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Carlos Alfieri
Conversaciones

Entrevistas con César Aira, Guillermo Cabrera


Infante, Roger Chartier, Antonio Muñoz Molina,
Ricardo Piglia y Fernando Savater

difusión
Índice

Primera edición, 2008


 Introducción
© Katz Editores
Charlone 216
C1427BXF-Buenos Aires
 César Aira, Un repaso a la literatura argentina
Fernán González, 59 Bajo A  Ricardo Piglia, “La lectura de los escritores
28009 Madrid es siempre una toma de posición”
www.katzeditores.com
 Antonio Muñoz Molina, “Aprendí la ironía
ISBN Argentina: 978-987-1283-85-9 en Borges y Bioy Casares”
ISBN España: 978-84-96859-42-5  Fernando Savater, “Soy un pesimista
1. Entrevistas 2. Estudios Literarios. I. Título que actúa”
CDD 801.95  Guillermo Cabrera Infante, El regocijo
El contenido intelectual de esta obra se encuentra
de la palabra
protegido por diversas leyes y tratados internacionales
que prohíben la reproducción íntegra o extractada, Epílogo
realizada por cualquier procedimiento, que no cuente
con la autorización expresa del editor.  Roger Chartier, La historia como escritura,
la escritura como historia
Diseño de colección: tholön kunst

Impreso en España por Romanyà Valls S.A.  Fuentes


08786 Capellades
Depósito legal: B-43.526-2008
Para Pablo, mi hijo
Introducción

Las conversaciones reunidas en este libro tuvieron lugar


en España entre  y  y formaron parte de un
nutrido ciclo de diálogos con escritores, filósofos, his-
toriadores, sociólogos, politicólogos y científicos, ori-
ginalmente publicados, en su versión más o menos
completa, en Revista de Occidente, Cuadernos Hispa-
noamericanos y Claves de Razón Práctica, y, en diver-
sos formatos reducidos, en otros medios de Europa y
América.
Prefiero denominarlas conversaciones, más que
entrevistas, por su tono calmo, carente del apremio que
imponen a menudo los estrictos límites del tiempo
concedido por el entrevistado; por la intención de abor-
dar con la mayor extensión y profundidad posibles los
temas tratados; por la voluntad de transitar con liber-
tad por territorios no delimitados de antemano y de
trascender las cuestiones más subordinadas a la actua-
lidad periodística. Pero también, porque rehúyen ape-
lar a algunos recursos que caracterizan una forma gene-
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ralizada de practicar la entrevista: el excesivo prota- A pesar de su índole autónoma, en ocasiones se gene-
gonismo del entrevistador, el diálogo concebido como ran remisiones directas de una entrevista a otras. Me
un combate con el entrevistado, el chisporroteo inge- gusta pensar que estas conversaciones, además, ope-
nioso y superficial, la réplica efectista. Habría que agre- ran como puertas de entrada placenteras a algunas par-
gar que no pocas veces estos estilemas están acompa- celas del saber contemporáneo.
ñados por una insolente ignorancia acerca de lo que se Los textos que integran este libro han experimen-
está hablando. tado algunas pequeñas modificaciones con respecto a
He procurado obrar como un disparador, como un su primera publicación. En ciertos casos se trata de la
estimulador del discurso del entrevistado y como un in- introducción de alguna precisión o de la corrección de
termediario entre éste y el lector. Para suscitar este tipo errores que se habían deslizado; en otros, son eventua-
de vínculo es preciso desarrollar algún grado de empa- les ampliaciones de algún tema extraídas de la ver-
tía con el interlocutor, que, por supuesto, no significa sión completa grabada de la conversación. De todos
necesariamente acuerdo con sus opiniones. Entiendo modos, se trata de variaciones módicas. Las presenta-
que el entrevistador debe propiciar el despliegue ade- ciones de los entrevistados corresponden siempre a la
cuado de la exposición del entrevistado, puesto que ella época en que tuvo lugar el diálogo.
dirá por sí misma todo lo que tiene que decir; de alguna Quisiera manifestar, por último, mi reconocimiento
manera, más que retratar debe inducir al autorretrato, a la enorme generosidad con que mis interlocutores se
aunque se trate de un autorretrato intelectual. prestaron a la conversación.
La literatura y sus adyacencias es el núcleo temáti-
co de las conversaciones aquí agrupadas. Se reflexiona Carlos Alfieri
en ellas sobre la creación literaria y los vasos comuni-
cantes que tiende con la crítica, el cine, la historia, la
filosofía, la política. Ricardo Piglia, César Aira, Gui-
llermo Cabrera Infante y Antonio Muñoz Molina lo
hacen desde el interior de la literatura; Fernando Sava-
ter y Roger Chartier parten desde el centro de sus dis-
ciplinas para, en un momento dado, aproximarse a ella.
César Aira
Un repaso a la literatura
argentina

Si se intenta indagar en la literatura argentina del


último cuarto de siglo resultará inevitable el encuen-
tro con César Aira, como fatal será el reconocimiento
de su genuina originalidad. Poseedor de una imagi-
nación delirante, inventor de artefactos literarios capa-
ces de engendrar una infinita extrañeza, desestructu-
rador de todos los modelos y de todas las certezas
narrativas, Aira se especializa en mezclar los más disí-
miles materiales estéticos, en entrecruzar los más ines-
perados planos de significación sin entregarse nunca
al goce instantáneo del pastiche. Por el contrario, sus
obras discurren por los caminos más libres, toman los
atajos más disparatados, parecen derrumbarse en el
momento en que reanudan más decididamente su
marcha, pero siempre se intuyen conducidas por una
especie de canon secreto que las mantiene en el foco
de una luminosa inteligencia.
Aira es un escritor de prodigiosa fecundidad. Sus
libros, en los que el juego está siempre presente –tal
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vez en este rasgo radique la zona más vulnerable de tores y donde la editorial Mondadori está publicando
su literatura–, irradian una felicidad contagiosa, la ale- casi toda su obra.
gría que surge de una creatividad desbocada que empa-
renta a su autor con las primeras vanguardias artísti- La prolija destrucción de lo verosímil, por ejemplo del len-
cas del siglo  y su búsqueda de una energía vital guaje, es uno de sus métodos para desintegrar toda som-
primigenia dedicada sin tregua a reinventar la reali- bra de realismo. Tomemos por caso su libro El bautismo:
dad. Aunque irreverente e implacable en sus prefe- uno de los personajes, el vasco Mariezcurrena, a quien
rencias y odios literarios, éstos no surgen de la arbitra- define como un chacarero bruto, dialoga con el cura acerca
riedad; como todas las opiniones, las suyas son de la naturaleza del viento con la actitud intelectual y el
refutables, pero no se puede dejar de admitir que en vocabulario de un epistemólogo. Y qué decir de la mujer
general no brotan de filias y fobias caprichosas sino del del vasco, que narra el episodio de la oca y la gallina, con-
estudio penetrante de los textos, lo que se puede admi- vertida en una fantasmal bola blanca arrojadiza por la
rar, por ejemplo, en su ensayo Alejandra Pizarnik (). acción del temporal, con la sabiduría de un escritor ave-
Enumerar la lista completa de las novelas publica- zado. ¿Reconoce esta manera de disolver la verosimilitud,
das por este escritor nacido en  en el pueblo de en este caso a través de la incongruencia entre discurso y
Coronel Pringles, en el suroeste de la provincia de Bue- hablante, como uno de sus ingredientes humorísticos pre-
nos Aires, sería fatigoso. Tal vez baste con mencionar feridos? ¿Es además un testimonio de su inclinación por
algunas: Ema, la cautiva (), La luz argentina (), la creación de voces y no de personajes?
Una novela china (), El bautismo (), La liebre
(), La guerra de los gimnasios (), Cómo me hice Nunca me gustó eso de hacer hablar como brutos a los
monja (), El infinito (), La trompeta de mim- brutos… He escrito novelas de ambiente de indios, por
bre (), Las curas milagrosas del doctor Aria (), ejemplo, y algunos me reprochan:“Pero tus indios filo-
La mendiga (), El congreso de literatura (), Cum- sofan, parecen Bergson”. Bien, no importa. En el fondo
pleaños (), Las noches de Flores (). Entre sus todo son convenciones literarias. También lo es hacer
ensayos, además del antes señalado, puede nombrarse hablar entre balbuceos a un analfabeto. Así que con-
Copi (). La siguiente conversación tuvo lugar en vención por convención, prefiero la más divertida, la
España, donde comienza a crecer el círculo de sus lec- más articulada, la que me da más posibilidades de crear

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