del géne-
caso, la dirección no sería deseable. Hay además otra implicación. Ese ro humano pudiera salvarse en el otro mundo. Al final de la
proceso debe ser la consecuencia necesaria de la naturaleza psíquica y historia había un Día del Juicio. En la Edad Media la historia
social del hombre; no puede estar a merced de ninguna voluntad exter- no se entiende en forma natural, sino como desarrollo de un plan
na; si no fuera así no habría garantías de que continuara y desembocara divino. Aunque la creencia en la Providencia no sea incompatible
en su fin, y la idea del Progreso se perdería en la idea de Providencia.' con la del progreso, lo cierto es que el Medioevo desconoce la
segunda y se abraza a la primera. Lo importante es que, impulsa-
La creencia en el progreso se fue extendiendo sin cesar, hasta da por la tradición hebrea, la creencia en la Providencia desbanca
que vino a ser un supuesto básico para muchas mentes modernas a la teoría griega de los ciclos, y la sustituye por una concepción
y un componente esencial de aquellas ideologías que han venido más lineal de la historia. También existen excepciones en la Edad
a darse a sí mismas el nombre de progresistas. Se convirtió así Media, al igual que Lucrecio y, sobre todo, Séneca en la Antigua;
en idea legitimadora de las revoluciones modernas. No obstan- Roger Bacon (1214-1294) escribió un Opiis maius cuya finalidad era
te, dicha idea no surge con plenitud hasta los albores de la Época la reforma de la enseñanza superior y la introducción de un pro-
de las Luces aunque sus precedentes a partir de la filosofía anti- grama de investigación científica en las universidades. La obra
del Bacon medieval responde a una confianza en la capacidad del
4. J. B. Bury, The Idea of Progress. Nueva York, 1955 (].» ed.. 1932), pp. 1-126.
hombre por mejorar su condición en la tierra, pero para él el
Para un relato más reciente, R. Nisbet, Hístorv of the Idea of Progress, Nueva fin supremo es aún la consecución de la felicidad ultraterrena.
York, 1980. Las limitaciones de las aspiraciones mundanas de Roger Bacon
292 RENACIMIENTO, REFORMA E ILUSTRACIÓN LA ILUSTRACIÓN 293

muestran cuan difícil era que la idea del progreso hubiera surgi- La idea del progreso surgió en el seno de lo que podría llamar-
do en la Edad Media. se el espíritu cartesiano. El mismo título que Descartes quería
Ésta comenzó a perfilarse durante los tres siglos aproximados dar a su Discurso del Método, «Proyecto de una ciencia universal
que tardó Europa en pasar de la Edad Media al mundo que lla- que pueda elevar nuestra Naturaleza al más alto grado de Perfec-
mamos moderno. Si tomamos una de las mentes más preclaras ción», es elocuente. Descartes creía con Bacon en que la mejora
de ese período, Maquiavelo, veremos que su concepción de la material y moral del hombre podía ser lograda por la ciencia
inmutabilidad de la naturaleza humana no permitía tampoco que y la filosofía. Blaise Pascal (1623-1662) insistió en ello y añadió que
medrara la idea; sin embargo, los logros de la ciencia estable- la historia de la humanidad entera podía comprenderse como la
cerían nuevas perspectivas. La astronomía copernicana, sobre de un solo hombre que fuera aprendiendo a lo largo de toda su
todo, cambiaría el punto de mira del hombre moderno, y las inves- vida. Pero la secta jansenista de Port Royal des Champs, a la
tigaciones fisiológicas de hombres como Servet y Harvey entraña- que pertenecía Pascal, atacó los aspectos racionalistas de Descar-
rían una revisión de la vieja antropología. En teoría social, Jean tes, después de haber admitido —contra los jesuítas— la filosofía
Bodin es el que rompe el hielo; al igual que los epicúreos de an- cartesiana. Cuando su influjo declinó, la visión cartesiana de la
taño, Bodin desdeña la creencia de una Edad Dorada y la degene- naturaleza volvió a surgir con redoblada fuerza. A ella se añadió
ración posterior, y la de las Cuatro Monarquías —que como vimos la teoría justamente calificada de optimista de Gottfried Wilhelm
aceptarían todavía ciertos grupos revolucionarios puritanos en Leibniz (1646-1716), según la cual éste es el mejor de los mundos
Inglaterra—. En vez de ello desarrolla un esquema histórico se- posibles. Según él, el Creador había escogido el mejor mundo
gún el cual ha habido tres grandes períodos; el primero ha pre- antes de hacerlo. Si hubiera elegido uno en que los mortales
senciado el predominio de los pueblos orientales, el segundo el de fueran menos infelices no sería el mejor mundo posible, pues
los mediterráneos y el tercero el de los del Norte de Europa. El Dios había de tener en cuenta necesariamente los intereses, no de
primer período está dominado por una actitud religiosa, el segun- nuestra pequeña tierra, sino los del cosmos en su totalidad. El
do por la sagacidad práctica y el tercero por la inventiva, combi- optimismo cósmico de Leibniz es, pues, el colofón para que
nada con el arte de la guerra. Este crudo esquema, empero, deberá surja, clara y distinta, toda una teoría del progreso moral y
encontrar su eco en Hegel y Comte, como nos será dable ver. Las material de la raza humana.
consideraciones de Bodin para justificarlo no son providencialis-
tas ni teológicas, sino geográficas, psicológicas y económicas, lo § 3. LA QUERELLA DE LOS ANTIGUOS Y MODERNOS Y LA CONSOLIDACIÓN
cual confiere toda su importancia a su aportación. Pero aún hay DE LA IDEA DEL PROGRESO. — La idea del progreso salió definitiva-
más: Bodin cree que una mejora de la condición ética del género mente consolidada de una vasta —y no siempre seria— polémica
humano, y sobre todo, en el nivel de sus conocimientos, a pesar literaria. Empezó hacia 1620 con el poema satírico de Alessandro
de todas las vicisitudes y altibajos de la historia. Otro francés, Tassoni La seccha rápita, en el que su autor atacaba a algunos
Louis Le Roy, publicó su De la vicissitude ou varíete des choses pensadores y poetas del pasado. En 1627, un sacerdote inglés,
de l'univers, en 1577, en el que afirmaba también la dignidad de George Hakewill, atacó «el error común respecto la degeneración
la era presente, que sobrepasa a las anteriores en algunos terrenos, perpetua y universal de la Naturaleza». Poco después de la fun-
como en el conocimiento geográfico del mundo. Aunque Le Roy dación (1635) de la Academia Francesa, el escritor Boisrobert
no niega la Providencia, su obra exulta de confianza en el hom- parece haber recogido las ideas de Tassoni; su ataque contra
bre y en su porvenir. Homero desencadenó la llamada «querella entre antiguos y mo-
dernos». Un bando afirmaba que el hombre contemporáneo podía
Francis Bacon insistió en que la utilidad era el fin del conoci- medirse con los antiguos en excelencia, y que las fuerzas de la
miento. Bacon lo hacía, además, a sabiendas de que ello represen- naturaleza y las del hombre eran inagotables, capaces de reno-
taba romper abiertamente con el pasado. El aumento de la feli- vación y de superación. El otro lo negaba. Sin embargo, las posi-
cidad de los hombres y la mitigación de sus sufrimientos se ciones no estaban demasiado claras; algunos, como Saint Sorlin,
convierte en el objetivo primordial del proceso cognoscitivo; la llevados por el fanatismo religioso, atacaban a los «antiguos»,
interpretación de la Escritura, o el saber metafísico mismo, que- para justificar su fe, cuya época histórica era posterior a la clá-
dan relegados. Su utopía, la Nueva Atlántida, representa un es- sica. Pero los más decididos eran quienes apoyaban el espí-
tado gobernado por hombres de ciencia y según los principios ritu científico de la época, sobre todo después de la aparición del
de la ciencia. El contraste con la República de Platón consiste Discurso del Método (1637) y de la influencia de Bacon, que puede
en que la sociedad baconiana es dinámica, dispuesta a la correc- verse en la obra de Glanville, en defensa de la Royal Society, Plus
ción de las instituciones y al cambio. En este sentido, como Ultra, o el progreso y avance del conocimiento desde la época de
utopista, Bacon contrasta también con todos los demás de su Aristóteles.5
época, aunque mucho menos agudamente que con el inmovilismo
social platónico. 5. Ibid., pp. 78-92.
LA ILUSTRACIÓN 295
294 RENACIMIENTO, REFORMA E ILUSTRACIÓN
la querella de los antiguos y modernos había dejado el fruto de
En 1687 el fabulista Charles Perrault (1628-1703) publicó su una aceptación general de la existencia efectiva del progreso, y en
Paralelo de los antiguos y de los modernos, en el que concluye muchos círculos de su proyección hacia el futuro. A lo largo del
que en líneas generales los modernos son superiores en saber siglo XVIII, la concepción del progreso se fue haciendo más com-
y ciencia a los hombres anteriores. Perrault se acercó mucho pleja. Primero, el abate de Saint-Pierre compara, al estilo de Fon-
a una teoría del progreso, pero no la alcanzó, puesto que su obra tenelle, el progreso con la vida de un hombre, pero afirma que la
no hace previsiones de futuro. Ésta aparece por vez primera en raza humana no envejece; en sus Observaciones sobre el progreso
Fontenelle (1657-1757), hombre imbuido por el esprit géometrique continuo de la razón universal (1737) afirma que el género humano
de Hobbes y Spinoza, en su versión francesa cartesiana. Aunque está aún en la infancia de su saber. A pesar del simplismo de su
la había iniciado ya en escritos anteriores, Bernard Le Bovier de expresión, el abate de Saint-Pierre ya comenzó a percibir una dife-
Fontenelle la planteó en su Digresión sobre los Antiguos y Moder- rencia entre el concepto de progreso científico y el concepto de pro-
nos, aparecida en 1688, y ello en términos naturalistas. Si los greso moral; según él, el segundo depende del perfeccionamiento
árboles y las fieras de la era clásica no eran mayores ni mejores de la política y de la ética, tratadas como ciencia. Sugiere así que
que los contemporáneos, dice irónicamente, ello se debe a que los hombres más capaces de las academias se pongan a trabajar
la naturaleza es la misma y no se ha deteriorado; e] hombre, en las ciencias que hoy llamamos sociales. Sin embargo, para él,
parte de ella, tampoco ha empeorado su cualidad. Los antiguos el camino del perfeccionamiento no puede ser otro que el seña-
eran hombres iguales a nosotros, de nuestra misma estirpe. lado por el absolutismo ilustrado. Después de la obra de Saint-
Entonces ¿en qué se basará el avance del hombre? En las condi- Pierre, la idea del progreso se dispersa de tal modo que no es
ciones externas de su vida que son, según él, el transcurso del fácil aislarla y seguirla con independencia de otras que preside
tiempo, las instituciones políticas y la situación social en general. o en las que está subsumida pues empieza a formar parte de las
El transcurso del tiempo es fundamental, pues las instituciones nuevas concepciones de la historia de los esfuerzos enciclopedis-
sociales pueden hacer que decaigan los logros alcanzados en u n tas, de la elaboración de una nueva economía política y del
momento determinado. Pero a la larga, la mente humana volverá pensamiento revolucionario, en fin.
a recuperarse, y seguirá el proceso. Perrault lo ve como intermi-
nable y, a la vez, como verdadera interpretación de la historia.
Ahora bien, Perrault considera que el tiempo histórico es dife- § 4. Vico Y LA NUEVA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA. — El triunfo de
rente del psicológico, reflejado en la conciencia de los pueblos, de la idea del progreso exigía la construcción de una teoría del mis-
modo que la tradición se desvaloriza, sobre todo como criterio mo, y esta última, la revisión de las concepciones aceptadas de
legitimador de las instituciones. 6 En 1686 Fontenelle publicó un la historia, la interpretación de la historia según nuevos módulos.
libro pionero en el arte de la popularización de la ciencia, las Ésa fue la tarea de Giambattista Vico (1668-1744), el sabio napo-
Conversaciones sobre la pluralidad de los mundos, que tuvo un litano fundador de la moderna filosofía de la historia. Hasta la
éxito inmenso. En él, entre otras obras de Fontenelle, aparecían publicación de su Scienza Nuova (1725), los grandes pensadores
algunas de las ideas básicas de su Digresión, y se popularizaban sociales habían participado del convencimiento de que el conoci-
entre el público educado de su tiempo. Su crítica del saber antiguo miento de la historia era una ayuda necesaria para la teoría polí-
fue devastadora mientras que sus ideas acerca del progreso pasa- tica, así como para adentrarse en los secretos de la conducta
do y del futuro, se iban convirtiendo en las ideas de toda la humana. Pero para ellos la historia no era una ciencia con un
Europa ilustrada. fin en sí misma, sino un instrumento. Vico le dio sustancialidad y
Por su parte, el eco de Perrault fue sentido pronto en Inglate- halló para ella un método propio. Éste surge de su reacción con-
rra, así como el de su oponente, Boileau. Sir William Temple tra algunos de los supuestos básicos del cartesianismo imperante.
escribió un libro con el inevitable título de Ensayo sobre la Así, Vico se enfrenta con la indiferencia que mostraban los auto-
sabiduría antigua y moderna (1690) y Wotton unas Reflexiones res de su tiempo hacia los datos proporcionados por la historia,
sobre el mismo tema —con un intento de armonizar la idea del la literatura y el arte; su enfrentamiento es prudente, pues en
progreso con la de tradición— y Jonathan Swift (1667-1745) una ningún caso niega, por ejemplo, la validez de las matemáticas;
divertida Batalla de los libros. Con todo ello, la opinión educada mas no les concede la centralidad que ocupaban en el esquema de
fue aceptando la idea del progreso, y la querella perdió sentido. Descartes. Las matemáticas son una construcción humana, y una
Además, ésta vinculó a fin de cuentas «tradición y progreso, eli- construcción de una sociedad y de una época determinadas. La
minando la tradición mágica, que quedó casi exclusivamente al idea de que las ciencias carecen de una objetividad o exteriori-
servicio de la Iglesia» y de algunos intereses del estado. 7 El fin de dad a la conciencia humana y que son —como dirían los antro-
pólogos sociales de hoy— meros productos culturales, fue expues-
6. Enrique Tierno, Tradición y modernismo. Madrid, 1962, p . 68. ta por Giambattista Vico en De antiquissima Itálianorum sapientia,
7. Ibid., p . 69.
296 RENACIMIENTO, REFORMA E ILUSTRACIÓN LA ILUSTRACIÓN 297

en 1710; sus estudios filosóficos y jurídicos le llevaron a generali- futuro del ser humano. Pero la superstición y la ignorancia hacían
zar sus conclusiones a todos los productos de la mente humana. estragos. Por eso la religión tenía una importancia capital e inter-
Croce ha expuesto cómo Vico estableció la dicotomía entre venía en todos los aspectos de la vida. La humanidad se expresaba
mundo de la naturaleza y mundo humano. 8 Merced a ella Vico artísticamente a través de la poesía, el medio mejor para exponer
atribuye a Dios y a su sabiduría la creación y conocimiento del sus mitos. Vino después la época heroica, que es la de la desigual-
mundo físico; el hombre tiene un conocimiento restringido de esa dad social. Ésta provino de que los jefes patriarcales de ciertos
zona de la realidad. No es así con el mundo propio, el hecho grupos se apoderaron de otros más primitivos y los sujetaron
por el hombre mismo. En éste existe una identidad entre el para explotarlos. El gobierno era aristocrático y en él co-
verum y el factum, entre lo verdadero y lo ejecutado por el hom- mienzan a brillar algunas virtudes humanas. Éstas se abren
bre; y esto último es precisamente la historia, el producto del camino abiertamente en el tercer período, el de los hombres. En
esfuerzo humano. No era posible que —en el seno de la época él reina la civilización, con el uso general de la escritura, de la
más cartesiana de cuantas ha habido— Vico alcanzara a conven- exposición clara y distinta de las ideas, de la dulcificación de las
cer en este terreno. Sin embargo, la presencia de su soberbia costumbres y relaciones interhumanas; el derecho natural se
labor deshace la vulgar versión de que la Ilustración era una vislumbra como superior al positivo; la religión pierde elementos
época de espíritu totalmente ahistórico o antihistórico. supersticiosos y la filosofía progresa, en parte en detrimento de
Su oposición al racionalismo cartesiano y su visión de las ins- la primera.
tituciones como producto de la evolución y del esfuerzo de la hu- Esta división tripartita de la historia corresponde en Vico a
manidad le llevan también a atacar la concepción tradicional del una también triple visión del hombre, y de todas sus creaciones;
derecho natural, como algo inmutable en todo ser humano, de hay tres tipos de costumbre, de religión, de lenguaje, de razón. En
cualquier era o lugar. Su Siencia Nueva ya empieza diciendo que el realidad, sólo el tercer tipo es verdaderamente humano. Por otra
derecho natural tuvo su origen en las costumbres de los pueblos. parte, Vico está muy consciente de que estos tipos no existen en
Éstos llegan lentamente a descubrir principios jurídicos cada vez estado puro, pues las supervivencias de edades anteriores lo impi-
más cercanos a los ideales del derecho natural; por otra parte, den. La naturaleza religiosa, la heroica y la humana pueden ha-
éste no puede identificarse —como hacían muchos autores de su llarse en proporciones diferentes en el hombre de hoy. Mas cada
época— con el originario de la humanidad; hacerlo es contar edad tiende a adquirir al final un carácter homogéneo, como parte
fábulas y no comprender el sentido ni la marcha de la historia.' de un designio providencial cuyas razones no explica Vico.12 El
Lo vero delle leggi no se desarrollará sino lenta y progresivamente hecho es que, aunque la edad humana no alcance rasgos de per-
a través de la marcha misma de la vida de las naciones. 10 Origi- fecta pureza, el refinamiento de sus costumbres puede minar su
nalmente los hombres primitivos vivían en un estado salvaje y estructura social. Así, si la sociedad llega a alcanzar un grado
selvático, incapaces de comprenderlo y de comprenderse a sí mis- de desarrollo jurídico tal que sus hombres sean iguales ante la
mos. En este momento Vico introduce una idea providencialista ley pero las desigualdades económicas sigan imperando, puede
—no hay que olvidar que era católico—, la de una forza superiore advenir una lucha civil de tales proporciones que —de no surgir
alia umana, que arrastra a los hombres a dominar sus instintos y un caudillo inteligente— se derrumbe todo el edificio. También
a comenzar a organizarse torpemente." puede ser que una nación refinada sea conquistada por los bárba-
ros, que se aprovechan de su falta de fortaleza «heroica». En tal
Así comienza la historia, que Vico divide en tres grandes eta- caso pueden producirse varios siglos de regresión —la Edad Me-
pas, coincidentes con formas diferentes de la conciencia de la dia— con una vuelta a la segunda época, y aun a la primera. An-
humanidad. Su primera época es la edad divina o de los dioses, dando el tiempo, las naciones que han sufrido una regresión de
la segunda es la heroica y la tercera la humana. La división es un esta suerte, vuelven a emprender el camino de la humanización, y
tanto homérica, cosa que reconoce el napolitano. Durante la edad comienza a producirse un nuevo ciclo histórico. La originalidad de
de los dioses el hombre fabrica sus mitos, dice Vico, al tiempo Vico no reside en su concepción cíclica de la historia —tan bien
que establece los lazos sociales que han de mantener para siem- expuesta ya por Polibio—, sino en su armonización de la misma
pre la urdimbre de la sociedad, a saber, las instituciones reli- con las nuevas ideas acerca del progreso. El ciclo primero es lla-
giosas, los ritos matrimoniales y las ceremonias fúnebres; las mado por Vico corso, y el segundo (o subsiguiente) ricorso; los
primeras explican el mundo, los segundos mantienen la existen- ricorsi no son absolutamente nuevos para la conciencia humana,
cia de la raza humana y los terceros responden a la esperanza de de modo que la humanidad sale de un eterno retorno histórico,
circular, y entra en una forma espiral de desarrollo. Gracias a ello,
8. Benedetto Croce, La filosofía di Gianbattista Vico (1. a ed., 1911), 5.» ed.,
Bari, 1953, pp. 5-35.
9. G. Vico, Diritto Universale, proloquium. 12. León Dujovne, La filosofía de la historia desde el Renacimiento hasta el
10. Mario Galizia, La teoría della sovranitá. Milán, 1951, p . 305.
siglo XVIII. Buenos Aires, 1959, pp. 103-105.
11. G. Vico, Scienza nuova, prima, Libro II, cap. VI.
LA ILUSTRACIÓN 299
298 RENACIMIENTO, REFORMA E ILUSTRACIÓN
15
cada ciclo es superior al anterior, y el progreso puede admitirse de ciencia». Y Pierre Bayle (1647-1706), verdadero inspirador del
una manera no lineal ni simplista, con la admisión de regresiones espíritu de la Ilustración, llevó la crítica del dogmatismo a extre-
y atrasos que no son efecto de altibajos irracionales, sino de la mos demoledores. Bayle estudió los mitos bíblicos como si fueran
evolución de la historia según sus leyes propias, y según Vico, los del paganismo grecorromano, propugnó la tolerancia política,
establecidas por Dios. La sociedad «aumenta perpetuamente en abogó por una religión natural o deísta, y estableció criterios de
riqueza y volumen», hasta en las épocas del reflujo. La barbarie imparcialidad y objetividad en la discusión de opiniones contra-
medieval, por ejemplo, llevaba en su seno el mensaje cristiano, rias. Bajo su égida puede decirse que comienza la expansión de
con lo cual era muy superior a la barbarie anterior, a la del mundo las actitudes que subyacen en la doctrina liberal, y el nombre de
clásico.13 Bayle va unido también al hecho de que las viejas instituciones
religiosas y políticas de Europa pasaran a una actitud defensiva,
Hay que insistir en que la filosofía de Vico es, en la Ilustra- por lo menos en el terreno de la polémica.
ción, algo verdaderamente anacrónico. Por ello, aunque por muy Frangois Marie Arouet (1694-1778), Voltaire, es el epítome del
diferentes razones, como la de Spinoza, su influjo fue nulo duran- librepensamiento y de la actitud de crítica general frente a la
te su propio tiempo. Su idea fundamental de que la clave para sociedad de la época. Voltaire representa la conjunción del carte-
entender la historia reside en el desarrollo de la mente humana sianismo con el movimiento empirista científico inglés, represen-
—o de la conciencia colectiva de los hombres— es una aportación tado sobre todo por Newton. Voltaire, que estuvo exiliado en
inestimable, que no podía ser comprendida en la época del empi- Inglaterra cuando ocurrió la muerte del físico, escribió influyen-
rismo y del racionalismo sensualista. Habían de pasar más de tes cartas sobre la dignidad de que gozaban en Inglaterra los
doscientos años para que Vico fuera realmente descubierto y hombres de ciencia y los intelectuales, así como sobre la impor-
comprendido. Y sin embargo, la meditación viquiana de la histo- tancia de los nuevos criterios de certeza que estaban ya afian-
ria se nos presenta como uno de los logros más acabados de su zados en el ambiente cultural de la isla. La anglofilia de Voltaire
época.14 se extendía a todos los terrenos. El político no era el menos
importante. Voltaire se encontró que la pasada Revolución pu-
§ 5. LIBREPENSAMIENTO Y CRÍTICA SOCIAL: VOLT AIRE.— Luis XIV, ritana había dado ya sus mejores frutos a fines del siglo xvn,
en la cumbre de su poder, revocó el Edicto de Nantes, que garan- una vez desaparecidas la dictadura militar de Cromwell y la
tizaba la libertad religiosa en Francia, el año de 1685. Con ello restauración monárquica subsiguiente. El influjo de sus Cartas
la monarquía conseguía enemistarse con sus vasallos más indus- inglesas, publicadas en 1734, fue muy grande y causaron su
triosos, los protestantes, así como con varias potencias europeas. impacto, por mucho que haya que reconocer que Voltaire no
Además, conseguía levantar un clamor en toda la nación pidiendo poseía un conocimiento realmente serio y profundo de la vida
libertad de cultos y hasta de pensamiento. Les soupirs de la política inglesa. Además, Voltaire no era en absoluto un re-
France esclave es un libro anónimo que expresa la insatisfacción volucionario —aunque sus ideas sí lo fueran— y su interés iba
de muchos franceses con el despotismo, no sólo en cuestiones dirigido hacia la tolerancia, el incremento de la ciencia, y la
religiosas, sino también en las financieras. El influjo de los suce- humanización de muchas instituciones, pero no hacia el igualita-
sos de Inglaterra tampoco dejó de sentirse, y Bossuet intentó rismo o hacia un sistema político verdaderamente parlamentario.
ahogarlo con su retórica tradicionalista, sin demasiado éxito. Su Y era este último precisamente el que triunfaba poco a poco en
contraataque ideológico carecía también de firmeza a causa de Inglaterra.
las querellas religiosas entre jesuítas y jansenistas. Mientras tanto,
los seguidores de la filosofía racionalista cartesiana se constituían En 1755 un terremoto destruía Lisboa y mataba a muchísimos
en grupos de opinión llamados libertinos (y en Inglaterra, donde millares de seres humanos. Ello provocó una gran discusión
se originaron, librepensadores). Éstos negaban que el entendi- acerca de los secretos designios de la divinidad; Voltaire apro-
miento humano tuviera que estar sujeto a autoridad alguna; en vechó la ocasión para demostrar la gran ignorancia del hombre
cuanto a la religión, afirmaban que era asunto de cada cual, y que acerca de la naturaleza, propugnar una moral estoica y fomentar
querer imponerla era fomentar la hipocresía en el pueblo. Ade- el estudio de los fenómenos observables, todo ello en una obra
más eran pacifistas y, en muchos casos, más entusiastas de la maestra de la sátira social, Candide, que emplea el género del
ciencia que científicos serios. Fueron ellos los que primero se libro de viajes; en él, Voltaire niega la posibilidad de toda gran
hicieron eco de la teoría del progreso. Fontenelle, su gran expo- teoría que explique el mundo, así como que pueda reformarse,
sitor, «suavemente los condujo de la fe en el Cristianismo al pues los hombres son incorregibles. Sin embargo, su escepticismo
escepticismo religioso, y de este último a una nueva fe en la no es absoluto; en otras obras Voltaire cree que pueden darse

13. B. Croce, op. cit., pp. 130 y sig. 15. Kingsley Martin, French Liberal Thought in the Eighteenth Century (1.* ed.,
14. Para una introducción breve y lúcida a Vico, J. Ferrater Mora, Cuatro 1929). Nueva York, 1962, p. 46.
Visiones de la Historia Universal. Buenos Aires, 1958, Cap. III.
300 RENACIMIENTO, REFORMA E ILUSTRACIÓN LA ILUSTRACIÓN 301

pasos hacia adelante que hagan más llevadera la vida. Así, en su su psicología, su ética y su política en la ciencia. Helvecio, here-
Ecrassez Vinfame, Voltaire proponía que la religión —fuente para dero de la psicología materialista de Condillac, suponía que el
él de fanatismo y crueldad— fuera extirpada de la sociedad. En hombre era u n ser puramente físico y que la memoria y el enten-
incontables escritos de proverbial mordacidad Voltaire atacó dimiento dependían enteramente de las sensaciones físicas, pasa-
cuantas costumbres e instituciones le parecieron injustas. Su das o presentes. El barón de Holbach aceptó estas ideas y ambos
obra puede no ser la más profunda de la filosofía ilustrada del insistieron en que el único motivo de la conducta humana es la
siglo x v m , pero su huella, su estilo y el alcance de su crítica no esperanza del bien y el temor del mal. Por lo tanto la sociedad
tienen parejas en la cultura de su tiempo. a la que hay que llegar debe estar organizada exclusivamente
para el bienestar y ser una sociedad rica y educada, exenta de
§ 6. Los ENCICLOPEDISTAS.— El espíritu sistemático y riguroso peligros y libre de supersticiones. No eran otras las aspiraciones
de los sabios y filósofos franceses del siglo x v m se plasmó en la doctrinales de los hombres de la Enciclopedia.
Enciclopedia. Su idea fue madurando a partir de algún antece- El utilitarismo de Helvecio y Holbach —autores que fundan
dente inglés y del Diccionario de Bayle. Sus promotores fueron esta doctrina— tiene, para ellos, consecuencias tan políticas como
Denis Diderot (1713-1784) y Jean Le Rond d'Alembert (1717-1783). pueda tenerlas morales. No hay que garantizar' los derechos huma-
La Enciclopedia comenzó a componerse en 1751 y tardó casi veinte nos sólo porque sean naturales, sino también porque son útiles y
años en aparecer; de ello tuvo no poca culpa la censura. Diderot conducen a la felicidad.18 La tolerancia religiosa, por ejemplo, es
fue hecho preso por su causa varias veces. Estos y otros datos necesaria, pues de no existir, su alternativa, la intolerancia, sola-
muestran el carácter revolucionario de la obra, a pesar de que mente hace desgraciados a los hombres que la sufren. Un sistema
su contenido social sea palmariamente muy pobre. Por otra parte, político que permita la libre discusión de las ideas permite asi-
los philosophes (como a sí mismos se llamaban) que la publica- mismo que vaya surgiendo la verdad, y la verdad no puede ir
ban estaban muy conscientes del alcance de la obra. Querían —por su propia naturaleza— en detrimento de nada, y sí en cam-
producir una revolución cultural, aunque no vieran que tal cosa bio es base de todo progreso. Estas ideas, llevadas a sus conclu-
no podía ocurrir sin un cambio paralelo en la estructura social. siones, nos darían una organización política liberal democrática,
Así, en lo político, la Enciclopedia no deja de ser una muestra de pero los enciclopedistas en general no llegaron a tanto. Sin em-
absolutismo ilustrado; los escritores de sus artículos políticos bargo, en el caso de Helvecio y Holbach podemos ver en qué
piden del sistema establecido —cuya legitimidad no discuten— forma va ligada su actitud utilitaria con lo que en el futuro sería
mejor educación para el pueblo, fomento de la riqueza nacional, llamado liberalismo. Holbach imaginó, con cautela, cuál sería el
etc. En el fondo, los philosophes proyectan su racionalismo al aspecto de la sociedad del porvenir, demócrata y utilitaria, y no
nivel del estado; su política consiste en poner la omnipotencia del anduvo muy errado describiéndola. Profetizó que la «armonía na-
estado en manos de la infalibilidad de la razón por ellos vene- tural» de la vida económica conduciría a la explotación de los tra-
rada.16 Esto es válido no solamente para los enciclopedistas, sino bajadores y que se produciría una revolución, cuya consecuencia
para todos los ilustrados de la Europa del momento. sería la aparición de gobiernos más humanos. Pero para los enci-
Entre los que colaboraron en la Enciclopedia descuella el barón clopedistas —y muy en especial para Turgot— la fuerza que iba
Paul de Holbach (1723-1789). A Holbach le parece que la forma de a transformar el mundo, y que lo estaba transformando rápida-
gobierno no es cuestión demasiado importante mientras predo- mente, era la educación. Su optimismo al respecto reconocía esca-
mine la razón y ella inspire las leyes. El problema del origen del sos límites. Todos los enciclopedistas creían que el hombre, si era
poder es secundario; lo que importa es que éste se aplique según puesto frente a la verdad clara y distinta, la abrazaría con firmeza
principios ilustrados y humanitarios. La Política natural de Hol- y la defendería con entusiasmo.
bach es una obra tan sistemática como realmente poco original.
Ello respondía auténticamente al estilo enciclopedista, cuyo fer- § 7 . LOS ORÍGENES DE LA ECONOMÍA POLÍTICA: LA FISIOCRACIA. — E l
vor racionalista no excluía cierto eclecticismo en las soluciones siglo x v m presencia la especialización de las diversas ramas del
adoptadas. conocimiento científico. Esto es mucho más notorio en las cien-
Holbach aceptaba el principio de «la mayor felicidad para la cias naturales que en las humanas, pero es entre estas últimas
mayoría de personas posible», expresado ya en la filosofía de también perceptible. Una de las primeras en adquirir un perfil
Claude Helvecio (1715-1771), criterio por el cual había que juzgar propio fue la economía política, por obra y gracia de un movi-
toda acción individual o gubernativa." Helvecio deseaba fundar miento intelectual francés, el de los fisiócratas. Antes que éste
surgiera, naturalmente, el terreno fue preparado por una serie de
16. Albert Sorel, VEurope et la Révolution frangaise. París, 1885, vol. I, escritores que fueron minando las diversas acepciones de la teo-
p. 107.
17. EHe Halévy, La formation du radicalisme philosophique, trad. inglesa,
18. K. Martin, op. cit., p . 184.
The Growth of Philosophic Radicalism. Londres, 1938, 3." parte.
302 RENACIMIENTO, REFORMA E ILUSTRACIÓN LA ILUSTRACIÓN 303

ría mercantilista, el cual no podemos considerar como origen contradicción en los términos y afirmado que el absolutismo no
estricto de la economía moderna, pues su preocupación es el podía tener visos de legalidad. Según los fisiócratas, el «despotis-
tráfico de riqueza y el control de la misma, pero no su creación. mo legal» responde a una sociedad que sigue las leyes inmutables
La revisión del mercantilismo comenzó con autores que aún de la naturaleza tal como las descubre la razón. Esas leyes fun-
se consideran pertenecientes a él, sobre todo, los que iniciaron, cionan en realidad por sí mismas, sin necesidad de intervención
como William Petty (1623-1687), la llamada «aritmética política», gubernamental, porque como decía un fisiócrata italiano, ü mondo
o estudio científico de la hacienda pública. Son ellos también va da sé, una idea destinada a alcanzar singular fortuna en el
los que, al iniciar la estadística, crean una herramienta decisiva pensamiento económico liberal. Las leyes morales —decía Ques-
para la futura existencia de una ciencia de la producción y el nay— deben seguir y adaptarse a las físicas para que se cree el
consumo de bienes. Otro factor favorable a ella fueron las doctri- orden más ventajoso para el género humano." Por ese camino
nas económicas de las cortes alemanas, que se engloban bajo el llegan los autores de la Fisiocracia a la conclusión de que existe
nombre de Cameralismo. Los cameralistas alemanes —sobre todo una sociedad natural, anterior a toda convención entre los hom-
los católicos, del Sur—, aunque aislacionistas en cuestiones econó- bres y fundada sobre su constitución física y psicológica; así lo
micas, dedicaron gran atención a los problemas de la riqueza na- afirma uno de ellos, Pierre Dupont de Nemours (1739-1817) en su
cional, y no sólo al estado del erario real. Se esforzaron también Origen y progreso de una nueva ciencia. La conclusión será que
en propagar la idea de que los impuestos excesivos sobre los el estado tiene que adaptarse en todo a la sociedad natural. El
humildes sólo van en detrimento general del conjunto del país, soberano tiene como fin supremo el promulgar las leyes de la
incluido su gobierno. Por fin, la figura del irlandés Richard Can- sociedad natural.
tillon (1680-1734) completa la preparación del nuevo clima de Ahora bien, los fisiócratas unen esta visión de la armonía de la
opinión. naturaleza con el gobierno a su doctrina de la riqueza. En 1758
A pesar de los elementos mercantilistas que contienen sus Quesnay publicó su Bosquejo del cuadro económico, con lo que
Ensayos sobre la naturaleza del comercio general —mantenimien- atrajo a un grupo de intelectuales y políticos que se cons-
to de la balanza comercial favorable, por ejemplo—, Cantillon tituyeron en escuela, cuyo nombre fue inventado por Dupont de
insiste en que la tierra es la verdadera fuente de la riqueza, o la Nemours y quiere decir «gobierno por la naturaleza». 20 Su doctri-
materia, mientras que el trabajo es la forma que la produce. Bajo na de la riqueza gira en torno a la idea central de que la renta
esta distinción de ecos aristotélicos Cantillon esconde la idea de la tierra es su única fuente verdadera. En su forma extrema, la
revolucionaria de que el dinero en sí no es riqueza, lo cual le Fisiocracia afirmaba que la industria, por ser la tierra el único
lleva a replantearse la cuestión del valor de los bienes. Para él factor productivo, era estéril. Esto es sin duda una justificación
hay dos géneros de valor, el intrínseco y el extrínseco. El primero ideológica de los terratenientes franceses, pero pone en circulación
es la cantidad de tierra y trabajo que entra en la producción de un la idea de que existen clases sociales productivas —las que traba-
objeto, mientras que el segundo es el relacionado con el dinero, jan la tierra— y clases sociales estériles, con lo cual se trazan
el que el mismo objeto obtiene en el mercado. El valor extrínseco las líneas de un esquema de las causas de los conflictos sociales
varía según las fluctuaciones de la demanda y la oferta. Según según las diferencias de clases, líneas que se ahogan en la doctri-
Cantillon sería conveniente que la moneda correspondiera intrín- na fisiocrática de la armonía general que reina en el seno del
secamente al valor de los objetos de comercio, para que reinara despotismo legal. Precisamente ese despotismo debe establecerse
cierta justicia económica. Por ello Cantillon se muestra partidario para frenar las ambiciones y las pasiones que surgen con la
de un banco central único, cosa que cree él controlaría el valor riqueza de unos y la pobreza de otros, una vez la población
del dinero, acercándolo al intrínseco, y evitando inflaciones. Fran- ha ocupado un territorio y comienza a explotar la tierra, cuyos
cia había experimentado un espectacular descalabro financiero frutos son desiguales, aunque son los únicos que a la postre
en 1725, a causa de las especulaciones de John Law (1671-1829), y cuentan.
los Ensayos de Cantillon, que aparecieron en 1755, responden a Una clase fundamental de la sociedad es la de los propietarios,
la naciente convicción de que el dinero y el metal precioso no desde el rey hasta los campesinos, poseedores de tierras; frente
son riqueza real. a ella distingue Quesnay la otra clase importante, la productiva,
Los fisiócratas, no sólo son herederos de estas doctrinas, sino que es la que cultiva la tierra y paga las rentas al propietario,
que son también los verdaderos teóricos del absolutismo ilustrado. una vez ha descontado la riqueza que precisa para mantenerse.
Sus representantes mejores, como Francis Quesnay (1694-1774),
insisten en que la autoridad sea única y soberana. Además, ponen 19. E. Gómez Arboleya, Historia de la estructura y del pensamiento social
en circulación la doctrina del "despotismo legal» —expresión Madrid, 1957, p . 417.
20. Para una presentación general de los fisiócratas, cf. Georges Weulersse,
que no les parece contradictoria—, que contrastan con el «despo- Le mouvement physiocratique en Trance, París, 1910, 2 vols.; y R. L. Meek, La
tismo arbitrario» tradicional. Ya Holbach había denunciado esta fisiocracia, Barcelona, Ariel, 1975.
304 RENACIMIENTO, REFORMA E ILUSTRACIÓN LA ILUSTRACIÓN 305

Queda la clase estéril, que es la compuesta por los demás miem- entregada, a cambio de que todos puedan vivir en segura tranqui-
bros de la sociedad. Con esta glorificación de la tierra el estado lidad. El derecho penal es una necesidad y su finalidad responde
«queda despotenciado a favor de la naturaleza» y de las leyes a la máxima de la mayor felicidad para el mayor número posible
de la sociedad natural. El estudio de esas leyes, que Quesnay de personas. De acuerdo con ella no hay que pensar en la gravedad
llamó sciencie économique, supone la aparición de una nueva de una transgresión, pues a veces se causa perjuicios grandes con
disciplina, la economía, que estudia la producción, la distribución intenciones menguadas. El criterio es el del daño infligido a la
y el consumo de los bienes de la tierra así como el trabajo que la sociedad, al bienestar de todos. Además, la pena no debe ser
tierra recibe.21 una venganza, sino una prevención necesaria que imposibilite al
reo la continuación de su conducta delictuosa. Beccaria, pues, hace
§ 8. JURISPRUDENCIA Y HUMANITARISMO EN LA ILUSTRACIÓN: BEC- un énfasis muy grande sobre la cuestión de la prevención, y aquí
CARIA. — Varias veces ha sido mencionada la actitud humanitaria está otra de sus aportaciones más novedosas. El poder legislativo
que inspiraba —junto a la científica— los afanes de los hombres tiene que tomar las medidas que sean menester para evitar el
de la Época de las Luces. El humanitarismo del XVIII es u n fenó- crimen y, entre ellas, la información pública de qué actos son
meno nuevo; tiene raíces indudables en la virtud cristiana de la delictuosos y qué penas corresponden a ellos. También conven-
caridad, pero obedece a una actitud filantrópica que sería ininteli- dría mejorar la sanidad y el orden público en ciertas zonas. Ade-
gible si no se tuviera en cuenta que responde a la fe en el progre- más, Beccaria desea la supresión del tormento y de la confesión
so, en la tolerancia y en la posibilidad de una moral laica e indi- secreta; éstos atenían contra la dignidad humana, y también la
vidualista. Gracias a ese humanitarismo, cuyos orígenes pueden mancilla todo mal trato que reciba el procesado antes de ser
ya verse en Juan Luis Vives, los ilustrados iniciaron un movimien- declarado culpable. Como parangón a estas ideas, Beccaria aboga
to general de reformas sociales encaminadas a reducir la dureza por una modernización de las penas: prolongación de las de pri-
con que el poder público trataba a los subditos procesados, a sión en sustitución de las de tortura corporal, y multiplicación
eliminar la tortura como medio de investigación criminal, los de las multas, que benefician la hacienda pública y no humillan al
tribunales inquisitoriales, etc. Al mismo tiempo, los ilustrados for- reo, al tiempo que le enseñan a enmendarse.
zaban a los estados a tomar medidas sanitarias de toda índole, Esta doctrina sencilla, cuyo triunfo total quisiéramos ver en
que redundaron en mayor bienestar y en un aumento sin prece- nuestro siglo, halló eco práctico en las reformas penales de varios
dentes de las poblaciones de nuestros países. Cesare Beccaria países, que reconocieron explícitamente su deuda con Cesare
(1738-1794) no es más que un ejemplo de autor humanitario de Beccaria, para quien Voltaire deseaba lá inmortalidad. Su influjo
los muchos que presenta el siglo XVIII; pero es tan representativo pasó al acervo jurídico revolucionario a fines del siglo XVIII, se
que vale la pena elegirlo como muestra del nuevo talante que plasmó en los códigos del siguiente, e inspira aún en gran medida
impera, a partir de la Ilustración, en la filosofía social europea. la penología contemporánea.
Su tratado Dei delitti e delle pene, publicado anónimamente
en 1764, tenía pocas páginas. Su enorme repercusión respondía
no sólo a su calidad, sino al hecho de haber sabido exponer unas
aspiraciones morales latentes en muchas mentes de la época. Ello
se debía a que el escritor italiano supo sintetizar el espíritu filan-
trópico que animaba a las varias escuelas reformistas, así como
la crítica contra la opresión arbitraria de los poderes eclesiásticos
y civiles que se percibía en las obras de Montesquieu y de Vol-
taire; a lo cual hay que añadir el utilitarismo moral que heredó
de la lectura de Helvecio, y sobre todo, su experiencia personal en
una prisión milanesa, uno de cuyos empleados era amigo suyo.
Allí pudo presenciar el bestial trato que se daba a los presos, cosa
que despertó en él una especie de indignación santa, cuya conse-
cuencia fue su breve y contundente tratado. 22
Según Beccaria, el príncipe puede castigar porque es el depo-
sitario de una parte reducida de la libertad de cada subdito, a él

21. E. G. Arboleya, op. cit., p . 423.


22. Datos sobre Beccaria y contenido de su obra: Cesare Beccaria, Scritti e
¡ettere inedite, Milán, 1910, passim.

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