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JOSE ORTEGA Y GASSET LA DESHUMANIZACION DEL ARTE CiENCIAS, ‘Y HUMANIDADES [Nom era doma Bera ese Marto, vs cones Parco XI IMPOPULARIDAD DEL ARTE NUEVO Enire las muchas ideas genales, aunque mal desarollada, el genial francés Guyau, hay que Conar su intento de estudiar elarte desde el punto de vista sociol6gico, Al pronto le ocuriie ‘uno pensar que pareja tema es esti. Tomar el arte por el ado de su efectos sociales se parece mucho a tomar el rébano por las hojaso a estudiar el hombre por su sombra. Los efectos so- clales dol are son, a primera vist, cosa tn extrinseca, tan re- ‘mota dela esenciaexética, que no se ve bien cémo, pariendo de ellos se puede penctrar en I intimidad de los estos. Gyan, ‘iertamente, no extrajo desu genial intento el mejor jugo. La ‘brevedad de su vida y aquella su trgica prisa hacia la muerte ‘mpidieron que serenise sus inspiracones, , dejando aun lado todo fo que es obvioy primerzo, pues insistr en lo mis sus- tancial y ecéndito. Puede decirse que desu libro arte desde el punto de vista socoldgico solo existe el ule; el resto esté ‘ain por ese. La fecundidad de una sociologfe del arie me fue revelada inesporadamente cuando, hace unos aos, se me ocuié un die ‘eseribir algo sobre Ia aueva 6poca musical que empieza con Debussy. Yo me proponia defini con la mayor elaridad posi- 1 Vea eMusic xpctdo Ml “ sot omen roasucr ble la diferencia de estilo enre la nueva msi nal El problema era rigurosamenteestético, y, sin embarzo, me enconteé con que el camino mas corto hacia parade un fen6meno sociologico: la impopularidad de la nueva mésics Hoy quisiera hablar més en general y referirme a todas las aries que an tienen en Europe alg viger, por tanto, junto a la misica nueva, la noeva pintura, la nueva poesf, ei nuevo. teatro. Es, en verdad, sorprendente y misteriosa la compacta ‘soldaridad consigo misma que cada época histérca mantiene cen todas sus manifestaciones. Una inspracisn idéntica, un mismo estilo biolégico pulsa en las artes més diversas. Sin darse de ello cuenta, el miso joven aspiraa realizar con so- nidos exactamente los mismos valores estéticos que e pntor, poeta y el dramaturgo, sus contemporéneos. Y esta identi- ‘dad de sentido artstico habia de rendir, por fuerza idéntica consecuencia sociologia. En eect, a la impopularidad de la fnueva misica responde una impopslaridad de igual catizen las demés muss. Todo el arte joven es impopula, y no por caso y accident, sino en virtad de su destino esenca ‘Se dir que tdo estilo reciénllegado sufre una etapa de la- zateto y se recordar Ia batalla de Hernani y los demas com- bates acabcidos en el advenimiento del romantcismo. Sin em bargo, la impopularidad del arte nuevo es de muy distinta fisonoma. Conviene distinguir entre Io que no es popular y 1o {que es impopaler. El estilo que innova tarda algun tiempo en ‘conguistar la popularidad; no es popular peo tampoco impo- pula. El ejemplo dela imupeién romantica que suele aducirse fue, como fendmeno sociolégico, pesfectamenteinvers0 del {qué ahora offece el arte. El romanticismo conquist6 muy pronto al «pueblos, para el cual el viejo arte clisico no habia ido nunca cosa entrafale. El enemigo con quien el romant- ‘cismo tuvo que pelear fue precisamente una minora selecta ‘que se haba quedado anguilosada en las formas arescas del ‘antiguo régimens poétio. Las obras roménticas son las pri tmeras —desde la invencién dela imprenta— que han gozado dd grandes tiradas. El zomanicismo ha sido por exestencia el estilo popular. Primogénito de la democraca, Fue tatado con ‘21 mayor mimo por la mast. En cambio, el arte nvevo tiene a la masa en contra suya y a tendié siempre. Es impopular poresencia; més ain, es antipo- plar, Una obra cualquiera por engendrada produce en el Dblico autométicamente un eurioso efecto sociol6gico. Lo divide en dos poreiones: una, minima, formada por reducido -nimero de personas que le son favorabls; otra, mayoritaria, innumerable, que lees host. (Dejemos a un lado la fauna cequivoca de los snobs). Acta, pes, la obra de arte como un poder socal que crea dos grupos antagénicos, ue separa ys2- Jecciona en el montén informe de Ia muchedumbre des estas diferentes de hombres. {{Cual sel principio diferenciador de estas dos castas? Toda ‘obra de ate suscitadivergencias: © unos les gusta, a otros n0; ‘unos les gusta menos, a otros més. Esta disociacién no ene caricter orgnico, no obedece aun principio. El azar de nes tra indole individual nos colocaré entre los unos y entre fos ‘otros. Peo en el caso de ate nuevo la disyuncin se produce nun plano més profundo de aquel en que se mueven ls va- riedades del gusto individual. No se trata de que ala mayoria el plico no Le guste la obra joven y ala minora sk. La que sucede es que la mayoria, la masa, no la entiende. Las viejas ‘coletas que asstian a las repesentaciones de Hernan enten- ‘dian muy bien el drama de Victor Hugo y precisamente por {que lo entendian no les gustaba. icles a determinada sensibi- lidad estética, sentian repugnancia por los nuevos valores ansticas que el roméntco les proponia, ‘A:mijucio, lo caracterfstico del arte nuevo, adesde el panto {e vista sociolégico», es que divide al ptblico en estas dos clases de hombres: os que lo entienden y os qe no lo entien- en. Bso implica que los unos poscen un 6rgano de compren- sin negado, por tanto, a los tr; que son das variedades dis: tintas de la especie humana, El arte nuovo, por lo vist, no es para todo el mundo, como el roméntico, sino que va desde Juego dirigido a una minorfa especialmente dotada. De agut la

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