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DIAGNÓSTICO DE LA REALIDAD EDUCATIVA EN EL PAÍS

I. Nivel inicial

La educación inicial es uno de los niveles formativos de la Educación Básica Regular que más ha avanzado en los
últimos tiempos en nuestro país. Ha aumentado su cobertura a casi el 83% y la colectividad aprecia y valora su
importancia. No obstante, falta mucho para alcanzar resultados óptimos. Es necesario convertir al 2021 la mayor
cantidad de programas no escolarizados (PRONOEI) en centros de educación inicial con docentes especializadas, con
espacios pedagógicos apropiados y con disponibilidad de materiales educativos; universalizar la matrícula de 3 a 5
años con énfasis en los ámbitos rurales; avanzar en la atención educativa integral a la primera infancia de 0 a 2 años;
y potenciar la formación profesional inicial y en servicio de las docentes con reconocimiento efectivo de sus méritos
(Diario Correo, 10 mayo 2007)

La atención directa e indirecta a los niños de 0 a 3 años, es decir, en las edades de mayor despliegue y florecimiento
de las diversas potencialidades del ser humano, es insuficiente a nivel del sistema estatal.

Los programas vigentes, sobre todo los que atienden a pequeños de 4 y 5 años en las zonas más pobres bajo
modalidades no escolarizadas, pese al importante nivel de cobertura que representan, tienen escaso control sobre
los resultados y ofrecen un servicio muy precario, generalmente restringido a actividades monótonas en espacios
cerrados. El modelo que sustenta la actual oferta educativa estatal no resulta funcional para atender y optimizar las
diversas posibilidades, intereses y habilidades que exhiben los usuarios desde las edades más tempranas.

El modelo que sustenta la actual oferta educativa estatal no resulta funcional para atender y optimizar las diversas
posibilidades, intereses y habilidades que exhiben los usuarios desde las edades más tempranas.

Los niños menores de 6 años de las zonas más alejadas del país, además continúan mostrando déficit en cuanto a
nutrición y salud que dificultan sus posibilidades para un desarrollo sano y la óptima expansión de sus capacidades.

II. Nivel primaria

La escuela primaria a pesar que tiene una cobertura muy amplia en el país y que ha experimentado un proceso de
innovación pedagógica en los últimos años, continúa exhibiendo algunos de los viejos defectos de un sistema
educativo que subestima y controla a los niños y adolescentes, y en el cual los maestros tienen vocación por la
enseñanza rígida, uniforme, memorista y frontal.

Por otro lado, un porcentaje muy alto de alumnos de primaria rural recibe un pésimo servicio educativo. Como
consecuencia de ello arrastran deficiencias graves en su capacidad básica de lectura, escritura y cálculo sin que el
sistema reaccione con rapidez y efectividad, careciendo además de pocas posibilidades de acceder a la educación
secundaria, o accediendo a ella van con serios desniveles respecto de aquellos alumnos de zonas urbanas.

En este contexto los responsables de las UGELES burocratizados y sumidos a una tarea eminentemente administrativa
y no técnica- pierden su real sentido de estimular los esfuerzos de cambio de numerosos docentes, directores y
escuelas que desean innovarse. Estos, por el contrario se han visto entorpecidos, menospreciados o abandonados a
su suerte, pues no cuentan con los recursos mínimos para una real tarea educativa en este nivel. Son insuficientes los
propósitos de capacitación a maestros. Falta mucho por hacer. Una muestra palpable de la tarea compleja que nos
espera, está en la última evaluación de lectura ECE - 2016 hecha a niños de segundo grado que nos muestra que el
47,3% se encuentra en el nivel proceso respecto a la lectura y el 46,4% en nivel satisfactorio observándose una
disminución respecto al 2015.

III. Nivel secundaria

De acuerdo al diario Gestión (2017) la Evaluación Censal de Estudiantes del 2015, sólo el 15% de los estudiantes de
secundaria comprende lo que lee y el 9% resuelve problemas de matemática; por tanto, sólo el 30% de estos jóvenes
optarán por continuar estudios superiores y el resto enfrentará los desafíos de la vida laboral solo con estudios
secundarios.

Los jóvenes que cursan secundaria representan el 11% de los ciudadanos del país, siendo un grupo que muestra los
más bajos resultados educativos en las escuelas y requiere de un esfuerzo por parte de las autoridades para construir
la propia identidad del estudiante y que cuente con las competencias mínimas para definir su futuro.
La educación secundaria trasluce nítidamente las limitaciones del sistema. Si se observa el destino de la mayoría de
los jóvenes egresados de la secundaria, se notará que el porcentaje más alto pasa directamente al mercado de
trabajo, sin que sus años de escolaridad, aún los ofrecidos por la variante técnica, los haya podido capacitar para
desempeñarse adecuadamente.

Tampoco es mejor el destino de los egresados si eventualmente buscan acceder a una carrera técnica o a la
universidad. En este último caso, el fracaso de la formación que les brinda la educación secundaria se pone de
manifiesto porque la inmensa mayoría debe acudir a academias, para prepararse a fin de aprobar las pruebas de
ingreso a la universidad.

En general la educación secundaria- al igual que la primaria- se mantiene firme en la enseñanza repetitiva,
memorística y frontal. Asimismo, se muestra restrictiva, impersonal y punitiva, disociada de las necesidades
esenciales del desarrollo social y emocional de los jóvenes próximos a ejercer plenamente la ciudadanía

IV. Educación superior

En el Perú en la actualidad hay un gran número de universidades de las cuales unas pocas son de gestión pública. Sin
embargo un gran número de estas no cuenta con los estándares mínimos de calidad que las acrediten como centros
de formación profesional serios. Si se las evalúa como centros de producción de nuevos conocimientos y de
investigación, función de enorme importancia para un país que busca erradicar la pobreza, el panorama resulta aún
más deprimente.

Esta es una realidad que los peruanos tenemos que aprender a enfrentar, pues persiste entre nosotros una ilusión
por el diploma universitario que prescinde de cualquier juicio crítico sobre su calidad.

La universidad peruana salvo pocas excepciones, no responde a las demandas y necesidades de una sociedad que
busca el cambio. Por el contrario, persisten grandes desigualdades en el acceso a la información y a las capacidades
para su utilización creativa. Pero incluso, tal como está configurada hoy, no constituye un aporte significativo a ningún
esfuerzo vigoroso y sostenido de promoción del desarrollo.

Dentro de este panorama y para afrontarlo con conocimiento científico la problemática educativa presente es que la
Psicología Educativa brindará a la luz de este documento y conectados con el curso, una serie de alcances que
coadyuven a una Educación de calidad, más humanizante y que aporte a mejorar nuestro país

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